JUAREZ, EDUCADOR, HUMANISTA Y LIBERAL Jesús Castañeda Arratia. Cronista de la Facultad de Arquitectura y Diseño UAEM. El objeto de este trabajo es recordar, al Lic.’. Benito Pablo Juárez García, sus trabajos y sus días como protagonista de la gran década nacional en que fueron forjados los principios que aun hoy nos sustentan como nación. Se trata de recordar y conmemorar a Juárez en su herencia viva, en su persona ejemplar y resuelta, en el espíritu de nacionalidad que supo crear en un pueblo desgarrado por la discordia, las guerras intestinas y las intervenciones extranjeras. Juárez es un hombre de historia, sus actos sintetizan la profunda relación entre un hombre de estado y el país al cual dotó de coherencia, solidez e institucionalidad. El México moderno, constitucional, laico, construido sobre códigos y leyes, es, en buena medida, obra de Juárez y sus brillantes y resueltos colaboradores. Juárez pertenece a la categoría de los héroes éticos, que con el tiempo forman la parte más sólida de la moral de un pueblo. Así lo vemos en las diversas etapas de su biografía: niño vencedor de la ignorancia sojuzgadora, joven abogado que lucha por la reivindicación social, gobernante defensor de la soberanía; estadista promotor de una sociedad civil avanzada. Dejando a un lado la pueril leyenda del “pobre pastorcito”, no podemos dejar de señalar que la orfandad, vivida en un pueblo, de suyo discriminatorio para con los que consideraba inferiores por su origen, economía, o color, debió marcarlo, no podemos ignorar que debió enfrentar la adversidad, que en nuestra sociedad parece ensañarse, aun hoy, en aquellos que aparentemente son menores, por no poseer bienes de consumo o apellidos linajudos o por encontrarse solos y desamparados, dentro de una sociedad que, considera a los pobres como delincuentes de facto y por tanto hay que rehuirlos y condenarlos de antemano al olvido, la ignorancia y la exclusión. Llegose, según sus biógrafos, a la ciudad de Oaxaca en las más adversas situaciones, y fue quizá esto lo que más tarde le sirvió de acicate para legarnos, a los mexicanos, un cúmulo de leyes que favorecen, por igual a ricos y pobres, a indios y blancos, nos dio un país de oportunidades que benefician a todos por igual, pero en manos humanas, proclives al error. Transitó por el camino del asilo, fue acogido por manos amorosas, no solamente las de su hermana, sino también de las nobles manos de aquellos a quienes esta servia. Ya aquí nos da la primera lección, la del amor fraterno tan común entre los pobres de nuestra nación, el amor y respeto que le unía a su hermana, habla de la grandeza de un espíritu, que ya en la infancia se manifestaba solidamente apegado a la institución familiar. De la infancia, sumida en el analfabetismo, pasó al momento en el que empezó a cosechar logros, en agosto de 1828, por voluntad propia, Juárez ingresa al Instituto de Ciencias y Artes – Fundado el 8 de enero de 1827 en aplicación a la Ley de Instrucción Pública de 1825 -, para estudiar jurisprudencia. Al respecto dice en: “Apuntes para mis hijos”: “Todos allí eran liberales, y le llamaban Casa de prostitución y a los alumnos y catedráticos herejes y libertinos”. En septiembre de 1852, es nombrado Director y catedrático de Derecho Civil en el Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca. Sus detractores, ignorantes y safios sin duda, le acusan de haberse liado en un concubinato y de haber engendrado hijos ilegítimos, digo ignorantes, pues no es posible acusarle, sin situarse en el contexto de una sociedad que solamente consideraba sagrado aquello, que mediante un buen pago, hubiese consagrado la iglesia católica. Si, esa misma iglesia, que ahora disfraza de justicia la ridícula amonestación a un cura, el alto prelado Marcial Maciel, quien cometió el más abominable de los actos en contra de niños y adolescentes, a los que engañaba diciendo tener permiso del papa para cometer sus abominaciones, para, posteriormente a estos asquerosos sucesos, obligarles a confesarse con él mismo, dándoles “bondadosamente” la absolución; logrando con esto, que el resto de su vida viviesen condenados al sentimiento de culpa y a la anormalidad en muchos de los casos. Para demostrar que Juárez, eran un ferviente masón y un hombre de familia, el 31 de julio de 1843, contrae matrimonio con Margarita Maza. Fundando una de las familias más sólidas de que se tenga noticia entre los mandatarios de la nación. Nunca olvidaría que en sus sucesivos juramentos ante el ara de su logia masónica juro respeto y apoyo a su familia. En su afán por la familia mexicana, el 23 de julio de 1859, por decreto presidencial, establece el registro civil para los actos de nacimiento, matrimonio y defunción. Al nacer su hija Jerónima Francisca y, acatando la reciente ley del Registro Civil, la inscribe en la primera acta de Veracruz. Algunos de sus biógrafos más destacados apuntan, respecto a su trayectoria, datos de hechos relevantes que acontecían en nuestro país, paralelamente a la vida del héroe y que sin duda tuvieron destacada influencia en su desarrollo personal, como por ejemplo: En 1821, el 18 de octubre, Juárez ingresa al Seminario de la Ciudad de Oaxaca, y en agosto de 1823, termina brillantemente sus estudios en el mismo. No podemos dejar de anotar que durante el Virreinato y aun en los primeros años del México independiente la educación era parroquial o religiosa y que la Constitución de 1824, en su Artículo II, reconocía que la religión oficial era la Católica, Apostólica y Romana. Y la Universidad Real y Pontificia de México, fundada en 1551, fue rebasada por los Institutos Liberales de Oaxaca, Toluca Y el de San Nicolás de Hidalgo. Al respecto, y en la época a la que aludo, Juárez anotaba “Desearía que el protestantismo se mexicanizara, conquistando a los indios; estos necesitan una religión que les obligue a leer y no les obligue a gastar sus ahorros en cirios para los santos”. Sic. Evolución Política del Pueblo Mexicano, pag. 23. En 1827, el 8 de Enero, Se funda el Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca. Y, el 4 de Septiembre, del mismo año, se funda el Instituto Científico y Literario de Toluca. Unos de los primeros directores del Instituto Científico Y Literario de Toluca, fueron Don José María González Arratia y José María Heredia y Heredia, ambos masones, el primero yorkino, quien fuera Venerable Maestro de una Logia de la Ciudad de Toluca. José María Heredia y Heredia, era de origen cubano, tal vez por esto el escudo de la Hoy Universidad Autónoma del Estado de México, tiene su antecedente en los escudos de las logias cubanas. En agosto de 1828, por voluntad propia, ingresa al Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca, de profunda vocación liberal. En aplicación a la Ley de Institución Pública de 1825, para estudiar Jurisprudencia. Posteriormente es designado para impartir la cátedra de física, en esa misma institución, a la que después habría de dirigir. El 1 de Julio de 1830, concluye sus estudios de jurisprudencia. El 13 de Febrero de 1831, por elección popular, Juárez es nombrado Regidor de la Ciudad de Oaxaca. El 15 de Enero de 1847, es iniciado Aprendiz de Masón, en la Logia “Independencia” No. 2, del Rito Nacional Mexicano, que estaba domiciliada en el local que, ocupó el Senado, en Palacio Nacional. En ceremonia a la que asistieron entre otros Crecencio E. Rejón, Valentín Gómez Farias, Pedro Zubieta y Pedro Lemus. En 1847, se reestablece, en Morelia, el Colegio de San Nicolás de Hidalgo, gracias a los trámites de Don Melchor Ocampo, quien fuera Diputado, Senador y tres veces Gobernador de Michoacán. El 23 de Noviembre de 1847, Juárez es nombrado Gobernador Interino de Oaxaca, cargo que ostentara hasta el 12 de Agosto de 1848, fecha en la que es electo, sin oposición para el mismo cargo El 10 de Febrero de 1856, es electo Gobernador de Oaxaca. El 18 de Noviembre de 1857, es nombrado Presidente de la Suprema Corte de Justicia. En 1860, promulga la Ley de Tolerancia de Cultos. El 25 de mayo de 1861, Juárez ordena que se establezca el Periódico Oficial. El 28 de Diciembre de 1861, se hace la promulgación de la LEYES DE REFORMA, en la Ciudad de México. El 11 de Mayo de 1867, la República Dominicana, Proclama A Benito Juárez, Benemérito de las Américas. Durante la época de Juárez se funda la primera Escuela Nacional Preparatoria, a instancias del Doctor Gabino Barreda, quién fuera discípulo de Augusto Khon, con influencia del positivismo francés, En tiempos análogos se Funda la Biblioteca Nacional, que a sus 138 años y, bajo la responsabilidad de la Universidad Nacional Autónoma de México, aun siguen vigentes. Establece la Educación Laica y gratuita. La Escuela Normal, La Academia De Ciencias y Literatura, organizó el Colegio Militar, Organizó la Instrucción Primaria del Distrito Federal, puso las bases para los estudios en las escuelas de Jurisprudencia, Medicina, Agricultura y Veterinaria, Escuelas de la Naturaleza, De Bellas Artes, De Música y Declamación, de Comercio, de Artes y Oficios y de Sordo Mudos. Juárez solía decir: “La instrucción es la primera base de la prosperidad de un pueblo, a la vez que el medio más seguro de hacer imposible los abusos del poder” Aunque no existen pruebas de que Juárez haya estado en Toluca, en visita oficial, la influencia que en los liberales de la misma ejerció, es indudable, tampoco era extraño que algunos fueran profesores del Instituto Literario, pues la poderosa semilla del pensamiento liberal fue depositada en ese colegio, alrededor de 1850 por el ilustre catedrático Ignacio Ramírez, “El Nigromante”, y por sus discípulos: Jesús Fuentes y Muñiz, Juan A. Mateos, Gumersindo Mendoza, Ignacio M. Altamirano. Ralph Roedor, dice de Juárez: “Pertenece a una época que vuelve a ser heroica, y siempre que retornan los ciclos adversos y que se repiten los esfuerzos colectivos para crear la comunidad del hombre, se evoca su presencia entre los pioneros de la democracia humana”. Voy a dar término a este apunte citando textualmente a dos personajes que le conocieron de cerca y convivieron con el: “”Porque Juárez que tenía algo de marmóreo en su fisonomía, que era como glacial en los más grandes conflicto, sentía profundamente, se apasionaba en lo más recóndito de sus entraña, mejor dicho, era pasión sin estrépito, era como el sello de su conciencia y el que lo conocía a fondo podía distinguir algo de rudo y agreste en ciertos momentos, iluminado por una suprema bondad”. GUILLERMO PRIETO. “Su gran Mérito, merito excepcional, estribaba en las excelsas prendas de su carácter. La firmeza de sus principios era inquebrantable; por sostenerlos estaba siempre pronto a todo linaje de esfuerzos y sacrificios… la próspera fortuna no le hacia olvidar sus propósitos. Tan extraordinario era su valor pasivo, que para los observadores superficiales se confundía con la impasibilidad. Era sin duda un MASON”. JOSÉ MARIA IGLESIAS.