Postneoliberalismo Contestatario y el Commodities Boom en Ecuador, Carlos Espinosa, Coordinador de Investigación, Flacso-Ecuador. A presentarse en La Nueva Economía Política de América Latina: Estado, Política y Sociedad Durante el Commodity Boom, Agosto 14 y 15, 2013, Santiago de Chile La experiencia del Ecuador bajo el gobierno de izquierda de Rafael Correa ha sido vista de manera negativa por la literatura de economía política. Kurt Weyland y Peter Kingston incluyen al gobierno actual del Ecuador en su categoría de regímenes de ¨izquierda contestataria¨ caracterizados por el intento de alterar las reglas de juego de la gobernanza internacional y también las del escenario económico y político nacional (Kingston: 2011; Weyland et al:2010). El resultado, según ellos, ha sido un incremento en la intervención estatal, una disminución de la inversión extranjera e inflación. Sebastian Edwards de su lado subsume la economía política del régimen de Correa bajo el neo-populismo, que según él está marcado por la concentración de poder, un neo-constitucionalismo garantista y una creciente intervención estatal (Edwards: 2010). Estas visiones negativas de la economía política en el Ecuador se basan en generalizaciones gruesas sobre la ¨izquierda contestaría¨, y en un latente ¨standard¨ normativo. Este estándar es el modelo chileno de la concertación que conjuga la democracia representativa y construcción de consensos, disciplina fiscal, fondos de estabilización, la asignación de recursos por el mercado, apertura internacional de mercados, aprovechamiento de las ventajas comparativas y medidas modestas a favor de la equidad. Ciertamente, el modelo actual en Ecuador diverge del modelo chileno y en algunos aspectos de otros gobiernos de izquierda moderada (Brasil o Uruguay). El Ecuador desde 2007 se ha caracterizado por la confrontación tanto interna como externa, una economía impulsada por el gasto público, un conjunto de ambiciosas políticas sociales a favor de la equidad, y un intento de modificar la matriz productiva que busca avances en servicios y alta tecnología. Las estadísticas básicas del Ecuador no respaldan la catástrofe que se imputa a la ¨izquierda contestataria¨. El Ecuador desde 2011 ha superado el crecimiento promedio del PIB en la región, ha tenido una tasa de inflación inferior al promedio y la mediana de la región y muestra un coeficiente genie mejor que el promedio de la región. La pobreza urbana ha disminuido de un 25.2% a 14.9% entre 2007 y 2012 gracias a un conjunto de políticas sociales que incluye cash transfers, bonos de vivienda, colaciones escolares y la elevación del salario mínimo mediante el llamado salario de la dignidad. El endeudamiento externo es manejable, ascendiendo en 2012 a un poco más de de un 25% del PIB. El indicador en el que Ecuador está claramente por debajo de las cifras en latinoamericana es en la inversión extranjera directa. Esta fue de 586.5 millones anuales en 2012 en un momento en que los vecinos recibieron 12 mil millones en el caso del Perú y 15 mil millones en el caso de Colombia. Sin duda el crecimiento y las mejoras en indicadores sociales en Ecuador han dependido del auge de los commodities, especialmente los altos precios del petróleo. Pero el commodities boom impulsado por Asia podría haber sido una maldición en lugar de una bendición o por lo menos podría haber reforzado la concentración de la riqueza. Las políticas económicas y la política en general sí influyen en el performance económico y social aun frente a los aparentemente implacables ciclos de commodities. Un Modelo Contestatario Weyland y Kingston tienen razón en uno de los rasgos que atribuyen al Ecuador. Correctamente califican al modelo ecuatoriano como contestatario, lo que no significa necesariamente que la confrontación sea un rasgo monopolizado por la izquierda. Pero a diferencia de las características negativas que Weyland y Kingston atribuyen a la contestación, este rasgo ha sido un mal necesario y quizás una virtud y no la fuente de una total disfuncionalidad. Ha permitido superar una democracia bloqueada, deslegitimada y controlada por intereses corporativos y solventar los déficits en política social e infraestructura provocados por la aplicación del neo-liberalismo en las décadas perdidas. El gobierno de Rafael Correa ha operado confrontaciones en múltiples frentes. El espectro de confrontaciones ha abarcado la expulsión del representante del FMI, la neutralización de la clase política tradicional, la renegociaciones forzadas de contratos petroleros con transnacionales y la renegociación de la deuda externa, la reducción a través de presiones gubernamentales de las tasas de interés y costo de servicios bancarios de la banca privada y la pugna con sindicatos como el de maestros. Es interesante que Stiglitz recomendaba muchas de estas medidas, como las renegociaciones de contratos petroleros y de deuda externa en su libro Como hacer que la Globalización Funcione (Stiglitz: 2006) que apareció antes del ascenso al poder de Rafael Correa. Hay que reconocer que la confrontación ha significado eludir hasta cierto punto algunos aspectos de la democracia liberal como el respeto irrestricto a las instituciones, especialmente la división de poderes y la libertad de expresión, lo ultimo porque la gran prensa tiende a defender los intereses de los poderes económicos. No es el caso que el giro que los ¨gobiernos de izquierda contestataria¨ han dado se limite como anuncia su propia retórica a aumentar la participación en la democracia. En lugar de tener un impacto desastroso en Ecuador, sin embargo, la contestación ha sentado las bases para una sociedad más dinámica y equitativa. La neutralización de la clase política a través del cierre del Congreso en 2007, por ejemplo, hizo posible un gobierno mayoritario que tiene la capacidad para realizar cambios, y una estabilidad política que revirtió dos décadas inestabilidad. La renegociación de los contratos petroleros ha permitido un mayor aprovechamiento colectivo del auge de los commodities al aumentar los ingresos petroleros en unos 800 millones de dólares al año. La renegociación de la deuda externa redujo el peso de la misma en dos mil millones de dólares. Si bien esto ha permitido un nuevo ciclo de endeudamiento con China, felizmente la deuda que se contrae ahora está dirigida a resolver un profundo déficit de infraestructura y no a enriquecer a los tenedores de bonos. La reducción de las tasas de interés conjuntamente con una banca pública vigorosa ha logrado un mayor acceso al crédito. La confrontación con grupos corporativos como los maestros o las universidades—en ambos casos a favor de reformas educativas técnicas-- están permitiendo una mejora en uno de los eslabones más débiles del desarrollo en el Ecuador. Estos ejemplos llevan a pensar que los criterios de gobernanza democrática vigentes en la teoría de economía política hegemónica, que se orientan a exaltar el consenso y la institucionalidad, son demasiado rígidos, ya que en muchas situaciones no hay cambio posible sin confrontación. Como sabemos, las coaliciones populistas de la postguerra en varios países de América Latina estaban impulsadas por combinaciones compuestas de la burguesía nacional, la clase obrera formal, urbano-marginales y en algunos casos campesinos. ¿Qué coalición ha impulsado el modelo actual en el Ecuador? El gobierno de Rafael Correa se sustenta en una masiva movilización electoral que proviene mayormente de los estratos populares, de la clase media baja y baja. Pero sus políticas públicas también obtienen respaldo de elites locales siempre dispuestas a aliarse con quien controle los recursos del estado central, en un sistema todavía centralista, y de clases medias vinculadas al estado, como también de nuevos empresarios que se han beneficiado de la contratación pública. Al contar con un alto nivel de apoyo popular el gobierno no es cautivo de las elites tradicionales o de grupos corporativos y los puede confrontar para lograr reformas estructurales, como ha ocurrido con la enorme mejora en la recaudación de impuestos. La constelación de gobiernos de izquierda contestataria y moderada en la región también forma parte de su coalición al servir como un dique frente a intentos de desestabilización provenientes de la derecha. La dimensión regional del proyecto ecuatoriano es significativa y aboga a favor de los impactos positivos del nuevo regionalismo suramericano. Ecuador y Asia ¿Cómo se relaciona el proyecto político actual en Ecuador con el giro de América Latina hacia Asia? El Ecuador fue por décadas altamente dependiente de la economía norteamericana en cuanto a mercados, inversión extranjera directa y financiamiento. El Tratado de Inversión Bilateral con EEUU (BIT) firmado en 1993 consolidó esta orientación durante el auge del neoliberalismo. La excesiva dependencia se ha modificado en los últimos seis años sobre todo en el ámbito de financiamiento externo, gracias básicamente al asenso de China. Para el Ecuador el giro asiático no ha sido tan nefasto como lo describen Gallager y Porzecanski en su libro A Dragon in the Room (2011), en el sentido de que ha dado al Ecuador mayor poder de negociación frente al espectro de poderosos actores externos y provisto recursos para los objetivos nacionales. EEUU sigue siendo el principal socio comercial del Ecuador ya que absorbe un 50% de las casi 20 mil millones de dólares en exportaciones. Sin embargo, esta orientación probablemente no se mantenga a largo plazo en la medida en que Ecuador no firmó en 2006, a diferencia de Perú y Colombia, un TLC con EEUU y repudió el ATPDEA en 2013. China, en cambio, es el destino de solo el 2% de las exportaciones ecuatorianas lo que significa que Ecuador no está entre los 6 países que concentran las exportaciones latinoamericanas a China. En el ámbito de financiamiento, no obstante, Ecuador ha pasado de depender de la banca norteamericana y emisiones orientadas a tenedores de bonos norteamericanos a créditos públicos chinos. China ha prestado al Ecuador 9 mil millones de dólares desde 2009, mayormente a través del mecanismo de compra anticipada de petróleo y a una tasa de interés calculada en 6.4% anual. De hecho la existencia de una alternativa asiática facilitó la renegociación forzada con los tenedores de bonos de la deuda externa en 2009. En cuanto a inversión extranjera directa, China está presente en el sector petrolero y está desplazando a empresas canadienses en el incipiente sector minero y a las inversiones brasileñas en la construcción de infraestructura. En el 2012 fue el cuarto país de origen más importante de IED, después de México, España y las Islas Vírgenes. Esta tendencia se fortalecerá con la disposición de China de invertir en infraestructura y extracción de recursos naturales en Ecuador. Vale recalcar el bajo nivel de IED en Ecuador, lo cual se debe al repudio de los tratados bilaterales de inversión y al proceso de reformas en marcha que crea incertidumbre por los constantes cambios legislativos en materia tributario y laboral. Si bien este déficit conlleva consecuencias negativas, se ve hasta cierto punto compensado por un alto nivel de inversión pública equivalente a más de 10 mil millones al año, lo que sugiere una alta capacidad para movilizar recursos y canalizarlos hacia inversiones prioritarias para el país. Sin duda, China ha acentuado las tendencias hacia la primarización en el Ecuador. Lo ha hecho no tanto como destino de exportaciones de crudo sino por su influencia en los precios internacionales del crudo y por la inversión extranjera directa. La inversión china seguramente va a dominar a largo plazo en la incipiente extracción minera en Ecuador, de cobre y oro, sector que es un terreno de lucha entre el gobierno y el movimiento indígena. El movimiento indígena y sus aliados ecologistas son especialmente escépticos de la inversión china a la que consideran como atentatoria contra el ambiente y los derechos laborales. No obstante, existen aspectos positivos de la conexión con China no solo por la disponibilidad de financiamiento para proyectos de infraestructura, sino también porque un sector extractivo fuerte puede proveer recursos para una saludable diversificación de la matriz productiva. Política Industrial Precisamente, la estrategia del gobierno de Rafael Correa es canalizar los ingresos del sector extractivo, petróleo y metales, para financiar no solo las prestaciones sociales sino un profundo cambio de la matriz productiva. Es interesante que esta estrategia no siga muy de cerca el modelo chileno de apoyarse en las ventajas comparativas, sino que está orientada en parte a fomentar los servicios y la alta tecnología. La propuesta ecuatoriana de cambio en la matriz productiva se puede dividir en tres pilares: las industrias estratégicas, el apoyo a la economía del conocimiento y una política de sustitución de importaciones. Las industrias estratégicas son la petroquímica y la metal mecánica. El apoyo a la ciencia y la tecnología abarca un ambicioso parque industrial público-privado conocido como Yachay, cuya construcción ya se ha iniciado y la inversión en biotecnología e informática. La sustitución de importaciones clásica (en manufacturas) es quizás el pilar que menor definición tiene dentro de la planificación estatal. Es curioso que la dimensión que era la medula de la estrategia de industrialización en la postguerra figure de manera débil en la política industrial actual. Esto se debe acaso al convencimiento de que la política industrial tiene que estar orientada a maximizar las exportaciones en un ¨sistema mundo¨¨. Debilidades y Retos ¿Cuáles son las debilidades y retos del modelo ecuatoriano? La principal debilidad sin duda se relaciona con la dependencia que se tiene del commodities boom. El alto nivel de gasto público, que hace posible la política social y la inversión pública, y que supera el 40% del PIB, depende de los altos precios del petróleo. Estos se han mantenido entre los 80-120 USD por barril en los últimos años. Si descendieran sustancialmente, sería imposible mantener las prestaciones sociales, la inversión en infraestructura y el proyecto de cambio de matriz productiva. ¿Cuán probable es el fin del commodities boom, especialmente el auge de los precios del petróleo? El actual desaceleramiento del crecimiento chino sugiere que el commodities boom podría perder fuerza. En el caso del petróleo existe además la amenaza del shale oil boom norteamericano que podría significar la autosuficiencia de EEUU en combustibles fósiles en la próxima década. El principal reto del Ecuador es lograr que la diversificación de la producción se materialice antes de que el commodities boom se agote. Esto requiere profundizar el extractivismo a través de la explotación de Yasuni-ITT y la aceleración de la explotación minera, para aprovechar los últimos destellos del commodities boom, lo cual el gobierno está empeñado en lograr en contra de la voluntad de la alianza entre el movimiento indígena y los ecologistas. Otro reto es lograr un mejor engranaje con el sector privado. Las reformas que se han realizado desde 2007, en contra de las preferencias del sector privado, como la mejora de la recaudación tributaria y el ¨salario de la dignidad¨, han sido necesarias para construir una sociedad más dinámica e igualitaria. No obstante, en la actualidad el gobierno necesita definir un rol claro e importante en el modelo para el sector privado si quiere lograr el cambio de matriz productiva. Existe la disposición para dar este imprescindible paso gracias a lo que varios analistas, incluyendo los críticos pertenecientes a la izquierda, han calificado como el giro hacia la derecha del actual gobierno. El engranaje con el sector privado, no obstante, no se va operar a través de un enfoque laissez faire, sino mediante alianzas público-privadas y un liderazgo del estado en la asignación de recursos, a través de una suerte de neo-desarrollismo. Otro reto que resulta casi imposible superar y que el gobierno no ha enfrentado directamente es el alto nivel de informalidad laboral. Un 46% de la fuerza laboral se debate en la informalidad. Para solventar esta falencia una política industrial dirigida a manufacturas básicas ayudaría mucho. La otra cara de la informalidad es la economía de las actividades ilegales que en Ecuador se manifiesta principalmente a través del rol del país como corredor de transito de cocaína. En este terreno, en cambio, el gobierno mantiene un adecuado nivel de control que ha logrado neutralizar los peores efectos que genera el narcotráfico como la violencia, y la narcopolítica. Concluiré con una referencia al concepto del buen vivir que últimamente se discute en la comunidad epistémica dedicada a repensar el desarrollo. En este discurso el buen vivir figura como una nueva visión del desarrollo basada en el equilibrio con la naturaleza y la atenuación del consumismo, todo esto inspirado en conceptos culturales indígenas. En sus aplicaciones prácticas en el Ecuador, en cambio, el buen vivir ha significado un incremento en prestaciones sociales y un cierto nivel de preocupación por el ambiente. El buen vivir, además, no da cuenta del carácter desarrollista del proyecto gubernamental ecuatoriano. Este abarca no solo la utilización del extractivismo como medio para financiar la política social y el cambio de la matriz productiva, sino también la obsesión con la economía del conocimiento en la política industrial. En fin, lo que se está haciendo en el Ecuador, sus dinámicas actuales, nos lleva a cuestionar el rol que la confrontación tiene en los procesos de reforma post-neoliberales. Sugiere que no siempre es posible lograr cambios orientados a la equidad y la mayor movilización de recursos en base a consensos y con un absoluto respeto a una institucionalidad, que más bien requiere un profundo remezón. Además la experiencia ecuatoriana conduce a repensar las potencialidades redistributivas y transformadoras del commodities boom liderado por Asia, el cual puede ser aprovechado de manera positiva. Finalmente, se subraya la necesidad de prepararse para el fin del commodities boom no a través del ahorro en fondos de estabilización, sino mediante la agresiva inversión en el cambio de la matriz productiva. Edwards, Sebastian (2010). Left Behind: Latin America and the False Promise of Populism. Chicago: University of Chicago Press. Gallagher, Evin y Porzecanski, Roberto (2010). The Dragon in the Room: China and the Future of Latin American Industrialization. Stanford: Stanford University Press. Kingston, Peter (2011). The Political Economy of Latin America: reflections on neo-liberalism and development. New York: Routledege. Stiglitz, Joseph (2007) Making Globalization Work. New York: W.W: Norton and Company. Weyland Kurt et al (2010. Leftist Governments in Latin America: Successes and Shortcomings. Cambridge: Cambridge University Press.