Guia de Armonia

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Guía de estudio de Armonía
La armonía como concepto.
El concepto actual de armonía es complementario al de melodía: si por melodía entendemos el
aspecto horizontal de la música (sucesión de alturas con carácter expresivo), la armonía representa el
aspecto vertical (simultaneidad sonora, bloques de acordes). Sin embargo, esto no ha sido siempre
así; recordemos que en la Antigua Grecia el término Harmonía se empleaba para designar los
diferentes modos o escalas (sentido horizontal) que constituían el sistema musical griego, formadas
por una serie de sonidos ordenados descendentemente. Hasta la llegada del Barroco, la
simultaneidad sonora era resultado de la combinación de las diferentes melodías de la obra, es decir,
del contrapunto sin tener una conciencia clara de los acordes que se fue forjando con el nacimiento
de la melodía acompañada y del Bajo Continuo. El concepto vertical del término queda asentado
definitivamente en el Tratado de Armonía reducida a sus principios naturales de J. P. Rameau (1722)
en el que fundamenta y sienta las bases de la armonía sobre principios científicos matemáticos,
justificando el acorde tríada (formado por terceras superpuestas como veremos) en el fenómeno
físico armónico. Por tanto, según F. Cano, el intervalo simultáneo es la base actual de los
fundamentos de la armonía. Otro aspecto interesante con respecto a la proyección didáctica de este
elemento del lenguaje musical en el aula de Primaria, sería estudiar cómo influye la armonía en la
percepción de nuestros alumnos y la forma de integrarla en la práctica y aprendizaje de los demás
elementos de la música pues constituye un estadio más avanzado (recordemos que Willems
relacionaba la armonía con la parte racional del ser humano). Por una parte es necesario que el
profesor conozca los rudimentos básicos de la armonía para crear y componer música, acompañar
canciones, armonizar melodías, realizar instrumentaciones, enriqueciendo con ello la práctica vocal e
instrumental. Por otro lado, nuestros alumnos podrán percibir inconscientemente aspectos
armónicos mediante ejercicios indirectos como percepción de la tonalidad o improvisación de finales
tonales, ejercicios de preguntas y respuestas, aplausos cuando se produce un reposo en el discurso
musical, expresión vocal e instrumental en conjunto, test tímbricos (cuántos sonidos escuchan al
mismo tiempo), percepción de modulaciones en una canción o audición, etc. Sólo en última instancia
pasarán a comprender sus fundamentos (3er. Ciclo de Primaria y Secundaria).
Círculo de tonalidades
Tablas de intervalos en tonos y semitonos.
Los acordes como base fundamental de la Armonía
Como hemos avanzado, J. P. Rameau sienta en su Tratado de Armonía las bases científicas de la
disciplina
justificando
el
acorde
tríada
en
el
fenómeno
físico
armónico:
De hecho el acorde Perfecto Mayor formado por 3ª M y 5ª J (Do, mi, sol) se forma con los primeros
armónicos (en relación a esto, veremos que las disposiciones del acorde más recomendadas
presentan un intervalo mayor en las voces graves que en las agudas). El acorde se puede definir
como simultaneidad sonora a pesar de que cualquier superposición de sonidos no viene siendo
considerada tradicionalmente acorde. En la teoría funcional de la armonía, esta simultaneidad de
sonidos ha de tener una finalidad precisa, ligada en palabras de P. Boulez “al desarrollo armónico de
la música”. Es decir, el acorde aislado pierde su sentido en la música tonal; sin embargo, desde finales
del siglo XIX viene perdiendo sus funciones estructurales y se ha convertido en casi una agregación
sonora con posibilidades de tensión y relajación internas. En este sentido, autores como J. Chailley o
Maneveau, argumentan que la conquista de la armonía ha sido la conquista de la disonancia y
señalan que muchos músicos y especialistas, desde hace décadas, se han sentido impresionados
porque se puede trazar una especie de historia de la música o de la armonía señalando las sucesivas
integraciones de los diferentes armónicos en el acorde: en la Edad Media los intervalos consonantes
eran la 8ª, la 5ª y la 4ª (consonancias perfectas); desde el Trecento italiano y durante el
Renacimiento, la 3ª se introduce como consonancia en la sonoridad simultanea (tradicionalmente se
ha definido acorde como la superposición de terceras); en el Barroco, la 7ª entra a formar parte del
acorde como disonancia e incluso la 9ª durante el Clasicismo y el Romanticismo; el Impresionismo
gusta de emplear algunos intervalos añadidos al acorde como la 6ª o la 4ª añadida, etc. y estos
sonidos no extrañan a nuestros oídos del siglo XX. No obstante, a lo largo del presente tema nos
centraremos en el acorde dentro del sistema tonal (teoría clásica de la armonía), donde el acorde
más importante es la tríada formada por dos terceras superpuestas a partir de una nota principal que
llamamos fundamental. La tríada sola en el lenguaje tonal está, pues, indefinida en su significado
armónico tal y como afirma Schoenberg, por lo que necesita la existencia de una serie o sucesión de
acordes. Según sean las terceras del acorde, encontramos cuatro tipos de tríadas:
- Acorde Perfecto Mayor: 3ª Mayor + 3ª menor (o 5ª J) (P.M)
- Acorde Perfecto Menor: 3ª menor + 3ª Mayor (o 5ª J) (P.m.)
- Acorde de 5ª Aumentada: 3ª Mayor + 3ª Mayor (Aum.)
- Acorde de 5ª Disminuida: 3ª menor + 3ª menor (Dis.)
Acordes cuatríadas: Se obtienen al añadir otra 3ª al acorde tríada y se suelen conocer como acordes
de 7ª . Los tipos principales son los siguientes:
- Acorde de 7ª Mayor: No es tan tradicional aunque aparece en algunos pasajes del Barroco,
Impresionismo (Gymnopedie de Satie) y sobre todo en la música Jazz.
- Acorde de 7ª menor: Es el acorde de 7ª más tradicional sobre todo si se levanta sobre un acorde
Perfecto Mayor (acorde típico de 7ª de Dominante, con carácter de tensión, que resuelve
normalmente en la tónica, descendiendo la 7ª y subiendo la sensible).
- Acorde de 7ª disminuida: Es también bastante usual y tiene grandes posibilidades modulatoriasexpresivas al contar con tres terceras menores (es simétrico) y poderse enarmonizar.
La 7ª se ha considerado disonancia tradicionalmente por lo que se debe preparar y resolver
correctamente para no producir choque. La preparación puede ser ligando la 7ª a una nota igual
precedente en la misma voz; de paso, es decir, bajando una 2ª; o de salto, subiendo una 3ª. La
resolución siempre consiste en descender una 2ª.
Cifrado de acordes
A la hora de armonizar cualquier melodía con acordes nos encontramos frecuentemente con que la
línea más grave de los acordes, es decir, el bajo, realiza grandes saltos que le restan carácter
melódico. Para convertir la línea del bajo en una segunda melodía y evitar faltas mayores como
paralelismos de 8ª y 5ª se utilizan los acordes invertidos en los que la nota fundamental del acorde
no está presente en la parte más grave. Según esto, un mismo acorde puede presentar las siguientes
disposiciones: estado fundamental, primera inversión (3ª en el bajo), segunda inversión (5ª en el
bajo) y tercera inversión (7ª en el bajo, solo los acordes tríadas). Debemos aclarar que las inversiones
de los acordes no transforman la función (grado) de los mismos, es decir, un V grado invertido sigue
siendo dominante, sino que simplemente varían su contundencia.
Los acordes invertidos se indican en armonía por medio de unas cifras, herencia del bajo cifrado, que
representan los intervalos generados de abajo a arriba entre la nota del bajo y las restantes. Veamos,
pues, el cifrado de los acordes tanto en estado fundamental como en todas sus inversiones:
Estado fundamental
Triadas
Sólo se indica el grado de la
escala en números romanos (I)
1ª inversión
Grado seguido de 6 (I6)
2ª inversión
3ª inversión
Grado seguido de
No existe
6
4
Cuatríadas
Grado de la escala seguido de 7
(I7)
Grado seguido de
Grado seguido de
6
4
5
3
Grado seguido de 2
Funciones tonales:
Las funciones tonales tienen que ver en cierta manera con el grado de reposo o de inestabilidad que
cada una de ella aporta al discurso musical. Existen tres funciones básicas no sólo aplicables a los
acordes, sino también a las regiones tonales de una obra en cuanto a grado de contraste entre sí.
Éstas son: función de tónica, de dominante y de subdominante. La función tonal de un acorde viene
determinada por su estructura interna y por las relaciones que establece con los acordes de su
entorno. Esto último suele obviarse con frecuencia.
La función de tónica está caracterizada por su estabilidad. El acorde representativo de esta región es
el acorde de I grado o tónica, aunque en algunos casos este papel lo pueda desempeñar el VI grado o
el III cuando sean convenientemente tonicalizados, como veremos más adelante.
La función de dominante está caracterizada por su inestabilidad. El acorde representativo de esta
región es el acorde de V grado, aunque el VII y el III han sido absorbidos por esta función. En el caso
del VII, el tritono que hay en su estructura le aporta la inestabilidad suficiente para cumplir
esta función. El caso del III es curioso, pues es calificado por la inmensa mayoría de tratados como un
acorde funcionalmente débil. Durante el Romanticismo comenzará a convertirse en una alternativa al
V, lo que significará la decadencia de las relaciones dominánticas en favor de otras, como las
mediánticas. No obstante, y hasta que llegue ese momento, su presencia estará ligada en las
tonalidades mayores a la aparición del VI (submediante), pues es su propia dominante, por lo que no
extraño que se utilice para realizar pequeñas regionalizaciones o fluctuaciones al relativo menor.
Véase el gráfico.
Cuando la tonalidad es menor, el III grado tiende a utiliz arse como el I grado del
relativo mayor y, por consiguiente, sufre una tonicalización momentánea. A esto ayuda
la presencia del VII grado en forma de subtónica, pues es su propia dominante. Véase
el siguiente gráfico.
La función de subdominante está caracterizada por cualidades de las dos anteriores,
por lo que se emplea para transitar de una función a otra o crear algo de inestabilidad
y contraste. El acorde representativo de esta región es el acorde de IV grado, aunque
frecuentemente este papel lo puedan desempeñar el II grado o el VI.
Enlace de acordes.
Para el enlace de acordes seguiremos las normas escolásticas o clásicas que adaptaremos a
nuestras necesidades:
1) Las armonizaciones clásicas se escriben para las cuatro voces de coro (Soprano,
contralto, tenor y bajo) por lo que debemos respetar el ámbito de las mismas (S: Do3 a
La4; C: Fa2 a Do4; T: Do2 a La3; B: Mil a Do3) y, en la medida de lo posible, el registro
medio. Emplearemos dos pentagramas: bajo y tenor en clave de fa y contralto y
soprano en clave de sol. El intervalo entre S-C y C-T no puede exceder de la 8a, mientras
que entre T y B se permite una distancia de hasta una 10a.
2) Al escribir para cuatro voces, en los acordes tríadas se duplica una nota que suele ser la
fundamental aunque esto va a depender de las necesidades específicas de cada caso (si
no es posible duplicar la fundamental por evitar alguna falta mayor, se recomienda
duplicar la 5a y en última instancia la 3a). A veces también se puede prescindir de una
nota (la 5a o la 3a).
3) Al realizar una sucesión o enlace de acordes se recomienda que el movimiento melódico
de las voces sea el mínimo posible y, en la medida de lo posible, mantener sonidos
comunes en la misma voz. De este modo evitaremos movimientos paralelos de 5a u 8a
prohibidos por su sonoridad arcaizante y porque restan independencia a las voces. El
bajo sí puede realizar saltos mayores. Las voces deben proceder por movimiento
contrario al movimiento de las fundamentales. En cuanto al movimiento entre voces
puede ser: paralelo (las voces se mueven en la misma dirección), oblicuo (una voz se
mantiene mientras que el resto se mueve libremente) y contrario (las voces se mueven
en dirección diferente).
4) Las disonancias deben ser preparadas y resueltas. La sensible de la tonalidad suele subir
a la tónica.
5)
En cuanto a la sucesión de acordes se recomiendan los llamados enlaces fuertes
y medios en detrimento de los débiles. Los enlaces fuertes son aquellos movimientos de
4a ascendente o 5a descendente entre fundamentales (por ejemplo I-IV ó V-I) y de 3a
descendente (I-VI). Se denominan fuertes porque la fundamental del segundo acorde no
se ha escuchado en el primero. Los enlaces medios son los movimientos de 2a
ascendente o descendente (ej. IV-V). Los movimientos débiles son los contrarios a los
fuertes: 5a ascendente y 3ª ascendente (I-III) en los que la fundamental del 2° acorde ya
estaba presente en el primero, por lo que no hay demasiada novedad auditiva.
Ejemplo de enlaces de acordes correctos:
EJERCICIO: Realizar una progresión de seis acordes para cuatro voces mixtas en la tonalidad
de Sol Mayor respetando las reglas clásicas para el enlace de acordes y combinando
movimientos fuertes y medios.
Figuraciones melódicas ubicación de notas fuera del acorde.
Al armonizar una melodía o realizar una composición frecuentemente encontramos sonidos
que no pertenecen al acorde pero que enriquecen el movimiento melódico de las voces y la
sonoridad resultante. Las más frecuentes son:
1) Nota de paso: Es aquella nota extraña al acorde que se da en parte o fracción débil que
enlaza dos notas reales de un mismo acorde o de dos distintos las cuales se hallan a
distancia de 3a o 2a (nota de paso cromática). Por tanto, la nota de paso procede y
resuelve por grados conjuntos y en la misma dirección.
2) Bordadura/floreo: Nota que rodea a una misma nota real partiendo de ella por
movimiento de 2 a asc o desc y resolviendo por movimiento contrario.
3) Apoyatura: Nota extraña al acorde que es atacada al mismo tiempo que éste y
resuelve en la nota real por movimiento de 2a asc. o desc.
4) Retardo: Nota real de un acorde que es mantenida en la misma voz cuando ya está
sonando el siguiente acorde en las restantes voces (parecida a la apoyatura pero la
nota extraña no es atacada al tiempo sino que viene ligada del acorde anterior).
5) Anticipación: Nota extraña al acorde de duración breve que adelanta el sonido del
siguiente acorde en la misma voz.
6) Escapada o elisión: Nota extraña, esencialmente melódica, que procede de la nota
real por movimiento ascendente o descendente de 2a o 3a y resuelve por
movimiento contrario de 3a o 2a. Un tipo de escapada es la nota cambiata que parte
y resuelve en la misma dirección.
Cadencias.
La cadencia es una combinación melódica o armónica que produce un efecto de conclusión, de
reposo o resolución y su importancia depende del contexto musical. En la música tonal las cadencias
son un aspecto estructural básico que articula el final de las unidades formales más
importantes (secciones, periodos, frases o semifrases).
En el siguiente cuadro aparecen las fórmulas armónicas de las cadencias de uso más frecuente.
Cadencias conclusivas
1) Cadencia auténtica
La cadencia auténtica perfecta se basa en la progresión V-I y los dos acordes que la forma se
presentan en estado fundamental.
-El bajo realiza un salto de quinta o cuarta justa.
-La sensible asciende a la tónica.
La cadencia auténtica es imperfecta cuando uno de los dos acordes está en primera inversión. El
enlace entre VII y I tiene el mismo efecto conclusivo.
2) Cadencia plagal
En la cadencia plagal el acorde que precede a la tónica es distinto al V o VII. La combinación más
empleada es IV-I.
Cadencias suspensivas
1) Semicadencia o media cadencia. Reposo en V.
La cadencia frigia es un tipo de semicadencia que se produce en el modo menor.
Su nombre se relaciona con la escala frigia y se caracteriza por el intervalo de segunda menor
descendente que se presenta en la voz más grave. Tiene los mismos rasgos que laescala andaluza.
Cadencia rota. Cuando el acorde de dominante no enlaza con el acorde de tónica el efecto conclusivo
se interrumpe momentáneamente produciendo una cadencia rota. En la combinación más
empleada, V-VI, la sensible resuelve en la tónica pero el acorde de VI produce un efecto sorpresa que
se prolonga hasta que una cadencia perfecta cierra la frase, sección o fragmento. En la música de la
primera mitad del siglo XVIII la cadencia rota suele aparecer al final de una pieza y ayuda a que la
cadencia final sea más contundente como punto culminante de la obra o movimiento. Ejemplo:
Invención 3 en Re Mayor de J.S.Bach.
La Modulación:
Es el proceso melódico-armónico por el que se cambia de tono o de modo en el transcurso de una
obra.
Existen varios procedimientos para modular; empezaremos por la modulación diatónica, que es la
más común entre tonalidades cercanas.
El mecanismo de la modulación está determinado por unas normas. La modulación diatónica se
realiza por medio de un acorde que tenga doble función, es decir, un acorde que pertenezca tanto a
la tonalidad en la que se está como a la tonalidad a la que se va a modular. Este acorde es un
elemento puente entre ambas tonalidades.
Para modular de una tonalidad a otra cercana basta también con hacer escuchar el sonido
característico de la nueva tonalidad, que generalmente es la sensible, por lo que el acorde apropiado
será aquel que contenga la sensible de la nueva tonalidad (acorde de séptima de dominante, novena
de dominante y séptima sobre sensible). También puede valernos como sonido característico de la
nueva tonalidad su cuarto grado.
Otros dos tipos de modulación -que veremos en mayor profundidad en próximos posts- son la
modulación cromática y la modulación enarmónica.
La modulación cromática se caracteriza por emparentar dos tonalidades mediante un acorde que ha
sufrido una transformación cromática. Las notas que han de evolucionar cromáticamente deben
hacerlo en la misma voz, de lo contrario se produciría una falsa relación cromática.
La modulación enarmónica se produce gracias al uso de acordes que han sufrido una transformación
enarmónica total o parcial de sus notas.
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