APRENDIENDO A DAR UN MASAJE 1. INTRODUCCIÓN La rigidez y el dolor son una forma de vida a la que poco a poco nos vamos habituando, y con frecuencia no nos damos cuenta de que nuestros músculos están tensos hasta el momento en que damos o recibimos un masaje. Pero aparte de esta situación “física” podemos hablar de otras “mentales”, es decir, los efectos del masaje no son únicamente mecánicos, por definirlos de algún modo, sino que estos también pueden incidir sobre la mente. ¿Quién no encuentra una sensación agradable y de bienestar general, de relajación, cuando se le está aplicando un masaje? El masaje es una operación que consiste en presionar, frotar o golpear rítmicamente con intensidad adecuada determinadas regiones del cuerpo, principalmente las masas musculares, con fines terapéuticos, deportivos, estéticos o de bienestar general. Generalizando podemos diferenciar dos tipos de masajes: * Masaje terapéutico: tiene por objeto ofrecer resultados médicos y/o terapéuticos, que afectan fundamentalmente a lesiones más o menos graves en grupos musculares (Contracturas, sobrecargas…), articulaciones (subluxaciones o luxaciones, distensiones de ligamentos) o sistema circulatorio * Masaje sensitivo: Sus objetivos son proporcionar bienestar y distensión. Se convierte también en un importante medio de relajación. Hecha esta diferenciación, hemos de remarcar que el masaje terapéutico SOLAMENTE DEBERÁ SER REALIZADO POR UN ESPECIALISTA DE LA MÁXIMA CONFIANZA, ¡¡¡Cuidado con los pseudomasajistas!!! 2. MASAJE TERAPÉUTICO En principio, sin los conocimientos necesarios hemos de evitar aplicar un masaje con fines terapéuticos cuando exista dolor fuerte. Vamos a limitarnos a obtener unos conocimientos elementales que podremos poco a poco ir poniendo en práctica sobre sobrecargas o contracturas menores. En un primer momento vamos a conocer la técnica denominada cyriax (Masaje transversal profundo): a) Definición: El Dr. Cyriax preconizo aplicar el tratamiento por movilización en el lugar exacto de la lesión, (“ni por encima, ni por debajo”); asevera que la forma de aplicación debe ser mediante una movilización por fricción y está se aplica de forma transversa a la estructura lesionada, es decir, si la lesión es muscular debe aplicarse perpendicularmente a la dirección de las fibras del músculo en concreto; deberá alcanzar las estructuras profundas, las situadas bajo la piel y el tejido celular subcutáneo, se deberá llegar por lo tanto hasta músculos, tendones y/o los ligamentos lesionados. La técnica propuesta la denomina: "Movilización por Fricción Transversa Profunda" (M por FTP). Otros terapeutas la llaman "masaje de Cyriax", y comúnmente se designa como "cyriax". Se aplica mediante una fricción transversa digital que provoca la movilización a una frecuencia determinada, para conseguir dos tipos de efectos terapéuticos: Efecto analgésico: Reducción del dolor. Efecto mecánico: reordenación de las fibras de colágeno (molécula proteica presente en todo el aparato locomotor: músculos, tendones, ligamentos y huesos). b) Indicaciones y Contraindicaciones Ésta técnica está recomendada: En contracturas musculares, esguinces, sobrecargas. Sin embargo no debe realizarse en procesos inflamatorios agudos (artritis), cuando existan lesiones en la piel ni en caso de roturas óseas, ligamentosas o musculares. c) Normas de Aplicación: Explicar al paciente que dado que la intención es romper la cicatriz de tejido, el tratamiento posiblemente sea doloroso. Y que tras él quizás este uno o dos días dolorido. El paciente debe adoptar una posición adecuada y cómoda que asegure una tensión o relajación de la zona a tratar según la estructura lesionada, y que facilite al mismo tiempo el acceso. Debe sentirse cómodo: la presión del cyriax debe ser tolerable. Los dedos del terapeuta y la piel del paciente deberán moverse como una unidad, “como si hubiera una sola piel”. De esta forma conseguiremos una mayor penetración y evitaremos irritarla. Mueve toda la mano, no sólo los dedos, así evitaras sobrecargar los flexores de los mismos. Las uñas deben estar muy cortas. La fricción debe hacerse de modo transversal (perpendicular) a las fibras de la estructura dañada, nunca longitudinalmente. La movilización debe actuar con la profundidad necesaria para que llegue al punto exacto de la lesión. Una presión excesiva produce dolor. Pero como se aplica sobre una zona dolorida es normal que sea desagradable. No se aplicarán cremas, pomadas, geles (tanto es así que es aconsejable limpiar previamente la zona a tratar de posibles restos de pomada, gel e inclusive de la secreción sebácea) Inicialmente tampoco hielo (pues podría enmascarar la lesión). Los músculos deben mantenerse relajados y flácidos mientras se aplica cyriax lo que facilita al mismo tiempo el acceso por parte del terapeuta. Debe aplicarse entre 2 y 10 minutos, en función de la gravedad de la lesión. A más dolor y/o gravedad, menor tiempo de aplicación. 3. MASAJE SENSITIVO Vamos ahora a introducirnos en el masaje como elemento relajante (psíquico y/o muscular), en el que las manipulaciones no son agresivas, es decir, inofensivas. a) Beneficios del masaje Básicamente, el masaje pretende modificar las condiciones fisiológicas en las que se halla el músculo y optimizar su estado. Así pues, la zona tratada experimenta un doble efecto de vasoconstricción y vasodilatación que contribuye eficazmente a renovar el caudal de sangre y mejorar el aporte de sustancias nutritivas y reparadoras. A otros niveles, el masaje puede resultar altamente relajante y aliviar las tensiones acumuladas por efecto de la actividad muscular intensa o repetitiva, acelerando la eliminación de desechos metabólicos. El masaje de drenaje también contribuye a facilitar el retorno venoso, descongestionando las zonas sobrecargadas, ayudando a reabsorber los derrames y mejorando la renovación sanguínea. El aumento local de la temperatura es otro de los efectos positivos que cabe esperar, siendo especialmente útil en los momentos previos al desarrollo de la práctica deportiva. Por último y no menos importante, resulta el efecto relajante a nivel psíquico. b) Los preparativos La atmósfera adecuada y una preparación cuidadosa pueden mejorar mucho la aplicación de un masaje. Debemos procurar que la habitación o el espacio donde vaya a llevarse a cabo, esté a una temperatura cálida, de unos 22º C y se halle aislada de todo ruido que pueda perturbar la calma que exige el masaje. Si durante el desarrollo de la sesión, la persona manifiesta tener frío deberemos abrigarla con alguna toalla, procurando que ello no interfiera las maniobras. También conviene evitar la luz directa y demasiado intensa, ya que obligaría a la persona a contraer los párpados y a la larga se podría sentir molesta. En cuanto a la conveniencia de poner, o no, música, lo más aconsejable, como regla general, es no ponerla. Pero, en caso de hacerlo, es preferible que sea el masajeado quien proponga un tipo de música que sea de su particular agrado. Eso sí, el volumen debe estar lo suficientemente bajo como para que no suponga una molestia para nadie. c) Aplicación del masaje Para llevar a cabo un buen masaje es preciso conocer las variables que intervienen y conocer con precisión cual debe ser su dosificación en función de cada caso. Dichas variables son: el sentido, la intensidad, la velocidad, la duración, la amplitud, la progresión y la adaptación. Veámoslos uno por uno. El sentido: En principio, el masaje se hace siempre en la dirección centrípeta. Ello quiere decir que las maniobras deben ser dirigidas desde las partes distales del cuerpo hacia el corazón o las llamadas zonas de atracción (hueco axilar y región de la ingle). Ello se entiende porque debemos favorecer el retorno venoso y el drenaje linfático. La intensidad: Las maniobras superficiales practicadas lentamente son calmantes o relajantes y las maniobras superficiales practicadas rápidamente son excitantes. Las maniobras penetrantes actúan sobre la musculatura y la circulación profunda, favoreciendo la recuperación y eliminando sobrecargas musculares. La duración: Está en función de la intensidad. Ello significa que una maniobra superficial debe ser prolongada para potenciar el efecto sedante y una profunda, debe ser más corta e intermitente para no causar un efecto contrario al deseado. La extensión: El masaje relajante o facilitador del retorno venoso o linfático debe ser amplio, desbordando ampliamente la zona a tratar. Incluso cuando se requiere un tratamiento muy localizado, debe comenzarse con maniobras de amplio recorrido para preparar la zona. La progresión: El masaje debe ser siempre progresivo, preparando primero la zona a manipular, pasando a continuación a la fase propiamente terapéutica y finalizando con un retorno a la calma. La adaptación: Para que el masaje cumpla con su función y puedan lograrse los objetivos propuestos, el profesional debe ser capaz de adaptar las diferentes manipulaciones a las necesidades de cada zona a tratar. Así pues, el masaje debe ser estimulante sobre aquellos músculos pobremente irrigados, eliminador de desechos sobre los músculos fatigados, relajante y calmante sobre los músculos sobreexcitados o doloridos y debe ser más enérgico en el caso de tener como objetivo preparar al atleta muscularmente para una competición o entrenamiento. d) Como usar las manos Las manos son el instrumento que utiliza el masajista para percibir y transmitir. Es por ello fundamental que extrememos sus cuidados y las mantengamos siempre pulcras. En función de las necesidades de cada caso, deberemos modular todos los elementos que en el apartado anterior hemos destacado, pero al margen de cada procedimiento, es necesario hacer unas recomendaciones que contribuirán a mejorar la calidad del masaje. El tacto es muy importante a la hora de transmitir ciertas sensaciones a la persona que se somete a nuestro contacto. Las manos deben transmitir fuerza, seguridad, sensibilidad y flexibilidad. Deben adaptarse al contorno y los relieves del cuerpo como el agua al lecho de un río. Unas manos temerosas, inseguras, blandas o rígidas, terminarán por denotar falta de preparación. Tampoco debemos pensar que para dar un masaje hay que ser especialmente fuerte, si carecemos de la suficiente fortaleza de manos, podemos ayudarnos con el peso del cuerpo para aumentar la presión sobre los músculos. Si el masajista desperdicia de forma innecesaria una gran cantidad de energía en los músculos de sus manos y antebrazos, pronto se sentirá cansado y no podrá mantener el nivel de calidad exigido. Del mismo modo, es esencial cuidar la postura en todo momento y evitar posiciones que puedan sobrecargar la espalda o el cuello. e) Tipos de maniobras A continuación, vamos a exponer los diferentes tipos de maniobras que podemos efectuar con las manos y que por regla general, se clasifican en: fricciones, presiones, amasamientos, percusiones y vibraciones. Fricciones: Se llevan a cabo con las yemas de los dedos o con la palma de la mano, describiendo círculos o transversalmente a la dirección marcada por las fibras de los músculos. La presión que se ejerce es suave o moderada Presiones: Parecido al anterior, pero en este caso se ejerce más presión sobre la zona a tratar, pudiendo ser de corto o largo recorrido. Se efectúan con las yemas de los pulgares, con la palma de la mano, con el puño o, incluso, con el codo. Amasamientos: Se toma una porción de tejido entre los dedos o, únicamente, con los pulgares ejerciendo presión entre ellos a modo de pellizco o pinza, o bien, describiendo círculos. Percusiones: También llamadas golpeteos, se hace con los bordes laterales de los dedos, procurando que éstos permanezcan relajados, nunca rígidos y las palmas de las manos enfrentadas. El movimiento de contacto se realiza alternando ambas manos y a una cierta velocidad. También puede realizarse con las palmas de las manos o ahuecando las mismas. Vibraciones: Consiste en aplicar, con la yema de los dedos, pequeños movimientos de temblor o vibración sin desplazamiento. Se puede usar una mano o ambas cuando se trata de abarcar toda la musculatura de un segmento.