la españa de la postguerra

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LA ESPAÑA DE LA POSGUERRA, 1939-1959: ASPECTOS
SOCIALES, POLÍTICOS Y ECONÓMICOS.
El día 1 de Abril de 1939, el triunfo de las tropas franquistas
sobre la república y el final de la Guerra Civil trajo consigo la
instauración en nuestro país de un nuevo régimen: la dictadura del
general Franco, la más larga de las habidas en España en toda su
historia.
Entre 1939 y 1975, el régimen franquista tuvo que
evolucionar para adaptarse a las distintas situaciones
internacionales, sin dejar de ser en ningún momento un régimen
personal y fuertemente autoritario, aunque con unas
características propias que lo diferenciaban de los regímenes nazis
y fascistas, derrotados en la Segunda Guerra Mundial, y de
algunos más que continuaron o surgieron después, entre ellos el
régimen salazarista de Portugal o el peronismo en Argentina,
entre otros.
La España de 1939, una vez terminada la guerra, era una
nación arrasada material, demográfica y emocionalmente. Sobre
las ruinas de un país agotado por el conflicto, se construirá un
nuevo Estado caracterizado por la centralización absoluta del
poder en la figura del general Franco, por la persecución
sistemática de cualquier oposición, y por el establecimiento de
una economía de autarquía, de aislamiento, que prolongó las
consecuencias de la guerra durante dos décadas.
El régimen implantado por Franco y los vencedores de la
guerra, perduró en España hasta 1975, año en que murió el
general. El franquismo, en su largo periodo de vigencia,
evolucionó desde las primeras formas fascistas que lo
caracterizaron durante la década de los años cuarenta, hasta los
intentos de apertura de la década de los setenta, pasando por las
diversas fases de institucionalización y reforma.
El régimen franquista toma prestada de los movimientos
totalitarios de Italia y Alemania parte de su estructura de
dominación (partido, sindicato, policía, asociaciones de masas,
propaganda, exaltación de la figura del líder) en la que sobresale,
en última instancia, el ejército, que es el arquetipo de los valores
del nuevo estado y el garante máximo del orden institucional.
El estado es el representante de “los intereses supremos de
la patria”, en el que confluyen los anhelos de los distintos grupos
sociales y de las distintas regiones, por lo que se configura como
profundamente centralista y prohíbe la utilización de las lenguas
vernáculas y cualquier forma de autogobierno. El Estado
franquista se constituye como ente omnipresente y regulador de la
vida ciudadana en todas las esferas. El partido, que a veces se
confunde con el Estado, es la plataforma para la promoción social
y ejerce su influencia en la esfera cultural, puesto que las
emisoras de radio y periódicos del Movimiento dominan la
opinión pública española.
ASPECTOS POLÍTICOS: LA CONSOLIDACIÓN DEL
NUEVO ESTADO.
La intención de Franco fue la de crear un nuevo Estado,
“regenerador de España”, que desterrara toda idea de liberalismo
y de democracia liberal, de comunismo, de anticatolicismo y, por
supuesto, de separatismo.
La estructura política y la doctrina que sustentaban el estado
franquista fueron llamadas el Movimiento Nacional. Franco
asumió todos los poderes; Jefe del Estado y del partido y como tal
era jefe del gobierno, presidía el Consejo Nacional y nombraba
presidente de su Junta Política a la vez que gozaba de poderes
excepcionales para promulgar leyes en casos de urgencia. Era
además, Generalísimo de los Ejércitos españoles. Pasó a llamarse
“Caudillo de España” e impuso un modelo de estado totalitario
muy difícil de definir de forma estricta ya que era una
combinación entre un estado fascista, una dictadura militar y una
monarquía absoluta sin rey.
Todas las instituciones que arropaban al Dictador le estaban
completamente subordinadas, y la totalidad de sus miembros lo
eran a través de mecanismos que directa, o indirectamente,
dependían de la voluntad del Caudillo. La fidelidad personal hacía
él era determinante para hacer carrera política.
El Dictador desmanteló todas las instituciones de la época
republicana. Se suprimió la Constitución de 1931, y con ella todas
las garantías individuales y colectivas, se prohibieron todos los
partidos políticos y las organizaciones sindicales, y se abolieron
los estatutos de autonomía de Cataluña y del País Vasco, a la vez
que se prohibía toda manifestación de tipo nacionalista.
El régimen se basó en la promulgación de una serie de
Leyes Fundamentales. Las seis Leyes Fundamentales
promulgadas por el franquismo en esta época fueron:
a.- Fueron del Trabajo (1938). Es una declaración hipotética de
los derechos del trabajador y de las obligaciones de la empresa y
del Estado en lo referente a la producción. Se establecía el control
estatal sobre las condiciones de trabajo y otorgó el monopolio de
las relaciones laborales a la Organización Sindical de Falange
(Sindicalismo Vertical que agrupaba a empresarios y trabajadores
de una misma rama de producción, llamando a cada uno de ellos
Sindicato vertical); la afiliación a los sindicatos era obligatoria. Se
consideraban como actos subversivos las huelgas y las
reivindicaciones colectivas.
b.- Ley Constitutiva de las Cortes (1942). Establecía una sola
Cámara, llamada de Procuradores, elegida por sufragio indirecto
por las corporaciones y por el propio Franco, y cuya función
básica era deliberar sobre los borradores de las leyes, siguiendo la
instrucciones del dictador y sus asesores, y aprobarlas, casi
siempre por aplastante mayoría o por unanimidad. Son miembros
natos los ministros, los consejeros nacionales de la FET, los
presidentes de los altos tribunales civiles y militares, los alcaldes
de las capitales de provincias, los rectores de universidad y los
representantes de los colegios profesionales. Además son
nombrados por Franco cincuenta procuradores del mundo militar,
administrativo, religioso y social. Más tarde se ampliara para dar
cabida a los representantes de las Diputaciones y de las
Mancomunidades canarias y ya en 1966 tendrán participación
representantes de las familias y los municipios. Las familias
cuentan con dos procuradores por provincia, elegidos por los
cabezas de familia y las mujeres casadas.
c.- Fuero de los Españoles.(1945). Pretendía ser una especie de
declaración de derechos y deberes que debía ser desarrollada por
futuras leyes, y su objetivo era encubrir la imagen autoritaria del
régimen frente a las potencias extranjeras, pero reafirma el
carácter tradicionalista y católico del sistema.
d.- La Ley del Referéndum Nacional (1945). Permitía al jefe del
estado convocar un plebiscito para que el pueblo aprobara
directamente una ley.
e.- La Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado (1946). Definía
al régimen como un “reino” y preveía una monarquía como
sucesora del franquismo, autorizando a Franco a proponer a su
propio sucesor.
f.- Ley de Principio del Movimiento Nacional (1958). La
promulgó Franco sin deliberación previa en las Cortes y suponía
una declaración programática continuista, pero suficientemente
ambigua en los matices como para que todas las familias pudieran
aceptarla.
En la organización territorial había gobernadores civiles que
eran a la vez Jefes provinciales del Movimiento y Gobernadores
Militares en cada provincia. Y se restableció la vieja estructura
militar de las Capitanías Generales.
Franco sustentó su régimen político en las llamadas
“familias”, que tenían caracteres muy distintos:
- La Iglesia. El fundamento principal de la ideología del
régimen y del sistema educativo fue el catolicismo. El
régimen acabó por convertirse en un Nacional-Catolicismo,
en el que la influencia de la Iglesia fue determinante. Desde
el inicio de la guerra la jerarquía de la Iglesia se identificó
con la sublevación, bautizando la causa nacionalista como
cruzada. A cambio de su apoyo la Iglesia se convirtió en un
verdadero poder, gozó de privilegios e impuso la unidad
católica con exclusión oficial de cualquier otra religión. La
Iglesia aportó además la participación directa de obispos y
prelados en las Cortes franquistas y en el Consejo del Reino.
- La Falange. Muerto José Antonio y eliminados los
dirigentes en el proceso unificador de 1937, en el nuevo
partido habían entrado muchísimas personas que nada tenían
que ver con las ideas del fundador de la Falange, y sus
primitivos ideales de tipo fascista se fueron convirtiendo en
una ciega lealtad al Caudillo. La Falange se transformó en
algo diferente de lo que había sido. El decreto de unificación
fundió en un solo cuerpo a grupos ideológicos muy distintos
y se redujo el papel de Falange a ser la cantera que
proporcionara al régimen sus cuadros organizativos o
dirigentes, siempre que observaran fidelidad inquebrantable
al caudillo. La década de los años cuarenta o periodo azul,
fue la del predominio falangista, aunque no tuvo la
importancia del partido nazi en Alemania o el partido
fascista en Italia, e incluso Franco se negaba a llamarla
partido.
- El Ejército fue siempre la columna vertebral del sistema y
nunca discutió el poder del Generalísimo. Firmemente
anticomunista después de la depuración de que fue objeto,
era defensor a ultranza de la unidad nacional y del orden
público. Franco se rodeó de colaboradores directos durante
la guerra como Muñoz Grandes, Carrero Blanco, Moscardó
etc. A los que consideraba críticos o demasiado influyentes
los fue apartando como fue el caso de Yagüe o Queipo de
Llano. Franco fue sobre todo un militar. Su fortaleza de
carácter, su talante impasible, su sentido de la lealtad, la
disciplina y la austeridad eran consecuencia de su formación
castrense. Por esta razón, aunque el régimen no fuera una
dictadura militar, lo cierto es que se imprimió a la vida
española un cierto aire de cuartel. La presencia de militares
en los altos cargos fue paulatinamente disminuyendo,
aunque siempre ocuparon las carteras militares y los puestos
relacionados con la defensa.
El franquismo no es sólo un régimen político sino también
una ideología con un control total de los medios de
comunicación, a través de la propaganda y la educación. A
partir de los años cuarenta hubo un intento de control social de
todos los españoles porque se pensaba que los males del país se
debían a la libertad de conciencia, al liberalismo y a la falta de
una dirección paternalista de la sociedad; una consigna
propagandística de la época era “ Franco manda y España
obedece”. Se intervino en la vida cotidiana, en sus
comportamientos culturales y religiosos, en el marco político
de la juventud (se creó el Frente de Juventudes que organizaba
campamentos, concentraciones…) y de la mujer (surge la
Sección Femenina encargada de organizar el servicio social de
las mujeres).
El régimen se cimentó sobre las ideologías que ya se habían
difundido durante la guerra. En primer lugar el anticomunismo,
extendido en realidad en términos amplios a todos los llamados
rojos, desde la extrema izquierda revolucionaria hasta la
burguesía democrática, por moderada que fuera.
Un segundo aspecto es la identificación de la dictadura con
el catolicismo. El dominio que la Iglesia ejerció sobre la vida
social de la España franquista fue absoluto: actos religiosos,
procesiones, rezos públicos, proliferación de curas, monjas y
monjes, y símbolos católicos por doquier, obligatoriedad de la
enseñanza religiosa en todos los niveles e imposición del
catecismo cristiano, plena competencia en materia de censura y
una presencia constante en los medios de comunicación. Se
impuso una estricta moral católica.
Otra constante ideológica es el tradicionalismo. La unidad
de la Patria era un valor sacrosanto. Las referencias al Imperio
eran constantes; se exaltaban los valores de la Reconquista, las
figuras de los Reyes Católicos, de Carlos V, de conquistadores
etc. Se identificaron como antiespañoles la democracia, el
liberalismo y la autonomía de las regiones y se aplastaron
todos los elementos de identidad de las diferentes
nacionalidades.
Por último los símbolos militares y la organización castrense
impregnaron también la vida social y se manifestaron en la
proliferación de emblemas, los desfiles, la educación física
convertida en instrucción militar, los actos relacionados con la
exaltación de la bandera o del himno nacional. En la enseñanza
se introdujeron clases obligatorias de formación política.
La Ley de Responsabilidades Políticas sirvió para la
depuración total de los que permanecieron fieles a la
República. Implicó juicios militares con penas de muerte y
también juicios civiles a miembros de partidos y sindicatos que
permanecieron en España. La represión ejercida como
consecuencia de la Guerra Civil fue especialmente dura. En
1939, al terminar la guerra de España, había 270.000 presos,
aunque fueron excarcelados bastantes, incluso habiendo sido
sentenciados a muchos años de cárcel. El número de ejecutados
fue muy alto, en torno a los 30.000.
La represión específica de la Dictadura tiene una
característica fundamental: ser selectiva. La dictadura no
pretendió la represión de grupos enteros de población como
ocurrió en la Alemania nazi. En nuestro país se ejerció sobre
algunos grupos minoritarios que, a juicio de las autoridades
franquistas, suponían un grave peligro para el régimen y para
España. La actitud anticomunista de Franco se sumaba a otra
obsesión: la idea de la conspiración masónica permanente a la
que atribuía los males de España desde el siglo XVIII. En 1940
se promulgó la Ley de Represión de la Masonería y el
Comunismo, lo que pone de manifiesto su intencionalidad
selectiva. Por otra parte hubo una depuración de profesionales
y funcionarios de sus puestos de trabajo. Otros se tuvieron que
exiliar, y entre ellos hubo un porcentaje elevado de
intelectuales.
El control de los medios de comunicación social fue
absoluto. Todas las emisoras de radio debían conectar
obligatoriamente con Radio Nacional de España para emitir un
único parte informativo, previamente revisado por la censura
oficial. La prensa estuvo sujeta a la censura previa hasta la
llamada Ley Fraga, a pesar de lo cual fue dinamitado el
edifico del diario Madrid al final del segundo franquismo.
EL RÉGIMEN Y LA POLÍTICA INTERNACIONAL
España permaneció al margen de la Segunda Guerra
Mundial debido, en parte, a su situación de ruina y debilidad, y
también, por la lentitud con que Franco tomaba sus decisiones.
Sin embargo fueron bastantes los momentos en que el dictador
pareció dispuesto a intervenir. Declarada la guerra el régimen
proclamó su neutralidad, pero luego ante el rápido avance de
Hitler, cambió su posición por la no-beligerancia, para volver
finalmente a su primera declaración, aunque manifestándose
siempre amigo de Alemania e Italia.
Entre los años 1945 y 1946 el franquismo quedó aislado,
mientras crecía la actividad de los medios de oposición en el
exterior y se recrudecía la lucha de guerrillas o maquis en el
interior; esta forma de resistencia antifranquista fue promovida
por el PCE desde Francia y tuvo escaso éxito porque fue
combatida con dureza por la Guardia Civil. El Régimen habló
de una conspiración judeo-masónico-marxista y en diciembre
de 1946 la ONU recomendó una política de aislamiento de
España, que implicó la retirada de nuestro país de casi todos
los embajadores europeos; solamente permanecieron los de
regímenes muy amigos como el argentino Perón o el portugués
Salazar. El boicot político y económico reforzó el aislamiento
de España en el contexto internacional, pero no fue total
porque los suministros de petróleo y otros productos básicos
nunca llegaron a paralizarse y también los grupos
empresariales estadounidenses, franceses y británicos con
intereses en España impidieron que la acción internacional
fuera más allá de la retirada formal de embajadores.
En 1947, iniciada la Guerra Fría, el papel de Franco fue
haciéndose más interesante. Sin embargo, España no fue
admitida en la OTAN ni se benefició del Plan Marshall. A
partir de los años 50 empezó a hacerse evidente la necesidad de
una reorientación política y económica y de un aperturismo
que pusiese fin a la autarquía. Por este motivo Franco decidió
proceder a una remodelación del gobierno en 1951 y con esto
pretendía claramente poner fin al aislamiento y conseguir
algunos éxitos en política exterior.
También en 1950 la ONU revocó las recomendaciones de
1946 y España fue admitida en organismos internacionales
como la FAO y luego en la UNESCO. Era el fin del
aislamiento y la ONU recomendó la vuelta de los embajadores
a Madrid, ingresando en las Naciones Unidas en 1955.
En septiembre de 1953 se firmaron unos acuerdos con
Estados Unidos a través de los cuales se establecía una política
de defensa y ayuda económica, y por medio de los cuales se
permitió a los americanos el establecimiento de las Bases
Militares de Rota, Zaragoza, Morón y Torrejón., así como otras
instalaciones logísticas o de control radio-eléctrico. Los
Estados Unidos habían pretendido nada menos que cesiones
territoriales para la instalación de bases militares, exigencia
que sólo se pudo compensar con la introducción de la formula
de la utilización conjunta. Con esta pirueta jurídica no se
cuestionaba, al menos, el principio de la soberanía española y
el control de España sobre su propio territorio. La presencia
real española en las bases fue muy escasa.
ASPECTOS SOCIALES Y ECONÓMICOS
Al acabar la guerra la población española había
experimentado un notable descenso de la población activa y la
economía estaba profundamente desarticulada. La producción
agraria e industrial era muy inferior a la de 1935, las reservas
de oro y divisas habían desaparecido y la red de transportes se
encontraba muy deteriorada.
La victoria de Franco en la guerra tuvo repercusiones
económicas muy negativas. A corto plazo sumió en el hambre
y la miseria a muchos españoles. A largo plazo las arbitrarias
decisiones de las autoridades consolidaron una economía muy
poco competitiva en la cual el tráfico de influencias y la
corrupción fueron elementos destacados.
En esta fase se produjo el racionamiento. Los productores
estaban obligados a vender el total de la producción a la
Administración, a un precio de tasa fijado por ésta.
Posteriormente era la propia administración la única que podía
vender los productos a los consumidores a un precio también
regulado. Inmediatamente surgieron los estraperlistas y el
mercado negro, en el cual las transacciones se hacían al
margen de la ley. A veces se duplicaba o triplicaba los precios
del mercado oficial y afectaba a productos básicos como el
aceite o el trigo. También hubo escasez energética. Hasta
mediados de los años 50 el carbón y el petróleo estuvieron
racionados y desde 1944 a 1954 hubo restricciones eléctricas.
La autarquía consistía en alcanzar la autosuficiencia
económica a partir del aislamiento del exterior y de la
sustitución del mercado por la intervención generalizada de la
Administración. El resultado fue el bloqueo del crecimiento
económico, la reducción de la competitividad y el
desaprovechamiento de la favorable coyuntura económica que
conoció Europa tras la Segunda Guerra Mundial. Durante este
periodo ocurrieron también desastres naturales y de otra índole
a los cuales hubo que hacer frente con los escasos medios de
que se disponían y sin apenas ayuda exterior: el incendio de
Santander, y las inundaciones de Valencia del año 57, o las del
Vallés, fueron las catástrofes más importantes aunque no las
únicas. La autarquía tuvo dos grandes ejes de actuación:
a) Reglamentación de las relaciones económicas con el
exterior: las exportaciones e importaciones estuvieron
totalmente controladas por el gobierno. Con esta medida se
pretendía determinar los productos fundamentales y los que
eran superfluos
b) Fomento industrial, impulsándose sobre todo las industrias
de bienes de equipo. En 1941 se nacionalizó la red de
ferrocarriles con la creación de RENFE y se creó el INI que
abarcaba un conglomerado de empresas públicas; intentó
producir el máximo posible, con independencia de los
costes, y en el mayor número de sectores, al margen de que
existiesen las condiciones favorables para desarrollar las
actividades propuestas. En estos primeros años fue cuando
se constituyeron las principales empresas nacionales como
IBERIA, ENDESA, SEAT…
También el estado impulsó las obras públicas como pantanos,
saltos de agua… El objetivo de alcanzar la autosuficiencia
frente al exterior fue un fracaso. Desde el primer momento las
malas cosechas, la política de precios… obligó a importar
alimentos desde el exterior y, concretamente, de la Argentina
de Perón, medida que contribuyó a paliar el hambre de muchos
españoles. Sin embargo la escasez de divisas y su uso en la
compra de alimentos impidió importar las materias primas y
los productos fabricados imprescindibles para el sector
industrial.
La política agraria era acorde con el proceso de ruralización
que se inició en nuestro país y que perduró hasta la segunda
mitad de los años 50. Un instrumento fundamental para la
política agraria del franquismo fue la creación del Instituto
Nacional de Colonización, organismo que desde la década de
los años cincuenta convirtió en regadío grandes extensiones de
secano en todo el territorio nacional. Miles de familias de
colonos fueron reasentadas en estos nuevos regadíos,
especialmente importantes en Extremadura, La Mancha,
Andalucía o Aragón.
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