ANEXO 2 Textos de la encíclica “Caritas in veritate” Grupo 1

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ANEXO 2
Textos de la encíclica “Caritas in veritate”
Grupo 1. Ecología y desarrollo
Relación del hombre y la mujer con el ambiente natural
Nuestro mundo es una obra maravillosa de Dios. Dios nos ha dado tanta belleza para que la
cuidemos, la contemplemos y la usemos. No podemos destruirla, porque detrás de nosotros
vienen nuevas generaciones. El ambiente es un don de Dios para todos y su uso representa para
nosotros una responsabilidad para con los pobres, las generaciones futuras y toda la humanidad.
Cuando el ser humano deja de ver la naturaleza bajo un sello y proyecto divino, rompe el ensueño
poético al recorrer las montañas y los valles. Cuando se considera la naturaleza y en primer lugar
al ser humano, fruto del azar o del determinismo evolutivo, disminuye el sentido de
responsabilidad en las conciencias. Cuando descubrimos la presencia de Dios en el mundo y en
nosotros, no tenemos más remedio que decir como Francisco de Asís, cuando daba gracias a Dios
por el pan, por el hermano lobo, por la caricia del viento.
El creyente reconoce que la naturaleza es maravilloso fruto de la intervención creadora de Dios,
que el hombre puede utilizar responsablemente para satisfacer sus legítimas necesidades
materiales e inmateriales, respetando el equilibrio inherente a la creación misma. Cuando
contemplo una rosa, cuando subo a una montaña, cuando huelo un jazmín, descubro el amor
maravilloso de Dios, que pintó nuestras tierras de tantos colores, unas veces rojos, otras amarillas
o azules. Solo los místicos, como Juan de la Cruz, han podido sentirlo en los más profundo de su
ser. La naturaleza es expresión de un proyecto de amor y de verdad. Ella nos precede y nos ha sido
dada por Dios como ámbito de vida. Nos habla del Creador y de su amor a la humanidad. La
naturaleza está a nuestra disposición no como un montón de deshechos esparcidos al azar, sino
como un don del Creador que ha diseñado sus estructuras intrínsecas para que el ser humano
descubra las orientaciones que se le den para guardarla y cultivarla.
Con tu mente prodigiosa descubre sus misterios y haz el mundo más habitable. Con tu corazón
hazlo más cálido, sin odios, sin venganzas. No destruyas tanta belleza. Pero el ser humano no
terminó de entender este mensaje. El ser humano interpreta y modela el ambiente natural
mediante la cultura, la cual es orientada a su vez por la libertad responsable, atenta al dictamen
de la ley moral. Por tanto, los proyectos para un desarrollo humano integral no pueden ignorar a
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las generaciones sucesivas, sino que han de caracterizarse por la solidaridad y la justicia
intergeneracional, teniendo en cuenta múltiples aspectos, como el ecológico, el jurídico, el
económico, el político y el cultural. Hay una íntima relación entre el desarrollo y la tutela del
ambiente y el cambio climático. Si este desarrollo no es armónico, destruimos la creación con
nuestro poder tecnológico.
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Grupo 2. Ecología y desarrollo
La energía
El Papa solo pretende hacer algunas consideraciones morales sobre el tema. La energía hoy en día
es uno de los problemas más importantes que tiene planteados la humanidad de cara al siglo XXI.
Las fuentes de energía tradicionales se terminarán pronto. Por esto es el campo en el que los
Estados se están volcando más en sus centros de investigación, intentando buscar nuevas
alternativas en las energías eólicas y solares y en las posibilidades del hidrógeno.
El Papa constata que el acaparamiento de los recursos energéticos no renovables, especialmente
el petróleo, en manos de las multinacionales ha sido una de las causas más importantes de la crisis
actual por sus exorbitantes precios; y ha sido un obstáculo para el desarrollo de los países pobres.
Estos no tienen medios económicos para acceder a las fuentes energéticas no renovables y
existentes, ni para financiar la búsqueda de fuentes nuevas y alternativas.
La energía y los problemas ambientales están íntimamente unidos. Estas energías no renovables
están, por otra parte, contaminando el ambiente y haciendo a la Tierra cada vez más inhabitable.
La acumulación de estos recursos es causa frecuente de conflictos, incluso dentro de la misma
nación. A las energías nucleares se les tiene miedo por los peligros que conllevan y por la dificultad
de guardar los residuos. La nueva tecnología parece ser más segura.
Dice el Papa que la comunidad internacional tiene el deber imprescindible de encontrar los
medios institucionales para ordenar el aprovechamiento de los recursos no renovables, con la
participación de los países pobres y planificando conjuntamente el desarrollo.
Es necesario reducir el gasto de energía y buscar energías alternativas. Es necesaria una
redistribución planetaria de los recursos energéticos, de manera que los países que no los tienen
puedan acceder a ellos.
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Grupo 3. Ecología y desarrollo
Nuestra herencia a las nuevas generaciones
El ser humano con su progreso técnico puede producir en la Tierra cada vez más productos y más
baratos. Ello ayudará a erradicar el hambre del mundo y a los países pobres a usar estas técnicas.
Es lícito que el ser humano gobierne responsablemente la naturaleza para custodiarla, hacerla más
productiva y cultivarla, también con métodos nuevos y tecnologías avanzadas, de modo que
pueda acoger y alimentar dignamente a la población que habita.
La Tierra es la patria de la humanidad. Dios la ha puesto al servicio del hombre y todos los seres
humanos tienen el derecho primario al trabajo y a no morir de hambre o de sed. El acaparamiento
exclusivo de estos bienes por parte de solo algunos debe ser un peso de conciencia para los
gobiernos mundiales. La propiedad tiene una función social. No deja de ser vergonzoso que se
destruyan los alimentos para que suban los precios, mientras que millones de personas mueren de
hambre. En la Tierra hay lugar para todos: en ella toda la familia humana debe encontrar los
recursos necesarios para vivir dignamente, con la ayuda de la naturaleza misma, don de Dios a sus
hijos e hijas, con el tesón del propio trabajo y de la propia inventiva.
La técnica está avanzando tanto que el ser humano puede destruir la naturaleza y gastar los
recursos actuales de una manera desmesurada. Es necesario que pensemos en las futuras
generaciones. La ONU, en conformidad con los miembros que la integran, debe tener muy
presente este problema de la ecología, especialmente la protección del ambiente, intentando
parar el saqueo de las multinacionales. Pero debemos considerar un deber muy grave el dejar la
Tierra a las nuevas generaciones en un estado en el que puedan habitarla dignamente y seguir
cultivándola.
Ello comporta el compromiso de decidir juntos, después de haber ponderado responsablemente la
vía a seguir, con el objetivo de fortalecer esa alianza entre ser humano y ambiente que ha de ser
reflejo creador de Dios, del cual procedemos y hacia el cual caminamos.
La protección del entorno, de los recursos y del clima requiere que todos los responsables
internacionales actúen conjuntamente y demuestren prontitud para obrar de buena fe, en el
respeto de la ley y la solidaridad con las regiones más débiles del planeta.
El concepto de eficiencia no es axiológicamente neutral.
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Grupo 4. Ecología y desarrollo
Es necesario revisar el estilo de vida
Empieza el Papa enunciando un principio en el que no pensamos: El modo en que el ser humano
trata al ambiente influye en la manera en que se trata a sí mismo y viceversa.
Es necesario un cambio en los estilos de vida de las personas y de las comunidades, en el consumo
y en las necesidades concretas y sobre todo tener presente ese deber moral de distinguir en la
acciones humanas el bien del mal, para redescubrir así el vínculo de comunión que une a la
persona y lo creado (discurso en la FAO).
No respetamos la Tierra en que vivimos. Un árbol es un ser viviente, un ave es un regalo de Dios, el
agua clara que corre por nuestros ríos es fuente de vida y de verdor, una flor es un canto a la
belleza. Pero vamos por tierra, con la hoz en la mano, destrozándolo todo. Todo lo ha puesto Dios
en las manos del ser humano para que descubramos tanta hermosura y gustemos, como sustento,
tanta maravilla creativa.
Esto exige, dice el Papa: Que la sociedad actual revise su estilo de vida en muchas partes del
mundo, porque tiende al hedonismo y al consumismo, despreocupándose de los daños que de ello
se derivan.
La ambición le lleva a consumir más y más, a tener cuanto más mejor, a malgastar sin necesidad, a
vivir en un goce permanente. Mas droga, más alcohol, más sexo, más estrépito y vértigo, más
coche, más goce. Se han perdido los controles y está despareciendo el sentido moral.
Ante tanto despilfarro, debemos acordarnos de los que tienen hambre; ante tanto lujo, pensar en
los que están desnudos; ante tanta indiferencia, pensar que todos somos hermanos y hermanas;
ante tanta falta de solidaridad, pensar que debemos vivir en comunión; ante tanto destrozo y
odio, pensar en la belleza y grandeza de lo que destruimos. El Papa hace una llamada en este
sentido: es necesario un cambio efectivo de mentalidad que nos lleve a adoptar nuevo estilos de
vida, a tenor de los cuales la nueva búsqueda de la verdad, de la belleza y del bien, así como la
comunión con los demás, nos determinen las opciones de consumo, ahorros e inversiones.
Podemos decir que los Estados tienen mucha culpa de estos procesos, ya que tienen en sus manos
muchos poderes para solucionar estos problemas. Es verdad, pero también cada uno de nosotros
tiene mucha culpa.
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Grupo 5. Ecología y desarrollo
Ecología humana
El ser humano está destruyendo el mundo y no piensa que se está destruyendo a sí mismo.
Cuando se respeta la ecología humana, en la sociedad, también la ecología ambiental se beneficia.
Mientras que el ser humano no destierre la guerra y nazca la paz, no se salvaguarda la naturaleza.
La guerra lo destruye y arrasa todo. Cuando el agua del mar y de nuestros ríos está contaminada y
no hacemos el menor esfuerzo por limpiarlos y depurarlos, se convierten en un desierto y en un
lodazal en los que no es posible la vida. Para muchos pueblos estos recursos son indispensables.
Se gastan millones en cosas superfluas.
Es necesario un convenio pacífico entre todos los hombres y mujeres de buena voluntad a escala
mundial para defender la Tierra, el agua, el aire y los recursos que ella nos da como dones de la
creación, que pertenecen a todos.
Es necesario que exista una ecología del ser humano bien entendida. Cuando se respeta la
ecología humana en la sociedad, también la ecología ambiental se beneficia. El sistema ecológico
se apoya en un proyecto que abarca tanto la convivencia social como la buena relación con la
naturaleza. Si el ser humano no está educado en un gran respeto al ambiente y a la naturaleza y a
una convivencia con un sistema de valores en el mismo sentido, perjudica a la naturaleza y a sí
mismo, ya que hace la Tierra inhabitable. Es muy necesaria la educación.
El Papa habla de ecología humana. El ser humano está sufriendo en sí mismo esta contaminación.
La Tierra está sembrada de productos tóxicos, que llegan desde la cadena vegetal y animal al ser
humano. ¡Cuántos conservantes destruyen nuestros riñones, pulmones e hígados!
Aunque la instrucción es necesaria, el problema decisivo es la capacidad moral global de la
sociedad. Si no se respeta el derecho a la vida y a la muerte natural, si se hace artificial la
concepción, la gestación y el nacimiento del hombre, si se sacrifican embriones humanos a la
investigación, la ciencia común acaba perdiendo el concepto de ecología humana y con ello el de
ecología ambiental. Es una contradicción pedir a las nuevas generaciones respeto al ambiente
natural cuando la educación y las leyes no les ayudan a respetarse a sí mismos.
Hay valores naturales inscritos en la misma naturaleza humana, inmutables tanto en el concepto
de vida humana como en los de sexualidad, matrimonio, familia, relaciones sociales, que están en
la base del desarrollo humano integral y los estamos conculcando.
Si queremos defender el ambiente, hay que superar la mentalidad actual, que envilece a la
persona, trastorna el ambiente y daña a la sociedad.
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Fuente: <http://felixmarca.blogspot.com/2009/12/enciclica-caritas-in-veritate.html>.
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