TIPOS DE TEXTOS TEXTO NARRATIVO Nico, Nardi y el Mutana se quedaron en su escondite, en tanto que Pipo se acercaba sigilosamente hasta la furgoneta. Tras rodearla, miró por la ventana que daba al muro y comprobó lo que ya suponía. El coche no tenía alarma y, si disponía de ella, la extraña pareja no la había conectado. No se veía, en la oscuridad de la cabina interior, ninguna luz roja ni fija ni intermitente. Pipo Luque sacó de su bolsillo una navajita suiza multiusos que llevaba siempre consigo, la abrió por la parte de la tijerilla e introdujo una de las puntas en la cerradura. Al mismo tiempo con el codo, dio un golpe seco unos centímetros por debajo de la manija situada justo encima de la ranura en la que estaba hurgando. Estaba chupado: ésa era su especialidad. «Zas». Apenas un chasquido seco. El fechillo del seguro saltó inmediatamente hacia arriba. Con muchísima cautela y muy despacio, Pipo Luque abrió lo suficiente la puerta como para introducirse con una leve contorsión, en el interior del vehículo... José H. Chela, Pipo Luque y el inspector Chinea. Editorial Santillana (Alfaguara) TEXTO DESCRIPTIVO La cabaña contenía catorce camas individuales de estructura metálica sencilla, cada una con un colchón fino. El interior de la cabaña estaba sin rematar, con tablas de pino mal unidas. Bridget salió al pequeño porche delante de la cabaña. Si el interior era lo normal para tratarse de un campamento, el exterior era mágico. El campamento estaba frente a una amplia cala de arena blanca con palmeras. La bahía era de un azul tan perfecto, que parecía que la hubieran retocado para un folleto turístico. Al otro lado de la bahía se elevaban protectoras montañas, unas tras otras, a lo largo de la península de Concepción. Detrás del campamento se levantaban colinas más bajas y escarpadas. Milagrosamente, alguien había logrado hacer un hueco para dos preciosos campos de fútbol de tamaño reglamentario, regados hasta obtener un uniforme y vivo color verde, entre la playa y las áridas colinas. Ann Brashares, Verano en vaqueros, SM TEXTO DIALOGADO DON ROSARIO. Pase usted, don Dionisio. Aquí, en esta habitación, le hemos puesto el equipaje. DIONISIO. Pues es una habitación muy mona, don Rosario. DON ROSARIO. Es la mejor habitación, don Dionisio. Y la más sana. El balcón da al mar. Y la vista es hermosa. (Yendo hacia el balcón.) Acérquese. Ahora no se ve bien porque es de noche. Pero, sin embargo, mire usted allí las lucecitas de las farolas del puerto. Hace un efecto muy lindo. Todo el mundo lo dice. ¿Las ve usted? DIONISIO. No. No veo nada. DON ROSARIO. Parece usted tonto, don Dionisio. 1 TIPOS DE TEXTOS TEXTO EXPOSITIVO Toda lengua tiene su origen en la evolución de otra lengua. El castellano o español pertenece a las lenguas romances o románicas porque su base principal es el latín, pero la lengua común que hablamos hoy en España es resultado de una larga historia que ha ido dejando sus huellas, sobre todo en el léxico. Antes de que los romanos llegaran a nuestras costas en el 218 a.C. y nos trajeran su lengua y su cultura, en lo que hoy es la Península Ibérica se asentaron durante siglos muchos pueblos de diversa procedencia y con lenguas también distintas: vascones, íberos, celtas, tartessos, fenicios, griegos, cartagineses... Los llamamos “pueblos prerromanos” dejaron un doble legado: algunas palabras del castellano de origen desconocido, y el vasco o euskera, lengua prerromana que pervive en la actualidad y algunas de cuyas palabras se han incorporado al castellano a lo largo del tiempo. Estos vocablos reciben el nombre de vasquismos (Ejs. zurdo, pizarra, izquierda, legaña, etc.). TEXTO ARGUMENTATIVO Velocidad y accidentes A. Fernández Laborda (Barcelona) Antes había siempre coches aparcados encima de la acera de mi calle, lo que significaba un problema para los viandantes. A pesar de las multas y de la presencia de la grúa, la situación persistía. Ahora esto ya no pasa; el Ayuntamiento ha puesto unos pilones que impiden que un coche pueda subirse. No hace falta multar a nadie y yo camino por la acera, como debe ser. El exceso de velocidad en las carreteras es uno de los principales factores que provocan los accidentes. Colocan radares fijos y móviles, se imponen multas, se quitan puntos del carnet, se hacen campañas, se envían conductores a prisión, pero el problema persiste. Los accidentes se traducen, además, en miles de muertos y miles de personas que vivirán sobre una silla de ruedas el resto de sus días. Una solución que podría mitigar este proceso consistiría en no permitir la fabricación de vehículos que puedan alcanzar velocidades superiores a 120 o 130 kilómetros por hora. Sólo falta que Gobiernos y fabricantes de automóviles den preferencia a la vida de los ciudadanos sobre otros intereses más o menos legítimos. ¿Sucederá? Diario EL PAÍS (13/04/2007) 2