castracion - Biblioteca Digital de APA

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Notas
.,
acerca de la castracion
* Jaime P. Stubrin
¡Ay!, ¡ay! ¡Todo se ha aclarado ya!
Oh luz, por última vez ha de mirarte quien
Se ha revelado como nacido de quien no debía,
Unido con quien no debía, matador de quien no debía.
Edipo
Intento en este ensayo aportar algunas ideas sobre un aspecto de
la teoría psicoanalítica profunda y ampliamente estudiado por Freud
y autores post-freudianos y que es, sin duda, un pilar fundamental de
nuestro quehacer clínico: "la castración".
Escribe Willy Baranger en el capítulo destinado a la escuela lacaniana de la Enciclopedia de psiquiatría: "el trabajo analítico consiste,
por lo tanto, en enfrentar al sujeto con la castración [ ... ; la castración] es el precio exigido para el acceso al orden simbólico y la
condición de toda normalidad psíquica".
Pienso que estas afirmaciones son estrictamente freudianas. Y que
fue Freud mismo quien en un momento ecuaciona la castración con
otros procesos y sucesos (destete, pérdida de las heces) para ser luego
*
Dirección: Arenales 2264, 8~ l/A", (1124) Capital Federal, R. Argentina.
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Jaime P. Stubrin
taxativo cuando sostiene que la castración es única y exclusivamente
el corte del pene y la remite a la etapa fálica. En una conocida
nota al pie de página, de 1923, en "Análisis de la fobia de un niño
de cinco años", escribe:
"La doctrina del complejo de castración ha experimentado después
un ulterior desarrollo por las contribuciones de Lou-Andreas (Salomé, 1916), A. Starcke (1921), F. Alexander (1922) y otros. Se ha
aducido que el lactante no puede menos que sentir cada retiro
del pecho materno como una castración, vale decir, como pérdida de
una parte sustantiva del cuerpo que él contaba en su posesión;
tampoco apreciará diversamente la regular deposición de las heces
y hasta el acto mismo del nacimiento, como separación de la
madre con quien se estaba unido hasta entonces, sería la imagen
primordial de aquella castración. Aun admitiendo todas esas raíces
del complejo, yo he planteado la demanda de que el nombre de
'complejo de castración' se limite a las excitaciones y efectos enlazados con la pérdida del pene. Desde luego, quien haya podido
convencerse, en los análisis de adultos, de lo infaltable del complejo de castración, hallará difícil reconducido a una amenaza
fortuita y que no en todos los casos puede producirse, y se verá
precisado a suponer que el niño construye este peligro a partir de
las más leves indicaciones, que nunca faltan".
y en otra del 23 al mismo trabajo (p. 90) escribe Freud:
"Más tarde he puesto de relieve que el período de desarrollo sexual
en que se encuentra nuestro pequeño paciente se singulariza por
tener noticia de un genital solamente, el masculino; a diferencia
del futuro período de la madurez, no hay aquí un primado genital,
sino un primado del falo".
Laplanche y Pontalis comentan en relación al complejo de castración
que:
"A partir de este momento [1908], la fantasía de castración se
vuelve a encontrar bajo diversos símbolos: el objeto amenazado
puede desplazarse (ceguera de Edipo, extracción de dientes, etc.),
el acto puede deformarse, sustituirse por otros atentados a la
integridad física (accidente, lúes, intervención quirúrgica) o psíquica (locura como consecuencia de la masturbación), el agente
paterno puede hallar los más diversos sustitutos (animales angustiantes de los fóbícos), El complejo de castración se reconoce también en toda la extensión de sus efectos clínicos: envidia del pene,
Notas acerca de la castración
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tabú de la virginidad, sentimiento de inferioridad, etc.; sus modalidades se descubren en el conjunto de las estructuras psicopatológicas, especialmente en las perversiones (homosexualidad, fetichismo). Pero se tardó bastante tiempo en atribuir al complejo de
castración el lugar fundamental que ocupa en la evolución de la
sexualidad infantil para ambos sexos, en formular con evidencia
su articulación con el complejo de Edipo y en afirmar plenamente su universalidad. Esta teorización es paralela a la formulación por Freud de una fase fálica: en este 'estadio de la organización genital infantil existe ciertamente lo masculino, pero no
lo femenino; la alternativa es: órgano genital masculino o castrado'. La unidad del complejo de castración en los dos sexos sólo se
concibe por este fundamento común: el objeto de la castración
(el falo) reviste idéntica importancia en esta fase para la niña
como para el niño; el problema planteado es el mismo: tener o
no el falo. El complejo de castración se encuentra invariablemente
en todo análisis".
Sostengo que uno de los motivos por el cual se produce el naufragio
del complejo de Edipo radica en el intento del niño de conservar su
integridad narcisista.
El pene es para el niño una parte de su cuerpo que, a partir de la
diferencia de los sexos, se encuentra investido con una intensa cantidad de cargas y hacia donde concurren distintos tipos de ansiedades
convirtiéndolo en un lugar de sobrecatexis que tienden a sostener el
narcisismo del sujeto. Y si bien la castración es simbólica, el pene
mismo, el pene órgano se torna en un lugar de privilegio del cuerpo
erótico pero también del cuerpo biológico. Y es así entonces como
el temor a la castración aparece siempre vinculado con él.
Esto es de fácil y frecuente observación en niños y aparece claramente explicitado en sus asociaciones verbales, juegos y expresiones
gráficas.
Pero hay una cantidad importante de sujetos adultos varones en
los que el énfasis de la castración o el temor a ella aparece orientado
hacia los testículos. Llamativamente Laplanche y Pontalis no los
mencionan en los desplazamientos posibles.
y es a partir de aquí donde formulo una pregunta: ¿por qué cuando hablamos de castración nos referimos exclusivamente al corte del
pene?
El diccionario castellano define "castración" como el hecho de
extirpar los órganos de la generación.
La Enciclopedia Británica dice al respecto: "remoción de los testículos de un animal macho llevada a cabo por varias razones, entre
las cuales, las de crear un animal más dócil o de tornarlo estéril",
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Jaime P. Stubrin
Pero ¿cuáles son estos órganos para el sujeto adulto?
¿Qué alternativas tiene nuestro sujeto recostado en el diván de
pensar acerca de sus posibilidades procreativas sino integrando la
actividad del pene en función de su capacidad testicular ... , excepto
que sólo hagamos referencia a la entelequia "falo"?
Recurro nuevamente al Diccionario de Laplanche y Pontalis.
"Falo: En la antigüedad grecorromana, representación figurada del
órgano masculino. En psicoanálisis, el empleo de este término hace
resaltar la función simbólica cumplida por el pene en la dialéctica
intra e intersubjetiva, quedando reservado el nombre 'pene' para
designar más bien el órgano en su realidad anatómica. Sólo en
algunas ocasiones encontramos el término 'falo' en los escritos
de Freud".
La problemática de la diferencia de los sexos atañe a la presencia del
pene en el varón. Freud sostiene que la niña no tiene conciencia de su
vagina, y deberíamos concluir que tampoco la tiene de sus ovarios.
Entonces la presencia de los testículos implica también una notable
diferencia entre el macho y la hembra y que la niña puede observar,
así como ve el pene, dado que los testículos no están ocultos. Pero
¿cuál es la función simbólica de los testículos en el sujeto?
Frente a un cuerpo erógeno no parecen tener la misma significancia que el resto de órganos y aparatos.
Sostenemos que la castración es simbólica y se refiere al falo,
pero la significación falo parece aludir en general al pene.
Llegamos a expresar que muchas veces se da la falización de todo
el cuerpo. Creo que es posible pensar así que cualquier parte del
cuerpo (erógeno) puede acceder a la categoría falo.
De cualquier forma no parece ser ésta estrictamente la conceptualización freudiana cuando afirma que la castración es siempre y
únicamente referida al pene.
Creo entonces que se ha producido una elusión en nuestra teorización y en nuestra práctica acerca del valor que adquieren los testículos como partes del cuerpo erógeno y en cuanto a su vinculación
con el temor a la castración.
Es así notable que parece haberse soslayado la comprensión psicoanalítica de una larga fraseología popular que no se limita a
nuestro medio cultural sino que también es usada en otros idiomas.
En este sentido -aunque resulte ocioso- es de destacar la asimilación producida entre los testículos y su denotación como huevos y
pelotas o bolas.
Obviamente las similitudes son notables en tanto forma, tamaño
y consistencia. Aun en el estudio de la anatomía normal para dar
Notas acerca de la castración
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clara idea de la consistencia de los testículos se dice que tienen la
de los ojos.
y quizás es aquí donde podemos encontrar un pasaje de pene
a testículos en tanto las afirmaciones del significado de castración
que tiene por ejemplo la ceguera de Edipo. Algunas notas de Freud
son sumamente claras al respecto.
Así dice en La interpretación de los sueños:
"He publicado en otra parte un ejemplo típico de un sueño edípico
disfrazado de esta clase. Otros ejemplos, con un detallado análisis
ha sido publicado por Otto Rank (1911). Para otros sueños edípicos disfrazados, en los cuales el simbolismo del ojo es prominente véase Rank (1913). Otros trabajos sobre sueños de ojos y
simbolismo del ojo, realizados por Eder (1913), Ferenczi (1913)
y Reitler (1913a) se encontrarán en el mismo lugar".
Recalca:
"la ceguera en la leyenda de Edipo, tan bien como en otras partes,
representa la castración".
En Tótem y tabú, comentando un caso de Ferenczi, refiere:
"la misma parte es jugada por el padre igual que en el Edipo y
el complejo de castración -la parte de un temido enemigo a los
intereses sexuales de la niñez-o El castigo con el que él amenaza
es la castración o su sustituto, la ceguera".
y en "Lo ominoso":
" [ ... ] la experiencia psicoanalítica nos pone sobre aviso que dañarse los ojos o perderlos es una angustia que espeluzna a los
niños.
Ella pervive en muchos adultos, que temen la lesión del ojo más
que la de cualquier otro órgano. Por otra parte, se suele decir que
uno cuidará cierta cosa como a la niña de sus ojos. Además, el
estudio de los sueños, de las fantasías y mitos nos ha enseñado
que la angustia por los ojos, la angustia de quedar ciego, es con
harta frecuencia un sustituto de la angustia ante la castración. Y en
verdad, la acción del criminal mítico, Edipo, de cegarse a sí mismo
no es más que una forma atemperada de la castración, el único
castigo que le habría correspondido según la ley del talión. Dentro
de una mentalidad racionalista, claro está, se puede desautorizar
esta reconducción de la angustia por los ojos a la angustia ante
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Jaime P. Stubrin
la castración; parece natural que un órgano tan precioso como el
de la vista esté resguardado por una angustia correlativamente
grande, y dando un paso más, hasta puede sostenerse que tras la
angustia ante la castración no se esconde ningún secreto más arcano
ni un significado diverso. Sin embargo, así se dejará sin explicar el
nexo de recíproca sustitución que en el sueño, la fantasía y el mito
se da a conocer entre ojo y miembro masculino, y no se podrá
contradecir la impresión que tras la amenaza de ser privado del
miembro genital se produce un sentimiento particularmente intenso
y oscuro, y que es ese sentimiento el que presta su eco a la representación de perder otros órganos. y en definitiva, toda duda ulterior desaparece cuando a partir de los análisis de neuróticos se
averigua el 'complejo de castración' en todos sus detalles y se toma
conocimiento del grandioso papel que desempeña en su vida anímica. Además, no aconsejaría a ningún opositor de la concepción
psicoanalítica aducir justamente el cuento de Hoffmann sobre 'El
hombre de arena' para sustentar la tesis de que la angustia por
los ojos es algo independiente del complejo de castración. [ ... ]
Estos rasgos del cuento, como muchos otros, parecen caprichosos
y carentes de significado si uno desautoriza el nexo de la angustia
por los ojos con la castración, pero cobran pleno sentido si se
remplaza al Hombre de Arena por el padre temido de quien
se espera la castración".
Entre las frases populares a las que hacía referencia mencionaré las
siguientes:
"Hay que poner los huevos sobre la mesa".
"Te va a costar un huevo (un ojo de la cara)".
"Fulano no tiene huevos".
"Le van a cortar los huevos".
"No me hinchen las pelotas".
"Le pateó las pelotas".
y aun en lo que significaría aparentemente un sentido opuesto:
"Pelotudo" .
"Huevón".
"Boludo",
"Tengo las pelotas llenas",
que obviamente aluden a una alteración testicular, es decir algo que
atenta contra su integridad y fundamentalmente a su funcionalidad
(potencia); y aun entre las mujeres es frecuente la manifestación:
"Me rompe las pelotas que no tengo".
Notas acerca de la castración
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Quiero destacar que dentro de este espectro de frases no se escuchan menciones al pene en cuanto a tener que exponerlo ante situaciones de riesgo como sí se hace con los testículos.
Observándolas con cierto detenimiento, aparece con claridad el
valor que adquieren los testículos para el sujeto, quien en determinadas situaciones de peligro siente el temor de una real castración.
Así es interesante destacar una observación acerca de una película
cinematográfica llamada "Perro Rabioso Morgan". El personaje se
convierte en un bandolero temible. Es admirado por un grupo de
hombres; uno de ellos menciona que Morgan posee un enorme par
de testículos. Para dramatizarlo, se coloca dentro de los pantalones
dos grandes papas. La implacable persecución organizada por el superintendente de policía logra apresarlo y darle muerte. El policía
acepta la decapitación post-mortem solicitada por el forense (castración simbólica del cuerpo-falo) y ordena que le sea cortada la
barba y con inusitada insistencia requiere que a Morgan se le corte
el escroto "para hacer una bolsa para tabaco". Claramente el corte del
escroto tiene todo el significado de una castración strictu sensu y
su concomitante perversa de fantasía de felatio por parte del policía,
y el corte de la barba alude a los rasgos masculinos adultos como
rasgo sexual masculino secundario dependiente directo del funcionamiento testicular normal.
En la mitología griega he encontrado alusiones a la castración en
general y específicamente testicular.
Graves escribe en "La castración de Urano":
"En venganza, la Madre Tierra incitó a los Titanes a atacar a su
padre, y ellos lo hicieron, encabezados por Cronos, el más joven
de los siete, al que armó con una hoz de pedernal. Sorprendieron a
Urano mientras dormía y con esa hoz de pedernal le castró el cruel
Cronos, asiendo sus órganos genitales con la mano izquierda (la
que desde entonces ha sido la mano de mal agüero) y luego los
arrojó, como también la hoz, al mar desde el cabo Drépano".
y más adelante ...
"la castración de Urano no es necesariamente metafórica si alguno
de los vencedores provenían del Africa Oriental, donde hasta el
presente, los guerreros gallas llevan al combate una hoz en miniatura para castrar a sus enemigos".
La descripción de esta escena es clarificadora ya que la forma particular de una hoz parece indicar un elemento ad-hoc para efectuar
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el corte de los testículos. Celes Cárcamo en relación a la religión
maya-azteca relata:
"En el texto del Chilam Balam de Chimayel (maya) se lee que en
la cuarta edad bajo el reinado de Bolonti-ku 'que descendió del
seno del cielo ávido de poder y dominio, el mundo se transforma
en un mercado de perfumes, en una orgía de flores, las que se
abrieron tan abiertas, para introducir el pecado de Bolonti-ku',
Este pecado fue el de la lujuria y los vicios carnales -aclara
Imbelloni- y coincide con la decadencia de la humanidad. Bolontiku, olvidado por su padre, desconocido por su madre, marcha como
un borracho, nada entiende y debe ignorar su propio fin. La ceguera fue su castigo, el del pecado carnal, después del cual comienza la edad histórica, caracterizada por la existencia de muchos
niños, la aparición del trabajo y su desarrollo 'allí donde antes
reinara el pecado de Itza' ".
Aparece aquí, claramente, cómo el pecado carnal fue castigado con
la ceguera-castración por un desplazamiento de abajo-arriba.
Nos encontramos, al parecer, con dos desplazamientos. El del pene
a los testículos y el de los testículos a los ojos. He señalado ya ciertos
puntos de coincidencia, de superposición significante para explicar
la sustitución testículos por ojos. Agregaría el hecho de que sean
dos, con fuerte tendencia a la simetría.
Quizás este aspecto esté vinculado con el fenómeno del doble, con
el mensaje siniestro del que es portador.
Remitiéndome nuevamente al artículo "Lo ominoso", escribe Freud:
"El motivo del 'doble' ha sido estudiado por O. Rank en un trabajo
que lleva ese título (1914). En él se indagan los vínculos del doble
con la propia imagen vista en el espejo y con la sombra, el espíritu tutelar, la doctrina del alma y el miedo a la muerte, pero
también se arroja viva luz sobre la sorprendente historia genética
de ese motivo. En efecto, el doble fue en su origen una seguridad
contra el sepultamiento del yo, una 'enérgica desmentida' del poder
de la muerte y es probable que el 'alma inmortal' fuera el primer
doble del cuerpo. El recurso a esa duplicación para defenderse del
aniquilamiento tiene su correlato en un medio figurativo del lenguaje onírico, que gusta de expresar la castración mediante duplicación o multiplicación del símbolo genital: la cultura del antiguo
Egipto impulsó a plasmar la imagen artística del muerto en un
material imperecedero. Ahora bien, estas representaciones han nacido sobre el terreno del irrestricto amor por sí mismo, el narcisismo primario, que gobierna la vida anímica tanto del niño como
Notas acerca de la castración
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del primitivo; con la superación de esta fase cambia el signo del
doble: de un seguro de supervivencia, pasa a ser el ominoso anunciador de la muerte".
También incluiría en esto la ansiedad que despierta el hecho mismo
de la procreación como generadora del fenómeno del doble, en la
formación de un otro, vinculado al plasma germinativo pero también
mensajero de la muerte. En cuanto al desplazamiento del pene a
los testículos planteo lo siguiente: Freud explica que la ansiedad de
castración se da en la fase fálica. Pienso que en muchos individuos
se produce al llegar a la etapa genital, una significación diferente de la
que antes tenían los testículos.
El adulto adquiere clara noción de la importancia funcional que
tienen. Generadores de hormonas y de espermatozoides el sujeto
sabe que su masculinidad biológica depende de ellos.
Esto se observa claramente en aquellas personas a las que por algún
motivo les falta un testículo. La fuerte ansiedad que aparece está
ligada al temor de no ser potentes (subordinación del pene a los
testículos) y además a no ser capaces de tener descendencia. Mi tesis
es que así como en la etapa [álica aparece el temor a la castración es
en la etapa genital cuando se daría la aparición de la ansiedad de castración testicular.
Dice Cárcamo en el artículo antes mencionado:
/lA título de curiosidad cito la tesis de Heráclito y de los estoicos
según la cual los hombres comienzan a alcanzar su 'perfección'
hacia los 14 años, época en la que el líquido seminal se pone en
movimiento".
Es decir que cuando el individuo alcanza su capacidad procreativa los
testículos pasarían a ocupar un lugar de significación e inscripción
distinta de la que tenían y muchas veces primordial en las fantasías
del sujeto.
No se debe olvidar que en el varón el desarrollo sexual implica el
aumento de tamaño y la aparición de características sexuales secundarias no sólo del pene sino también de las glándulas sexuales que
son externas y visibles. Esto implica una importante diferencia con las
mujeres cuyos ovarios permanecen ocultos.
También en ellas se denomina castración (radiante, quirúrgica, etc.)
la anulación de la función sexual de los ovarios.
El temor a la castración está estrechamente vinculado entonces a
la función procreativa. Pero la función procreativa no deja de generar
incertidumbre y ansiedad. El poder lograrla o no, las angustias casi
universales acerca de la normalidad de la descendencia y el hecho
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Jaime P. Stubrin
mismo que el hijo que llega es el portador del mensaje de la muerte de los padres -en tanto es él quien se transforma en el portador del plasma germinativo y trasmisor del mandato de ser continuador de la especie cuando ya los progenitores han cumplido esa
tarea- están Íntimamente ligados a esa ansiedad.
La muerte también está vinculada con la castración. Así es sumamente gráfica una descripción de Graves:
"Una vez que se admitió oficialmente la pertinencia del coito para
el parto, la posición religiosa del hombre mejoró poco a poco y ya
no se atribuía a los vientos o a los ríos la preñez de sus mujeres.
La Ninfa o Reina Tribal elegía un amante anual entre los hombres
jóvenes que la rodeaban, para sacrificarlo a mitad del invierno,
cuando terminaba el año, haciendo de él un símbolo de la fertilidad más bien que el objeto de su placer erótico. La sangre que
derramaba el joven sería para que fructificasen los árboles, las
cosechas y los rebaños y su carne era, según parece, comida cruda
por las Ninfas compañeras de la Reina ... "
En las parejas estériles, con conservación plena de la potencia sexual
y orgástica, aparece un remanente de angustia que obviamente tiene
que ver con la incapacidad para generar descendencia pero que, según
la experiencia clínica, aparece en el hombre con una clara carga de
fantasías ligadas a la ansiedad de castración.
¿Es que entonces los testículos adquieren también un alto nivel
de falización o se independiza su significado?
y acompañando a estas reflexiones, me pregunto por qué los analistas en general soslayamos el investigar e interpretar los contenidos
vinculados a los testículos y el temor a la castración concomitante
a ellos.
Los psicoanalistas no tratamos con el castrado real sino con un
individuo que teme la castración. Pero el miedo de la pérdida del
pene equivale -en cierto modo- al miedo de perder la masculinidad
ya que ésta se perdería con la castración real.
Creo que ese soslayamiento se debe fundamentalmente a una adhesión a la concepción freudiana de la noción "castración" y por otra
parte -en tanto cierta- al enfrentamiento del analista al aspecto
siniestro que entraña, aun cuando muchas veces aparece claramente
aludido por los pacientes.
Así lo señala Angel Garma en sueños y creaciones artísticas.
Relato a continuación breves asociaciones de un paciente con intensos temores castratorios y serias dificultades para mantener relaciones sexuales: "Me imaginé la vagina de ella con pelotas, pero sin
pene, con pelotas. Cuando uno se coge a una mujer ésta se lo come
Notas acerca de la castracián
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a uno y entonces uno queda eunuco; como los Tata Dios que, cuando
cogen, la hembra se come al macho".
Otro ejemplo. Un varón de 8 años comienza con una serie sintomática de claros rituales obsesivos. Este cuadro se desarrolla a partir
de que su padre fue operado de un tumor de testículo y un posterior
desprendimiento de retina.
Como conclusión planteo que si nuestra tarea analítica consiste en
enfrentar al sujeto con la castración, pienso que la misma se expresa
en diversos sentidos que convergen, como dice Freud, en la pérdida
del pene.
Uno de estos sentidos, frecuente pero llamativamente poco mencionado, es el temor a la agresión hacia los testículos.
Diversas vinculaciones muestran la relación existente entre castración fálica y corte testicular. Las frases populares, los gestos, los
mitos, su vinculación con la ceguera, el enfrentamiento con 10 siniestro así parecen indicarlo. Debe haber aun más explicaciones que nos
permitan comprender cierta elusión que se hace del tema.
Quizá podamos aceptar sólo un mero desplazamiento del pene a
los testículos ocurrida en el proceso evolutivo para algunos sujetos.
He mencionado la posibilidad de falización de los mismos.
Pero creo posible que la fantasía del temor a la castración testicular adquiera características propias e individuales que nos invitan
a profundizar la investigación acerca de sus contenidos inconscientes,
teniendo como un objetivo el deslindar si las mismas se refieren a
una adquisición de significación diferente y una posible nueva inscripción en el psiquismo del individuo adulto para quien sus glándulas sexuales adquieren cierta preeminencia o paridad con el pene;
vinculándolo fundamentalmente con la capacidad procreativa y la
fantasía de contener en ellos el símbolo y la certeza de la masculinidad. Quizá la aparición de este tipo de material en un paciente nos
permita profundizar, en el sentido de las catáfilas de cebolla, desde
un contenido a otro, pasando por distintas sustituciones, a partir del
análisis de un contenido más manifiesto hasta el alcance de significantes más ocultos.
Resumen
En este ensayo el autor intenta aportar algunas ideas acerca de la castración,
partiendo de que el trabajo analítico consiste, entre otras cosas, en enfrentar
al sujeto con la castración a fin de poder entrar al orden simbólico.
Así hace un repaso de la teoría freudiana sobre el tema, señalando que
Freud pone el acento en el temor a la pérdida del pene en el varón durante
la primacía de la fase fálica.
Jaime P. Stubrin
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A partir de aquí trata de demostrar la ocurrencia de desplazamientos
posibles desde el pene hasta otras zonas y productos del cuerpo (ojos, dientes,
heces), objetos como la pérdida del chupete, temores a la integridad física
(accidentes, intervenciones quirúrgicas), etc., es decir, la vinculación entre
castración fálica y corte testicular.
Plantea así que la correlación entre pene y falo no es necesaria ni única.
Se cuestiona por qué no aparece en la literatura psicoanalítica la mención
del temor a la agresión y/o pérdida de los testículos, siendo que son tan
visibles como el pene y teniendo para el sujeto adulto un innegable valor
tanto físico como simbólico vinculado estrechamente a la potencia y la capacidad procreativa. El autor señala que el tema puede haber sido eludido por los
psicoanalistas tanto por adhesión a la teoría freudiana como por lo siniestro
que entraña el temor a perder los testículos.
Para sustentar sus ideas recurre a la fraseología popular sobre el tema, a
un ejemplo cinematográfico, a los mitos, a dos breves ejemplos clínicos, etc.
La tesis que sostiene es que así como en la etapa fálica aparece el temor a
la castración, es en la etapa genital cuando se daría la aparición de la ansiedad
de castración testicular.
Cree posible que la fantasía del temor a la castración testicular adquiere
características propias e individuales que invitan a profundizar la investigación
acerca de sus contenidos inconscientes hasta alcanzar significantes más ocultos.
Résumé
NOTES
AU SUJET DE LA CASTRATION
L'auteur essaye id d'aborder quelques idées au sujet de la castration. 11 se
fonde pour cela sur le fait que le travail analytique, parmi bien d'autres
choses, met le sujet face a face avec la castration dan s le but de pouvoir
entrer dans l'ordre symbolique.
C'est ainsi qu'une révision de ce sujet dan s la théorie freudienne est faite,
qui ont Iieu, a partir du pénis vers d'autres zones et d'autres produits du
tout en signalant que Freud souligne la crainte de perdre le pénis chez le
gareon au moment oü la phase phallique prend le dessus.
Par la suite, le travail essaye de démontrer qu'il existe certains déplacements
corps (les yeux, les dents, les excréments), vers des objets comme celui de la
tétine qui a dü étre abandonnée, des craintes quant a l'intégrité physique
(accidents, interventions chirurgicales), etc., c'est-á-dire, le rapport entre castration phallique et coupe testiculaire.
L'auteur estime a partir de cela, que la corrélation entre pénis et phallus
n'est ni unique ni nécessaire.
11 existe aussi une remise en question au sujet du fait que dans la littérature
psychanalytíque n'apparait pas la crainte a l'agression et/ou a la perte des
testicules malgré leur apparence (ils sont aussi visibles que le pénis) et malgré
qu'ils aient pour le sujet adulte une valeur certaine du point de vue physique
et dans l'ordre symbolique, ce qui par ailleurs est étroitement lié a la puissance et a la capacité procréative. L'auteur signale que le sujet peut avoir été
laissé de coté par les psychanalystes d'une part, par adhésion a la théorie
431
Notas acerca de la castración
freudienne et de l'autre, par l'inquiétante étrangeté qu'implique la crainte de
perdre les testicules.
Pour pouvoir fonder ces idées, le travail fait appel aux phrases populaires
qui se disent en relation a cela, a un exemple pris du cinéma, aux mythes,
a deux exemples cliniques brievement rapportés, etc.
L'hypothése de travail est que de la mérne facón que lors de l'étape phallique
apparait le fantasme de castratíon, c'est probablement lors de l'étape génitale
qu'apparatt l'anxiété de castration testiculaire.
Il serait done possible que la fantaisie de la peur de la castration testiculaire
prenne des caractéristiques propres et individuelles qui invitent a approfondir
les recherches concernant ses contenus inconscients jusqu'a pouvoir atteindre
des signifiants cachés,
Summary
..
NOTES
ABOUT CASTRATlON
In this essay the author intends to contribute with sorne ideas about castratíon, considering that the analytic work -among other things-, consists in
facing the subject with castration so as to enter the symbolic order.
Thus he revises the freudian theory about castration, pointing out that Freud
emphasizes the fear of penis loss in the boy during the primacy of the phallic
stage.
From here on he tries to demonstrate possible displacements from penis to
other zones and products of the body (eyes, teeth, faeces) , to other objects
such as the loss of the nipple, to fears related to physical integrity (accidents,
surgery) , etc., that is the relationship between phallic castration and testicular
cutting.
Therefore he sta tes that the correlation between penis and phallus is necessary nor unique.
He questions himself why is it that in the psychoanalitic litterature there is
no mention to the fear of aggression and or loss of the testicles, considering
they are so visible as penis itself and they have for the grown-up subject an
undeniable value both physical and symbolic, closely related to power and
procreative capacity. The author points out that the subject could have been
avoided by psychoanalysts in accordance with the freudian theory as well as
for the sinister character the fear of losing testicles has.
To support his ideas, the author resorts to popular phraseology, to an
example taken from the movies, to myths, to two short clinical cases, etc.
The thesis he sustains says, that in the same way as fear of castration
appears during the phallic stage, it is in the genital stage that fear of testicular
castration would appear,
The author thinks possible that phantasy of Iear of testicular castration
could have its own and particular characteristics which would encourage to
go deep into an investigation about its unconscious contents up to reach more
hidden significants.
4.32
Jaime P. Stubrin
Bibliografía
Baranger, Wi1ly: en Enciclopedia de psiquiatría. Vidal y otros, El Ateneo,
Buenos Aires.
Cárcamo, Celes: "La serpiente emplumada (Psicoanálisis de la religión mayaazteca y del sacrificio humano) ", REV. DE PSICOANÁLISIS, 1, 1, 1943.
Diccionario ilustrado de la lengua española. Sopena, 1954.
Enciclopedia británica.
Freud, Sigmund (1909): "Análisis de la fobia de un niño de cinco años".
A.E., X.
(1900): La interpretación de los sueños. A.E., V.
(1912-1913): Tótem y tabú. A.E., XIII.
(1919): "Lo ominoso". A.E., XVII.
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