Las lágrimas contribuyen a la felicidad

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Las lágrimas contribuyen a la felicidad
"Felices los que lloran, porque recibirán consuelo" (Mt 5,5).
P. Ricardo Facci
¿Cuántas veces han llorado como esposos? ¿Cuánto significado pueden tener unas lágrimas?
Porque no siempre son signo de tristeza. O, acaso, ¿nunca han llorado de alegría y felicidad?
Suelen ser las lágrimas más limpias, más nobles, más sinceras. Además, las lágrimas son
signo de algo que se quiere dejar para siempre. De algo que se tiene y se debe superar. En
fin: ¡cuántas veces las lágrimas son signo de conversión! Cuando nos damos cuenta de que
debemos cambiar, lloramos. Cuántos esposos lloran porque saben que deben perder algo
negativo. Pero también lloran porque los espera un cambio total. Con mucho de positivo. Esto
es la conversión.
Esposos que saben llorar porque reconocen los errores de un pasado, porque a través del
diálogo han descubierto su egoísmo, su orgullo, su hipocresía, sus ser cómodos, sus tantas
cosas. Pero estos esposos, generalmente, también saben perdonar y ser perdonados. Saben
comenzar de nuevo. Decir "sí" nuevamente a grandes horizontes, a cosas lindas que pueden
estar en sus casas, a la vida feliz, a la esperanza, al amor, a la primavera después del
invierno.
¡Qué hermoso! Cuando hay esposo y esposas que juntos lloran los problemas, las dificultades,
los obstáculos, los sufrimientos, los errores de los dos, o de cada uno asumidos como de
ambos.
Recuerden ante cada momento duro o de cambio, lo que nos dice Jesús: "Felices los que
lloran, porque recibirán consuelo"
. Aquellos que nunca lloran de si mismos jamás llegarán a grandes metas, por esto los que
ríen, llorarán, y los que ahora lloran, recibirán consuelo, luego reirán. Ya ríen. ¿Cuántas veces
habrán experimentado los frutos de una lágrima? En el complemento de ambos, en la
educación de los hijos, en el crecimiento personal. Recuérdenlos. Ellos son el mejor signo de
la palabra de Jesús. Porque el fruto que aparece como común denominador de todas las
lágrimas y esfuerzos, es un amor resucitado, ya que muchas veces las lágrimas riegan alguna
zona árida del amor.
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Para dialogar en pareja
¿Lloramos juntos los problemas, las dificultades, los esfuerzos, los sufrimientos, los errores?
¿Cuáles fueron los momentos más importantes de nuestras vidas donde las lágrimas
produjeron frutos?
¿Qué frutos concretos hemos cosechado después de las lágrimas?
Para orar juntos
Señor, muchas veces hemos llorado,
con lágrimas o sin ellas,
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lo hemos hecho por tristeza
y, también, por tantas otras cosas,
entre ellas, a veces, por alegría.
Pero hoy queremos hablarte
de aquellas lágrimas que nos ayudaron a crecer,
que nos permitieron seguir luchando
por un mejor entendimiento,
que nos ayudaron a comprometernos
más profundamente con la educación de nuestros hijos.
Señor, te hablamos de ellas
simplemente para agradecértelas.
Ya hemos probado el fruto
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que nos habías prometido cuando anunciaste:
"Felices… los que lloran, porque reirán".
Jesús, tu sonrisa es profunda y serena
porque lloraste en la cruz,
por esto, comprendemos tu palabra: "Felices los que lloran…".
Ayúdanos a iluminar los momentos
que aún quedan en nuestras vidas,
en los que se harán presentes las lágrimas. Amén.
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