Dios nos Habla hoy

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La Buena Noticia
Dios nos Habla hoy
09 de
Enero del
2011
Año 2 N° 43
LECTIO DIVINA DOMINGO. EL BAUTISMO DEL SEÑOR. CICLO A
Pagina Web: www.pastoralfamiliarvenezuela.org/; www.apologeticacatolica.org/
† Lectura del santo Evangelio según San Mateo (3,13-17)
Por entonces vino Jesús de Galilea al Jordán, para
encontrar a Juan y para que éste lo bautizara. Juan quiso
disuadirlo y le dijo: «¿Tú vienes a mí? Soy yo quien nece-
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sita ser bautizado por ti.» Jesús le respondió: «Deja que hagamos así por ahora. De este modo respetaremos el debido
orden.» Entonces Juan aceptó. Una vez bautizado, Jesús
salió del agua. En ese momento se abrieron los Cielos y vio
al Espíritu de Dios que bajaba como una paloma y se posaba sobre él. Al mismo tiempo se oyó una voz del cielo que
decía: «Este es mi Hijo, el Amado; éste es mi Elegido.»
Palabra del Señor.
(TRADUCCION BIBLIA LATINOAMERICANA)
1. LECTURA: ¿Qué dice el texto?
PISTAS PARA LA LECTURA
Los cuatros Evangelios recuerdan que Jesús fue bautizado por Juan. La escena es importante,
porque en ella se define quien es Jesús y también el sentido de su vida. En Mateo encontramos las
primeras palabras de Jesús, una especie de “programa” de su vida y acción. Como la vida cristiana de todos nosotros comienza con el bautismo, podemos ver en esa escena también el sentido de
nuestra vida y acción como seguidores de Jesús. Juan predicaba el arrepentimiento y la conversión, preparando al pueblo para la llegada del Mesías, que iría a hacer el juicio y traer el Reino
de Dios.
Juan se resiste querer bautizar a Jesús y Él le dice que debe hacerlo. Allí descubrimos la solidaridad de Dios con los seres humanos. Dios viene hacia nosotros y se hace uno de nosotros .
Elaborado y diseñado por el Licdo. Orlando Carmona. Ministro de la Palabra.
Publicación Bíblica Semanal. Pagina Web: www.pastoralfamiliarvenezuela.org/ www.apologeticacatolica.org/
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2. MEDITACION ¿Qué me dice el texto?
Preguntas para la meditación
¿Qué significa para mi el bautismo?
¿He sido bautizado? ¿Es necesario?
¿Creo firmemente que he sido regenerado, que soy nueva creatura?
¿He sido ungido con el poder del Espíritu Santo?
¿El bautismo me ha hecho hijo de Dios?
¿Tengo conciencia que soy hermano de Jesús?
¿Es necesario este sacramento para la salvación?
¿Al bautizarme se han abierto los cielos?
¿Cómo hijo de Dios cumplo con su voluntad?
3. ORACION: ¿Qué le digo?
Oremos al Señor con este bello Himno de las Vísperas de la Liturgia de las Horas.
Himno: PORQUE EL BAUTISMO HOY EMPIEZA
Porque el bautismo hoy empieza y él lo quiere inaugurar, hoy se ha venido a lavar el Autor de la limpieza.
Aunque es santo y redentor, nos da ejemplo singular: se quiere hoy purificar como cualquier pecador.
Aunque él mismo es la Hermosura y no hay hermosura par, hoy quiere al agua bajar y hermosear nuestra
basura.
Nadie lo hubiera pensado: vino el pecado a quitar, y se hace ahora pasar por pecador y pecado.
Gracias, Bondad y Belleza, pues te quisiste humillar y no te pesó lavar tu santidad y pureza. Amén.
4. CONTEMPLACION: ¿Cómo interiorizo el mensaje
Cómo interiorizo el mensaje? ¿Cómo interiorizamos el mensaje?
Contemplemos lo que nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica al hablarnos de la purificación
de nuestros pecados.
1265. El Bautismo no solamente purifica de todos los pecados, hace también del neófito "una nueva
creación" (2 Co 5,17), un hijo adoptivo de Dios (cf Ga 4,5-7) que ha sido hecho "partícipe de la naturaleza divina" ( 2 P 1,4), miembro de Cristo (cf 1 Co 6,15; 12,27), coheredero con él (Rm 8,17) y
templo del Espíritu Santo (cf 1 Co 6,19).
Elaborado y diseñado por el Licdo. Orlando Carmona. Ministro de la Palabra
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5. ACCION: ¿A que me comprometo?
Propuesta Personal

A partir de hoy me reconciliaré con mi hermano Jesús y con mi Padre, me sentiré heredero del
cielo.
CATEQUESIS DE BENEDICTO XVI AL EVANGELIO
Este es, queridos hermanos, el misterio del bautismo: Dios ha querido salvarnos yendo él mismo hasta el fondo del abismo de la muerte, con el fin de
que todo hombre, incluso el que ha caído tan bajo
que ya no ve el cielo, pueda encontrar la mano de
Dios a la cual asirse a fin de subir desde las tinieblas
y volver a ver la luz para la que ha sido creado. Todos sentimos, todos percibimos interiormente que
nuestra existencia es un deseo de vida que invoca
una plenitud, una salvación. Esta plenitud de vida se
nos da en el bautismo.
Acabamos de oír el relato del bautismo de Jesús en
el Jordán. Fue un bautismo diverso del que estos niños van a recibir, pero tiene una profunda relación
con él. En el fondo, todo el misterio de Cristo en el
mundo se puede resumir con esta palabra:
"bautismo", que en griego significa
"inmersión". El Hijo de Dios, que desde la eternidad
comparte con el Padre y con el Espíritu Santo la plenitud de la vida, se "sumergió" en nuestra realidad
de pecadores para hacernos participar en su misma
vida: se encarnó, nació como nosotros, creció como
nosotros y, al llegar a la edad adulta, manifestó su
misión iniciándola precisamente con el "bautismo de
conversión", que recibió de Juan el Bautista. Su primer acto público, como acabamos de escuchar, fue
bajar al Jordán, entre los pecadores penitentes, para
recibir aquel bautismo. Naturalmente, Juan no quería, pero Jesús insistió, porque esa era la voluntad
del Padre (cf. Mt 3, 13-15).
¿Por qué el Padre quiso eso? ¿Por qué mandó a su
Hijo unigénito al mundo como Cordero para que
tomara sobre sí el pecado del mundo? (cf. Jn 1, 29).
El evangelista narra que, cuando Jesús salió del
agua, se posó sobre él el Espíritu Santo en forma de
paloma, mientras la voz del Padre desde el cielo lo
proclamaba "Hijo predilecto" (Mt 3, 17). Por tanto,
desde aquel momento Jesús fue revelado como
aquel que venía para bautizar a la humanidad en el
Espíritu Santo: venía a traer a los hombres la vida
en abundancia (cf. Jn 10, 10), la vida eterna, que
resucita al ser humano y lo sana en su totalidad,
cuerpo y espíritu, restituyéndolo al proyecto originario
para
el
cual
fue
creado.
El fin de la existencia de Cristo fue precisamente
dar a la humanidad la vida de Dios, su Espíritu de
amor, para que todo hombre pueda acudir a este
manantial inagotable de salvación. Por eso san Pablo escribe a los Romanos que hemos sido bautizados en la muerte de Cristo para tener su misma vida
de resucitado (cf. Rm 6, 3-4). Y por eso mismo los
padres cristianos, como hoy vosotros, tan pronto
como les es posible, llevan a sus hijos a la pila bautismal, sabiendo que la vida que les han transmitido
invoca una plenitud, una salvación que sólo Dios
puede dar. De este modo los padres se convierten en
colaboradores de Dios no sólo en la transmisión de
la vida física sino también de la vida espiritual a sus
hijos.
Queridos padres, juntamente con vosotros doy gracias al Señor por el don de estos niños e invoco su
asistencia para que os ayude a educarlos y a insertarlos en el Cuerpo espiritual de la Iglesia. A la vez
que les ofrecéis lo que es necesario para el crecimiento y para la salud, vosotros, con la ayuda de los
padrinos, os habéis comprometido a desarrollar en
ellos la fe, la esperanza y la caridad, las virtudes
teologales que son propias de la vida nueva que han
recibido con el sacramento del bautismo.
EXTRACTO DE LA HOMILÍA DEL SANTO
PADRE BENEDICTO XVI.
SANTA MISA EN LA CAPILLA SIXTINA
Fiesta del Bautismo del Señor
Domingo 13 de enero de 2008
Elaborado y diseñado por el Licdo. Orlando Carmona. Ministro de la Palabra
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La Familia: Meditando el Evangelio (Mt 3,13-17)
“Con El Bautismo Empieza Nuestra Filiación Divina”
Una de las reflexiones obligadas es ¿Porqué Jesús, hijo de Dios se hizo bautizar? Pues porque quiso
identificarse con la humanidad pecadora. Ya el Profeta Isaías lo había dicho “será contado entre los pecadores”.
El Bautismo de Juan era de penitencia, de preparación, por eso dice San Agustín que “valía tanto como
valía Juan. Era un Bautismo Santo porque era conferido por un Santo, pero siempre hombre, el Bautismo
del Señor en cambio, valía tanto porque el Señor es Dios y hemos recibido un Bautismo en el Espíritu Santo”.
Jesús “Al salir del agua, vio que los cielos se rasgaban y que el Espíritu en figura de paloma descendía
sobre él”. San Gregorio dice que el cielo se abrió porque estaba cerrado desde el pecado de Adán, con el
primer pecado el cielo quedo cerrado para nosotros, pero al aparecer el Hijo de Dios, quedaron abiertas las
puertas del Paraíso para todos los que queramos ser fieles a las enseñanzas del Redentor, es por ende que
Nuestra Tierra es un Pedacito de Cielo.
El Espíritu Santo se posó definitivamente para permanecer siempre con Él y también por Él en nosotros,
siempre y cuando le demos cabida en nuestras vidas para formar parte de esta gran familia de los hijos de
Dios. “Se oyó entonces una voz del cielo que decía: Tú eres mi hijo amado, yo tengo en ti mis complacencias”. Dios al pronunciar estas palabras también nos estaba diciendo que todos nosotros somos sus hijos
amados, ya que no tendría sentido, querer y amar sólo a su hijo, cada uno de nosotros nos hacemos hijos
adoptivos de Dios y hermano de nuestro Señor Jesucristo a través del bautismo.
Jesús le dio la orden a sus discípulos de “Id por todo el mundo y enseñad lo que yo os he enseñado, bautizando a todas las gentes en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”(Mateo 28,15).
Es por ende que en este Sacramento, es donde arranca nuestra Vida Espiritual, donde se fundamenta y
empieza nuestra filiación divina, donde se nos capacita para dar culto a Dios en Espíritu y Verdad.
Dios le proporciona un precioso regalo a todo el que se Bautiza y es que se borra la mancha de pecado original, que es la herencia mala que nos dejaron nuestro antepasados.
Cuando nos bautizamos, sucede en nosotros cuatro grandes acontecimientos:
1. Nos hace Hijo de Dios.
2. Nos hace Hermano de Jesucristo.
3. Nos hace Templo del Espíritu Santo.
4. Nos hace Herederos del Cielo.
La vida del Bautizado por estar inmersa en un mundo complicado y materialista, también corre un serio
peligro de ser desvalijada por el relativismo, el camino fácil que todo lo invade; sin embargo por todo esto no
dejaremos de ser hijos de Dios, de ser herederos del cielo, puesto que ya ninguno es pobre, aunque en la tierra
le falten muchas comodidades, sin embargo Jesús dijo que debemos estar alegres porque “Vuestro premio será
grande en el cielo”. (Mateo 5,12).
Elaborado y diseñado por el Licdo. Orlando Carmona. Ministro de la Palabra.
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