Los números básicos que determinan el comportamiento de la economía mexicana LUIS MIGUEL GALINDO Y PEDRO JOSÉ MARTÍNEZ ALANÍS * “I shall never believe that God plays dice with the world” Einstein. Martín Rees (2000), astrónomo real británico, sostiene en una investigación reciente, que las fuerzas que mantienen unido al universo conocido y explican la vida pueden reducirse a seis números (Rees, 2000). Esto es, las características físicas esenciales del universo pueden Catedrático extraordinario en Métodos Cuantitativos Narciso Bassols de la Facultad de Economía y ayudante del proyecto de investigación IN 302500. Agradecemos los comentarios de Carlos Guerrero e Ignacio Perrotini. Desde luego se aplica el descargo usual de los errores. Este artículo se realizó con fondos del proyecto PAPIIT: Análisis de la política monetaria y los mercados financieros en México, bajo los efectos de la liberalización financiera y comercial: una visión econométrica, IN 302500. * resumirse en seis números que tienen un valor preciso y que por ello permiten la vida. Un valor distinto no permitiría que existieran entonces las condiciones indispensables para la vida. Por ejemplo, el núcleo de un átomo de helio pesa el .993 de los protones y neutrones que lo integran mientras que el .007 restante se dispersa en forma de calor. Esto hace posible entonces la energía que emite el sol. Este número es además una función de la fuerza con las que se mantienen juntas las partículas del núcleo atómico. En el caso en que este número fuera menor, alrededor 42 de .006, entonces no se unirían el protón y el neutrón y el universo sería de hidrógeno. Por el contrario, en el caso en que el número fuera mayor (.008) entonces la reacción sería tan rápida que los hidrógenos no hubieran sobrevivido a la gran explosión o big ban.1 Los otros cinco números que determina al universo son: aquel que mide la potencia de las fuerzas que cohesionan la estructura de los átomos dividido por la gravedad entre ellos, aquel que define la densidad del universo, el número que estima comportamientos de antigravedad, aquel que define las ondas de un universo en expansión y el número que define al número de dimensiones del universo conocido (Lemley, 2000). En este sentido, diferentes números definen a otros universos. En el extremo, puede conjeturarse sobre la posible existencia de universos múltiples dependiendo de la combinación de números que definan a cada caso. De este modo, utilizando un símil puede considerarse que existen algunos números básicos que definen esencialmente el comportamiento de la economía mexicana. Esto es, existen algunas relaciones básicas de largo plazo entre las variables que permiten identificar a la economía mexicana y que pueden incluso utilizarse como anclas para determinar simulaciones y comportamientos futuros o analizar las limitaciones de diversas propuestas de política económica. Estas relaciones que se establecen entre diversas variables de la economía mexicana permiten hacer una evaluación inicial de uno de los temas más intensamente discutidos en México durante el último año: el crecimiento económico. En efecto, durante las elecciones presidenciales se prometieron diversas tasas de crecimiento económico promedio donde destaca la del presidente electo de 7% anual. Esta cifra contrasta significativamente con el ritmo de crecimiento esperado para este año de entre 0 y 1%. Incluso aunque se acepte que el 7% se refería a una tasa promedio “para el final del sexenio”. Así, el objetivo de este trabajo es analizar la consistencia de estas propuesta tomando como referencia algunos de los números básicos que determina el comportamiento de la economía mexicana. Este trabajo se basa en diversas simulaciones realizadas con el modelo Merlín, sin embargo, por razones de espacio, se excluyen las estimaciones econométricas. La primera sección incluye la evidencia empírica y la segunda algunas conclusiones y comentarios generales I. EL CRECIMIENTO ECONÓMICO EN MÉXICO: LA EVIDENCIA EMPÍRICA La economía mexicana, como la mayoría de las economías de mercado (Solow, 1997, Fischer, 1988 y Hodrick y Prescott, 1997), tiene un proceso de crecimiento económico que sigue un patrón de fluctuaciones alrededor de una tendencia (Blanchard, 1997, Fisher, 1988 y Solow, 1997). Más aun, las fluctuaciones alrededor de la tendencia son en principio dentro de unas bandas relativamente estrechas con la excepción de fases fuertemente recesivas (Solow, 1997) y asimismo las fluctuaciones están normalmente correlacionadas en serie (Fisher, 1988), combinando fases de crecimiento económico rápido con otras de ajuste estructural y crecimiento lento. (gráfica 1). GRAFICA 1. Producto Interno Bruto (1960-2000), miles de millones de pesos de 1994 2,000 1,600 1,200 800 400 0 1960 . 1 Para una explicación de estos números véase Lemley, (2000). 43 1965 1970 1975 1980 1985 PIB Tendencia Lineal 1990 1995 2000 comportamiento ascendente existe, en el caso de México, no sólo en el PIB sino en la mayoría de las principales variables macroeconómicas como el consumo o la inversión. Ello se confirma en los estadísticos de las pruebas de raíces unitarias2 de Dickey Fuller aumentada (1981) y de Phillips Perron (1988) que confirman que la mayoría de las variables económicas son series no estacionarias aunque con distintas características en sus patrones de crecimiento (Galindo y Martínez. Alanís, 2001). Este patrón económico es el resultado de varios factores de oferta y demanda tales como la tecnología, el incremento de la productividad, las condiciones laborales y las fluctuaciones de la demanda (Taylor, 1997). En este sentido, puede argumentarse que el crecimiento económico corresponde a una función de la productividad de la fuerza de trabajo asociada a la intensidad de capital (Taylor, 1997) y a los movimientos cíclicos de la demanda relacionadas con las políticas económicas expansionistas o de estabilización. En principio, este comportamiento puede descomponerse de acuerdo a un componente que representa la trayectoria de equilibrio o tendencial y a otros factores cíclicos o de corto plazo (Hodrick y Prescott, 1997) lo que puede representarse como: yt = ygt + yct (1) Donde yt representa a la variable económica, ygt es el componente de crecimiento tendencial y yct es la parte cíclica. Considerando que el componente de crecimiento varía suavemente a lo largo del tiempo, esta ruta puede aproximarse por la suma de los cuadrados de su segunda diferencia, representado por Hodrick y Prescott (1997) como: Min {Snc2t + ?S[(gt - gt-1) - (gt-1 - gt-2)]2 (2) Donde ct = yt - gt y ? representa un número positivo, el cual penaliza normalmente el componen2 te de variabilidad de las series. En el extremo gt corresponde a una tendencia de tiempo lineal (Hodrick y Prescott, 1997, p. 3) y n es el número de datos disponibles. La descomposición del producto en un componente tendencial y otro cíclico permite identificar determinados patrones de comportamiento sistemático que señalan la presencia de ritmos de crecimiento diferenciados en la economía mexicana. Por ejemplo, se observa que el ritmo de la actividad económica tendió a ser alto de 1950 a 1980, se redujo durante la década de los ochenta y se recupera paulatinamente durante la década de los noventa (gráfica 2). Además se observa que su variabilidad aumentó durante la segunda fase. Este comportamiento diferencial del producto durante los últimos cuarenta años parece corresponder a una distribución trimodal (Renshaw, 1991). Esta distribución indica que existen tres posibles grandes opciones en el comportamiento del producto en el largo plazo denominadas de crecimiento pobre, medio y rápido respectivamente. La existencia de esos tres posibles escenarios corresponde a la interacción entre la teoría del multiplicador del consumo y el acelerador de la inversión como lo muestra la fuerte covarianza positiva entre inversión, consumo y producción (Hodrick y Prescott, 1997). Esto es, un aumento en el ingreso origina un efecto multiplicador en el consumo y la inversión que se traduce normalmente en un crecimiento superior a 2% anual. Por el contrario, una caída del producto se traduce en una disminución del consumo y la inversión que llevan a reducciones en el producto. La gráfica 3 permite observar que en efecto la probabilidad de una tasa de crecimiento anual de entre 2y 4.9% es mayor que las otras dos posibilidades. En este sentido, atendiendo a todo el periodo considerado puede suponerse que para cada año la mayor probabilidad corresponde a una tasa de entre 2y 5% (0.50) lo que representa un argumento en contra de promedio del 7 por ciento. La información disponible son datos anuales de 1960 al 2000. 44 GRÁFICA 2. Tasa de crecimiento (%) del PIB y su filtro Hodrick-Prescott, 1960-2000 15 10 5 0 -5 -10 1960 1965 1970 1975 PIB 1980 1985 1990 1995 2000 Filtro Hodrick-Prescott GRÁFICA 3. Distribución trimodal de la tasa de crecimiento media anual (%), 1960-2000 Frecuencia (%) 60 45 30 15 0 menos de 2 2a5 Tasa de crecimiento (%) 45 mas de 5 Sin embargo, estas funciones de probabilidades no son homogéneos a lo largo de todo el periodo. Por el contrario, la frecuencia de tasas cercanas o superiores a 5% es mayor entre 1950 y 1980 que entre 1980 y 2000 (gráficas 4 y 5). Estos resultados permiten concluir que en el largo plazo del crecimiento económico para la economía mexicana, corresponde a una distribución trimodal donde el número fundamental o frontera con respecto al cual evaluar el desempeño económico es una tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de 5%. En este sentido, de mantenerse el desempeño económico más reciente la tasa de 7% parece aún más remota. GRAFICA 4 Y 5. Distribuciones de Probabilidad de la Tasa de crecimiento del PIB para los periodos 1950-1979 y 1980-2000 Periodo: 1950-1979 Periodo: 1980-2000 Kernel Density (Normal, h = 0.8373) Kernel Density (Normal, h = 0.2553) .9 .28 .8 .24 .7 .20 .6 .5 .16 .4 .12 .3 .08 .2 .04 .1 .00 .0 4.0 4.4 4.8 5.2 0 5.6 1 2 3 4 5 Tasa de crecimiento del PIB Tasa de crecimiento del PIB El comportamiento cíclico de la economía mexicana parece también corresponder, desde un punto de vista empírico, a versiones extendidas o modificadas del modelo IS-LM o, en el caso de una economía abierta, del modelo MundellFleming (Solow, 1997, Blinder y Blanchard, 46 1997). Estimaciones recientes (Galindo y Cardero, 1997) sobre la economía mexicana muestran que un modelo de vectores autoregresivos que incluye al nivel de precios, el agregado monetario, el ingreso y la tasa de interés nominal tiene un espacio de solución de al menos tres vectores de cointegración que pueden interpretarse como un modelo IS-LM (Johansen y Juselius, 1994; Galindo y Cardero, 1997). Concentrándonos en el comportamiento de la curva IS o la demanda agregada se observa que el producto, el consumo y al inversión tienen un comportamiento tendencial relativamente similar de largo plazo y variaciones cíclicas3 asociadas (gráfica 5 y 6). Así, los coeficientes de correlación indican que existe una importante asociación entre el ingreso, el consumo y la inversión tanto en niveles como en tasas de crecimiento (cuadro 1 y 2). Debe sin embargo destacarse que la intensidad de la asociación es ciertamente más fuerte entre el consumo y el ingreso que entre la inversión y el producto. Esto puede observarse en la gráfica 6 donde la inversión tiene una mayor volatilidad que las otras dos variables. Las tendencias comunes en las series de producto y consumo se mantienen juntas durante todo el periodo mientras que la inversión a partir de 1980 muestra un desprendimiento a la baja (gráfica 7). Esta caída en la inversión es lo que explica en buena medida el menor ritmo de crecimiento a partir de 1980 mientras que su recuperación se asocia al nuevo auge económico de finales de los noventa. Este comportamiento asimétrico entre el consumo y la inversión con respecto al producto puede observarse claramente al considerarse las propensiones medias a consumir e invertir. Así, se observa en la Gráfica 8 que existe un boom de consumo que se tradujo en una reducción de la inversión. En este sentido, es el patrón de consumo el que determina la capacidad de ahorro interno y por tanto cualquier auge económico tiende a limitarse en la medida en que requiere del financiamiento o ahorro externo. 4 Los efectos de los comportamientos tendenciales y cíclicos del ingreso, el consumo y la inversión sobre el sector externo son diferenciados, lo que acentúa las características del ciclo económico. Esto es, las distribuciones de probabilidad bivariadas para cada par de estas variables son claramente distintas como puede observarse en las gráficas 9 y 10, donde se incluye a la relación entre el consumo y el ingreso como punto de comparación. Así, existe una relación más estrecha entre el consumo y las importaciones que entre la inversión y las importaciones (gráfica 11 y 12). De este modo, los estrangulamientos del sector externo tienden a seguir más de cerca de la evolución del consumo. Éste es un factor más que limita el proceso de expansión económica ya que el aumento de la demanda basado en un auge de consumo se traduce en un mayor déficit externo. Las funciones de distribución bivariadas permiten observar también que la relación entre el consumo y la inversión y la inflación no es tan estrecha como en algunos casos se ha sostenido (Gráfica 13 y 14). Esto es, existe una correlación positiva entre crecimiento económico y estabilidad en la tasa de cambio como consecuencia de una correlación positiva entre altas tasas de inflación y un pobre crecimiento económico (Eichenbaum, 1997). Sin embargo, la intensidad de la relación sugiere que no es suficiente con una reducción en la tasa de inflación para garantizar un ritmo de crecimiento sostenido ya que ello se asocia además a otros factores. Estas tendencias coinciden con la evidencia internacional que sugiere una disminución de la tasa de ahorro asociada a una expansión del consumo en la mayoría de las economías desarrolladas (Maddison, 1992). 4 Estos comportamientos cíclicos corresponden muy probablemente a la existencia de imperfecciones en los mercados y precios y salarios pegagosos (Solow, 1997). 3 47 GRÁFICA 5. Comportamiento del producto, consumo e Inversión, 1960-2000. Miles de millones de pesos de 1994 2,000 1,800 1,600 1,400 1,200 1,000 Cuadro 800 1. 600 400 200 0 1960 1965 1970 1975 1980 Producto 1985 Consumo 1990 1995 2000 Inversión CUADRO 1 Producto 1 Consumo Priv 0.9989 1 Consumo Gob 0.9966 0.994 1 Inversión 0.81 0.81 0.79 1 Importaciones 0.91 0.92 0.89 0.80 1 Exportaciones 0.93 0.94 0.91 0.69 0.96 Producto Consumo Priv Consumo Gob Inversión 1 Importaciones Exportaciones Coeficientes de correlación de los logaritmos de las series, 1960-2000 CUADRO 2. Coeficientes de correlación de las tasas de crecimiento, 1960-2000 Producto 1 Consumo Priv 0.94 1 Consumo Gob 0.60 0.53 1 Inversión 0.52 0.44 -0.03 1 Importaciones 0.61 0.66 0.15 0.65 1 Exportaciones -0.19 -0.29 -0.02 -0.30 -0.18 Producto Consumo Consumo Priv Gob 48 1 Inversión Importaciones Exportaciones GRAFICA 6. Tasa de crecimiento (%) del Producto, Consumo e Inversión, 1960 -2000 50 25 0 -25 -50 -75 -100 1960 1965 1970 1975 Producto 1980 1985 Consumo 1990 1995 Inversión GRAFICA 7. Filtro Hodrick-Prescot del producto, consumo e inversión en logaritmos, 1960-2000 22 21 20 19 18 17 16 1960 1965 1970 1975 Producto 1980 1985 Consumo 49 1990 Inversión 1995 2000 GRÁFICA 8. Filtros Hodrick-Prescott de las tasas de crecimiento (%), 1960-2000 15 10 5 0 -5 -10 1960 1965 1970 1975 1980 Producto Consumo 1985 1990 1995 2000 Inversión GRAFICAS 9 Y 10. Distribución bivariada del ingreso-consumo y del ingreso-inversión, durante el periodo 1960-2000 50 GRAFICAS 11 Y 12. Distribución bivariada de importaciones-consumo y de importaciones-inversión, durante el periodo 1960-2000 51 Graficas 13 y 14. Distribución bivariada de inflación-consumo y de inflación-inversión, durante el periodo 1960-2000 52 Las relaciones que se establecen entre las variables consideradas permiten delinear los patrones del ciclo económico en México y definir los límites más inmediatos para alcanzar una tasa de crecimiento promedio de 7% anual. En efecto, una visión estilizada del ciclo económico en México sugiere que después de una fase de depresión se observa una recuperación de la inversión privada que incentiva a la demanda agregada. Ello se traduce en una posterior reactivación del consumo, apoyada probablemente en la recuperación de los salarios reales. Con el tiempo, el consumo aumenta su dinamismo, apoyado en una expansión crediticia o de liquidez financiera, impulsando aún más a la demanda agregada pero reduciendo los coeficientes de ahorro. De este modo, se inicia un periodo donde la escasez de ahorro interno se empieza a traducir en un paulatino estrangulamiento externo y donde la misma inversión privada inicia una fase de desaceleración. En estas condiciones las presiones sobre el ahorro interno en referencia a los niveles de inversión tienen que compensarse a través del ahorro externo proveniente de una entrada continúa de capitales. En estas condiciones las presiones sobre el ahorro interno con referencia a los niveles de inversión tienen que compensarse a través del ahorro externo proveniente de una entrada continúa de capitales. Los déficit externos crecen más que proporcional mente asociados al auge del consumo y por tanto de las importaciones. Así, los flujos de capitales se mantienen elevados, para mantener el auge económico, lo que conduce en algunos casos a una especie de enfermedad holandesa de sobrevaluación del peso. En estas condiciones, las opciones para mantener el auge económico tienden a cerrarse. Los déficit del sector externo, la sobrevaluación del tipo de cambio, la reducción del ahorro interno y la expansión del consumo apoyada por un aumento de la liquidez financiera configuran las condiciones para validar los ataques especulativos y el inicio de una nueva fase depresiva. Las limitaciones de este modelo de crecimiento económico se pueden definir claramente tomando como referencia un modelo de acelerador de la inversión (Galindo y Martínez Alanís, 2001?. En este modelo pueden estimarse los niveles de inversión requeridos para elevar el crecimiento del PIB por arriba del de carácter potencial y analizar los efectos del mercado laboral a través de la tasa de desempleo. La Gráfica 15 muestra que este modelo reproduce satisfactoriamente el comportamiento del producto de 180 a la fecha. Los resultados obtenidos indican que es necesario elevar entre 10 y 30% los coeficientes de inversión a producto para obtener un ritmo de crecimiento de 2 o 3 puntos por arriba el producto potencial. .10 .05 .00 .08 -.05 .04 -.10 -.15 .00 -.04 -.08 1988 1990 1992 Residual 1994 1996 Actual 53 1998 Fitted 2000 En este sentido, una tasa de crecimiento económico promedio de 7% anual es sólo posible con un cambio estructural en los patrones de inversión, consumo y producto en México. Para ello es necesario diseñar políticas económicas y estrategias que busquen incentivar a la inversión y limitar los booms de consumo. Sin embargo, esta estrategia tiene limitaciones importantes en un país como México donde una parte importante de la población tiene carencias apremiantes. II. CONSIDERACIONES FINALES Desde 1950, la economía mexicana ha mostrado movimientos cíclicos alrededor de una tendencia creciente aunque con una tasa de crecimiento promedio diferente a lo largo de todo el periodo. Así, la economía mexicana tuvo un elevado dinamismo entre 1950 y 1980 para disminuir su ritmo de crecimiento entre 1980 y 2000. No obstante, durante los últimos cinco años es posible detectar una nueva tendencia ascendente que aún no es posible identificar como similar a la anterior a 1980. Esta recuperación se asocia en buena medida a una nueva fase de expansión de la inversión privada. Los patrones de comportamiento tendencial y cíclicos de la economía mexicana muestran que existe una relación más estrecha entre el consumo y el producto que entre la inversión y el producto. Más aun, existe una relación asimétrica entre la propensión media a consumir y a invertir. De este modo, una auge iniciado por la reactivación de la inversión se traduce en una fase expansiva del ingreso y paralelamente del consumo. La estrecha relación entre el consumo y las importaciones se traducen también en presiones crecientes en el sector externo. De este modo, las condiciones de las fases expansivas en la economía mexicana generan sus propias limitaciones. Por tanto en una fase de crecimiento económico promedio de 7% sólo es posible de modificar los patrones históricos. En particular, en lo referente a los comportamientos asimétricos entre consumo e inversión y a la capacidad de mantener un auge basado en la expansión de la inversión que no se traduzca en un aumento sustancial del consumo. REFERENCIAS ?? Blanchard, O., “Is there a core of usable macroeconomics?”, American Economic Review, papers and proceedings, mayo, pp. 244-246, 1997. ?? Blanchard, O., C. Rhee y L. Summers, “The stock market, profit, and investment”, Quarterly Journal of Economics, febrero, pp. 115-136, 1993. ?? Blinder, A.S. “Is there a core of practical macroeconomics that we should all believe?”, American Economic Review, papers and proceedings, mayo, pp. 240-243, 1997. ?? Boschen, J. F. y L. O. 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