Resumen ejecutivo - Enisa

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Resumen ejecutivo
Puesto que gran parte de las infraestructuras críticas de los Estados miembros se
encuentran en manos del sector privado, la colaboración entre ese sector privado y las
administraciones públicas para garantizar la seguridad y resistencia de las mismas se
presenta como una solución natural. Esta colaboración público-privada (CPP) se ha
desarrollado en muchos Estados miembros y en diferentes momentos, dependiendo del
entorno, de la cultura y del marco jurídico. No cabe sorprenderse, por lo tanto, de que no
exista una definición común de lo que se entiende por CPP. Esta diversidad constituye una
ventaja cuando se trata de crear redes y sistemas resistentes, pero también se necesita una
interrelación y un entendimiento común, especialmente cuando se adopta una perspectiva
europea.
La necesidad de esta perspectiva europea queda demostrada con la creación de la
Colaboración Público-Privada Europea en materia de Resistencia (EP3R), que coopera con
CPP nacionales para abordar a escala europeo el tema de la protección de las
infraestructuras críticas de información (PICI). La necesidad de una perspectiva
internacional viene confirmada, por otro lado, por la creciente sensibilización sobre la
ciberseguridad y sobre la protección de las infraestructuras críticas. Ningún país está en
condiciones de crear una estrategia PICI de manera aislada, ya que el ciberespacio no
conoce fronteras. A escala europea, el problema está siendo abordado en estos momentos
por un grupo de trabajo UE/EE.UU., que tiene como uno de los puntos de su temario la
cuestión de las CPP.
La presente Guía de buenas prácticas (GBP) de modelos cooperativos para una
colaboración público-privada más eficaz se basa en una investigación documental que puso
de manifiesto la existencia de un conjunto de características que permiten describir las CPP
de una forma común a pesar de su diversidad. Se consolidaron los resultados de
30 cuestionarios y 15 entrevistas y se validaron en forma de taxonomía, que se presentó
como documento de apoyo, resultando de todo ello cinco grandes componentes que daban
respuesta a las preguntas: ¿Por qué?, ¿quién?, ¿cómo?, ¿qué? y ¿cuándo? referidas a
la creación y mantenimiento de CPP. Los datos se obtuvieron de diversas entidades
interesadas, tanto del sector público como del privado, pertenecientes a 20 países.
El resultado no es una Guía prescriptiva, sino una Guía centrada en la claridad del objetivo
y del enfoque, de forma que los interesados puedan elegir fácilmente aquellos aspectos que
añadan valor a sus tareas de creación y gestión de CPP.
La Guía se abre con una sección dedicada a definir los problemas que las CPP tratan de
solucionar. Como ayuda al lector se presenta una lista de los problemas con los que las
CPP existentes han tenido que enfrentarse al responder a la pregunta ¿por qué? A
continuación se describen las buenas prácticas que se han observado al respecto. La Guía
ofrece recomendaciones y observaciones y, cuando procede, incluye citas literales
extraídas de las entrevistas.
Nuestro análisis muestra que, a pesar de su profusión y aparente diversidad, las estrategias
adoptadas para abordar los problemas de seguridad y resistencia de las redes y sistemas
de comunicaciones electrónicas se resumen en tres grandes enfoques. Se denominan
respectivamente CPP centradas en la prevención, CPP centradas en la respuesta y CPP
marco, cuyas características se examinan en la sección 3.
El análisis detallado de las entrevistas ha sacado a la luz algunos interesantes y útiles
puntos de coincidencia en los enfoques adoptados. Por ejemplo, anteriormente se creía que
muchos países imponían por ley la obligación de compartir la información confiada, debido
al carácter obligatorio de la pertenencia a las CPP. En realidad, aunque la pertenencia sea
obligatoria, la información confiada sólo se comparte de forma voluntaria, ya que no se
puede obligar a los miembros a revelar información sensible si consideran que esto supone
un riesgo para su reputación y no ven ventaja alguna al hacerlo. La Guía distingue
claramente entre las «Observaciones» de este tipo y las eventuales «Recomendaciones»
de buenas prácticas.
En este contexto, un ejemplo de recomendación de buenas prácticas sería garantizar el
anonimato de la información confiada. Al menos una CPP ha mencionado el requisito de no
atribución de la información como la principal razón del éxito obtenido.
Un segundo punto de coincidencia no inmediatamente obvio se refiere a las CPP
multisectoriales. El ejemplo de buenas prácticas de muchas CPP parece indicar que, para
optimizar el valor aportado a sus miembros, las comunidades deben ser homogéneas, lo
cual no sería compatible con su composición multisectorial. En realidad, las CPP
multisectoriales tienen subgrupos cuya composición sí es homogénea. Esta constatación
refuerza la importancia de la recomendación de homogeneidad que se formula en la Guía.
Un tercer ejemplo alude a la participación del organismo regulador, que en muchos países
aparece como un obstáculo para compartir la información confiada, debido a potenciales
conflictos de intereses. En algunos países, el regulador aparece como un miembro
fundamental y ciertamente añade valor a las actividades de la CPP. No obstante, las CPP
en las que participa el organismo regulador reconocen que hay un tiempo y un lugar para
esta participación y que puede ser una barrera para compartir la información confiada. Las
CPP que saben gestionar con éxito esta compleja relación demuestran ser notables
ejemplos de buenas prácticas y manifiestan además otro importante punto de coincidencia.
Los ejemplos anteriores evidencian cómo puede ayudar la Guía a las CPP, tanto actuales
como futuras, a alcanzar un conocimiento común de aquellas características de una CPP
eficaz que puedan emplearse para establecer y mejorar la cooperación a escala nacional y
europea.
La Guía complementa las buenas prácticas europeas presentando CPP de Estados Unidos,
Canadá y Australia (en la sección 4). Se describe brevemente cada una de las CPP
internacionales, asignándolas a alguno de los tres grandes enfoques identificados en la
investigación realizada en Europa. Como colofón de esta sección se resumen en siete
puntos las enseñanzas extraídas de las publicaciones de estas CPP, se enumeran los
factores críticos que explican su éxito en la tarea de compartir la información y, por último,
se describe una posible vía de cooperación internacional.
La Guía contiene 36 recomendaciones, que se describen en la sección 2 y se enumeran
para una fácil consulta en la sección 5. Las conclusiones generales del estudio son que la
diversidad de enfoques de las CPP se sustenta en un conjunto básico de principios y que es
el reconocimiento de estos principios comunes lo que franquea el paso hacia una
cooperación más estrecha entre ellas en el futuro.
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