PRO PÓN TE LOS OBJETIVO 1 ERRADICAR LA POBREZA Y EL HAMBRE CRÉDITOS © Educación Sin Fronteras, 2009 Edita y distribuye Educación Sin Fronteras Josep Anselm Clavé, 6 1o 1a 08002 Barcelona 93 412 72 17 Dirección técnica Eulalia Alemany Autores José Ángel Medina. IC Iniciativas Fernando Cembranos. IC Iniciativas Carolina Cid. IC Iniciativas Mariana Duffill. IC Iniciativas Jorge Mora. IC Iniciativas Blanca Sánchez. IC Iniciativas Comisión de trabajo Olga García Magdalena Chiurazzi Isabel Magalló Clara Miranda María Martí David Llucián Cristina Pavón Guillermo Cuñat Sonia Aldea Lucía Forcadell Paloma Oltra Diseño y maquetación Publigat.com Fotografía de portada Imagen cedida por Marc Coma y Anna Pérez Català. Fotógrafos: Alberto Martinez y Belén Domínguez Maquillaje: Fidel Fernandez Impresión ARTS GRAFIQUES CEVAGRAF Depósito Legal ISBN 2 OBJETIVO 1 ERRADICAR LA POBREZA Y EL HAMBRE ¿Qué les queda a los jóvenes? MARIO BENEDETTI “¿Qué les queda por probar a los jóvenes en este mundo de paciencia y asco? ¿sólo graffiti? ¿rock? ¿escepticismo? también les queda no decir amén no dejar que les maten el amor recuperar el habla y la utopía ser jóvenes sin prisa y con memoria situarse en una historia que es la suya no convertirse en viejos prematuros ¿qué les queda por probar a los jóvenes en este mundo de rutina y ruina? ¿cocaína? ¿cerveza? ¿barras bravas? les queda respirar / abrir los ojos descubrir las raíces del horror inventar paz así sea a ponchazos entenderse con la naturaleza y con la lluvia y los relámpagos y con el sentimiento y con la muerte esa loca de atar y desatar ¿qué les queda por probar a los jóvenes en este mundo de consumo y humo? ¿vértigo? ¿asaltos? ¿discotecas? también les queda discutir con dios tanto si existe como si no existe tender manos que ayudan / abrir puertas entre el corazón propio y el ajeno / sobre todo les queda hacer futuro a pesar de los ruines de pasado y los sabios granujas del presente.” 3 Índice 00 Introducción 01 Erradicar la pobreza o la riqueza 04 La colonización comercial de la vida 05 ¿De quién son las cosas? 08 La falacia de “no se puede hacer nada” 09 Y, ¿ahora qué? 02 06 03 07 …un dólar diario… Los tiempos cambian ¿a mejor? 4 Las pobrezas No vengáis a ayudarnos OBJETIVO 1 ERRADICAR LA POBREZA Y EL HAMBRE 00 Introducción En septiembre de 2000 tuvo lugar en la ciudad de Nueva York, la Cumbre del Milenio. En ella los representantes de 189 estados recordaban los compromisos adquiridos en los noventa y firmaban la Declaración del Milenio. En esta Declaración se establecía un acuerdo en el que la comunidad internacional se comprometía a “no escatimar esfuerzos para liberar a nuestros semejantes, hombres, mujeres y niños de las condiciones abyectas y deshumanizadoras de la pobreza extrema”. Ese compromiso tomaba forma en la decisión de establecer y conseguir ocho objetivos antes del año 2015. Estos objetivos abarcaban diferentes áreas relacionadas directa o indirectamente con la pobreza extrema: la erradicación de la pobreza y del hambre, la educación primaria universal, la igualdad de sexos y la autonomía de la mujer, la reducción de la mortalidad infantil, la mejora de la salud maternal, el combate contra el VIH, el paludismo y otras enfermedades, la sostenibilidad del planeta y la formulación de una asociación mundial para el desarrollo. Todos los objetivos tienen como finalidad primordial la erradicación de la pobreza extrema y el hambre pero cada uno de ellos actúa de forma independiente en un ámbito diferente de la vida humana. El propósito es establecer acciones y conseguir logros en cada una de las áreas para que actúen de forma sinérgica, es decir, para que los logros en cada una de las áreas apoyen y faciliten los logros en otras. Así todos los objetivos tienen una estrecha relación entre sí; algunos se tocan e incluso a veces se solapan en sus planteamientos. Sin duda no se puede entender la mejora de la salud infantil y la reducción de la mortalidad de los niños y niñas sin asegurar que van a nacer y crecer en un medio ambiente saludable; o la igualdad entre hombres y mujeres si a ellas les cuesta la vida dar a luz; o la erradicación de la pobreza si no existe una forma de comercio mundial justa y equitativa. Aunque hayan sido los estados los que firmaron la Declaración del Milenio sería injusto afirmar que el problema de la pobreza extrema y el hambre es tan sólo de los estados y no de las personas que habitamos el planeta y que lo compartimos como lugar y forma de vida. La responsabilidad sobre lo que en el planeta acontece es de todas las personas que lo habitan y las diferencias entre el poder de unas y otras no es una excusa para no comprometerse en la lucha contra las situaciones que matan a muchas personas y degradan a otras. El problema es de todos y, si acaso, es más de las personas que habitan en los países del norte, cuyo nivel de vida y situación económica es en gran parte el origen de los problemas del sur. En cada sector de población, en cada institución, en cada barrio, en cada casa la responsabilidad no recae por igual, pero es una responsabilidad global. Los Objetivos de Desarrollo del Milenio son objetivos de todos y de todas y como tales deben contar con una acción decidida. La población joven es más o menos el 50% de la población mundial y por lo tanto tiene una parte de la responsabilidad. 5 ¿En qué consiste esa responsabilidad? En función de las limitaciones que el modelo social, económico y cultural impone al acceso al poder y a las decisiones al colectivo juvenil se podría pensar que consiste en poco. Sin embargo hay dos factores que son clave para explicar el papel de los jóvenes en esta “tarea”. En primer lugar su papel como futuros hombres y mujeres sobre los que descansa la esperanza y las posibilidades de construir un mundo necesariamente diferente. En segundo lugar su capacidad como fuerza reivindicadora por su atrevimiento, creatividad y fuerza. Para poder acometer las responsabilidades que a cada persona le tocan en esto es necesario actuar con diligencia, con corrección, con estrategia. Y esa estrategia comienza por tomar postura: ¿estamos de acuerdo con los Objetivos del Milenio?, ¿en qué?, ¿cómo se miden estos Objetivos?, ¿qué podemos hacer?, ¿sabemos lo que pasa?, ¿qué significan las palabras que se usan en los Objetivos?, ¿cuál es la cuota de responsabilidad? Estas y otras preguntas son obligatorias. Es necesario pensar para poder actuar, es necesario discutir y debatir para poder compartir, es necesario saber para poder cambiar. Este documento que tienes en las manos intenta facilitar ese primer paso: la reflexión, el pensamiento, el debate, la toma de postura ante una situación que no es posible que pase desapercibida y que exige que se elabore una posición personal y se construya con otros colectiva. Este cuaderno trata de provocar esa reflexión, ese intercambio y ese debate en torno al Objetivo 1 de la 6 Declaración del Milenio: “Erradicar la pobreza extrema y el hambre”. Este objetivo pretende entre otras cosas: reducir a la mitad, entre 1990 y 2015, la proporción de personas que sufren hambre; reducir a la mitad, entre 1990 y 2015, la proporción de personas cuyos ingresos son inferiores a un dólar diario; y conseguir pleno empleo productivo y trabajo digno para todos, incluyendo mujeres y jóvenes. Pero ¿qué es pobreza?, ¿por qué se miden las cosas en dinero?, ¿cuánto más desarrollo mejor?, ¿el problema es la pobreza o la riqueza?, ¿el mundo se puede agotar?, ¿existe una sola pobreza?, ¿los transgénicos son buenos o malos? Estas y otras preguntas han de ser contestadas. En los textos de este cuaderno y en las actividades que los acompañan pueden encontrarse algunas respuestas. OBJETIVO 1 ERRADICAR LA POBREZA Y EL HAMBRE 01 Erradicar la pobreza o la riqueza Vivimos en un mundo de ricos y pobres. Los ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres. Si preguntáramos a muchas personas sobre si están de acuerdo en erradicar definitivamente la pobreza del mundo habría una más que probable unanimidad: sí. No nos hemos vuelto tan locos como para desear que las personas tengan hambre o sufran por no poder tener los elementos mínimos para una vida digna. para que esos millones de personas accedan a la comida, el agua, las medicinas o el bienestar. Sin embargo hay una cosa que escapa a veces a este planteamiento de erradicación de la pobreza: ¿se puede suprimir la pobreza sin hacerlo también con la riqueza? Es decir, hay que saber si sería posible que los habitantes más pobres de la tierra pudieran alcanzar ciertos niveles de bienestar mínimo y que el resto mantuviera su nivel de vida actual. Lamentablemente la respuesta es no. Un no rotundo y evidente. Debatir en grupos de 6 la respuesta a la pregunta ¿se puede suprimir la pobreza sin hacerlo también con la riqueza? Cuando pensamos en la enorme cantidad de personas que en el mundo viven en condiciones indignas podemos imaginarnos un mundo más feliz en el que todas las personas pudieran alcanzar un nivel de vida mínimo. En el que las condiciones estructurales cambiasen Por eso a algunos países se les llama subdesarrollados y a otros en vías de desarrollo, porque se supone que, si todo fuera bien, irían poco a poco “llegando” a ese lugar donde todos y todas tengamos una existencia digna. Pero para que todo esto ocurra hay que resolver primero una pregunta: ¿hay para todos? Nuestro mundo, nuestro planeta es finito, tiene límites, es lo que hay y hay lo que es. No hay más. Es como una inmensa tarta que nos podemos comer, pero, como en los problemas de matemáticas de primaria, hay que repartirla y si unos comen mucho otros comerán poco, y si unos comen excesivamente, otros simplemente no comen. A veces no nos damos cuenta de estas limitaciones porque medimos las cosas en dinero, y se nos olvida que el dinero es un papel pintado del que podemos hacer más si queremos. Sin embargo no podemos “fabricar” agua, hierro, grano, patatas, carbón u oxígeno. Las materias primas, la energía, los alimentos, el agua, la tierra y muchos otros bienes no son insuficientes, están mal repartidos. En grupos de 4 encontrar ejemplos explícitos de recursos que estén mal repartidos a nivel mundial No podemos aspirar a resolver los problemas de la pobreza en el mundo elevando sin más los niveles de vida de las personas pobres. Para que eso sea posible es necesario que las personas que más tarta comen dejen de hacerlo en esa cantidad. Si no desparecen los ricos, es muy complicado que desaparezcan los pobres. La pobreza no es el punto de partida de un proceso que comienza en ella y termina en el bienestar. La pobreza es un resultado, es la esta7 ción final de un sistema de reparto injusto y enfermo. Igualar los niveles de vida no es posible elevando los más bajos. Es necesario establecer un nuevo reparto para lograr una palabra que en el planeta, en el mundo de la naturaleza ha funcionado bien durante miles de años, pero que los seres humanos hemos venido a alterar muy seriamente: el equilibrio. Equilibrar las rentas de las personas, aquello de lo que disponen para vivir, significa elevar las de las pobres, pero sin ninguna duda, significa también limitar las rentas de las ricas. No hay para todos en ciertos niveles. Es como la fábula de la persona que quería taparse con una manta demasiado corta. Si se tapa la cabeza, sus pies y sus piernas quedan al descubierto, si se tapa los pies y las piernas, la cabeza es la que queda sin protección. ¿Qué es más importante la mitad superior del cuerpo o la inferior? Y si esta pregunta tuviera respuesta qué tal ésta: ¿qué personas son más importantes las que habitan un país o las que viven en otro? Un ejemplo de lo que ocurre últimamente en el mundo acerca de esto lo tenemos en el uso de los cereales. Recientemente se ha resaltado la importancia de los biocombustibles para poder prescindir en cierta medida del consumo de combustibles fósiles como el petróleo. El porcentaje de tierras en las que se plantan cereales (de los que se obtiene el biocombustible) es finito y no puede aumentarse porque las tierras cultivables están al máximo de su producción. Así que hay que tomar la decisión de para 8 qué queremos utilizar esos cereales: para la producción alimentaria o para la producción de biocombustible. Quién come, ¿los coches o las personas? No es posible sacar la pobreza del planeta si no le ponemos freno o límites a la disponibilidad de recursos que las personas y los territorios ricos disponen para mantener su nivel de vida. Se trata de acabar con la riqueza, no con la pobreza. Renunciar al despilfarro o limitar los recursos con los que se vive, a menudo puede ser más productivo que “luchar” porque las personas pobres tengan más dinero con el que vivir. Hacer una lista individual de cosas de las que podríamos limitar el gasto sin perder una gran calidad de vida en un mes, calcular el dinero ahorrado y luego sumar el de todos los miembros del grupo. OBJETIVO 1 ERRADICAR LA POBREZA Y EL HAMBRE 02 …un dólar diario… Los seres humanos necesitamos a menudo utilizar algún sistema de medida, algo que nos diga cómo es la realidad para poder almacenarlo en nuestro cerebro. A veces nuestro deseo por “medir” la realidad nos lleva a utilizar sistemas que en lugar de aumentar nuestra información nos la restan y que, sin embargo, sobreviven. Por ejemplo la distancia entre dos pueblos se medía antes en jornadas, es decir, en el número de días que se tardaba en trasladarse de un lugar a otro, habitualmente a pie. Esta forma de medir las distancias era muy útil puesto que incorporaba información de cuánto y cómo era el camino y permitía tomar decisiones. Hoy las distancias se miden en kilómetros. Lo que ocurre es que se tarda bastante tiempo en conocer los kilómetros, los niños reconocen fácilmente los días y las noches, pero no las unidades de medida de longitud. Además la variedad de medios de transporte hace difícil saber qué significa en tiempo una cantidad de kilómetros determinada. Buscar medidas antiguas o en desuso que tuvieran más información en si mismas de las que se utilizan actualmente Para poder medir la riqueza de las personas y los pueblos se han venido utilizando diferentes unidades de medida. Unas son más conocidas que otras, la más popular es el dinero. Una persona puede decir lo rica o lo pobre que es diciéndole a otra cuánto dinero tiene o cuánto gasta. Es por esa razón que cuando queremos decidir a nivel mundial cuántas personas son pobres o cuántas ricas lo hacemos conociendo con cuánto dinero viven al día esas personas. Pero, ¿es el dinero una forma adecuada de medir la riqueza? Responder a esta pregunta es esencial porque si no lo fuera estaríamos basando nuestras actuaciones en una mirada a la realidad que nos está dando información falsa o incompleta. Es bastante probable que utilizar el dinero, los dólares o los euros, para medir la riqueza de las personas sea un sistema que ya no sirva tanto como parece. Puede ser que sea útil para las grandes empresas, para los bancos o para las personas e instituciones que utilizan las cifras para hacer transacciones o negocios. Pero, ¿realmente mide la riqueza de las personas o los territorios? Supongamos que le damos una vaca a una persona de un país pobre y anotamos en un papel el valor en dólares de la vaca como una parte de su riqueza. Al año siguiente esta persona ya tiene la vaca. Lo que deberíamos hacer, según las reglas del dinero, es calcular cuánta “riqueza” le da la vaca en términos de leche, de queso o de carne para poder comprobar cómo aumenta su riqueza. A menudo para que su vaca sea considerada riqueza debe vender la leche, si se la bebe y sacia su sed pero no la comercializa, no se considera riqueza. Si su vaca se muere deberíamos anotar números negativos valorando lo que significa perder una vaca. Ahí está la clave, en los números. El dinero son números, números anotados en un papel o en una pantalla de ordenador que indican 9 la “riqueza” de las personas pero no nos dan información sobre lo que ocurre en la vida de las personas. Es necesario que las cosas, las actividades y los elementos sean cuantificados en dinero para poder medir la riqueza de las personas y eso no permite saber más que una parte. Los cuidados maternales, la tranquilidad, el equilibrio ecológico, la seguridad, la ausencia de conflictos no se contabilizan en dinero. ¿Podríamos decir que alguien que tiene una estructura familiar sólida, que vive en paz, en armonía con su ecosistema es pobre? Si le preguntamos a una persona de un país pobre si prefiere una vaca o su valor en dólares ¿que creéis que contestará? Veamos qué pasa con los territorios. El PIB (Producto Interior Bruto) es una de las medidas que utiliza el dinero como referencia. Cuanto más dinero se mueva en un territorio por dentro y hacia fuera, más “produce” ese territorio, y por lo tanto, más rico es. Imaginemos un lugar cerca de un río. Allí la gente vive bien, se baña en el río, bebe de él y lo utiliza para hacer tareas domésticas. El río es de todo el mundo y como es público, comunitario y no tiene dueños no cuenta en las riquezas del lugar. Sin embargo cierto día el agua del río sufre una misteriosa contaminación. Ya no se puede beber de ella, las riberas del río pierden su vegetación y no es posible el baño por temor a las enfermedades. La gente de la población tiene que beber agua embotellada, que proviene del propio río sólo que está tomada un poco más arriba de la corriente 10 donde aún no hay contaminación. Ese manantial es privado porque alguien lo compró y se lo vende a la factoría de agua embotellada que se ha instalado cerca de la población y que da empleo a bastantes personas del pueblo. Estas personas eran agricultores que se autoabastecían de alimentos, ya no pueden serlo porque no tienen agua buena para regar sus campos. Además alguien instaló una piscina en la que el agua tratada químicamente puede utilizarse para bañarse. El producto interior bruto de este territorio ha dado un salto hacia adelante importante: las ventas de agua en el supermercado, los puestos de trabajo en la factoría, la piscina y el trasiego de material y personas que eso supone se han encargado de ello. El pueblo es más rico. El pueblo tiene un río con el agua sucia, ¿el pueblo es más rico? Pensar en qué cosas “estropeamos” en el entorno y en la vida a cambio de parecer más ricos. La riqueza de un lugar crece cuando se construye una carretera, aunque cada vez tiene menos espacios donde se ve la tierra; la inversión en seguridad y protección de las personas hace crecer la riqueza, mientras procuran no estar en la calle más que el tiempo indispensable; las agencias matrimoniales aumentan la riqueza, aunque no se sepan los nombres de los vecinos de al lado. A menudo contabilizar la riqueza en dinero facilita el olvido de muchas cosas que generan la riqueza de las personas y los pueblos. Los lazos familiares, el agua limpia, la paz, la ausencia de enfermedades, el equilibrio ecológico, la autonomía para alimentarse, la compañía, la libertad no cotizan en bolsa, no son dinero, y por lo tanto no son riqueza. ¿Y si la cuestión no fuera aumentar el número de dólares con los que sobreviven las personas, sino afrontar una forma diferente de medir la riqueza? Es más, ¿y si la cuestión es cambiar el concepto de riqueza? Hacer una lista de cosas que producen bienestar en las personas. Luego clasificarlas según sea necesario o no el dinero para obtenerlas. OBJETIVO 1 ERRADICAR LA POBREZA Y EL HAMBRE 03 Los tiempos cambian ¿a mejor? Mi abuela se llama María de las Mercedes. Nació en 1930 en una casita de una aldea asturiana de unos 20 habitantes. En su nacimiento ayudó su abuela materna. Era la segunda de cinco hermanas. La gente de la aldea se dedicaba a la agricultura y a la ganadería a pequeña escala. Mis bisabuelos tenían una pequeña huerta y algunos animales y de eso vivía toda la familia. harina de maíz para desayunar y le agregaban azúcar. Al mediodía comían berzas y patatas que ellos mismos cultivaban. A la noche, manzanas hervidas con leche y otras veces jarrapas, una harina cocida con agua a la que se le hacía un agujerito y se ponía azúcar moreno en el centro. Comían lo que tenían en la huerta y la fruta de los árboles. No usaban dinero porque no compraban nada. Mi abuela dormía en una pequeña cuna de madera que había hecho mi bisabuelo y que heredaron todas sus hermanas. Sus pañales estaban hechos a mano en tela de algodón y toda su ropita también. Nunca tuvo un cochecito, la llevaban en brazos y se alimentaba de leche materna. Cuando era una niña jugaba con muñecas que hacía ella misma con un trapo. Les ponía un hilo en boca de color rojo y otro negro para los ojos y las cejas. También jugaba con canicas que hacía de barro, a la rayuela y a la comba. Había una fuente en el pueblo de ahí cogían el agua que venía del monte. Una vez al año, en la fiesta del pueblo, comían garbazos con tocino y una gallina del corral, para festejar. Para limpiar los suelos de la casa usaban arena que sacaban de una piedra y una ristra hecha con las hojas del maíz .Frotaban la arena mojada con la ristra y luego lo enjuagaban con agua. Los platos los lavaban con agua caliente que calentaban en un fogón en la cocina de leña. Utilizaban el mismo jabón para todo y, a veces, sosa. La ropa también la lavaban con ese jabón; la oscura, con agua de eucalipto hervido. La escuela era mixta y de varias edades. Usaban libro y una libreta con un lápiz. La maestra venía de otro lugar a dar clases y mi abuela siempre llegaba sudando y tarde porque venía de dejar el ganado en el monte. Comían leche cocida con Para bañarse iban a la fuente a buscar un cubo de agua que llevaban en la cabeza. La fuente quedaba lejos y salía un chorrin. El agua, la calen- taban en el fogón y se bañaban en una batea. Se metían una a una en la misma agua y usaban el mismo jabón para el cuerpo y para la cabeza. En el pueblo no había ni radio ni luz. Se enteraban de las noticias por la gente que pasaba. El baile era una vez por semana los domingos en la bolera. Ahí había luz y tocaba un fonógrafo, así que los mozos de los alrededores se acercaban a divertirse un rato, empezaba a las 5 y acababa a las 8. Para hacer la ropa su madre una vez compró un rollo de tela azul y de ahí les hizo un vestido a cada una con la misma hechura. Cuando estaba sucio iban a la poza a lavarlo y los heredaban las unas de las otras. Los calcetines los tejían y zurcían a mano. A veces también heredaban algún vestido de alguna vecina. El resto de la ropa se la hacían ellas mismas con sábanas o telas que cambiaban por productos de la huerta. Cuando mi abuela cumplió 17 años, mi bisabuela les anunció que había estado ahorrando para que su hermana mayor y ella se fueran a Argentina. Ahí las recibiría su tía, 11 que les proporcionaría casa y les encontraría trabajo. A los 3 meses mi abuela tenía preparada ya la maleta en la que llevaba toda su vida: dos vestidos, dos chaquetas tejidas por su madre, un misal de su primera comunión y una foto de su madre. Sólo tenía un par de zapatos. Tras un mes en alta mar por fin el barco atracó en Buenos Aires… Gijón era la ciudad más grande que habían visto en su vida, Buenos Aires era inmensa. Todo era diferente: había coches en las calles, la gente era elegante, estaba lleno de tiendas y restaurantes, no había campo…Las dos hermanas se instalaron en un cuarto compartido en una pensión para señoritas. Su tía les había conseguido un trabajo como costureras en una fábrica de ropa y pronto estaban trabajando de 7 a 2 en turnos rotativos para conseguir dinero para pagar el cuarto, la comida y mandar algo de vuelta a casa. No gastaban dinero en nada, aprovechaban los retales de la fábrica para coserse la ropa y para no gastar en medias se dibujaban a mano la costura en la parte de atrás de la pierna todas las mañanas. Tampoco salían mucho, su vida social consistía en ir a visitar a su tía los domingos y en las meriendas que se preparaban después por la tarde a las que se acercaban algunos vecinos en su mayoría también inmigrantes. Fue en una de esas meriendas en la que aparecieron dos hermanos, Antonio y Ramón, que se quedaron prendados de las chicas y enseguida las invitaron a salir. Tras unos meses de paseos por la ciudad y conos de helado, las dos parejas se casaron en San Martín provincia de Buenos Aires, el 15 de marzo de 1951. Mis abuelos, Antonio y Mercedes, se mudaron a una pequeña casita 12 de alquiler. Mi abuelo llevaba trabajando desde los 14 años como mozo en unos almacenes textiles y justo había logrado abrir su propia tienda: El Puente, una pequeña boutique de ropa para caballero. Mi abuela dejó su trabajo en la fábrica y a los 10 meses ya estaba embarazada de mi madre. Conservando sus orígenes, mi abuela se empeñó en tener alguna gallina y una pequeña huerta en el jardín, porque los huevos comprados ya en esa época no eran lo mismo. Mi madre nació el 16 de enero de 1952. Ser madre en esa época no era una tarea fácil. Toda la ropa del bebé se tejía a mano, los pañales se hacían de tela a mano también, para lavarlos había que hervirlos durante horas. Además, mi abuela se dedicaba a llevar toda la economía doméstica: iba al mercado todos los días, cosía la ropa de todos los miembros de la familia, mantenía la casa como los chorros del oro, cuidaba la huerta y las gallinas, cocinaba… Cuando eran niñas mi madre y mi tía iban al colegio durante 8 horas, mi abuela las llevaba y traía a pie tres veces al día. Cuando volvían a casa por la tarde jugaban en el jardín. A mi madre le gustaba investigar con la naturaleza y se dedicaba a socorrer a todo tipo de animales malheridos. Tenían alguna muñeca pero casi siempre estaban correteando al aire libre. El negocio de mi abuelo prosperó, se mudaron a una casa más grande que ellos mismos habían diseñado. Las gallinas y la huerta se quedaron atrás, en la otra casa. Ahora estaban en un barrio residencial, mucho más fino, un poco alejado, pero más acorde con su nuevo estatus. Mi abuelo se compró su primer coche para poder ir a la tienda todos los días. Mi madre y mi tía empeza- ron a ir a un colegio inglés también un poco alejado y pronto mi abuela tuvo que sacarse el carnet de conducir para poder llevarlas y traerlas, además de hacer las compras, ir a la peluquería y todas esas cosas. Cuando mi madre cumplió los 4 años, entró en casa la primera televisión. Al principio, venían los vecinos a ver la famosa televisión a su casa. Los domingos se hacían asados y auténticas reuniones de vecinos en torno al pequeño aparato. Cada uno traía su silla y algo de comer, la diversión estaba garantizada. Mi madre no tardó en conocer y conquistar a mi padre. Era el hermano de una compañera del colegio. Empezaron a salir enseguida. Se casaron en cuanto mi madre terminó la facultad. Mi padre trabajaba en un estudio de grabación como técnico de sonido y mi madre terminó su doctorado embarazada de mi hermano. Nosotros somos cuatro hermanos y yo soy la segunda. Cuando éramos pequeños vivíamos en una casa en un barrio muy tranquilo de Buenos Aires. Mi madre se dedicaba a llevar la casa y a cuidar de los cuatro. Argentina empezó a ser un lugar poco seguro para criar una familia. Tras las dictaduras militares y los tiroteos a diario en plena calle, vino la guerra de las Malvinas. El trabajo empezó a flojear y mi padre recibió una oferta para venir a trabajar en España. No lo pensaron dos veces y en 1983 cruzamos otra vez el Atlántico, esta vez en un Jumbo, para venir a instalarnos en Madrid. Mi padre siguió trabajando de lo suyo, aunque empezó a viajar bastante. Mi madre siguió cuidando de la casa y de los cuatro niños. Recuerdo mi infancia pasando todas las tardes en la calle. Mi muñeca se llamaba Nati y me encantaba sacarla OBJETIVO 1 ERRADICAR LA POBREZA Y EL HAMBRE a pasear en un cochecito que había heredado de mi prima. Mi madre le tejía pequeños jerséis de lana y con el tiempo aprendí yo también a coserle alguna cosita. A medida que íbamos creciendo jugábamos más en pandilla, nos juntábamos todos los niños de los bloques de alrededor del parque sin importar la edad y jugábamos al escondite, al rescate, al balón prisionero… Las niñas jugábamos más a la comba y la goma y los chicos jugaban más a las canicas y las chapas. En mi familia, los domingos, nos solíamos juntar con mis tíos y mis primos para comer. En invierno en casa, pero en cuanto venía el buen tiempo nos íbamos de picnic a la Sierra. Nos llevábamos un balón y nos pasábamos toda la tarde entretenidos inventando juegos mientras los mayores charlaban. Por esa época solíamos ir los cuatro a la compra con mi madre. Nos llevaba colgados del carrito por los inmensos pasillos del hipermercado y tenía que soportar nuestras ocasionales rabietas porque nos empeñábamos en que queríamos algo. Las navidades en casa eran un sueño. Los Reyes nos llenaban de regalos. Al día siguiente estábamos todos en la calle fanfarroneando con nuestros trofeos. Cuando cumplí doce años abrieron el primer McDonalds de mi barrio. Empecé a ir ahí con mis amigas los viernes a comer una hamburguesa y pasar el rato. Cerca había unos recreativos, así que entre chuches y pipas echábamos la tarde. Todas mis amigas tenían unas preciosas zapatillas blancas de marca y, tras dar la tabarra un tiempo, un día mi madre me llevó de compras y volví a casa con zapatillas nuevas y con unos vaqueros. A mi hermano le compraron una videoconsola y un par de juegos y los dos tan contentos. Los móviles no aparecieron en mi vida hasta que no cumplí los 19 años. Hasta entonces siempre nos habíamos apañado para quedar usando el fijo, pero de un día para otro todo el mundo empezó a tener su propio teléfono. Un poco más adelante, se metió Internet en casa y, una vez más, de repente se volvió imprescindible tener ordenador y estar conectado cuando antes nunca había hecho falta. Yo pronto me busqué un trabajito al terminar el instituto para pagarme mis gastos. Al principio hacía de canguro de unos vecinos los viernes, pero pronto me busqué un trabajo de verdad porque con ese no me llegaba para pagármelo todo. Entre la cuenta del móvil, la ropa, algún viajecito de vez en cuando y salir de marcha, la vida me salía ya por un pico. Mi hermano se casó hace tres años. Él y su mujer se fueron de luna de miel a la Riviera Maya. Tienen un piso en una urbanización a las afueras de Madrid. Los dos trabajan en el centro así que los dos tienen coche y se hacen 2 horas al día de atascos para ir y volver a casa. Hace un año nació mi sobrinito, Dani. Entre todos le compramos uno de estos cochecitos supersónicos con ruedas gigantes que salió por un ojo de la cara. Nunca imaginé que tener un hijo era tan caro. Aparte del cochecito tuvieron que comprar un cuco, una cuna, un parque, un asiento para el coche, una bañera, un aparato para desinfectar los biberones, un sacaleches, un cementerio de pañales que los envasa al vacío para que no huelan y mil inventos más. Ahora está yendo a una guardería porque su madre no llega a casa hasta las 19:00. Ella quería pedir la jornada reducida, pero entre la hipoteca, los coches, la guardería…si quieren poder irse de vacaciones este año, la jornada reducida no se la pueden permitir. Mi abuela está supercontenta con su bisnieto. Hace ya años que decidieron venirse a Madrid también y viven muy cerca de mi madre. Ella ahora está aprendiendo inglés, conduce un estupendo coche para ir al gimnasio y acaba de instalar el adsl en casa para poder hablar con mi tía por videoconferencia. Yo a veces la miro y me pregunto cómo se las apañará la tía para haber podido asimilar tantos cambios y si pensará que han sido para mejor o para peor... Recordar anécdotas de la familia en la que se puedan ver los cambios que ha habido en las tres últimas generaciones: alimentos, tiempo libre, trabajo… Hacer una lista de las cosas que han ido evolucionando hacia algo mejor y aquellas que lo han hecho hacia algo peor Discutir sobre si antes se vivía peor o mejor Pensar y escribir qué dirían nuestro bisabuelo y nuestra bisabuela sobre cosas modernas como el móvil, Internet, los coches eléctricos, el metro, los ordenadores, etc. 13 04 La colonización comercial de la vida En el Paleolítico, las sociedades humanas todavía eran nómadas. Se autoabastecían mediante la caza y la recolección. Permanecían afincados en el mismo lugar hasta agotar los recursos disponibles y después emigraban a zonas menos explotadas. La llegada del Neolítico trajo cambios en las formas de subsistencia. El crecimiento de la población y los cambios climatológicos hicieron más viable la vida en asentamientos duraderos y la humanidad empezó a ser cada vez más sedentaria. Esto trajo consigo los comienzos de la agricultura y la ganadería, la aparición de los primeros excedentes y por lo tanto los inicios del comercio. Los nuevos asentamientos posibilitaron el aumento de la población y esto provocó a su vez el aumento de la necesidad de recursos para abastecer a dichas poblaciones. Con poblaciones crecientes en asentamientos crecientes, se necesitaba también una economía creciente. Se hizo indispensable la búsqueda de nuevos territorios colonizables que proporcionaran más recursos, más mano de obra esclava y también nuevos mercados. 14 Durante siglos la humanidad se ha dedicado a colonizar nuevos territorios para poder mantener el crecimiento de la economía. Todos los grandes imperios, desde Grecia hasta la España imperial, han necesitado expandirse y colonizar nuevos territorios para poder mantener el crecimiento de sus economías. El actual sistema económico imperante a nivel mundial, el capitalismo, se asienta sobre este crecimiento continuo, que necesita cada vez más materias primas y nuevos mercados para mantenerse con vida. Contar cosas y sucesos históricos que tengan que ver con la necesidad de los grandes imperios y civilizaciones de expandirse Pero dentro de un mundo con una superficie limitada, pronto la colonización ha llegado a todos los rincones. En la actualidad no quedan nuevos territorios sin explorar, ni existe la posibilidad de encontrar nuevos mercados en los que vender los productos que fabricamos. Se podría decir que la humanidad se ha topado con las fronteras del mundo. Ante esta situación, el sistema económico ha tenido que emplearse a fondo para imaginar una salida viable que le permitiera seguir creciendo indefinidamente dentro de los límites de un mundo finito. Para ello se ha lanzado a la aventura de colonizar dentro de las colonias, de encontrar nuevos mercados dentro de los mercados y por lo tanto, a la colonización comercial de la vida. Pero, ¿qué significa realmente esto de la colonización de la vida? Básicamente significa que el sistema económico, para poder seguir creciendo, necesita que compremos cada vez más y por lo tanto intenta que necesitemos comprar cada vez más cosas. El proceso mediante el cual se consigue eso es la creación de necesidades: primero se separa a la gente de las soluciones gratuitas a sus problemas y luego se le venden esas soluciones. El resultado siempre es el mismo, se le pone precio a lo que antes era gratis y la humanidad lo acaba comprando. Creando necesidades se hacen nuevas colonias dentro de las vidas de las personas, colonizando su tiempo, sus espacios, sus relaciones e incluso su pensamiento. El instrumento para esta colonización hacia OBJETIVO 1 ERRADICAR LA POBREZA Y EL HAMBRE dentro es la globalización de formas de vida o estilos de consumo, y su mayor arma es la publicidad en los medios de comunicación, sobre todo la televisión. Hacer una lista de necesidades creadas por la publicidad Hacer una lista de actividades y cosas no comprables que resuelvan las necesidades humanas Para ilustrar este proceso de colonización de la vida por parte del mercado podemos detenernos en algunos ejemplos ilustrativos que no dejan lugar a dudas: la salud, las relaciones, el ocio o la infancia. Si nos adentramos en el terreno de la salud encontraremos que la humanidad ha sobrevivido durante siglos sin un modelo médico como el que conocemos hoy en día. La sabiduría popular se centraba en la prevención y aportaba todo tipo de remedios naturales al alcance de cualquiera. Hoy en día la medicina está al servicio de la industria farmacéutica y por lo tanto al servicio del mercado. Esto ha provocado un cambio sustancial, porque en términos de beneficios, lo rentable es la ausencia de salud: es decir, la enfermedad. Nos encontramos entonces con un sistema médico que abandona la prevención a favor de la paliación de síntomas y se dedica a medicalizar aspectos de la vida que antes no se consideraban patológicos: la timidez, la hiperactividad, los nervios, la falta o exceso de sueño, la falta o exceso de apetito o peso, los procesos naturales ante circunstancias adversas de la vida, etc. Cada vez es menor la tolerancia al dolor o a la incomodidad y esa intolerancia se traduce en la compra de medicamentos. Esta es una colonia en continuo crecimiento que se nutre año tras año con el descubrimiento de nuevas patologías físicas o psicológicas y los consiguientes hallazgos farmacéuticos para su tratamiento. Hacer una lista de ejemplos de colonización comercial de la salud En cuanto a las relaciones, lo más llamativo es que se han desintegrado los espacios y tiempos que históricamente habían permitido que las redes sociales se nutrieran: los barrios, la comunidad de vecinos, los espacios públicos para el ocio, el tiempo de descanso, etc. Para salvar estas nuevas distancias espacio-temporales el mercado ha encontrado un sinfín de soluciones. Eso sí, ninguna de ellas tan gratuita como lo podía ser un encuentro en la escalera con la vecina del cuarto. Para empezar han aparecido por doquier un sinfín de espacios de encuentro de pago paralelamente a la desaparición de espacios de encuentro gratuitos. Me refiero a bares, cafeterías, centros comerciales y demás lugares en los que hoy en día podemos conocer a otros. También han aparecido servicios que nos permiten acercarnos a otras personas tales como servicios de encuentros, agencias de relaciones o incluso un montón de actividades pagadas que pueden servirnos de excusa para conocer a gente. Conocer a alguien en la calle ya no sólo ha dejado de ser habitual sino que incluso está socialmente mal visto. Hacer una lista de ejemplos de colonización comercial de las relaciones El ocio es otra de las grandes nuevas colonias del mercado. Hasta hace relativamente poco, el ocio consistía básicamente en juntarse con las amistades o la familia en casa o en la calle. Ahora, toda una industria del ocio está floreciendo para cubrir nuestras necesidades de entretenimiento: enormes salas de cine por doquier, cadenas de restaurantes que ofrecen comidas de todos los rincones del mundo, boleras, pistas de esquí, salas de recreativos e incluso esos maravillosos lugares donde pagas por jugar a estar dentro de un videojuego matando al enemigo con pistolas de juguete disparadas a dianas electrónicas en el pecho del contrincante. Sí, divertirse gratis hoy en día es prácticamente imposible. Hacer una lista de ejemplos de colonización comercial del ocio El juego también se ha convertido en otro territorio colonizado. Los tazos han sacado del mapa a las creativas y gratuitas chapas; la wii ha tumbado de un plumazo a la comba, la goma y todo lo que se podía hacer con un simple balón, la muñeca de trapo ha sido desbancada por la Barbie y sus mil accesorios (al parecer, ella también tiene necesidades). ¿Para qué jugar al escondite todos juntos en el parque si podemos tener a cada niño en su casa contribuyendo al crecimiento de la economía consola en mano? Además a los niños antes les cuidaban sus mamás, sus abuelas, la tía o, sobre todo, sus hermanos 15 mayores. Ahora con las mamás trabajando ocho horas al día y las abuelas viviendo del otro lado de la ciudad, ha nacido la necesidad de las guarderías, en las que se puede aparcar al niño desde la tierna edad de tres meses. Para las horas que la guardería no cubre, ha aparecido la figura de la canguro, y para los más mayores una importante oferta de actividades extraescolares para aliviar la carga de los padres que llegan a las tantas de trabajar. ¿Qué harían los padres y madres modernos si no fuera por toda esta ayuda? Todo son facilidades que el mercado ofrece con toda su buena intención para que uno pueda trabajar el mayor tiempo posible, para ganar todo el dinero que pueda, para comprar todo lo que necesita… ahora que su espacio, su tiempo y su vida han sido colonizados. Hacer una lista de ejemplos de colonización comercial de la infancia Hacer una lista de ejemplos de colonización comercial de algún aspecto de la vida elegido por el grupo 16 OBJETIVO 1 ERRADICAR LA POBREZA Y EL HAMBRE 05 ¿De quién son las cosas? Durante mucho tiempo las cosas abundantes, las cosas que permitían al ser humano sobrevivir no eran de nadie. O más exactamente eran de propiedad comunitaria. Los bosques o los manantiales, las piedras y el aire eran de todos. Existe una forma de acumular riqueza: la propiedad. Cuando una persona es dueña de algo o lo posee, acumula dos elementos muy importantes sobre ese algo. Una de ellas es la contabilización de la riqueza, es decir, esa persona puede decir que una parte de su riqueza es eso. Por eso, cuando nos compramos un coche y podemos decir que ese coche es mío, lo que hacemos es anotar entre nuestras “riquezas” ese coche. Y, sobre todo, dejar claro que nadie más puede hacerlo, nadie puede contar entre sus propias riquezas ese coche. Debate: ¿Qué debería ser de cada persona? y ¿qué debería ser de todos? Esto es muy importante para hacer cualquier tipo de consideración sobre quiénes son las personas ricas y quiénes las pobres. A menudo, la propiedad de las cosas se basa en criterios que no son especialmente razonables: la apropiación, la conquista, el robo o la anticipación. ciones económicas complicadas o acuerdos confusos que permiten trasladar la propiedad de unas personas a otras. A veces, las personas simplemente deciden que algo que es de todos o que está ahí es suyo porque nadie lo dijo antes. Es como cuando dos niños reciben dos regalos y uno de ellos dice: “me pido el azul”. Si el otro niño reclama su derecho a tener también el objeto de color azul, el primero sin ninguna sombra de duda afirmará: “me lo he pedido” y eso es suficiente para zanjar la cuestión. Algunas personas o instituciones hacen o han hecho eso a lo largo del tiempo. Por ejemplo, llegaron a una tierra y dijeron: “me la pido” y se quedaron con ella por el mero hecho de haberla reclamado. Nadie tuvo nunca la necesidad de reclamar su derecho a considerar esa tierra entre sus pertenencias o riquezas porque estaba ahí, para todo el mundo. Ahora ya no es así. Casi siempre bajo el aspecto de actividades correctas como el comercio, de principios no dudosos como el progreso o de razones innegables como la libertad o la democracia, los seres humanos hemos despojado unos a otros de cosas que no eran suyas en el sentido de poseer un papel que lo diga, sino que lo eran en virtud de que las usaban con prudencia y sentido, y por lo tanto, no era importante saber quién era el dueño. En otras ocasiones los objetos o los recursos estaban en posesión de otras personas y se les quitaron. No siempre por la fuerza o por la violencia -que también-, sino que se utilizan trucos legales, formula- Esto ha ocurrido con el agua, con el conocimiento de la salud, con las semillas productivas, con las formas de comunicación, con los productos culturales y con otras fuentes de bienestar para las personas y los pueblos. Pero el caso más espectacular es el de la propiedad de la tierra. Existen innumerables ejemplos en la historia del ser humano en el que unos grupos han arrebatado a otros el uso de la tierra. La tierra, los árboles, el suelo, las plantas, los animales que hay en 17 ella, etc. eran un bien abundante y comunitario. Se utilizaba de forma racional puesto que el mal uso de la tierra perjudicaba a todos y a todas y el buen uso beneficiaba a todos y a todas. La forma de asegurar la supervivencia de los pueblos y los grupos era que la tierra no fuera esquilmada. Cada vez hay menos territorio en el planeta en manos de comunidades y más en manos de personas o instituciones. Esa propiedad permite utilizar la tierra de manera que no favorece a las personas que la habitan. Sin embargo, las dueñas no viven allí, no dependen de su estado para la supervivencia inmediata puesto que viven lejos. Por eso pueden hacer un uso incorrecto de ella. Discutir sobre el interés y el valor de la propiedad privada Y aquí nos encontramos con el segundo elemento importante que conlleva la posesión de algo: el poder de decisión sobre ello. Cuando algo es mío, yo decido lo que quiero hacer. Lo puedo utilizar en mi beneficio o en el de otros, pero yo soy el dueño de las decisiones. Cuando las decisiones que tomamos sobre algo no nos afectan directamente (aunque sí pueden aumentar nuestra riqueza en los números de un banco), tomamos las decisiones de una forma menos rigurosa, menos prudente y menos razonable. Si vivimos en una casa de alquiler las condiciones de esa casa afectan a nuestra vida de forma notable puesto que es nuestro hogar. Sin embargo es la persona que posee esa casa la que establece las condiciones, desde cómo se resuelve la calefacción hasta el ma18 terial que recubre las paredes. Si la decisión la tomaran los habitantes de la casa tendrían mucho más en cuenta las consecuencias de cada decisión en el bienestar. Si la toman las personas que poseen la casa la tomarán en función de la cantidad de riqueza que les produzca. Cada vez hay más cosas que están en manos de pocas personas. Por lo tanto esas personas no disfrutan de ellas en cuanto a su uso directo para la supervivencia o el bienestar, simplemente porque una persona no puede vivir en 16 casas. Es decir, cada vez menos personas toman decisiones pensando sólo en términos de riqueza -medida en dinero-, que afectan a la vida de muchas personas y a su riqueza -medida en bienestar-. Y cuáles son esas cosas: tecnología, medicamentos, formas de cultivo, metros cuadrados, torrentes, caminos… todas las cosas que permiten la vida y el equilibrio con el planeta. Por eso es tan importante el reparto de la propiedad. Porque es una manera de asegurar que las personas tomen las decisiones adecuadas sobre los recursos. Porque de esa manera las razones que se esgrimen para decidir qué vamos a plantar en el huerto, a quién voy a ver hoy o cómo utilizamos el agua son las de la gente que sobrevive o no en ese territorio. ¿Qué cosas deberían decidir los ciudadanos y ciudadanas de un barrio? OBJETIVO 1 ERRADICAR LA POBREZA Y EL HAMBRE 06 Las pobrezas Cuando se habla de pobreza se tiende a pensar en términos de dinero. Si consideramos a una persona pobre o a un país pobre, la asociación más inmediata será la de que no tiene dinero. Según el mundo globalizado en el que vivimos eso es absolutamente verdad: es pobre quien carece de dinero. Dejando de lado la idea de que existen muchas formas de riqueza que no tienen que ver con el dinero, y que con una definición de riqueza diferente a la monetaria nos enteraríamos mejor de lo que pasa a nuestro alrededor, cabría hacerse una pregunta ¿hay más de una pobreza? La respuesta es sí. Aunque los medios de comunicación y el sistema educativo se empeñen en convencernos de que pobreza es lo que antes se aludía como falta de dinero para comprar el bienestar, existen otros tipos de pobreza. Menos conocidos, menos publicitados pero igualmente peligrosos para la vida. O más. Actualmente vivimos en un mundo que adolece de unos niveles de pobreza alarmantes en tres aspectos importantes. Existe la pobreza cultural, la pobreza ecológica y la pobreza relacional. Las tres en niveles de extrema peligrosidad. Al mencionar la pobreza cultural muchas personas piensan en las manifestaciones culturales o en los productos culturales de un país, un territorio o un pueblo. Desde ese punto de vista parecería que un colectivo que es culturalmente pobre es aquel que tiene pocas manifestaciones culturales, que ha abandonado sus formas tradicionales de expresión o que ha sufrido la invasión de productos culturales (música, historias, comunicación…) ajenos. A pesar de que eso es cierto, la pobreza cultural es aquella pobreza que habla de la información y el control. La cultura de un pueblo es la información con la que cuenta para sobrevivir. Es lo que se ha ido aprendiendo a través de siglos y siglos de existencia y que se transmite de generación en generación. Son expresiones e ideas que hablan de lo que es bueno y es malo, de lo que se tiene que hacer para amar o para enfrentarse, de lo que hay que comer en invierno y lo que hay que comer en verano, de lo ético y lo inmoral, de la forma en la que hay que relacionarse con los demás y con el entorno. Cada cultura ha ido incorporando todos aquellos sucesos que transcurren en sus proximidades para obtener de ello saberes que permitan a las personas que pertenecen a esa cultura el nivel de vida adecuado para la supervivencia y el bienestar. Podríamos pasar horas describiendo todos aquellos elementos que configuran la cultura de un pueblo. Pero volvamos a la información y el control. La cultura del pueblo transmite la información importante y útil para que ese pueblo y las personas que lo integran tengan control sobre su futuro. Pongamos un ejemplo sencillo. En territorios donde la lluvia es escasa existen muchas fórmulas para pronosticar la lluvia, refranes y proverbios que tienen a la lluvia como protagonista; además las personas han aprendido que cuando llueve hay que alegrarse e incluso no son especialmente cuidadosas para proteger sus cabezas del aguacero. En otros lugares donde la lluvia es abundante no existen tantas frases hechas sobre la lluvia como un regalo o las personas se protegen más asiduamente de la lluvia. 19 De nada le serviría a un habitante de Costa Rica donde la lluvia y el agua son un bien abundante conocer las innumerables formas que la lluvia tiene de protagonizar las manifestaciones culturales, los comportamientos, las tradiciones o las historias en un país como España. En cada lugar, en cada cultura se come, se amenaza, se celebra, se define, se llora, se repudia, se valora o se atiende de forma diferente y esa diferencia es debida al conocimiento y la sabiduría acumulados durante miles de años de existencia humana. Actualmente existe un proceso que se produce de forma paralela a la globalización económica: la globalización cultural. No se trata de que en todas las listas de éxitos musicales estén las mismas canciones (que también). La globalización cultural consiste en que la información cultural, la que trataba de transmitir ideas y principios relacionados con la supervivencia, se ha ido homogeneizando, es la misma en la mayoría de los lugares. Los medios de comunicación de masas, la publicidad, las editoriales, pertenecen cada vez a menos personas, que dicen lo mismo en los mismos sitios. Esto les permite vender sus productos en más lugares. Productos que aparentemente tienen que ver con el bienestar de las personas pero que en muchos casos están diseñados para la supervivencia en territorios que no comparten absolutamente ninguna característica. Al perder la información relevante, perdemos el control sobre lo que nos ocurre o no. Imaginemos a una abeja a la que le sacamos toda su información genética sobre el valle 20 en el que vive y le introducimos la información genética de otro valle distante. Esa abeja tendrá dificultades para reconocer su alimento y pondrá en peligro su vida, pero tampoco podrá realizar su labor polinizadora de forma adecuada (una forma aprendida tras miles de años) y por lo tanto también pone en peligro la supervivencia de algunas plantas, y por lo tanto la del ecosistema y la de todos los seres vivos contenidos en él. La pobreza cultural consiste en que cada vez nos pasa más lo mismo que a la abeja, tenemos más información de lugares, cosas, fenómenos y procesos que no tienen que ver con nuestra vida, y ponemos en peligro nuestra supervivencia. Buscar ejemplos de la pobreza cultural La pobreza ecológica nos habla de la cantidad de equilibrio entre el entorno en el que vivimos y la forma de vida que llevamos. Cuanto más dinero poseemos se supone que somos más ricos. Pero, ¿qué pasa si a cambio de obtener dinero dificultamos nuestra vida? ¿qué ocurre si la entrada de dinero supone la pérdida de las posibilidades de sobrevivir? En muchos lugares del mundo se está dando la paradoja de que los países o los pueblos más ricos (en términos de dinero) están haciendo precisamente eso, poner en riesgo su continuidad. Es como cuando alguien a quien le gustan mucho las golosinas las come sin parar y no tiene en cuenta que ese placer actual le puede dejar sin golosinas el resto de su vida porque su organismo se deteriora demasiado. El verdadero problema surge cuando el cuerpo ya está dando signos evidentes de que no soporta más golosinas y esa persona sigue comiendo. ¿Por qué lo hace? Porque su placer no consiste en comer las golosinas, en degustarlas. Su placer tiene que ver con la sensación de que cada vez come más y mejores y eso le hace seguir comiendo porque sólo aumentando el número de golosinas que come es como se siente bien. Los países ricos tienen los ríos contaminados, el aire cada vez más irrespirable, hay que recorrer kilómetros para ver la tierra porque está recubierta de cemento, deben ir a zoológicos para ver animales. En muchas ciudades de esos países se han marchado ya hasta las moscas y los mosquitos porque ni para ellos el hábitat es asumible como lugar. Los países que viven así son ricos en dinero pero su pobreza ecológica es alarmante. Y ese no es el problema principal. El problema es que para mantener su condición de países ricos necesitan empobrecer ecológicamente otros territorios porque los suyos ya hace tiempo que no dan para más. Esos otros territorios son ricos ecológicamente porque conservan su diversidad biológica, porque pueden usar sus ríos para muchas cosas, porque su producción de oxígeno y de dióxido de carbono está desequilibrada hacia la conservación de la vida y otras razones. Sin embargo sufren del empobrecimiento por la voracidad de los territorios ricos. Para muchas personas es tan importante ser ricas en dinero, que no les preocupa en absoluto la pobreza ecológica. Pero la pobreza ecológica es muy peligrosa para las personas que la sufren, pero también para las OBJETIVO 1 ERRADICAR LA POBREZA Y EL HAMBRE personas que están cerca porque serán empobrecidas, con la promesa de convertirse en ricas. Y cuando no haya territorios que empobrecer, ¿qué? que hemos perdido a cambio de poder considerarnos ricos: el campo, el agua, la libertad, la seguridad, el mar… Descansamos para poder seguir trabajando y ganando dinero. Buscar ejemplos de la pobreza ecológica La historia del ser humano está llena de situaciones y ejemplos en los que las redes de relaciones de las personas han sido las responsables de resolver conflictos, problemas y dificultades. Aún hoy en situaciones inesperadas, como algunas catástrofes naturales, podemos verlo. Pero más cerca tenemos ejemplos de cómo resuelven las personas un problema grave que les ocurre. Hay dos formas de resolver el hecho de que repentinamente tengamos una enfermedad neurológica: o pagas o acudes a las personas que te rodean. La pobreza relacional es otra de las pobrezas que podemos encontrarnos en la actualidad. Vivimos en un planeta de soledades, de aislamiento, de relaciones desarticuladas y destruidas por las distancias. Gran cantidad de personas sustituyen las relaciones reales con otras personas por relaciones virtuales -o sea inexistentes- con personajes de la televisión y de otro tipo de pantallas. La forma en la que organizamos nuestro hábitat y la forma en la que organizamos nuestro tiempo nos impide generar relaciones humanas sólidas, que son una parte importante del bienestar. Nuestro hábitat tiene forma de gran ciudad, un lugar creado para los coches, en los que el asfalto y los aparcamientos sustituyen paulatinamente a la calle. Un lugar inhóspito para el ser humano, peligroso e inseguro por la violencia que generan las diferencias sociales. Las personas nos recluimos en casa a salvo de los coches y el humo y nos asomamos a las ventanas que allí tenemos, las pantallas. A través de ellas vemos documentales sobre lugares maravillosos en lugar de conocerlos, nos preocupamos por protagonistas de series en lugar de por nuestros semejantes reales. Usamos casi todo nuestro tiempo en ganar dinero -que es lo que nos dicen que mide la riqueza- para poder comprar pedacitos de aquello ¿A alguien le beneficia? ¿Hay alguna forma de pobreza más importante que otra? ¿Cuál? La filosofía budista habla en ocasiones de lo importante que es que alguien a punto de morir tenga la oportunidad de recibir el abrazo de alguien que nos quiere, igual que pasa al nacer. Esto refleja que la sabiduría centra su atención en la importancia de las relaciones humanas como fuente de bienestar. Buscar ejemplos de la pobreza relacional Hacer una lista de actividades que se pueden hacer de forma cotidiana para disminuir los niveles personales de pobreza cultural, ecológica y relacional Vivimos en países ricos en dinero pero cuya pobreza cultural, ecológica y relacional es patente y aterradora. ¿Por qué será que lo primero nos hace olvidar lo segundo? 21 07 No vengáis a ayudarnos El capitalismo es como una gran máquina cuya única forma de supervivencia es el crecimiento. Es un aparato que si no crece se muere. Por lo tanto su meta no es tener mucho sino más. La diferencia entre mucho y más es aparentemente pequeña pero es esencial. Mucho es una cantidad grande, quizá en comparación con otras, pero es una cantidad finita y estática, es decir tiene límites, por muy lejanos y grandes que estos sean. Más no es una cantidad, es un proceso. Más es cada vez más, cada momento más. Más no tiene límites, siempre necesita justo eso, más. Un poco más, mucho más, bastante más, pero más. No tiene límites. Muy pocas cosas no tienen límites, probablemente aparte del universo y la estupidez humana no sea fácil encontrar alguna. Concretamente nuestro planeta tiene límites. El capitalismo necesita subsistir en un medio sin límites pero existe en un medio como la Tierra que tiene límites. Los límites principales de la Tierra son la cantidad de recursos que existen, la energía que podemos gastar y los residuos que podemos producir. 22 Tengamos en cuenta tres argumentos en torno a la relación que los países llamados ricos tienen con los llamados países pobres El primer argumento tiene que ver con los recursos naturales. Los metales, la tierra que mantiene su fertilidad, los mares, los minerales, el agua que hay en el planeta son siempre los mismos, son recursos no renovables. Hay una cantidad de hierro escondida en las entrañas del planeta pero el hierro no se crea, cuando no haya, ya no habrá. El agua es la misma; sabemos que el ciclo del agua es permanente y que la mueve por todo el planeta, pero siempre es la misma agua, si la inutilizamos, no hay más. Sin embargo el capitalismo actúa como si hubiera un tubo que proviene del exterior del planeta que está produciendo hierro o agua permanentemente y que, como mucho, quizá estemos siendo últimamente un poco despilfarradores con esos recursos y con otros. Pero no es así. No hay más, si lo gastamos todo, ya no quedará. ¿Cómo hacer comprender esto a una máquina cuya única forma de existir es crecer? Como los países ricos ya agotaron hace tiempo sus fuentes de recursos acuden a los de los países pobres, a cambio de promesas de progreso. Un progreso que no llega y, lo más importante, no está claro que lo deseen. La energía de la que disponemos es la del sol. Esa energía es constante siempre está llegando pero lo importante es que no podemos tomarla sin más de los rayos solares. Hace falta transformarla. Durante miles de años las plantas han estado haciendo esa labor, transformando la luz del sol en alimento/combustible para la existencia de los animales, y por lo tanto del hombre. Si cada vez tenemos menos plantas, ¿cómo vamos a asegurar la producción de ese combustible animal que es el alimento? El capitalismo necesita también cada vez más energía, las personas no la necesitan. Por eso hay que seguir acudiendo a lugares donde poder desforestar o requisar sus fuentes de energía para que siga produciendo en grandes cantidades y el sistema funcione. Si seguimos gastando recursos naturales y seguimos gastando OBJETIVO 1 ERRADICAR LA POBREZA Y EL HAMBRE energía seguiremos produciendo una cantidad importante de residuos, fundamentalmente contaminación y basura. Esta contaminación y esta basura dificultan la recuperación natural de los recursos (porque degradan el entorno) y la obtención de energía (porque dificultan la existencia de las plantas). El capitalismo sigue creciendo y contaminando y ensuciando. Cuando ya no puede ensuciar aquí, ensucia allá. Incluso puede comprarse espacios donde liberar residuos o adquirir a otros países sus cuotas de contaminación. Así que, en primer lugar, los países ricos van a los países pobres a llevarse sus recursos para producir y depositar allí los residuos de la producción. Investigar ejemplos sobre expoliación de recursos naturales en el mundo El segundo argumento tiene que ver con la sabiduría acumulada. Durante muchos siglos los territorios han ido acumulando sabiduría sobre su relación con el entorno que les rodea. Han ido plantando semillas y eligiendo aquellas que mejor producían en el suelo que habitaban; han ido probando hierbas y remedios naturales para sus dolencias físicas y psíquicas; han ido acumulando conocimiento sobre el clima y sobre cómo adaptar sus viviendas o sus medios de transporte; han ido configurando sus vestimentas para poder protegerse del frío, del calor y de las inclemencias. Los países ricos, encumbrados por el sistema de mercado que necesita crecer de forma permanen- te utilizan la publicidad, los medios de comunicación y las relaciones comerciales para hacer ver a los países pobres que la mejor forma que tienen de sobrevivir es parecerse a ellos. Por un lado la publicidad y los medios de comunicación invierten mucho dinero en convencer a un mayor número de gente por todo el planeta que las vestimentas, las viviendas, los medios de transporte o los remedios de la salud no dependen tanto del medio donde se viva sino que son universales y que unos están más indicados que otros. Casualmente, los más indicados son aquellos que se pueden comprar con dinero y no las hierbas que están en los bordes del camino o los vestidos que usaba la abuela. Por otro lado las relaciones comerciales, lideradas por empresas multinacionales, llevan a todos los rincones del mundo las mismas ropas, los mismos alimentos, los mismos materiales de construcción, las mismas semillas, los mismos medicamentos de manera que sea relativamente fácil obtener ese producto. Muchos de los productos de las grandes empresas son los que ya existían en los territorios, sólo que ahora están envueltos en un paquete, patentados a nivel mundial o sólo disponibles en la tienda de un fabricante determinado. Lo que antes era abundante y público en cada comunidad, ahora se vende. Los países ricos saben que la sabiduría acumulada de los pueblos es muy potente puesto que tiene milenios de saber atesorado. Y el procedimiento es muy simple, toman esa sabiduría, la patentan, la legalizan y se la venden a las personas herederas de esa sabiduría. Investigar sobre las consecuencias de los cultivos transgénicos en la vida de los agricultores El tercer argumento tiene que ver con la propiedad de la tierra. La tierra es el principal productor de bienes de supervivencia para el ser humano. Los cultivos, la pesca, los minerales, la energía están en la tierra o bajo ella. Si posees la tierra posees lo que hay en ella. Y, sobre todo, tienes el poder de decisión sobre lo que se hace con ella. Los países ricos acrecientan sus propiedades de tierra en países pobres y toman decisiones sobre lo que en ellas se hace. Así en un terreno donde se producían ecológicamente, a un ritmo moderado diversas plantas que cubrían el espectro de las necesidades humanas de la comunidad, ahora se planta sólo café y de la forma más productiva posible. Así, en un terreno en el que se extraía carbón o minerales a un ritmo lento porque era para aprovisionar a un número reducido de gente, ahora se produce una extracción brutal sin pensar en los límites de los yacimientos o en la recuperación de los recursos. Los países ricos encumbrados por el capitalismo salvaje llegan a los países pobres toman sus recursos naturales, su sabiduría acumulada y su tierra y la ponen a trabajar para sí. Durante mucho tiempo las tres cosas estaban al servicio de la comunidad, en unas pocas décadas han cambiado de dueño y están agotados como fuente de vida. 23 Investigar ejemplos de países principales productores y su situación general en cuanto a riqueza Muchos territorios han dejado de tener autonomía para dar de comer a su población y para generar bienestar a su comunidad por este proceso. No es de extrañar que rechacen la ayuda que se les brinda desde los países ricos o que desconfíen de sus propuestas. Quizá, bastase con no empeñarse en ayudar sino sólo dejar de expoliar sus territorios y comunidades. 24 OBJETIVO 1 ERRADICAR LA POBREZA Y EL HAMBRE 08 La falacia de “no se puede hacer nada” Si una persona quiere correr a la velocidad de la luz le diríamos que es imposible. Si una persona que no ha tenido preparación atlética hasta los veinte años quiere batir el record del mundo de los 100 metros lisos le diremos que es muy difícil, pero no imposible. A menudo nuestra forma de pensar en las cosas simplifica una realidad que es compleja y cambiante, y para eso utilizamos trucos y tretas que nos permiten movernos mejor por el mundo. Sin embargo, hay ocasiones en que esta virtud simplificadora de nuestro cerebro no sólo no nos ayuda sino que nos dificulta el análisis de la realidad que tenemos delante y, por lo tanto, de las posibilidades que hay de conseguir un objetivo. La diferencia entre muy difícil e imposible es muy pequeña, casi insignificante. Por eso tendemos a hacer desparecer esa diferencia y consideramos que lo que es muy difícil o extraordinariamente difícil es igual que si fuera imposible. Sin embargo, desde el punto de vista de los resultados y, sobre todo, de las oportunidades de conseguir algo por lo que luchamos o que deseamos, esa diferencia es crucial. Algo imposible es algo que no se puede conseguir, sin más. No podemos volar sin aparatos, no podemos tocarnos un codo con la mano del mismo brazo, no podemos gritar y que nos escuchen en todo el mundo, no podemos hacer muchas cosas. Algo que es muy, muy difícil es algo que cuesta una cantidad de esfuerzo muy grande conseguir. Es algo que, incluso aunque diéramos todos los pasos pertinentes, podríamos no lograr. Es algo que posiblemente sólo consigamos en menor medida de lo que deseamos o sólo en una parte de las posibilidades. Pero es algo que se puede hacer. Una de las características que tiene el actual reparto de la riqueza en el mundo, el sistema financiero que se ha creado para el control de esa riqueza, el entramado de relaciones internacionales y el análisis que se hace de todo ello es que resulta extraordinariamente difícil cambiarlo. La globalización aparece ante los ojos de las personas como una consecuencia casi natural de la evolución de la especie humana, incluso, análisis críticos y radicales de la situación pintan el panorama tan negro que resulta una tentación muy grande el hacer desparecer esa finísima distancia que hay entre lo difícil y lo imposible. Quizá resulte un beneficio de eso: el hecho de que se tenga la sensación de que no hay nada que hacer sirve como motivación principal de la pasividad. Realmente si algo es imposible, lo más inteligente es no empeñarse en conseguirlo. Pero cuando algo resulta muy difícil, la actuación más inteligente no consiste en quedarse quietos. La inteligencia tiene que ver con ajustar los objetivos, con prepararse para un esfuerzo grande y continuado en el tiempo, para ir logrando pequeñas victorias, para no desanimarse demasiado pronto. Si pensamos que ante la situación de los países y de las personas más pobres no tenemos nada que hacer, que son otras personas las que deberían hacerlo o que cambiar esto es imposible, no sólo estamos en un error, sino que estamos 25 actuando (no actuando) a favor de los intereses que han dado lugar a la situación. Debate: ¿Se puede hacer algo? Tormenta de ideas: Cosas que sí se pueden hacer para reducir la pobreza 26 OBJETIVO 1 ERRADICAR LA POBREZA Y EL HAMBRE 09 Y, ¿ahora qué? Durante un tiempo habéis estado debatiendo, pensando, discutiendo, aprendiendo, contrastando y compartiendo ideas y opiniones sobre la pobreza y sobre las posibilidades de cambiar un mundo que necesita ser cambiado ya. Erradicar la pobreza como cualquiera de los otros objetivos de la Declaración del Milenio son objetivos para las instituciones, para los gobiernos pero también para las personas que habitan este planeta, para todas. Por eso existe esta posibilidad, propóntelos. Te ofertamos un camino para que vuestras aportaciones, vuestras conclusiones, vuestras opiniones, vuestras exigencias tengan una salida y sean escuchadas. Un concurso en el que podáis pedir, hablar, exigir, reclamar, aportar o dilucidar lo que vuestro cerebro y vuestro espíritu os dicte y que además pueda ser escuchado. El concurso “Propóntelos” presenta la posibilidad de plasmar los resultados de las actividades colectivas que hayáis realizado en torno a los materiales (este y/o los otros cinco cuadernillos) del programa. Cualquiera de las fórmulas de participación es buena. La expresión cultural de las opiniones y las reflexiones de las y los jóvenes tienen la oportunidad de ser oídas, y el premio consiste en poder contrastar y compartir estas opiniones e ideas con gente de otros países. Adelante. 27 PRO PÓN TE LOS Financiado por