Molinos hidráulicos en Almussafes y sus aledaños V.G.C. Ellos hicieron en su época de estos lugares una auténtica zona industrial. Pero antes de entrar en materia, considero interesante el reseñar, aunque someramente, el motivo de la existencia de estos artefactos industriales. Es de todo punto indispensable evocar la egregia figura del rey Don Jaime I de Aragón, el cual alrededor de 1258, tras la conquista de Alzira, ilusionado por una firme política de expansión de los regadíos de estas maravillosas tierras, inicia la construcción de la Acequia Real de Alzira, lo que hizo que el barón Jaubert de Passá, al visitar el Canal allá por los años 1816-19 dijo que “es una de las obras más bellas y perfectas que el hombre jamás ha podido ejecutar”. Claro que nuestro ilustre visitante pudo contemplar las obras de la Real Acequia ya terminadas. Jaime I concibió el Canal desde Antella hasta Almussafes (posiblemente hasta el “Barranch del Tramuser”) según se desprende de las Ordenanzas que mandó redactar en 1273, proyecto que no pudo ver realizado, pues falleció antes de su terminación, el día 17 de julio de 1276, con las obras muy atrasadas. Sin embargo, llegamos luego al reinado de Martín el Humano, el cual dicta el 16 de enero de 1404 un Real Privilegio en la ciudad de Valencia, mediante el cual concedió la facultad a los dueños “del Ginet, de Sollana, Trullás, Alcaycía, Turris, de Romaní, Almuzafes, Benifayó, Spioca, Silla, Picasent, Alcácer, Albal e Catarroja” para que pudieran tomar del río Júcar por el azud de la Acequia Real de Alzira toda el agua que necesitaren, acondicionando a este fin la referida Acequia, con tal de que fuese sin perjuicio de los antiguos regantes. Las obras habían llegado al término municipal de Algemesí, derramando las aguas sobrantes al “Barranch dels Algadins”. Este privilegio, dice el Sr. Tasso, no fue utilizado por nadie hasta que en el S. XVIII, el Duque de Híjar, señor de Sollana, se decidió a llevarlo a la práctica superando grandes dificultades. (Ya en otra ocasión hablé de la personalidad de este prócer, lo que vamos a omitir en honor a la brevedad). Y con la realización del mencionado proyecto del Real Privilegio, nace la denominada Segunda Sección de la Acequia y las aguas del Júcar llegan a nuestras tierras de Almussafes. Efectivamente, tras pasar por Benifaió, donde el Duque construye el denominado “Molí Vell”, del que luego hablaremos, a unos 40 km. del azud de Antella buscando las zonas más altas, nos encontramos con la importante “Fesa del Romaní”, que atiende varias partidas en los términos de Picassent, Benifaió, Almussafes y Sollana, fertilizando unas 18.000 hanegadas de tierras de huerta y arrozales, fin primordial de su cometido. La Real Acequia continúa su recorrido terminando en Albal, donde se junta con las aguas del río Turia, superando la ilusión del rey fundador Jaime I, pues se ha creado una inmensa riqueza agrícola, tras 55 km. de recorrido y atendiendo el riego de unas 232.000 hanegadas de tierra, antes eriales y secanos. Y es precisamente en este momento, cuando simultáneamente con la fuerza de las aguas, surge en nuestra zona la actividad industrial más floreciente, puesto que se ponen en funcionamiento una serie de molinos atendidos por las aguas de la Fesa del Romaní. Llegado este momento, es de todo punto necesario recurrir al maravilloso libro editado por la Generalitat Valenciana titulado “Camins d’Aigua”, dirigido y escrito por Enric Guinot y un grupo de selectos autores, que es un dechado de paciente trabajo y erudición, cuya lectura recomendamos para poder conocer el tema en toda su profundidad. “MOLÍ VELL” O “MOLÍ GRAN” Estaba ubicado, como dijimos, en el término municipal de Benifaió y en las cercanías de la población. Fue el primero de los construídos en la zona y donde acudían los vecinos de los pueblos aledaños para molturar el trigo y otros cereales. Era un colosal artificio que contaba al principio con tres muelas harineras y una arrocera, que posteriormente fue ampliado y que llegó a generar el fluído eléctrico que atendía el casco urbano de Benifaió. Lo construyó el Duque de Híjar con el permiso de D. Vicente Falcó de Belaochaga, señor del lugar, el 26 de diciembre de 1781, colocando en el edificio un gran retablo cerámico con su escudo ducal y sobre él, las figuras del arcángel San Rafael con el joven Tobías (foto del cual me facilitó D. Jaime Peguero Moya, que la poseía como uno de los últimos propietarios). Siempre me llamó la atención la figura religiosa, pero leyendo al barón de San Petrillo, descubrí que la esposa del Duque se llamaba doña Rafaela de Palafox y Croy de Havre, hija de los marqueses de Ariza, con la que se casó el 16 de julio de 1761, e indudablemente colocó dicha figura del arcángel en honor a su esposa. Hemos hecho mención de este molino, por su proximidad a otros que luego comentaremos, situados en término de Almussafes y que se construyeron con posterioridad. En 1846 aún no existía ninguno. Posiblemente esta tardanza fue debida a la “actitud del dueño de la Segunda Sección, el cual indudablemente quería mantener el monopolio de los molinos a su favor”. MOLINO DE GALÍ El nombre de este molino se debe al apellido de la familia que lo construyó: D. Eliodoro Galí. Se halla situado junto a la carretera de Alzira a Valencia, a unos 1.200 m. de la población y el permiso para su construcción fue concedido por el Duque de Híjar el 16 de agosto de 1851. Es el primero que se edifica en término municipal de Almussafes. En el año 1859 disponía de cinco muelas, tres harineras y dos de arroz, si bien no podían funcionar todas simultáneamente. Las aguas le llegaban del brazal del Romaní. Tras pasar por varios propietarios, hoy está convertido en un magnífico complejo industrial arrocero, propiedad de D. José Rovira Alepuz, que es linde con la factoría Ford España S.A., aunque aún se puede apreciar la antigua construcción, rodeada de modernas naves e instalaciones. MOLINO DE BLAT O BUENAVISTA Debe su denominación a la familia de quien fuera su constructor, D. Francisco Blat, aunque el apelativo de Buenavista aparece en algunos documentos antiguos. Se halla en las cercanías de la población, partida de Bassa Alta, y recibe las aguas del brazal del Romaní. Al principio se podía considerar como uno de los grandes molinos y disponía de cuatro muelas, dos de las cuales se utilizaban simultáneamente. Dos de ellas eran arroceras. Fue edificado en 1856 por D. Francisco Blat Salcedo y en 1883 se amplió con otra muela de harina. La familia Blat administró el molino durante casi un siglo y allí a principios del S. XX, existió la primera central eléctrica que suministró energía a la población de Almussafes, aunque unos años después se trasladó dicha función al molino de Grau. No obstante, he oído decir a personas mayores de la población, que continuó suministrando electricidad al pueblo de Sollana. Además, estuvo trabajando como molino hasta la guerra civil española. La edificación es muy buena y nos recuerda las construcciones rurales denominadas “masías”. Hoy está habilitado como vivienda, ocupada por una familia de esta población. Encima del dintel de la puerta principal se puede leer en azulejos “Año 1887”. MOLINO DE GRAU O “EL MOLINET” Entre el vecindario se conocía como “El Molinet”, pues se trataba de una instalación no demasiado grande. Se hallaba ubicado en la partida de la Bassa, a poca distancia de la zona urbana del pueblo, en el altozano de las Eras y recibía las aguas de la misma fesa del Romaní por el brazal del Pinar. Disponía de dos muelas harineras y una arrocera, si bien no podían funcionar todas simultáneamente, y estuvo en funcionamiento hasta marzo de 1973, fecha en que fue destruído parcialmente por un pavoroso incendio. Tengo dos versiones sobre la fecha de su construcción. Una en 1862 y otra en 1868. Al parecer, hubo protestas en contra por parte de los propietarios de los otros molinos – el de Blat y el de Galí – y también por el Ayuntamiento de Sollana, que se consideraban perjudicados por su instalación. Finalmente, el 2 de abril de 1868, se concedió el permiso con la imposición de determinadas condiciones, especialmente en lo relativo a no alterar el reparto de las aguas del brazal del Romaní entre Benifaió y Sollana. En las primeras décadas del S. XX, se instaló la fábrica de electricidad que atendía el casco urbano de la localidad. El molino estuvo en funcionamiento hasta la fecha de su destrucción por el incendio mencionado. Hoy sus solares están ubicados en el plano de ensanche de la población y se están construyendo viviendas. He de significar que en el subsuelo se ha terraplenado el conjunto de cárcavos y arcos de las celdillas y arcadas que alojaban los rodetes e instalaciones correspondientes. En la actualidad, del mencionado molino sólo queda el recuerdo perpetuado por el nombre de la calle allí trazada y rotulada por el ayuntamiento como “Carrer del Molinet”. MOLINO DEL CARMEN También conocido como el de “Espanyeros” se halla asimismo construido en este término municipal, junto al viejo camino de Almussafes a Alcácer, a unos 2km. de la primera población. Recibe las aguas por la acequia de la Foya, la cual la toma directamente de la Acequia Real. Actualmente su edificación ha quedado incluída en la zona del parque industrial que rodea la factoría Ford, aunque aún puede apreciarse parte de su construcción. Contaba con tres muelas y fue construído entre 1880 y 1881 por doña Vicenta García Martínez de Silla. Le fue entregada la autorización por el representante del Duque de Híjar el 28 de marzo de 1862 con las consabidas condiciones de no perjudicar a terceros. En1883, disponía de tres muelas, una de ellas arrocera, las otras harineras, pudiendo funcionar dos de ellas simultáneamente. Por los años 70 del pasado siglo, sufrió también un incendio que lo destruyó parcialmente y dejó de trabajar. Es curioso el poder apreciar en una de las esquinas del edificio una garita de vigilancia y varias aspilleras. En cuanto al conjunto de la construcción, destacar que era bueno, predominando los ladrillos. MOLINO DE LA TRAVESA, DE LA “FOIA” O “NOU” Aunque se halla situado en término de Sollana, lo vamos a reseñar porque se ubica en nuestra zona y recibe las aguas del brazal de la Travesa. Se accede desde la carretera de Almusafes a Silla a unos 2 km. de la primera población. El Duque de Híjar, tantas veces mencionado, concedió el permiso para su edificación en marzo de 1880, tras vencer varias dificultades porque se opusieron a su instalación la Junta de Gobierno de la Acequia Real, el Ayuntamiento de Sollana e incluso el representante del Duque, porque podía afectar a su molino del Romaní, en término de Sollana también ubicado. Tras la intervención del Gobernador Civil de Valencia, el Duque concedió finalmente el permiso para su construcción, como se ha indicado anteriormente, instalándose dos muelas harineras y una arrocera, aunque solamente podía funcionar una de ellas dado el escaso nivel de la zona. El último propietario fue D. Francisco Benavent Moreno y trabajó hasta los años 50, aproximadamente. Con posterioridad, fue enajenado y hoy se halla en estado ruinoso. MOLINO DEL ROMANÍ Fue uno de los tres que construyó el Duque de Híjar para sí. Los otros dos fueron el mencionado “Molí Vell” de Benifaió y el “Molí de Forés” de Silla. De este molino hablaremos en otra ocasión, puesto que su historia e importancia merece un capítulo aparte. En resumen, hemos contabilizado en esta que denominé al principio “ZONA DE ALMUSSAFES” hasta seis molinos hidráulicos que en su día crearon una gran riqueza industrial, grácias a las aguas del Júcar y la prolongación de la Real Acequia, así como también a la topografía del terreno, uno de los últimos altozanos existentes antes de llegar a las planicies arrozales que circundan nuestro lago de la Albufera. BIBLIOGRAFIA Miguel Gual Camarena. Estudio Histórico Geográfico de la A.R.J. Revista de Alzira. Al-Gezira. J. Moleres Ibor. Historia de Sollana. Barón de San Petrillo. Los Cruilles y sus alianzas. M. Moscardó y Cervera. Biografies dels reis de València. Tomás Peris Albentosa. La Sèquia Reial del Xúquer. Rafael Tasso Izquierdo. Algunos datos e Historia de la A.R.J. Enrique Guinot y otros. Camins d’Aigua.