LA VIDA pie por sobre de la borda, y con esta carga el calado es el máximo, esto es, que llega hasta la marca de Plimsoll, puede ser muy peligroso que llene la caja por causa de un golpe de mar; los buques que se encuentran en este caso al momento pican las trincas de las portas para que el agua desahogue en poco tiempo, lo que no puede ser con los solos imbornales; pero si el buque lleva cobertada, es preciso advertir que las puertas puedan abrirse desde fuera con facilidad ó que vayan abiertas do firme. Xo estoy conforme con la conclusión 7.*, pues toAo podría ser que hubiese algún sistema mejor que el del señor Pérez. Opino que tal preferencia la debe determinar una Junta técnica que estudie oficialmente este difícil problema. Hay mucho inventado y escrito sobro este extremo. La conclusión 10 toca un punto que hemos tratado nosotros algunas veces en escritos púbHcos generalmente, salvo raras excepciones; en los buques españoles, los planos, derroteros y tablas de cálculo son de propiedad del Capitán y Oficiales, pagando el buque solamente el Almanaque náutico y Cuaderno de Bitácora. Esto no es justo, y el Congreso de Gijon ha hecho bien en pedir que las cartas, planos, derroteros y demás libros necesarios para la derrota del barco, sean de cuenta del armador, siendo únicamente de cuenta de cada Oficial su Diario do navegación, cuaderno de cálculos y tablas de logaritmos; esto como libro?, y como instrumentos un buen sextante. El Congreso que nos ocupa, entendemos que exige mucho íi los buques. Caemos de un extremo al otro. No comprendemos la necesidad del círculo de reflexión, que no so exige en ninguna Marina mercante ni militar, desde el momento que se construyen hoy magníficos riextantes con graduación de marfil que aproximan el cuarto de minuto. Y si tan exigente era el Congreso, se construyen también inmejorables sextantes con graduación de platino, aproximando diez segundos, con una lamparita eléctrica para la lectura. La Real orden de 1.° de Febrero del año último sobre el pliego de derrota de los buques de guerra, hubiera, seguramente, ilustrado algo sobre este particular á los congresistas de Gijón. Al poner dos barómetros se podía aclarar diciendo que uno de ellos fuera registrador de Richard. Dice la conclusión que ol buque llevará un psicómdtro y un higrómetro. ¿Pero el psicómetro no es higrometro? ¿Acaso se entiende por higrómetro el de Saussure, que se admite 611 las observaciones de precisión? Pide la conclusión un compás Thomson con su alidada, un círculo azimutal y un taxímetro. ¿Qué entiende el Congreso por círculo azimutal? Si es con magnetismo, entendemos que es un compás azimutal como ol Thomson con su alidada; y si es sin magnetismo, á nuestro entender es un taxanetro ó círculo de Doral. De manera, que resultan, ó los compases azimutales, ó dos taxímetros. Mucho es. lintro los libros no estaría de más la instructiva Higiene Naval del Exorno. Sr. D. Ángel Fernández Caro. ^o digo nada de lo que pide el Congreso á los buques de cabotaje, pues supongo que hay error en el impreso ea uonde leo las conclusiones. No se comprende cómo puede xigirso á los buques do cabotaje cronómetro, sextante, cronógrafo, correderas mecánicas y tantos instrumentos y ' Tos cemo en los barcos do navegación trasatlántica. Esto 10 es posible. Muy bien los artículos 11 y 13. Lástima que el Congreso no se enterara de las balsas Maristany. ' El art. 14 es muy difícil de resolver, como lo ha hecho el ongreso de Gijón, resolviendo el número y clage de tripu- MAlilTlMA 45 lantes, según tonelaje. Hace poco se construyó en los Estados Unidos un pailebot de siete palos y 8,000 toneladas de carga, que do Capitán á paje, la tripulación se compone de 19 hombres. Por el reglamento del Congreso de Gijón necesitaría 36, de ellos cinco Pilotos, y como que los navieros españoles tienen que competir con los yanquis, excuso decir si es difícil resolver este problema. Hay que tener en cuenta el motor, clase de aparejo, condiciones del barco y condiciones étnicas de los tripulantes. Respecto ala conclusión 15, no entendemos loque quiere decir Primera enseñanza superior. Sólo conocemos oficialmente la primera y segunda enseñanza y la superior, de facultad ó profesional. Luego suponemos que será error de copia, el incluir en las asignaturas el Dibujo geométrico industrial, que no comprendemos lo que quiere decir, tratándose de Escuelas de Náutica; y en cambio, no vemos en el Programa el Dibujo geográfi''o, que es tan fácil como interesante. En la asignatura que dice máquinas marinas, suponemos que comprende las de vapor, las eléctricas y las hidráulicas. Nos parece bien la idea de un buque-escuela mixto; solamente nos parece algo pequeño de 1.000 toneladas. La Cama ra de Comercio de Barcelona hace poco nombró una Comisión compuesta de los Sres. Gubern, Rubert y del firmante de estas líneas, para estudiar los medios de llevar á la práctica la institución de ese buque-escuela, y quizá no está lejos el día de realizarse esta justa y necesaria aspiración de los marinos reunidos en Gijón. Según s j desprende de las conclusiones del Congreso, se admite el título de Piloto adquirido después de diez meses de práctica en el buque-escuela. Estamos conformes con esta conclusión, siempre que los navieros admitan para oficiales de sus barcos á estos Pilotos; poro si ha de resultar, como pasa ahora, que los Pilotos no tienen embarque, pues los navieros exigen el título de Capitán hasta para el cargo de tjroero ó cuarto O.ioial, en este caso, opinamos que el Congreso no ha estado acertado, pues continuará el contrario do los pobres Pilotos. Mejor sería, en este caso, aumentar los días de práctica y suprimir el título de Piloto. En Francii se ad juiero el título de Capitain au long cours después de sesenta meses de navegación. Podríamos adoptar un término medio, por ejemplo: navegar veinte meses en el barco-escuela, ó diez en el barco-escuela y veinte en buques particulares, y examinarse luego de Capitán, con cuyo título se podría navegar como Oficial, pero no pudiendo mandar buque de vapor mayor de 1.000 toneladas, hasta haber navegado dos años con el cargo de primer Oficial. No dudamos que la nueva Direosión de Navegación oyendo ol parecer de las personas competentes, resolverá esta cuestión, que entendemos es de vida ó de muerte para la carrera de Capitán de la Marina mercante. Con entusiasmo aplaudimos las 17, 18 y 19 conclusiones. Sabido es de todos que la Liga Marítima tiene en vía do realización el Montepío Marítimo Nacional. Difícil es la revisión de los títulos de Piloto, pues si llegaba á realizarse seriamente, todo podría ser que quedaran anulados más de la mitad de los que se han expedido de treinta años á esta parte. Es un asunto bastante sucio, que huele mal revolviéndolo. Creo que contentos podríamos estar de que concluyera este estado de verdadero escándalo; y desde ahora dignificar la carrera por medio de pocos y buenos Institutos náuticos; y á fin de que el gran número de jóvenes con ilustración deficiente que han sido aprobados en estos últimos tiempos, no atardcn esta deseada dignificación, proponemos un título do Capitán Superior de la