CLÍNICA MÉDICA Y QUIRÚRGICA DE GRANDES ANIMALES UN CASO DE CARCINOMA PENEANO EN UN EQUINO (EQUUS FERUS) VIÑUELA, Pablo1; PERKINS, Julio2; PÉREZ, Denisa3,4 Correo electrónico: [email protected] 1 Actividad Privada Actividad Privada; Docente Departamento de Producción Animal - Orientación en Producción Equina, Facultad de Ciencias Veterinarias, Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, Tandil, Buenos Aires, Argentina 3 Docente Departamento de Fisiopatología, Área de Patología, Centro de Investigación Veterinaria de Tandil (CONICET-UNICEN), Facultad de Ciencias Veterinarias, Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, Tandil, Buenos Aires, Argentina 4 Becaria Postdoctoral Fundación Bunge y Born, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina 2 INTRODUCCIÓN: El carcinoma de células escamosas (CCE) es una neoplasia maligna de alta incidencia en equinos que se origina en los queratinocitos. Comúnmente ocurre en los parpados y en los genitales externos, aunque puede asentar en cualquier parte del cuerpo, en especial sobre uniones mucocutáneas. Se puede originar en cicatrices de quemaduras y en heridas no cicatrizadas con infección crónica (6, 7). Asienta más frecuentemente en áreas de pelaje escaso y zonas de piel dañadas por el sol, siendo generalmente precedido por queratosis actínica (2, 3, 5, 6, 7). Puede afectar a todas las razas, aunque es mayor la prevalencia en animales de tiro con pigmentación relativamente clara y pelaje blanco, grisáceo o palomino. Su prevalencia también aumenta con la edad (10 a 17 años). Los machos enteros y las yeguas tienen una probabilidad mucho más baja de desarrollar CCE que los machos castrados (5, 6, 7). Se sospecha que se asociaría a infección por papilomavirus equino (EcPV-2), el cual induciría cambios neoplásicos en el epitelio peneano o prepucial o en papilomas existentes (5). Las propiedades carcinogénicas e irritantes del esmegma prepucial equino han sido implicadas en su etiología (1, 4, 5, 6, 7). Las lesiones suelen ser solitarias, poco delimitadas, de 0,5 a 6 cm de diámetro y pueden ser dolorosas. Las lesiones tempranas pueden verse elevadas, descoloridas o ulceradas y las lesiones tardías pueden ser granulomatosas o tener forma de coliflor (5). Esta neoplasia es la más destructiva de las neoplasias externas. Suele presentar olor fétido, debido a la necrosis de la superficie y a la acción de las bacterias de la putrefacción en las acumulaciones de exudados. Los propietarios no suelen detectar las lesiones iniciales consistentes en adelgazamiento, endurecimiento, arrugamiento y eritema benigno de la piel. A menudo no se identifican lesiones en padrillos que no están en servicio hasta que presentan anormalidades groseras, lo que genera dolor durante la recolección, micción, o masturbación, con hemorragia y mal olor (5). La inflamación y la infección secundaria (bacterias, Habronema, hongos) pueden ser factores complicantes (7). La hemospermia puede ocurrir como resultado de úlceras en el glande o irritación de tejidos neoplásicos durante la erección. Las lesiones extensas pueden interferir con la extensión y retracción normal del pene y con la micción (5). Suelen causar invasión local y desarrollan metástasis con lentitud. El examen citológico es de utilidad para establecer el diagnostico presuntivo ya que permite identificar queratinocitos atípicos (7). El examen histológico es determinante. El diagnóstico diferencial incluye papilomas y numerosos trastornos neoplásicos y granulomatosos (7). El tratamiento consiste en extirpación quirúrgica, criocirugía, hipertermia con radiofrecuencia, cirugía con láser, radioterapia, quimioterapia, inmunoterapia o combinaciones de estas modalidades. Se obtienen mejores resultados cuando el tratamiento se inicia temprano en la evolución de la enfermedad y cuando la escisión quirúrgica se combina con otras terapias adyuvantes (1, 2, 7). El tiempo de supervivencia es inversamente proporcional al tamaño del tumor (7). Los tumores recidivantes son más agresivos y poseen propensión a la metástasis, lo cual indica que es importante tener en cuenta la conveniencia de un diagnóstico precoz y preciso, y un eficaz tratamiento del tumor primario en la primera intervención quirúrgica (3, 4). Las medidas preventivas comprenden higienización regular del prepucio y el pene y evitar la exposición a la luz solar en las horas de mayor radiación ultravioleta. El objetivo de este trabajo es describir un caso de CCE en un equino, mostrando un diagnóstico y un tratamiento que han resultado eficaces. MATERIALES Y MÉTODOS: Equino macho castrado, mestizo, de pelaje tobiano, de aproximadamente 15 años de edad, perteneciente al Haras “La Irenita”, partido de Daireaux, Buenos Aires, con una deformación del prepucio de consistencia dura, móvil, dolorosa, bien delimitada y una herida sanguinolenta que causaba una fimosis secundaria con edema, ulceración y miásis frecuentes. Masas ubicadas en cuerpo y glande del pene (Figuras 1, 2 y 3). Figuras 1, 2 y 3. Masas tumorales localizadas en cuerpo y glande del pene,compatibles con CCE. Inicialmente se le administraron antimiásicos, penicilina G benzatínica (3.000.000 UI), penicilina G potásica (1.500.000 UI), penicilina G procaínica (1.500.000 UI), sulfato de estreptomicina (1.250 mg), sulfato de dihidroestreptomicina (1.250 mg), cada 24 hs, vía IM y butazolidina al 20% (10 ml/500kg), vía IV, sin respuesta alguna. Se decide realizar remoción quirúrgica de la masa, mediante criocirugía. La cirugía fue realizada a campo con anestesia fija. Se procedió a la sedación del animal con xilacina al 10%, a razón de 1ml/100kg, luego se produjo el volteo del mismo con ketamina al 10%, a razón de 2 ml/100kg, y una vez que el animal había sido volteado se lo canalizó y se mantuvo el plano anestésico con éter gliceril guayacolico a una concentración de 10 g/100ml, a razón de 10ml/kg. Para la extirpación de la masa tumoral se bloqueó la zona a incidir con lidocaína para impedir el estímulo doloroso. Se tomó muestra de la masa de 1x1x0,5 cm y fue remitida al laboratorio de histopatología en recipiente limpio con formol al 10 %. Durante el post-operatorio el animal fue tratado con penicilina G benzatínica (3.000.000 UI), penicilina G potásica (1.500.000 UI), penicilina G procaínica (1.500.000 UI), sulfato de estreptomicina (1.250 mg), sulfato de dihidroestreptomicina (1.250 mg) vía IM, cada 24 horas por 5 días, y como terapia antiinflamatoria se usó flunixin (1,1mg/kg), cada 12 horas por 4 días. Al obtener los resultados del estudio histopatológico se comenzó quimioterapia con cisplatino. RESULTADOS: El estudio histopatológico reveló cuerdas irregulares de queratinocitos que proliferan hacia abajo e invaden la dermis, ausencia de lámina basal y de células basales que normalmente se interponen entre el estrato espinoso y la dermis; formación de “perlas” queratínicas, anaplasia, figuras mitóticas e inflamación. Compatible con CCE. DISCUSIÓN: En este caso, las lesiones iniciales de queratosis actínicas habían pasado desapercibidas como suele ocurrir. Al no obtener resultados con la terapia antibiótica y antiinflamatoria indicadas inicialmente, y considerando que se trataba de un macho castrado, de edad avanzada, con signos compatibles con una neoplasia, se decidió la remoción quirúrgica de la masa con toma de muestra para el laboratorio de histopatología. Esto fue fundamental, ya que resultó determinante para confirmar que se trataba de un CCE y decidir de este modo el tratamiento quimioterápico con cisplatino que resultó adecuado, sin evidenciarse hasta el momento recidivas del tumor. CONCLUSIONES: Si bien el CCE es una neoplasia maligna que en sus estadios iniciales pre-neoplásicos (queratosis actínica), generalmente pasa desapercibido, puede ser fácilmente diagnosticado mediante histopatología, permitiendo al veterinario plantear un correcto manejo quimioterápico con buenos expectativas de sobrevida del animal y brindarle al propietario las correctas medidas preventivas que minimicen el riesgo de recidivas. BIBLIOGRAFÍA: 1. COLAHAN P.T.; MAYHEW I.G.; MERRITT A.M.; MOORE J.N. Medicina y Cirugía Equina. 4° edición, Volumen II. Editorial Intermédica. 1998. Págs. 1532 a 1533. 2. GARCÍA SÁNCHEZ G.A. y PIÑÓN CABRERA A.E. Ablación con láser de dióxido de carbono como tratamiento para carcinoma ocular de células escamosas en caballos. 2006. Vet. Méx. 37 (3). Págs. 391 a 398. 3. IWABE S.; RAMÍREZ LÓPEZ L. y JUÁREZ SÁNCHEZ M. Uso del Piroxicam como tratamiento adjunto en carcinoma de células escamosas en el tercer parpado de un caballo. 2009. Vet. Méx. 40 (4) Págs. 389 a 395. 4. MONTES L.F. y VAUGHAN T.J. Atlas de enfermedades de la piel del caballo. Diagnóstico y Tratamiento en Dermatología Equina. Editorial Científico-Médica. 1986. Págs. 133 a 147. 5. PEARSON L.K.; CAMPBELL A.J.; TIBARY A. Cómo diagnosticar y tratar la hemospermia: revisión de casos. Revista La Especie Equina, AAVE. 2014. 12 (47). Págs. 355 a 358. 6. RUNNELLS R.A.; MONLUX W.S.; MONLUX A.W. Principios de Patología Veterinaria. Anatomía Patológica. Editorial Continental. 1968. 862 p. 7. SCOTT D.W. y MILLER W.H. Dermatología Equina. Editorial Intermédica. 2004. Págs.1 a 45; 550 a 554; 625 a 631.