las primeras horas de la mañana, iban adquiriendo intensidad en el

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DE HISTORIA N A T U R A L .
HB
las primeras horas de la m a ñ a n a , iban a d q u i r i e n d o intensidad
en el transcurso del día y se hacían m u y d e u s a s y visibles ;t la
puesta del sol. No puede a t r i b u i r s e el hecho á efectos de luz,
puesto que le hemos observado desde m u y diversos puntos de
vista, n i tampoco al enfriamiento de la atmósfera, porque en este
caso debieran ser m á s perceptibles en las p r i m e r a s h o r a s de la
m a ñ a u a . Es u n fenómeno de periodicidad, de q u e no acertamos á
darnos explicación satisfactoria.
Observaciones térmicas.—Pocos
datos hemos podido proporcionarnos respecto á la temperatura, pues no dispusimos de aparatos especiales, y sólo sí de termómetros ordinarios q u e el que más
alcanzaba hasta 360° G. Sin embargo, como los cloruros alcalinos
secos no dan vapores á m e n o s de 850° ó 900°, se deduce de la
existencia de las fumarolas, que las lavas alcanzaban cuando menos esta temperatura. Pero el distinguido geólogo S r . F r a n k A.
Perret parece haberla registrado en las partes profundas de la
lava ya solidificada, luego no es aventurado s u p o n e r q u e en la
masa líquida pasaba de 1.000°.
Lo que sí hemos podido comprobar u n a vez más h a sido la e s casa conductibilidad de los materiales pétreos para el calor, p u e s to que mientras nosotros podíamos, a u n q u e con trabajo, p e r m a necer sobre el volcán,, á 15 cm. de profundidad, el termómetro s u bía hasta 350°.
U n papel metido entre las h e n d i d u r a s de la boca n ú m . 1, a p a gada hacía más de u n mes, se chamuscaba en seguida. Hojas de
escobones que caían sobre la lava y se introducían por las h e n d i duras producían á los pocos segundos u n desprendimiento de
h u m o . En ciertos puntos próximos á las fumarolas alcalinas el
papel ardía con llama á los dos segundos de meterle en u n a h e n didura. La marcha sobre el volcán era m u y penosa, a u n proveyéndose de calzado m u y grueso, y en algunos p u n t o s se hacía
imposible, pues el suelo abrasaba materialmente, y los palos en
que nos apoyábamos se q u e m a b a n por la punta. Objeto q u e se
dejaba unos momentos en el suelo, q u e m a b a cuando se le iba á
coger de nuevo.
El magma eruptivo.—Actualmente
se está haciendo el estudio
químico de los materiales arrojados por el volcán, y de su conocimiento podrá deducirse la naturaleza del m a g m a , acerca del cual
sólo por conjeturas podemos adelantar a h o r a a l g u n a noticia.
El color negro intenso, la densidad considerable y la presencia
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