2013.11.23(2)

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FECHA: 23 de noviembre de 2013
ASUNTO: Tercera jornada XII Congreso EC
A LA ATENCIÓN DEL RESPONSABLE DE EDUCACIÓN
NOTA DE PRENSA
Clausura del XII Congreso de Escuelas Católicas
“Creatividad, emprender, participar y dar sentido
siendo reflejo del Dios que ama y sirve”
El presidente del Consejo Escolar de Castilla y León, Marino Arranz, fue el
encargado de clausurar el XII Congreso de Escuelas Católicas. Junto a él en la
mesa se encontraban: Gregorio Martínez, obispo de Zamora; Inmaculada Tuset,
presidenta de EC; Máximo Blanco, presidente de EC Castilla y León; José Mª
Alvira, secretario general de EC; Antonio Guerra, secretario autonómico de EC
Castilla y León y Victoria Moya, directora del XII Congreso.
Marino Arranz, presidente del Consejo Escolar de Castilla y León, tras agradecer la
invitación, destacó el trabajo de los centros católicos y especialmente de sus
profesores por su aportación a la mejora continua y a la calidad de este país. Destacó
que su dedicación, buena organización y trabajo docente están logrando unos
resultados excelentes, no sólo en conocimientos, sino también en valores católicos.
“La sociedad valora que con menos recursos y menos medios económicos sois más
eficaces. Sacáis el mejor partido de todos los alumnos, sobre todo de los menos
dotados y necesitados, ofertando una educación de calidad no exenta de equidad”,
dijo.
Valoró además positivamente las aportaciones de Escuelas Católicas en los órganos
de participación en los que están con propuestas colaborativas que contribuyen a
mejorar la normativa educativa, desde el consenso. “Espero y deseo que vuestro
trabajo quede reflejado en las conclusiones y sirva de plataforma para el presente y
para la preparación del XIII congreso de EC”, indicó.
Gregorio Martínez, Obispo de Zamora, transmitió su enhorabuena más sincera y
cordial por el trabajo realizado estos días y por lo que hay detrás de las escuelas
católicas. Invitó a representantes de las escuelas católicas a no perder las señales de
identidad: “Sois escuelas católicas, sois escuelas al servicio de la promoción integral
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de las personas, tal y como el Concilio nos dijo sabiendo que el trabajo de formación
integral de las personas sólo es verdadero si se hace a la luz del misterio encarnado
que es el hombre por antonomasia”.
No olvidéis -dijo- que sois una lugar imprescindible a la hora de la evangelización
nueva, “estáis al servicio de la evangelización y debéis dedicar todos los esfuerzos
que seáis capaces para entrar en esta dinámica que nos invita la Iglesia. Me gustaría
que mantuvierais la comunión con los pastores de la Iglesia y cuidarais la comunidad
educativa de vuestros centros y fuerais una auténtica familia”, señaló.
El Obispo de Zamora concluyó su intervención con una felicitación y con el
ofrecimiento a colaborar en todo lo que necesiten las escuelas católicas. “Estamos
plenamente al servicio de vosotros educadores. Habéis recibido de Dios una misión
fundamental, no siempre comprendida y ayudada, pero siempre grande para el futuro
de la Iglesia”.
José María Alvira, secretario general de Escuelas Católicas, por su parte felicitó a
todos por el desarrollo del Congreso porque “ha conseguido los objetivos
fundamentales propuestos: aprender, convivir y reforzar la red de la escuela católica
en España, y afirmar y celebrar su identidad”.
Recordó que si los centros católicos pueden y quieren plantearse como algo natural la
creatividad y el espíritu emprendedor es porque “lo llevan en los genes”, nacieron de
la intuición de muchos fundadores que se plantearon cómo hacer frente a nuevos
desafíos. Por ello, animó a personas, organismos e instituciones vinculadas a la
educación en España a reconocer y valorar adecuadamente esos orígenes. “Esas
raíces son nuestro logro. Los frutos sólo son posibles porque sus raíces son sólidas y
por eso acogemos con gusto todas las llamadas y sugerencias a la creatividad como
algo natural de la educación católica”, subrayó.
Inmaculada Tuset Garín, presidenta de Escuelas Católicas, leyó las conclusiones y
animó a todos a poner en práctica la creatividad, y a proponerla a los alumnos con
sencillez y claridad en un clima de libertad, conjugando bondad y firmeza.
“Creatividad, emprender, participar y dar sentido siendo reflejo del Dios que ama y
sirve”, concluyó.
Por último, Victoria Moya, directora del XII Congreso de Escuelas Católicas, despidió
a los asistentes con algunas cifras registradas durante estos tres días de trabajo
intenso: hemos conseguido ser Trending Topic en todas nuestras ponencias; con el
#pariciparec13 fuimos TT en 28 minutos; el #felicidadec13 ha llegado a ser visto por
88.412 personas gracias a los 930 tuits de 465 cuentas distintas; la web del congreso
ha registrado en los últimos tres días 11.400 visitas; en flickr han visitado las fotos
7.499 personas; en slideshare, 6.364 personas han visto las presentaciones de los
ponentes; 583 personas han visionado los vídeos que daban paso a las ponencias;
más de 10.000 personas se han conectado en nuestro streaming desde 22 países
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distintos (España, Europa, América latina y Reino Unido; y 996 se han conectado
simultáneamente.
Economía del bien común
Antes de la clausura tuvieron lugar dos interesantes ponencias a cargo de Christian
Felber, profesor universitario de Economía, escritor, bailarín y mejor comunicador del
año 2010 en Austria, José R. Carballo, Arzobispo Titular de Belcastro y Secretario de
la Congregación par los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida
Apostólica (con un vídeo) y del sacerdote uruguayo Gonzalo Aemilius, ex director del
Liceo Jubilar en Uruguay.
Christian Felber, profesor universitario de Economía, escritor, bailarín y mejor
comunicador del año 2010 en Austria, habló al auditorio de la economía del bien
común. Para ello, comenzó cuestionando nuestra soberanía popular para evidenciar
que “la verdadera democracia está por llegar”, y que si queremos otro orden de
económico lo tenemos que hacer nosotros mismos, empezando desde la escuela
entrenando la democracia y haciendo que los niños sean capaces de sacar lo que
tienen dentro (emociones, pensamientos, que valoren su cuerpo…). “Sólo mirándonos
profundamente encontraremos a Dios”, dijo.
Para explicar esa teoría del bien común y ese nuevo modelo económico que logre
una sociedad realmente democrática, Felber apostó por dar la vuelta al actual modelo
y no dudó en hacer el pino en el escenario para escenificar esa necesidad de cambio.
Su propuesta habla de cambiar las actuales contradicciones y considerar la economía
como una herramienta al servicio de la sociedad, y no como un fin como ocurre
ahora; el dinero como una herramienta de segundo orden, no como el centro de todo;
el afán de lucro, por bien común; y la competencia por cooperación.
Apostó por una democracia y una ética de la economía que refuerce valores y
cualidades distintas a las actuales y que permita hacer florecer relaciones humanas
cotidianas (confianza, diálogo, paz, equidad, compasión, perdón…). Las matrices del
bien común serían, entre otras, según Felber: solidaridad, dignidad humana,
sostenibilidad ecológica, justicia social, participación democrática… Y las cualidades
de la educación para el bien común: emocionología, comunicación, educación en
valores desde el corazón, democracia, sensibilización del cuerpo y unión con la
naturaleza.
“Sólo quien ama educa”
Finalmente, y ante la imposibilidad estar presente hoy en Valladolid, Monseñor José
Rodríguez Carballo, compartió su ponencia a través de un vídeo en el que reflexionó
sobre la “gran emergencia” que supone hoy la educación. Aseguró que los colegios y
escuelas deben tener un claro Proyecto Educativo que contemple su identidad de
institución católica; se debe trabajar la unión de fuerzas, a través de la colaboración
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entre dirección, profesores, padres y alumnos; así como realizar la síntesis entre la fe
y la cultura, “siendo los valores evangélicos transversales en toda labor educativa”.
A continuación destacó las urgencias que la educación católica ve hoy día: educar
transmitiendo una visión positiva de la vida; educar para lograr buenos profesionales;
y evangelizar, llevar a cabo una educación-formación como medio para garantizar
dentro del pluralismo cultural de nuestra sociedad la presencia del pensamiento
cristiano.
Solicitó a los presentes que en su labor diaria sean testimonio de la verdad y el bien,
que busquen el equilibrio entre la disciplina que exige la educación y la libertad, y que
formen para el correcto uso de dicha libertad, aceptando el riesgo que comporta la
misma. “Por encima de todos amadlos siempre, solo quien ama educa, sólo quien
ama pueda exigir, solo quien ama tiene derecho a formar y a educar a los niños y
jóvenes que las familias nos han confiado”, concluyó.
“Dios cree en nosotros”, Gonzalo Aemilius
El sacerdote uruguayo Gonzalo Aemilius, agradeció al comienzo de su intervención
todo cuanto recibió de la Institución Teresiana en su etapa escolar, porque fue
entonces cuando despertó en él su vocación sacerdotal.
A continuación, Aemilius reflexionó sobre el sentido evangélico de la escuela a través
de su propia experiencia al frente del Liceo Jubilar Juan Pablo II. En un país en el que
la educación privada está solo al alcance de las clases más altas, y en el que la
estatal, laica, no ofrece una formación personalizada al alumnado, Aemilius explicó
que el Liceo Jubilar Juan Pablo II decidió enfrentarse a la elevada tasa de abandono
escolar a través de la confianza en las posibilidades de sus alumnos y de convertir el
centro en una gran familia “donde nos queremos, valoramos y cuidamos de caer en la
desesperanza”.
El sacerdote animó a “desafiar a los alumnos” y a “desafiarnos” a nosotros mismos, a
“pensar en quiénes somos y adónde queremos llegar” y a ser conscientes de que
Dios cree en nosotros: “no nos privemos de la experiencia de saber cada mañana que
existe alguien que cree en nosotros”, afirmó.
En su opinión, algunas de las claves necesarias para las escuelas católicas son:
compartir recursos y materiales entre distintos centros; ser humildes, reconociendo
que en nuestra labor en ocasiones necesitamos ayuda; hacer de nuestros centros
comunidades de aprendizaje; y aprovechar este tiempo de crisis para reflexionar
sobre los aspectos que tenemos que mejorar.
Concluyó su intervención invitando a “sanar nuestro corazón, a generar espacios para
reparar nuestro espíritu, y a cuidarlo para que no se seque. Es tarea de todos que
nuestro corazón no se seque”, afirmó.
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