L Organiza y Financia: a exposición titulada “LA CIUDAD FRENTE A NAPOLEÓN, BICENTENARIO DEL SITIO DE CIUDAD RODRIGO DE 1810”, instalada en el palacio de los Águila, ha sido promovida por el Ayuntamiento de Ciudad Rodrigo para conmemorar el bicentenario del asedio de la ciudad por el ejército napoleónico, que después de una heroica resistencia por parte de la población, tuvo que capitular el 10 de julio de 1810. Excmo. Ayuntamiento de Ciudad Rodrigo “Escapan entre las llamas”. Plancha Nº 41 de “Los Desastres de la Guerra” de Francisco de Goya. (Colección particular). Unión Europea FEDER Invertimos en su futuro Excma. Diputación de Salamanca Más información: Excmo. Ayuntamiento de Ciudad Rodrigo Oficina de Turismo - Plaza Mayor, 27 CP 37500 - Ciudad Rodrigo Salamanca - España [email protected] Tels.: 664346580 y 627453424 Paso por Ciudad Rodrigo de la primera expedición británica al mando del general Sir John Moore, el 11 de noviembre de 1808. A. Neale (Colección del Excmo. Ayuntamiento de Ciudad Rodrigo) Pareja de pistolas para Almirante de la Armada Imperial firmadas por Brunon en Nantes. (Colección Françesc Pintado). Máscara mortuoria de Napoleón, 1833, realizada por su médico personal Dr. Antommarchi. (Colección particular). www.lletra.es CIUDAD RODRIGO (Salamanca) Don Andrés Pérez de Herrasti, gobernador de la plaza de Ciudad Rodrigo en 1810 y Presidente de la Junta Superior de Castilla la Vieja. (Colección del Cabildo de la Catedral de Ciudad Rodrigo). Ciudad Rodrigo, plaza fronteriza entre España y Portugal, por su situación estratégica se vio plenamente inmersa en aquel conflicto armado, conocido en España como Guerra de la Independencia. La ciudad, desde que en noviembre de 1807 los ejércitos napoleónicos bajo el mando del general Junot la atraviesan para invadir Portugal, cobra hasta el final del conflicto en 1813 el mayor protagonismo. Padecerá sitios, batallas, combates, guerrillas y saqueos así como la residencia temporal de miles de soldados procedentes de toda Europa. Su actual casco histórico es posiblemente el único que se conserva en España de la Guerra Peninsular. Mantiene prácticamente intacta su fortificación abaluartada: glacis, fosos, muralla y cañoneras, aún se perciben los impactos de la artillería en la torre de la catedral y viejas calles, palacios, iglesias y edificios nos hablan de una ciudad cuya estructura urbanística apenas se ha modificado. Sable para oficial de caballería ligera británico donado en 1809 por “The Rochester and Chatham Volunteers”, a Henry B. Lynch, por su ascenso a mayor, quien se incorporó al ejército peninsular de Lord Wellington y destacó en la batalla de Fuentes de Oñoro en 1811 y el sitio de Ciudad Rodrigo de 1812. (Colección Françesc Pintado). En los alrededores y cercanías de la población también se mantienen otros puntos y lugares emblemáticos de la contienda: el Teso de San Francisco, el Monasterio de la Caridad, el Fuerte de la Concepción, Almeida, Fresneda… Aquella guerra, uno de los conflictos armados más determinantes en la historia de España, ha marcado de un modo especial la historia de Ciudad Rodrigo. Con esta exposición no se pretende rememorar una guerra como tal, sino un relevante hecho histórico, a la vez que se invita a reflexionar sobre las terribles consecuencias de las guerras y de la violencia efectuando un recorrido por los acontecimientos y por la vida de la ciudad durante aquellos años mediante la muestra de numerosas piezas originales relacionadas con la época. La muestra consta de cinco capítulos: I. EL NACIMIENTO DE UN SIGLO. En los últimos años del siglo XVIII y primeros del siglo XIX y como consecuencia de la crisis del Antiguo Régimen y de la invasión napoleónica, España transita hacia una nueva etapa constitucional consolidándose como nación. En este bloque se exhiben muebles, instrumentos musicales, vestimentas populares y cortesanas, objetos variados de uso cotidiano, así como grabados que ilustran la geografía de la zona, sus tradiciones y diversiones, sin olvidar los nombres y la obra de ilustres y conocidos mirobrigenses de aquellos años. II. EL SITIO DE LA CIUDAD DE 1810. RESISTENCIA HEROICA. Tras la sublevación del 2 de mayo de 1808 en Madrid, se inicia la Guerra de la Independencia y los ingleses, principales enemigos de Napoleón, ven la oportunidad de combatirlo en la Península Ibérica aliándose con España y Portugal. En agosto de 1808 y en abril de 1809 dos expediciones británicas desembarcan en la costa portuguesa. Después de las batallas libradas en Tamames el 18 de octubre y en Alba de Tormes el 28 de noviembre de 1809, Ciudad Rodrigo se convierte en el último reducto de la resistencia en la zona centro de la península. Sitiada desde el 25 de abril de 1810 por los mariscales de Napoleón Masséna y Ney, la ciudad bajo el mando de Pérez de Herrasti, resiste heroicamente setenta y cinco días capitulando finalmente el 10 de julio tras la apertura de la brecha en la muralla. Placa de Lord Wellington, Duque de Ciudad Rodrigo. (Colección J.R. Cid). Una vez ocupada la ciudad, las tropas francesas bajo las órdenes del Mariscal Masséna toman Almeida. En septiembre se enfrentan a las fuerzas británicas de Lord Wellington en Busaco, retrocediendo al encontrarse con las infranqueables Líneas de Torres Vedras concluidas en el tiempo que duró el asedio de Ciudad Rodrigo; como cantó el poeta ¡Y por los sitios de Ciudad Rodrigo España se salvó en las Torres Vedras! En mayo de 1811 las tropas de Wellington y Masséna se enfrentaron en la batalla de Fuentes de Oñoro con indeciso resultado. En este capítulo se exponen todo tipo de armas vinculadas con la contienda, piezas de uniformes militares, trofeos, óleos y grabados relacionados con los Sitios, con las batallas tenidas en la zona y con la función del caballo en la guerra. También está presente D. Julián Sánchez “el Charro”, afamado guerrillero de la comarca que tan decisivo papel ejerció al mando de sus lanceros. III. LA RECUPERACIÓN DE LA CIUDAD. EL SITIO DE 1812. TRIUNFO Y DOLOR. A finales de 1811, Lord Wellington, comandante-jefe de las tropas aliadas, prepara el asalto a la plaza de Ciudad Rodrigo, que tiene lugar el 19 de enero de 1812. La ciudad sufre un terrible saqueo tras el brutal asalto motivado por su firme resistencia. Entre centenares de víctimas perdieron su vida dos generales del ejército británico, Crawford y Mackinnon. Las Cortes de Cádiz nombran a Wellington Duque de Ciudad Rodrigo, quien proseguirá su campaña tomando Badajoz el 7 de abril y batiendo al general Marmont en la batalla de Salamanca o de los Arapiles el 22 de julio de dicho año. Tras su refugio en la frontera portuguesa, el Duque de Hierro prepara la campaña definitiva que habrá de concluir con el triunfo de Vitoria el 21 de junio de 1813. En este capítulo se presenta un variado elenco de piezas tales como óleos, grabados, armas y objetos relacionados con el sitio inglés, entre ellas las llaves de la ciudad otorgadas a Lord Wellington por su liberación. IV. EL RECUERDO QUE NOS UNE. Estos largos periodos de guerra en la tierra de Ciudad Rodrigo marcarán para siempre el imaginario colectivo de su población convirtiendo aquellos conflictos bélicos en historia, tradición y leyenda. En este capítulo resaltan las piezas que permiten apreciar la interpretación actual del patrimonio histórico de la fortificación, el uso que le ha sido dado en tiempos de paz, el ecosistema natural surgido en la misma, así como una pequeña muestra de restos de armas convertidas en objetos prácticos para el diario vivir; lo que se fabricó para la guerra, se recicla para la paz. También se rememoran las conmemoraciones de los sitios en épocas pasadas. Nos encontramos ante el centenario del centenario, sin olvidar los aniversarios ciento cincuenta y ciento setenta y cinco de más cercana celebración. V. “LOS DESASTRES DE LA GUERRA”. GOYA, UN REPORTERO DE EXCEPCIÓN. Francisco de Goya y Lucientes (1746 – 1828), testigo directo de la ocupación y de la resistencia, plasma en sus planchas “Los Desastres de la Guerra” toda la brutalidad que la miseria humana descarga en un conflicto bélico; la barbarie, la sin razón, el abuso, la irracionalidad, el hambre y la muerte son mostrados con la más absoluta crudeza. Escena de la Guerra de la Independencia. Eugenio Lucas Villamil. (Colección particular). La serie completa de “Los Desastres de la Guerra” que se expone – ochenta aguafuertes – corresponde a la quinta edición, publicada en 1923 por la Real Academia de San Fernando, institución que sacaría a la luz en primicia en el año 1958 las dos láminas restantes, las nº 81 y nº 82, también aquí expuestas. Las estampas de la nº 1 a la nº 47 se centran en aspectos de la guerra y reflejan su verdadero horror. Las siguientes, de la nº 48 a la nº 64, inciden sobre el hambre y la miseria. Las láminas finales, de la nº 65 a la nº 82, critican mediante alegorías la política absolutista de Fernando VII. Diversos museos e instituciones han cedido en préstamo obras de interés. Igualmente es de agradecer la colaboración de coleccionistas particulares y las aportaciones de todo género para el logro de esta exposición.