EL PANTEÓN DE PARÍS TEMPLO DE LA NACIÓN. Germán Peñalver Tribaldos. 1 INTRODUCCIÓN. ¿Saint-Geneviève o Panteón, iglesia o templo? Rara vez ha conocido tantas transformaciones sucesivas un edificio. Su origen se debe a un voto piadoso de Luis XV, fue obra maestra de Soufflot, y este edificio renueva la arquitectura religiosa de su época. La Revolución se lo apropia, dedicándolo al nuevo culto laico; el culto de “los grandes hombres”. Desde entonces el edificio será objeto de disputa, en la cual, según los regímenes se sucederán las funciones religiosa y laica. Hasta que en 1885 fue restituido a su destino republicano, sigue acogiendo hoy en día las cenizas de los grandes hombres de Francia. Un edificio con multitud de cambios que ofrecen una yuxtaposición y mezcla de esculturas y pinturas laicas y religiosas que testimonian su propia historia. IGLESIA DE SAINTE GENEVIÈVE. En el 451, cuando los ejércitos de Atila amenazaban Lutecia, una joven llamada Genoveva animó a la población a resistir y mediante su acción y su prolongada oración ayudó a salvar la ciudad. A su muerte fue enterrada en el monte Lucotitius y allí se levantó un pequeño oratorio. Clodoveo remplazó este oratorio por una iglesia dedicada a San Pedro y San Pablo, siendo enterrado allí junto a su mujer, y muy pronto el tempo fue designado con el nombre de Santa Genoveva (Sainte Geneviève). En el siglo IX, se construyó una nueva iglesia y en el siglo XII se instalaron allí los canónigos de la orden de San Agustín; los genovevanos. Así, 2 alcanzando más fama día tras día, atribuyéndole milagros y surgiendo gran devoción hacia la Santa; está se convirtió en la patrona de París y desde entonces sus reliquias se sacan en procesión para resguardar a la ciudad. LA PROMESA DE LUIS XV. Pero en 1744 se produce un hecho importante, durante la guerra de Sucesión de Austria, cuando Luis XV cae enfermo, invoca la protección de la Santa y sana milagrosamente. Una vez restablecido, el Rey acudió en peregrinación a la iglesia y los genovevanos le pidieron la reconstrucción de la iglesia abacial ante la estrechez y el mal estado del edificio. Aunque obtuvieron la promesa real, no sería hasta diez años más tarde que el Consejo se decidiera a financiar la obra con las loterías. La reconstrucción no estaba solamente motivada por la piedad del Rey, también por cuestiones políticas, ya que al terminar la guerra de Sucesión el prestigio real se había debilitado frente a la opinión pública, y a esto se suma que desde el inicio de su mandato encontraba una fuerte oposición de los parlamentos. Para afirmar su imagen y promover su buen gobierno, Luis XV promovió una política ambiciosa a favor de las artes, pero ¿por qué restaurar esta iglesia?. La importancia de este templo para Luis XV es muy simbólica, ya que había sido fundada por Clodoveo, el primer rey cristiano, y así constituía un sitio emblemático de alianza entre la monarquía francesa y la Iglesia, y con este gesto también recurría a la historia nacional, muy apreciada en el siglo XVIII, para poner de manifiesto su legitimidad política. El marqués de Marigny fue el encargado del proyecto de reconstrucción y eligió como arquitecto a un hombre innovador, Soufflot. En aquella época, la arquitectura religiosa estaba dominada por un modelo creado dos siglos antes durante la Contrareforma. Soufflot se empeñó en superar este esquema y buscó competir con obras como San Pedro en Roma y Saint-Paul en Londres, así creó una obra la unión perfecta entre ligereza y clasicismo. En 1755 presentó un primer proyecto, un plano de cruz griega con cúpula sobre el crucero y en la fachada principal un peristilo coronado por un frontón triangular. En 1758 se añadió un nártex, un coro y dos torres y en 1764, la forma de la cúpula sufrió algunas transformaciones, pero su forma definitiva se obtendría en 1777, tras cinco proyectos sucesivos. 3 Sin embargo, las diversas modificaciones no alteraban la principal característica del proyecto inicial, las columnas aisladas que soportan directamente las bóvedas, además cabe señalar el nuevo uso del hierro en arquitectura, ya que para reforzar la estructura del edificio se emplearon unas armaduras metálicas incrustadas en la albañilería. Soufflot murió en 1780 y la obra fue proseguida por sus predecesores, Brébion y Jean-Baptiste Rondelet, a pesar de las dificultades financieras en 1789-1790 se terminó la cúpula. De la decoración prevista por Soufflot solamente se ejecutó las del frontón y las del peristilo (obras hoy destruidas), mientras en el interior tenía pensado una representación de la historia de la religión cristiana, desde el Génesis hasta el presente y en la cúpula la apoteosis de Santa Genoveva. Además diseñó una plaza monumental diseñada entorno al peristilo. Cuando estalló la Revolución, la nueva iglesia aún no estaba acabada, los grandes ciclos decorativos previstos para el interior del monumento apenas estaban esbozados. Los acontecimientos políticos se fueron sucediendo y rápidamente surgió la idea de un nuevo destino. NACIMIENTO DEL PANTEÓN FRANCÉS. Ya en 1790, el influyente marqués de Villette reclamaba para su amigo Voltaire un lugar de sepultura en donde la Nación pudiese celebrar su memoria y la de los grandes hombres. Había sido el primero en sugerir la apropiación de Saint-Geneviève con este fin: “para estar más cerca de los griegos y romanos, de quiénes hemos heredado máximas de libertad, para dar ejemplo a Europa, tengamos el valor de no poner este Templo bajo la invocación de un Santo. ¡Que sea el Panteón francés!, que reciba las estatuas de nuestros grandes hombres, y que sus bóvedas subterráneas guarden las cenizas de nuestros muertos célebres”. La idea no se adoptó de inmediato, hubo que esperarse hasta la muerte de Honoré-Gabriel de Mirabeau, el 2 de abril de 1791 para que se volviese 4 a replantear el asunto, aunque ahora se propondría que el templo fuese el “templo de la Patria” y dos días después un decreto consagró este nuevo destino y decidió la inscripción que llevaría el frontón del edificio: “A los grandes hombres de la Patria agradecida”; no obstante el relicario de la Santa no se retiró hasta agosto de 1972, tras la caída de la monarquía. Una vez promulgado el decreto, los funerales de Mirabeau se llevaron a cabo ese mismo día en la antigua iglesia, aunque una vez descubierta su traición a la República fue “expulsado” su cuerpo de allí varios años después. Las cenizas de Voltaire fueron también trasladadas al Panteón, así como fueron llevadas las cenizas de otros grandes como Louis-Michel Le Peletier de Saint-Fargeau “mártir de la libertad” o Jean-Paul Marat, quién debido a los cambios políticos corrió la misma suerte que Mirabeau, o Rousseau. Tras los varios contratiempos de exhumación debidos en su mayoría por cambios políticos y a la mala fama que estaba alcanzando la institución, la Convención se vio obligada a adoptar un nuevo decreto en 1975, donde sólo se autorizaba la inhumación en el Panteón solamente al cabo de haber pasado diez años de la muerte de la persona. TRANSFORMACIONES DEL EDIFICIO. Convertida en tempo de la Patria, la “ex”-iglesia exigía entonces algunos acondicionamientos que la hiciesen conforme con su nueva función. Las obras fueron encargadas a Quatremère de Quincy, y éste intentó dar al edificio un carácter más funerario, más acorde con su destino. Para ello tapió las ventanas bajas e hizo oscurecer los vidrios de las ventanas altas para dar la idea de monumento, transformando la idea original que tenía proyectada Soufflot de edificio luminoso. Además hizo cambios en la fachada principal, que presentaba ahora una fachada ciega, con guirnaldas del friso conservadas por Quatremère, y con la idea de renovación destruyó algunas esculturas religiosas. Una vez realizados los diferentes acondicionamientos decidió crear un nuevo decorado, el frontón del Panteón fue sustituido por la Patria corona las virtudes cívicas y guerreras obra de Moitte, bajo el peristilo los bajorrelieves que representaban las vidas de Santa Genoveva, de San Pablo y San Pedro se destruyeron para dar paso a La devoción patriótica de Antoine-Denis Chaudet y la Instrucción publica de Jacques-Philippe Lesueur, (obras aún conservadas) y a la Declaración de los derechos del hombre de Boichot, el Imperio de la Fe de Fortin y la nueva jurisprudencia de Roland (destruidas en 1837). 5 En el interior, no se había terminado la decoración de las partes altas dedicadas a la historia de la religión, así que Quatremère de Quincy la sustituyó con otra decoración dedicada a la filosofía, a las ciencias, a las artes y al patriotismo, concluida en 1793 (sólo subsiste la del nártex). En 1796 se comprobó la existencia de unas grietas en el Panteón y se comenzó a discutir sobre la estabilidad del edificio, aunque este tema ya venía de atrás porque Pierre Patte lo propuso en 1770 y se creó una comisión de arquitectos y de ingenieros, multiplicándose los proyectos de restauración más diversos hasta que finalmente en 1798, se decidió apuntalar provisionalmente los pilares, y las obras de consolidación fueron realizadas por el sucesor de Soufflot. LOS CAMBIOS DE UN MONUMENTO EN FUNCIÓN DE LOS CAMBIOS POLÍTICOS. Bonaparte sucedió a los años revolucionarios y, convertido en primer cónsul, quiso restaurar la autoridad del Estado y la cohesión de la sociedad, La religión fue uno de los instrumentos de esta política, con la firma del Concordato el 15 de julio de 1801. Este tratado concluido entre el papa Pío VII y Bonaparte restablecía oficialmente el catolicismo en Francia. La Iglesia recobraba la mayor parte de sus antiguos derechos, y así el Panteón fue restituido al culto por decreto en 1806. Sin embargo, el decreto decía que la cripta conservaría el destino cívico asignado al edificio por la Asamblea Constituyente. 1806-1815 DOBLE DESTINO, RELIGIOSO Y CÍVICO. Desde el decreto de 1806, el edificio estaba dividido en dos, una parte alta dedicada a la iglesia y la cripta como lugar de sepultura de los grandes hombres. Del servicio de la iglesia se encargaron los canónigos de Notre-Dame; y allí se celebraban las fiestas religiosas principales y a su vez se celebraban los acontecimientos más relevantes del reino, tales como la victoria de Auterlitz o la coronación del Emperador. Este destino doble del edificio provocó nuevos acondicionamientos, como el que se dio en la iglesia, dónde el arquitecto Rondelet terminó el enlosado que quedó inconcluso durante la Revolución. La realización de la cúpula se confió al pintor Antoine-Jean Gros en 1811, quien reanudó La apoteosis de Santa Genoveva prevista por Soufflot bajo el Antiguo Régimen y habría previsto la representación de Clodoveo y Clotilde así como la de su Majestad el Emperador y la Emperatriz consagrando la nueva iglesia al culto Santa Genoveva. En la cripta, para que se cumpliesen las dos funciones del edificio, era necesaria una nueva entrada diversa de aquella del templo religioso. Rondelet construyó entonces el 6 porche oriental que da acceso directo a la cripta, aumentando el número de personalidades y el rango o la labor de éstas para la sociedad francesa que fueron inhumadas allí. 1816-1830 RESTAURACIÓN RELIGIOSA. La caída del Impero en 1815 provocó la restauración de la monarquía a favor de los Borbones. Luis XVIII intentó reafirmar la importancia de la Iglesia católica en el nuevo régimen. En 1816, firmó un decreto que restituía el Panteón, en su totalidad al culto católico. En 1822, asistió a la consagración de la iglesia de Sainte-Geneviève, que no se había celebrado hasta entonces. El relicario de Santa Genoveva que fue destruido en 1793 pudo restituirse a través de algunas reliquias conservadas y se colocó de nuevo en la iglesia (hoy se encuentra en Saint-Étienne-du-Mont). Respecto al legado revolucionario e imperial, en 1821 se decidió regalarlo a una sección de la cripta que no estaba abierta a los visitantes, las tumbas se colocaron en una parte cerrada con llave. El rey no quería continuar con el culto de los grandes hombres iniciado por la Revolución, excepto por la inhumación del arquitecto Soufflot que se llevo a cabo en está época. Para adecuarse a su nueva función, la inscripción del frontón “A los grandes hombres (…)” fue sustituida por el texto en latín D.O.M. sub. Invocat. S. Genovafae. Lud. XV. Dicavit. Lud. XVIII. Restituit. el frontón de Moitte fue disimulado con toldos y después destruido para dar paso a uno nuevo frontón que representaba una cruz, diseñado por el arquitecto Baltard. En el interior se efectuó la decoración de la sacristía y del salón de los obispos, y al pintor francés François Gérard se le encargaron las pinturas de las pechinas con representaciones de alegorías de la justicia, la muerte, la Patria y la celebridad. El pintor Antoine-Jean Gros, encargado de la decoración de la cúpula bajo el Imperio, tuvo que modificar el tema de su fresco en el que Napoleón figuraba en el linaje de los reyes de Francia, fue reemplazado por Luis XVIII y su familia, se añadirían también Luis XVI y María Antonieta, y por último Santa Genoveva, a quién está dedicado el fresco, rodeada de ángeles. La cúpula terminada fue inaugurada por Carlos X en 1824. 7 1830-1851 SÍMBOLO DE LAS IDEAS REVOLUCIONARIAS. Los días 27, 28 y 29 de julio de 1830, la revolución pondría fin al reinado de los Borbones para llevar al trono a Luis Felipe de Orleans. El 26 de agosto de 1830 surgía un nuevo decreto por el que Sainte-Geneviève volvía a ser el Panteón. No obstante, la “Monarquía de Julio” se apartó rápidamente del movimiento reformista, intentando conciliar las diferentes oposiciones. Como medida de prudencia política, durante el reinado de Luis Felipe no se utilizó el Panteón ya que era símbolo de los ideales revolucionarios. La cripta se cerró al público y no se programó ninguna inhumación hasta épocas posteriores. El pintor Gérard acabó las pechinas comenzadas durante la Restauración sin grandes modificaciones, pues señaló que se eligieron temas alegóricos que convienen a todas las épocas y a todas las religiones. Los pocos cambios en el Panteón decididos por la Monarquía de Julio concernían las esculturas del frontón y del peristilo. El frontón que representaba una cruz radiante fue remplazado en 1837 por la obra de David d’Angers; la Patria distribuye a los grandes hombres, civiles y militares, las coronas que le tiende la Libertad mientras que la Historia inscribe su nombre. Bajo el peristilo, tres bajorrelieves que databan de época revolucionaria se cambiaron por unos de Nanteuil, La apoteosis del héroe muerto por la Patria, y La Magistratura y Las Ciencias y Las Artes. Tras la abdicación de Luis Felipe en febrero de 1848, la II Republica no cuestionó la función del edificio. Ese año fue un año de exaltación política en el que se rindieron honores a los ideales revolucionaros como nunca antes. Se designó al Panteón como el “Templo de la Humanidad”. El pintor Chenavard propuso al gobierno provisional un ambicioso programa decorativo que simbolizase los grandes hechos de la historia universal, con casi setenta pinturas murales. En este programa el pintor se hizo eco de una concepción contemporánea de la evolución histórica, según la cual la historia estaba forjada de rupturas, con las guerras y las catástrofes, y de progresos tales como el desarrollo de las libertades, los descubrimientos científicos y el perfeccionamiento de las ideas filosóficas. Entre los episodios elegidos por el pintor, cabe destacar: El diluvio, la invención de la imprenta, la escalera de Voltaire o incluso Napoleón y la Revolución francesa. Desde fines de 8 1848, el régimen se volvió más conservador, y el proyecto de Chenavard fue considerado demasiado progresista, y se fue abandonando poco a poco. Luis Napoleón Bonaparte, elegido presidente en diciembre de 1848, no quería privarse de un importarte apoyo a su política. En vísperas del golpe del Estado que le otorgaría plenos poderes, decidió cerrar el Panteón, lugar simbólico del que podrían apoderarse sus oponentes, tal y como había ocurrido en junio de 1848. En 1851, el Panteón acogió una experiencia científica totalmente innovadora, destinada a demostrar la rotación de la Tierra. El físico Léon Folcault instauró un péndulo de 28 kg suspendido de un cable de acero de 67 metros bajo la cúpula del edificio. La experiencia atrajo a numerosos visitantes; sin embargo, las visitas se interrumpieron el 1 de diciembre del mismo año ante la oposición del partido católico. 1851-1885 UNA BASÍLICA NACIONAL El 2 de diciembre de 1851, aniversario de la batalla de Austerlitz y de la coronación de Napoleón I, su tío, Luis Napoleón Bonaparte dio el golpe de Estado que abriría la vía a la Restauración del Imperio. El refuerzo del papel de la Iglesia en el seno del Estado figuraba entre las opciones políticas del nuevo régimen. El 6 de diciembre de 1851, un decreto restituyó al culto católico la antigua iglesia Sainte-Geneviève, elevada entonces al rango de basílica nacional. Un capítulo de canónigos, llamados capellanes de Sainte-Geneviève, cuidaba del servicio de la iglesia. En una ceremonia solemne, se volvió a trasladar el relicario de Santa Genoveva a la iglesia y se instaló en un altar. El arquitecto Constant-Dufeux fue el encargado de realizar los acondicionamientos necesarios para restablecer el edificio al culto católico. Mandó realizar un púlpito para la predicación, un altar maestro, las sillas del coro y un altar dedicado a la Santa. También ideo un amplio programa decorativo en favor de la Santa y de la historia nacional, aunque tuvo que limitar sus aspiraciones por falta de crédito. Las únicas obras realizadas durante el Segundo Imperio fueron los grupos esculpidos de Hippolyte Maindron, colocados bajo el peristilo. Tras la capitulación de Sedán, el 2 de septiembre de 1870, se derrumbó el Segundo Imperio y se proclamó la Republica aunque las tropas prusianas seguían ocupando Francia. La cripta de la basílica se convirtió en una reserva de pólvora y de municiones en el París asediado. Los cañones prusianos ocasionaron graves daños, atravesando la cúpula así como algunas bóvedas. Cuando acabó la guerra franco prusiana, una facción revolucionaria, indignada por las condiciones del armisticio, impugnó en París la autoridad de la Asamblea Nacional reunida en Versalles. En marzo de 1781, se instauró 9 la Comuna de París, que se opuso a las tropas del ejército regular. En la basílica, la cripta albergaba las municiones de los federados mientras que la bandera roja ondeaba en el frontón. Las tropas versallescas pusieron fin a la insurrección en mayo de 1871 mediante una sangrienta represión. Sainte-Geneviève, en donde estaban reunidos numerosos insurrectos, fue nuevamente el foco de los acontecimientos. El edificio se convirtió en blanco de la artillería de Versalles, que causó estragos en la cúpula, en las bóvedas y en los muros exteriores. Tras las insurrecciones de 1871, la situación política se estabilizó. La oposición se manifestaba entonces en la Asamblea Nacional, dominada por una mayoría monárquica y católica, que organizó una reacción política y religiosa, designada bajo el nombre de “Orden Moral”. Por tanto, la iglesia de Santa Genoveva, siguió siendo lugar de culto. En su interior, la cúpula de Gros y las pechinas de Gérard constituían el único decorado pintado mientras que los muros presentaban aún grandes superficies lisas desde el tabicado de las ventanas en la época de la Revolución. En 1874, el director de Bellas Artes, Philippe de Chennevières, decidió realizar un amplio programa de pinturas y esculturas conforme a las orientaciones del gobierno del Orden Moral y en favor de Santa Genoveva, que sigue siendo “la figura más ideal de los primeros tiempos de nuestra raza”. Para esto se propusieron a los mejores artistas de la época, entre ellos Pierre Puvis de Chavannes y Alexandre Cabanel, a la entrada de la nave, dos paneles debían ilustrar la vida de San Dionisio. En los muros de la nave central, se le rendía tributo a Santa Genoveva. En cuanto a los extremos del crucero, éste estaba dedicado a la historia de Clodoveo, de Carlomagno, de San Luis y de Juana de Arco. Además hay que señalar que en la bóveda del ábside se encontraba el mosaico de Antoine-Auguste-Ernest Hébert, Cristo muestra al ángel de Francia el destino de su pueblo. Chennevières completó el decorado pictórico con varios grupos de esculturas que representaban a los santos y padres de la iglesia, hoy retirados. El conjunto del programa se terminó en 1889, cuando el edificio había recobrado una vez más su destino más laico. 10 DESDE 1885 EL PANTEÓN Y LA REPÚBLICA. EL PANTEÓN RESTITUIDO A “SU DESTINO LAICO”. Desde los inicios de la III Republica, los republicanos se opusieron a la decisión de la mayoría católica y monárquica que había mantenido el status religioso de SainteGeneviève. Progresivamente, fueron recuperando la ventaja en la Cámara de los diputados y el 30 de enero de 1879 hicieron que cayera definitivamente la política del Orden Moral, cuando el presidente de la República Mac-Mahon, su defensor, presento su dimisión. LA ELECCIÓN DE LA III REPÚBLICA. En 1879, François-Vicent Raspail, diputado de extrema izquierda, volvió a lanzar el debate en la Cámara de los Diputados, que contaba con mayoría republicana. La polémica sobre el destino del monumento proseguiría hasta 1885 cuando falleció Victor Hugo, ardiente defensor de la República. Al día siguiente de su muerte se promulgó un decreto que restituía el edificio a su destino republicano, siendo inhumado en el propio Panteón con numerosa muchedumbre. Así mismo, el Panteón, además de acoger por segunda vez la experiencia de Folcaut, se convertía en lugar de celebraciones nacionales; con ocasión del centenario de la Revolución francesa, con la III República se decidió rendir tributo a varias personalidades del periodo revolucionario y se mandaron las inhumaciones de varios personajes ilustres y héroes militares; pero 1879, el régimen más bien de izquierdas decidió un gran espacio a las personalidades del mundo socialista, como Pierre-Eugène-Marcellin Berthelot o Émile Zola, creando la oposición de los partidos conservadores. Durante los regímenes anteriores, los cambios laicos o religiosos del Panteón habían ocasionado destrucciones y modificaciones de la decoración. Esta vez, en un afán de reconciliación nacional, se decidió no tocar el decorado del sitio. La mayoría de las pinturas se terminaron según los deseos de Chennevières. Sólo se modificó la composición prevista en el extremo de la nave norte. En un principio, estaba dedicada a la Virgen de Lourdes, pero este tema fue considerado demasiado religioso y se modificó con alegorías. 11 Los muros del monumento ya estaban adornados con grandes pinturas murales, por lo que la III República decidió que en 1889 se terminase la decoración con obras de escultura, grupos, bajorrelieves que representen las grandes épocas y los grandes hombres de la historia de Francia. En el coro se proyecto un grupo de François-Léon Sicard representando la Convención Nacional y terminado en 1921. En el crucero, delante de los pilares que sostienen la cúpula se erigieron cuatro monumentos conmemorativos a los grandes oradores y escritores de la Restauración, a la gloria de los generales de la Revolución, a Jean-Jacques Rousseau, a Diderot y a los enciclopedistas y este amplio programa didáctico se completaba con la representación de hombres ilustres como Mirabeau o Lazare-Louis Hoche. DESDE 1945 HASTA NUESTROS DÍAS. Tras la Segunda Guerra Mundial, la IV República mantuvo la costumbre de las inhumaciones en el Pantéon. En 1948, se enterraron allí a los físicos Paul Langevin y Jean Perrin. Al año siguiente, con ocasión del centenario de la abolición de la esclavitud, se rindió homenaje a Victor Schoelcher y así sucedió con varias personalidades e incluso se llegaron a realizar inscripciones en las naves para honrar a la memoria de los desaparecidos durante las dos guerras. Al inicio de la V República, el jefe de Estado sólo decretó una inhumación, la de Jean Moulin, símbolo de la Resistencia. Después habrá que esperar hasta François Mitterrand para ver reanimada la liturgia republicana. El día de su investidura en 1981, el presidente celebró el retorno de los socialistas al poder, tras varios decenios de ausencia, reanudando la transición del monumento que lleva la marca de personalidades de izquierdas. En 1987 René Cassin, premio Nobel de la Paz por su obra sobre los derechos humanos ingresó en el Panteón, seguido de Jean Monnet, fundador de la Comunidad Europea, y así sucesivamente hasta nuestros días, donde se suceden inhumaciones de hombres ilustres y homenajes a los que ya reposan en la cripta. En la actualidad, el decreto autorizando la transferencia de un cuerpo al Panteón debe ser firmado por el jefe de Estado, y éste debe ser una personalidad o un descendiente de personajes que hayan contribuido a defender los valores republicanos o que haya participado al progreso de la humanidad. 12 La actualidad parece ser que esta marcada por una cierta estabilidad, ya que ningún elemento estructural ha sido retirado o añadido desde mediados del siglo XX, a excepción de renovaciones o restauraciones menores, como la del péndulo de Foucault, que ha sido cambiado ya que en 2010 se rompió causando graves daños en el pavimento. La época contemporánea manifiesta una preocupación evidente de preservación y de conservación del monumento. Ejemplo claro es el nerviosismo ante la humedad del edificio debido a la escasa ventilación del templo y como consecuencia el aumento del frío de las piedras y la corrosión de la estructura metálica, por ello se nombró en 1984 a Hervé Baptiste, como arquitecta jefe para la restauración. También son notorias la promulgación de diversas leyes que garantizan y preservan su estado para un presente y un futuro, como el proyecto de ley de finanzas del año 2006 que prevé la persecución de la renovación del edificio. Así hemos visto los cambios sufridos en un edificio que fue el primer monumento de importancia de la capital francesa. Su construcción es anterior a la de monumentos como la Torre Eiffel y fue el primer lugar desde el que se podía divisar París desde las alturas. Un edificio diseñado con la intención de combinar la sencillez de la arquitectura gótica con la majestuosidad de la arquitectura griega y que a lo largo de su historia ha sabido conjugar el paso del tiempo y de los acontecimientos en sus muros adaptándose a las mutaciones que le han otorgado diferentes funciones y que hoy en día está destinado a albergar los cuerpos de los hombres ilustres. 13 BIBLIOGRAFÍA. Guillen, Gabriela. “Panteón nacional, Templo de la Patria", Santa Fe, Argentina, El Cid Editor, 2009. Martínez Medina, Andrés. “Teoría de la Arquitectura, 16 Neoclasicismo”, Alicante, 2012. Mona Ozouf, “El Panthéon, en Los lugares de memoria”, t. I: La República, Gallimard, París, 1984. Rodríguez Labandeira, José. “Francia liberal, 1814-1870”. Madrid, 2004. Vidler, Anthony. “El espacio de la Ilustración: la teoría arquitectónica en Francia a finales del siglo XVIII”, Alianza, 1997. 14