juventud rebelde VIERNES 29 DE NOVIEMBRE DE 2013 INTERNACIONAL 03 Reanuda mesa de paz de Colombia con tema de las drogas ilícitas El narcotráfico es un problema mundial, dicen las FARC-EP al comentar sobre el punto tres de la agenda que debaten con el Gobierno del país sudamericano Un tributo de ternura a los mártires: flores en cascotes de gases lacrimógenos. Foto: PalestinaLibre La voz ahogada de Palestina por JORGE LUIS RODRÍGUEZ GONZÁLEZ [email protected] CADA viernes, Bil’in despierta de su letargo rutinario. Los pobladores de esta comunidad palestina, ubicada a 12 kilómetros al oeste de Ramalá, dejan a un lado sus faenas para recordar a sus muertos, heridos y presos, de una manera muy especial. Con un arte simple, pero profundo en el concepto y el mensaje, han logrado al menos un poco de atención mediática, la que no le prestan cuando los soldados israelíes los reprimen con su odio y xenofobia demencial. Si algo define a este pueblo es el arte de la resistencia pacífica. En una especie de oasis creado en medio de la geografía desértica de la Ribera Occidental, siembran semillas de flores en latas de gases lacrimógenos recogidas tras los enfrentamientos con los gendarmes sionistas. De lo que emplean sus enemigos para reprimirlos, hacen florecer la vida. Así honran a sus coterráneos muertos o heridos desde 2005, cuando comenzaron las protestas contra el muro de 700 kilómetros de largo y ocho metros de altura que —tres años antes— Israel empezó a construir en Cisjordania, bajo el pretexto de evitar acciones suicidas contra su población, pero con el objetivo cierto de robarse las tierras fértiles, que los palestinos, sus legítimos dueños, utilizan para el cultivo de olivos y pasto de ganado. Una prisión al aire libre, similar a la Gaza bloqueada, eso es el muro de la vergüenza que separa familias, aísla aldeas como guetos y confisca tierras. Una Cisjordania tan acuadrillada que si algún día los israelíes aceptaran la creación del Estado palestino como exige la ONU, este nacerá padeciendo de asfixia y penurias. Desde entonces, cada viernes se repite la imagen: de un lado de la enorme barrera de hormigón —con torres blindadas de vigilancia, con armamento sofisticado, reflectores, cámaras y vallas electrificadas— los hombres y mujeres que añoran su tierra; del otro, los usurpadores, armados hasta los dientes, listos para lanzar su fuego mortal. A pesar de la ocupación militar, los residentes de Bil’in optan por la resistencia no violenta. Aman la paz. Quieren vivir en paz. Por eso ofrecen sus hogares a los israelíes,y a cualquier persona del mundo que cree en la justicia,y se solidarizan con su causa. Le enseñan a Israel una lección que no quiere aceptar: podemos creer en la coexistencia pacífica. Muchos les llaman los Gandhis palestinos. Cuenta el relato palestino Hombres al sol (1963), de Anni H. Kanafani, que unos trabajadores palestinos que intentaban llegar a Kuwait se asfixiaron dentro de la cisterna de un camión, cuyo chofer se dedicaba a transportar a emigrantes clandestinos. Al descubrir Abuljaizarán, el conductor, la escena, gritó ante la inmensidad del desierto: «¿Por qué no golpearon las paredes de la cisterna? ¿Por qué no llamaron? ¿Por qué?». Y si los tres palestinos que recrea esta obra murieron callados, sin siquiera gritar para pedir socorro, otra realidad ha sido la de ese pueblo en las últimas décadas. Gritar al mundo. Golpear puertas. Es lo que no han dejado de hacer. Pero desgraciadamente, siempre han encontrado oídos sordos en quienes tienen el poder real para frenar su desgracia. El pueblo palestino ha visto ahogada su voz. por YAILÉ BALLOQUI BONZÓN UNA vez más sentadas a la mesa de diálogo en busca de la paz en su país, el Gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) comenzaron el decimoséptimo ciclo de conversaciones con el debate sobre el tercer punto de la agenda de este proceso: el problema de las drogas ilícitas. El narcotráfico no es solo un asunto de Colombia, sino que es un complejo problema cuya solución requiere del concurso de la comunidad internacional, se sostiene en la declaración del grupo insurgente, leída por Iván Márquez antes de integrarse a las conversaciones, en las que ya se han alcanzado acuerdos parciales sobre dos de los seis puntos que conforman la agenda: desarrollo rural y participación política. Márquez apuntó que la represión y las medidas punitivas contra los procesos de producción, comercialización y consumo de las llamadas drogas ilícitas, no deben recaer sobre los eslabones más débiles de esta cadena, que son los consumidores y los campesinos, cuando los beneficiarios principales del negocio ilegal son los emporios financieros del mundo. Al leer la declaración, Iván Márquez explicó las diferencias entre la hoja de coca y la cocaína. El cultivo, añadió, ha servido durante siglos para mitigar el hambre, la sed, el cansancio y, científicamente, han sido probadas sus propiedades nutricionales y medicinales, por lo que alegó que «resulta ilógico que para acabar con el problema del narcotráfico, se deba entonces erradicar una planta que puede brindar beneficios a la humanidad», la que diferenció de la cocaína, un estupefaciente «que plantea hoy un grave problema de salud pública mundial». En ese sentido, invitó a investigar los inicios de ese negocio y quienes se beneficiaron con el mismo. Colombia ha sido calificada, durante años, como una de las naciones comercializadoras y exportadoras de narcóticos, acusación que ha sido tomada como excusa para el intervencionismo de potencias extranjeras, como Estados Unidos, en el conflicto interno colombiano. La mesa de paz aspira a que, para discutir sobre este escabroso asunto, continúen llegando las propuestas y puntos de vista expresados en los foros, que sobre el tema convocó la mesa, y en los que han participado las comunidades afectadas y toda la ciudadanía colombiana. Por su parte, el equipo gubernamental en la mesa de diálogo, dirigido por el ex vicepresidente Humberto de la Calle, no ofreció declaraciones a la prensa a su llegada al Palacio de Convenciones de La Habana, sede de los encuentros desde hace un año. Ese grupo cuenta, a partir de este ciclo, con dos nuevas representantes, Nigeria Rentería y María Paulina Riveros, quienes reemplazan a otros funcionarios del ejecutivo colombiano. No obstante, antes de viajar a La Habana, De la Calle afirmó que el Gobierno de Juan Manuel Santos aspira a poner fin al cultivo de la coca. «Queremos un campo sin coca, queremos que nuestros campesinos dejen atrás definitivamente estos cultivos, que lo único que han dejado en estas regiones es violencia, pobreza y marginalidad», aseguró. Otro detalle que matizó el inicio de este nuevo ciclo fue la publicación el miércoles, en la página web de las FARC-EP, de una nota que desmiente los supuestos preparativos de la organización guerrillera para atentar contra la vida del ex presidente Álvaro Uribe y el Fiscal General de la Nación, Eduardo Montealegre. Las FARC-EP desestimaron en su declaración la «cascada» de calumnias que se generaron después de las denuncias —hechas el pasado 12 de noviembre por el ministro de Defensa Juan Carlos Pinzón—, las cuales solo tienen como objetivo provocar la ruptura de la mesa de diálogo, aseguró el grupo guerrillero. Arrecian protestas antigubernamentales en Tailandia BANGKOK, noviembre 28.— Miles de manifestantes intensificaron el jueves el asedio a decenas de ministerios y oficinas gubernamentales en Bangkok y otras provincias de Tailandia, tras el fracaso de la moción de censura contra la primera ministra, Yingluck Shinawatra, reportó EFE. La Jefa del ejecutivo fue respaldada con 297 votos a favor y 134 sufragios en contra en la Cámara Baja del Parlamento, gracias a la amplia mayoría de la que dispone su partido político, Puea Thai (De los tailandeses). Tras la votación, Yingluck reiteró su llamamiento al diálogo y pidió poner fin a las protestas, a cuyos líderes acusó de buscar una salida antidemocrática a la crisis. «El Gobierno no quiere entrar en este juego político porque de hacerlo se resentirán la economía y el país», dijo Yingluck en un mensaje televisado después de superar la moción presentada por el Partido Demócrata, que la acusó de amparar la corrupción y hundir la economía. La mandataria instó a los manifestantes a regresar a sus casas y negociar una solución con el Gobierno, y solicitó a la comunidad internacional que tenga confianza en Tailandia y en la capacidad del ejecutivo para lograr una salida pacífica. Mientras, los manifestantes cortaron el suministro eléctrico de la sede de la Policía Nacional en Bangkok —a la que llamaron a unírseles en su intento de derrocar al Gobierno—, y continuaron, por segundo día, la ocupación del complejo gubernamental de Chaengwattana, aunque la mayoría de las oficinas continúan en funcionamiento, apuntó Reuters. El ex viceprimer ministro Suthep Thaugsuban, líder de las protestas, ha denunciado que la Jefa de Gobierno perdió legitimidad por la corrupción y exige la creación de un consejo extraordinario para salir de la crisis,que esté formado por representantes de los sectores sociales y económicos del país, así como que se creen organismos para garantizar el control de las instituciones, antes de volver al sistema electoral. Los manifestantes se mantienen en el ocupado complejo gubernamental de la capital. Foto: EFE