SINDICATURA EN LAS COOPERATIVAS Síndico es un término que proviene del latín “syndicus” y esta del griego “syndikos”, donde syn significa con y dike justicia. Según el diccionario de la lengua española el Síndico es “el que cuida de los intereses de una corporación”. Si bien la Ley 20.337 no impone como pre-requisito que los postulantes síndicos sean Contadores Públicos, si, pretende que ejerzan un real control, de forma tal que puedan detectar errores, fraudes, etc., que pasarían inadvertidos para la mayoría de los asociados. Si el Órgano de Control de las Cooperativas implanta con carácter obligatorio dicha función de fiscalización es porque considera necesario proteger los intereses de la Entidad general y de cada asociado en particular. Si algún funcionario de la Cooperativa tiene que tener idoneidad para el cabal cumplimiento de la función a desempeñar, es el SINDICO. ¿Esto sucede así? Entiendo que no por los distintos motivos que se expondrán a lo largo de este trabajo. Veamos como nace la sindicatura en nuestras cooperativas: En nuestro país, las cooperativas tienen un sistema de fiscalización privada establecido por la Ley 20.337, capítulo VIII, de los artículos 76 al 81. En virtud de que es necesario su utilización en la consideración del tema, veamos el texto de algunos de ellos: Art. 76: La fiscalización privada está a cargo de uno o más síndicos elegidos por la asamblea entre los asociados. Son reelegidos si lo autoriza el estatuto. Art. 67: Por resolución de la asamblea puede ser retribuido el trabajo personal realizado por el síndico. Art. 75: Puede hacer uso de los servicios sociales en igualdad de condiciones con los demás asociados. No puede efectuar operaciones por cuenta propia o de terceros en competencia con la cooperativa. Art. 69: Son atribuciones, entre otras: 1. Fiscalizar la administración a cuyo efecto examinará los libros y documentos siempre que lo juzgue conveniente; 2. Verificar periódicamente el estado de caja y la existencia de títulos y valores de toda especie; 3. Asistir con voz a las reuniones del Consejo de Administración; 4. Verificar y facilitar el ejercicio de los derechos de los asociados; 5. Informar por escrito sobre todos los documentos presentados por el Consejo de Administración a la Asamblea Ordinaria; 6. Vigilar las operaciones de liquidación. Art. 80: El síndico responde por el incumplimiento de las obligaciones que le imponen la ley y el estatuto. Tiene el deber de documentar sus observaciones. Art. 81: La auditoría puede ser desempeñada por el síndico si tiene la calidad profesional indicada. El tema de fondo es considerar por qué la ley permite que la tarea de fiscalización quede a cargo de personas que pueden no tener la calificación técnica y habilitación profesional. De ello resultará que se “debe cubrir” el cargo por alguna persona, de modo de cumplimentar las exigencias legales, eligiéndose a algún asociado que acepte tal cometido, independientemente de sus cualidades técnicas. Así, es habitual observar que, si bien hay síndicos que cumplen más o menos eficientemente con su tarea, muchos sólo cumplimentan algunos aspectos formales y otros aún menos. ¿Esto qué determina como producto final? Una tarea insuficiente, ineficiente y/o superficial que no asegura el objetivo de la función ni la protección de los intereses sociales en juego. Poco feliz es también la exposición de motivos de la Ley 20.337, haciendo referencia a que debe ser asociado, privilegiando tal carácter al de la idoneidad y habilitación, e incluso haciendo referencia a que la auditoría —de contratación obligatoria— supla las deficiencias de lo dispuesto sobre la sindicatura. Al respecto cabe dejar constancia que la tarea de auditoría externa solo tiene algunos puntos en común con la sindicatura, lo cual determina que ciertos aspectos de control quedarán sin cobertura, además de la continuidad —oportunidad— que debería tener la sindicatura en la labor cotidiana y que no es característica de la auditoría. Ello provoca que, si el síndico no es contador, al momento de dictaminar sobre el balance, lo que se observa en la práctica es que se remita al Informe del Auditor, lo que hace que se desvirtue una de las principales funciones del síndico. Incluso es conveniente que el síndico tenga independencia personal con relación al ente a que se refiere la información contable, siendo una limitante el hecho de ser asociado, posiblemente ex director y/o administrador de la misma cooperativa, todo ello causal probable de lazos de amistad, interés significativo en algún aspecto de la información contable que esta controlando, etc. Se deja en claro que la Federación Argentina de Consejos Profesionales en Ciencias Económicas estableció por medio de la Resolución Técnica Nº 7 que “no existe falta de independencia por el mero hecho de que el auditor fuere socio de entidades cooperativas”. ¿Por qué se expresa que el síndico no está en condiciones de cumplir eficientemente su labor? Veamos sólo parcialmente algunos aspectos que no puede cumplir un no experto contable (además de las inhabilidades legales): - Debe efectuar la evaluación del control interno, a cuyos efectos es menester aplicar procedimientos de validación de saldos y de revisión analítica, todo ello para hacer una evaluación válida y suficiente que permita sustentar la opinión que el síndico debe volcar en su informe. - Entre otros aspectos de contralor, mínimos a aplicar, debe: - cotejar los estados contables con la contabilidad, registros y comprobantes respaldatorios; - analizar la lógica relación entre comprobantes contables, extracontables y emitidos por terceros; —arqueos de valores, obtención de confirmación de saldos, pruebas matemáticas de comprobantes y/o globales; —examen de documentación, consultas a empleados y funcionarios, etc. Además deberá constatar que: Todo lo registrado es real, o sea que existen los conceptos que conforman el saldo y se produjeron las operaciones contabilizadas. Lo registrado como activo es propio, verificando la propiedad de los bienes expuestos. Lo informado es todo, es decir que no existen omisiones ni operaciones verdaderamente acaecidas y que no fueron contabilizadas. Lo expuesto está adecuadamente valuado, de acuerdo a “normas contables vigentes”, tanto en sus saldos de cierre como de transacciones del ejercicio. Lo informado está bien expuesto, de acuerdo a normas profesionales. El cuerpo legal establece, como vimos al principio en el articulado, que el síndico debe cumplir con una serie de tareas y controles que no solo requieren habilitación según normas profesionales vigentes, sino también habilitación técnica. No se puede obviar que, día a día, aumenta la problemática de las cooperativas, fundamentalmente referidas a aspectos económicos, financieros, contable e impositivo. En las Cooperativas, si bien existen funciones de naturaleza jurídica, las más importantes funciones de la sindicatura, son fundamentalmente de control, incluyendo el aconsejar a los asociados cómo deben pronunciarse sobre lo actuado por el Consejo de Administración, qué es lo que se está haciendo al aprobar la Memoria y Balance. Respecto de las obligaciones legales profesionales cabe tener en cuenta: El Decreto-Ley 20.488/73 (ejercicio de las profesiones en Ciencias Económicas) en su artículo 8º indica: “las personas que, sin tener título habilitante, ejercieran cualquiera de las profesiones reglamentadas por esta Ley... sufrirán penas de un mes a un año de prisión” En el artículo 13, requiere título de Contador Público para: Inciso 2º: Revisión de contabilidades y su documentación. Inciso 12º: Toda otra cuestión en materia económica, financiera y contable. El artículo 21º, en su inciso g) indica que es función privativa del Consejo Profesional: “perseguir y combatir por los medios legales a su alcance el ejercicio ilegal de la profesión” O sea que, como la gran mayoría de Cooperativas son de distintas especialidades: agrarias, consumo, eléctricas, telefónicas, vivienda, etc., muy probablemente sus asociados —de entre los cuales se elegirá al síndico— no reunirán los requisitos requeridos por el art. 13º, incumplimiento que puede generar las acciones del art. 13º con las sanciones del art. 8º. Además, se carga al síndico con responsabilidades por su accionar, sobre temas que posiblemente desconozca, lo cual aparece como una grave incongruencia de la normativa analizada. Las responsabilidades del síndico pueden ser de tipo: Penal: Cuando con sus actos autorizare la publicación de estados contables o información que sea total o parcialmente falsos, o cuando su informe a los asociados fuese incompleto o reticente sobre hechos cuya magnitud económica fueren significativamente importantes para el ente. Debe tenerse presente que, para que se configure el delito, no es imprescindible que exista intención de beneficiarse con el mismo; basta con tener conocimiento de la falsedad o reticencia que contiene la información que el consiente se publique. Puede tener pena de prisión. Civil: Significa que, por la violación de sus funciones (no cumplimiento de las obligaciones que le han sido impuestas legalmente -independientemente de que tenga o no la idoneidad para efectivamente poder cumplirlas-), por ejemplo, no señalar la concreción de actos prohibidos por leyes, estatutos o resoluciones de la asamblea, es pasible de tener que indemnizar económicamente los daños y perjuicios provocados. También es notorio cómo se van acrecentando las posibilidades de ser demandado administrativamente cuando por su culpa o dolo contribuya a la evasión de tributos. Todo lo expuesto se agrava por el hecho que en las Cooperativas ningún recaudo de contralor puede conceptuarse como excesivo, atento a la posibilidad de que el interés social pueda verse afectado, condicionando el interés de cada asociado a que la persona que debe defender el mismo tenga o no calificación sobre el particular. Y como otro elemento preocupante debe considerarse la posibilidad de que ni siquiera se efectúe la auditoría de ley pues, el Órgano de Control puede, por requerimiento de la entidad, exceptuar de responsabilidad a la misma cuando aquella —por los motivos de aspectos económicos establecidos manifieste no estar en condiciones de afrontar el gasto de la auditoría y el citado órgano no la realice— cumpla con ciertos trámites administrativos. (Ver art. 81, párrafo 3, Ley 20.337). COMENTARIO FINAL Tal como se instrumentó la designación, derivó a que, en la práctica, los designados sencillamente firman documentos que se elevan a la asamblea general ordinaria, en los cuales el asociado se basará para tomar decisiones, pero no sabe qué está firmando ni qué responsabilidad le cabe por su accionar (o inacción). ¿De qué sirve todo esto? Por todo ello es imprescindible que la tarea de síndico en las cooperativas quede bajo la responsabilidad y atribución de una persona idónea, habilitada para su ejercicio y que efectivamente cumpla su tarea. El contador publico por su formación técnica y habilitación profesional está en condiciones de ejercer tal función. El tener conocimientos y experiencia en auditoría, análisis de balances, contabilidad, administración financiera y seguir de cerca la problemática socio-comercial permite orientar eficientemente su labor y aportar sugerencias concretas de real utilidad. Todo ello coadyuvará a la mejor preservación del patrimonio social y el debido respeto a los intereses de los asociados, terceros, organismos oficiales y la comunidad toda. Obviamente, también es criticable que se pretenda que la labor del síndico sea gratuita, pues es lógico que toda dedicación personal, realizada con responsabilidad exige tiempo, aspecto que debe ser retribuido. No se descarta que aquél pueda decidir no percibir importe alguno por su tarea, pero en principio su labor debe considerarse no gratuita. Una norma práctica puede ser designar al mismo profesional que realiza la auditoría externa, lo cual requerirá que el mismo sea incluido como asociado o que el Instituto Nacional de Acción Cooperativa elimine la obligatoriedad de ser asociado.