asociación italiana economia para los ciudadanos

La asociación italiana Economia per i Cittadini saluda con calidez a todos los participantes a esto
Encuentro Internacional y da un agradecimiento especial a los organizadores por la aceptación de
esta contribución.
Pobreza, desigualdad económica, desempleo a corto y largo plazo y erosión de los ingresos son
algunos de los problemas sociales más importantes que actualmente afectan a la población del Sur
de Europa y que siguen esperando respuesta.
“Lo que ha ocurrido es que, entrando en el euro, España e Italia se han convertido en países del
tercer mundo, que toman en préstamo la moneda de otros con todas las pérdidas de flexibilidad que
tal operación comporta y, dado que los países del área Euro no pueden emitir moneda ni en caso de
emergencia, puede que estén obligados a una interrupción de la financiación, a diferencia de los
países que han conservado su propia moneda. El resultado es lo que tenemos delante de nosotros”.
Esta afirmación, que resume los problemas estructurales del Euro, fue pronunciada por Paul
Krugman en 2012.
El Euro no es una moneda soberana; el articulo 123 del Tratado de Funcionamiento de la Unión
Europea representa exactamente la ruptura entre los gobiernos soberanos de los Países miembros
de la eurozona y su propia fuente de financiación, es decir el Banco Central Europeo. De esta
manera, los gobiernos de la Eurozona están equiparados a sociedades anonimas que deben
financiarse competiendo con las empresas en los mercados financieros. Los gobiernos están
obligados a pedir en prestamo la moneda de otros, como Paul Krugman describe con eficacia, y, en
concreto, de los mercados privados, que, por eso, tienen la facultad de evaluar, segun sus propios
criterios, la fiabilidad o no de los mismos gobiernos.
Además de los problemas estructurales del euro, las difíciles condiciones de la economía europea
han sido causadas también por la concepción política con la que ha trabajado el BCE, por lo menos
hasta la gestión de Mario Draghi. Puesto que el único objetivo fundamental del BCE es, por su
Estatuto, la estabilidad de los precios, y dado el objetivo sagrado de su independencia frente a los
gobiernos financieros, cuando empiezò la crisis de los spread el BCE intervino poco y más tarde. El
BCE tomó también una decisión absolutamente política cuando, en dos ocasiones, congeló la oferta
de liquidez al sistema bancario en Cipro y Grecia. Se utiliza, de hecho, el papel institucional del BCE
no como un medio al servicio del interés público, sino como arma de presión política.
La imposición del equilibrio presupuestario para los gobiernos y la congelación de una gran cantidad
de fondos a las autoridades locales han luego producido una espiral de austeridad devastadora por
nuestros países.
Paul Krugman no es el único economista que ha señalado el peligro innato en la estructura de la
moneda única europea. De hecho, desde su inicio la manera en la que el euro se estaba formando
fue criticado por la escuela post- keynesiana, de la cual la MMT (Modern Money Theory), que
nuestra asociación estudia, es parte y, en cierto sentido, vanguardia. En 1992 el economista Wynne
Godley comentó con estas palabras las innovaciones introducidas por el Tratado de Maastricht: " Si
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un gobierno no tiene su propio banco central a través del cual crear dinero libremente, su usuarios (
los gastadores de dinero ) sólo pueden ser financiados con préstamos en el mercado libre en
competencia con las empresas y este hecho puede resultar demasiado caro o hasta imposible, en
particular cuando existe una situación de extrema emergencia; el peligro, concretamente, es que las
restricciones de balance, a las cuales los Gobiernos se ven obligados, hagan crecer una tendencia
deflacionaria que llevará a Europa, en su conjunto, a una depresión sin ninguna posibilidad de
salida".
Hemos mencionado anteriormente que la respuesta de la gobernanza europea a la crisis económica
ha consistido en una serie de políticas de austeridad. Bien, se trata de medidas de consolidación
fiscal para reducir el déficit público. Desde el punto de vista del análisis económico, la Troika falla por
completo en la identificación del origen de la crisis. Para las instituciones europeas, de hecho, los
principales problemas radican en la baja productividad de los trabajadores de los países del sur
Europa, en la escasa flexibilidad de los salarios y en el exceso de deuda pública de esos países. En
sustancia, la Troika propone políticas de reestructuración de la oferta, que se considera muy poco
"eficiente" para sobrevivir a la crisis económica, pero, realmente, el nudo crucial es la demanda, y
para resolverlo necesitamos de más gasto. No hace falta decir que las políticas expansivas son
imposibles en esta unión monetaria.
Desde la perspectiva institucional y política es problemática la falta absoluta de soberanía por parte
de los Estados miembros del Eurosistema. No existe un gobierno federal de la Eurozona o de
Europa en su conjunto y el Parlamento Europeo, la única institución representativa de la soberanía
popular, no tiene poder de iniciativa legislativa.
En este punto tenemos que preguntarnos cuáles podrían ser los futuros escenarios planteados para
solucionar la crisis, y, para ello, presentamos algunas propuestas que la Modern Money Theory pone
a disposición para reactivar nuestras economías.
Hay que crear programas de trabajo garantizado para los países miembros de la zona euro. Sin
restricciones financieras, un gobierno soberano puede siempre garantizar un empleo a los
trabajadores desempleados con un salario prefijado. Este programa de trabajo garantizado se
conoce con el nombre de Job Guarantee, asì como lo han llamado los teóricos MMT.
La primera ventaja de los planes de trabajo garantizado es que ofrecen estabilizadores para la
economía; en tiempos de recesión, más trabajadores parados podran acceder a un empleo
garantizado, mientras que en los períodos de reactivación migraran hacia empleos más
especializados y pagados dentro de la industria privada.
Además, los planes de trabajo garantizado contrastan la deflación de endeudamiento que estamos
viviendo desde 2007. Si en la economía de un país el salario mínimo corresponde al sueldo ofrecido
por el Estado, este último podrá poner freno a la caída de las rentas, y por lo tanto de los precios,
dando aliento a los trabajadores y a las empresas.
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Los programas de trabajo garantizado abren el camino hacia el pleno empleo y también hay ventajas
en términos de redistribución de la renta. Permiten redistribuir más equitativamente el poder
adquisitivo y dar impulso a los salarios ofrecidos por el sector privado. Eliminan los enormes costos
sociales del desempleo involuntario y aseguran un salario digno a quienquiera que quiera trabajar y
sea capaz.
Por último, permiten una gestión más eficiente de los recursos intelectuales y físicos de los
trabajadores, que son objeto de una lenta y inexorable erosión con el agravamiento de la crisis
económica y el aumento de los parados.
Todo esto es posible sólo si el enfoque adoptado por el gobierno es lo que podría llamarse finanzas
funcionales, en palabras del economista Abba Lerner. Ponendose en esta optica, el gobierno
deberìa seguir un doble camino: en primer lugar, deberìa gastar más hasta que haya desempleo,
hasta un nivel de gasto óptimo que pueda reducir la tasa de desempleo y, en segundo lugar, deberìa
emitir más moneda (en forma de reservas bancarias) si las tasas de interés son demasiado altas. De
ninguna manera deberìa preocuparse por el nivel numérico del déficit o del ratio de deuda / PIB; la
evaluación de la las acciones del gobierno deberìa hacerse sobre la base de la creación de puestos
de trabajo y de los efectos sobre el crecimiento económico.
Para reacionar a la crisis que nos ha golpeado, entonces, ofrecemos nuestro apoyo a la construcción
de un movimiento para la emancipación de las políticas neoliberales de esta Unión Europea para
que se obtenga el pleno empleo por los pueblos, porque eso es connatural a la actual realización de
la democracia.
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