Viraje a la derecha de la Revolucion Boliviana 1954, año de la traicion Para el grueso de la militancia movimientista, para las masas en general, el año de 1954 será el año de la traición. Hablamos de la traición de la dirección pequeño-burguesa proimperialista a las esperanzas más sentidas de las masas. Para nosotros, los poristas, será el año de la constatación de nuestras conclusiones teóricas, acerca de la carencia de posibilidades del partido pequeño burgués encaramado en el poder de poder materializar las tareas revolucionarias y antiimperialistas e inclusive únicamente las tareas democráticas incumplidas hasta ahora. Si bien en los primeros momentos de la revolución social, el impulso de las masas oprimidas imprimió su sello peculiar hasta en los actos gubernamentales y puso en pie organizaciones peculiares y capaces de realizar sus aspiraciones -por ejemplo, la Central Obrera Boliviana-; ahora ya se puede constatar todo lo que pudo dar de sí él gobierno presidido por Víctor Paz Estenssoro. No estábamos equivocados cuando dijimos que la dirección pequeñoburguesa sería sometida a la más dura prueba en la lucha contra el imperialismo -particularmente el norteamericano- y contra el gamonalismo. El gobierno movimientista de Paz Estenssoro, olvidando totalmente su fraseología anti-yanqui del pasado -había sido demagógica y hueca-, ha orientado insospechadamente su velamen hacia la democracia norteamericana. La política exterior se orienta francamente hacia una franca cooperación con el imperialismo -particularmente con el norteamericano- y realiza diariamente concesiones al capital financiero. El petróleo -cuya nacionalización fue en cierta medida conquista popular- ha sido ya entregado parcialmente a la firma yanqui Mac Carty. La Ley que crea la Corporación Minera de Bolivia -que ha tomado a su cardo las minas de las tres grandes empresas- a establecer la posibilidad de creación de "sociedades mixtas" entre la empresa estatal y los capitales privados, deja abierto el camino para el retorno del imperialismo en la explotación minera. Los portavoces gubernamentales reiteran sus declaraciones en sentido de que las nacionalizaciones de las diferentes ramas de la economía del pais no constituye una norma del mal llamado "gobierno revolucionario". Recordemos que el transporte ferroviario y aéreo, la banca y el gran comercio, continúan en manos de las empresas imperialistas. No hay indicios de que esto pueda cambiar. Se tiene evidencia que, como respuesta a proposiciones realizadas por el gobierno de Guatemala, el Poder Ejecutiva boliviano ha respondido que si bien Bolivia se solidariza con las medidas adoptadas por el régimen que impera en el pais amigo, no podrá realizar ninguna acción conjunta en la próxima Conferencia de Caracas, salvo algunas cuestiones muy particulares y secundarias. El Gobierno del Movimiento Nacionalista Revolucionario se ha convertido en coadyuvadora de los planes belicistas de Wall Street, que implican un franco ataque contra los pueblos que se atreven a luchar por su propia soberanía e emancipación. De esta manera, al contribuir directamente al fortalecimiento del frente imperialista, el movimientismo debilita las posiciones revolucionarias del gobierno boliviano. Además de la lacayuna actitud del embajador Víctor Andrade se tiene el caso concreto de la concesión de determinadas zonas con materias radioactivas al gobierno colonialista y saqueador norteamericano, el apoyo a la comisión de ayuda técnica de las Naciones Unidas, la negativa de denunciar el convenio internacional que prohibe la venta de materias estratégicas a los países situados más allá de la Cortina de Hierro y otras medidas de igual calaña. La indebida postergación en la fecha de realización de la nacionalización de las minas -vieja consigna obrera y popular y no una creación del movimientismo- y la forma en que ha sido realizada, con indemnización y sin control obrero, ha importado, dadas las circunstancias revolucionarias excepcionales, la defensa de los intereses imperialistas y del principio de la gran propiedad privada frente a las masas que instintivamente se orientaban hacia el ataque del fundamento del capitalismo. A esta altura del proceso revolucionario se comprueba que la excesiva burocratización en la administración de las minas y la ausencia de un efectivo control obrero, han determinado un considerable aumento en el costo de la producción de los minerales con referencia al registrado bajo la administración de la gran minería. Este aumento de 1.03 $us a más de 1.06 por libra fina de estaño se torna considerable si se considera que los salarios reales han caído en la proporción del 75% después del 14 de mayo de 1953. (Más tarde se estableció el control obrero individual y políticamente controlado por el gobierno, que tuvo consecuencias desastrosas para el provenir de las minas. Editores, 1995). Defensa del gamonalismo Las masas campesinas profundamente movilizadas por la revolución que se inicia el 9 de abril de 1952, han demostrado una gran capacidad organizativa e iniciativa revolucionaria, van creando incesantemente nuevos métodos de lucha. Los campesinos -desmintiendo a todos los teóricos de la pequeña burguesía y también del stalinismo contrarrevolucionario- comenzaron a realizar la revolución agraria con sus propias manos, al proceder a la ocupación armada de la tierra y a la expropiación de los aperos de labranza, de las semillas, ganado, etc., que permanecía en poder de los gamonales. Es indiscutible de que la clase social que se asiente en los resabios feudales del agro se vio seriamente amenazada de perder todos sus privilegios frente a la impetuosa arremetida de las masas de pongos y desposeídos del agro. Los cuadros dirigentes del Movimiento Nacionalista Revolucionario -que no han roto de una y definitiva sus vinculaciones feudo-imperialistas- desde el primer momento pusieron todo su empeño para contener a las masas campesinas, para desarmarlas, para desorganizarlas, en fin, para rechazar la ocupación de las tierras. Para lograr sus sucios objetivos no han dubitado en recurrir a la persecución y al asesinato. En esta ocasión ha jugado un papel doblemente reaccionario la planta de empleados subalternos (corregidores, subprefectos, jueces, etc., dependientes del Estado), por encontrarse más directamente entroncada con el gamonalismo. Las promesas múltiples de realizar la tan publicitada "Reforma Agraria", la creación de una comisión de técnicos con el nombre de "Comisión de Reforma Agraria", han tenido como finalidad central engañar y desorientar a las masas campesinas enfurecidas y dar tiempo para desorganizarlas. Al mismo tiempo que el gobierno hacía promesas de libertar a los campesinos, procedía a repeler con la violencia a la ocupación de la tierra, apresaba a los campesinos trotskystas y destruía violentamente las organizaciones que resistían a seguir dócilmente sus instrucciones. Por otro lado, los hacendados recibían promesas de garantía, eran tolerados por las autoridades subalternas en sus trajines conspirativos y desarrollaban abiertamente la propaganda defensiva de sus intereses. El 2 de agosto de 1953 ha sido dictada la Ley de Reforma Agraria, que es una disposición sumamente contradictoria y destinada a salvar de alguna manera al feudalismo. Como emergencia de esta disposición legal se ha constituido el Servicio Nacional de Reforma Agraria, encargada de realizar la reforma agraria. Se trata de un mecanismo burocrático sumamente pesado, con una frondosa rama de jueces, que convertirán en imposible toda medida de profunda transformación en el campo. Se han hecho algunos ensayos de "dar títulos de propiedad a los campesinos" y todos han fracasado. Tal es el caso de "Belen" en el Altiplano. Los campesinos rechazaron a los funcionarios del Servicio de Reforma Agraria y procedieron a la ocupación inclusive de las parcelas que tenía en su poder el Servicio Interamericano de Agricultura. El valle de Cochabamba cuyo problema esencial es la carencia de tierra ha- comenzado a movilizarse nuevamente en sentido de conquistar la tierra que aún detentan los latifundistas. Lo positivo en el problema de la tierra constituye el hecho de que gran parte de la tierra se encuentra en poder de las masas campesinas, esto contra la voluntad de las autoridades. La ley de reforma ha resultado impracticable como instrumento de liberación de las masas y lo será también en el futuro como muro de contención del empuje revolucionario. En este período el movimiento campesino aún no ha podido salir de su depresión, emergente de la acción traidora del Ejecutivo, de algunas serias derrotas sufridas por las fuerzas revolucionarias y de la falta de una efectiva coordinación de las fuerzas revolucionarias de la ciudad y del campo. El rasgo más permanente de la revolución boliviana es la falta de uniformidad en el ritmo de desarrollo del proceso revolucionario en los diferentes sectores. La crisis económica Bolivia atraviesa una profunda crisis económica, consecuencia en gran medida de la propia revolución. El proceso de la producción ha sufrido una notable depresión. El sabotaje imperialista ha jugado su papel en la acentuación de la crisis. La balanza comercial no ha podido vencer su salde desfavorable. La carencia de divisas oro ha convertido en norma la escasez de artículos de primera necesidad y ha dada un amplio margen a la actividad especulativa. La depreciación monetaria se ha convertido en manos del gobierno en arma que le permite descargar el peso de la crisis sobre las espaldas del proletariado. En la presente etapa se puede decir que la capacidad de resistencia económica de las masas populares (proletariado, campesinos, clase media) ha llegado a su extremo. Si continúa acentuándose la crisis económica -como es de presumirconvertirá en fuente de movilización revolucionaria. El 14 de mayo de 1953 el gobierno depreció la moneda en la proporción de más del 90%. esta medida ha resultado ser -por su contenido político- repetición de las medidas económicas de la "rosca". Se ha depreciado la moneda para favorecer a los sectores capitalistas y para permitir la prosecución del trabajo de las minas, mediante la caída del salario real. Golpe al movimiento obrero A partir del ciclo de depresión de la revolución boliviana, el movimiento obrero ha sufrido un rudo golpe, al haber sido estrangulado mediante la burocratización. La Central Obrera Boliviana, que en los primeros momentos de la revolución actuó como un órgano potencial de dualidad de poderes, ha llegado a ser controlado burocráticamente por el gobierno. El cuerpo de empleados públicos que actúan en su seno funciona como un disciplinado organismo de votaciones y destruye las posibilidades de que actúe como verdadera dirección del movimiento de masas. El defecto inicial de separación de la COB de las masas, ha llegado a su extremo. Problemas fundamentales del movimiento obrero llegan a resolverse mediante tratativas palaciegas o mediante la huelga y la COB cierra los ojos ante este proceso. Hay períodos en que las reuniones de la Central Obrera no se efectúan por el lapso de varios meses. Con todo, hay que defender a la Central por constituir una conquista de las masas en el camino de la unidad proletaria y porque dentro de un nuevo ascenso puede llegar a convertirse en órgano de poder. El gobierno que ve con mucha suspicacia toda actividad opositora, está empeñado en expulsar de la COB a los que llama "comunistas", es decir a los únicos revolucionarios que actúan en dicha Central. Febrero de 1954. (Reproducido en la revista trotskysta mexicana "¿Que Hacer" y en "La Vérité" de París, 20 de mayo, 1954).