Descargue el artículo del anuario 2016 sobre Burkina Faso

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IWGIA – EL MUNDO INDIGENA – 2016
BURKINA FASO
Según el 4º Censo General de Población y Vivienda (diciembre de 2006),
Burkina Faso tiene una población de 14.017.262 habitantes, que comprende
unos 60 diferentes grupos étnicos. Los pueblos indígenas son los pastoralistas peul (también llamados fulbe duroobe egga hoɗɗaaɓe o, más comúnmente, duroobe o egga hoɗɗaaɓe) y los tuareg. No existen estadísticas fiables sobre el número exacto de pastoralistas en Burkina Faso. Se encuentran en todo el país pero se concentran, especialmente, en las regiones del
norte de Séno, Soum, Baraboulé, Djibo, Liptaako, Yagha y Oudalan. Los peul
y los tuareg viven, generalmente, en áreas geográficamente aisladas, secas
y marginadas económicamente y son, a menudo, víctimas de abusos contra
los derechos humanos. Los pastoralistas nómadas de Burkina Faso, aunque
inocentes de cualquier delito, han sido objeto de numerosos actos de violencia: sus casas quemadas, sus pertenencias robadas, sus animales muertos
o desaparecidos, niños y ancianos asesinados, los cuerpos abandonados a
la descomposición y sus familias impedidas de poder recuperarlos.
En algunas regiones de Burkina Faso, los pastoralistas peul se están
convirtiendo, gradualmente, en sedentarios. Sin embargo, muchos siguen
siendo nómadas debido a las migraciones estacionales y los viajes de cientos de kilómetros a países vecinos, en particular Togo, Benin y Ghana. A diferencia de otros pueblos de Burkina Faso, los peul son pastoralistas nómadas cuyas vidas se rigen por las actividades necesarias para la supervivencia
de sus animales, y muchos de ellos rechazan, aún, cualquier actividad no
relacionada con la cría extensiva de ganado.
La Constitución de Burkina Faso no reconoce la existencia de pueblos
indígenas. Si bien garantiza la educación y la salud para todos, en la práctica, las poblaciones nómadas sólo gozan de estos derechos en una medida
muy limitada, debido a la falta de recursos e infraestructura adecuada. Burkina Faso votó a favor de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los
Derechos de los Pueblos Indígenas.
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Observatorio Nacional para Prevenir y
Gestionar Conflictos Comunitarios
L
as estadísticas indican que de los 2.471 casos de conflictos comunitarios registrados entre 2012 y 2014 en Burkina Faso, casi la mitad (49,5%) se dieron entre agricultores y pastoralistas, y el 29,3% fueron relativos a la tierra.1 2015 no fue una excepción: hubo numerosos conflictos que resultaron, a menudo, en muertes y, forzosamente, en el desplazamiento de los pastoralistas. Afortunadamente este año, debido a la
transición, el Estado de Burkina Faso aprobó un decreto sobre la creación, composición, funciones y funcionamiento de un Observatorio Nacional para Prevenir y Gestionar Conflictos Comunitarios. El objetivo de este observatorio es permitir a los diferentes
actores unir sus esfuerzos y crear una mayor conciencia y responsabilidad entre la población, con miras a una mejor prevención y gestión más pacífica de los conflictos.
La impunidad de los conflictos comunitarios
Al igual que en años anteriores, cientos de pastoralistas peul de Burkina Faso sufrieron extraordinaria violencia durante el año. Como de costumbre, los campos de pas-
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toreo fueron quemados y sus habitantes obligados a trasladarse a otro lugar. Al menos 800 pastoralistas peul fueron desplazados por la fuerza en 2015. Burkina Faso,
sin embargo, cuenta con suficientes leyes y textos reglamentarios para proteger los
derechos humanos de todos, incluyendo los pastoralistas peul.2 No obstante, estas
leyes y textos reglamentarios no sirven para protegerlos. Esto se debe a que, durante los conflictos comunitarios, la necesidad de preservar la paz social mediante el
diálogo, se privilegia, la mayoría de las veces, a costa de los derechos de las víctimas. Estas prácticas, de todos modos, no impiden que sus protagonistas participen
en conflictos posteriores.3
En Burkina Faso, los pastoralistas nómadas a menudo son atacados y asesinados con pleno conocimiento de las autoridades administrativas y las fuerzas de la ley
y el orden. Estas autoridades y fuerzas han demostrado siempre ser incapaces de
actuar en favor de la justicia de una manera oportuna. El sábado 6 de junio de 2015,
por ejemplo, unos pastoralistas nómadas fueron atacados en Tegsaba, un pueblo de
la comuna rural de Tougouri (provincia de Namentaga) a unos 60 km de Boulsa. El
hecho comenzó a partir de la sospecha de que algunos pastoralistas habían robado
animales domésticos de los agricultores. Lo que llevó a la escalada –si se cree en las
declaraciones de testigos– fue un ataque a un agricultor por parte de un pastoralista,
sorprendido en posesión de animales robados. En venganza, los agricultores exigieron vigorosamente la salida incondicional de los pastoralistas de la aldea. Se produjo
una cacería humana. El resultado: dos muertos y un herido grave que fue trasladado
al Hospital Kaya. Se quemaron casas y almacenes de grano. También fueron desplazadas un total de 113 personas, mientras que otras dos murieron, una de ellas apedreada.4 Las fuerzas de la ley y el orden se encontraban en el lugar pero, a pesar de
su determinación en salvar a los peul poniendo en riesgo su propia vida, no pudieron
hacer nada porque eran muy pocos y los refuerzos llegaron demasiado tarde.
El caso de impunidad más revelador, sin embargo, fue el de los ataques a campamentos peul en la provincia de Kompienga. El sábado 17 de enero de 2015, los
ataques sobre los campamentos de Tibadi, Folpodi, Diapienga y Mamanga dieron
como resultado un muerto, dos heridos, 520 desplazados y la quema de 119 cobertizos,
25 almacenes de grano, una moto y una bicicleta. De acuerdo con varias fuentes, estos
abusos fueron cometidos en venganza por numerosos ataques armados contra los
gourmantché, la población mayoritaria de la zona, por lo que los peul fueron presuntamente responsables. El más reciente, aparentemente, había tenido lugar el lunes 12
enero de ese año contra un gourmantché que recibió 12 disparos y heridas de machete
en la cabeza.5 Una vez más, sin embargo, no existe prueba tangible de que el autor
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haya sido un peul. Además, la violencia se produjo en pleno conocimiento de la administración como, prácticamente, en todos los demás enfrentamientos.
En abril de 2015, los pastoralistas peul fueron expulsados de su campamento en
Poug-Ciga donde habían vivido durante 107 años. Todas sus posesiones fueron saqueadas, simplemente porque la policía había liberado a un niño peul de doce años de
edad, acusado de robar 10 ovejas y una cabra.6 El campamento se encuentra a unos
50 km de Uagadugú, en las afueras de Ziniaré, el centro administrativo de la región
Plateau-Central. La versión del robo ya no parece creíble, y, sin embargo, algunos
pastoralistas desafortunados tuvieron que buscar refugio en la gendarmería de Ziniaré,
en tiendas de campaña.7 Finalmente, a finales de enero de 2016, y luego de 10 meses,
salieron de la gendarmería en busca de nuevas tierras, dejando atrás las de sus antepasados. La única culpa de estas personas fue vivir en Poug-Ziga, siendo peul.
Organización de los pastoralistas peul
Si bien existen numerosas asociaciones y organizaciones subregionales y regionales
que trabajan para promover la ganadería y el pastoralismo en Burkina Faso y en
África, ninguna de ellas parece interesada en la violencia que padecen los pastoralistas peul en Burkina Faso, a pesar de la existencia de un marco legal que debería
protegerlos.
En conclusión, 2015 no fue diferente a otros años en cuanto a la seguridad de los
pastoralistas nómadas. Debido a la creciente conciencia de su situación, un mayor
número de personas se está uniendo a las redes de pueblos indígenas, que están
emergiendo no sólo en torno a la ganadería sino también alrededor de las creencias
religiosas. Ahí está el centro de la cuestión, en esta parte del continente africano donde
aparecen las condiciones cada vez más favorables para el extremismo de todo tipo. 
Notas y referencias
1
2
Ministerio de Justicia, Derechos Humanos y Promoción Cívica, Rapport de l’étude sur l’état des
lieux des conflits communautaires au Burkina Faso, proyecto, junio de 2015.
Esto incluye: Ley No. 034-2012 /AN del 16 de junio de 2012, sobre reforma agraria, Ley No.
034-2002/AN del 14 de noviembre de 2002, que establece la guía sobre el pastoralismo en
Burkina Faso, Ley No. 034-2009/AN del 16 de junio de 2009, sobre el régimen de las tierras rurales, Ley No. 12-2014/AN del 22 de abril 2014 que proporciona orientación sobre la prevención
y gestión de riesgos, crisis humanitarias y desastres, Decreto No. 2007-032/PRES/PM/MATD
del 22 de enero de 2007 sobre la organización y funcionamiento de los consejos de desarrollo
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rural, Decreto No. 2012-263/PRES/PM/MATDS/MJ/MAH/MRA/MEDD/MEF del 3 de abril de
2012 que rige funciones, composición, organización y funcionamiento de la Comisión de Reconciliación de Tierras Comunales, Orden Conjunta No. 2000-31/MRA/AGRI/MEE/MEF/MATS/
MEM/MIHU del 21 de julio de 2000, sobre la resolución de las diferencias entre agricultores y
pastoralistas.
Ministerio de Justicia, Derechos Humanos y Promoción Cívica, Rapport de l’étude sur l’état des
lieux des conflits communautaires au Burkina Faso, plan preliminar, junio de 2015.
http://www.lobservateur.bf/index.php/societe/item/3980-conflit-agriculteurs-eleveurs-a-tougouri2-morts-et-de-nombreux-deplaces
Agencia de Información de Burkina Faso, JML-TAA.
“Les Peulhs, persona non grata, la gendarmerie s’explique”, Sidwaya No. 7907 del 4 de mayo de
2015.
Cabe recordar que, según algunas fuentes, el robo de animales fue el origen del conflicto y el
jefe de Ziga, a pesar de los intentos de reconciliación, no había podido prevenirlos. Ese mismo
día entró en vigor un ultimátum instando a los peul a abandonar la zona. (Agencia de Información de Burkina Faso).
Issa Diallo es investigador senior en el Centro Nacional de Investigación Científica y
Tecnológica en Uagadugú. Es, también, presidente de la Asociación para la Protección de los Derechos y la Promoción de la Diversidad Cultural de los Grupos Minoritarios (ADCPM), reconocida oficialmente, desde 2005, por el Gobierno de Burkina
Faso. El objetivo de la ADCPM es promover los derechos humanos y culturales, especialmente de personas pertenecientes a grupos minoritarios.
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