ERRADICAR LA POBREZA Y EL HAMBRE

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PRO
PÓN
TE
LOS
OBJETIVO 1
ERRADICAR
LA POBREZA
Y EL HAMBRE
CRÉDITOS
© Educación Sin Fronteras, 2009
Edita y distribuye
Educación Sin Fronteras
Josep Anselm Clavé, 6 1o 1a
08002 Barcelona
93 412 72 17
Dirección técnica
Eulalia Alemany
Autores
José Ángel Medina. IC Iniciativas
Fernando Cembranos. IC Iniciativas
Carolina Cid. IC Iniciativas
Mariana Duffill. IC Iniciativas
Jorge Mora. IC Iniciativas
Blanca Sánchez. IC Iniciativas
Comisión de trabajo
Olga García
Magdalena Chiurazzi
Isabel Magalló
Clara Miranda
María Martí
David Llucián
Cristina Pavón
Guillermo Cuñat
Sonia Aldea
Lucía Forcadell
Paloma Oltra
Diseño y maquetación
Publigat.com
Fotografía de portada
Imagen cedida por Marc Coma y
Anna Pérez Català.
Fotógrafos: Alberto Martinez y Belén
Domínguez
Maquillaje: Fidel Fernandez
Impresión
ARTS GRAFIQUES CEVAGRAF
Depósito Legal
ISBN
2
OBJETIVO 1
ERRADICAR LA POBREZA Y EL HAMBRE
¿Qué les
queda a los
jóvenes?
MARIO BENEDETTI
“¿Qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de paciencia y asco?
¿sólo graffiti? ¿rock? ¿escepticismo?
también les queda no decir amén
no dejar que les maten el amor
recuperar el habla y la utopía
ser jóvenes sin prisa y con memoria
situarse en una historia que es la suya
no convertirse en viejos prematuros
¿qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de rutina y ruina?
¿cocaína? ¿cerveza? ¿barras bravas?
les queda respirar / abrir los ojos
descubrir las raíces del horror
inventar paz así sea a ponchazos
entenderse con la naturaleza
y con la lluvia y los relámpagos
y con el sentimiento y con la muerte
esa loca de atar y desatar
¿qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de consumo y humo?
¿vértigo? ¿asaltos? ¿discotecas?
también les queda discutir con dios
tanto si existe como si no existe
tender manos que ayudan / abrir puertas
entre el corazón propio y el ajeno /
sobre todo les queda hacer futuro
a pesar de los ruines de pasado
y los sabios granujas del presente.”
3
Índice
00
Introducción
01
Erradicar la pobreza o la riqueza
04
La colonización comercial de la vida
05
¿De quién son las cosas?
08
La falacia de “no se puede hacer
nada”
09
Y, ¿ahora qué?
02
06
03
07
…un dólar diario…
Los tiempos cambian ¿a mejor?
4
Las pobrezas
No vengáis a ayudarnos
OBJETIVO 1
ERRADICAR LA POBREZA Y EL HAMBRE
00
Introducción
En septiembre de 2000 tuvo lugar
en la ciudad de Nueva York, la Cumbre del Milenio. En ella los representantes de 189 estados recordaban
los compromisos adquiridos en los
noventa y firmaban la Declaración
del Milenio.
En esta Declaración se establecía
un acuerdo en el que la comunidad
internacional se comprometía a “no
escatimar esfuerzos para liberar
a nuestros semejantes, hombres,
mujeres y niños de las condiciones
abyectas y deshumanizadoras de la
pobreza extrema”.
Ese compromiso tomaba forma en la decisión de establecer y
conseguir ocho objetivos antes del
año 2015. Estos objetivos abarcaban
diferentes áreas relacionadas directa
o indirectamente con la pobreza extrema: la erradicación de la pobreza
y del hambre, la educación primaria
universal, la igualdad de sexos y la
autonomía de la mujer, la reducción
de la mortalidad infantil, la mejora
de la salud maternal, el combate
contra el VIH, el paludismo y otras
enfermedades, la sostenibilidad del
planeta y la formulación de una asociación mundial para el desarrollo.
Todos los objetivos tienen como
finalidad primordial la erradicación
de la pobreza extrema y el hambre
pero cada uno de ellos actúa de
forma independiente en un ámbito diferente de la vida humana. El
propósito es establecer acciones y
conseguir logros en cada una de las
áreas para que actúen de forma sinérgica, es decir, para que los logros
en cada una de las áreas apoyen
y faciliten los logros en otras. Así
todos los objetivos tienen una estrecha relación entre sí; algunos se
tocan e incluso a veces se solapan
en sus planteamientos.
Sin duda no se puede entender
la mejora de la salud infantil y la
reducción de la mortalidad de los
niños y niñas sin asegurar que van a
nacer y crecer en un medio ambiente saludable; o la igualdad entre
hombres y mujeres si a ellas les
cuesta la vida dar a luz; o la erradicación de la pobreza si no existe
una forma de comercio mundial
justa y equitativa.
Aunque hayan sido los estados
los que firmaron la Declaración del
Milenio sería injusto afirmar que el
problema de la pobreza extrema y el
hambre es tan sólo de los estados y
no de las personas que habitamos
el planeta y que lo compartimos
como lugar y forma de vida. La
responsabilidad sobre lo que en
el planeta acontece es de todas
las personas que lo habitan y las
diferencias entre el poder de unas
y otras no es una excusa para no
comprometerse en la lucha contra
las situaciones que matan a muchas
personas y degradan a otras.
El problema es de todos y, si
acaso, es más de las personas que
habitan en los países del norte, cuyo
nivel de vida y situación económica
es en gran parte el origen de los
problemas del sur.
En cada sector de población, en
cada institución, en cada barrio,
en cada casa la responsabilidad no
recae por igual, pero es una responsabilidad global. Los Objetivos de
Desarrollo del Milenio son objetivos
de todos y de todas y como tales deben contar con una acción decidida.
La población joven es más o menos
el 50% de la población mundial y
por lo tanto tiene una parte de la
responsabilidad.
5
¿En qué consiste esa responsabilidad? En función de las limitaciones
que el modelo social, económico y
cultural impone al acceso al poder y
a las decisiones al colectivo juvenil
se podría pensar que consiste en
poco. Sin embargo hay dos factores
que son clave para explicar el papel
de los jóvenes en esta “tarea”. En
primer lugar su papel como futuros
hombres y mujeres sobre los que
descansa la esperanza y las posibilidades de construir un mundo
necesariamente diferente. En segundo lugar su capacidad como fuerza
reivindicadora por su atrevimiento,
creatividad y fuerza.
Para poder acometer las responsabilidades que a cada persona le
tocan en esto es necesario actuar
con diligencia, con corrección, con
estrategia. Y esa estrategia comienza por tomar postura: ¿estamos
de acuerdo con los Objetivos del
Milenio?, ¿en qué?, ¿cómo se miden
estos Objetivos?, ¿qué podemos
hacer?, ¿sabemos lo que pasa?,
¿qué significan las palabras que se
usan en los Objetivos?, ¿cuál es la
cuota de responsabilidad? Estas y
otras preguntas son obligatorias. Es
necesario pensar para poder actuar,
es necesario discutir y debatir para
poder compartir, es necesario saber
para poder cambiar.
Este documento que tienes
en las manos intenta facilitar ese
primer paso: la reflexión, el pensamiento, el debate, la toma de
postura ante una situación que no
es posible que pase desapercibida
y que exige que se elabore una posición personal y se construya con
otros colectiva.
Este cuaderno trata de provocar
esa reflexión, ese intercambio y ese
debate en torno al Objetivo 1 de la
6
Declaración del Milenio: “Erradicar
la pobreza extrema y el hambre”.
Este objetivo pretende entre
otras cosas: reducir a la mitad, entre
1990 y 2015, la proporción de personas que sufren hambre; reducir a la
mitad, entre 1990 y 2015, la proporción de personas cuyos ingresos
son inferiores a un dólar diario; y
conseguir pleno empleo productivo
y trabajo digno para todos, incluyendo mujeres y jóvenes.
Pero ¿qué es pobreza?, ¿por
qué se miden las cosas en dinero?,
¿cuánto más desarrollo mejor?, ¿el
problema es la pobreza o la riqueza?, ¿el mundo se puede agotar?,
¿existe una sola pobreza?, ¿los
transgénicos son buenos o malos?
Estas y otras preguntas han de ser
contestadas. En los textos de este
cuaderno y en las actividades que
los acompañan pueden encontrarse
algunas respuestas.
OBJETIVO 1
ERRADICAR LA POBREZA Y EL HAMBRE
01
Erradicar la pobreza o la riqueza
Vivimos en un mundo de ricos y
pobres. Los ricos son cada vez más
ricos y los pobres cada vez más
pobres. Si preguntáramos a muchas
personas sobre si están de acuerdo en erradicar definitivamente la
pobreza del mundo habría una más
que probable unanimidad: sí. No
nos hemos vuelto tan locos como
para desear que las personas tengan hambre o sufran por no poder
tener los elementos mínimos para
una vida digna.
para que esos millones de personas
accedan a la comida, el agua, las
medicinas o el bienestar.
Sin embargo hay una cosa que
escapa a veces a este planteamiento de erradicación de la pobreza:
¿se puede suprimir la pobreza sin
hacerlo también con la riqueza?
Es decir, hay que saber si sería
posible que los habitantes más pobres de la tierra pudieran alcanzar
ciertos niveles de bienestar mínimo
y que el resto mantuviera su nivel
de vida actual. Lamentablemente la
respuesta es no. Un no rotundo y
evidente.
Debatir en grupos de 6
la respuesta a la pregunta ¿se
puede suprimir la pobreza sin
hacerlo también con la riqueza?
Cuando pensamos en la enorme cantidad de personas que en
el mundo viven en condiciones
indignas podemos imaginarnos un
mundo más feliz en el que todas las
personas pudieran alcanzar un nivel
de vida mínimo. En el que las condiciones estructurales cambiasen
Por eso a algunos países se les
llama subdesarrollados y a otros
en vías de desarrollo, porque se
supone que, si todo fuera bien, irían
poco a poco “llegando” a ese lugar
donde todos y todas tengamos una
existencia digna. Pero para que todo
esto ocurra hay que resolver primero una pregunta: ¿hay para todos?
Nuestro mundo, nuestro planeta es finito, tiene límites, es lo que
hay y hay lo que es. No hay más.
Es como una inmensa tarta que
nos podemos comer, pero, como
en los problemas de matemáticas
de primaria, hay que repartirla y si
unos comen mucho otros comerán
poco, y si unos comen excesivamente, otros simplemente no comen.
A veces no nos damos cuenta de
estas limitaciones porque medimos
las cosas en dinero, y se nos olvida
que el dinero es un papel pintado
del que podemos hacer más si
queremos. Sin embargo no podemos “fabricar” agua, hierro, grano,
patatas, carbón u oxígeno.
Las materias primas, la energía,
los alimentos, el agua, la tierra y
muchos otros bienes no son insuficientes, están mal repartidos.
En grupos de 4 encontrar ejemplos explícitos de
recursos que estén mal repartidos a nivel mundial
No podemos aspirar a resolver
los problemas de la pobreza en el
mundo elevando sin más los niveles
de vida de las personas pobres.
Para que eso sea posible es necesario que las personas que más tarta
comen dejen de hacerlo en esa cantidad. Si no desparecen los ricos, es
muy complicado que desaparezcan
los pobres.
La pobreza no es el punto de
partida de un proceso que comienza
en ella y termina en el bienestar. La
pobreza es un resultado, es la esta7
ción final de un sistema de reparto
injusto y enfermo.
Igualar los niveles de vida no
es posible elevando los más bajos.
Es necesario establecer un nuevo
reparto para lograr una palabra que
en el planeta, en el mundo de la naturaleza ha funcionado bien durante
miles de años, pero que los seres
humanos hemos venido a alterar
muy seriamente: el equilibrio.
Equilibrar las rentas de las personas, aquello de lo que disponen
para vivir, significa elevar las de
las pobres, pero sin ninguna duda,
significa también limitar las rentas
de las ricas. No hay para todos en
ciertos niveles.
Es como la fábula de la persona
que quería taparse con una manta
demasiado corta. Si se tapa la cabeza, sus pies y sus piernas quedan al
descubierto, si se tapa los pies y las
piernas, la cabeza es la que queda
sin protección. ¿Qué es más importante la mitad superior del cuerpo
o la inferior? Y si esta pregunta
tuviera respuesta qué tal ésta: ¿qué
personas son más importantes las
que habitan un país o las que viven
en otro?
Un ejemplo de lo que ocurre
últimamente en el mundo acerca
de esto lo tenemos en el uso de
los cereales. Recientemente se ha
resaltado la importancia de los biocombustibles para poder prescindir
en cierta medida del consumo de
combustibles fósiles como el petróleo. El porcentaje de tierras en las
que se plantan cereales (de los que
se obtiene el biocombustible) es
finito y no puede aumentarse porque las tierras cultivables están al
máximo de su producción. Así que
hay que tomar la decisión de para
8
qué queremos utilizar esos cereales:
para la producción alimentaria o
para la producción de biocombustible. Quién come, ¿los coches o las
personas?
No es posible sacar la pobreza del planeta si no le ponemos
freno o límites a la disponibilidad
de recursos que las personas y
los territorios ricos disponen para
mantener su nivel de vida. Se trata
de acabar con la riqueza, no con la
pobreza. Renunciar al despilfarro
o limitar los recursos con los que
se vive, a menudo puede ser más
productivo que “luchar” porque las
personas pobres tengan más dinero
con el que vivir.
Hacer una lista individual de cosas de las que
podríamos limitar el gasto
sin perder una gran calidad
de vida en un mes, calcular el
dinero ahorrado y luego sumar
el de todos los miembros del
grupo.
OBJETIVO 1
ERRADICAR LA POBREZA Y EL HAMBRE
02
…un dólar diario…
Los seres humanos necesitamos a
menudo utilizar algún sistema de
medida, algo que nos diga cómo es
la realidad para poder almacenarlo
en nuestro cerebro. A veces nuestro
deseo por “medir” la realidad nos
lleva a utilizar sistemas que en lugar
de aumentar nuestra información
nos la restan y que, sin embargo,
sobreviven.
Por ejemplo la distancia entre
dos pueblos se medía antes en
jornadas, es decir, en el número de
días que se tardaba en trasladarse
de un lugar a otro, habitualmente a pie. Esta forma de medir las
distancias era muy útil puesto que
incorporaba información de cuánto
y cómo era el camino y permitía
tomar decisiones. Hoy las distancias se miden en kilómetros. Lo
que ocurre es que se tarda bastante
tiempo en conocer los kilómetros,
los niños reconocen fácilmente los
días y las noches, pero no las unidades de medida de longitud. Además
la variedad de medios de transporte
hace difícil saber qué significa en
tiempo una cantidad de kilómetros
determinada.
Buscar medidas antiguas o en desuso que tuvieran
más información en si mismas
de las que se utilizan actualmente
Para poder medir la riqueza de las
personas y los pueblos se han venido
utilizando diferentes unidades de
medida. Unas son más conocidas
que otras, la más popular es el dinero. Una persona puede decir lo rica
o lo pobre que es diciéndole a otra
cuánto dinero tiene o cuánto gasta.
Es por esa razón que cuando
queremos decidir a nivel mundial
cuántas personas son pobres o
cuántas ricas lo hacemos conociendo con cuánto dinero viven al día
esas personas. Pero, ¿es el dinero
una forma adecuada de medir la
riqueza?
Responder a esta pregunta es
esencial porque si no lo fuera estaríamos basando nuestras actuaciones en una mirada a la realidad que
nos está dando información falsa o
incompleta.
Es bastante probable que utilizar
el dinero, los dólares o los euros,
para medir la riqueza de las personas sea un sistema que ya no sirva
tanto como parece. Puede ser que
sea útil para las grandes empresas,
para los bancos o para las personas
e instituciones que utilizan las cifras
para hacer transacciones o negocios. Pero, ¿realmente mide la riqueza de las personas o los territorios?
Supongamos que le damos una
vaca a una persona de un país pobre y anotamos en un papel el valor
en dólares de la vaca como una
parte de su riqueza. Al año siguiente
esta persona ya tiene la vaca. Lo
que deberíamos hacer, según las
reglas del dinero, es calcular cuánta
“riqueza” le da la vaca en términos
de leche, de queso o de carne para
poder comprobar cómo aumenta
su riqueza. A menudo para que su
vaca sea considerada riqueza debe
vender la leche, si se la bebe y sacia
su sed pero no la comercializa, no
se considera riqueza. Si su vaca se
muere deberíamos anotar números
negativos valorando lo que significa
perder una vaca.
Ahí está la clave, en los números.
El dinero son números, números
anotados en un papel o en una
pantalla de ordenador que indican
9
la “riqueza” de las personas pero
no nos dan información sobre lo
que ocurre en la vida de las personas. Es necesario que las cosas, las
actividades y los elementos sean
cuantificados en dinero para poder
medir la riqueza de las personas y
eso no permite saber más que una
parte. Los cuidados maternales, la
tranquilidad, el equilibrio ecológico,
la seguridad, la ausencia de conflictos no se contabilizan en dinero.
¿Podríamos decir que alguien que
tiene una estructura familiar sólida,
que vive en paz, en armonía con su
ecosistema es pobre?
Si le preguntamos a una
persona de un país pobre si
prefiere una vaca o su valor en
dólares ¿que creéis que contestará?
Veamos qué pasa con los territorios. El PIB (Producto Interior
Bruto) es una de las medidas que
utiliza el dinero como referencia.
Cuanto más dinero se mueva en un
territorio por dentro y hacia fuera,
más “produce” ese territorio, y por
lo tanto, más rico es.
Imaginemos un lugar cerca de
un río. Allí la gente vive bien, se
baña en el río, bebe de él y lo utiliza
para hacer tareas domésticas. El
río es de todo el mundo y como es
público, comunitario y no tiene dueños no cuenta en las riquezas del
lugar. Sin embargo cierto día el agua
del río sufre una misteriosa contaminación. Ya no se puede beber de
ella, las riberas del río pierden su
vegetación y no es posible el baño
por temor a las enfermedades. La
gente de la población tiene que beber agua embotellada, que proviene
del propio río sólo que está tomada
un poco más arriba de la corriente
10
donde aún no hay contaminación.
Ese manantial es privado porque
alguien lo compró y se lo vende a la
factoría de agua embotellada que se
ha instalado cerca de la población
y que da empleo a bastantes personas del pueblo. Estas personas eran
agricultores que se autoabastecían
de alimentos, ya no pueden serlo
porque no tienen agua buena para
regar sus campos. Además alguien
instaló una piscina en la que el agua
tratada químicamente puede utilizarse para bañarse.
El producto interior bruto de este
territorio ha dado un salto hacia
adelante importante: las ventas
de agua en el supermercado, los
puestos de trabajo en la factoría,
la piscina y el trasiego de material
y personas que eso supone se han
encargado de ello. El pueblo es más
rico. El pueblo tiene un río con el
agua sucia, ¿el pueblo es más rico?
Pensar en qué cosas
“estropeamos” en el entorno y
en la vida a cambio de parecer
más ricos.
La riqueza de un lugar crece
cuando se construye una carretera,
aunque cada vez tiene menos espacios donde se ve la tierra; la inversión en seguridad y protección de
las personas hace crecer la riqueza,
mientras procuran no estar en la
calle más que el tiempo indispensable; las agencias matrimoniales
aumentan la riqueza, aunque no se
sepan los nombres de los vecinos
de al lado.
A menudo contabilizar la riqueza
en dinero facilita el olvido de muchas
cosas que generan la riqueza de las
personas y los pueblos. Los lazos
familiares, el agua limpia, la paz, la
ausencia de enfermedades, el equilibrio ecológico, la autonomía para
alimentarse, la compañía, la libertad
no cotizan en bolsa, no son dinero, y
por lo tanto no son riqueza.
¿Y si la cuestión no fuera aumentar el número de dólares con
los que sobreviven las personas,
sino afrontar una forma diferente
de medir la riqueza? Es más, ¿y si la
cuestión es cambiar el concepto de
riqueza?
Hacer una lista de cosas
que producen bienestar en las
personas. Luego clasificarlas
según sea necesario o no el
dinero para obtenerlas.
OBJETIVO 1
ERRADICAR LA POBREZA Y EL HAMBRE
03
Los tiempos cambian
¿a mejor?
Mi abuela se llama María de las
Mercedes. Nació en 1930 en una casita de una aldea asturiana de unos
20 habitantes. En su nacimiento
ayudó su abuela materna. Era la segunda de cinco hermanas. La gente
de la aldea se dedicaba a la agricultura y a la ganadería a pequeña
escala. Mis bisabuelos tenían una
pequeña huerta y algunos animales
y de eso vivía toda la familia.
harina de maíz para desayunar y le
agregaban azúcar. Al mediodía comían berzas y patatas que ellos mismos cultivaban. A la noche, manzanas hervidas con leche y otras veces
jarrapas, una harina cocida con agua
a la que se le hacía un agujerito y se
ponía azúcar moreno en el centro.
Comían lo que tenían en la huerta
y la fruta de los árboles. No usaban
dinero porque no compraban nada.
Mi abuela dormía en una pequeña cuna de madera que había hecho
mi bisabuelo y que heredaron todas
sus hermanas. Sus pañales estaban
hechos a mano en tela de algodón y
toda su ropita también. Nunca tuvo un
cochecito, la llevaban en brazos y se
alimentaba de leche materna. Cuando
era una niña jugaba con muñecas que
hacía ella misma con un trapo. Les
ponía un hilo en boca de color rojo y
otro negro para los ojos y las cejas.
También jugaba con canicas que hacía
de barro, a la rayuela y a la comba.
Había una fuente en el pueblo
de ahí cogían el agua que venía del
monte. Una vez al año, en la fiesta
del pueblo, comían garbazos con
tocino y una gallina del corral, para
festejar. Para limpiar los suelos de
la casa usaban arena que sacaban
de una piedra y una ristra hecha con
las hojas del maíz .Frotaban la arena
mojada con la ristra y luego lo enjuagaban con agua. Los platos los lavaban con agua caliente que calentaban en un fogón en la cocina de leña.
Utilizaban el mismo jabón para todo
y, a veces, sosa. La ropa también la
lavaban con ese jabón; la oscura, con
agua de eucalipto hervido.
La escuela era mixta y de varias
edades. Usaban libro y una libreta
con un lápiz. La maestra venía de
otro lugar a dar clases y mi abuela
siempre llegaba sudando y tarde
porque venía de dejar el ganado en
el monte. Comían leche cocida con
Para bañarse iban a la fuente a
buscar un cubo de agua que llevaban
en la cabeza. La fuente quedaba lejos
y salía un chorrin. El agua, la calen-
taban en el fogón y se bañaban en
una batea. Se metían una a una en la
misma agua y usaban el mismo jabón para el cuerpo y para la cabeza.
En el pueblo no había ni radio
ni luz. Se enteraban de las noticias
por la gente que pasaba. El baile era
una vez por semana los domingos
en la bolera. Ahí había luz y tocaba
un fonógrafo, así que los mozos
de los alrededores se acercaban a
divertirse un rato, empezaba a las 5
y acababa a las 8.
Para hacer la ropa su madre una
vez compró un rollo de tela azul y
de ahí les hizo un vestido a cada
una con la misma hechura. Cuando estaba sucio iban a la poza a
lavarlo y los heredaban las unas de
las otras. Los calcetines los tejían
y zurcían a mano. A veces también
heredaban algún vestido de alguna vecina. El resto de la ropa se la
hacían ellas mismas con sábanas o
telas que cambiaban por productos
de la huerta.
Cuando mi abuela cumplió 17
años, mi bisabuela les anunció que
había estado ahorrando para que
su hermana mayor y ella se fueran
a Argentina. Ahí las recibiría su tía,
11
que les proporcionaría casa y les
encontraría trabajo. A los 3 meses mi
abuela tenía preparada ya la maleta
en la que llevaba toda su vida: dos
vestidos, dos chaquetas tejidas por
su madre, un misal de su primera
comunión y una foto de su madre.
Sólo tenía un par de zapatos.
Tras un mes en alta mar por fin el
barco atracó en Buenos Aires… Gijón
era la ciudad más grande que habían
visto en su vida, Buenos Aires era
inmensa. Todo era diferente: había
coches en las calles, la gente era elegante, estaba lleno de tiendas y restaurantes, no había campo…Las dos
hermanas se instalaron en un cuarto
compartido en una pensión para
señoritas. Su tía les había conseguido un trabajo como costureras en
una fábrica de ropa y pronto estaban
trabajando de 7 a 2 en turnos rotativos para conseguir dinero para pagar
el cuarto, la comida y mandar algo
de vuelta a casa. No gastaban dinero
en nada, aprovechaban los retales
de la fábrica para coserse la ropa y
para no gastar en medias se dibujaban a mano la costura en la parte de
atrás de la pierna todas las mañanas.
Tampoco salían mucho, su vida
social consistía en ir a visitar a su tía
los domingos y en las meriendas que
se preparaban después por la tarde a
las que se acercaban algunos vecinos
en su mayoría también inmigrantes.
Fue en una de esas meriendas en
la que aparecieron dos hermanos,
Antonio y Ramón, que se quedaron
prendados de las chicas y enseguida
las invitaron a salir. Tras unos meses
de paseos por la ciudad y conos de
helado, las dos parejas se casaron
en San Martín provincia de Buenos
Aires, el 15 de marzo de 1951.
Mis abuelos, Antonio y Mercedes,
se mudaron a una pequeña casita
12
de alquiler. Mi abuelo llevaba trabajando desde los 14 años como mozo
en unos almacenes textiles y justo
había logrado abrir su propia tienda:
El Puente, una pequeña boutique de
ropa para caballero. Mi abuela dejó
su trabajo en la fábrica y a los 10
meses ya estaba embarazada de mi
madre. Conservando sus orígenes,
mi abuela se empeñó en tener alguna gallina y una pequeña huerta en el
jardín, porque los huevos comprados
ya en esa época no eran lo mismo.
Mi madre nació el 16 de enero
de 1952. Ser madre en esa época no
era una tarea fácil. Toda la ropa del
bebé se tejía a mano, los pañales se
hacían de tela a mano también, para
lavarlos había que hervirlos durante
horas. Además, mi abuela se dedicaba a llevar toda la economía doméstica: iba al mercado todos los días,
cosía la ropa de todos los miembros
de la familia, mantenía la casa como
los chorros del oro, cuidaba la huerta
y las gallinas, cocinaba…
Cuando eran niñas mi madre y mi
tía iban al colegio durante 8 horas,
mi abuela las llevaba y traía a pie tres
veces al día. Cuando volvían a casa
por la tarde jugaban en el jardín. A
mi madre le gustaba investigar con la
naturaleza y se dedicaba a socorrer a
todo tipo de animales malheridos. Tenían alguna muñeca pero casi siempre estaban correteando al aire libre.
El negocio de mi abuelo prosperó, se
mudaron a una casa más grande que
ellos mismos habían diseñado. Las
gallinas y la huerta se quedaron atrás,
en la otra casa. Ahora estaban en un
barrio residencial, mucho más fino,
un poco alejado, pero más acorde
con su nuevo estatus.
Mi abuelo se compró su primer
coche para poder ir a la tienda todos
los días. Mi madre y mi tía empeza-
ron a ir a un colegio inglés también
un poco alejado y pronto mi abuela
tuvo que sacarse el carnet de conducir para poder llevarlas y traerlas,
además de hacer las compras, ir a la
peluquería y todas esas cosas. Cuando mi madre cumplió los 4 años,
entró en casa la primera televisión.
Al principio, venían los vecinos a ver
la famosa televisión a su casa. Los
domingos se hacían asados y auténticas reuniones de vecinos en torno
al pequeño aparato. Cada uno traía
su silla y algo de comer, la diversión
estaba garantizada.
Mi madre no tardó en conocer y
conquistar a mi padre. Era el hermano de una compañera del colegio.
Empezaron a salir enseguida. Se
casaron en cuanto mi madre terminó
la facultad. Mi padre trabajaba en un
estudio de grabación como técnico de
sonido y mi madre terminó su doctorado embarazada de mi hermano.
Nosotros somos cuatro hermanos y
yo soy la segunda. Cuando éramos
pequeños vivíamos en una casa en un
barrio muy tranquilo de Buenos Aires.
Mi madre se dedicaba a llevar la casa
y a cuidar de los cuatro.
Argentina empezó a ser un lugar
poco seguro para criar una familia.
Tras las dictaduras militares y los tiroteos a diario en plena calle, vino la guerra de las Malvinas. El trabajo empezó
a flojear y mi padre recibió una oferta
para venir a trabajar en España. No lo
pensaron dos veces y en 1983 cruzamos otra vez el Atlántico, esta vez en
un Jumbo, para venir a instalarnos en
Madrid. Mi padre siguió trabajando
de lo suyo, aunque empezó a viajar
bastante. Mi madre siguió cuidando
de la casa y de los cuatro niños.
Recuerdo mi infancia pasando
todas las tardes en la calle. Mi muñeca
se llamaba Nati y me encantaba sacarla
OBJETIVO 1
ERRADICAR LA POBREZA Y EL HAMBRE
a pasear en un cochecito que había
heredado de mi prima. Mi madre le
tejía pequeños jerséis de lana y con el
tiempo aprendí yo también a coserle
alguna cosita. A medida que íbamos
creciendo jugábamos más en pandilla,
nos juntábamos todos los niños de los
bloques de alrededor del parque sin
importar la edad y jugábamos al escondite, al rescate, al balón prisionero…
Las niñas jugábamos más a la comba
y la goma y los chicos jugaban más a
las canicas y las chapas. En mi familia,
los domingos, nos solíamos juntar con
mis tíos y mis primos para comer. En
invierno en casa, pero en cuanto venía
el buen tiempo nos íbamos de picnic
a la Sierra. Nos llevábamos un balón y
nos pasábamos toda la tarde entretenidos inventando juegos mientras los
mayores charlaban.
Por esa época solíamos ir los cuatro a la compra con mi madre. Nos
llevaba colgados del carrito por los
inmensos pasillos del hipermercado
y tenía que soportar nuestras ocasionales rabietas porque nos empeñábamos en que queríamos algo. Las
navidades en casa eran un sueño.
Los Reyes nos llenaban de regalos.
Al día siguiente estábamos todos en
la calle fanfarroneando con nuestros
trofeos.
Cuando cumplí doce años abrieron el primer McDonalds de mi barrio. Empecé a ir ahí con mis amigas
los viernes a comer una hamburguesa y pasar el rato. Cerca había unos
recreativos, así que entre chuches y
pipas echábamos la tarde. Todas mis
amigas tenían unas preciosas zapatillas blancas de marca y, tras dar la
tabarra un tiempo, un día mi madre
me llevó de compras y volví a casa
con zapatillas nuevas y con unos vaqueros. A mi hermano le compraron
una videoconsola y un par de juegos
y los dos tan contentos.
Los móviles no aparecieron en
mi vida hasta que no cumplí los 19
años. Hasta entonces siempre nos
habíamos apañado para quedar
usando el fijo, pero de un día para
otro todo el mundo empezó a tener
su propio teléfono. Un poco más
adelante, se metió Internet en casa
y, una vez más, de repente se volvió
imprescindible tener ordenador y
estar conectado cuando antes nunca
había hecho falta.
Yo pronto me busqué un trabajito
al terminar el instituto para pagarme
mis gastos. Al principio hacía de
canguro de unos vecinos los viernes,
pero pronto me busqué un trabajo
de verdad porque con ese no me
llegaba para pagármelo todo. Entre
la cuenta del móvil, la ropa, algún
viajecito de vez en cuando y salir de
marcha, la vida me salía ya por un
pico.
Mi hermano se casó hace tres
años. Él y su mujer se fueron de luna
de miel a la Riviera Maya. Tienen un
piso en una urbanización a las afueras de Madrid. Los dos trabajan en el
centro así que los dos tienen coche
y se hacen 2 horas al día de atascos
para ir y volver a casa. Hace un año
nació mi sobrinito, Dani. Entre todos
le compramos uno de estos cochecitos supersónicos con ruedas gigantes que salió por un ojo de la cara.
Nunca imaginé que tener un hijo era
tan caro. Aparte del cochecito tuvieron que comprar un cuco, una cuna,
un parque, un asiento para el coche,
una bañera, un aparato para desinfectar los biberones, un sacaleches,
un cementerio de pañales que los
envasa al vacío para que no huelan y
mil inventos más. Ahora está yendo
a una guardería porque su madre
no llega a casa hasta las 19:00. Ella
quería pedir la jornada reducida,
pero entre la hipoteca, los coches, la
guardería…si quieren poder irse de
vacaciones este año, la jornada reducida no se la pueden permitir.
Mi abuela está supercontenta
con su bisnieto. Hace ya años que
decidieron venirse a Madrid también
y viven muy cerca de mi madre. Ella
ahora está aprendiendo inglés, conduce un estupendo coche para ir al
gimnasio y acaba de instalar el adsl
en casa para poder hablar con mi tía
por videoconferencia.
Yo a veces la miro y me pregunto
cómo se las apañará la tía para haber podido asimilar tantos cambios y
si pensará que han sido para mejor o
para peor...
Recordar anécdotas de
la familia en la que se puedan
ver los cambios que ha habido
en las tres últimas generaciones: alimentos, tiempo libre,
trabajo…
Hacer una lista de las
cosas que han ido evolucionando hacia algo mejor y aquellas
que lo han hecho hacia algo
peor
Discutir sobre si antes se
vivía peor o mejor
Pensar y escribir qué
dirían nuestro bisabuelo y
nuestra bisabuela sobre cosas
modernas como el móvil, Internet, los coches eléctricos, el
metro, los ordenadores, etc.
13
04
La colonización comercial
de la vida
En el Paleolítico, las sociedades
humanas todavía eran nómadas. Se
autoabastecían mediante la caza y la
recolección. Permanecían afincados
en el mismo lugar hasta agotar los
recursos disponibles y después emigraban a zonas menos explotadas.
La llegada del Neolítico trajo
cambios en las formas de subsistencia. El crecimiento de la población y
los cambios climatológicos hicieron
más viable la vida en asentamientos
duraderos y la humanidad empezó
a ser cada vez más sedentaria. Esto
trajo consigo los comienzos de la
agricultura y la ganadería, la aparición de los primeros excedentes y
por lo tanto los inicios del comercio.
Los nuevos asentamientos posibilitaron el aumento de la población
y esto provocó a su vez el aumento
de la necesidad de recursos para
abastecer a dichas poblaciones.
Con poblaciones crecientes
en asentamientos crecientes, se
necesitaba también una economía
creciente. Se hizo indispensable la
búsqueda de nuevos territorios colonizables que proporcionaran más
recursos, más mano de obra esclava
y también nuevos mercados.
14
Durante siglos la humanidad
se ha dedicado a colonizar nuevos
territorios para poder mantener el
crecimiento de la economía. Todos
los grandes imperios, desde Grecia
hasta la España imperial, han necesitado expandirse y colonizar nuevos territorios para poder mantener
el crecimiento de sus economías. El
actual sistema económico imperante a nivel mundial, el capitalismo, se
asienta sobre este crecimiento continuo, que necesita cada vez más
materias primas y nuevos mercados
para mantenerse con vida.
Contar cosas y sucesos
históricos que tengan que ver
con la necesidad de los grandes imperios y civilizaciones de
expandirse
Pero dentro de un mundo con
una superficie limitada, pronto la
colonización ha llegado a todos los
rincones. En la actualidad no quedan nuevos territorios sin explorar,
ni existe la posibilidad de encontrar
nuevos mercados en los que vender
los productos que fabricamos. Se
podría decir que la humanidad se ha
topado con las fronteras del mundo. Ante esta situación, el sistema
económico ha tenido que emplearse
a fondo para imaginar una salida
viable que le permitiera seguir creciendo indefinidamente dentro de
los límites de un mundo finito. Para
ello se ha lanzado a la aventura de
colonizar dentro de las colonias, de
encontrar nuevos mercados dentro
de los mercados y por lo tanto, a la
colonización comercial de la vida.
Pero, ¿qué significa realmente
esto de la colonización de la vida?
Básicamente significa que el sistema económico, para poder seguir
creciendo, necesita que compremos
cada vez más y por lo tanto intenta
que necesitemos comprar cada vez
más cosas. El proceso mediante el
cual se consigue eso es la creación
de necesidades: primero se separa
a la gente de las soluciones gratuitas a sus problemas y luego se le
venden esas soluciones. El resultado siempre es el mismo, se le pone
precio a lo que antes era gratis y la
humanidad lo acaba comprando.
Creando necesidades se hacen
nuevas colonias dentro de las vidas
de las personas, colonizando su
tiempo, sus espacios, sus relaciones
e incluso su pensamiento. El instrumento para esta colonización hacia
OBJETIVO 1
ERRADICAR LA POBREZA Y EL HAMBRE
dentro es la globalización de formas
de vida o estilos de consumo, y su
mayor arma es la publicidad en los
medios de comunicación, sobre
todo la televisión.
Hacer una lista de necesidades creadas por la publicidad
Hacer una lista de actividades y cosas no comprables
que resuelvan las necesidades
humanas
Para ilustrar este proceso de
colonización de la vida por parte del
mercado podemos detenernos en
algunos ejemplos ilustrativos que
no dejan lugar a dudas: la salud, las
relaciones, el ocio o la infancia.
Si nos adentramos en el terreno
de la salud encontraremos que la
humanidad ha sobrevivido durante
siglos sin un modelo médico como
el que conocemos hoy en día. La
sabiduría popular se centraba en la
prevención y aportaba todo tipo de
remedios naturales al alcance de
cualquiera. Hoy en día la medicina
está al servicio de la industria farmacéutica y por lo tanto al servicio
del mercado.
Esto ha provocado un cambio
sustancial, porque en términos de
beneficios, lo rentable es la ausencia
de salud: es decir, la enfermedad.
Nos encontramos entonces con un
sistema médico que abandona la
prevención a favor de la paliación
de síntomas y se dedica a medicalizar aspectos de la vida que antes
no se consideraban patológicos: la
timidez, la hiperactividad, los nervios, la falta o exceso de sueño, la
falta o exceso de apetito o peso, los
procesos naturales ante circunstancias adversas de la vida, etc. Cada
vez es menor la tolerancia al dolor o
a la incomodidad y esa intolerancia
se traduce en la compra de medicamentos. Esta es una colonia en continuo crecimiento que se nutre año
tras año con el descubrimiento de
nuevas patologías físicas o psicológicas y los consiguientes hallazgos
farmacéuticos para su tratamiento.
Hacer una lista de ejemplos de colonización comercial
de la salud
En cuanto a las relaciones, lo
más llamativo es que se han desintegrado los espacios y tiempos que
históricamente habían permitido
que las redes sociales se nutrieran:
los barrios, la comunidad de vecinos, los espacios públicos para el
ocio, el tiempo de descanso, etc.
Para salvar estas nuevas distancias
espacio-temporales el mercado ha
encontrado un sinfín de soluciones.
Eso sí, ninguna de ellas tan gratuita
como lo podía ser un encuentro en
la escalera con la vecina del cuarto.
Para empezar han aparecido por
doquier un sinfín de espacios de
encuentro de pago paralelamente
a la desaparición de espacios de
encuentro gratuitos. Me refiero a
bares, cafeterías, centros comerciales y demás lugares en los que hoy
en día podemos conocer a otros.
También han aparecido servicios
que nos permiten acercarnos a
otras personas tales como servicios de encuentros, agencias de
relaciones o incluso un montón de
actividades pagadas que pueden
servirnos de excusa para conocer a
gente. Conocer a alguien en la calle
ya no sólo ha dejado de ser habitual
sino que incluso está socialmente
mal visto.
Hacer una lista de ejemplos de colonización comercial
de las relaciones
El ocio es otra de las grandes
nuevas colonias del mercado. Hasta hace relativamente poco, el ocio
consistía básicamente en juntarse
con las amistades o la familia en
casa o en la calle. Ahora, toda una
industria del ocio está floreciendo
para cubrir nuestras necesidades
de entretenimiento: enormes salas
de cine por doquier, cadenas de
restaurantes que ofrecen comidas
de todos los rincones del mundo,
boleras, pistas de esquí, salas de
recreativos e incluso esos maravillosos lugares donde pagas por jugar
a estar dentro de un videojuego
matando al enemigo con pistolas de
juguete disparadas a dianas electrónicas en el pecho del contrincante.
Sí, divertirse gratis hoy en día es
prácticamente imposible.
Hacer una lista de ejemplos de colonización comercial
del ocio
El juego también se ha convertido en otro territorio colonizado.
Los tazos han sacado del mapa a
las creativas y gratuitas chapas; la
wii ha tumbado de un plumazo a
la comba, la goma y todo lo que se
podía hacer con un simple balón, la
muñeca de trapo ha sido desbancada por la Barbie y sus mil accesorios (al parecer, ella también tiene
necesidades). ¿Para qué jugar al
escondite todos juntos en el parque
si podemos tener a cada niño en su
casa contribuyendo al crecimiento
de la economía consola en mano?
Además a los niños antes les
cuidaban sus mamás, sus abuelas,
la tía o, sobre todo, sus hermanos
15
mayores. Ahora con las mamás
trabajando ocho horas al día y las
abuelas viviendo del otro lado de la
ciudad, ha nacido la necesidad de
las guarderías, en las que se puede
aparcar al niño desde la tierna edad
de tres meses. Para las horas que
la guardería no cubre, ha aparecido
la figura de la canguro, y para los
más mayores una importante oferta
de actividades extraescolares para
aliviar la carga de los padres que
llegan a las tantas de trabajar.
¿Qué harían los padres y madres
modernos si no fuera por toda esta
ayuda? Todo son facilidades que el
mercado ofrece con toda su buena
intención para que uno pueda trabajar el mayor tiempo posible, para
ganar todo el dinero que pueda,
para comprar todo lo que necesita…
ahora que su espacio, su tiempo y
su vida han sido colonizados.
Hacer una lista de ejemplos de colonización comercial
de la infancia
Hacer una lista de ejemplos de colonización comercial
de algún aspecto de la vida
elegido por el grupo
16
OBJETIVO 1
ERRADICAR LA POBREZA Y EL HAMBRE
05
¿De quién son las cosas?
Durante mucho tiempo las cosas
abundantes, las cosas que permitían al ser humano sobrevivir no
eran de nadie. O más exactamente
eran de propiedad comunitaria.
Los bosques o los manantiales, las
piedras y el aire eran de todos.
Existe una forma de acumular
riqueza: la propiedad. Cuando
una persona es dueña de algo o lo
posee, acumula dos elementos muy
importantes sobre ese algo. Una
de ellas es la contabilización de la
riqueza, es decir, esa persona puede
decir que una parte de su riqueza es
eso. Por eso, cuando nos compramos un coche y podemos decir que
ese coche es mío, lo que hacemos
es anotar entre nuestras “riquezas”
ese coche. Y, sobre todo, dejar claro
que nadie más puede hacerlo, nadie
puede contar entre sus propias
riquezas ese coche.
Debate: ¿Qué debería
ser de cada persona? y ¿qué
debería ser de todos?
Esto es muy importante para hacer cualquier tipo de consideración
sobre quiénes son las personas ricas y quiénes las pobres. A menudo,
la propiedad de las cosas se basa en
criterios que no son especialmente
razonables: la apropiación, la conquista, el robo o la anticipación.
ciones económicas complicadas o
acuerdos confusos que permiten
trasladar la propiedad de unas personas a otras.
A veces, las personas simplemente deciden que algo que es de
todos o que está ahí es suyo porque
nadie lo dijo antes. Es como cuando dos niños reciben dos regalos y
uno de ellos dice: “me pido el azul”.
Si el otro niño reclama su derecho
a tener también el objeto de color
azul, el primero sin ninguna sombra
de duda afirmará: “me lo he pedido” y eso es suficiente para zanjar
la cuestión. Algunas personas o
instituciones hacen o han hecho eso
a lo largo del tiempo. Por ejemplo,
llegaron a una tierra y dijeron: “me
la pido” y se quedaron con ella por
el mero hecho de haberla reclamado. Nadie tuvo nunca la necesidad
de reclamar su derecho a considerar
esa tierra entre sus pertenencias o
riquezas porque estaba ahí, para
todo el mundo. Ahora ya no es así.
Casi siempre bajo el aspecto
de actividades correctas como el
comercio, de principios no dudosos como el progreso o de razones
innegables como la libertad o la
democracia, los seres humanos
hemos despojado unos a otros de
cosas que no eran suyas en el sentido de poseer un papel que lo diga,
sino que lo eran en virtud de que
las usaban con prudencia y sentido,
y por lo tanto, no era importante
saber quién era el dueño.
En otras ocasiones los objetos
o los recursos estaban en posesión
de otras personas y se les quitaron.
No siempre por la fuerza o por la
violencia -que también-, sino que
se utilizan trucos legales, formula-
Esto ha ocurrido con el agua, con
el conocimiento de la salud, con las
semillas productivas, con las formas
de comunicación, con los productos
culturales y con otras fuentes de
bienestar para las personas y los
pueblos. Pero el caso más espectacular es el de la propiedad de la tierra. Existen innumerables ejemplos
en la historia del ser humano en el
que unos grupos han arrebatado a
otros el uso de la tierra.
La tierra, los árboles, el suelo,
las plantas, los animales que hay en
17
ella, etc. eran un bien abundante y
comunitario. Se utilizaba de forma
racional puesto que el mal uso de la
tierra perjudicaba a todos y a todas
y el buen uso beneficiaba a todos
y a todas. La forma de asegurar la
supervivencia de los pueblos y los
grupos era que la tierra no fuera
esquilmada. Cada vez hay menos
territorio en el planeta en manos de
comunidades y más en manos de
personas o instituciones. Esa propiedad permite utilizar la tierra de
manera que no favorece a las personas que la habitan. Sin embargo, las
dueñas no viven allí, no dependen
de su estado para la supervivencia
inmediata puesto que viven lejos.
Por eso pueden hacer un uso incorrecto de ella.
Discutir sobre el interés y el valor de la propiedad
privada
Y aquí nos encontramos con el
segundo elemento importante que
conlleva la posesión de algo: el poder de decisión sobre ello. Cuando
algo es mío, yo decido lo que quiero
hacer. Lo puedo utilizar en mi beneficio o en el de otros, pero yo soy el
dueño de las decisiones.
Cuando las decisiones que
tomamos sobre algo no nos afectan
directamente (aunque sí pueden
aumentar nuestra riqueza en los
números de un banco), tomamos
las decisiones de una forma menos
rigurosa, menos prudente y menos
razonable. Si vivimos en una casa
de alquiler las condiciones de esa
casa afectan a nuestra vida de forma notable puesto que es nuestro
hogar. Sin embargo es la persona
que posee esa casa la que establece las condiciones, desde cómo se
resuelve la calefacción hasta el ma18
terial que recubre las paredes. Si la
decisión la tomaran los habitantes
de la casa tendrían mucho más en
cuenta las consecuencias de cada
decisión en el bienestar. Si la toman
las personas que poseen la casa la
tomarán en función de la cantidad
de riqueza que les produzca.
Cada vez hay más cosas que
están en manos de pocas personas.
Por lo tanto esas personas no disfrutan de ellas en cuanto a su uso
directo para la supervivencia o el
bienestar, simplemente porque una
persona no puede vivir en 16 casas.
Es decir, cada vez menos personas
toman decisiones pensando sólo
en términos de riqueza -medida
en dinero-, que afectan a la vida de
muchas personas y a su riqueza
-medida en bienestar-.
Y cuáles son esas cosas: tecnología, medicamentos, formas de
cultivo, metros cuadrados, torrentes, caminos… todas las cosas que
permiten la vida y el equilibrio con
el planeta.
Por eso es tan importante el
reparto de la propiedad. Porque es
una manera de asegurar que las
personas tomen las decisiones adecuadas sobre los recursos. Porque
de esa manera las razones que se
esgrimen para decidir qué vamos a
plantar en el huerto, a quién voy a
ver hoy o cómo utilizamos el agua
son las de la gente que sobrevive o
no en ese territorio.
¿Qué cosas deberían
decidir los ciudadanos y ciudadanas de un barrio?
OBJETIVO 1
ERRADICAR LA POBREZA Y EL HAMBRE
06
Las pobrezas
Cuando se habla de pobreza se tiende a pensar en términos de dinero.
Si consideramos a una persona
pobre o a un país pobre, la asociación más inmediata será la de que
no tiene dinero. Según el mundo
globalizado en el que vivimos eso
es absolutamente verdad: es pobre
quien carece de dinero.
Dejando de lado la idea de que
existen muchas formas de riqueza
que no tienen que ver con el dinero,
y que con una definición de riqueza
diferente a la monetaria nos enteraríamos mejor de lo que pasa a nuestro alrededor, cabría hacerse una
pregunta ¿hay más de una pobreza?
La respuesta es sí. Aunque
los medios de comunicación y el
sistema educativo se empeñen en
convencernos de que pobreza es lo
que antes se aludía como falta de
dinero para comprar el bienestar,
existen otros tipos de pobreza. Menos conocidos, menos publicitados
pero igualmente peligrosos para la
vida. O más.
Actualmente vivimos en un mundo que adolece de unos niveles de
pobreza alarmantes en tres aspectos importantes. Existe la pobreza
cultural, la pobreza ecológica y la
pobreza relacional. Las tres en niveles de extrema peligrosidad.
Al mencionar la pobreza cultural
muchas personas piensan en las
manifestaciones culturales o en los
productos culturales de un país, un
territorio o un pueblo. Desde ese
punto de vista parecería que un colectivo que es culturalmente pobre es
aquel que tiene pocas manifestaciones culturales, que ha abandonado
sus formas tradicionales de expresión o que ha sufrido la invasión
de productos culturales (música,
historias, comunicación…) ajenos.
A pesar de que eso es cierto, la
pobreza cultural es aquella pobreza
que habla de la información y el
control. La cultura de un pueblo es
la información con la que cuenta
para sobrevivir. Es lo que se ha ido
aprendiendo a través de siglos y
siglos de existencia y que se transmite de generación en generación.
Son expresiones e ideas que hablan
de lo que es bueno y es malo, de lo
que se tiene que hacer para amar o
para enfrentarse, de lo que hay que
comer en invierno y lo que hay que
comer en verano, de lo ético y lo
inmoral, de la forma en la que hay
que relacionarse con los demás y
con el entorno. Cada cultura ha ido
incorporando todos aquellos sucesos que transcurren en sus proximidades para obtener de ello saberes
que permitan a las personas que
pertenecen a esa cultura el nivel de
vida adecuado para la supervivencia y el bienestar. Podríamos pasar
horas describiendo todos aquellos
elementos que configuran la cultura
de un pueblo.
Pero volvamos a la información
y el control. La cultura del pueblo
transmite la información importante y útil para que ese pueblo y las
personas que lo integran tengan
control sobre su futuro. Pongamos
un ejemplo sencillo. En territorios
donde la lluvia es escasa existen
muchas fórmulas para pronosticar
la lluvia, refranes y proverbios que
tienen a la lluvia como protagonista;
además las personas han aprendido
que cuando llueve hay que alegrarse
e incluso no son especialmente cuidadosas para proteger sus cabezas
del aguacero. En otros lugares donde la lluvia es abundante no existen
tantas frases hechas sobre la lluvia
como un regalo o las personas se
protegen más asiduamente de la
lluvia.
19
De nada le serviría a un habitante de Costa Rica donde la lluvia
y el agua son un bien abundante
conocer las innumerables formas
que la lluvia tiene de protagonizar
las manifestaciones culturales, los
comportamientos, las tradiciones
o las historias en un país como
España.
En cada lugar, en cada cultura se
come, se amenaza, se celebra, se
define, se llora, se repudia, se valora
o se atiende de forma diferente y
esa diferencia es debida al conocimiento y la sabiduría acumulados
durante miles de años de existencia
humana.
Actualmente existe un proceso
que se produce de forma paralela
a la globalización económica: la
globalización cultural. No se trata
de que en todas las listas de éxitos
musicales estén las mismas canciones (que también). La globalización
cultural consiste en que la información cultural, la que trataba de
transmitir ideas y principios relacionados con la supervivencia, se ha
ido homogeneizando, es la misma
en la mayoría de los lugares. Los
medios de comunicación de masas,
la publicidad, las editoriales, pertenecen cada vez a menos personas,
que dicen lo mismo en los mismos
sitios. Esto les permite vender sus
productos en más lugares. Productos que aparentemente tienen que
ver con el bienestar de las personas
pero que en muchos casos están
diseñados para la supervivencia en
territorios que no comparten absolutamente ninguna característica.
Al perder la información relevante, perdemos el control sobre lo que
nos ocurre o no. Imaginemos a una
abeja a la que le sacamos toda su
información genética sobre el valle
20
en el que vive y le introducimos la
información genética de otro valle
distante. Esa abeja tendrá dificultades para reconocer su alimento
y pondrá en peligro su vida, pero
tampoco podrá realizar su labor
polinizadora de forma adecuada
(una forma aprendida tras miles
de años) y por lo tanto también
pone en peligro la supervivencia de
algunas plantas, y por lo tanto la del
ecosistema y la de todos los seres
vivos contenidos en él.
La pobreza cultural consiste
en que cada vez nos pasa más lo
mismo que a la abeja, tenemos
más información de lugares, cosas, fenómenos y procesos que no
tienen que ver con nuestra vida, y
ponemos en peligro nuestra supervivencia.
Buscar ejemplos de la
pobreza cultural
La pobreza ecológica nos habla
de la cantidad de equilibrio entre el
entorno en el que vivimos y la forma
de vida que llevamos. Cuanto más
dinero poseemos se supone que somos más ricos. Pero, ¿qué pasa si a
cambio de obtener dinero dificultamos nuestra vida? ¿qué ocurre si la
entrada de dinero supone la pérdida
de las posibilidades de sobrevivir?
En muchos lugares del mundo
se está dando la paradoja de que los
países o los pueblos más ricos (en
términos de dinero) están haciendo
precisamente eso, poner en riesgo
su continuidad. Es como cuando
alguien a quien le gustan mucho
las golosinas las come sin parar y
no tiene en cuenta que ese placer
actual le puede dejar sin golosinas el resto de su vida porque su
organismo se deteriora demasiado. El verdadero problema surge
cuando el cuerpo ya está dando
signos evidentes de que no soporta
más golosinas y esa persona sigue
comiendo. ¿Por qué lo hace? Porque
su placer no consiste en comer las
golosinas, en degustarlas. Su placer
tiene que ver con la sensación de
que cada vez come más y mejores y
eso le hace seguir comiendo porque sólo aumentando el número
de golosinas que come es como se
siente bien.
Los países ricos tienen los ríos
contaminados, el aire cada vez
más irrespirable, hay que recorrer
kilómetros para ver la tierra porque
está recubierta de cemento, deben ir
a zoológicos para ver animales. En
muchas ciudades de esos países se
han marchado ya hasta las moscas
y los mosquitos porque ni para ellos
el hábitat es asumible como lugar.
Los países que viven así son
ricos en dinero pero su pobreza
ecológica es alarmante. Y ese no es
el problema principal. El problema
es que para mantener su condición
de países ricos necesitan empobrecer ecológicamente otros territorios
porque los suyos ya hace tiempo
que no dan para más. Esos otros
territorios son ricos ecológicamente
porque conservan su diversidad
biológica, porque pueden usar sus
ríos para muchas cosas, porque su
producción de oxígeno y de dióxido
de carbono está desequilibrada hacia la conservación de la vida y otras
razones. Sin embargo sufren del
empobrecimiento por la voracidad
de los territorios ricos.
Para muchas personas es tan importante ser ricas en dinero, que no
les preocupa en absoluto la pobreza
ecológica. Pero la pobreza ecológica
es muy peligrosa para las personas
que la sufren, pero también para las
OBJETIVO 1
ERRADICAR LA POBREZA Y EL HAMBRE
personas que están cerca porque
serán empobrecidas, con la promesa de convertirse en ricas. Y cuando
no haya territorios que empobrecer,
¿qué?
que hemos perdido a cambio de poder considerarnos ricos: el campo,
el agua, la libertad, la seguridad,
el mar… Descansamos para poder
seguir trabajando y ganando dinero.
Buscar ejemplos de la
pobreza ecológica
La historia del ser humano está
llena de situaciones y ejemplos
en los que las redes de relaciones
de las personas han sido las responsables de resolver conflictos,
problemas y dificultades. Aún hoy
en situaciones inesperadas, como
algunas catástrofes naturales, podemos verlo. Pero más cerca tenemos
ejemplos de cómo resuelven las
personas un problema grave que les
ocurre. Hay dos formas de resolver
el hecho de que repentinamente
tengamos una enfermedad neurológica: o pagas o acudes a las personas que te rodean.
La pobreza relacional es otra de
las pobrezas que podemos encontrarnos en la actualidad. Vivimos en
un planeta de soledades, de aislamiento, de relaciones desarticuladas y destruidas por las distancias.
Gran cantidad de personas sustituyen las relaciones reales con otras
personas por relaciones virtuales
-o sea inexistentes- con personajes
de la televisión y de otro tipo de
pantallas.
La forma en la que organizamos
nuestro hábitat y la forma en la que
organizamos nuestro tiempo nos
impide generar relaciones humanas
sólidas, que son una parte importante del bienestar. Nuestro hábitat
tiene forma de gran ciudad, un lugar
creado para los coches, en los que
el asfalto y los aparcamientos sustituyen paulatinamente a la calle. Un
lugar inhóspito para el ser humano,
peligroso e inseguro por la violencia
que generan las diferencias sociales.
Las personas nos recluimos en casa
a salvo de los coches y el humo y
nos asomamos a las ventanas que
allí tenemos, las pantallas. A través
de ellas vemos documentales sobre
lugares maravillosos en lugar de
conocerlos, nos preocupamos por
protagonistas de series en lugar de
por nuestros semejantes reales.
Usamos casi todo nuestro tiempo en ganar dinero -que es lo que
nos dicen que mide la riqueza- para
poder comprar pedacitos de aquello
¿A alguien le beneficia?
¿Hay alguna forma de
pobreza más importante que
otra? ¿Cuál?
La filosofía budista habla en
ocasiones de lo importante que es
que alguien a punto de morir tenga
la oportunidad de recibir el abrazo
de alguien que nos quiere, igual
que pasa al nacer. Esto refleja que
la sabiduría centra su atención en la
importancia de las relaciones humanas como fuente de bienestar.
Buscar ejemplos de la
pobreza relacional
Hacer una lista de actividades que se pueden hacer
de forma cotidiana para disminuir los niveles personales de
pobreza cultural, ecológica y
relacional
Vivimos en países ricos en
dinero pero cuya pobreza cultural,
ecológica y relacional es patente y
aterradora. ¿Por qué será que lo primero nos hace olvidar lo segundo?
21
07
No vengáis a ayudarnos
El capitalismo es como una gran
máquina cuya única forma de supervivencia es el crecimiento. Es un
aparato que si no crece se muere.
Por lo tanto su meta no es tener
mucho sino más. La diferencia entre
mucho y más es aparentemente
pequeña pero es esencial. Mucho
es una cantidad grande, quizá en
comparación con otras, pero es una
cantidad finita y estática, es decir
tiene límites, por muy lejanos y
grandes que estos sean.
Más no es una cantidad, es un
proceso. Más es cada vez más, cada
momento más. Más no tiene límites,
siempre necesita justo eso, más. Un
poco más, mucho más, bastante
más, pero más. No tiene límites.
Muy pocas cosas no tienen
límites, probablemente aparte del
universo y la estupidez humana no
sea fácil encontrar alguna. Concretamente nuestro planeta tiene límites.
El capitalismo necesita subsistir en
un medio sin límites pero existe en
un medio como la Tierra que tiene
límites. Los límites principales de la
Tierra son la cantidad de recursos
que existen, la energía que podemos
gastar y los residuos que podemos
producir.
22
Tengamos en cuenta tres argumentos en torno a la relación que
los países llamados ricos tienen
con los llamados países pobres
El primer argumento tiene que
ver con los recursos naturales.
Los metales, la tierra que mantiene su fertilidad, los mares, los
minerales, el agua que hay en el
planeta son siempre los mismos,
son recursos no renovables. Hay una
cantidad de hierro escondida en las
entrañas del planeta pero el hierro
no se crea, cuando no haya, ya no
habrá. El agua es la misma; sabemos
que el ciclo del agua es permanente
y que la mueve por todo el planeta,
pero siempre es la misma agua, si la
inutilizamos, no hay más.
Sin embargo el capitalismo actúa
como si hubiera un tubo que proviene del exterior del planeta que está
produciendo hierro o agua permanentemente y que, como mucho,
quizá estemos siendo últimamente
un poco despilfarradores con esos
recursos y con otros. Pero no es así.
No hay más, si lo gastamos todo, ya
no quedará. ¿Cómo hacer comprender esto a una máquina cuya única
forma de existir es crecer?
Como los países ricos ya agotaron hace tiempo sus fuentes de
recursos acuden a los de los países
pobres, a cambio de promesas de
progreso. Un progreso que no llega
y, lo más importante, no está claro
que lo deseen.
La energía de la que disponemos
es la del sol. Esa energía es constante siempre está llegando pero lo
importante es que no podemos tomarla sin más de los rayos solares.
Hace falta transformarla. Durante
miles de años las plantas han estado haciendo esa labor, transformando la luz del sol en alimento/combustible para la existencia de los
animales, y por lo tanto del hombre.
Si cada vez tenemos menos plantas,
¿cómo vamos a asegurar la producción de ese combustible animal que
es el alimento? El capitalismo necesita también cada vez más energía,
las personas no la necesitan. Por
eso hay que seguir acudiendo a
lugares donde poder desforestar o
requisar sus fuentes de energía para
que siga produciendo en grandes
cantidades y el sistema funcione.
Si seguimos gastando recursos
naturales y seguimos gastando
OBJETIVO 1
ERRADICAR LA POBREZA Y EL HAMBRE
energía seguiremos produciendo
una cantidad importante de residuos, fundamentalmente contaminación y basura. Esta contaminación y esta basura dificultan la
recuperación natural de los recursos
(porque degradan el entorno) y la
obtención de energía (porque dificultan la existencia de las plantas).
El capitalismo sigue creciendo y
contaminando y ensuciando. Cuando ya no puede ensuciar aquí, ensucia allá. Incluso puede comprarse
espacios donde liberar residuos o
adquirir a otros países sus cuotas
de contaminación.
Así que, en primer lugar, los
países ricos van a los países pobres
a llevarse sus recursos para producir y depositar allí los residuos de la
producción.
Investigar ejemplos
sobre expoliación de recursos
naturales en el mundo
El segundo argumento tiene que
ver con la sabiduría acumulada.
Durante muchos siglos los territorios han ido acumulando sabiduría sobre su relación con el entorno
que les rodea. Han ido plantando
semillas y eligiendo aquellas que
mejor producían en el suelo que habitaban; han ido probando hierbas y
remedios naturales para sus dolencias físicas y psíquicas; han ido
acumulando conocimiento sobre el
clima y sobre cómo adaptar sus viviendas o sus medios de transporte;
han ido configurando sus vestimentas para poder protegerse del frío,
del calor y de las inclemencias.
Los países ricos, encumbrados
por el sistema de mercado que
necesita crecer de forma permanen-
te utilizan la publicidad, los medios
de comunicación y las relaciones
comerciales para hacer ver a los
países pobres que la mejor forma
que tienen de sobrevivir es parecerse a ellos.
Por un lado la publicidad y los
medios de comunicación invierten
mucho dinero en convencer a un
mayor número de gente por todo
el planeta que las vestimentas, las
viviendas, los medios de transporte o los remedios de la salud no
dependen tanto del medio donde
se viva sino que son universales y
que unos están más indicados que
otros. Casualmente, los más indicados son aquellos que se pueden
comprar con dinero y no las hierbas
que están en los bordes del camino
o los vestidos que usaba la abuela.
Por otro lado las relaciones
comerciales, lideradas por empresas multinacionales, llevan a todos
los rincones del mundo las mismas
ropas, los mismos alimentos, los
mismos materiales de construcción,
las mismas semillas, los mismos
medicamentos de manera que sea
relativamente fácil obtener ese producto. Muchos de los productos de
las grandes empresas son los que
ya existían en los territorios, sólo
que ahora están envueltos en un
paquete, patentados a nivel mundial
o sólo disponibles en la tienda de
un fabricante determinado. Lo que
antes era abundante y público en
cada comunidad, ahora se vende.
Los países ricos saben que la
sabiduría acumulada de los pueblos es muy potente puesto que
tiene milenios de saber atesorado.
Y el procedimiento es muy simple,
toman esa sabiduría, la patentan, la
legalizan y se la venden a las personas herederas de esa sabiduría.
Investigar sobre las
consecuencias de los cultivos
transgénicos en la vida de los
agricultores
El tercer argumento tiene que ver
con la propiedad de la tierra.
La tierra es el principal productor
de bienes de supervivencia para el
ser humano. Los cultivos, la pesca,
los minerales, la energía están en la
tierra o bajo ella. Si posees la tierra
posees lo que hay en ella. Y, sobre
todo, tienes el poder de decisión
sobre lo que se hace con ella.
Los países ricos acrecientan sus
propiedades de tierra en países
pobres y toman decisiones sobre
lo que en ellas se hace. Así en un
terreno donde se producían ecológicamente, a un ritmo moderado
diversas plantas que cubrían el espectro de las necesidades humanas
de la comunidad, ahora se planta
sólo café y de la forma más productiva posible. Así, en un terreno en
el que se extraía carbón o minerales
a un ritmo lento porque era para
aprovisionar a un número reducido
de gente, ahora se produce una
extracción brutal sin pensar en los
límites de los yacimientos o en la
recuperación de los recursos.
Los países ricos encumbrados
por el capitalismo salvaje llegan a
los países pobres toman sus recursos naturales, su sabiduría acumulada y su tierra y la ponen a trabajar
para sí. Durante mucho tiempo las
tres cosas estaban al servicio de la
comunidad, en unas pocas décadas
han cambiado de dueño y están
agotados como fuente de vida.
23
Investigar ejemplos de
países principales productores
y su situación general en cuanto a riqueza
Muchos territorios han dejado
de tener autonomía para dar de
comer a su población y para generar bienestar a su comunidad por
este proceso. No es de extrañar que
rechacen la ayuda que se les brinda
desde los países ricos o que desconfíen de sus propuestas. Quizá,
bastase con no empeñarse en ayudar sino sólo dejar de expoliar sus
territorios y comunidades.
24
OBJETIVO 1
ERRADICAR LA POBREZA Y EL HAMBRE
08
La falacia de “no se
puede hacer nada”
Si una persona quiere correr a la
velocidad de la luz le diríamos que
es imposible. Si una persona que no
ha tenido preparación atlética hasta
los veinte años quiere batir el record
del mundo de los 100 metros lisos
le diremos que es muy difícil, pero
no imposible.
A menudo nuestra forma de
pensar en las cosas simplifica una
realidad que es compleja y cambiante, y para eso utilizamos trucos y
tretas que nos permiten movernos
mejor por el mundo. Sin embargo,
hay ocasiones en que esta virtud
simplificadora de nuestro cerebro
no sólo no nos ayuda sino que nos
dificulta el análisis de la realidad
que tenemos delante y, por lo tanto,
de las posibilidades que hay de conseguir un objetivo.
La diferencia entre muy difícil
e imposible es muy pequeña, casi
insignificante. Por eso tendemos a
hacer desparecer esa diferencia y
consideramos que lo que es muy
difícil o extraordinariamente difícil
es igual que si fuera imposible.
Sin embargo, desde el punto de
vista de los resultados y, sobre todo,
de las oportunidades de conseguir
algo por lo que luchamos o que deseamos, esa diferencia es crucial.
Algo imposible es algo que no
se puede conseguir, sin más. No
podemos volar sin aparatos, no
podemos tocarnos un codo con la
mano del mismo brazo, no podemos gritar y que nos escuchen en
todo el mundo, no podemos hacer
muchas cosas.
Algo que es muy, muy difícil es
algo que cuesta una cantidad de
esfuerzo muy grande conseguir. Es
algo que, incluso aunque diéramos
todos los pasos pertinentes, podríamos no lograr. Es algo que posiblemente sólo consigamos en menor
medida de lo que deseamos o sólo
en una parte de las posibilidades.
Pero es algo que se puede hacer.
Una de las características que
tiene el actual reparto de la riqueza
en el mundo, el sistema financiero
que se ha creado para el control de
esa riqueza, el entramado de relaciones internacionales y el análisis que
se hace de todo ello es que resulta
extraordinariamente difícil cambiarlo.
La globalización aparece ante
los ojos de las personas como una
consecuencia casi natural de la
evolución de la especie humana,
incluso, análisis críticos y radicales
de la situación pintan el panorama
tan negro que resulta una tentación
muy grande el hacer desparecer esa
finísima distancia que hay entre lo
difícil y lo imposible.
Quizá resulte un beneficio de
eso: el hecho de que se tenga la sensación de que no hay nada que hacer sirve como motivación principal
de la pasividad. Realmente si algo
es imposible, lo más inteligente es
no empeñarse en conseguirlo.
Pero cuando algo resulta muy
difícil, la actuación más inteligente
no consiste en quedarse quietos.
La inteligencia tiene que ver con
ajustar los objetivos, con prepararse
para un esfuerzo grande y continuado en el tiempo, para ir logrando
pequeñas victorias, para no desanimarse demasiado pronto.
Si pensamos que ante la situación de los países y de las personas
más pobres no tenemos nada que
hacer, que son otras personas las
que deberían hacerlo o que cambiar
esto es imposible, no sólo estamos en un error, sino que estamos
25
actuando (no actuando) a favor de
los intereses que han dado lugar a
la situación.
Debate: ¿Se puede hacer
algo?
Tormenta de ideas:
Cosas que sí se pueden hacer
para reducir la pobreza
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OBJETIVO 1
ERRADICAR LA POBREZA Y EL HAMBRE
09
Y, ¿ahora qué?
Durante un tiempo habéis estado
debatiendo, pensando, discutiendo,
aprendiendo, contrastando y compartiendo ideas y opiniones sobre la
pobreza y sobre las posibilidades de
cambiar un mundo que necesita ser
cambiado ya.
Erradicar la pobreza como cualquiera de los otros objetivos de la
Declaración del Milenio son objetivos para las instituciones, para los
gobiernos pero también para las
personas que habitan este planeta,
para todas. Por eso existe esta posibilidad, propóntelos.
Te ofertamos un camino para
que vuestras aportaciones, vuestras
conclusiones, vuestras opiniones,
vuestras exigencias tengan una salida y sean escuchadas.
Un concurso en el que podáis
pedir, hablar, exigir, reclamar,
aportar o dilucidar lo que vuestro
cerebro y vuestro espíritu os dicte y
que además pueda ser escuchado.
El concurso “Propóntelos” presenta la posibilidad de plasmar los
resultados de las actividades colectivas que hayáis realizado en torno
a los materiales (este y/o los otros
cinco cuadernillos) del programa.
Cualquiera de las fórmulas de
participación es buena. La expresión
cultural de las opiniones y las reflexiones de las y los jóvenes tienen
la oportunidad de ser oídas, y el
premio consiste en poder contrastar
y compartir estas opiniones e ideas
con gente de otros países.
Adelante.
27
PRO
PÓN
TE
LOS
Financiado por
Descargar