CONCIERTO PORL NUEVO AÑO La interpretación de valses, polcas y marchas compuestas por miembros de la dinastía de los Strauss, así como de otros géneros característicos de la música vienesa, tienen su referente más usual y destacado en los Conciertos de Año Nuevo que la Filarmónica de Viena celebra el primero de enero de cada año. Es cierto que para algunos, dichos conciertos han caído en una rutinaria estructura que incluye terminar siempre con sus dos previsibles encores, Por el Bello Danubio Azul y la inefable Marcha Radetzky, que propicia gran beneplácito al aplaudidor público concurrente, que palmea feliz durante dicha pieza. La realidad es que en las recientes ediciones de estos exitosos conciertos, la programación ha sido considerablemente renovada, pues ahora se tocan piezas de Johann Strauss hijo, así como de su padre Johann y de sus hermanos Josef y Eduard, que son literalmente desconocidas, incluso en discos y que no suele tocar ninguna orquesta; además de tratarse de obras que, en mucho casos no se interpretaban desde su estreno en el siglo XIX. Asimismo, cada año, el director en turno del concierto vienés (quien cambia cada año y que se trata siempre de alguna de las grandes estrellas de las dirección orquestal) programa también obras de compositores cercanos a su propia afinidad, como cuando Claudio Abbado incluyó a Mozart y a Rossini y como hace unas semanas, en que Franz Welser-Möst dirigió sendas oberturas de Wagner y Verdi, cuyo bicentenario natal ambos celebran este año. Siendo conciertos prácticamente orquestales, la serie encontró uno de sus momentos estelares en el único concierto que dirigió Herbert von Karajan, quien permitió que Kathleen Battle le robara cámara al cantar Voces de primavera, como sucederá, precisamente en el concierto inaugural de la OFUNAM, en que será cantado por ANABEL DE LA MORA. En cambio, otro género afín pero diferente es el de la operetta vienesa, hermana de la operetta francesa y de la zarzuela española, tanto por el fuerte sabor “local” que tienen por sus características nacionalistas, como por la combinación de pasajes hablados y cantados; todas ellas han sido injustamente calificadas como hermanas menores de la ópera, el “género grande” al que, sin duda, le deben mucho pero con el que, casi siempre, tienen la misma estatura musical, ni se diga en el caso de las obras de su máximo exponente vienés, Franz Lehar o en el del principal creador francés del género, Jacques Offenbach. El murciélago, opereta del propio Johann Strauss II, es una de las dos obras más representativas del género en su vertiente vienesa, junto a la maravillosa La viuda alegre, de su paisano Franz Lehar, con sus libretos llenos de picardía y enredos conyugales, pero sobre todo, por una música del más alto nivel, con una inconfundible belleza melódica y dificultades vocales dignas de cualquier opera belcantista. La OFUNAM rendirá homenaje a obras tan añoradas e interpretará, bajo la dirección del estupendo director canadiense MARCO PARISOTO, algunas selecciones de El murciélago, comenzando por su popularísima y chispeante obertura, así como algunas piezas de Lehar, de quien no podía faltar alguna selección de la famosísima viuda. Sin embargo, la segunda parte de este concierto nos tiene reservado un singular cambio de escenario, para dar plena libertad a la nostalgia de nuestro pasado musical. El vals mexicano, que encontró su apogeo en la música de salón del siglo XIX y principio del XX como influencia ineludible de fenómeno vienés y que era una presencia imprescindible en los salones de las encumbradas familias del periodo porfirista, pronto encontró también la preferencia de muchos sectores populares de la población. Pero, el vals mexicano parecía poseer una especie de prematura premonición de los cambios sociales y políticos que ya estaban a la vuelta de la Historia, pues su carácter más intimista, su gran sabor de época y una fuerte sensación de nostalgia, parecieran evocar desde entonces aquellos tiempos que se perderían en el pasado y que sólo serían recuperados, proustianamente, mediante el arte y la recreación de esa bella música. La música mexicana no sólo estará representada en este concierto con los inolvidables valses de Juventino Rosas, Macedonio Alcalá y Rodolfo Campodónico, sino con algunas de nuestras canciones clásicas, que confirman la persistente vigencia de compositores como Maria Grever y Esparza Oteo. En estos tiempos de celebraciones centenarias, sorprendería saber que Campodónico fue el inusitado creador de más de mil valses, de entre más de 2500 obras, de los que el más conocido, Club verde, tal vez sea el único vals en el mundo con un verdadero contenido político e intención revolucionaria, pues el verde aludido en el título era el color que representaba a quienes, en su natal Hermosillo, se oponían a las intenciones reeleccionistas de los seguidores de Victoriano Huerta, mientras que el color rojo era el distintivo de los partidarios impuestos por el gobierno usurpador. No debe extrañar que dicho vals fuera incluido por Carlos Chávez en su Obertura Republicana, junto a las revolucionarias Marcha Zacatecas y el corrido Adelita. La soprano Anabel de la Mora, una de las más bellas voces entre las nuevas generaciones de cantantes mexicanos, contribuirá con su arte al mayor lucimiento de este concierto, interpretando todas las arias y canciones del programa. La OFUNAM comenzará este año musical con un espectacular derroche de alegría y entusiasmo. Nos vemos en la Sala Nezahualcoyotl. CONCIERTO PORL NUEVO AÑO Luis Pérez Santoja 2