Mohamed VI mantendrá su poder absoluto

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XORNAL DE GALICIA
MÉRCORES, 22 DE XUÑO DE 2011
MUNDO
33
LA REACCIÓN EUROPEA, DECEPCIONANTE
Kausch considera que los elogios a las reformas
marroquíes no han ido acompañados de la debidas críticas
Kristina Kausch l Analista del ‘think tank’ europeo Fride
“Mohamed VI
mantendrá su
poder absoluto”
“Es improbable que haya una campaña justa
a favor del ‘no’ a la Constitución”, asegura
ENTREVISTA
RICARDO RODRÍGUEZ
GALICIA
[email protected]
Habrá cambios, pero serán superficiales. El nuevo proyecto de Constitución
que el pasado viernes presentó el rey de
Marruecos, Mohamed VI, no conducirá al país hacia una monarquía parlamentaria. El monarca retendrá su poder y las reformas serán muy limitadas.
Lo asegura Kristina Kausch, analista de
la Fundación para las Relaciones Internacionales y el Diálogo Exterior (Fride)
–un think tank europeo con sede en Madrid–, quien considera decepcionantes
los elogios vertidos por Bruselas y Madrid al proyecto de Carta Magna. “El
argumento en el que se basan es el de
‘mejor esto que nada”, asegura.
¿Qué pasos reales hacia la democratización de Marruecos da el texto legal
presentado por Mohamed VI?
El texto constitucional tiene muchos
avances en muchos sentidos, pero no
es –y eso es lo que defiende Mohamed
VI– una monarquía constitucional. Habrá más poder para el Parlamento, pero
el proyecto de Constitución no reducirá los poderes del rey. Una monarquía
constitucional significa una monarquía
democrática en la que el rey no tiene poderes ejecutivos, sino solo representativos y en este caso no es así. Mohamed VI
mantendrá su poder absoluto. Él tendrá
siempre la última palabra en todas las
decisiones importantes.
La gestación del proyecto tampoco ha
sido muy democrática...
El texto se ha elaborado de una manera
no participativa. El grupo que redactó
este proyecto de Constitución fue nombrado por el rey en un proceso muy opaco. No han podido participar los diferentes partidos políticos y grupos de la
sociedad, incluido el Movimiento 20F. Pero, ahora que se conoce el texto,
los partidos políticos o los grupos de la
sociedad civil tienen dos semanas para
organizarse. El uno de julio habrá un
referendo y lo más seguro es que el sí
salga vencedor. Ha habido críticas porque el tiempo que hay para movilizarse
es más bien escaso. Es improbable que
en Marruecos pueda haber una campaña justa en favor del no, porque casi
la mitad de la población es analfabeta y
la campaña se hace a través de la televisión. Hay cuatro canales, controlados
por el Estado, y el rey decide quién aparece en la televisión. Ha habido un debate muy fuerte sobre esta cuestión y a
todos los partidos se les han garantizado
una serie de minutos en pantalla, pero
las posibilidades siguen siendo muy desiguales. La Constitución se va a aprobar
y Marruecos va a seguir por la misma
vía que ha seguido en los últimos años:
la de reformas limitadas en un país que
sigue siendo una autocracia.
Los cambios anunciados por el rey son
un intento de calmar las protestas después del 20-F. ¿Da la nueva Constitución
oportunidad a este movimiento de entrar en política como partido?
En el pasado, se han podido fundar diferentes partidos políticos en Marruecos,
así que en teoría, antes o después, este
movimiento podría desembocar en un
partido político. El 20-F se parece mucho a otros movimientos de protesta que
han estallado en el mundo árabe. Reúne
a jóvenes que están en contra del statu
quo. No tienen mucha estructura; no
tienen programa; no saben en favor de
qué están ni tampoco tienen una idea
clara de cómo quieren que sea el estado
por el que abogan. Es un movimiento
muy joven, no están tan bien organizados y creo que están muy lejos de entrar
en política.
¿Un sí rotundo a la Constitución marginaría al Movimiento 20-F?
Es posible. Seguramente lo debilitaría.
Porque ellos están boicoteando el referendo y están haciendo campaña en contra del texto constitucional. De hecho,
La analista del Fride Kristina Kausch
“Si de las
urnas sale un
‘sí’, el 20-F
tendrá que
preguntarse:
‘¿Hacia
dónde vamos
ahora?”
se manifestaron en contra del proyecto
de nueva Carta Magna antes de que se
conociese, con el argumento de que no
querían votar a favor de un texto que no
ha sido gestado de manera democrática.
Si de las urnas sale el sí, su posición se va
a debilitar. Y en ese caso, el Movimiento
tendrá que hacerse una pregunta fundamental: ‘¿Hacia dónde vamos ahora?’. No
va a haber otra reforma constitucional.
Porque esa ha sido la estrategia de Palacio, mucho más inteligente que la de
otros regímenes autocráticos que ahora
están teniendo problemas. Mohamed VI
siempre ha seguido un plan muy claro:
adelantarse a las protestas ofreciendo
reformas limitadas para evitar que se
produzcan este tipo de protestas. Y le
ha ido muy bien así.
Teniendo en cuenta lo que ofrece Mohamed VI a sus súbditos, ¿la reacción de
optimismo desde el ministerio de Asuntos Exteriores y desde la Unión Europea
puede calificarse de desmesurada?
En mi opinión, sí. Me parece un poco
triste esa actitud. Es una reacción diplomática y supongo que el argumento que
subyace es el de “mejor esto que nada”.
Esa ha sido la postura de Exteriores y de
la UE durante años. Lo triste es que no
han aprendido de la Primavera Árabe.
La Comisión Europea planteó oficialmente sus políticas de vecindad hacia
el sur del Mediterráneo sobre la base de
reformas políticas limitadas. Pero ahora
ven que esas reformas desembocaron en
una situación que no es sostenible y han
cambiado su planteamiento para apoyar políticas que tienen como objetivo
alentar cambios democráticos profun-
XdG
dos. Pero, en el caso marroquí, se siguen
apoyando reformas limitadas. Por eso
es decepcionante. Puede entenderse que
elogien los cambios. Pero que después de
una Primavera Árabe no haya críticas
que acompañen a esos elogios hacia las
reformas marroquíes – y de ese modo
las relativicen– es una decepción.
¿Cómo se pueden definir las relaciones
que en los últimos 25 años ha mantenido
la Unión Europea con Marruecos?
Marruecos es uno de los socios favoritos
de la Unión Europea en el Mediterráneo,
porque es uno de los casos más fáciles en
la región. La zona está llena de puntos
de lucha, de inestabilidad, mientras que
Marruecos es un país estable y colabora
en todas aquellas cuestiones que le importan a la Unión Europea. Eso es algo
que a Europa le conviene. Supongo que,
para salvar este tipo de enfoque, lo que se
ve perjudicado es un apoyo de Bruselas a
unos cambios más radicales en el ámbito
de la política interior marroquí.
¿Pero ha habido políticas desde la UE estructuradas, constantes y encaminadas
a impulsar la democratización?
Marruecos forma desde hace tiempo
parte de la Política Europea de Vecindad, que es un marco sistemático para
integrar al país magrebí en diferentes
políticas y de apoyarlo financieramente
para implementar reformas en ámbitos económicos y políticos. Esa política
se apoya un poco en el modelo aplicado para le integración de los países del
Este de Europa, salvo por la opción de
ser miembro de la UE, la cual no existe
para Marruecos. 
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