UNA VACA FORMIDABLE Un día la liebre necesitaba una

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UNA VACA FORMIDABLE
Un día la liebre necesitaba una determinada cantidad de dinero y acudió al elefante para pedirle un
préstamo, prometiéndole para el fin de semana una vaca, con la cual pagaría la deuda. El elefante,
satisfecho de la promesa, accedió gustoso a la petición de la liebre.
Parece que el dinero conseguido era insuficiente, y entonces la liebre fue a visitar al hipopótamo
para hacerle la misma propuesta. El hipopótamo le prestó el dinero a cambio de la vaca.
Y llegó el fin de semana. La liebre se presentó puntualmente al hipopótamo, advirtiéndole que la
vaca estaba preparada, pero que necesitaba una cuerda larga para traérsela.
- ¿Podrías prestármela tú? Procura que sea fuerte.
El hipopótamo no lo pensó dos veces y le dejó la cuerda. Pero la libre, de pronto, se mostró
preocupada:
- No lo había pensado…
- ¿Qué te ocurre?
- ¿Cómo puedo yo, tan pequeña y débil, tirar de una bestia tan fuerte y gruesa como la vaca que te
prometí?... Mira, tú eres tan bueno… Todos lo dicen. Mira, tú te atas al cuello un extremo de la
cuerda; yo ato el otro al cuello de la vaca y después tiras de ella, ¿de acuerdo?
- ¡Oh sí! No te preocupes; yo tiraré de ella.
La liebre cogió el otro extremo de la cuerda y se fue junto al elefante:
- Amigo elefante, yo me muero- y se dejó caer en tierra, extenuada.
- Pero, ¿qué te sucede?
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- ¡La vaca es tan pesada que yo no logro hacerla andar! Es un magnífico ejemplar de vaca, como te
lo había prometido, porque yo quiero ser fiel a mi palabra. Me sabe mal no poder presentártela aquí
delante, pero no puedo más.
- Puedo tirar yo
- ¡Estupendo! Era eso precisamente lo que quería pedirte, pero no me atrevía a decírtelo. Es muy
sencillo. Tú sujetas la cuerda al cuello, yo le hago el nudo, pues soy muy mañosa para esas cosas, y
después tiras. Por grande y grueso que sea el animal (y yo te lo aseguro, es realmente soberbio; lo
verás pronto), tú eres tan fuerte que te lo llevarás a donde quieras.
Una vez que la cuerda quedó bien atada al cuelo del elefante, la liebre lo saludó cortésmente y se
marchó.
- Vamos a ver qué pasa con esa vaca –dijo el elefante y comenzó a tirar.
El hipopótamo, al ver que la cuerda se ponía tensa, temiendo que la vaca quisiera escapársele,
empezó también a tirar de la otra parte
Tira de aquí, tira de allá; pero la vaca no aparecía.
- ¡Caramba! Debe de ser grande la vaca –murmuraba el elefante, que estaba sudando la gota gorda.
- Pero, ¿qué clase de vaca me ha dado esa maldita liebre?, refunfuñaba el hipopótamo.
Al fin, el elefante, más fuerte, logró arrastrar hasta muy cerca de sí al hipopótamo, que lo
contemplaba estupefacto, pasmado ante aquella faena.
- Pero… ¿eres tú la vaca? –exclamó el elefante.
Eso es lo que me pregunto –respondió tartamudeando el hipopótamo.
Cuento africano
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