Rafael Alberti en Rusia y Rusia en Rafael Alberti o "La Arboleda más Perdida " Ella Braguinskaya Yo también quiero dejar constancia, como diría Pablo Neruda, de que he vivido... y mucho, muchísimo. Rafael Alberti, La Arboleda Perdida, Segunda Parte, libro 4. 1987. Primero: Quisiera aclarar, en primer lugar, el porqué del título que me he atrevido a escoger para mi comunicación. El caso es que hasta el presente nadie había desarrollado el tema al que hace referencia. Ni el mismo Rafael Alberti, gran poeta español del siglo XX, ni los estudiosos que han tratado su biografía y su obra. Yo, aún no teniendo el honor de pertenecer a la casta de los estudiosos, espero, por circunstancias especiales de mi biografía, aportar algo en la recreación de la imagen viva y real del Poeta, sin aspirar en ningún momento a entender y explicar su genialidad y su personalidad, porque los poetas son siempre seres misteriosos, imprevistos e inexplicables. Segundo: Confieso que elegí este tema dejándome llevar por las emociones. Al principio no me pareció que fuese nada complicado. Mejor dicho, no sospechaba lo que me esperaba. Después, avanzando en esta materia, me di cuenta de que generaba muchos interrogantes, dirigidos no sólo al Poeta sino a nosotros mismos. Son interrogantes malditos que todavía no tienen respuesta o, si las tienen, son respuestas amargas y dramáticas desde la perspectiva del presente, desde fines de siglo y; después de todos los cataclismos y desdichas que ha sufrido mi país, después del fracaso total de la ideología comunista, después del derrumbamiento de una de las mayores utopías del siglo XX. Tercero: He recopilado datos dispersos en nuestra prensa, en las publicaciones españolas, en las memorias de Rafael Alberti - el segundo libro de “La Arboleda Perdida” y en la “Memoria de la Melancolía “ de Maria Teresa León, “... librocomo escribe Alberti... que enlaza tantas veces y enmaraña sus ramas de mi Arboleda Perdida”, materiales sobre los datos, episodios, momentos y hechos relacionados con las estancias de Rafael Alberti en nuestro país y materiales sobre sus obras traducidas al ruso, sobre su recepción, su comprensión de Rusia. Mejor dicho, de los Alberti, pues casi siempre venían el Poeta y su esposa, la famosa “George Sand de Burgos” la hermosa María Teresa León. Si he decidido a hacerlo es porque hace muchos años (1966) tuve la inconmensurable fortuna de conocer personalmente al gran poeta Rafael Alberti, y después verlo varias veces en Rusia y en España, compartir sus viajes por las distintas tierras en aquel entonces soviéticas, conversar con él, con ese “poeta sonriente”, a veces muy en serio, viéndolo feliz o ensimismado, burlón o preocupado, tímido o travieso, porque tuve la suerte de participar en sus juegos teatralizados, graciosos, un poco infantiles y gozosos, y en sus divertidísimas burlas, en sus improvisaciones más inesperadas (como hacer carreras a lomos de una silla, hacer muecas increíbles, etc.)... Y mas aún porque conservo sus cartas de los años 60- 70, llenas de dibujos y adornos; conservo también muchas cartas firmadas por ambos, María Teresa y Rafael. En los años 60-70 mantuvimos una intensa correspondencia, los Alberti me escribían cartas amistosas y cariñosas, y creían ingenuamente que yo, persona a la que cuando ellos estaban presentes sonreían cariñosamente los jerarcas de La Unión de Escritores Soviéticos, podría ayudarles en varios asuntos relacionados con sus amigos o con las publicaciones de sus obras o enviarles algunos libros en español, sin tener idea alguna de que esos libros jamás habían sido traducidos al castellano. En cierta ocasión escribieron una carta a Fedin, por entonces presidente de la Unión de Escritores Soviéticos, expresando su deseo de invitarme a Roma y, por separado, la invitación para mí. Los comunistas occidentales no podían ni imaginar las condiciones reales de nuestra vida y las férreas leyes de nuestro régimen. Fedin, educadísimo, ni siquiera me lo comentó. Mis colegas se reían de mí y - ¡perdón! - de los Alberti, mientras tanto los Alberti me enviaban telegramas preguntando el día de mi llegada a Roma... Pero volvamos al tema que nos ocupa. Conservo también bellas dedicatorias del Poeta, dibujos en los libros de su poesía traducida al ruso, que contienen también algunas de mis traducciones de su prosa (por cierto, algunos de esos dibujos hicieron que se ruborizase el director de la editorial más importante del país en aquel tiempo ya lejano). Sabíamos perfectamente que Rafael Alberti era un pintor innato, pero no dejaba pasar oportunidad de decirme que no debía tomar sus dibujos por una nadería, que no era cosa decorativa, sino que detrás de ellos había muchos años de aprendizaje, mucha experiencia, mucha técnica y que a veces eran tanto o más importantes que las palabras. Afortunadamente, pues, conservo testimonios de su presencia en Rusia, que espero añadan algunos detalles valiosos para sus futuros biógrafos, y también guardo los dibujos del pintor Alberti, que tal vez un día puedan completar una edición de sus dibujos en España (¿Quién sabe?) Por supuesto es muy agradable para mí presumir de esos testimonios de amistad con Rafael Alberti, gloria de España, así como de las fotos que tengo en mi casa. El caso es que el Poeta estaba en aquellos tiempos más lejano de su mito que todos los poetas a los que tuve la suerte o la desgracia de conocer pues era, es, entrañable y gracioso, vital y extraordinariamente cautivador, sonriente y callado, y en aquellos años concedía, regalaba, su amistad y su afecto con una generosidad que era un prodigio increíble... Cuarto. Confieso que mi ponencia será inevitablemente una mescolanza de géneros y estilos, pues incluye mis modestos razonamientos, mis memorias, apuntes de carácter biográfico y bibliográfico y, tal vez, pequeños descubrimientos relacionados con la obra del Poeta y las traducciones rusas de su poesía. Al comunicar el título de mi colaboración a los ilustres organizadores de la II Conferencia de Hispanistas de Rusia lo primero que pensé fue: “ La verdad, pero, es que Rafael Alberti y su apasionada Maria Teresa León jamás estuvieron en Rusia, sino en otro país, llamado URSS con todos las emblemas y símbolos oficiales que esta abreviatura implicaba; que hace doce años parecía inquebrantable y hoy día, cuando todo nuestro ayer histórico de 73 años está por el suelo y despierta indignacion y pena, justas y merecidas, o burlas y chanzas, en su mayoria impertinentes y groseras. Probablemente Rafael Alberti y María Teresa León fuesen los primeros escritores españoles que visitaron la URSS. Realizaron su primer viaje en diciembre del 1932 gracias a la beca que les concedió la Junta de Ampliación de Estudios del Movimiento Teatral. Pero la beca no incluía un viaje a la Unión Soviética, que en aquel entonces no había sido aún reconocida por el Gobierno de la República Española. Y los Alberti iniciaron ese viaje a través de Inturist desde Berlín, inicialmente para ocho días. Posteriormente (según el testimonio del Poeta) la Unión Internacional de Escritores Revolucionarios invitó a los Alberti a que prolongasen su estancia en la Unión Soviética hasta dos meses. Alberti habla de su primer viaje a la Unión Soviética en la segunda parte de su "La Arboleda Perdida” (1987, Seix Barral). Son páginas bastante lacónicas, algunas anécdotas, sin apenas emociones (págs. 21 -24, 37) salvo una frase: “que fue por entonces como realizar un viaje del fondo de la noche al centro de la luz.” Mucho antes, en España y Rusia se habían publicado las páginas del “Diario de un Poeta en la URSS” ( en Rusia en 1934 y 1987; en España, en 1933) “La Luz” y el libro “Barrio de los profetas”, 1974. Por supuesto, la tonalidad del Diario no tiene nada que ver con la de las paginas de la “Arboleda Perdida”. "El Diario del Poeta” fue escrito por el hombre fascinado, hechizado, obsesionado más bien, por la idea de que en la tierra soviética se estaba forjando una Sociedad de hombres felices. Es muy difícil leer ahora este Diario eufórico, exaltado, escrito por el Poeta, por un don Quijote que veía lo que quería ver, lo que le apetecía ver. Le parecía verdadero, real, lo que le dibujaba su imaginación poética. Además hay que tener en cuenta que se trata de un diario escrito por un Poeta, un Utopista andaluz de los años de la República española. En su primer viaje a la URSS Rafael Alberti tuvo posibilidad de conocer a los célebres escritores rusos Aséyev, Svetlov, Kirsanov, Fadéyev, Pasternak, Vera Inber, Kaminski, Besimenski, y también a Lili y Iosif Brik, (en algunas publicaciones Rafael Alberti menciona a Babel y a Shólojov). Su primer intérprete y acompañante fue Fiodor Kellin, patriarca de los hispanistas rusos, uno de los primeros traductores de la poesía de Rafael Alberti. El Poeta escribe de él con gran cariño y agradecimiento. Los encuentros con los poetas, las visitas a sus casas hospitalarias, las fiestas con vino y canciones, los recitales en las fabricas y clubs le hicieron pensar sobre la posibilidad de preparar una antología de traducciones de poesía rusa. En Moscú, en 1933, Rafael Alberti traduce al español y publica después en el primer número de la revista madrileña “Octubre” (fundada por la Unión de los escritores revolucionarios y proletarios de España) el poema de Mijaíl Svetlov, “Granada, Granada, Granada mía”, el poema que ha tenido en mi país un destino raro e inexplicable, tiene su propia vida por haberse convertido en una canción romántica popular de varias generaciones. (En las viejas enciclopedias rusas el nombre de la famosa ciudad se escribe - Grenada, esta ortografía fue tradicional durante muchos años. El poeta Svetlov también tituló su poema “Grenada” y así lo cantan y así siguen escribiendo los viejos (“Cuéntame de tu viaje a Grenada” - me piden ahora mis viejos amigos). La traducción de “Grenada” hecha por Rafael Alberti aparece en la segunda parte de su Arboleda Perdida, con sus comentarios románticos y -perdón- divertidos para los lectores rusos. Alberti al ver a Mijaíl Svetlov, “con su mechón negro de gitano” lo convierte en un “cosaco de la estepa” , quien “cuando luchaba por liberar a su patria, Ucrania, de los blancos, al ir al asalto de una aldea se imaginó. que corría a la toma de Granada para darle la tierra a los campesinos andaluces...”. Mijaíl Svetlov, nacido en Ucrania en el seno de una familia judía, de ninguna manera podía ser un ”cosaco de estepa”, además Svetlov escribió su famoso poema en el año 1926 y en Moscú y según recuerda en sus memorias, durante un paseo matutino por la calle. En su primer viaje los Alberti pudieron ver y conocer a los famosos directores de algunos de los teatros soviéticos de aquella época. Alberti se quedó muy impresionado por Nemeróvich y Leonidov y sobre todo por Vsevolod Meyerhold y Aleksandr Tairov - dos figuras mundialmente conocidas, dos nombres para siempre, dos renovadores del arte teatral, dos hombres de trágico destino, dos víctimas del régimen totalitario, de algo que en aquellos años lejanos no podían sospechar ni Alberti ni ellos mismos. Es sabido que Alberti quedó entusiasmado con la “Tragedia Optimista” de Vsevolod Vishnevskiy en el famoso Teatro de Cámara del brillante innovador y vanguardista Tairov, que decidió escribir un drama para este teatro. Violando las reglas de la cronología quiero decir que muchos años después, en 1966, Rafael Alberti fue invitado al famoso teatro Taganka de Moscú y conoció a su director, Liubimov. Los Alberti asistieron, junto con su su amigo el poeta Yevtushenko, a “Diez días que conmovieron al mundo” y se quedaron impresionados por la interpretación escénica de esta obra. Pero recuerdo muy bien (pues era su traductora y acompañante) que Alberti, de repente, se quedó por un instante pensativo y, acto seguido, me dijo: “Ya había visto algo muy parecido a los experimentos artísticos del teatro semiprofesional TRAM y a las innovaciones aún más interesantes del insuperable Meyerhold.” En “Conversaciones con Rafael Alberti”, un libro muy interesante de José Miguel Velloso editado en España en 1977, el poeta, explicando al autor el porqué su famoso poema “Verte y no verte” y que empieza “Por el mar Negro un barco va a Rumania - el camino sin agua... Verte y no verte - yo lejos navegando - tu por la muerte...”, dice que se enteró de la muerte trágica del legendario torero Ignacio Sánchez Mejía por un amigo hispanista ruso, que se lo comunicó en el puerto de Odessa horas antes de embarcar en un barco italiano que lo llevaría a Italia. El hecho es, por sí solo, importantísimo para entender la relación entre estas palabras del famoso poema y la realidad, pues muchos piensan que el Mar Negro es un recurso de la imaginación del Poeta. Pero si he mencionado este libro es, en primer lugar, porque en él Alberti dice, muy de paso, cosas importantes para los estudiosos de sus relaciones con los intelectuales rusos, por ejemplo: Entonces surgió ese congreso de escritores allá lejos, en la Unión Soviética y yo fui de delegado por España. Yo había estado allá ya dos o tres veces (¿? el interrogante es de la autora de esta ponencia) y fue representando a ciertos escritores españoles que se interesaban por eso. Estuve allá, me acuerdo, con Aragon, con Malraux que fue la vedette del congreso, con Pasternack que tradujo muchas cosas mías y era un tipo realmente extraordinario, del que fui muy amigo, con Eisenstein, con Procofieff. Fue un congreso muy interesante. Después hicimos un viaje al sur... En este libro se reproduce un retrato de Boris Pasternak, tal vez como confirmación de las palabras del Poeta... Entre las personalidades más destacadas de la cultura rusa con las que trabaron amistad los Alberti en el Congreso de Escritores, celebrado en 1934 en la sala de las Columnas, figuran Serguéi Eisenstein y el compositor Prokófiev. En sus memorias, María Teresa León escribe, que después del Congreso viajaron al sur del país acompañados del famoso cineasta ruso: El otro recuerdo corresponde a la estremecedora escalinata que aparece en “El Acorazado Potemkin” Allí estaba sin estar el coche infantil a tumbos por las gradas y, en carne y hueso, junto a nosotros, el realizador de tan estupendo film. Dos ojos azules, pálidos, fulgurantes y fijos, una frente amplia, con arbolillos de pelo y la sonrisa grande, así era Sergio Miguel Eisenstein, cuando lo conocimos... La magnífica edición de la obra completa de Rafael Alberti (Madrid, Aguilar, 1988) recoge una foto de los Alberti en el balneario de Yalta (1934). En el breve ensayo dedicado a Maksim Gorki (venerado en la Europa de aquellos tiempos) escrito al poco de la celebración del I Congreso de los Escritores Soviéticos, Alberti expone con detalle y entusiasmo sus recuerdos del Congreso. Recientemente (en marzo del presente año de 1999) tuve la suerte de participar en el Congreso de hispanistas rusos en Granada, ciudad en la que pude adquirir el libro de Rafael Alberti “La primera imagen de...” editado en 1999. Me asombró encontrar en este libro de mi tan profundamente estimado Poeta “La primera imagen de Gorki...” donde Alberti, embelesado por los discursos de los escritores (sinceros, en su mayoría), la envergadura de aquella escenificación teatral que fue el Congreso, las lágrimas de emoción de Gorki, escritor ruso numero uno del momento, escribe mil maravillas sobre los cambios que en aquella época se produjeron en nuestra cultura. Hacía ya muchos años que Alberti se había dejado de ilusiones al respecto y, hoy en día, esas palabras suyas hieren el oído, porque parece imposible que el Poeta hubiese podido escribir semejante cosa en los años 50... Sea como fuere, en aquel Congreso Rafael Alberti pronunció un discurso revolucionario en el que felicitaba a los escritores rusos en nombre de la España progresista. En las memorias de María Teresa León, en la parte referida a aquel Congreso podemos encontrar el mismo énfasis, algo mezclado con la coquetería de la mujer bella (Las referencias al ramo de flores que le regaló Gorki, el vals con Voroshilov etc.) Cuando los Alberti visitaron nuestro país en el trágico año 1937 ( año en que el terror alcanzó unas dimensiones sin precedentes) fueron recibidos a nivel gubernamental. La prensa cubrió sus desplazamientos y sus visitas en Leningrado y en Moscú: “ Acaban de llegar... acaban de salir; … estuvieron en el espectáculo “El rey Lear” en el Teatro Hebreo... El Teatro Bolshói, recitales aquí, recitales allá”. Y la apoteosis: el encuentro con Stalin, que se prolongó por espacio de más de dos horas en el Kremlin. La prensa soviética del 37 reflejó esta entrevista histórica sin entrar en los detalles y motivos de la visita de Alberti. Los periódicos centrales del país publicaron las impresiones de los Alberti y sus palabras del agradecimiento a Stalin por su hospitalidad y comprensión. En sus memorias Rafael Alberti se limita a mencionar el nombre del Dictador junto al de otros aquellos “que movieron el mundo”. (pág. 346. En su “Resumen Autobiográfico” (primer tomo de su Obra Completa, Madrid, 1988) dice, en pocas palabras, que había viajado a la Unión Soviética para “invitar a los delegados” al II Congreso Internacional de Escritores, que "se celebrará en Madrid, Valencia y Barcelona”... (se trata del Congreso de 1937) y una frase muy breve, sin mayor desarrollo: “Entrevista con Stalin”. Sin embargo, María Teresa León dedica a la larga entrevista con Stalin tres páginas en sus “Memorias de la melancolía” publicadas más tarde, en 1970 (¡!). Le agradezo desde aquí a María Teresa su franqueza (aunque no total) puesto que esas páginas permiten al lector no avisado entender que en el ambiente de la guerra civil española tan despiadada y dura, para los Alberti, para los republicanos y comunistas era sumamente importante recibir el apoyo del gobierno soviético en todos los aspectos. Los Alberti querían que al Congreso asistiesen los escritores de todo el mundo. “...que vengan y vean...” Y necesitaban aclarar la perspectiva de la presencia en este Congreso de los escritores soviéticos, sabiendo que “Stalin tenia una cierta reserva en dejar ir a los escritores soviéticos a un congreso, donde iba a ir el “renegado” de André Gide” que escribió un libro Retour de la URSS..”. Stalin dio su supremo permiso para que viajase un grupo de escritores, entre los cuales figuraban Erenburg, Alekséi Tolstói, M. Koltsov, Vs. Vishnevskiy, por supuesto F. Kellin y otros. Para los jóvenes de hoy es imposible entender aquel ambiente de las autorizaciones y las prohibiciones, una situación en la que absolutamente todo dependía de la voluntad del dictador, de los jerarcas del partido. Y no son, desgraciadamente, tiempos tan lejanos en la historia de mi país. Rafael Alberti, el poeta carismático y apasionado estuvo en la URSS muchas veces, posiblemente más que ningún otro escritor español. Hay muchos testimonios de sus visitas, dispersados en nuestra prensa, ya cubierta del polvo del tiempo. No quiero aquí hacer algo parecido a un mapa literario del Poeta en Rusia (aunque seria interesante y posible hacerlo en futuro). Los Alberti solían ser invitados a los festejos culturales más importantes, a los Congresos de escritores, reuniones de artistas, y no sólo en Moscú sino en distintas repúblicas de la URSS. Cuando el Poeta no podía venir, lo hacía María Teresa. El nombre de Rafael Alberti ha sido durante muchos años uno de los más conocidos y atractivos en Rusia. Se convirtió en uno de los símbolos de la España republicana, del primer país que hizo frente al fascismo alemán e italiano. Sus poemas, sus entrevistas, sus discursos traducidos al ruso y a otros idiomas de las ex repúblicas de la ex URSS fueron publicados en las revistas más prestigiosas. En 1964 fue invitado a las ceremonias de conmemoración del 150 aniversario del nacimiento del gran poeta ucraniano Tarás Shevchenko, siendo Vidas Siliunas, nuestro ilustre doctor, quien le acompañó en aquella, y que podría - espero- recordar cosas interesantes sobre su viaje. Yo tuve oportunidad de oír el brillante discurso de Rafael cuando recibió el Premio Lenin en 1965 en el Kremlin, así como otros discursos, intervenciones y recitales. Sí , Rafael Alberti, un poeta que estaba en la lucha política desde sus años estudiantiles, que tomo una inequívoca postura política en aquellos años, era uno de los Grandes de nuestro siglo, de aquellos Grandes profundamente hechizados, fascinados por su propio mito, prisioneros de su propio sueño de encontrar y ver la Tierra Prometida. Compartieron esa fe firme y profunda en el futuro luminoso las figuras más destacadas de la primera mitad del siglo XX. ¡Dios mío, qué nombres...!: Neruda, Picasso, Alberti, Malraux, Bernard Shaw, Aragon, Antonio Machado, Roman Rolland, Anderssen-Nexo, Feuchtwanger...Todos estaban absoluta y literalmente hechizados ... Y en mi país había gente que sabía alimentar este hechizo, mostrándoles una realidad virtual que casi no tenía nada que ver con la realidad verdadera. Así, en cierta manera puede decirse que Alberti nunca estuvo en la URSS, sino en un país virtual. Y con la “ayuda” de sus amigos soviéticos, que durante muchos años también creyeron ciegamente en tan bella Utopía, el Poeta, al igual que los otros Grandes de nuestro siglo arriba mencionados arriba, presentaba a España y a Occidente una imagen bella y ilusoria de nuestro país, la imagen de su sueño. Escribiendo todo esto estoy muy lejos de censurarlo, de ironizar. Seria una blasfemia y una falta total de comprensión de lo que es el Aire del Tiempo y el Espacio del Tiempo. (En el caso de Rafael Alberti, uno de los mejores poetas de España del siglo XX - era no solamente espacio ruso sino también espacio español). Sea como fuere, es doloroso leer este tan amargo drama, el personificado por hombres que fueron o son según la bella expresión de nuestro genio ruso Pasternak “expresión y justificación de nuestro siglo.” Muchos de aquellos encandilados y fascinados románticos consiguieron, con los años, entender la realidad; otros murieron sin tener el tiempo para quitarse la venda de sus ojos. Pienso que este fenómeno está esperando a historiadores y psicólogos que, tal vez, algún día consigan explicarlo... Rafael Alberti, un romántico, un convencido comunista español, el “Poeta en la calle” era uno de los más fieles y tal vez más sinceros amigos de la Unión Soviética y ahora estos ex amigos de la ex URSS son el blanco fácil de distintas versiones bastante arbitrarias. La retrospectiva a veces da posibilidades de ver muchas cosas mas claro, pero a veces permite las desfiguraciones o mejor decir las simplificaciones, lo que es más grave. En eso pensaba yo, leyendo el interesante y revelador artículo del renombrado literato Rubashkin en la prestigiosa revista literaria “Novy Mir,” (Nº 3,1993), con un título muy elocuente: “Corren rumores de que el dinero de Moscú...”. Incluye la publicación de la correspondencia de Iliá Erenburg entre 1935 y 1937 (a propósito, uno de los iniciadores de la fundación de La Alianza Internacional de los escritores en defensa de la Cultura y, junto con el periodista ruso Mijaíl Koltsov, miembro de la Junta Directiva de dicha organización) a su amigo, o tal vez enemigo, Koltsov respecto al proceso de la organización de los denominados Congresos Internacionales en defensa de la Cultura, cuyos guiones debían ser preparados en Moscú y cuyos planes ideológicos eran muy ambiciosos. El epílogo de la mencionada publicación fue escrito por Yuri Kublanovsky, poeta contemporáneo de gran talento, que califica a Erenburg de “agente de influencia”,“Ojo de Moscú” y que, según los argumentos de Kublanovsky “adaptado al ambiente occidental” convertía estos amigos prestigiosos en una especie de almohada de aire para propagar ideas comunistas en Occidente. Erenburg no es mi escritor preferido y nunca fui admiradora suya, pero en cualquier caso, debo decir que es cierto el refrán de “el perro vivo es mejor que el león muerto”. Me refiero a este refrán, no solo pensando en el papel histórico de Iliá Erenburg, a quien Rafael Alberti dedicó un poema, y al que quería sinceramente como a un amigo entrañable y cuya muerte lloró de todo corazón. Ni siquiera en el bastante sospechoso papel de Mijaíl Koltsov, (a quien Alberti también dedica palabras cariñosas en sus publicaciones) y que posteriormente sería fusilado por Stalin. Pensaba mas bien, que las verdades a veces son muy simples o involuntariamente simplificadas. No es el momento de profundizar en este doloroso y delicado tema, pero sí sería injusto y imperdonable excedernos en la afirmación de algo que hoy en día se interpreta con demasiada ligereza como intereses creados políticos o personales, tanto en Occidente como en mi país, donde ahora hay muchos intelectuales, cortos de memoria y olvidadizos, que aprovechan cualquiera posibilidad para denostar, ofender o humillar a los artistas, poetas y escritores occidentales, a los que se solía llamar antes ”amigos de la Unión Soviética”, o a sus propios intelectuales y escritores, incluyendo a Gorki, Mayakovsky y otros, sin tomarse el trabajo de pensar en el papel de las Utopías en la historia de la Humanidad ni en las Obsesiones por materializarlas en el Reino de este Mundo... Una feliz casualidad quiso que me tocase acompañar a Rafael Alberti y María Teresa León cuando fueron invitados al 800 aniversario de un poeta georgiano algo mítico, Shotá Rustaveli. Las fiestas georgianas son algo especial, fantástico y desbordante, llenas de música, de colores, de bailes, de vino, de comida y de los brindis más sofisticados, poéticos e ingeniosos. La Fiesta dedicada a Rustaveli fue todo eso pero elevada a potencias increíbles, dionisíacas. Espero que en nuestros archivos se haya conservado el documental gráfico dedicado a esta fiesta, en el que Rafael Alberti, el invitado número uno bailó la danza “lesguinka” con una doncella de una belleza divina en la falda de una montaña. Podría contar mucho sobre el Poeta en esta fiesta, que incluso para él fue algo insólito. Lo que me impresionó más fue, no obstante, fue su ligera timidez ante aquellas multitudes de hombres y mujeres que acudían a las plazas de armas para participar en el festejo nacional, algo nacionalista y desmesurado. En una ciudad de las montañas, en el acto solemne de la inauguración del monumento a Rustaveli, el gran orador Rafael Alberti parecía apocado, como si estuviese fuera del tiempo e intuyese que tal vez no era el momento oportuno para pronunciar los discursos del "Poeta en la Calle" ( me dijo, en voz baja: "Ella, no sé qué decir". Yo estaba muerta de miedo y los organizadores, preocupados, con las cejas levantadas, pero después de una pausa algo prolongada dijo unas pocas palabras, bellas, penetrantes y sencillas sin protestar contra nada y contra nadie. Yo vi con mis propios ojos como Rafael Alberti, en aquel entonces, escribía y rescribía con antelación sus intervenciones destinadas a actos oficiales. Tengo un borrador del Poeta donde, con lápiz rojo, escribió tres borradores de un discurso con motivo del centenario del nacimiento de Gorki... A quienes tuvimos la fortuna de estar cerca del Poeta nos maravillaba su capacidad de convertir cualquier acontecimiento en una fiesta, en un juego gracioso y divertido. Había que haberlo visto con unos escritores latinoamericanos y con José María Castellet en el estrecho camarote del barco “Gógol” jugando, extasiados, y profiriendo gritos como si fuesen niños pequeños, a algo parecido a nuestro juego infantil de prendas o de adivinanza de palabras. Fue en el año 1967, rumbo a la ciudad de Gorki para celebrar el centenario de Maksim Gorki (En este viaje yo acompañaba a los Alberti ya por su petición personal) No puedo resistirme a la tentación de contar la historia de la gata Marusia, que me regaló el Poeta en Moscú. "Quiero regalarte algo vivo" - dijo y se fue en un coche negro oficial al famoso Mercado de Pájaros de Moscú. Yo, horrorizada, el Poeta, feliz y contento. Alberti compró un gatito de tres colores y una hora después organizó un banquete en el Hotel Ucrania con su amigo de entonces, el poeta Yevtushenko, quien a su vez invitó al escritor Aksiónov. Era algo así como el bautizo de la gatita, que hacía acto de presencia en el centro de la mesa. Alberti me dijo entonces: "Cuídala bien, pues es mi alma, si algo grave pasa con ella, lo mismo me pasará a mí..." Omito cien paginas de este banquete y doscientas páginas de cómo cuidamos a nuestra adorada gata Marusia. La pobre vivió 14 años y murió en 1983. El Poeta, gracias a Dios, vive y seguro que se ha olvidado ya por completo de una historia que me costó muchos nervios y al mismo tiempo me dio mucha felicidad... Pero recuerdo también a un Rafael Alberti triste, preocupado, ensimismado, mejor dicho, el Alberti que visitó Rusia en 1977. Una delegación del Partido Comunista de España fue invitada a los festejos con motivo del 60 aniversario de la Revolución de Octubre. Rafael Alberti era uno de los miembros de la delegación. Es ya la época del eurocomunismo: ya no se concede la palabra a Santiago Carrillo. Era el mismo Rafael Alberti el que recitaba, fantástica y maravillosamente, incomparablemente “Los ojos de Picasso” en el Centro Español de Moscú. Pero era también otro Alberti, el que declinó una invitación de los jerarcas de la Unión de Escritores a asistir a un almuerzo oficial, alegando que no acudiría si no eran invitados sus amigos de siempre: su traductor Tomashevsky, su amigo y editor el traductor Valery Stolbov (fallecidos ya ambos) y una servidora de ustedes... Es un Alberti que habla ya con amargura de muchas cosas de la realidad rusa de entonces. Es imposible en esta ponencia abarcarlo todo, siquiera la tercera parte de ese todo. Pero no puedo dejar de mencionar la amistad del Poeta y La Biblioteca Estatal de Literatura Extranjera, que ahora lleva el nombre de su fundadora, Margarita Rudomino. Alberti y María Teresa León visitaron la biblioteca en 1967 , y al ver cuántos libros suyos había en los catálogos, cuántos libros en español había en los depósitos, se quedaron prendados de esa biblioteca y de su directora Margarita Rudomino con quien mantendrían una larga e intensa correspondencia (Conservo fotografías de los protagonistas de esta historia tan bonita). Los Alberti no sólo enviaban cartas sino también libros suyos y de sus amigos. Yo he trabajado muchísimos años en la mencionada Biblioteca, y participé en la organización de exposiciones y veladas literarias dedicadas a Rafael Alberti y la cultura española. Otro momento muy importante que quisiera subrayar hablando de Rafael Alberti en Rusia. En el ahora lejano año1935 Alberti envió una carta a Fiodor Kellin. Acompañaba la carta una fotografía de tres personas y, en el reverso, las siguientes líneas: “Querido Kellin el que está con nosotros en el café es Federico García Lorca. Él tiene mucha ilusión de ir a Rusia y conocerla. Envíale la traducción de su poema y escríbele a este domicilio: Madrid, Alcalá, 102. Un gran abrazo” Y tres firmas... Es el origen de la irrupción de Lorca en Rusia, puesto que a raíz de esa carta Kellin y Vigodsky empezaron a traducir los poemas del poeta granadino. Las primeras traducciones, pero, aparecieron sólo después de la muerte del poeta. Hoy podemos decir que Lorca es el poeta más conocido, más admirado y más editado en Rusia de todos los poetas de España y América Latina. Es un tema especial que tiene muchas explicaciones y también tiene sus interrogantes. Pero vuelvo a decir que Rafael Alberti fue el primer mensajero de Lorca en Rusia. Releyendo cartas de María Teresa León (y son muchas las que conservo) he recordado cómo en 1966 los Alberti intentaron arreglar una cuestión relativa a un documental italiano sobre García Lorca, de forma que nuestra televisión estatal lo adquiriese para su emisión. Los Alberti estaban entusiasmados con esta posibilidad y yo vi en un taller de la televisión aquella película. He de reconocer que desconozco qué habrá sido de ella. De las cartas de María Teresa se sigue que nuestros funcionarios se quedaron con la película sin pagar la cantidad necesaria. Retrocediendo en el pasado quiero decir que en el año 1939 Rafael Alberti envió a Rusia el discurso que pronunció en la Alianza de los Intelectuales Antifascistas con motivo del segundo aniversario del asesinato de García Lorca. El discurso fue traducido al ruso por nuestro famoso traductor Nikolái Liubimov y publicado en la revista “Crítico literario” Nº 3, de 1939 Unas palabras sobre las traducciones y los traductores de la extensa obra del gran Rafael Alberti. Tengo las fotocopias de las portadas y contraportadas de siete ediciones en ruso de la obra Alberti. Aquí las pueden ver... Desde el primer libro de traducciones de 1934, Campesinos españoles, publicado en redacción de Eduard Bagritski, hasta el último, Obra escogida, de 1977. Además hay muchas selecciones de la poesía de Alberti publicadas en revistas literarias y en la prensa periódica. Las primeras traducciones datan de 1933. La primera, el poema “ Hijos de Extremadura” fue traducido por la poetisa Adalis. En realidad, según nuestra bibliografía, las primeras traducciones fueron obra de Iosif Brik, marido de Lilia Brik, a quien Alberti envió dos manuscritos de sus poemas revolucionarios. Muchos poetas de renombre tradujeron a Rafael Alberti: Svetlov, Yuna Moritz, Kornieiev, David Samoilov... Pero hay un caso singular en la historia de las traducciones de la obra de Alberti que podría y debería ser objeto de un estudio especial. El caso es que uno de los primeros traductores del gran Alberti fue el gran Pasternak, como subrayaría el poeta español, no sin orgullo, en “Conversaciones con Rafael Alberti”. Las traducciones de Pasternak que conoció personalmente a Rafael Alberti aparecieron por primera vez en la revista literaria “Treinta días” en el año 1938. Eran cuatro poemas: “A Federico García Lorca,” "Pregón", “Torre de Iznajar”, “San Rafael”. Un quinto poema, “Monte del Pardo” fue publicado en la revista “Noviy Mir” (1938, Nº 8). Vale la pena hojear estas revistas, ya amarillentas y con los nombres tachados por la censura. En la revista “Treinta días” los nombres de Pasternak y Rafael Alberti figuran en el índice, pero las páginas fueron arrancadas cuando Pasternak cayó en desgracia. Con los años, las traducciones de Pasternak, incluyendo dos o tres más, fueron publicadas en todas las ediciones de Rafael Alberti en ruso. Me voy a atrever a decir algo herético con relación a las traducciones de Pasternak, pues son poemas brillantes e independientes, sobre todo “ El Pregón” donde el traductor se basa en la melodía, pero pierde toda la riqueza de colores del texto original escrito por un poeta-pintor. Creo que las mejores traducciones de Alberti al ruso son las de nuestros poetas hispanistas Valeri Stolbov, Ovadi Savich, Levik, Mijaíl Donskói (todos ellos ya fallecidos), a Serguéi Goncharenko, a Boris Dubin, Pavel Grushkó, Natalia Trauberg (drama) y Gorskaya. También debemos recordar con profundo cariño y admiración a Perla Glasova, ya difunta, de San Petersburgo, brillante traductora y comentarista de” La Arboleda Perdida”(primera parte) Sus comentarios al libro, hechos con ayuda de Rafael Alberti, son un ejemplo de un meticuloso trabajo de una erudita. Lo único que me preocupa es la traducción del título: en ruso, su propuesta de “•••••••••• ••••” suena como “extraviada”, “ escondida” y no transmite, en mi opinión el sentido de “ La Arboleda Perdida”, es decir, aquella que pierde poco a poco las hojas de sus árboles. En total, durante todos estos años y desde 1933 hasta hoy se han editado siete recopilaciones de la obra de Rafael Alberti. El mérito principal es el de Valeri Stolbov, un editor enamorado de la poesía española. La antología más completa de Rafael Alberti fue editada en Moscú en el año 1977. En mi opinión, es el mejor y más bonito libro ruso de Rafael Alberti, y la publicación de ese libro esta ligada a una anécdota. El célebre pintor Medvediev, que debía ilustrar la Obra escogida de Alberti me pidió que le enseñase las cartas del Poeta, y, sin decirme nada, eligió una de ellas como motivo de la portada y contraportada. El ingenioso ilustrador cambió el lo blanco de la carta por el rojo y el azul, obteniendo un resultado muy interesante. Más tarde, cuando Alberti se encontraba en Moscú, le enseñamos el libro. Alberti quedó satisfecho y, sonriendo, me dijo: "Te mandaré otras cartas y que hagan un nuevo libro". Fue una broma muy atinada, en el estilo de Alberti. Pero desde entonces han pasado los años y no hay nuevas ediciones de Alberti en ruso. Faltan ediciones de su maravillosa prosa, de la segunda parte de "La Arboleda Perdida", tampoco se ha hecho un estudio serio de su obra, ni nuevas traducciones de la poesía de uno de los mejores poetas de España. Es una lástima. Y creo que, juntos, deberíamos reflexionar al respecto. Gracias.