Sonando despiertos

Anuncio
REVISTA DE PRENSA
SOÑANDO DESPIERTOS
Camila Alarcón*
“Pongámonos las pilas” y “vivos muchá” son algunas de las expresiones que se escuchan dentro de los
diferentes grupos de jóvenes. Puede decirse que constituyen un llamado al resto de la juventud que todavía
se encuentra dormida. Recientemente, agrupaciones cívicas de jóvenes han impulsado campañas dirigidas a
la inclusión y participación de la juventud. Dentro del ámbito juvenil se percibe la urgencia de despertar a los
jóvenes de su profundo sueño llamado apatía.
Es indudable que el caso Rosenberg fue el fósforo que encendió la llama de muchos jóvenes. Este crimen, y
los sucesos vinculados con él, provocaron una explosión de ideas y de emociones dentro de este sector de la
sociedad. Se pudo ver cómo miles de jóvenes se organizaron y se lanzaron a las calles con sus herramientas
más poderosas: su espíritu y su voz. De manera abierta y digna proclamaron que no están dispuestos a
permitir que se siga corrompiendo con manzanas podridas la lucha por una mejor nación. Cansados de la
rampante violencia que los rodea, asumieron un rol más proactivo y crearon varias organizaciones y redes de
comunicación para lograr erradicar este problema.
Sin embargo, el movimiento de la juventud no se ha limitado a reclamar justicia en el caso Rosenberg; sigue
en ebullición y desarrollo. Recientemente se ha visto a diferentes grupos de jóvenes, como Un Joven Más,
Jóvenes por Guatemala y Jóvenes contra la Violencia, entre otros, crear plataformas y agendas de trabajo,
buscando la apertura de espacios para su participación en la política, con el fin de expresar las demandas,
necesidades y objetivos de la juventud.
Varios de estos grupos se han puesto en comunicación con diferentes instancias del Gobierno, como el
Congreso, el Ministerio Público, la Presidencia y la Corte Suprema de Justicia; con el fin de involucrarse en
procesos de fiscalización y en la toma de decisiones nacionales.
El movimiento de la juventud tiene muchas ventajas a su disposición, las cuales utiliza en su lucha por la
inclusión y participación. Los jóvenes, por su naturaleza, poseen mentes más frescas e íntegras, en
comparación con otros actores políticos. También suelen ser más dinámicos y enérgicos, lo cual lleva a la
proposición de procesos e ideas más novedosas que desafían el statu quo. Por formar parte de la generación
de la internet tienen la habilidad de transmitir sus ideas en una forma más rápida y efectiva.
Consecuentemente, manejan diferentes espacios de comunicación como blogs, Twitter y Facebook, los
cuales ayudan a que su mensaje tenga un mayor alcance.
El compromiso y participación entusiasta y apasionada de la juventud es de gran beneficio para la sociedad
guatemalteca. El incremento de la participación de los jóvenes en los procesos del Estado fomenta y fortalece
la cultura cívica y política de dicho sector. Por consiguiente, este fenómeno puede tener un efecto de dominó
en el resto de la sociedad, lo cual puede ser muy provechoso para el país.
Es indudable que estos movimientos impulsan la organización y la participación de otros sectores de la
sociedad. La inclusión de todos los sectores sociales en el debate político crea una sociedad con principios
cívicos y con una elevada cultura política. Consecuentemente, una sociedad educada y con principios
fomenta una cultura de transparencia que fortalece al Gobierno y al resto de sus instituciones. Sin embargo, el
mejor beneficio de una juventud organizada y activa es la generación de líderes que asumirán la conducción
de Guatemala hacia un efectivo desarrollo para todos y todas.
* Consultora del Departamento de Investigaciones Sociopolíticas de ASIES
Fuente: Columna de opinión publicada en El Periódico. Guatemala, miércoles 07.10.09
1
Descargar