Ésta, desde su habitación, había escuchado cómo Gronia llamaba a la puerta de su padre y le comentaba en voz alta lo del mensaje, pero no le había dado importancia ni se imaginaba las demoledoras consecuencias que ello tendría. Seguía con su lectura: –Para vivir con ilusión también podemos pensar a veces en sucesos positivos que con gran probabilidad tendrán lugar y en la visión de la vida altamente satisfactoria que queremos tener dentro de unos años. Milene pensó en su visión de vida altamente satisfactoria y retomó el manuscrito: –El placer de hacer lo que nos gusta, que está muy relacionado con la motivación y la ilusión, es otra sensación que nos encanta a todos. En una calle de Mernes, Licuros y sus seguidores habían dejado a bastante distancia a los guerreros que les perseguían. Tras girar por a otra calle, un hombre los vio corriendo y les dijo que se escondiesen en su casa. El líder del MRZ se dio cuenta de que cada vez tenía más simpatizantes. –Para poder disfrutar del placer de hacer lo que nos gusta –leyó Milene– podemos hacer dos cosas. La primera es hacer lo que nos gusta y vivir conforme a lo que somos en la medida de lo posible, buscando actividades con las que disfrutemos. A Milene le agradó eso y pensó: –Pues a partir de ahora intentaré trabajar en lo que me gusta, tener aficiones placenteras, actividades sociales con las que disfrute y otras cosas que me plazcan. Tras este agradable pensamiento siguió leyendo: –La segunda cosa es saborearlo, lo que consiste en cultivar la conciencia del placer, es decir, en prestar atención a la experiencia del disfrute en el momento presente. Milene, que era muy inteligente, se dio cuenta de que se trataba de aplicar el entrenamiento de la conciencia al placer de hacer lo que nos gusta, siendo conscientes de éste lo más plenamente que podamos. El mensajero enviado por el sacerdote Lenis hacia el sur de la ciudad ya estaba entregando a su destinatario el mensaje que le habían encomendado, que cuando fuese leído generaría una especie de terremoto que afectaría de lleno a Milene. Ésta todavía no sabía nada de todo ello, aunque ya le quedaba muy poco, siguiendo su lectura: –Otro tipo de emociones que nos hacen sentir bien son las sensaciones sensoriales agradables, que proceden de nuestros sentidos, es decir, de la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto. Enseguida se dio cuenta de que el manuscrito se refería, por ejemplo, a disfrutar de una buena comida, de contemplar un bonito paisaje, de los aromas o de una acaricia, tras lo cual siguió leyendo: –Para cultivar estos placeres de los sentidos podemos buscar experiencias sensoriales agradables en el día a día y saborearlas. 135