RESUMEN DEL INFORME Mujeres Migrantes en la Clandestinidad: el aborto en Marruecos Metodología de la investigación Esta investigación tiene como objetivo enmarcar la realidad de las mujeres migrantes en Marruecos en relación con sus derechos sexuales y reproductivos y forma parte de la serie Los derechos de las mujeres migrantes: una realidad invisible de la organización Women’s Link Worldwide. Los datos incluidos en este estudio son resultado del trabajo de investigación en terreno sobre mujeres migrantes y aborto en cinco ciudades: Rabat, Casablanca, Oujda, Tánger y El Aaiún. Las fuentes de información han sido: - - - Estudio de casos: desde noviembre de 2008 hasta mayo de 2010 se hizo seguimiento a los abortos que se producen en una población muestra en la ciudad de Tánger. Entrevistas con 16 organizaciones marroquíes e internacionales, siete de ellas vinculadas al trabajo jurídico y social respecto al acceso al aborto; y nueve, al trabajo con mujeres migrantes en general. Entrevistas a seis líderes grupales de distintas comunidades migrantes. Realización de dos grupos focales, uno con diez mujeres francófonas de distintas nacionalidades residentes en Rabat (congoleñas, costamarfileñas y camerunesas), y otro con diez mujeres víctimas de trata de nacionalidad nigeriana que viven en Tánger, cuya ruta migratoria ha sido a través de Argelia o de Libia. El trabajo en terreno se complementa con un análisis del contexto migratorio que existe en Marruecos, de la legislación nacional y los debates existentes en torno al aborto en dicho país. A ello se suma un análisis del derecho al aborto legal y seguro, y de los derechos que amparan a las mujeres migrantes en el marco del derecho internacional, de acuerdo a recomendaciones hechas a Marruecos por los Comités de Derechos Humanos que vigilan la implementación de los tratados internacionales de Naciones Unidas. Mujeres migrantes y aborto en Marruecos La mayoría de mujeres migrantes contactadas en esta investigación proceden de Nigeria y de República Democrática del Congo. No obstante, también las hay procedentes de Costa de Marfil, Camerún, Senegal y Guinea Conakry. En su mayoría dependen de la mendicidad y de la prostitución para subsistir, y en algunos casos acuden a otras estrategias de supervivencia como tener un “marido” o el “marido del camino” (compañero que la mujer conoce durante el camino) para obtener protección y seguridad. A través del trabajo de campo, se detectó que existe un número significativo de nigerianas en redes de trata y se comienzan a establecer redes procedentes de otros países como Congo, Senegal y Guinea. Brevemente, el panorama migratorio de las cinco ciudades en las que se adelantó el trabajo de campo de esta investigación es el siguiente: En Tánger existe mayoría de migrantes anglófonas en redes de trata procedentes de Nigeria. Fuentes confidenciales indican que el porcentaje de mujeres tratadas dentro de la población migrante oscila entre el 30% y el 40%. Esta población de mujeres migrantes sufre discriminación racial, acoso sexual y violaciones por parte de la población local. Asimismo, los abusos de las fuerzas de la autoridad marroquíes son frecuentes. En lo relativo al acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva, las mujeres denuncian no ser atendidas en la sanidad pública y haber sufrido maltrato hospitalario. En Casablanca, las mujeres representan entre un 40% y un 45% de la población migrante. Éstas se asientan en barrios periféricos urbanos y proceden mayoritariamente de Nigeria, Congo, Senegal, Costa de Marfil y República de Guinea. Las formas primordiales de supervivencia son la mendicidad y la prostitución. En Rabat, la dinámica respecto a las condiciones de vida de las mujeres es similar a la de Casablanca. En las dos ciudades el acceso a la salud en los hospitales públicos mejora si la mujer es acompañada por una organización social. En Oujda, ciudad fronteriza con Argelia y punto de entrada de la mayoría de las mujeres a Marruecos, hay un alto porcentaje de violencia contra las mujeres y un escaso número de organizaciones sociales que brinden protección y asistencia a esta población. Es también la zona por donde el gobierno marroquí efectúa el mayor número de deportaciones sin garantías. El porcentaje de mujeres que viven en Oujda fluctúa, y en épocas anteriores ha pasado del 5% al 20%. Las menores que salieron de sus países con un proyecto migratorio representan entre el 5% y el 7% de la población femenina. El 90% de las mujeres y niñas son de nacionalidad nigeriana, aunque hay mujeres de Camerún y de República Democrática del Congo. Para acceder a la salud pública es necesario que medie una organización social. En el caso de El Aaiún, esta ciudad es punto de tránsito hacia España, en concreto hacia las Islas Canarias. A la vez, ha aumentado la presencia de mujeres migrantes en Dakhla, otra ciudad situada en el Sáhara Occidental. Hemos documentado que cada vez más mujeres vienen desde Mauritania para abortar en los centros privados de El Aaiún y Dakhla. Situación legal y debate social en torno al aborto en Marruecos El aborto es permitido en Marruecos cuando la salud o la vida de la mujer corren riesgo, debe ser practicado por un médico siempre que haya autorización del conyugue o, si éste no existiese, con permiso escrito del jefe médico de la provincia o prefectura. Entre tanto, mantener y proteger el secreto profesional es una obligación del personal de salud, excepto cuando se trate de casos o presuntos casos de aborto. De acuerdo con la Asociación Marroquí de Lucha contra el Aborto Clandestino (AMLAC), la primera organización que trabaja específicamente sobre el aborto, 13% de la mortalidad materna se debe a causas relacionadas con abortos inseguros. En el debate actual sobre el aborto en Marruecos se considera un asunto de salud pública y derechos de las mujeres, y actualmente se centra en dos aspectos principales. El primero aspecto se enfoca en la interpretación que se debe dar al concepto de “riesgo para la salud”. Se aboga por una interpretación amplia que incluya el riesgo para la salud mental; y segundo, la importancia de incluir la religión en el debate sobre el aborto, en una sociedad fuertemente marcada por las escuelas jurídicas musulmanas. Principales hallazgos de la investigación Los primeros hallazgos de la investigación se centran en las barreras que impiden el acceso de las migrantes a servicios de salud sexual y reproductiva, incluido el aborto: La clandestinidad dificulta la prestación y el acceso a servicios de salud, incluidos lo de salud sexual y reproductiva y, por tanto, al aborto seguro: dado que las mujeres migrantes en Marruecos en su mayoría no tienen permisos legales para residir en el país, se exponen a la identificación, detención y expulsión por parte de las autoridades en cualquier lugar, incluidos los hospitales, en donde hay fuerte control policial. Cuando una mujer es reconocida como refugiada, el acceso a la salud sexual y reproductiva mejora, pero no siempre se traduce en la posibilidad de acceder a servicios de aborto seguro cuando es necesario para una mujer interrumpir un embarazo. La falta de recursos económicos: a pesar de los esfuerzos de modernización, el sistema de salud pública en Marruecos es deficitario. La asistencia hospitalaria no cubre el cien por cien de las necesidades de la persona enferma, lo que supone una privatización de la salud fuertemente extendida y con precios elevados, impagables para las mujeres migrantes que requieren un aborto pero viven principalmente de la mendicidad y de la prostitución. En este sentido, las farmacias ejercen como centros sanitarios y una parte importante de la población, incluidas las migrantes, piden asesoramiento al personal farmacéutico. Existe un vacío legal que regule el acceso a la salud pública de la población migrante: esto hace que el mencionado acceso sea arbitrario y dependa, en la mayoría de las ocasiones, de la política que aplique cada una de las Delegaciones de Salud. Barreras relacionadas con el personal de salud. En este caso, son varias las barreras detectadas: falta de sensibilización y conocimiento de los fenómenos migratorios por parte del personal sanitario, incluido que el derecho a la salud prima sobre la situación de legalidad o no de la persona; las dificultades de comprensión lingüísticas, sobre todo en mujeres migrantes de origen anglófono; la corrupción del sistema público de salud marroquí; y la represión de las autoridades que incluso actúan en algunos hospitales, lo que genera temor de la población migrante para acceder a los centros de salud y confunde a los prestadores de servicios sobre su obligación de atenderlas. Desconocimiento de los derechos sexuales y reproductivos: la mayoría de las mujeres migrantes en tránsito que se encuentran en Marruecos tienen un nivel educativo bajo o medio, lo que hace que muchas de ellas no tengan información acerca de su salud sexual y reproductiva, incluida una falta de educación sexual, falta de conocimiento sobre el uso de anticonceptivos, y la maternidad segura y aborto seguro, entre otros. Violencia sexual continuada: la violencia sexual continua lleva a un alto número de abortos no deseados y a la práctica de abortos inseguros. Por ejemplo, la anticoncepción de emergencia se torna en algo inaccesible para estas mujeres porque resulta insostenible su consumo cada vez que sufren una agresión sexual, lo que sucede frecuentemente, incluso a diario. Negación de la autonomía sexual y reproductiva: una de las formas de violencia continuada es que la toma de decisiones en materia de salud sexual y reproductiva es cooptada por los hombres, ya sean sus “novios”, “maridos” o “patrones”. En el caso de las mujeres víctimas de trata, las decisiones están siempre en manos de la red, la que decide en base en sus intereses, si una mujer toma métodos anticonceptivos, se somete a un aborto o lleva a término el embarazo. El aborto: métodos y situación en mujeres víctimas de trata y “residentes” en regiones fronterizas Métodos utilizados para abortar: la mayoría de mujeres migrantes en Marruecos acuden al misoprostol para interrumpir sus embarazos no deseados. El misoprostol utilizado procede generalmente de territorio español, donde su uso es legal como método abortivo y se encuentra en el mercado negro en Marruecos. Con frecuencia, el misoprostol se utiliza de manera inapropiada poniendo en riesgo la salud y la vida de las mujeres. Aborto en zonas fronterizas: dada la alta presencia de fuerza policial, es más difícil el acceso a un aborto seguro, e incluso las propias mujeres no acuden a un centro de saludo por evitar detenciones y deportaciones. En el caso de grupos de mujeres migrantes que están en el “tranquilo” (Los migrantes en Marruecos usan este término para definir los lugares seguros donde esperan justo antes de intentar cruzar a Europa), el acceso a servicios de salud es nulo. Durante este tiempo, que puede durar desde varias semanas hasta meses, son controladas por grupos de pasadores y se han dado numerosos casos de abortos en estos lugares sin ningún tipo de atención sanitaria. La atención post-aborto no está garantizada a pesar de ser considerada atención médica de urgencia: en Marruecos, la situación de la población migrante hace que esta atención no esté garantizada en la práctica, mientras que sí existe para la población marroquí. Las mujeres migrantes tienen miedo a pedir asistencia post-aborto en los hospitales públicos, debido a que pueden ser detenidas por su status migratorio y sufrir una posterior deportación. Por lo cual, en la práctica, las mujeres migrantes sólo reciben atención post-aborto cuando una organización social media entre ella y el hospital.