ingenio - Universidad de Sevilla

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1er cuatrimestre 2000
NÚMERO 12
INGENIO
BOLETÍN INFORMATIVO DE LA ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOS DE LA ESCUELA SUPERIOR DE INGENIEROS DE SEVILLA
Ingeniería portuaria
INGENIO
2
Lista de correo
Web de la Asociación
Las páginas web de la Asociación, que ya han sido
visitadas por una gran cantidad de asociados, os proporcionan toda la información que necesitáis conocer
acerca de la Asociación. En particular, la página de
próximos actos, periódicamente actualizada, os informa puntualmente de las actividades a desarrollar en
fechas próximas, mientras que en el álbum fotográfico podéis contemplar -y copiar, si queréis- las fotos
de los actos realizados. Además, tenéis la versión
electrónica de Ingenio, donde podéis consultar todos
los artículos aparecidos en la revista desde el número
1 hasta el actual.
La lista de correo de la Asociación os permite recibir
puntual información de todos los actos que se vayan
a celebrar. Si queréis suscribiros a la lista, y recibir
por correo electrónico esta información, sólo tenéis
que mandar un mensaje a la dirección [email protected],
indicando en la cabecera del mismo “Suscripción a la
lista de correo de Antiguos Alumnos”. Inmediatamente recibiréis un mensaje de bienvenida a la lista, con
información útil acerca de la misma, y comenzaréis a
recibir puntual información de los actos que se vayan
organizando.
Colabora con tu revista
La revista es de todos. Colabora con nosotros para hacerla más útil e interesante. Puedes escribir un artículo
sobre cualquier tema que creas que pueda resultar interesante para el resto de los asociados. También puedes
aprovechar estas páginas para comunicarte con tus compañeros: informar de la celebración de actividades, intercambiar opiniones o debatir cuestiones de actualidad.
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ingenio
Número 12 - 1er cuatrimestre 2000
Director
José Mariano González Romano
Colaboradores
José Guerra - Francisco Muñoz
Editado por la
Asociación de Antiguos Alumnos
de la Escuela Superior de Ingenieros de Sevilla
Escuela Superior de Ingenieros
Camino de los Descubrimientos s/n
Isla de La Cartuja. 41092 SEVILLA
Teléfono: 954 486 121 - Fax: 954 463 153
E-mail: [email protected]
Web: http://www.esi.us.es/ANT
Ingenio no suscribe necesariamente
las opiniones expresadas por sus colaboradores
3
INGENIO
PRESENTACIÓN
Estimados compañeros:
En esta revista que tenéis entre vuestras manos
podéis encontrar un excelente artículo que de la mano
de D. Javier Aracil nos invita a pensar acerca de la
identidad del ingeniero. Os recomendamos que lo leais
con detenimiento, ya que contiene unas interesantes
reflexiones sobre el sentido de nuestra profesión y sobre el papel que deberá desempeñar en el futuro.
En otro orden de cosas, continuamos con la serie emprendida en el número anterior sobre actividades
singulares realizadas por los ingenieros. Tras el primer
artículo dedicado a la ingeniería en los Parques Temáticos nos embarcamos en esta ocasión en uno dedicado a las labores de un ingeniero en el Puerto de Sevilla.
En lo que se refiere a reportajes de las actividades de la Asociación durante estos últimos meses, os
ofrecemos uno muy interesante sobre la visita técnica
realizada a la Central de Bombeo Tajo de la Encantada, en Málaga. Nuestro anfitrión en la visita ha tenido a
bien recordarnos la utilidad y los fundamentos de este
tipo de instalaciones, tan importantes para la regulación de los sistemas eléctricos.
○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○
También os damos cuenta de la celebración de
la última Asamblea General y de otros actos de interés que podéis leer en la sección de noticias. En esta
sección podéis encontrar información acerca de unas
sesiones organizadas por la Biblioteca de la Escuela
bajo el título «Fuentes de Información en Ingeniería», a
las que todos estamos invitados a acudir, y de las que
os hablaremos con mayor detalle en un número posterior de la revista Ingenio.
Por último, seguimos con el repaso a los Planes de Estudios de la Escuela, abordando el correspondiente a la titulación de Ingeniería Química, titulación de cinco años recientemente implantada y sobre
la que os ofrecemos todos los detalles relevantes.
Esperando que la información que os ofrecemos
en este número sea de vuestro interés, recibid un cordial saludo.
Mariano González
Director
Sumario
6 Un ingeniero industrial en 12
el Puerto de Sevilla
Dentro de la serie que nos muestra la amplia
variedad de actividades desempeñadas por los
ingenieros en empresas de muy diversos sectores, nuestro compañero Francisco Javier Pedregal nos describe las funciones de un ingeniero
en el Puerto de Sevilla.
9 Visita a la central de
bombeo Tajo de la Encantada
La visita técnica de este cuatrimestre nos llevó a
la central de bombeo Tajo de la Encantada, en
Málaga. El responsable de las instalaciones nos
recuerda en este reportaje el fundamento de
este tipo de centrales y nos describe las principales características de ésta en particular.
○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○
Reflexiones sobre la
identidad del Ingeniero
Este curso comenzará a impartirse en la Escuela la nueva asignatura «Metodología e Historia de
la Ingeniería». Las bases de esta asignatura se
sentaron en un seminario desarrollado el curso
pasado, y en el cual se debatió sobre las
relaciones entre la Ingeniería y la Ciencia. El
responsable de la asignatura, D. Javier Aracil,
nos ofrece sus reflexiones sobre la identidad de
nuestra profesión.
22
El Plan de Estudios de
Ingeniería Química
Nueva entrega de la serie dedicada a los nuevos
planes de estudios de la Escuela, dedicada en
esta ocasión a los de Ingeniería Química.
INGENIO
4
PROMOCIÓN XXI
Bago Sotillo, Rafael Ángel
Barrero García, Federico José
Belamán Cubero, José Luis
Berenguel Soria, Manuel
Bernal Domínguez, Antonio
Bernárdez Moya, Eloy
Blanco Orozco, Mariano
Calderón García-Diego, Fernando J.
Caro Barreda, Francisco Javier
Chanivet Zaldívar, Pedro Luis
Chávez Orzáez, Jorge
Cobo Padilla, Ramón Miguel
de Navascués Fernández-Victorio, Juan
Díaz Luna, Francisco
Domínguez Borge, Juan
Domínguez Hernández, Alfonso
Esteban Romero, Antonio Mariano
Fernández Anguita, Jorge
Fernández González, Francisco
Fernández Vega, Francisco José
Asociación
Fornés Rumbao, José Manuel
Fuentes Jara, Miguel Ángel
Grande Pizarro, Alfonso
Gutiérrez Pérez, Francisco Javier
Hurtado Ortiz, Juan Antonio
Jiménez Vela, Rafael
Linares Barrera, Mª Inmaculada
López de Garayo Salcedo, Encarnación
López Suero, María Teresa
López-Escobar Beares, Carlos
Manzanares Abasolo, Aránzazu
Martín García, Juan Andrés
Martín Gentles, Roberto J.
Martínez García, Domingo
Martínez Prietpo, Miguel
Martínez Romero, Francisco José
Mora Jiménez, José Luis
Muñoz Alfonso, Juan José
Ortega Rodríguez, Miguel
Palacio Pérez, Jaime E.
Noticias de la Asociación
Conferencia sobre Velázquez
Con motivo de la exposición conmemorativa del cuarto
centenario del nacimiento en Sevilla de Diego Velázquez,
la Asociación organizó una conferencia titulada Velázquez
en Sevilla, en la cual D. Enrique Pareja nos habló sobre las claves de la exposición y sobre la pintura de
Velázquez en su etapa sevillana.
I Premio Ingenio de narrativa
La Asociación ha convocado un premio de narrativa entre
los alumnos de la Escuela. Los trabajos versarán sobre
temas relacionados con la ingeniería en general y los
mejores de ellos serán publicados en esta revista.
Fuentes de información en Ingeniería
La Biblioteca de la ESI está organizando varias sesiones
sobre Fuentes de Información en Ingeniería. En dichas
sesiones se enseñará cómo realizar búsquedas en las
bases de datos fundamentales para la ingeniería, disponibles bien en la propia Biblioteca o bien a través de
Internet. Todos los asociados estamos invitados a estas
sesiones, de cuyas fechas de celebración os daremos
cuenta oportunamente.
Cata de Vinos
En el mes de noviembre se organizó una nueva Cata de
Vinos, que como en anteriores ocasiones resultó un éxi-
Pérez Arbizu, Augusto
Pérez García de Prado, Juan
Piqueras Ramírez, Enrique
Quirós Reyes, José Francisco
Ramos Méndez, J. Augusto
Ríos Villegas, Isabel
Rodríguez Barea, Francisco
Rodríguez Pérez, Enrique
Rodríguez Pérez, José Manuel
Rosendo Macías, José Antonio
Ruiz Manso, Luis Alberto
Sánchez Domínguez, Urbano Jesús
Saquete Garbajosa, Ernesto
Somé Carrillo, Antonio
Torres Ramos, José Manuel
Vara Ganuza, Eduardo Luis
Vázquez Montero, José Miguel
Zafra Ibáñez, Antonio Jesús
Noticias de la Asociación
Noticias
to de público. El acto consistió en una breve introducción
teórica a la técnica de la cata y una posterior puesta en
práctica con cinco excelentes vinos.
La Asociación en la red
Os recordamos que en la página web de la Asociación
podéis encontrar servicios tales como ofertas de trabajo,
información sobre próximos actos y la propia revista Ingenio. Tenemos en proyecto la mejora y ampliación de
estos servicios, ya que pretendemos convertir nuestra
página en un lugar de visita obligada para todos los asociados.
Direcciones de correo erróneas
La lista de correo de la Asociación sigue creciendo, e
insistimos en la necesidad de que nos notifiquéis cualquier cambio en vuestra dirección de correo electrónico
para evitar que los mensajes que os mandamos nos sean
devueltos. Las direcciones de correo que presentan problemas actualmente son las siguientes:
[email protected]
[email protected]
[email protected]
[email protected]
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5
INGENIO
PROMOCIÓN XXII
Alcántara García, Rafael
Alfaro Rodríguez, Alejandro
Álvarez Gutiérrez de Gandarilla, Agustín
Arenas Moreno, Rafael Pablo
Bellido Roche, Justo
Bernal Giménez, Francisco
Borrás Talavera, Rafael
Caballero Amores, Antonio
Cáceres Armendariz, Ignacio
Calderón Gutiérrez, Francisco Javier
Cano Gómez, Pedro Antonio
Cano Martínez, José Luis
Cano Ruiz, Juan
Carazo Álvarez, Juan de Dios
Carpio Muñoz, Francisco Javier
Castro Viñau, Julio
Contreras Recio, Juan Luis
Copado Ceballos , Antonio
Cruz Linares, Juan Manuel
Cruz Romero, Pedro Luis
Cuervas García, Francisco José
Daniel Vega, Antonio
David Aznar, Ramón
de Justo Moscardó, Enrique
de la Casa Hernández, Jesús
Dobado Berrios, David
Domingo Martínez, José Antonio
Domínguez Muñoz, Emilio
Estévez Casellas, Honorino
Fernández Carnero, Antonio Jesús
Ferrer Ríos, José Luis
Franco del Pozo, José Antonio
Friera Romero, Emilio
Gabarrón Luque, Antonio Javier
Gallego Martínez, María Eladia
Gañán Medina, Juan Ignacio
García Cañaveral, Manuel Luis
García Contreras, María del Pilar
García Martín, José Antonio
García Millán, Antonio
García Moreno, Juan Manuel
García Muñoz, José Ramón
García-Agua Julio, Antonio
Gilabert Ruiz, Ángel
Gómez-Millan Pérez, Patricia
González Medina, Carlos Manuel
González Sánchez, Francisco Javier
Gordillo Álvarez, Miguel Ángel
Guerra Valles, Miguel
Guerrero López, Fernando
Gutiérrez Ortiz, Francisco
Gutiérrez Rumbao, Francisco Javier
Hinojosa Trigo , José Carlos
Hinojosa Trigo, Antonio
Huerta Gómez de Merodio, Martín
Hurtado González, Manuel
Ibáñez Martínez, Emilio S.
Jiménez Gutiérrez, Manuel
Jones Muñoz, Raimundo
Leiva Guerrero, Eduardo
Llamas Guiraum, Rafael
Llorens Iborra, Francisco
López Lara, Alfredo Germán
López Ortega, Antonio Manuel
López Romero, Manuel
López-Escobar Beares, Alfonso
López-Herrera Sánchez, José María
Lora Caballero, Francisco José
Lorente Jurado, Santiago
Macías Acedo, José Antonio
Marín Écija, Antonio
Martín Prada, Vicente
Martínez Botella, Francisco Javier
Martínez García, Juan Luis
Martínez Sánchez, María Alcázar
Martínez Vázquez, Antonio Andrés
Mateos-Santos Rengel, Guillermo
Miguélez Cruces, Mª Adela
Molina Guerrero, Rafael Francisco
Mora-Figueroa Silos, Manuel
Moreno Morales , Mª Belén
Muñoz Domínguez, Carlos Javier
Naranjo Benítez, José Luis
Nebro Mellado, José Juan
Paniagua Merchán, Rafael
Paredes Alba, Juan A.
Payan Buldú, Mónica
Pedraza Sanz, Juan Manuel
Peidro Cuadros, Antonio
Pérez Alonso, Manuel José
Pérez Mira, Domingo
Pérez Rodríguez, Santiago
Pérez Sigüenza, David
Pérez-Lombard Martín de Oliva, Luis
Polo Piñeiro, Margarita
Quintero Calderón, Carmen
Retamero Merino, Sergio
Revilla Bernaldo de Quirós, Luis
Rincón Lavado, José Manuel
Ríos Odero, Jesús Manuel
Riquelme Santos, Jesús Manuel
Rivero Franco, Mariano
Rodríguez Maestre, Ismael
Romero Moro, Máximo
Romero Rodríguez, Luis
Ros Padilla, Francisco Javier
Rubio Romero, Juan Carlos
Ruiz González, Francisco
Ruiz Martínez, Juan
Sánchez Armengol, Juan
Serrano Martino , José Julián
Serrano Villaverde, Jesús María
Sevilla Hurtado, Lorenzo
Solís Ruiz, Jesús
INGENIO
6
Un Ingeniero Industrial en el
Puerto de Sevilla
Dentro de la serie de comentarios que se incluyen en nuestra revista “Ingenio”, sobre las funciones que
a primera vista parecen poco comunes, y que desempeñan algunos Ingenieros Industriales en los diversos Sectores de la Industria pasamos a relataros este artículo firmado por Fco. Javier Pedregal Pardo.
Una vez más se comprueba una de las características
principales que posee esta carrera técnica, la cual es su
versatilidad, debida a la amplitud de conocimientos básicos adquiridos durante la realización de los estudios recibidos en la Escuela y que desemboca en la amplia
gama de prestaciones profesionales que pueden desempeñar los Ingenieros Industriales.
Para iniciar estos comentarios pasaré a describir las distintas funciones que desempeño en el Puerto de Sevilla
como responsable del Departamento de Explotación.
El Puerto es una empresa de servicios Marítimo-Portuario de titularidad Estatal, dependiente del Ministerio de
Fomento y a su vez del Ente Público Puertos del Estado
que controla a los 27 Puertos de Interés General repartidos por toda la Península, las Islas Baleares, Canarias,
Ceuta y Melilla. Con arreglo a la modificación de la Ley
27/1992 de Puertos del Estado y de la Marina Mercante,
descrita en la Ley 26/1997, la gestión de dichos Puertos
ha sido transferida a las distintas Comunidades Autónomas, por lo que el Puerto de Sevilla en lo que se refiere a
su gestión depende actualmente de la Junta de Andalucía representada por la Consejería de Obras Públicas y
Transporte cuyo titular es el Consejero D. Francisco
Vallejo Serrano, todo ello lo analizo para que no confunda el lector o realice una errónea referencia del Puerto de
Sevilla con la Empresa Pública Puertos de Andalucía,
Organismo que regula y gestiona a todos los Puertos
Deportivos y Pesqueros de Andalucía.
El Departamento de Explotación coordina las siguientes
áreas:
1. Operaciones Portuarias.
2. Conservación y Mantenimiento.
3. Parque Móvil.
4. Informática y Telecomunicaciones.
5. Seguridad.
6. Compras.
Las Operaciones Portuarias engloban la prestación de
todos los servicios portuarios, desde que el Buque llega
a Chipiona, donde lo recoge el Práctico correspondiente
que realiza la labor de asesor del Capitán del Barco para
apoyarle en la subida de la Ría (80 Km), hasta su atraque en los muelles comerciales de Tablada, El Batán,
Repsol Butano y demás concesiones ubicadas desde la
Esclusa hasta el Puente de las Delicias. Una vez atracado el Buque en Puerto se le prestan los demás servicios
que son: Grúas para descarga, Maquinaria auxiliar para
carga, Almacenamiento de mercancías, Suministros
(Agua y Electricidad, Telefonía, etc.).
La Conservación y Mantenimiento está, en su práctica
totalidad, dirigido a las Grúas (24) portuarias que realizan 14.000 horas, sobre todo en labores de descarga de
mercancías. Otra labor de mantenimiento muy importante es el control del funcionamiento de la Esclusa, corazón del Puerto, ya que es la única puerta de entrada que
poseen los barcos para operar en sus muelles. Además,
dentro de la maquinaria y mecanismos importantes que
posee el Puerto está el puente levadizo de Las Delicias,
que sustituyó al desmontado de Alfonso XIII. Este puente está equipado con un sofisticadísimo y complejo sistema de apertura y cierre de patente alemana.
El Puerto de Sevilla mueve al año
4.000.000 Tm. de mercancías entre
graneles líquidos, sólidos, contenedores y mercancía general, facturando alrededor de 2.400 millones de
pesetas
El Parque Móvil lo compone una flota de 24 vehículos
entre camiones, furgonetas y turismos destinados a los
servicios de mantenimiento, vigilancia y seguridad, personal de operaciones, así como para el uso de Presidencia, Dirección y visitas.
La Informática y las telecomunicaciones dan apoyo a los
servicios de administración (facturación, concesiones,
operaciones, contabilidad, compras, vigilancia, seguridad,
controles de acceso, etc.)
La Seguridad es una de las áreas más importantes debido al alto índice de siniestralidad que tienen los puertos,
por ello y con arreglo a la Ley de Prevención de Riesgos
Laborales se tienen contratados los servicios de preven-
7
INGENIO
Vista aérea de la Esclusa de entrada al
Puerto de Sevilla
ción que apoyan y asesoran al Jefe de Seguridad en todas las labores preventivas y de control de las operaciones portuarias así como la organización del equipo de
prevención compuesto por cuatro delegados de prevención en representación de los trabajadores (192) y por
cuatro representantes de la Empresa (Jefe de Seguridad, Jefe de Unidad de Obras, Jefe de Div. de RR.HH. y
Jefe del Dpto. de Explotación). Dicho equipo junto con
los representantes sindicales constituyen el Comité de
Seguridad y Salud Laboral que se reúne mensualmente,
levantando el acta correspondiente.
SODETEK, S.A.
INSTRUMENTOS DE MEDIDA
TARJETAS DE ADQUISICIÓN DE DATOS
Y TRATAMIENTO DE SEÑAL
ORDENADORES INDUSTRIALES
TRANSMISIÓN DE DATOS
Distribuidor oficial de
Por último, y dentro de las funciones que desempeña el
que subscribe, está la supervisión de las Compras, área
que realiza todas las gestiones propias para los distintos
suministros a los servicios de conservación y mantenimiento (esclusa, grúas y puentes, parque móvil, personal, etc.).
Todas estas funciones hacen posible que el Puerto de
Sevilla, apoyado en las operaciones portuarias, por la
Sociedad Estatal de Estiba y Desestiba dependiente de
la Autoridad Portuaria y las Empresas Portuarias, mueva
al año 4.000.000.Tm de mercancías, entre graneles líquidos, sólidos, contenedores y mercancía general, factu-
Luis Belmonte, nº 2 Acc. 5
41018 SEVILLA
Teléfono: 95 453 99 25 - Fax: 95 453 98 40
Email: [email protected]
INGENIO
8
Organigrama de la Autoridad Portuaria de Sevilla
Presidente
Director
Dpto. Secretaría
General
Dpto.
Infraestructura
Div. Planificación
y Gestión
Patrimonial
Un. Proyectos
y Obras I
Un. Proyectos
y Obras II
Dpto.
Gestión Económica
y RR.HH.
Dpto. Explotación
Div. Informática y
1
Telecomunic.
Div. Concesiones
y Autorizaciones
Div. Operaciones
Portuarias
Div. Comercial y
Desarrollo
Div. Recursos
Humanos
Un. Proyectos
y Obras III
Div. Planificac. y
Organización
Un. EconómicoFinanciera
FC
DC
Conservación
Obras Civiles
Servicio de
Flota
Seguridad
Ayudas a la
Navegación
Mantenimiento
y Parque móvil
Facturación
Servicios
Portuarios
Control
Gestión
Vigilancia
Esclusa
Contabilidad
Compras
Servicios
Generales
Tesorería
rando en el año, por los servicios prestados y concesiones, alrededor de 2.400 millones de pesetas, generando, según el estudio de impacto económico elaborado por el catedrático D.Camilo Lebón Fernández,
15.000 empleos indirectos y un volumen de ventas de
190.000.000.000 (ptas. de 1995).
Francisco Javier Pedregal Pardo
Ingeniería especializada en el Diseño,
Desarrollo e Integración de Sistemas
Informáticos y de Telecomunicaciones
Líneas de actuación
Ingeniería y Consultoría
Sistemas de Información
Integración de Sistemas
Telecomunicaciones
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Web: www.isotrol.com E-mail: [email protected]
9
INGENIO
Visita a la Central de Bombeo
Tajo de la Encantada
Antecedentes
Características generales
Como es bien sabido, un sistema eléctrico con corriente
alterna no puede acumular energía tal como hacen las
baterías en corriente contínua. Esto implica que en cada
instante hay que poner en red la energía que demandan
los usuarios del sistema.
Tanto las centrales térmicas convencionales como
las nucleares son lentas ante una solicitud de regulación
de la carga, mientras que las centrales hidráulicas proporcionan una respuesta muy rápida.
Por otra parte, la curva de demanda de electricidad tiene fuertes variaciones en el tiempo en función de
la actividad humana, industrial, temperatura, etc., lo que,
en general, produce un excedente de energía durante la
noche.
Una central de acumulación por bombeo de ciclo
diario tiene la misión de acumular el excedente de energía eléctrica durante las horas de menor consumo para
que puedan ser utilizadas durante las puntas de demanda.
La escasez de recursos hidráulicos en la zona Andaluza es la razón por la que en esta región la mayor
parte de la potencia instalada sea térmica.
Para ajustarse a las variaciones de la curva de
carga, en su día, Sevillana adoptó la solución de construir centrales de acumulación hidráulica por bombeo,
comenzando por Guillena y siguiéndole en el tiempo el
Tajo de la Encantada.
La central está situada en el mismo cauce del río
Guadalhorce, cerca de su margen derecha, con cimientos a 25 m. bajo el lecho del río. Está formada por una
estructura de hormigón armado de planta rectangular con
los lados mayores paralelos a la tubería forzada y perpendiculares al cauce del río, casi toda ella sumergida.
La estructura es simétrica con forjados trabajando como
arriostramiento. La distancia ente eje de Grupos es de
12 m. La cota de implantación de los rodetes es la 163’00
con una profundidad bajo el nivel máximo del río de 39’50
m. Esto es necesario para el funcionamiento como bomba.
La central está equipada con cuatro grupos iguales formados cada uno por una turbina-bomba reversible
tipo Francis, un alternador-motor y un motor de arranque, los tres elementos están situados en un eje único.
Las turbinas-bombas tienen una potencia de
125.000 CV para 27’2 m3/s y 393 m. de salto neto como
turbina, y de 136.000 CV para 24’5 m3/s y 402 m. de
Situación
30 AVES AL DÍA
Este Salto está situado en las proximidades de Málaga,
cerca tanto de importantes centros de consumo como
de las mayores centrales térmicas. Su extraordinaria
ubicación permitió que el desnivel entre los dos depósitos fuese el máximo admisible, en la época de la construcción, para grupos reversibles, al mismo tiempo que
la geología no presentaba problemas de consideración.
El emplazamiento, en el río Guadalhorce, en las
proximidades del Chorro, es un paraje de singular belleza, y allí construyó el ingeniero D. Rafael Benjumea Burin
la Central del Chorro, considerada una de las obras más
importantes de los años veinte y por la que se le concedió el título de Conde de Guadalhorce.
En las centrales de bombeo es muy importante
obtener el máximo salto, al mismo tiempo que la conducción que une ambos embalses sea lo menor posible,
a fin de evitar las consiguientes pérdidas. Estas dos condiciones se dan en gran medida en el Tajo de la Encantada.
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10
presión como bomba.
Los alternadores-motores, con una potencia de
112.500 KVA (90.000 KW) y 500 revoluciones por minuto, generan a una tensión de 13.800 Voltios y hacen el
cambio de giro, según trabajen en turbina o bomba, mediante unos seccionadores automáticos que actúan como
primer paso, en la correspondiente secuencia de arranque.
El acoplamiento en bomba se realiza girando previamente el Grupo hasta la velocidad de sincronismo, mediante un motor asíncrono de lanzamiento, alimentado a
la misma tensión que el alternador principal y que está
regulado por una resistencia líquida.
INGENIO
Antes de arrancar este motor, es necesario
desanegar el rodete para evitar el batido del agua. Esto
se hace mediante la inyección controlada de aire a presión, que se extrae una vez acoplado el Grupo y previo al
bombeo.
En la parte superior de la central se encuentran
situados los transformadores de potencia que con una
potencia de 114.000 KVA. elevan la tensión de 13’8 KV.
a 220 KV. Existe uno por Grupo y siguen con líneas independientes hasta la subestación situada a unos pocos
Kms. de distancia.
Todo ello permite un ciclo de trabajo diario con 8
horas 30 minutos de bombeo y 7 horas y 40 minutos de
generación.
Toda la instalación está automatizada y
telemandada desde el Centro de Control en Sevilla.
Embalse superior
Está situado en las denominadas mesas de Bobastro,
en lo que fue refugio del caudillo mozárabe Omar Ben
Hafsun, y constituido por tres presas de gravedad con
altura máxima de 38 m. y una cuarta de materiales sueltos. Además de la construcción de las presas fue necesario excavar más de tres millones de m3. para conseguir los 3 Hm3. de capacidad útil, así como realizar pantallas de inyecciones en el fondo y entre las presas.
La longitud de coronación es de 2’9 Kms.
INGENIO
La superficie en talud está revestida con gunita
armada y el fondo con una capa de arcilla compactada.
Tiene una superficie de 18’20 Hm2.
11
centrales hidráulicas convencionales con las que se consigue el aprovechamiento integral del río Guadalhorce.
José Luis del Castillo Núñez
Tubería forzada
La toma de agua está formada por una rejilla de 162 m2.
de superficie y una embocadura de hormigón armado con
una compuerta-vagón de 4’60 x 5’40 m. que se acciona
a distancia desde la central y constituye una protección
ante emergencias.
La conducción, blindada en su totalidad, tiene un
primer tramo en túnel donde se sitúa la chimenea de
equilibrio también blindada en su parte en pozo, y de
hormigón armado y pretensado en la base y en el fuste.
El resto de la tubería, sin juntas de expansión ni
puntos fijos, está colocada en una zanja, y con una cubierta de hormigón que queda anclada al terreno.
Embalse inferior
Está formado por una presa tipo gravedad con cinco compuertas de sector de 12 m. de luz y 8’60 de altura, con
una capacidad útil total de 3’40 Hm 3. de los cuales 0’4
son para servir de contraembalse a la nueva central de
Chorro.
La presa tiene dos tomas para 26 m3/seg. cada
una que alimentan los riegos y el abastecimiento de
Málaga.
El nivel máximo es la cota 202’50.
Hay que resaltar que el salto en este tipo de instalación es variable, ya que a medida que baja el embalse
superior, sube el del inferior.
En las inmediaciones de esta Central existen otras
INGENIO
12
Reflexiones sobre
la identidad del Ingeniero
Javier Aracil Santonja
Durante el curso pasado se ha desarrollado en nuestra
Escuela un seminario en el que se han sentado las bases para la nueva asignatura Metodología e Historia de la
Ingeniería que va a empezar a impartirse previsiblemente
el segundo cuatrimestre del presente curso 1999-2000.
Se trata de una asignatura de nuevo cuño que representa una cierta variante con relación a los programas habituales en nuestras Escuelas de Ingenieros. El título de
la asignatura es suficientemente expresivo al respecto.
El seminario se desarrolló al calor del interés que por
esta asignatura, y por lo que representa, mostraron un
grupo de profesores de la Escuela. En el seminario se
debatieron distintas aportaciones, y uno de esos debates se dedicó al contenido de este artículo. Este trabajo
constituyó la presentación del nº 2 de la revista “Argumentos de Razón Técnica”, en el que se incluía, además, mi artículo titulado “¿Es necesario que los ingenieros filosofen?”, relativo, también, al tema que ahora nos
ocupa.
ciamiento de la ciencia. Son los que simpatizan con la
consideración de la ingeniería como ciencia aplicada. En
el polo opuesto están los que no sólo piensan que hay
que acentuar la distancia con la ciencia, sino que consideran, con un punto adicional de radicalidad, que habría
que sustituir la difundida consideración de la ingeniería
como ciencia aplicada por algo así como la de la ciencia
como ingeniería teórica, y ante la difícil viabilidad de esta
propuesta reaccionan llevando a un extremo la separación conceptual de la ingeniería y de la ciencia (o quizás,
más bien, la de ingenieros y científicos). En tercer lugar
se encuentran aquellos que piensan que la cuestión de
las relaciones con la ciencia resulta un problema menor,
o secundario, cuando se trata de buscar la especificidad
de la ingeniería. A éstos les ha parecido que en el articulo de referencia se emplea demasiado tiempo en analizar
esas relaciones y demasiado poco en lo que consideran
realmente interesante: definir el ámbito propio de la ingeniería, su método y sus peculiaridades.
Así pues, aún antes de su publicación, el contenido de
este artículo, fue objeto de debate. Por ello ya tenemos
algunas respuestas a la pregunta que lo encabeza. La
necesidad de que los ingenieros filosofen, en el sentido
anterior, fue el sentimiento unánime de los asistentes al
seminario. Sin embargo, y en relación a los contenidos
concretos del artículo, la respuesta positiva se disgregaba en tres posiciones: en primer lugar, la de aquellos que
manifestando un discreto acuerdo con el artículo,
disienten de su tono marcado por lo que tiene de distan-
Vamos a dedicar el espacio, que generosamente se me
ha concedido, a tratar de dar una primera respuesta a
estos tres puntos de vista.
En primer lugar están los disconformes con que la ingeniería adopte una actitud que pueda interpretarse desdeñosa con la ciencia. Es una disconformidad con la que
en mi juventud me hubiese sentido profundamente solidario. Hay razones generacionales para ello. En mis años
de estudiante, finales de los 50 y primera mitad de los
60, las entonces menesterosas Escuelas de Ingenieros
eran muy diferentes de las actuales. Su profesorado, aún
concediéndole el crédito de bien intencionado, carecía
de dedicación y por tanto sus conocimientos, aunque
fuesen sólidos, no dejaban de ser superficiales. Algunos
estudiantes echábamos en falta un mayor rigor en los
planteamientos. Estimábamos que entre las asignaturas
básicas, de componente más marcadamente científica,
y las propiamente tecnológicas existía un vacío excesivo
que nos producía un cierto vértigo y una gran insatisfacción. Parecía que las ramas propias de la ingeniería se
reducían a recetas, más o menos superficiales, cuya
aplicación parecía estar regida únicamente por la intuición y la experiencia. En el otro extremo se tenía el riguroso mundo de la ciencia, de enorme belleza formal y
sólida coherencia interna. Entre ambos extremos prácticamente el vacío. Todo ello nos hizo añorar una ingeniería más científica.
INGENIO
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Por otra parte, no hay que olvidar tampoco los años que
se vivían en España. El régimen político imperante pretendía devolver las prácticas intelectuales a planteamientos propios de la Contrarreforma, alejados de las formas
de pensamiento derivadas del Renacimiento y la Ilustración que dominaban el mundo al que veíamos con envidia. Tuvimos que desmontar ese mundo y tratar de sustituirlo por otro más acorde con los tiempos modernos.
Se comprende que la admiración por la ciencia, como
paradigma de los principios ilustrados, fuese incondicional, y que la tuviéramos como un modelo de las líneas de
pensamiento que teníamos que adoptar para acercarnos
a las entonces imperantes en el mundo occidental.
Por ello no es extraño que combinando los problemas
que encontrábamos dentro de las Escuelas, con aquéllos más generales del país, se produjese en algunos de
nosotros una profunda convicción de que la ciencia era
una referencia inalienable para nuestros planteamientos
vitales, y más en concreto para la ingeniería. Hoy, pasados los años, creo sinceramente que esa opción fue adecuada a las circunstancias y el momento histórico en
que se tomó. Pero quizás debimos ser más precavidos
al adoptarla, pues no supimos ver el peligro que llevaba
aparejada: el de quedar diluida la identidad de la ingeniería, por demasiada subordinación a la ciencia. Las posturas excesivas corren el peligro de pecar de inmadurez
y aunque a corto plazo puedan aparentar solucionar algún problema, y de hecho así lo hagan, a largo plazo
pueden volverse en contra de los objetivos que las motivaron. Por ello posiblemente haya llegado el momento
de revisar esas actitudes y adoptar una posición más
matizada.
Con lo que acabo de decir creo que se ponen de manifiesto mis simpatías juveniles, no del todo superadas,
hacia los que postulan la necesidad de una fuerte inseminación de ciencia en las Escuelas de Ingenieros. Pero
también los peligros de esa postura, si no se lleva a cabo
con las debidas precauciones, que es lo que me temo
que haya podido ocurrir. Más adelante volveré sobre ello.
En las antípodas de los ingenieros que aceptan, o al
menos no desdeñan, la consideración de la ingeniería
como ciencia aplicada están los que reaccionan
virulentamente contra esta pretensión y proponen una
inversión de las jerarquías entre ingeniería y ciencia. Los
que comparten este punto de vista forman una especie
más variada que la de los filocientíficos; e incluso entre
ellos no faltan posturas marcadamente antitéticas. Sin
embargo comparten el acusar de tibio el planteamiento1
que estamos comentando, por considerar que en él no
se hace un distanciamiento suficientemente radical de la
ciencia (al menos de la ciencia tal como está hoy instituida en nuestra sociedad; es decir, de la ciencia que se
desenvuelve en torno a las instituciones sociales encargadas de cultivarla: las facultades universitarias de ciencias y centros análogos). Son aquéllos a los que la consideración de la ingeniería en particular, y de la técnica
en general, como ancilla scienciae produce una profunda
desazón. Ante esa pretensión contratacan diciendo que
más bien la ciencia es ancilla techniquae (o, más aún
ancilla ingenieriae). No les faltan razones para esa afirmación. Históricamente los orígenes de la técnica nos
llevan al alba de la civilización, mientras que la ciencia
es un producto cultural (y una opción profesional, lo que
es más pertinente al debate) mucho más reciente. El ser
humano hace técnica, crea útiles con los que transformar el medio en el que se desenvuelve su vida, antes de
crear los objetos simbólicos, los conceptos, a partir de
cuyo ordenamiento y articulación surge la ciencia.
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Véase el artículo referenciado al principio: «¿Es necesario que los ingenieros filosofen?», publicado en el nº 2 de
la revista “Argumentos de razón técnica”.
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Llegados a este punto, después de esbozar las raíces
juveniles de mis simpatías hacia las dos posiciones críticas, aparentemente opuestas, de las que vengo ocupándome es posible que alguien me acuse de eclecticismo.
Quizás la acusación esté justificada. Sin embargo, prefiero pensar que nuestras formas de asumir la realidad
son plurales, aún contradictorias, y que no necesariamente por ello debemos rechazarlas. En los asuntos
humanos, como en tantos otros, buscar el Santo Grial
de una postura única parece ser tarea vana. Por ello no
me siento incómodo al invocar que en la génesis de mi
punto de vista actual confluyen posiciones aparentemente contradictorias.
Vayamos pues a la tercera de las posiciones ante la cuestión, la de aquéllos que lo que piden es que abordemos
el problema de la ingeniería, y nos dejemos de debates
académicos en torno a si es antes o después la ciencia
o la ingeniería. Veremos que, pese a todo, aunque tratemos de evitarlo, no va a ser posible eludir el problema de
la relación entre ciencia e ingeniería, pero vamos a hacerlo de modo que se ponga de manifiesto la confluencia
metodológica entre ellas preservando las correspondientes autonomías. Ni arriba ni abajo: al lado, y a ser posible colaborando –como, por otra parte, hacen otras muchas profesiones, siendo especialmente ejemplar para
nuestros propósitos la relación de la ciencia con la medicina.
Ante el hecho histórico de la ingeniería aparece una primera rareza. La denominación de ingeniero, y por tanto
de ingeniería, es relativamente reciente, posterior a la
Alta Edad Media, mientras que las actividades que hoy
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consideramos propias de este cuerpo profesional se remontan a los albores de la humanidad. El modo de actividad técnico cuyo desarrollo corresponde en los tiempos modernos a los ingenieros ocupa un lugar primordial
en el proceso de hominización. La aparición del hombre
sobre la tierra se produce en íntima conexión con el desarrollo de actitudes técnicas que hoy consideramos
características de los ingenieros. Esto puede sonar excesivamente pretencioso, pero es así. La capacidad de
representarse el mundo y actuar sobre él a partir de esa
representación es el rasgo que caracteriza el paso de
los homínidos inferiores al hombre, y es también el modo
de actividad de los ingenieros. En la capacidad de construir representaciones de la realidad para basándose en
ellas determinar las actuaciones puede verse también
los inicios de lo que luego será la ciencia. Sin embargo,
en sus orígenes, estas representaciones estaban determinadas por actuaciones concretas y no eran el resultado del cultivo del placer intelectual de comprender. Esto
corresponde a un estadio muy posterior. Conviene detenerse en este punto, puesto que en lo que se acaba de
decir están implícitos argumentos capitales para el tema
que nos ocupa. La transición del homínido al hombre está
caracterizada no tanto por el uso de herramientas (algunos animales las emplean, y los simios superiores, por
ejemplo los chimpancés, con sorprendente habilidad). Lo
que caracteriza esa transición es la capacidad que muestran los primeros hombres de llevar a cabo un proceso
que hoy nos parece trivial pero que representa un alto
grado de elaboración y que es característico de los humanos: poseer una representación mental de la realidad
a partir de la cual programar la actuación. La propia emergencia de la consciencia aparece vinculada a ese proceso. Los chimpancés, y otros animales, emplean herramientas pero son muy endebles los indicios de que planifiquen su utilización. Por ejemplo, en el conocido caso
del empleo de ramas para extraer termitas de un termitero,
y que previamente han sido adaptadas para ello -de ahí
el indicio de que emplean herramientas-, no se ha detectado ningúna indicación de que traten de mejorar ese
rudimentario instrumento. Tampoco se ha observado que
cuando el azar ha puesto en sus manos una ramita especialmente adecuada la guarden para otra ocasión pre-
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viendo, por tanto, que la necesitaran en el futuro. Sin
embargo, ello es precisamente lo que hacen los humanos y con ello se inicia la profunda divergencia entre nuestra especie y el resto de las que pueblan la tierra. La
ventaja adaptativa que esa sutil diferenciación iba a concedernos muestra hoy una arrolladora evidencia.
Así pues en las más antiguas civilizaciones las actividades de lo que hoy conocemos como ingenieros eran determinantes (canalizaciones y acequias para regadíos,
erección de monumentos, obras públicas como calzadas y abastecimientos de agua, embarcaciones propulsadas por el viento, explotaciones mineras y tratamiento
de los metales, y un largo etcétera). Sin embargo es
notable que mientras en esas civilizaciones otras profesiones como la medicina, el derecho o la milicia forman
un cuerpo social bien organizado no sucede lo mismo
con la ingeniería. Para encontrar los primeros profesionales que se reclaman como tales hay que remontarse a
los ingenieros italianos del Renacimiento. Y cuando uno
se ocupa de ellos ve que surgen como una extraña mezcla de tradiciones en la que confluyen, en primer lugar, y
con carácter preeminente, la de los que concebían y construían ingenios militares para la defensa y asalto de
fortificaciones, junto con otras tradiciones artesanales de
carácter civil, que incluían los artefactos adicionales para
la construcción de obras públicas. La denominación de
Tecnología
al servicio del futuro
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las naciones. Para el desarrollo de este programa se requieren profesionales especializados y es ahí donde los
incipientes balbuceos de los ingenieros renacentistas se
plasman en unos cuerpos profesionales que desembocan, sin solución de continuidad, en la ingeniería de nuestros días.
ingeniero procede precisamente de esta capacidad de
concebir ingenios o máquinas. Se trata, por tanto, de
una denominación que podríamos considerar restrictiva
con relación a los ámbitos que hoy se consideran patrimonio de la ingeniería, pero que afecta a unos profesionales en los que ya están claramente definidos los rasgos propios de la ingeniería moderna: la concepción de
ingenios para atender a una determinada función práctica. El ingenio, como capacidad intelectual, crea un artificio que altera lo que se percibe como defecto o carencia de lo meramente natural; es, por tanto, la capacidad
de “mejorar” lo que se encuentra en la naturaleza mediante la elaboración de una “realidad” artificial alternativa. Es notable que el término ingenio, como capacidad
de concebir máquinas para actividades precisas, se transfiere desde esa capacidad intelectual a la denominación
de sus productos.
En el siglo XVIII se produce el segundo gran paso que
conduce a la ingeniería moderna. Al calor de la Ilustración, y apoyada en los recursos que aporta la incipiente
revolución industrial, se produce un gran movimiento de
transformación social que pretende impulsar las actividades de tipo práctico (desde el comercio hasta las distintas actividades agrícolas e industriales con incidencia
económica, pasando por formas de organización social)
que fomenten la riqueza y el bienestar de los pueblos y
La ingeniería es una profesión (igual como el derecho o
la medicina). Como tal profesión tiene encomendada la
función social de concebir, construir y explotar lo que de
una manera muy genérica podemos denominar máquinas, objetos artificiales de los que obtener alguna utilidad. El concepto de máquina puede resultar excesivamente restrictivo y puede que con él no se sientan cómodas algunas ramas de la ingeniería: el de objeto artificial
es, en este sentido, más general y comprende al de
máquina. Tiene la ventaja adicional de que nos lleva al
núcleo de lo que es el dominio propio de la ingeniería: el
de lo artificial; el de aquello que no existía en la naturaleza pero que tras un proceso de concepción, de creación, en el sentido más estricto de éste término, y de
posterior contrucción llega a alcanzar el ser. En el proceso de creación está presente, de forma indeleble, la
intencionalidad, el propósito de lograr una meta determinada con aquello que se concibe. Se tiene la intención
de resolver un determinado problema, para lo que se concibe un objeto artificial con el que lograrlo. En eso está la
génesis de la labor del ingeniero, que sin embargo no se
acaba ahí: además hay que llevar a práctica lo concebido, construyéndolo si es una máquina o implantándolo si
es una concepción de otra naturaleza, y luego hay que
comprobar que efectivamente se alcanza la meta propuesta. Esta comprobación tiene el valor de legitimar la
bondad del producto alcanzado. Por eso, en ingeniería,
las cuestiones de fundamentación no han sido objeto de
especial atención: es la propia práctica con el objeto artificial producido la que da valor a un producto de la ingeniería.
Al cuestionar, de forma excesivamente genérica, las relaciones entre ciencia e ingeniería, en realidad debería
hablarse de relaciones entre ingeniería y ciencias de la
naturaleza (mencionemos explícitamente las tradicionales: física, química, biología y geología), porque la ingeniería se reclama de la ciencia en la misma medida que
pueden hacerlo profesiones como la medicina, o ámbitos del conocimiento como la historia (posiblemente la
primera ciencia) o la economía. Ya hemos comentado
anteriormente cómo en la génesis del quehacer técnico,
en los albores de la humanidad, representación y utilización aparecen indisociablemente entrelazados. La metodología de la ingeniería es tan científica como la que más,
pero se ve obligada a salir al paso cuando se dice de ella
que es ciencia aplicada y lo que realmente se está pretendiendo decir, de forma subrepticia, es que es ciencia
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fisico-natural aplicada. En ello parece estar implícita la
pretensión de decir que la ingeniería es exclusivamente
la aplicación de los resultados obtenidos por la ciencia a
casos concretos. Es justamente contra esta concepción
contra la que estamos reaccionando y cuya impropiedad
tratamos de argumentar. El mejor conocimiento de las
propiedades de las cosas que han logrado las ciencias
de la naturaleza permite al ingeniero desplegar su imaginación en concepciones cada vez más audaces. El conocimiento de las propiedades de las cosas acumulado
por la ciencia puede ayudar a establecer las condiciones
que hagan posible plasmar las concepciones del ingeniero; es decir, contribuyen a conocer los límites de lo
que no habiendo sido producido por la naturaleza puede,
sin embargo, llegar a ser. Establece unos límites insoslayables a lo concebido. Contribuye a delimitar el campo
en el que se mueve lo posible. Lo importante, sin embargo, es que los productos de ese despliegue de imaginación no están implícitos en aquéllos conocimientos. Y
es precisamente en el acto de creación o de concepción, en el que consiste ese despliegue de imaginación,
en el que se pone de manifiesto lo más peculiar de la
ingeniería.
Así pues la ingeniería es una profesión que está asociada a las actividades de un cuerpo profesional con una
función social, cuyos métodos y procedimientos se nutren de lo que en el mundo moderno se conoce como
ciencia en su sentido más amplio: la aplicación de la
racionalidad y la experiencia a la construcción de nuestra concepción del mundo. Sin embargo, la actividad del
ingeniero, en sus formas excelsas, se desencadena en
un acto de creación, mediante un proceso que no conocemos bien pero en el que se produce el germen de una
idea, de la concepción de algo que ayudará a resolver un
determinado problema práctico. Es claro que el complejo proceso de esa germinación se produce sobre un
substrato de conocimientos previos que la modulan, delimitando a priori lo posible. Esta base de conocimientos
constituye el patrimonio propio de cada rama de la ingeniería y forma un trasfondo sobre el que brota el acto de
creación. Para plasmar en algo concreto y tangible lo
que ha sido capaz de concebir, el ingeniero recurre a la
17
razón y a la experiencia, de forma análoga a como lo
haría un científico, pero buscando fundamentalmente la
utilidad del producto, sin olvidar que, por otra parte, pueden estar presentes componentes estéticas. Decía uno
de los grandes ingenieros españoles, Eduardo Torroja,
que la ingeniería es observación y cálculo. Es cierto, y
con ello se invocan los fundamentos racionales de esta
profesión. Pero olvidaba modestamente Torroja otra característica esencial de la ingeniería: la concepción; en
la que, por otra parte, él era un maestro –quizás por eso
mismo, porque la consideraba tan natural, no creyó necesario hacerla explícita.
La actividad del ingeniero es, por su propia naturaleza,
pragmática y pluralista. Para él no es una meta la unidad del conocimiento, sino el valor práctico de ese conocimiento en la situación concreta que le ocupa. Por ejemplo, en ingeniería el carácter atómico de los componentes de un sistema puede resultar irrelevante. Ante la hipótesis atómica la inmensa mayoría de los ingenieros –
excepto quizás los nucleares o los electrónicos cuando
empieza a anunciar barreras al proceso de miniturizaciónpodemos responder como hizo Laplace ante Napoleón
cuando le preguntó por el papel de Dios en su sistema:
«Sire, no necesito de esa hipótesis».
Es posible que lo anterior resulte excesivamente provocador. En su libro sobre Las mil caras del realismo Hilary
Putnam al plantear los problemas filosóficos que presenta la asunción de una postura realista en un mundo en el
que ciertos conceptos científicos tienen una presencia
que desborda su marco original, se vale de la trama propia de un melodrama. Podemos adoptarlo aquí a nuestros propósitos. La base argumental del folletín que recuerda Putnam es la del seductor que, para seducir a la
doncella, hace promesas que luego resultan incumplidas. Los personajes de la historia son el seductor, que
representa al realismo cientifista, y la doncella que personifica al sentido común. Para la doncella el mundo está
formado por sillas, mesas y los objetos que vemos en
nuestro entorno. La doncella al acercarse al mundo del
pensamiento y de la cultura en busca de respetabilidad
intelectual, se ve impelida a abandonar su mundo de sen-
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tido común. Por su lado el realista científico trata de seducirla prometiéndole un mundo en el que sólo la «realidad” estará presente. El desconcierto de la doncella es
mayúsculo cuando descubre que en el mundo al que ha
sido seducida tampoco hay mesas ni sillas, sino un extraño e irreconocible galimatías formado por un enjambre
de partículas elementales. Lo que acaba haciendo el
seductor más parece metafísica que otra cosa (lo cual
no digo que esté mal, pues aparentemente nos resulta
irrenunciable mantener alguna postura metafísica o tener
una ideología política; lo malo es que lo hagamos sin
saber que lo hacemos y aun pretendiendo hacer lo contrario). Ante la pretensión de que el mundo que nos rodea sea algo cuya descripción verdadera consista en un
entramado de fórmulas matemáticas (que para colmo las
pretendidamente básicas son reversibles) es algo ante lo
que no podemos sino invocar una vuelta a la seriedad y
al buen sentido; al mundo de pragmatismo, pluralismo y
escepticismo que ha sido tradicionalmente el dominio
propio del ingeniero, y en el que ha cosechado sus más
logrados frutos.
La ingeniería se desenvuelve en un contexto dominado
por la necesidad de hacer cosas que funcionen de acuerdo con los objetivos deseados. Ello implica una confluencia de sentido común y responsabilidad en el que están
ineludiblemente presentes las formas de racionalidad más
exigentes. Las representaciones que el ingeniero se hace
del mundo sobre el que va a actuar están motivadas precisamente por los objetivos deseados con su acción. Sin
embargo, a algo a lo que no tenemos más remedio que
renunciar es a la existencia de un conocimiento a priori
exhaustivo de la realidad a partir del cual, como el que
organiza las piezas de un mecano, sea posible reconstruirla en todo su detalle, y que, por tanto, aportase el
conocimiento necesario para la acción del ingeniero, de
modo que su labor se limite a jugar con esas piezas sin
aportar nada nuevo. Ese conocimiento sería el sueño
dorado de un ilustrado y su añoranza constituye uno de
los legados negativos de la Ilustración. Hoy, dos siglos
después, sabemos que tenemos que renunciar a él. La
realidad se nos presenta de forma mucho más rica, pero
sin embargo parcelada y segmentada; ya no se deja captar
INGENIO
como un todo; y que aunque aquí o allá consigamos poner un poco de orden y lograr descripciones de la realidad dotadas de una gran generalidad y coherencia, eso
no son sino fenómenos parciales que describen localmente dominios de nuestro conocimiento, pero cuya integración en un único mapa no nos es concebible. Una
imagen de lo que pretendo decir la suministra el recubrimiento de un espacio topologico con subespacios locales. Es sabido que una variedad topologica puede
recubrirse, de modo que con un conjunto de cartas se
tiene un atlas de la correspondiente variedad. Esta idea
resulta sugestiva con relación a lo que estamos tratando
de decir. Tenemos el vasto campo de nuestra experiencia de la realidad y en determinados puntos podemos
construir cartas o mapas que nos permiten movernos con
alguna soltura en esos dominios acotados. Podemos formar un atlas, con intersecciones de algunas de esas
cartas. Sin embargo, al emplear la metáfora del atlas no
podemos olvidar que aún en la proyección de Mercator
no es posible representar la esfera terrestre sobre un plano sin alguna deformación. Con estas cartas podemos,
en algunos casos, desenvolvernos con razonable soltura
en los correspondientes dominios. Pero aspirar a alcanzar una visión unificada de la realidad me parece que,
hoy por hoy, es hacer algo que desborda el propio campo
de la ciencia fisico-natural.
Los conocimientos propios de la ingeniería comprenden
precisamente mapas como los que metafóricamente estamos comentando. Las ingenierias convencionales: eléctrica, mecánica, aeronáutica, civil cubren precisamente
dominios del quehacer profesional del ingeniero en los
que la experiencia se ha organizado con estructuras de
conocimiento que en nada desmerecen a las alcanzadas por los científicos en dominios semejantes, e incluso con amplias zonas de solapamiento. Por ello, los conceptos que emplean los científicos para describir la realidad, y los de los ingenieros para obtener representaciones de ella a partir de las cuales decidir sus actuaciones, han sido objeto de fecundos trasvases. De hecho
unos y otros utilizan, en gran medida, los mismos conceptos y lenguajes, hasta el extremo de que en algunos
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casos resulte difícil distinguir si lo que tenemos delante
es un científico o un ingeniero; o que sea lo uno, creyendo ser lo otro; o que a veces se comporte como una cosa
y otras como otra. Pero esto último es excepcional. Lo
normal es justamente lo contrario. Que se sea lo uno o lo
otro.
Todo esto no debe interpretarse bajo una óptica
gremialista. La fluidez de las relaciones sociales en el
mundo moderno hace que pretender restringir los dominios de actividad se convierta como algo así como poner
vallas al campo. Sin embargo, sí hay ámbitos en los que
es conveniente tener las ideas muy claras, y uno de ellos,
posiblemente el principal, sea el de la formación. Es muy
distinto formar ingenieros que formar científicos. Aunque
ambos se manejen con lenguajes y conceptos similares, la función social que se pretende de ellos es muy
diferente. A unos hay que prepararlos para unas labores
de tipo práctico, por lo que en su formación tienen que
ser determinantes cuestiones tales como la resolución
de problemas, la visión conjunta de los múltiples aspectos que inciden en un problema concreto, la asunción de
la responsabilidad social de su labor, entre otras cosas.
En los otros es el rigor en sus planteamientos; la destreza en el aislamiento de los factores esenciales de un
problema para su mejor comprensión; en ellos la capacidad analítica y otras aptitudes semejantes serán predominantes. Es claro, por otra parte, que las aptitudes de
unos y otros no son excluyentes, y en la medida en que
manejan cuestiones y conceptos análogos no hay que
descartar la posibilidad de que en algún caso se dé alguien que haga aportaciones notables a los dos campos. Pero ello siempre será excepcional, porque en nuestros actos la motivación es determinante. Y científicos e
ingenieros tienen motivaciones distintas: unos buscan la
utilidad y otros saciar la curiosidad. En la etapa de formación el fomentar las aptitudes que inclinen hacia una
u otra opción resulta esencial.
Las peculiaridades de la formación de un ingeniero, como
alguien al que hay que formar para que sepa hacer cosas
son bien conocidas, pero conviene insistir una vez más
en ellas. Formar a un ingeniero consiste en dotarlo de un
complejo de habilidades y conocimientos que no es fácil
catalogar, pero con relación al cual los estudiantes de
ingeniería tienen una clara percepción. Se dan cuenta de
que lo que distingue su formación es precisamente resolver problemas, hacer trabajos personales, iniciarse en
la ejecución de proyectos, aunque sean virtuales, y actividades similares. Saben que la única manera de aprender a hacer es haciendo. Ello, claro está, tienen que hacerlo en paralelo con la adquisición de unos conocimientos que les ayuden a articular su formación. Pero lo que
distingue su formación con relación a la de otros estudiantes que emplean conceptos análogos, y que pudieran por tanto parecer semejantes, es precisamente el
énfasis dominante en el hacer sobre el conocer. Está
extendida la falacia de que aprendiendo técnicas concretas se adquiere un conocimiento efímero y perecedero
que a los pocos años envejecerá y quedará obsoleto.
Suelen postular, los que así argumentan, que lo deseable es dar una formación científica básica sólida, de conocimientos ampliamente aceptados, que les durarán toda
la vida. Olvidan, los que así piensan, que lo esencial en
la formación de un ingeniero no es tanto esa base de
conocimiento científico, cuyo interés como basamento
cultural no voy a negar, sino, como recordábamos antes,
el haber hecho algo concreto. Cuando el estudiante de
ingeniería tiene la sensación de que realmente está aprendiendo a ser ingeniero es cuando trabaja en problemas
concretos, aunque sea empleando para ello procedimientos que indudablemente pronto carecerán de interés y
tendrá que renovar. Pero lo importante, él lo sabe bien,
no es el procedimiento –ya aprenderá muchos más a lo
largo de su vida profesional- sino esa enriquecedora experiencia vital que consiste en concebir la solución a un
determinado problema, hacer propuestas para resolverlo, ensayarlas, decidir sobre su idoneidad y ser capaz de
articular en una síntesis concreta la resolución del problema que se le había propuesto. Es precisamente en
este punto donde la formación del ingeniero adquiere sus
rasgos más característicos, que la hacen diferente de
otras titulaciones en las que se emplean conceptos y
lenguajes análogos, pero con los que se pretenden al-
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canzar otros objetivos. Todo esto es especialmente patente cuando se compara la tradición de una Escuela de
Ingenieros a la de ciertas facultades universitarias. Precisamente por el peso de esa tradición no deja de producir cierto estupor el ver cómo imparten titulaciones de
ingenieros centros que carecen de ella y de los que no
hay evidencia de que pretendan emularla.
Nuestros tiempos son complejos, como supongo que lo
han sido todos para aquellos que les ha tocado vivirlos,
pero presentan algunas peculiaridades que son relevantes al tema que estamos tratando. La fe en la técnica, en
la ingeniería, en el progreso (como también, en otro orden de cosas, en la democracia) está sufriendo los embates propios del presumible fin de la época de la modernidad en la que la ingeniería ha jugado un papel tan importante. Por citar una fecha, siempre discutible, en 1789
arranca la modernidad y el proyecto ilustrado. Por citar
otra fecha, más discutible todavía, en 1989, con la caída
del muro de Berlín, se cierra ese período y adviene la
postmodernidad. Las actitudes ante esta última son enormemente variadas y van desde los que la rechazan, pretendiendo reducirla únicamente a sus manifestaciones
más insostenibles ligadas a ciertas formas irresponsables de multiculturalismo y relativismo, hasta los que la
abrazan con una total sumisión a un complejo mundo de
manifestaciones culturales, aún no suficientemente
estructuradas, que se presentan como un barco a la deriva sin rumbo ni timonel. En cualquier caso parece estar
fuera de toda duda que nos encontramos en un momento
de inflexión, de cambio de época. Y en esos momentos
es especialmente importante decidir qué se puede salvar
de lo que considerábamos bueno de la época anterior,
qué será inevitable que abandonemos, qué será susceptible de adaptarse a los nuevos tiempos, y qué novedades traerán estos con las que tendremos que habérnoslas.
Como opción personal tengo que manifestar que la apertura a los tiempos que nos vienen parece razonable hacerla con una ineludible referencia a nuestros orígenes
ilustrados. Pero sin confundir razón con fe. Y la primera
nos exige una revisión inacabable de aquello en lo que
creemos. Nuestra simpatía con el mundo de la Ilustración, e incluso una cierta identificación con sus supues-
INGENIO
tos básicos, debe llevarnos no a postular una
esclerotización de esos principios sino a una continua
revisión que permita acondicionarlos a los nuevos tiempos.
La Ilustración se produjo hace dos siglos, y en ese período se ha producido, y se sigue produciendo, el mayor
flujo de pensamiento que ha conocido la historia de la
humanidad. El tiempo no pasa en balde. Hay que digerir
lo que se ha pensado en ese lapso. A ello, y no a fáciles
veleidades, es a lo que nos referimos cuando hablamos
de postmodernismo. De este mundo pretendidamente
postmoderno en el que nos ha tocado vivir, los ingenieros
tenemos que tomar nota de la pérdida de la fe ciega en el
progreso y en la utopía, que parecía que podríamos alcanzar de forma casi mecánica e inevitable mediante el
uso de la razón. Soplan, sin embargo, vientos que pueden sernos favorables: la exaltación de la razón teóricocientífica parece ceder su puesto a la aceptación de formas de pensamiento más cercanas al pragmatismo y al
pluralismo. Frente a la cristalización del monolitismo
cientifísta en una nueva escolástica, con toda su cohorte
de rigidez conceptual, parece que vivimos una reacción
que pretende encontrar formas más plásticas de pensamiento en las que tenga cabida un mundo plural y complejo. Ante el positivismo lógico, que ha conducido inevitablemente a formas de dogmatismo fisicalista, resultan
cada vez más atractivas formas de pensamiento cercanas al pragmatismo americano, más embebidas de razón práctica y en las que la acción tiene prioridad sobre
el conocimiento. Me aventuro a pensar que el método
propio del ingeniero encuentra mejor acomodo en un
mundo presidido por el pragmatismo y la pluralidad, que
en uno regido por un cientifismo monista. Es esta una
afirmación, quizás un tanto radical, que me temo que
suscite alguna disidencia. En todo caso, considérese
como una conjetura sobre la que creo que tendremos
que volver porque, de una forma u otra, en la respuesta
que se le dé está implícito el futuro de nuestra profesión,
al menos en el futuro inmediato.
En lo anterior confío que se haya puesto claramente de
manifiesto que el ingeniero si quiere definir su propia identidad profesional (y no que se la den hecha otros) tiene
que reflexionar sobre ella; es a ello a lo que me refiero
cuando postulo que el ingeniero debe filosofar. Además
de definir su propio ámbito de actividad, hay otra circunstancia que aconseja al ingeniero la necesidad de reflexionar sobre su actividad profesional. El hecho de que la
ingeniería sea una profesión, y por tanto tenga encomendada una función social, obliga a que tenga que plantearse cuestiones éticas y deontológicas. Aunque los ingenieros han prestado desde siempre atención a estas cuestiones es posible que no haya sido suficiente. Existen
códigos de deontología profesional de la ingeniería, pero
el hecho de que existan muchos quiere decir que ninguno de ellos está suficientemente aceptado (al contrario
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de lo que sucede en medicina que tiene uno de gran
raigambre y tradición: el de Hipócrates, cuyo juramento
se identifica con el inicio de la profesión). Es posible que
el éxito profesional de los ingenieros, especialmente durante el XIX y la primera mitad del XX, les haya llevado a
una actividad desenfrenada en la que quizás la reflexión
sobre esa actividad y la autocrítica no hayan estado suficientemente presentes. Sin embargo, en los últimos decenios la contaminación y otros efectos adversos
medioambientales, así como problemas relacionados con
las nuevas bioingenierías, o la envolvente presencia de
las redes de comunicación –con la presumible invasión
del mundo de lo privado-, ha determinado que tenga que
asumir y enfrentarse con las responsabilidades sociales
y éticas de su trabajo. Existe el temor de que no esté
suficientemente preparado para ello. Una reflexión sistemática y actualizada sobre estas cuestiones parece estar a la orden del día. Una razón más para abundar en la
conveniencia de que el ingeniero filosofe o reflexione o
como se quiera decir.
La ingeniería es una profesión dotada de prestigio social,
lo que sin embargo no ha impedido que se cuestione su
identidad. Los ingenieros, para bien o para mal, tenemos
mucho trabajo y es posible que esa absorbente actividad profesional nos haya llevado a subvalorar el ejercicio
sistemático de la reflexión y de la autocrítica. Ha sido,
tradicionalmente, una profesión minoritaria y ello, unido
al éxito profesional, ha hecho que fuesen muy pocos los
que se dedicasen con suficiente intensidad, y no meramente como un pasatiempo bien intencionado, a esa
labor sistemática de análisis crítico de su labor. El número de ingenieros ha crecido espectacularmente en éstos últimos decenios, y es posible que se vaya alcanzando el volumen crítico que permita que algunos de ellos,
ya en número significativo, dediquen una parte considerable de su actividad a esa labor de reflexión. Acaso tengan que soportar la acusación de que se dedican a hacer
especulación gratuita. Nada, sin embargo, más infundado ya que aportarán algo muy práctico: las ideas básicas sobre las que se articulará el ejercicio de la profesión y su presencia en la sociedad. Si bien se piensa se
verá la inmensa componente pragmática (es decir práctica, lo que resulta tan del gusto de los ingenieros) que
tiene esa actitud. Creo que ello tiene una importancia
vital para el futuro de la profesión, pero no sólo para ella,
en un sentido corporativo, sino para lo que representa en
el cuerpo social: la disposición de un grupo profesional
formado específicamente para la resolución práctica de
los problemas asociados al omnipresente mundo de los
objetos artificiales.
Javier Aracil
A I C I A
La Asociación de Investigación y Cooperación Industrial de Andalucía (AICIA) es
una asociación creada para fomentar,
facilitar, canalizar y gestionar la vinculación entre las actividades académicas y
de investigación que se desarrollan en
la Escuela Superior de Ingenieros de Sevilla, con la que está íntimamente relacionada, con las necesidades profesionales y técnicas de los sectores productivos y de servicios de nuestro entorno.
AICIA trabaja con la Universidad de Sevilla y ofrece servicios altamente especializados de investigación y desarrollo en: Ingeniería Química, Transferencia de Calor, Ingeniería Civil, Energía y Medio Ambiente, Ingeniería de Organización, Ingeniería Mecánica
y de los Materiales, Ingeniería de Tráfico y Transportes,
Ingeniería Eléctrica, Electrónica y Telecomunicaciones.
La experiencia acumulada
desde su creación en 1980
y su continuada labor de
transferencia de tecnología
y de respaldo a las actividades industriales han hecho de AICIA una institución de gran prestigio y solvencia profesional.
AICIA
Escuela Superior de Ingenieros
Camino de Los Descubrimientos
s/n. 41092 - SEVILLA
Tel: 95 448 61 24
Fax: 95 446 31 53
URL: http://www.esi.us.es/AICIA
E-mail: [email protected]
INGENIO
22
El Plan de Estudios de
Ingeniería Química
Continuando con la serie de artículos dedicados a los planes de estudios de todas las
titulaciones impartidas en la Escuela, abordamos en este número el correspondiente
al nuevo plan de estudios de Ingeniería Química.
La titulación de Ingeniero Químico es una de las nuevas
titulaciones surgidas en el marco de los nuevos planes
de estudio. A diferencia de las nuevas titulaciones de
Ingeniero en Automática y Electrónica Industrial, Ingeniero de Organización Industrial e Ingeniero en Electrónica que son todas de segundo ciclo, la titulación de Ingeniero Químico nace con el mismo «rango» que las
titulaciones ya existentes de Ingeniero Superior; es una
titulación de ciclo completo con entidad propia e independiente del Ingeniero Industrial.
El nuevo plan de estudios de Ingeniero Químico tiene
pues dos ciclos, sin titulación intermedia, con asignaturas estructuradas a lo largo de cinco cursos académicos. El número total de créditos es de 360 (1 crédito =
10 horas). El primer ciclo tiene una duración de 3 años y
216 créditos. El segundo ciclo es de 2 años y 144 créditos. Para obtener el título se exige la realización de un
Proyecto Fin de Carrera.
El plan de estudios ha sido homologado por la Comisión
Académica del Consejo de Universidades de fecha 14/
07/98, y publicado en el BOE de 18/09/98 por Resolución de 3 de septiembre de 1998 de la Universidad de
Sevilla.
El número total de asignaturas ofertadas en la carrera es
de 67, sin tener en cuenta las asignaturas de libre configuración. Del total de asignaturas, 41 son asignaturas
comunes (troncales u obligatorias), 28 en primer ciclo y
13 en segundo ciclo, y las 26 asignaturas restantes son
optativas. En las materias troncales existen 5 asignaturas exclusivamente de laboratorios con un total de 33
créditos.
La optatividad se encuentra en segundo ciclo y da lugar
a dos intensificaciones o especialidades: Industrial y
Medio Ambiente. Cada intensificación contiene 48 créditos estructurados en dos bloques. El alumno que desee
seguir un itinerario curricular debe cursar al menos 33
créditos de las asignaturas incluidas en el primer bloque.
Para obtener los 15 créditos restantes, puede elegir entre:
de la misma intensificación.
c) Realizar una actividad tutorada o un proyecto de colaboración en centros de investigación. En este supuesto, cada 30 horas de actividad equivaldrán a 1
crédito.
En la Escuela de Ingenieros de Sevilla, esta opción sólo
la contempla la titulación de Ingeniero Químico. En el
resto de titulaciones no se pueden obtener parte de los
créditos optativos mediante una actividad tutorada o un
proyecto de colaboración.
Aunque en la titulación de Ingeniero Industrial que se
imparte en la Escuela de Ingenieros de Sevilla, existen
unas intensificaciones de Química y de Medio Ambiente
que comparten un cierto número de asignaturas optativas
con las correspondientes del Ingeniero Químico, la formación que reciben los alumnos de las dos titulaciones
es diferente. Basta con hacer un pequeño ejercicio comparando las asignaturas comunes de los títulos de Ingeniero Industrial (revista Ingenio nº 10) y de Ingeniero Químico resumidas en este artículo. En esta línea es muy
interesante comparar los planes de estudio del título de
Ingeniero Químico impartido en una Escuela de Ingenieros, como es el caso de la Universidad de Sevilla, con
los impartidos en Facultades de Química en otras Universidades.
El número de asignaturas a cursar en las intensificaciones
es de 9 o 10 según la especialidad. En primer ciclo el
número de asignaturas por curso está comprendido entre 8 en primer curso y 10 en segundo y tercero. En segundo ciclo el número de asignaturas por curso depende
de la intensificación y de la forma de obtener los 15 créditos no pertenecientes al primer bloque. Como en el plan
de estudios de Ingeniero Industrial, el número de asignaturas está motivado fundamentalmente por la troncalidad
de la titulación y la limitación existente en el crecimiento
de la troncalidad. En cualquier caso, al existir un importante número de asignaturas cuatrimestrales, el número
máximo de asignaturas que un alumno ha de cursar simultáneamente en un curso nunca es superior a 6.
José Guerra Macho
a) Cursar otras asignaturas incluidas en el primer bloque.
b) Cursar asignaturas incluidas en el segundo bloque
23
INGENIO
Ciclo
Curso
Materias
Troncales
Materias
Obligatorias
Materias
Optativas
Libre
Configuración
Proyecto Fin
de Carrera
1º
54
15
--
--
--
69
2º
43,5
21
--
--
--
64,5
I CICLO
TOTAL
3º
12
49,5
--
--
--
61,5
Sin Asignar
--
--
--
21
--
21
4º
45
--
21
--
--
66
5º
30
--
27
--
6
63
Sin Asignar
--
--
--
15
--
15
Total
184,5
85,5
48
36
6
360
II CICLO
Distribución de créditos del plan de estudios
Primer Curso
Algebra
Cálculo
Fundamentos Físicos de la Ingeniería
Expresión Gráfica (A)
Química Física (A)
Experimentación en Química I (B)
Fundamentos de Informática (B)
Química Inorgánica (B)
Cr
9
15
15
7,5
6
4,5
6
6
Segundo Curso
Mecánica de Fluidos (A)
Operaciones Básicas de la Ing. Química (A)
Química Analítica (A)
Química Orgánica (A)
Termodinámica y Cinética Química Aplicada (A)
Elasticidad y Resistencia de Materiales (B)
Experimentación en Química II (B)
Métodos Matemáticos en la Ing. Química (B)
Operaciones Básicas en Sólidos y Fluidos (B)
Transmisión de Calor (B)
Créditos totales:
69
Tercer Curso
Experimentación en Ingeniería Química
Fenómenos de Transporte
Ingeniería de Procesos Térmicos (A)
Métodos Estadísticos de la Ingeniería (A)
Teoría de Circuitos (A)
Teoría de Estructuras (A)
Análisis Instrumental (B)
Construcciones Industriales (B)
Regulación Automática (B)
Tecnología de Procesos Químicos (B)
Créditos totales:
Cr
12
9
6
6
4,5
4,5
4,5
6
4,5
4,5
61,5
Quinto Curso
Experimentación en Planta Piloto (A)
Proyectos (B)
Proyecto Fin de Carrera (B)
Cr
4,5
6
7,5
6
6
6
Optativas
27
Créditos totales:
63
Simulación y Optimización de Procesos Químicos (A)
Tecnología Química Industrial (A)
Control e Instrumentación de Procesos Químicos (B)
Créditos totales:
Cuarto Curso
Economía y Organización Industrial (A)
Materiales (A)
Reactores Químicos (A)
Tecnología Química Básica (A)
Laboratorio de Procesos de Ing. Química (B)
Operaciones de Separación (B)
Tecnología del Medio Ambiente (B)
Cr
6
6
7,5
6
9
6
4,5
6
9
4,5
64,5
Cr
7,5
6
7,5
4,5
7,5
6
6
Optativas
21
Créditos totales:
66
Asignaturas cuatrimestrales:
(A) Asignatura primer cuatrimestre
(B) Asignatura segundo cuatrimestre
Distribución de asignaturas (no incluye la libre configuración)
INGENIO
24
Asamblea General
Actividades 1999
El pasado día 20 de marzo se celebró la Asamblea General anual de la Asociación. En ella se hizo balance de las
actividades desarrolladas durante el año 1999 y se presentó el presupuesto para el ejercicio de 2000. Al término de
la Asamblea tuvo lugar la conferencia Desarrollo de los nuevos negocios en Internet, impartida por D. Joaquín
Coronado, y que resultó de gran interés para los asistentes.
• Visita cultural: Iglesia de Santa Ana (Febrero)
• Conferencia sobre la política fiscal española (Marzo)
• Visita a la Central Térmica de Los Barrios y Gibraltar
Intercar (Marzo)
• Reunión de la III Promoción (Marzo)
• Visita al Estadio Olímpico de Sevilla (Abril)
• Campeonatos deportivos (Mayo)
• Visita Cultural: iglesias mudéjares de Sevilla (Junio)
• Conferencia-Concierto (Junio)
• Visita Cultural: Iglesias mudéjares de Sanlúcar la Mayor y
Torre de los Guzmanes de La Algaba (Septiembre)
• Visita cultural: Reales Alcázares de Sevilla (Octubre)
• Visita a la Central de Bombeo Tajo de la Encantada (Nov)
• Cata de Vinos (Noviembre)
• Conferencia: Velázquez en Sevilla (Noviembre)
• Reunión de la IV Promoción (Diciembre)
Junta Rectora
Presidente: D. Javier Alonso Rodríguez
Vicepresidentes:
• D. José Julio Guerra Macho
• D. Federico París Carballo
Secretario: D. Adolfo Crespo Márquez
Tesorero: D. Pedro Moreu de León
Vocales:
• D. J. Mariano González Romano
• D. Guillermo Guillén Machuca
• D. Luis Martínez Ortega
• D. Manuel Moreno Retortillo
• D. Francisco Muñoz López
• D. Miguel Ángel Muñoz Pérez
• D. José Palop González
• D. Fco. Javier Pedregal Pardo
• Dª Ana Peña Solís
ERTISA, una Compañía del Grupo CEPSA
Fabricación de Productos Químicos Básicos
Exigencia de Calidad
Compromiso con la Seguridad
Respeto al Medio Ambiente
Polígono Industrial Nuevo Puerto - Palos de la Frontera
Teléfono: 959369213 - Fax: 959369307
e-mail: [email protected]
Web-site: www.ertisa.es
ER - 0020/2/92
25
INGENIO
¡BIENVENIDOS!
Estos son los compañeros que se han unido a nosotros desde el anterior número de la revista Ingenio.
A todos ellos les damos desde aquí nuestra más cordial bienvenida y les invitamos a que participen,
junto al resto de los asociados, en los próximos e interesantes actos que estamos preparando.
FE C H A
DE ALTA
NOMBRE
PROMOCIÓN
AÑO DE
FINALIZACIÓN
10/11/99
Jesús Manuel Siles Aceña
XXIX
2000
10/11/99
Javier Gómez Sánchez
10/11/99
José Luis Sampedro Fernández
10/11/99
Juan Pérez Bohórquez
11/11/99
Antonio Blanco Luque
12/11/99
Luis Javier Pastor Vivas
12/11/99
José Manuel Rodríguez Martín
12/11/99
Miguel Ángel Iglesias López
XXIV
1995
16/11/99
Francisco Javier Antúnez Martel
XXVII
1998
18/11/99
Rogelio Rodríguez Ruiz
XXVI
1997
19/11/99
Mª Teresa Ariza Gómez
(Profesora)
-
19/11/99
Isabel Román Martínez
23/11/99
David Gámez Vela
XXIV
1995
24/11/99
Santiago Fernández Lázaro
VI
1976
12/12/99
Juan Manuel Martínez de Estarrona Moreno
24/01/00
Julio Fernández Pozuelo
IX
1979
3/04/00
Antonio Miguel Sánchez Rojas
XXV
1996
3/04/00
Sergio Miguel Arroyo Peralvo
XVIII
1989
3/04/00
Miguel Ángel López Rodríguez
XXI
1992
3/04/00
Javier Domínguez Garrido
XIX
1990
17/04/00
Antonio Bárcena Limón
XXIX
2000
NOTA: los espacios en blanco se deben a que los impresos de inscripción que nos entregaron estos
asociados no estaban completos. Sería conveniente que estas personas se pusieran en contacto
con la Secretaría de la Asociación para facilitar los datos que faltan, lo cual redundará además en la
calidad de los servicios que podamos ofrecerles.
... con ellos ya somos
558
asociados
INGENIO
26
BASES DEL I PREMIO “INGENIO” DE NARRATIVA
1. PARTICIPANTES
Podrán participar todos los alumnos de la Escuela Superior de Ingenieros de la
Universidad de Sevilla, matriculados en asignaturas del último curso de la carrera.
2. REQUISITOS DE LAS OBRAS
Las obras presentadas con título, serán inéditas, de temas relacionados con la ingeniería en general, y con
una extensión mínima de tres folios y máximo de diez, escritos a doble espacio.
3. PLAZO DE PRESENTACIÓN
El plazo de presentación finaliza el 15 de mayo de 2000.
4. PRESENTACIÓN Y ENTREGA DE OBRAS
Los trabajos se presentarán por duplicado, en sobre cerrado sin el nombre del autor. En el interior del
sobre de presentación se introducirá otro sobre cerrado con la inscripción del título, conteniendo fotocopia
del D.N.I., documentación acreditativa de la condición de antiguo alumno o alumno de la Escuela Superior
de Ingenieros de Sevilla, dirección y teléfono de contacto del autor.
Las obras se entregarán en la sede de la Asociación de Antiguos Alumnos, en la entreplanta 1ª de
la Escuela Superior de Ingenieros, en horario de 9 a 14 horas.
5. PREMIOS
Se establece un primer premio de 50.000 ptas y diploma. Las obras premiadas se publicarán en la revista
Ingenio, pudiéndose publicar también las obras no premiadas, indicando el nombre del autor.
6. SELECCIÓN DE OBRAS Y ENTREGA DE PREMIOS
Un jurado, presidido por el Sr. Presidente de la Asociación de Antiguos Alumnos, y formado por representantes de la Escuela Superior de Ingenieros de Sevilla y del Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de
Andalucía Occidental, seleccionará la obra premiada. Actuará como secretario del jurado el secretario de
la Asociación de Antiguos Alumnos.
El jurado podrá declarar desiertos los premios que estime oportunos.
El fallo del jurado será inapelable y se producirá antes del 15 de junio de 2000. La entrega de los
premios se efectuará en un acto público que se anunciará con suficiente antelación.
7. DEVOLUCIÓN DE OBRAS
La devolución de las obras se efectuará del 1 al 15 de octubre de 2000 en horario de 9 a 14 horas, en la
sede de la Asociación de Antiguos Alumnos.
8. ACEPTACIÓN DE LAS BASES
El hecho de participar en el Premio supone, por parte del concursante, la plena aceptación de las presentes bases.
SODEAN, UN INSTRUMENTO DE LA JUNTA DE ANDALUCÍA PARA LA MEJORA
DEL SISTEMA ENERGÉTICO ANDALUZ
•UNA COMPAÑÍA ORIENTADA A LA PRESTACIÓN DE SERVICIOS DE PLANIFICACIÓN, INGENIERÍA Y CONSULTORÍA ENERGÉTICA
•UNA COMPAÑÍA MODERNA Y EFICAZ, CON AMPLIA EXPERIENCIA Y AL
SERVICIO DE LA SOCIEDAD
Sociedad para el Desarrollo Energético de Andalucía, S.A.
C/ Isaac Newton. Antiguo Pabellón de Portugal
Isla de la Cartuja. 41092 SEVILLA
BOLETÍN DE INSCRIPCIÓN EN LA ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOS
“ANTONIO DE ULLOA”
DE LA ESCUELA SUPERIOR DE INGENIEROS DE SEVILLA
DATOS PERSONALES
Nombre
Apellidos
Dirección
CP
Ciudad
Teléfono
Provincia
NIF
E-mail
Año de finalización
Titulación
DATOS PROFESIONALES
Empresa
Dirección
CP
Provincia
Ciudad
Teléfono
Fax
E-mail
Solicita su inscripción en la Asociación de Antiguos Alumnos de la Escuela Superior de Ingenieros de Sevilla
como asociado de número, por la cantidad de 4000 pts anuales.
En _________________________ a _____ de ______________________ de 19 ____
Firmado:
AUTORIZACIÓN DE CARGO EN CUENTA
Sr Director de
Entidad
Sucursal
Dirección
Ciudad
CP
Provincia
Cuenta nº __ __ __ __ / __ __ __ __ / __ __ / __ __ __ __ __ __ __ __ __ __
Ruego a Ud. que a partir de la fecha y hasta nueva orden se sirva abonar a la Asociación de Antiguos Alumnos de la
Escuela Superior de Ingenieros de Sevilla los recibos que emita con cargo a mi cuenta.
Firmado:
Ataguía para cimentar la pila de un puente.
Agostino Ramelli. «Le diverse et artificiose machine». 1588. Biblioteca Nacional, Madrid
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