Agualuz De pirotecnias a mundos flotantes: visiones de Carles Buïgas David Caralt La Biblioteca Azul (serie mínima) Ediciones Siruela Agualuz.indd 5 17/09/10 10:29 Prólogo Entre febrero y mayo de 2009, se organizó en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) una exposición titulada Iluminaciones. Cataluña visionaria, que trazaba un itinerario del pensamiento y la creación catalana desde la época de Ramon Llull hasta la actualidad, a través de la obra de artistas y creadores quiméricos y arrebatados [1]. En paralelo a la muestra se organizaron, bajo el título Chispas de genio, tres conferencias afines, a la primera de las cuales, sobre arquitectura fantástica, dictada por Juan José Lahuerta, asistí por mi interés en la materia. Entre los presentes en la sala, ese miércoles 18 de marzo, estaba, sin yo saberlo aún, Juan Antonio Ramírez, debido a una coincidencia –subrayo expresamente la palabra–, ya que había llegado en tren desde Madrid para dar al día siguiente una charla en la Escuela de Cine de Terrassa, y hojeando distraídamente el periódico durante el viaje, se alegró de encontrar programada una conferencia de su amigo para las siete y media de esa tarde. En efecto, Juanjo Lahuerta comenzó su discurso diciendo «Los dioses juegan a los dados con el destino de los hombres…», en referencia a la presencia de Juan Antonio en la primera fila, pues lo que nos disponíamos a escuchar 1. Exposición sobre «visionarios» en el CCCB entre febrero y mayo de 2009. 9 Agualuz.indd 9 17/09/10 10:29 en los próximos minutos, tenía mucho que ver con el trabajo que ambos, junto a otros colegas, habían realizado para el congreso sobre arquitecturas y esculturas marginales y extravagantes (Escultecturas margivagantes, después editado por Siruela). Al terminar la conferencia, gracias a Juanjo, fuimos los tres a cenar al restaurante Carmelites del Raval, ese lugar donde antaño, como me contó Jordi Llovet, el padre de Franz Kafka acostumbraba a proveerse de ciertos artículos de regusto español para su tienda de Praga. Durante la cena se habló del facteur Cheval y de Dalí, de García Lorca y los surrealistas, hasta que Juan Antonio nos explicó que mientras visitaba la exposición, le había llamado poderosamente la atención la gran cantidad de proyectos utópicos y fantásticos, en gran parte desconocidos, que el ingeniero Carles Buïgas realizó desde los años treinta en adelante. Así, un plato detrás de otro y una buena sobremesa, Juan Antonio me animó a estudiar el tema de las fuentes luminosas y todo lo que pudiera estar relacionado, y a escribir un ensayo para la colección La Biblioteca Azul (serie mínima) de Siruela, que él entonces dirigía. Un grato recuerdo conservo de aquella velada. Poco antes de terminar el trabajo, ­en­contré un revelador artículo suyo, para mí en muchos aspectos modélico, dedicado a la estética de los transatlánticos, en el cual apuntaba algunas ideas sobre los shows de agua y luz a propósito de la Exposición Universal de Nueva York de 1939; y entonces, tuve la impresión de que éste era uno de aquellos temas que a Juan Antonio le hubiera gustado estudiar en detalle algún día. Lamentablemente, no podrá ver terminado el ensayo, pues nos dejó antes de tiempo. Este libro va dedicado de una forma muy especial a Juan Antonio Ramírez. Las fuentes mágicas, una de las múltiples aplicaciones de la electricidad, son hijas de las novedades tecnológicas presentadas en las exposiciones universales de finales del siglo XIX para deleite de las masas. La técnica mediante la cual se iluminaba el agua fue perfeccionándose, y llegó a su punto á­ lgido con la puesta en escena efectuada en la Exposición Internacional de Barcelona de 1929. Su creador, el ingeniero autodenominado visionario Carles Buïgas, guiado por la euforia ante el éxito del evento, empezó a planear nuevos proyectos espectaculares, 10 Agualuz.indd 10 17/09/10 10:29 llevando al límite las variaciones sobre el tema de las fuentes: mundos subterráneos con profusión de surtidores; islas flotantes sobre el Atlántico; una Nave Luminosa que debía visitar los principales puertos del mundo cargada de fuentes; e incluso un Teatro Integral de Agua-Luz-Música planeado para Barcelona, o Madrid en su defecto –pues en el fondo lo importante era que se construyera–. Todos ellos, proyectos frustrados. Este tipo de fuente existe de noche o con las luces apagadas. Sólo entonces puede apreciarse en todo su esplendor. La imagen de postal nocturna que incesantemente proyectó Barcelona durante 1929 fue ésta; y aún la sigue explotando [2]. Muchas cuestiones se entrelazan con las fuentes, y las veremos desfilar a lo largo del texto. En primer lugar, como espectáculos visionarios efímeros, sus ancestros: los fuegos artificiales. Capaces de convocar vastas multitudes en Roma y París, produciendo una iconografía de índole propagandística, nos servirán de base para algunos temas recurrentes –indescriptibilidad, shock, 2. Postal contemporánea de la Font Màgica de Barcelona. 11 Agualuz.indd 11 17/09/10 10:29 fascinación–, presentes, al mismo tiempo, en los testimonios acerca de las primeras fuentes, que hablan de ellas como de «los fuegos artificiales modernos». La introducción del alumbrado eléctrico permanente cambia para siempre las noches de la gran ciudad. Esta nueva luz, que tiene un recibimiento entusiasta, lo impregna todo y no deja rincón con sombra. El cielo desaparece. La seguridad y el control que aporta permiten el desarrollo del ocio nocturno. En este ambiente propicio las fuentes encuentran su lugar. ¿Y por qué «mágicas»? Hace tiempo que sabemos que la técnica siempre vuelve a mostrar la naturaleza en un nuevo aspecto. La metamorfosis del fuego ahora lo es del agua; lo que era una hoguera o un volcán descontrolado ahora es una fuente teledirigida, cuyos chorros cambian de color a placer. Todo ello es una re-presentación de lo mismo. Las salas de máquinas están bien escondidas, disimuladas en subterráneos o en torres de control; el truco debe permanecer oculto. En la parte final se explican algunos proyectos de Carles Buïgas, en especial la Nave Luminosa, su proyecto más querido, del cual llegó a presentar hasta nueve versiones y una novela –en vista ya de la imposibilidad de ejecutarlo–. La imaginación de Buïgas se nutrió principalmente de los mitos populares del progreso técnico de finales del siglo XIX tan bien explicados por Jules Verne. Si al principio todo ello era novedoso, su estética y sus ideas, reiteradas hasta la saciedad mucho después incluso de la Segunda Guerra Mundial, no pueden dejar de verse como algo demodé, como los planteamientos utópicos de los expresionistas alemanes sobre la arquitectura de cristal, ahora irremediablemente trasnochados. Por otra parte, la bibliografía crítica sobre fuentes luminosas es escasa. De hecho, buena parte de ella nació con la Font de Montjuïc, pero con un carácter marcadamente hagiográfico, como si ésta hubiera sido la primera, más que aclarar que se trataba, seguramente, de la sublimación de un proceso iniciado a finales del siglo XIX. En este sentido, son importantes las aportaciones realizadas por Jeff Hechs en City of Light (1999), Dietrich Neumann en Architecture of the Night (2002) y los numerosos estudios de David E. Nye, que tratan, parcialmente, de las fuentes iluminadas en relación sobre todo con la implantación de la electricidad. Por mi parte, presenté un embrión de este 12 Agualuz.indd 12 17/09/10 10:29 trabajo como comunicación en el XI Congreso de Historia de la Ciudad de Barcelona, La ciutat en xarxa, celebrado entre el 1 y el 3 de diciembre de 2009. En estos preludios de la ciudad espectáculo, donde se dan cita cascadas luminosas, fiestas eléctricas, simulacros y otras distracciones, vemos cómo esta construcción se instala, poco a poco, sin la participación del sujeto, devenido un mero espectador-consumidor, fascinado desde la oscuridad alrededor de una fuente mágica cualquiera y en cualquier lugar.Todavía hoy, las masas siguen asistiendo a ella encantadas por su magnetismo irresistible, de preferencia en las noches veraniegas. 13 Agualuz.indd 13 17/09/10 10:29