DIMENSION HUMANA DE UN GRAN ABOGADO:

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DIMENSION HUMANA DE UN GRAN ABOGADO:
EL DOCTOR JUAN MARIO GERSENOBITZ
El viejo tronco de la ley 5177 acaba de sufrir otro duro embate. Ha pasado a la
posteridad quien se desempeñó como presidente del Consejo Superior del Colegio de
Abogados de la Provincia de Buenos Aires nada menos que durante tres períodos, los
comprendidos entre los años 1986 y 1988, en su primera consagración; 1988 y 1990, y,
por último, entre 1996 y 1998.
El Dr. Juan Mario Gersenobitz, radicado originariamente en la localidad de
Carlos Casares, compartió su labor profesional con la docencia, y tuvo relevante
actuación, junto al recordado Dr. Aldo Horacio Cammisi, en la creación del Colegio
Departamental de Trenque Lauquen, fundado hace exactamente 41 años. Integró desde
el inicio dicha institución, como vicepresidente 1º, aunque, por especiales
circunstancias, comenzó a asistir asiduamente al Consejo Superior en reemplazo de
aquél. Se produjo, así, su arribo al ente provincial, en una sesión cumplida el 6 de junio
de 1986. En esa época, cabe recordar la creación de un pequeño comité de relaciones
con la Legislatura, bajo la coordinación del Dr. Juan Pedro Augé (padre del actual
presidente del Colegio platense), a fin de una colaboración eficaz y asidua en materia de
naturales incumbencias, el cual se transformó, al poco tiempo, en la actual Comisión de
Enlace. El Colegio intervino, asimismo, en las Comisiones de Estudio del Régimen
Arancelario (Ley 8904) y de Estudio sobre la reforma del Régimen Laboral.
Puede afirmarse que participó de modo intenso no sólo de las reuniones del
máximo organismo, sino también del estudio de temas requeridos a éste, y
particularmente en los prolegómenos de la reforma de la ley 5177, como lo reflejan las
Memorias de los ejercicio 1986/1987 y 1987/1988. Lo acompañaron en su primera
incursión dirigentes de la talla de Raúl Manuel Vidal (+), vicepresidente; Arnaldo Hugo
Corazza, secretario; y Juan Pedro Augé, tesorero. Como hecho saliente de su segundo
mandato al frente de la institución, se destacó el análisis del texto de la ley 5177,
producto de un enjundioso anteproyecto, y fue cobrando forma la idea de llevar la sede
de la entidad a su emplazamiento actual, en el edificio sito en 47 esquina 14. Por otra
parte, llegaron a los Colegios Departamentales (entonces 15), los primeros equipos
informáticos, provistos por la Caja de Previsión Social para Abogados, y ante una
propuesta de la Cámara de Diputados, se designó a los doctores Adolfo Gabino Ziulu y
María Montserrat Lapalma para integrar la Comisión de Estudio sobre la Reforma
Constitucional.
La presencia de Gersenobitz combinaba la expresión de su voz gruesa con una
actitud de mesura y respeto por las opiniones ajenas, sin declinar principios, ya que para
ello contaba siempre con un adecuado acopio de argumentos, producto del estudio
minucioso de los trabajos que le tocaba encarar.
De ese modo, contagió al cuerpo que integraba el tono pausado de sus
exposiciones, con la prudencia apoyada en sus propias convicciones, manteniendo clara
objetividad en sus frecuentes apreciaciones. En el período 1988-1990, contó con la
colaboración de los doctores Arnaldo Hugo Corazza, vicepresidente; Gorgonio Jorge
Encabo, secretario, y Carlos Eduardo Oricchio, tesorero. Durante el ejercicio se
incorporaron al Consejo Superior dos nuevos miembros, los doctores Norberto S. Falco
(+), presidente del Colegio de Necochea, y Eleazar Abel Reider, titular del Colegio de
Quilmes, cuya asamblea constitutiva se llevó a cabo el 1º de diciembre de 1989, y más
adelante se constituyó el Colegio de Zárate-Campana.
Las dos primeras presidencias consolidaron su prestigio dirigencial, y tal
comprobación quedó evidenciada cuando mucho después, por contingencias derivadas
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de desavenencias internas, el manejo de la entidad entró en una etapa conflictiva.
Entonces, al renovarse las autoridades del COLPROBA en el año 1996, surgió su
nombre para ocupar nuevamente la presidencia, y al resultar positiva la propuesta, eso
contribuyó a normalizar en breve lapso la situación que se había planteado, con
equilibrio y comprensión. Y a fe que Gersenobitz hizo honor a sus antecedentes
anteriores, logrando que el cuerpo se encaminase firmemente a su objetivo inmediato,
que era la ansiada reforma de la ley 5177, traducida posteriormente en la sanción
legislativa que se produjo en 2001, cuando el dirigente fallecido ya no pertenecía al
máximo organismo.
Ese último ejercicio, en cuyo transcurso sobrevino el cincuentenario de la ley
5177, tuvo para la abogacía de la provincia de Buenos Aires varios hitos singularmente
trascendentes: la preparación del Octavo Congreso Provincial, llevado a cabo
finalmente en noviembre de 1997, y el comienzo de su función por el Consejo de la
Magistratura, por cuya creación tanto bregara el Colegio en la época de la última
reforma constitucional. Fueron dos hechos significativos, que dieron culminación a un
esfuerzo que no conoció limitación alguna y resultaron, en definitiva, coronados por el
éxito.
No obstante su alejamiento, continuó ligado al COLPROBA por vínculos
afectivos y afinidades espirituales, pues siempre había pregonado la unidad del grupo de
colaboradores de la institución, que eran como “su familia”, en una expresión parecida
a la que solía utilizar quien lo sucedió en el cargo, período de por medio, el Dr. Mario F.
Monacelli Erquiaga.
Asimismo, los contactos dieron paso, más contemporáneamente, a una reunión
anual calificada como de “los ex”, que durante varios años siguieron compartiendo un
ágape en diversos restaurantes, ora en Avellaneda, ora en La Plata, con la presencia,
entre otros, de los doctores Abud, Sagués, Pezzutti, Virdó, Steffen y Llamedo.
Ahora no queda más que el recuerdo de esta figura cuya ausencia definitiva
provoca congoja y desazón, compartida por todos los que tuvieron el privilegio de
tratarlo, conocer su calidad humana y trabajar a su lado.
Prueba de su integridad intelectual estuvo dada por un episodio concreto:
Cuando el que esto escribe se hallaba preparando su libro “La Estrella de Oriente”,
Gersenobitz accedió gustosamente a trazar una semblanza de quien lo había sucedido
como presidente del COLPROBA, en un paralelismo simbólico que mostraba también
la opinión del antecesor de Monacelli, el Dr. Arnaldo Hugo Corazza (1990-1992), y lo
hizo con su natural modestia, remarcando que “más allá de los distinguidos colegas que
tuvieron la responsabilidad de conducir el Colegio en este poco más de medio siglo, la
historia institucional del mismo –al menos para mí-, se divide en un antes y un después
de Mario Monacelli Erquiaga (página 391 de dicha obra) …”
El inmenso vacío producido será colmado por hechos positivos, pues un árbol
pierde sin cesar sus ramas y esparce sus hojas, pero sus frutos son los que realmente
perduran indefinidamente. No olvidemos esta enseñanza de la historia. Honor y gloria a
tan apreciable ser humano.
FRANCISCO ROBERTO BRUMAT – 22/5/2012.
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