Cómo preparar voluntarios para las misiones

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Cómo preparar voluntarios para las misiones
Cada día son más las iglesias que participan activamente en la obra misionera, tanto
nacional como internacional. Ya no es asunto solamente de las agencias de la
denominación, ni de las convenciones estatales ni las asociaciones; ahora las
congregaciones quieren vivir las experiencias que conlleva participar personalmente en
una misión evangelística.
Nuestra iglesia, como muchas en al área de Miami y el condado Dade, ha participado
cada año en distintas oportunidades. Este año lanzamos el reto de ayudar a 20 iglesias
pobres en Nicaragua. El propósito no es solamente ir a evangelizar, sino también entrenar
a los pastores en distintos aspectos relacionados con la administración de iglesias;
discipular a los creyentes; proveer recursos para estudios bíblicos; dar ropa y alimentos a
la comunidad; ofrecer atención médica; y suplir otras necesidades. ¡Es un proyecto
grande!
Quisiera compartir la forma en que podemos capacitar a nuestras congregaciones para
llegar más allá de nuestro entorno local.
Primero, la iglesia debe determinar cómo y a quiénes dirigir el ministerio evangelístico.
Sin abandonar la labor local, y sin dejar de contribuir y orar por la obra misionera en los
Estados Unidos y en otros países, una congregación puede concentrarse cada año en un
proyecto que provea la oportunidad a sus miembros de establecer contacto directo con las
iglesias y los obreros de otros lugares. No hay experiencia misionera que transforme más
a una congregación que “vivir en carne propia” lo que nuestros misioneros experimentan
cada día en sus campos.
Segundo, determinen si establecerán un convenio con alguna congregación dentro de los
EE.UU. o de otro país. Muchas iglesias pequeñas y asociaciones que están iniciando
congregaciones hispanas piden ayuda para dar sus primeros pasos. A veces la primera
persona que establece el contacto es algún miembro de la congregación o del grupo que
desea recibir la ayuda, pero no debemos olvidar que para establecer un convenio, es con
el pastor (o con las personas que él designe) con quien debemos determinar la estrategia a
usar. Sea que el convenio sea con una iglesia solamente, o a través de una asociación de
iglesias o de una convención estatal, siempre se debe desarrollar el plan en coordinación
con el personal designado. Si el proyecto es a nivel internacional, también debe buscarse
la manera de contactar al personal de la denominación.
Antes del viaje
1. Escoger el lugar, la fecha y lo que van a hacer. La iglesia que participa debe nombrar
equipos que se encarguen de distintos aspectos:
• Reclutamiento de voluntarios
• Logística o estrategia a seguir: objetivo, metas y planes de acción
• Entrenamientos y recursos
2. Si es exclusivamente un viaje misionero para predicar el evangelio, deben determinar
quiénes predicarán, en qué iglesias y cuándo. Si hay personas que no predican, deben
determinar qué harán. Pueden ir de puerta en puerta presentando el plan de salvación
(véase http://www.evangecube.org/), distribuir folletos evangelísticos, ayudar en la
música durante los servicios o presentar conciertos en algunos lugares determinados,
brindar apoyo a la(s) iglesia(s) local(es) en sus planes y hacer cualquier otra labor que las
congregaciones locales deseen desarrollar.
3. El grupo que viaja debe realizar la obra que necesita la iglesia que recibe la ayuda. De
nada vale viajar miles de millas para realizar en otro lugar una misión que cualquiera de
los que ya están allí pueden desarrollar fácilmente. El propósito es ayudarles a hacer algo
que ellos sueñan, pero que no pudieran hacer sin la ayuda de otra iglesia hermana.
También es importante que cuando se decide ayudar en otro lugar, todo se haga de
acuerdo a la necesidad existente en aquel lugar. No debemos cometer el error de imponer
lo que nosotros queremos hacer sin preguntar qué necesitan que hagamos. Muchas veces
las agendas se confunden cuando no hay una preparación previa y adecuada.
4. Los que van como voluntarios deben pagar sus gastos de viaje, hospedaje, comidas y
todo lo demás. La iglesia puede involucrarse contribuyendo a través de sus clases de
escuela dominical, grupos de estudios bíblicos u organizaciones misioneras. Todas esas
contribuciones deben ir directamente al lugar o a las personas que lo necesitan.
5. Los encargados de coordinar el viaje deben advertir a los voluntarios que es un evento
especial en el cual ellos van a tener una parte de suma importancia. Deben establecer
algunos parámetros que guíen a aquellos que nunca han participado de un proyecto de este
tipo. A cualquier lugar que visiten deben respetar y considerar que hay diferencias en
expresiones verbales, modo de vestir y costumbres que a lo mejor no nos agradan. Deben
comportarse a la altura de un embajador de Cristo (2 Corintios 5:20). Deben limitarse a
sus responsabilidades sin usar el privilegio de servir como un arma para destacarse, ganar
honores o tomar ventaja ante otros. El líder o los líderes deben animar al grupo a imitar a
Jesús en su comportamiento.
Durante el viaje
1. Debe haber una persona o un equipo encargado de coordinar cada detalle del viaje.
Aunque no podemos evitar los imprevistos, debemos tratar de que no haya “sorpresas.”
Cuando los arreglos de viaje no son bien coordinados con las agencias, pueden ocurrir
noticias desagradables a la hora de partir o al llegar al lugar de destino. Debe hacerse
todo lo posible por mantener un espíritu positivo, de expectación y agradable, para hacer
una labor que quizás algunos en el grupo jamás han experimentado. No hay segunda
oportunidad para la primera impresión.
2. Deben tener todos los planes por escrito. Al llegar al lugar se debe tener una reunión
previa con los líderes locales para ultimar detalles. Los planes deben estar bien
coordinados en detalle, pero deben ser flexibles. Las condiciones son distintas en los
diferentes lugares que visitamos; por lo tanto, no podemos esperar que todo salga a la
perfección.
3. En esa reunión previa se debe determinar si continúan con los planes anteriores o si
hay que hacer algún cambio.
4. Deben tener un tiempo diario de oración, testimonios y evaluación del trabajo hecho
durante el día. En esas reuniones se pueden contar experiencias de cómo seguir adelante
haciendo todo con excelencia, como es digno de un servidor de Cristo.
Después del viaje
Es importante no dejar caer el ánimo después de que un grupo ha regresado de un viaje
misionero. Los voluntarios tendrán muchas anécdotas e historias que contar. Aproveche
la oportunidad para darles un tiempo en los servicios de adoración para que compartan
sus experiencias con el resto de la congregación. Muchas veces esos testimonios pueden
ir acompañados de fotos o videos. Algunas iglesias, después de escuchar lo sucedido en
un viaje misionero, deciden adoptar a una familia necesitada, una familia pastoral o una
congregación. A veces encuentran en otros lugares proyectos de edificios de iglesias en
construcción, que no han podido terminarse por falta de fondos, y la iglesia que regresó
del viaje misionero decide terminarlo. Otras veces se puede ayudar a seminarios,
estudiantes y sus familiares, proveyéndoles ayuda económica temporalmente, o supliendo
materiales de estudio o recursos necesarios.
También es una magnífica oportunidad para obtener información de primera mano con
los misioneros locales de otros lugares, para ver cómo ellos trabajan y lo que necesitan.
Tanto las iglesias locales como las asociaciones, convenciones estatales y agencias
nacionales tienen múltiples oportunidades para que los miembros de las iglesias Bautistas
del Sur participen en proyectos misioneros. Cada uno puede desarrollar una estrategia
distinta, pero el objetivo es el mismo: esparcir el mensaje del Reino de Dios en la tierra.
La Unión Femenil Misionera, la Junta de Misiones Norteamericanas, la Junta de
Misiones Internacionales y LifeWay tienen especialistas que pueden ayudar a desarrollar
una estrategia exitosa en el campo de la obra misionera. Visite sus sitios en la Internet o
llámeles por teléfono para obtener información.
Sé de consiervos míos que han sido muy eficientes en coordinar con sus iglesias
esfuerzos misioneros de gran alcance. La evangelización es una de las funciones de la
iglesia de Cristo. No es una opción. Es un mandato: ¡Id por todo el mundo y predicad el
evangelio hasta lo último de la tierra!
—Ángel López, pastor de la Iglesia Bautista Westland, Hialeah, Florida.
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