15 años del Acuerdo de Viernes Santo

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15 años del Acuerdo de Viernes Santo
El pasado 10 de abril se cumplieron 15 años del Acuerdo de Viernes Santo. Con el Acuerdo –que entró en vigor en
diciembre de aquel año después de ser aprobado en referendo en ambos lados de la frontera–, Irlanda del Norte
recuperaba el parlamento de Stormont, las organizaciones armadas aceptaban entregar sus armas, se disolvía la RUC
(Royal Ulster Constabulary) y se creaba un nuevo cuerpo de policía, así como canales institucionales para el diálogo entre
la República de Irlanda e Irlanda del Norte, por una parte, y entre las diferentes comunidades en esta última, por la otra. El
enfrentamiento entre republicanos y unionistas –una lucha que ha costado la vida a más de 3.500 personas y causado más
de 45.000 heridos, además de haber lastrado gravemente a la economía de la zona (se estima que hasta el 45% del empleo
estaba relacionado con cuestiones de seguridad)–, dejaba paso a la vía exclusivamente política a la resolución del
conflicto. En los murales de Falls Road o Shankill, los hombres armados con pasamontañas empiezan a sustituirse
lentamente por otras imágenes en recuerdo a las víctimas o mensajes de reconciliación. Con todo, quince años después
del Acuerdo Irlanda del Norte (o el Norte de Irlanda) se enfrenta a nuevos retos: los disidentes que se niegan a reconocer el
Acuerdo, la integración de los presos, la posibilidad de un referendo que ponga fin a la partición política de la isla o las
consecuencias de la crisis.
Esta semana publicamos en Sin Permiso la versión íntegra de las entrevistas que realizó Àngel Ferrero a Séanna Walsh
(Coiste) y William 'Plum' Smith (EPIC) que aparecieron la semana pasada en el semanario catalán La Directa.
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SÉANNA WALSH: “NOS ENCONTRAMOS EN EL CAMINO HACIA UNA NUEVA IRLANDA”
Desde 1973, Séanna Walsh fue condenado varias veces a prisión por sus actividades en el IRA
Provisional. Walsh ha conocido las tres principales prisiones de Irlanda del Norte: Long Kesh –
donde conoció a Bobby Sands–, Maze –en la que participó en la famosa “protesta de las mantas”
a finales de los setenta– y Crumlin Road Gaol. En 1998 fue puesto en libertad de acuerdo con las
cláusulas del Acuerdo de Viernes Santo. Tenía 42 años, de los cuales 21, la mitad de su vida, los
había pasado entre rejas. Siete años después, Séanna Walsh recibió el encargo del Consejo
Militar del IRA de anunciar el fin de la lucha armada. Lo hizo sin máscara, sabiendo el peligro que
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suponía. Hoy trabaja en Coiste, una organización que ayuda a los presos republicanos a
reintegrarse en la sociedad.
Como miembro del IRA fue arrestado tres veces y pasó más de veintiún años en prisión antes de
ser liberado gracias al Acuerdo de Viernes Santo, del que el pasado abril se cumplieron 15 años
¿Qué ha cambiado desde entonces en Irlanda del Norte?
La situación en Belfast está a años luz de lo que era durante el conflicto. El Acuerdo de
Viernes Santo fue como un nuevo comienzo en esta parte de Irlanda. El problema para nosotros
no es la cuestión religiosa, que es el principal foco de atención, sino la interferencia del gobierno
británico. Ése fue siempre el origen del problema. La cuestión religiosa es, a todos los efectos,
irrelevante. El Acuerdo de Viernes Santo fue diseñado, en primer lugar, para intentar poner fin a la
posibilidad de que se repitiera un gobierno de partido único en Irlanda del Norte. Envió una señal a
los británicos de que la gente de aquí debería tener la palabra, que quienes deberían gobernar en
esta parte de Irlanda son la gente que vive aquí, y que la gente que vive en esta parte de Irlanda
deseaba ver el fin del dominio británico en Irlanda por completo. Ahora nos encontramos en el
camino hacia una nueva Irlanda.
¿Pueden los grupos disidentes poner en peligro el proceso de paz?
Cuando la gente del Sur se implicó en la lucha del IRA, vivíamos bajo la ocupación militar
británica. Los británicos estaban por todas partes en esta zona. Donde nos sentamos ahora
mismo habían cientos de soldados británicos. Veían a la gente de mi comunidad como enemigos
potenciales. El gobierno británico habló incluso de la “comunidad terrorista”. Su objetivo era
derrotar al IRA. Utilizaron todo tipo de armas y tácticas y estrategias para derrotar a la resistencia
republicana al dominio británico aquí en Irlanda. Y fracasaron. En 1990, el general británico que
estaba al mando de las tropas aquí en el Norte declaró que el Ejército Británico no podría derrotar
al IRA. Y el secretario británico para Irlanda del Norte, Peter Brooke, dijo que el Reino Unido no
tenía ningún interés estratégico o económico en permanecer en Irlanda. ¡Bang! Se acabó. Fin de
la partida. ¿Dónde nos encontramos ahora? Tenemos que crear las condiciones para integrar a la
comunidad unionista, tenemos que convencer al 50% más uno de que la nueva Irlanda que
podemos crear juntos es mejor que el Acuerdo que tenemos actualmente. Ése es el trabajo actual
de los republicanos.
Hemos hablado con las organizaciones que continúan utilizando actos de violencia para
conseguir algo. “¿Qué estáis tratando de conseguir? El Ejército Británico se ha ido, el Ejército
Británico ya no está en las calles. Tenemos una nueva policía que ya no es el brazo militar del
estado unionista. No es perfecta, ningún cuerpo de policía lo es, pero ya no es el brazo armado de
un estado unionista. ¿Qué estáis tratando de conseguir? ¿Qué estáis tratando de hacer? ¿Por
qué continuáis con las acciones armadas?” No pueden dar una explicación razonable a sus
acciones. Prefieren el hecho de que gente como yo, de que gente de mi generación participó en la
lucha armada, como si eso justificara de algún modo lo que están haciendo hoy. Carecen de
estrategia. ¿Cómo van a poner fin a la interferencia británica en Irlanda?
¿Pueden poner en peligro el proceso de paz? En absoluto. Pueden matar a gente, tienen
acceso a armas, pueden conseguir más armas, pueden hacer que otras personas se unan a ellos,
pero no cuentan con el apoyo popular. La mayoría de la gente que vive aquí apoya el proceso de
paz desde el alto el fuego.
Yo represento a Coiste y Coiste representa a cerca de 25.000 prisioneros del IRA,
hombres y mujeres que terminaron en prisión como resultado de su participación en el IRA.
Veinticinco mil. Se trata de una parte considerable de nuestra comunidad. Cuando nosotros
participamos en la lucha armada se trataba de una guerra popular. La población nacionalista del
Norte se alzó contra los británicos y contra el estado unionista. Ahora esta gente... son incapaces
de desarrollar los recursos y la maquinaria militar que podría hacer frente al estado. Son una
reliquia del conflicto y poco más. Una de las cosas que recuerdo de la época en que estuve en
prisión, en los setenta, fue que, 25 años después de terminar la Segunda Guerra Mundial,
apareció un soldado japonés salido en la jungla. Bueno, eso es lo que estos tipos son. Son como
aquel soldado japonés saliendo de jungla. La guerra se ha terminado. No hay ganas de continuar
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el conflicto. No hay razones para continuar el conflicto. No todo es perfecto, pero eso no significa
que podamos mejorar la situación con bombas o tratando de asesinar a gente, disparando a los
camellos o secuestrando a personas, extorsionando o robando. Porque ésa es la naturaleza de
estos grupúsculos. Extorsionan a los negocios locales, están implicados en secuestros, cobran
impuestos a los camellos por vender droga en sus territorios. Hay una línea muy fina entre los
actos criminales en los que están implicados y otros tipos de acciones. Soy muy consciente de
que los británicos usaron el término “criminal” para intentar criminalizar la lucha en la que
participé, pero la lucha en que participé tenía entonces un amplio apoyo popular. Nadie entraba en
el IRA para conseguir una casa mejor o dinero. Cuando te unías al IRA te decían que la única
recompensa que conseguirías era la prisión o el cementerio. Nadie le dice hoy a esta gente eso,
han perdido de vista los objetivos de la lucha.
De hecho, están divididos.
Hay hasta cinco facciones diferentes. Entre los republicanos, entre nosotros mismos,
tenemos la preocupación de que, a partir de algún punto, comenzarán a matarse entre ellos. Han
estado implicados en muchas accionnes armadas en las que dispararon a gente, aplicaron
castigos corporales como disparar a las rodillas (kneecapping) y cosas parecidas, así que nos
preocupa que al final acaben matándose entre ellos.
¿Cuáles son las diferencias?
Creemos que las diferencias entre estos grupos son, sobre todo, personales, no
ideológicas. La única cosa que los une es el odio hacia gente como yo, el odio hacia el Sinn Féin y
el odio hacia el proceso y la determinación de revertir el proceso de paz y arrastrar a la gente de
nuevo al conflicto.
En una entrevista declaraste que “la confianza es un camino de dos direcciones”. ¿Cuál es la
relación entre ambas comunidades en Irlanda del Norte?
Las murallas que dividen a las comunidades son un símbolo del problema. Hay una falta
de contacto, de conocimiento, de comunicación con la gente que vive al otro lado del muro.
Históricamente se construyeron como resultado de los pogromos violentos de los sesenta, cuando
un número de calles en Belfast fueron incendiadas y atacadas por las fuerzas lealistas, la policía
unionista y los B-Specials, que las quemaron en respuesta a las demandas de la población
nacionalista de derechos civiles. Los nacionalistas salieron a las calles y reclamaron derechos
civiles, que reclamaban el derecho de voto, a una vivienda digna, a un trabajo. El estado
reaccionó con violencia. Los muros se instalaron para intentar poner fin a este tipo de problemas
entre ambas comunidades. Pero el verdadero origen del problema fue siempre el imperialismo
colonial británico en esta parte del mundo, una reliquia del pasado, de los días del imperio. Por
desgracia, lo que queda de aquellos muros hoy no sólo es la desconfianza entre dos comunidades
que viven una al lado de la otra. Los muros son también una fuente de preocupación, de miedo,
particularmente entre la comunidad unionista. Creen que esos muros contienen a la población
católica, y que, de no existir, ésta se mudaría a su vecindario. Al otro lado del muro, en 1968-69,
vivían en Shankill 65.000 personas. Hoy son 25.000. Han perdido población, pero siguen
ocupando el mismo espacio. Creen que los muros previenen a la población católica de mudarse,
de vivir en aquellas calles y en aquellas casas. Hay que contar además con el desplazamiento, el
cambio demográfico. Ésas son las razones, además de los motivos históricos.
En julio de 2005 apareció en un DVD leyendo una declaración del Consejo Militar del IRA
anunciando el fin de la campaña armada. Al hacerlo, se convirtió en el primer miembro del IRA
desde 1972 en representar públicamente a la organización, sin máscara. ¿Cómo cambió su vida?
Cuando la cúpula del IRA me pidió leer la declaración me sentí honrado, porque muchas
personas y muchos de mis camaradas habían muerto durante la lucha. Era muy consciente de
que, apareciendo delante de las cámaras, frente al mundo, podría estar exponiendo a mi familia a
posibles consecuencias. Reuní a mi esposa y a mis hijas, les expliqué lo que me habían pedido
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hacer y por qué creía que tenía que hacerlo, y mi familia me apoyó. También era consciente del
hecho de que podrían haber consecuencias en términos de problemas, de no poder ir a
determinadas zonas. Pero lo sopesé todo y creí que era muy importante que, en primer lugar, el
IRA tomase aquella decisión. Acepté con humildad ser la persona escogida para aparecer ante las
cámaras y representarles. Me preocupaba particularmente el riesgo personal, en términos de
empleo, las consecuencias que podría tener para mis hijas o los problemas de seguridad, como
conducir al centro de la ciudad o a zonas fuera de Belfast oeste.
Las próximas elecciones en la República de Irlanda se celebrarán en el 2016. Según la mayoría
de encuestas, el Sinn Féin superará al Partido Laborista, convirtiéndose así en la tercera fuerza
del país, o incluso la segunda, dependiendo de los resultados de Fianna Fáil. ¿Cuáles son las
razones del éxito del Sinn Féin?
En el Norte el IRA libró la guerra, y el Sinn Féin fue recompensado por llevar esa guerra a
su fin cuando terminaron con el gobierno de partido único unionista y cuando crearon el marco en
el cual la población podía avanzar para conseguir la unidad con el resto de Irlanda. El Sinn Féin
proporciona en sus distritos un servicio a la gente que tiene muy poco o nada en términos de
vivienda, pobreza, desempleo. El Sinn Féin representa sus intereses, y lo hace con éxito. Incluso
la gente de Shankill viene aquí preguntando por los servicios que el Sinn Féin ofrece, porque
estamos más en contacto con la clase trabajadora que los partidos unionistas.
En el Sur hemos visto las políticas económicas desastrosas del gobierno anterior de
Fianna Fáil, cómo dilapidaron la riqueza creada durante la época del “Tigre celta” y las
desastrosas medidas de austeridad que este gobierno está aplicando para intentar aplacar a la
Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional, así como a los organismos europeos e
internacionales que están degradando nuestra soberanía. Las medidas que han tomado no son
populares, la gente sufre, los trabajadores, la clase media. La gente que causó la bancarrota no
está pagando la crisis que crearon, simplemente están enriqueciéndose todavía más. En
consecuencia, hay un resentimiento en el electorado hacia estas políticas. Ése es el motivo por el
que el Sinn Féin crece. El partido ofrece una salida alternativa a esta crisis económica. El Partido
Laborista, en cambio, es visto como el socio minoritario de una coalición en la que simplemente
aplican las políticas que están perjudicando a los trabajadores y los desfavorecidos en el sur.
En febrero Gerry Adams anunció la próxima campaña del Sinn Féin. El partido quiere que se
celebre un referendo a ambos lados de la frontera para votar la reunificación de Irlanda. De
acuerdo con Adams, hay una mayoría de gente que favorece esta opción. Si eso ocurriera, ¿cómo
se integraría a las comunidades protestantes en una nueva República?
El problema para nosotros, los republicanos, es que la frontera continúa existiendo. La
frontera la administra por el gobierno británico. Los republicanos quieren ver el fin de la partición y
una nueva Irlanda. El mes que viene, en junio, el Sinn Féin organizará una conferencia en Belfast
donde ha invitado a la comunidad unionista a venir para hablar de ello. ¿Qué tipo de futuro
queremos ver para nuestros hijos? ¿Cómo creéis que podrían funcionar las cosas? Nosotros
queremos una nueva Irlanda. ¿Cómo podríamos enfrentarnos juntos a los problemas que
tenemos? Cuando se firmó el Acuerdo de Viernes Santo en 1998, la Ley de gobierno de Irlanda de
1920 fue anulada y en su lugar tenemos hoy la legislación del Acuerdo de Viernes Santo, según la
cual, para que haya un cambio constitucional, todo lo que se requiere es el 50% más uno. La tarea
de los republicanos es convencer a un sector del unionismo de que tienen un futuro y vida mejor
con el resto de gente de esta isla antes que alineándose con los 60 millones de personas que
viven en el Reino Unido, que aquí dispondrían de mucha más influencia, poder y palabra sobre su
futuro de la que nunca podrán tener dependiendo de Westminster.
Con todo, hay resistencia. Una de las cosas que ocurrieron durante las negociaciones del
Acuerdo de Viernes Santo fue que algunos líderes unionistas convencieron a su comunidad de
que para los republicanos ése era el fin, que aceptaban la nueva situación de por vida y el poder
compartido en el parlamento. Que los republicanos estaban contentos con sentarse allá y
administrar el Norte durante una generación. Y, en diciembre del año pasado, hubo un votación en
el consejo municipal de Belfast, y la mayoría del consejo decidió retirar el símbolo del Reino Unido
del ayuntamiento. La bandea británica había ondeado durante todo el año. Cuando tomaron la
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decisión de retirarla se produjeron los disturbios. ¿Por qué? Los unionistas entendieron que ya no
eran la mayoría en Belfast. En 1921, cuando se creó el gobierno de Irlanda del Norte, y hasta
1972, era un gobierno de un solo partido: el partido unionista. Ningún otro partido estuvo en el
poder durante aquellos 51 años. Se ven a sí mismos como perdedores. En lugar de ver la
igualdad como algo liberador, la ven como un proceso en el que salen perdiendo. Es algo con lo
que les resulta muy difícil convivir. El Acuerdo de Viernes Santo deja espacio a mi identidad
irlandesa, en pie de igualdad con la suya, sea británica, norirlandesa o como quieran describirla.
Yo no tengo ningún problema con ello, pero ellos tienen un problema para reconocerme como
irlandés y aceptarlo. No podemos esperar a poder decir: “lo que ocurrió aquí en el pasado estuvo
mal y exigimos igualdad”. No. Es como en los estados del sur de los Estados Unidos. No puedes
decirle a la población negra que espere. Nadie podía decir: no, mejor espera, el momento no es el
adecuado. La religión no significa nada para mí. Algunos de mis camaradas, que estuvieron en
prisión conmigo, eran protestantes. Algunos miembros de mi familia son protestantes. La religión
no significa nada para los republicanos. No puede ser de otro modo. Ellos tienen que aceptar los
cambios demográficos. En el último censo en el 2011 las cifras eran más o menos las siguientes:
un 48% unionista y un 45% nacionalista. Creemos que en el 2015, en el 2016 o el 2017 se
producirá un giro y la mayoría en el Norte ya no será la comunidad unionista. No estoy diciendo
que entonces se producirá la reunificación de Irlanda. Todo lo que estoy diciendo es que es el
momento para que hablemos de qué tipo de futuro queremos crear juntos para nuestros hijos.
En el 2008 empezó la crisis en Irlanda. ¿Cómo está afectando la crisis al Norte?
La crisis del “Tigre celta” no tuvo mucho impacto aquí en el Norte. Fue más o menos un
efecto colateral: gente de Dublín que compraba propiedades en el Norte y la gente del Norte que
participó en el 'boom' que se creó en el Sur. Dicho esto, el problema de la economía del Norte es
su dependencia del sector público. El principal empleador aquí fue el gobierno británico y las
empresas subsidiarias. Todavía tenemos una administración pública que diría que es inimaginable
incluso en las antiguas repúblicas soviéticas. ¡En serio! Antes del conflicto aquí había 3.000
policías. Durante el conflicto llegaron a ser 14.000: el doble de lo que se necesita para controlar
Londres. Era un estado policial. Teníamos al Ejército Británico, al Regimiento de Defensa de
Ulster (UDR), una milicia unionista, armada y entrenada por el Ejército Británico. Luego teníamos
a la policía, la RUC, y la reserva de esa policía. Era una economía de guerra. Cuando el IRA
declaró el primer alto el fuego, en 1994, el líder unionista de aquella época, James Molyneaux,
dijo: “¡esto es lo peor que nos ha ocurrido desde la partición!”. Toda su economía estaba basada
en la guerra y el conflicto. Sabían que mientras el IRA estuviese en guerra con los británicos,
tenían a los británicos en el bolsillo. En el momento en que se terminó la guerra, empezaron a
perder aquella influencia y poder y la economía empezó a resentirse. En el 2008, los británicos
dijeron que enviarían 20 mil millones de libras al Norte para permitirnos... ya sabes, tenemos a los
voluntarios del IRA que participaron en el conflicto, a todos estos tipos que estuvieron empleados
en las fuerzas de seguridad... Pasar de una economía de guerra a una economía post-conflicto.
Luego vino Cameron y cerró el grifo. En lugar de aportar esa ayuda para la paz en el Norte,
recortan el presupuesto. Está teniendo un efecto desastroso en la clase trabajadora. En esta zona
de la muralla tanto como en la otra.
Nos encontramos en las oficinas de Tar Anall, donde trabajas con antiguos prisioneros del
conflicto.
Coiste es la organización que agrupa a las asociaciones de antiguos prisioneros del IRA.
Tiene una red de 13 oficinas en los condados del Norte y 5 en los condados soberanos. Parte de
nuestro trabajo significa que nosotros, los antiguos miembros del IRA, hablemos con antiguos
prisioneros lealistas y trabajemos en proyectos comunes con EPIC, la asociación de antiguos
miembros de la UVF, con Charter, que agrupa a los antiguos voluntarios de la UDA... Los
principales problemas que tenemos como ex prisioneros es que, de acuerdo con la legislación
(que hemos llevado a los tribunales, aunque nuestra petición fue rechazada), podemos ser
discriminados por el simple hecho de haber estado en prisión en términos de bienes y servicios.
Yo puedo entrar en una tienda y, si alguien me reconoce, puede decirme: “no te sirvo porque has
sido prisonero del IRA”. Y no puedo defenderme legalmente de algo así. Por el hecho de haber
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estado en prisión, nadie me concederá una hipoteca, ni un seguro de vivienda que me permita
tener una hipoteca. Sólo algunas compañías me permiten tener un seguro de automóvil que me
permita conducir. No podemos viajar a toda una serie de países. Pero cualquier barrera que el
estado intente alzar, normalmente podemos sortearla. No se trata de una amenaza. Lo que
reclamamos es igualdad de oportunidades y eso es lo que se nos niega.
¿Qué podrían aprender los españoles y los vascos de lo que sucedió aquí en Irlanda del Norte?
Creo que la situación en el País Vasco se encuentra en un momento crítico. Veo que hay
reticencias entre los políticos españoles a llevar a cabo cualquier movimiento para intentar crear
un futuro común con los activistas vascos. Y me consta que una y otra vez el gobierno español ha
puesto fin a las iniciativas políticas de los vascos que intentan desencallar la situación. Es muy
importante que los activistas vascos no permitan que se les margine o se les conduzca a un
callejón sin salida. La lucha armada sólo puede conducir a la mesa de negociación. No puede
conducir a ningun otro lugar. Ahora que se encuentran en la mesa de negociación, el gobierno
intentará frustrar toda iniciativa, desmoralizarlos, causar divisiones. A los vascos les aguarda una
larga lucha. No han de perder el objetivo, y el objetivo es crear un nuevo futuro y, con suerte, un
País Vasco independiente.
***
WILLIAM 'PLUM' SMITH: “EL CONFLICTO NO ES TAN FÁCIL COMO LA GENTE CREE”
William Smith, 'Plum' para los amigos, nació en el seno de una familia protestante de clase obrera
en Belfast. Smith se unió a la Ulster Volunteer Force (UVF) en 1969 y pronto aterrizó en Crumlin
Road Gaol por su participación en los disturbios. Como miembro de la UVF fundó Red Hand
Commando, que pronto se convirtió en una unidad de élite de la milicia unionista, responsable de
la liberación de prisión de Gusty Spence, el entonces líder de la UVF. Por el intento de asesinato
de un católico, William Smith fue enviado a la prisión de Maze, donde, junto con Spence y otros,
impulsó el proceso político que culminó con la creación del Partido Unionista Progresista (PUP) en
1979. En 1994 fue uno de los encargados de anunciar el alto el fuego de la UVF, y, cuatro años
después, participó en las negociaciones del Acuerdo de Viernes Santo. Hoy trabaja en el centro
EPIC para la reintegración social de presos.
El mes pasado se celebró el 15º aniversario del Acuerdo de Viernes Santo. ¿Qué ha cambiado en
Irlanda del Norte?
Muchas cosas. Ya no hay violencia. Hay más gente viviendo aquí de la que vivía durante el
Acuerdo de Viernes Santo. Disponemos de un gobierno. Sí, tenemos nuestras diferencias, pero la
vida para los que viven aquí es mejor. El centro de la ciudad está abierto y florece. La gente ya no
tiene miedo a que estallen bombas o que la gente sea abatida a tiros en las calles como ocurría
durante los setenta, los ochenta y los noventa. Algunos prefieren centrarse en las cosas
negativas, en las diferencias, pero son una minoría. La mayoría quiere pasar página. Hoy todo el
mundo habla del Acuerdo de Viernes Santo, si logró esto o no logró aquello. Bueno, ha logrado
muchas cosas. Fue un mecanismo para proporcionar paz, para poner ifn al conflicto, para
restaurar el gobierno. Y en gran medida ha funcionado.
¿Cree que los grupos disidentes pueden poner en peligro el proceso de paz?
No. Creo que hemos avanzado, ahora tenemos una nueva generación que no ha conocido
la guerra. A pesar de las protestas y de los disidentes, el Acuerdo de Viernes Santo ha
prevalecido. Me consta que existe una amenaza: los disidentes son capaces de asesinar gente o
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poner bombas. Se dice que “el patriotismo es el último refugio de los canallas”. Sí, hay algunos
grupos que utilizan la bandera para encubrir sus actividades criminales. Pero los disidentes
carecen de apoyo. Algunos quieren volver al conflicto, pero no tienen apoyo popular. Y toda
guerrilla necesita el apoyo del pueblo o dejar de existir. Es algo que conocido desde hace
décadas. Las guerrillas nacen del pueblo y necesitan el apoyo del pueblo. Y ellos no lo tienen. La
mayoría de gente de esta comunidad aún recuerda el conflicto, el dolor, el sufrimiento, y no
quieren volver a aquello. Además del IRA, también han habido enfrentamientos entre el UDA y la
UVF.
¿Por qué motivo?
En cualquier conflicto hay diferentes grupos, ideas. El IRA ha tenido más enfrentamientos
internos que nosotros. El IRA se dividió entre el IRA Provisional y el IRA Oficial, y hubo un
enfrentamiento entre ellos. Luego el PIRA se volvió a dividir y hubo un enfrentamiento entre el
INLA y el PIRA. Actualmente hay varias facciones. Ha habido más conflictos internos y más
muertos como resultado de ello en el lado republicano. No ocurren regularmente, sólo cuando
cuestiones como el territorio o la influencia devienen un problema. Sí, han habido conflictos
internos en los últimos años, pero ninguno ha llegado al grado de los que hubo durante el
conflicto. Los siguen habiendo periódicamente. Pero el mundo cambió por completo después del
11-S. El IRA ya no cuenta con el apoyo del gobierno estadounidense, ni con el apoyo de los
estadounidenses, político, financiero, militar. El mayor apoyo del PIRA fueron los
estadounidenses, que enviaban dinero y armas, y jugaron un papel clave en la aparición del PIRA.
Pero ahora “terrorismo” es una palabra tabú. No lo era en los sesenta, en los setenta o en los
ochenta, particularmente en los sesenta. Desde el 11-S, la gente no apoya el terrorismo. Ahora se
habla de derechos humanos más de lo que se habló durante los sesenta. No hay ninguna
necesidad en Europa de recurrir a la violencia para conseguir objetivos políticos. No estoy
diciendo que el mundo no necesite cambiar. La gente de esta comunidad, de la comunidad
protestante, de Shankill, por ejemplo, se unió a las Brigadas Internacionales para luchar contra
Franco. Sí, gente de Shankill y de Falls Road lucharon juntos en las Brigadas Internacionales.
Acaba de mencionar el apoyo estadounidense al IRA. En comparación, los unionistas contaban
con poco apoyo exterior.
Teníamos muy poco apoyo. En ocasiones fue nuestra propia culpa: pensábamos que no
nos hacía falta. El gobierno estaba aquí, éramos parte de Gran Bretaña, éste era nuestro país,
nuestro problema. Nos fuimos aislando. Mientras tanto, ellos disponían de un lobby americanoirlandés. Cuando los protestantes fueron a Estados Unidos, o a cualquier otro país, se disolvieron
en la comunidad, mientras que los irlandeses católicos y los irlandeses republicanos formaron sus
propias comunidades. Eso es lo que ocurrió en Boston o en Nueva York. La gente de mi
comunidad no fue a la guerra con apoyo. Lo necesitábamos, pero no lo queríamos. No queríamos
que nadie interfiriera en nuestros asuntos. Fue una discusión que perdimos. No fue hasta el
Acuerdo de Viernes Santo y el comienzo del alto el fuego que fuimos a Estados Unidos y nos
reunimos con el presidente estadounidense, Bill Clinton. Le pedimos que nos tratase igual y gente
de nuestra comunidad se reunió con su administración. El Partido Unionista de Ulster (UUP) abrió
una oficina en Nueva York. Si lo piensas bien, es algo que tendrían que haber hecho cuando
comenzó el conflicto. Pero en el proceso nos aislamos. Teníamos problemas para conseguir
armas. No teníamos el flujo de armas que el IRA tenía de Libia o de Estados Unidos, no podíamos
salir afuera a conseguir las armas.
Ha advertido contra los “disturbios recreacionales” en Irlanda del Norte. ¿Qué son exactamente?
Nuestra sociedad no es diferente a la de cualquier otra parte de Europa, donde pueden
encontrarse comportamientos antisociales. Tenemos una juventud desencantada por varios
motivos y a veces estos jóvenes participan en esos disturbios recreacionales. Acuden a Internet,
se enfrentan y luego salen a la calle y crean disturbios. Pero no son disturbios políticos, son sólo
chavales. Trabajamos para que eso no ocurra. Pero no son tan graves como antes. El peligro es
que los adultos, particularmente los grupos disidentes, influyen en los jóvenes, los llaman a
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participar en los disturbios y cosas así. Nosotros, como antiguos prisioneros, les hablamos de
nuestras experiencias en prisión, de nuestras experiencias en el conflicto.
¿Ha emperado la crisis la situación?
Ha de diferenciarse entre política y sociedad. El conflicto fue un conflicto político, una lucha
que duró casi cuatro décadas. Lo que hemos visto estos últimos años es un problema social.
Tenemos una sociedad que es la misma que en Londres o Manchester, o incluso Madrid o
Barcelona. Tenemos bandas callejeras, consumo de drogas, menores que consumen alcohol,
todas esas cosas que una sociedad “normal” tiene. Pero no es algo político. No hay que mezclar
estas cosas. Puede que algunos chavales participen en disturbios, pero no lo hacen por motivos
políticos. Puede que lo hagan por frustración o quizá porque quieren pasar el rato. Eso es lo que
de hecho ocurrió en Londres. Es un problema social que ha estado incubándose todos estos años
debido al desempleo y los recortes sociales. Pero podría decirse lo mismo de Madrid, Atenas,
Berlín o cualquier otra capital europea.
Pero, ¿y los disturbios en Belfast después de retirarse la bandera británica del ayuntamiento?
De nuevo se trata de una cuestión... Aquí volvemos al Acuerdo de Viernes Santo. Cuando
negociábamos el Acuerdo –y estuve presente durante todo el tiempo como miembro del ejecutivo
del PUP–, nos dimos cuenta de que habían cuestiones que no eran exclusivamente políticas,
como las banderas, los emblemas, las marchas. Cuando se negoció el Acuerdo de Viernes Santo,
estas cosas no se negociaron en una plataforma separada, que se cayó de la negociación. No son
los políticos quienes han de discutir estas cosas, así no se restaura la confianza en las
comunidades. Lo que hacía falta era un Foro Cívico en el que participasen activistas de la
comunidad, gente de la iglesia, empresarios, personas no electas de todos los sectores sociales,
con presencia en el parlamento, pero en una forma separada. El Foro Cívico tenía que
componerse de miembros de la agricultura y pesca, artes y deporte, el mundo empresarial, el
eclesiástico, la cultura, educación y sindicatos, víctimas del terrorismo y voluntarios, y encargarse
de las cuestiones relativas a banderas, himnos, marchas, dejando al parlamento las manos libres
para votar y desarrollar la educación, carreteras, todas las cosas que un parlamento debería
tratar. Pero algunos políticos lo rechazaron porque era un organismo no electo. Stormont estaba
suspendido y el Foro Cívico también. Cuando se recuperó Stormont, el Foro Cívico no se
recuperó. Así que todas estas cuestiones regresan periódicamente e interfieren en el proceso.
Cuando negociábamos el Acuerdo de Viernes Santo era un acuerdo completo, pero luego los
partidos comenzaron a seleccionar aquello que más les convenía y al final nunca se trataron estas
cuestiones como debían. Así que, por culpa de aquello, ahora vuelven para perseguirnos. El
problema persistió hasta que, de repente, sucedieron los disturbios porque estas cosas no se
trataron en su debido momento. El Foro tiene que restaurarse, quizá no en la misma forma,
porque han pasado quince años desde el Acuerdo de Viernes Santo, pero algo tiene que hacerse
con estas cuestiones religiosas, y no, desde luego, dejarlas en manos de los políticos.
Ud. fue miembro de la ejecutiva del PUP. ¿Qué diferencias hay entre el PUP y el resto de partidos
unionistas?
El UUP era básicamente un partido de clase media y alta, no representaba a la clase
obrera protestante. Shankill tuvo históricamente un diputado laborista. En 1969, cuando estalló el
conflicto, nos fuimos a los extremos y las cuestiones sociales se marginaron. El DUP era el partido
más votado en una casa y el UUP en otra. Cuando se formó el PUP nuestro objetivo fundamental
era representar a la clase obrera protestante. Ésa es la principal diferencia: nosotros hablábamos
del conflicto, pero también de condiciones laborales y sindicales.
La comunidad republicana cuenta con 300 años de rebelión. Cuando sus militantes salen
de prisión son aceptados en sus comunidades debido a su propia historia. En la comunidad
protestante no era así. No hubo paramilitares en las comunidades protestantes durante siglos. En
1969, cuando estalló el conflicto, jóvenes como yo mismo, gente de mi generación, creyeron que,
debido a la actividad del IRA, el ejército o la policía no estaban abordando la situación como
debían. Gente de mi comunidad estaba siendo asesinada, estallaban bombas. En 1969-70, los
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lealistas se organizaron por primera vez de manera independiente y salieron a luchar. No había
ninguna tradición de guerrilla lealista. Tomamos el nombre de Fuerza de Voluntarios de Ulster
(UVF) de la organización de 1916 porque veíamos el conflicto como una continuación de 1916.
Pensábamos que nuestra tarea era proteger a nuestras comunidades. El IRA estaba poniendo
bombas en la ciudad y asesinando a nuestra gente. Creíamos que teníamos que reaccionar. Por
eso nacieron los paramilitares lealistas. No hay una larga historia de paramilitares lealistas. Quiero
decir, el IRA organizaba una campaña cada diez años. Es algo enraizado en la tradición católica
republicana y que en la comunidad protestante no existía. Los prisioneros republicanos eran
aceptados en sus comunidades, nosotros sólo entre la clase trabajadora protestante. La clase
media y alta protestante nos miraba igual de mal que al IRA. Los grandes partidos nos veían como
una amenaza. En la comunidad unionista no había básicamente ningún apoyo a los paramilitares.
Y, por supuesto, lo tuvimos complicado para hacernos un hueco... No olvide que los unionistas
sólo tuvieron un partido durante 70 años. Además, no teníamos recursos. Necesitábamos
financiación para las campañas políticas, que cuestan mucho dinero. Y necesitábamos apoyo
masivo. Y la clase obrera protestante no puede hacer eso.
Conseguimos cierta relevancia durante el alto el fuego. En el Acuerdo de Viernes Santo
tuvimos una posición inesperadamente fuerte. Cuando Ian Paisley abandonó la negociación,
nosotros sólo teníamos el 3% del voto, pero cuando Paisley abandonó la mesa, nuestro 3% se
volvió necesario para obtener una mayoría unionista. Tuvimos, de hecho, más fuerza que los
republicanos, porque entonces el SDLP (Partido Socialdemócrata Laborista), era el partido
mayoritario y no necesitaba el apoyo del Sinn Féin, mientras que el UUP nos necesitaba a
nosotros para tener la mayoría. Pero, obviamente, siempre estuvimos en contra de la maquinaria
de los partidos unionistas. El UUP siempre ha estado compuesto de gente muy rica, con mucho
dinero, el DUP se hizo fuerte gracias a su oposición. Pero hoy la gente de nuestras comunidades
es más consciente de los problemas sociales. Tenemos una oficina para cuestiones sociales aquí
abajo, donde la gente viene a preguntarnos sobre las ayudas sociales o la vivienda. Comenzamos
a tener un papel en nuestra comunidad.
¿A qué tipos de problemas se enfrentan los ex prisioneros?
El 99% de los prisioneros lealistas procede de la clase obrera. Había muy poca gente
pudiente. El 99% procedía de barrios obreros protestantes, como Shankill. Más del 50% de los
prisioneros procedía de este barrio. Como ex prisionero no puedes tener un seguro, ni un trabajo
en la administración. Los unionistas de clase media nos ven como terroristas. Además, la gente
que vive en Shankill se enfrenta a lo que llamamos discriminación por código postal. Cuando ven
el código postal en su currículo, muchos empleadores se echan para atrás.
¿Cómo el trabajo con otras organizaciones de ex prisoneros como Coiste ha cambiado su
percepción de la otra comunidad?
El trabajo con los republicanos comenzó en las prisiones en los 70. Todos estábamos en el
mismo barco. Había cuestiones en la cárcel, como por ejemplo la comida o las visitas, que afectan
a todos los prisioneros. Todo comenzó en Long Kesh. En el consejo de prisión estaban
representados el IRA Provisional, el IRA Oficial, la UVF, el UDA y Red Hand Commando. Nunca
tuvimos problemas a la hora de trabajar con ex prisioneros republicanos porque ya habíamos
trabajado con ellos en los setenta en las prisiones. Tres de los miembros de la delegacion del PUP
que negociaron el Acuerdo, entre ellos yo mismo, eran ex prisioneros. Los ex prisioneros jugaron
un papel importante. Y lo mismo ocurrió en la delegación del Sinn Féin. Ellos tenían una
delegación mayor que la nuestra, y el 50% eran ex prisioneros.
En febrero Gerry Adams anunció la próxima campaña del Sinn Féin. Los republicanos quieren un
referendo a ambos lados de la frontera que decida la unificación de la República Irlanda con
Irlanda del Norte. De acuerdo con Adams, hay una mayoría que favorece esta opción. Si hubiera
ese referendo y la mayoría votase a favor, ¿cómo se integrarían las comunidades protestantes en
la República?
Es una cuestión completamente hipotética, ¿no crees? Yo estoy completamente
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satisfecho, como protestante, de que Irlanda del Norte siga como hasta ahora. ¿Y cómo se
conseguiría una Irlanda reunificada? Se necesitarían 20 o incluso 40 años para conseguir las
estructuras. ¿Y dónde se establecería el parlamento? ¿En Belfast o en Dublín? ¿Cómo se
integrarían los hospitales, la policía, el servicio de carreteras? Se trata de una tarea gigantesca.
Cuando el conflicto comenzó, todo era una cuestión muy sencilla: Norte, Sur. Pero todo eso ha
cambiado. Ahora vivimos en una Europa moderna, la gente no se da cuenta de que nos
necesitamos mutuamente. Hay más irlandeses viviendo en Inglaterra que aquí, en Irlanda del
Norte. Eso es un hecho. Debido a la crisis, incluso los irlandeses del Sur están uniéndose a las
filas del Ejército Británico, porque la paga es mejor.
Estamos dispuestos a ver las cosas de manera más práctica. Algunas personas del Sur
quieren mantener su independencia de Irlanda del Norte y el problema para el Reino Unido es
que, bueno, nos tienen a nosotros. Pero tenemos un futuro común. Necesitamos cooperación,
como en el Acuerdo de Viernes Santo. Cooperación en servicios públicos, hospitales, carreteras,
infrastructuras en general. Todo eso está en el Acuerdo de Viernes Santo, lo que ocurre es que no
se llevó a cabo como es debido. No hay un gran deseo de unidad por parte del Sur. No olvides
que la gente del Sur votó a favor del Acuerdo de Viernes Santo y que estuvieron de acuerdo con
que Irlanda del Norte formase parte del Reino Unido. Si dicen otra cosa es porque cogen lo que
quieren y dejan lo demás fuera. Tenemos que hablar del pasado. Ahí es donde reside el peligro.
Mi generación se ha pasado 30 años hablando sobre banderas y ese tipo de cosas. Es toda una
generación. Ahora tenemos una generación que no conoce el conflicto. Por ellos, tenemos que
mirar hacia el futuro. No digo que debamos olvidar el pasado.
En los 70 existió el proyecto de declarar Irlanda del Norte un estado independiente del Reino
Unido y de la República de Irlanda.
Fue un proyecto que surgió pensando en Rhodesia. Rhodesia declaró su independencia
con una declaración unilateral de independencia (UDI) en 1965. Algunos se dijeron: hagamos una
UDI para Irlanda del Norte y tengamos nuestro propio estado independiente. Pero la idea no tuvo
apoyo y no prosperó, aunque fue una de las opciones políticas que estuvo sobre la mesa durante
aquella época.
Parte de la población unionista que vive en Shankill tiene orígenes escoceses. ¿No es una ironía
que ahora Escocia celebre un referendo de independencia?
Los escoceses que viven aquí no apoyan el referendo. En cualquier caso, se trata de una
situación completamente diferente. Nosotros no tenemos miedo al referendo. Todo el mundo está
perdiendo por igual aquí debido a la recesión. El estado de la economía... Mire, no hay ningún
modo de que el Sur pudiera soportar la anexión del Norte. Pero no temo a esa posibilidad, porque
la mayoría de gente que vive aquí quiere seguir viviendo en el Reino Unido, y algunos de ellos son
católicos.
Antes de terminar, tengo que confesarle que nunca esperé ver una fotografía del Che Guevara
aquí.
Bueno, también tengo fotografías de indios americanos, el peor episodio de genocidio de la
historia del mundo. Fueron héroes. Casi los borraron de la faz de la Tierra. Y también tengo una
fotografía de Sandino. No nos pueden etiquetar: este es lealista, hace esto y aquello. Todo el
mundo asume que somos de una manera determinada, pero el protestantismo es una corriente
muy amplia, probablemente más que el catolicismo. Los republicanos sólo tienen una iglesia,
nosotros tenemos más de 60 en la zona. Lo que nos une es que queremos seguir siendo parte de
Inglaterra. No olvide que en 1916 la Iglesia católica controlaba a la Iglesia de Irlanda y, a través de
ésta, al establishment político. Los protestantes nunca aceptarán ser dominados por la Iglesia
católica o por cualquier otra iglesia. Y lo que los republicanos no dicen es que el Estado irlandés
fue un estado católico para católicos del mismo modo que el Estado del norte era un estado
protestante para los protestantes. Y siempre hubo una clase alta dominándonos a todos.
Pero el catolicismo va a menos en Irlanda...
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Hay una dimensión política, una dimensión religiosa y una dimensión de clase en el
conflicto. La mayoría de prisioneros del IRA eran de clase trabajadora. Muy poca gente de clase
media y alta participó en el conflicto a excepción, quizá, de la policía. El conflicto no es tan fácil
como la gente cree.
Séanna Walsh es militante del Sinn Féin, 21 años de prisión como voluntario del IRA, anunció públicamente el cese el fuego
definitivo en el 2005. William 'Plum' Smith, paramilitar unionista del UVF, negoció el Acuerdo de Viernes Santo como
representante del único partido unionista de izquierdas.
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www.sinpermiso.info, 16 de junio de 2013
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