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KROrsilKA TAUROMAKA
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SINCERIDAD, IMPAECIALIDAD Y POCA AMISTAD CON LOS TORÉEOS
KURRO KSSTANARES
Año III
Madrid, 10 de Agosto de 1914
Núm. 123
D E S P U É S D E l i A COGIDA
« ^ ^ - ,
«
. . . 1 .,
SIGUE EL GALLO BORRANDO A TODOS CUANDO QUIERE... GOMO EN VITORIA
Pág. 2
THE KON LECHE
Año III.—Núm. 1 2 3
NOVILLERIA VERANIEGA
ALÉ, ALCALAREÑO, HERRERIN
Seis novillos de D. Gregorio Campos
Un calor desesperante, señores, í muleta por el rabo en todos ellos,
Yo no sé cómo será el que haga : intercalando un trincherazo rodien el Senegal, pero les juro á us- lla en tierra, pero sin recojer ni
tedes que éste es una imitación mandar nada. (Palmas).
j Hay luego una segunda parte
muy decentita.
La entrada casi un lleno, estan- de muleteo movido y sin lucimiendo más nutridos los escaños solea- to y el toro se aburre y el público
también.
dos. ¡Los hay valientes!
Un pinchazo quedándose en la
Al hacer el paseo, son aplaudicara; menos de media estocada sudos los artistas y se da suelta al
perior volviendo la «jeró».
PRIMEEO
( Dobla el toro, rubrica el punti
llero y hay palmas.
«Pasajero» de mote, negro, zaino, bien criado, bonito de tipo y
I
TERCBEO
mogón del derecho.
Alé veroniquea estirándose bien
Le pusieron (iPescadori) y es neen algunos lances y terminando gro listón, chiquitillo, flaco y feo
con media verónica ceñida. (Pal- de tipo.
mas).
', Alcalareño da la v u e l t a al
Bravo el animalito, toma cinco ruedo.
varas derribando en todas.
t Herrerin torea de capa parando
En los quites hay una porción bien en algunos lances. (Palmas).
de monerías á cargo de los muEn' el «primer acto» hay que
chachos, que el Senado ovaciona. anotar un lio espantoso; cuatro
Alé toma los palos y clava un sangrías, igual niimero de descenpar regular al cuarteo. Zurini y sos y una defunción caballar.
Alvaradito chico cierran el tercio
Chatillo de Zaragoza y Coriano,
mal. (Pitos).
despachan el segrundo tercio, sin
El bilbainito muletea por pases hacer nada notable y oyendo su
altos y bajos, con hechuras y tal, bronca el primero por tirarle su
pero con poca quietud y sin que ventajilla al colega, clavando fuehaya en la cosa el lucimiento que ra de trecho.
merece la nobleza ideal del eneUnos muletazos ayudados por
migo.
bajo, sin parar mucho, pero con su
Una estocada un poquito trase- poquitín de adorno, componen la
ra yendo bien, pone fin á la cosa. faena de Herrerin, á la que pone
(Palmas, vuelta al ruedo y regalo fin el aragonés con una estocada
de unos señores á quienes brindó). caída, después de ponerse un poquito pesado en el trasteo. (DiviSEGUNDO
sión de opiniones).
«Perdigón», cárdenoensabanao,
CUAETO
de bonita lámina y bien armado.
Alcalareño lancea embarullado.
Atiende—si le da la gana—por
Cuatro varas —bravo y poderoso el novillo—tres tumbos, un «Dinerito». Viste de negro con
jaco difunto y un bonito quite de bragas, largo, alto de agujas, saHerrerin, componen el p r i m e r • cudido de carnes y con afilada
tercio.
cornamenta.
Cerrajillas clava un par supeAlé capotea para fijar al novillo.
rior y Pérez otro bueno. (Palmas).
«Dinerito» se declara manso de
Completan los dos el tercio con
solemnidad
y sin acercarse ni una
par y medio malos.
vez
á
los
montados;
es condenado
Alcalareño, hace una faena vaá
fuego.
liente, con pases altos, sacando la
Alvaradito v Zurini colocan tres
pares de las calientes, buenos los
dos del primero. (Palmas.)
El auciado Zurini lo hace de un
modo que no califico por respeto
á los años y «oye lo suyo».
«Dinerito» está hecho un regalo;
manso y con malas ideas.
Aló se hace con el pavo, muleteando muy v a l i e n t e , parando
i bien en todos los pases y metido
entre los pitones, sin dejar que el
manso se reponga.
Una estocada caida, por quedarse el toro y no mirar al espada, acaba la cuestión.
QUINTO
«Copa-alta» — ¡qué elegante!—
negro lucero, chico, flaco, muy feo
de tipo, con muchos pitones.
Ei espada de turno, lancea per
diendo terreno.
El de Campos acepta c i n c o
convidadas de los montados, bravo
y empujando fuerte en todas ellas
y destrozando dos peonas.
El de Alcalá toma los palos
cortos, cambia sin clavar y luego,
en la misma suerte, coloca un par
superior derrochando v a l e n t í a .
(OvaciónJ.
Cerrajillas y Manteca, cierran
el tercio bien. (Palmas).
Alcalareño brinda al público
del sol, muletea valiente, con pases altos y bajos, derecho y paran
do bien y amenizando la cosa con
arrodillamieutí s y toques en el
testuz. (Palmas).
Una « s t o c a d a perpendicular,
delantera y atravesadísima.
Media estocada también de tra
vesia, entrando bien y siendo cogido y volteado aparatosamente y
á otra cosa. (Ovación y paseo por
el local).
Los «chalaos» piden la oreja.
SEXTO
«Secretario» de nombre, negro
bragao de pelo, chiquitito, gordito y bien armadito. iQué bonito!
Herrerin torea por verónicas y
«gaoneras», con poca quietud, pero
Año III.-^Núm. 1 2 3
coQ idea de lo que son estos menesteres. (Palmas).
Cuatro varas, bravo y poderoso
el cornudo; otros tantos tumbos y
^^ jaco para el arrastre, integran
si primer tercio.
Herrerín hace un quite muy
oportuno y Alé otro bonito. (Muchas palmas).
Toma los palos el maño y en'íando muy bien, clava un par al
cuarteo cayendo los palos en mal
sitio. Eepite con un solo palo.
Manzanito, hace las delicias
del concurso, al clavar un palo
•^uelto de espaldas, que es una
suerte nueva. (Ovación y chungueo.)
Herrerín muletea cerca, con
pases altos, sin parar y sin recojer
&1 enemigo, sufriendo un desarme
y sin entusiasmar al auditorio.
Un pinchazo en hueso y una
estocada caída, son suficientes
para que la diñe copa-alta.
LOS TAUROFOBOS
Los del taurófobo afán
arietes de la afición
¿qué se hicieron?
¿qué fué de tanto galán?
¿qué fue de tanta invención
como trujeron?
Sí, porque resulta que ya han
apagado los fuegos por comple*'0'. ¡Eespiremos! La ley taurófoba intelectual nos ha perdonado
y se dedica como ustedes saben í
la alta crítica de la conflagración
europea.
El ala derecha, el ala izquierda,
y eXjlanco son lugares comunes de
ios ex defensores del caballo, Así
^a gusto ahora leer los periódicos.
Como si fuera poco el infundio
Peinante acerca de las operaciones
militares de las naciones en lu'^ba, nos coloca cada diario unfon""Ipreliminar yartículo resumen de
^9^ acontecimientos, trabajos pe
riodístioos en los que los exantitaurinizantes se parten el pecho
contra el pupitre con sesudas lucubraciones bélicas. ¡Qué jata, señores!
Porque si eran malos como
^netes de la finsta, como xenofon^^s de la conflagración son insoportables...
. ¡En suma que no nos gustan,
ni censurando el arte del Querrá,
ni criticando el arte de la guerra\...
THE KON LECtíE!
Pág. 3
EL NORTE TAURINO
II GALLO VICTORIOSO
Rafael, Rodolfo, J u a n y Francisco. — Orejas y
avisos.—A Posada le dan los «tres recados» y no
lo dico ningún rotativo madrileño.
nisio Peláez en la plaza de Vitoría. ¡Una corrida de toros!
De excelente lámina y brava
condición, serían suficientes los
ocho bichos de Vitoria para acreditar una ganadería.
Pues bien, de esos tocaron en
suerte al Gallo los dos más grandes. No parece esto lógico dada la
forma de repartir los lotes, pero
es la verdad. Ahí está el ganadero
con los pesos de las reses en canal.
En el primero de estos bichos,
un buen mozo con libras y pitones,
hace Eafael un gran faena de muleta.
«La faena—escribe el Heraldo
Alavés—es coreada con oles. Me*
dia estocada y una delanterilla;
* *
dobla el toro frente al 3 y hay
Desde que apareció Eafael el ovación merecida y concesión de
Gallo en los ruedos, curado de su oreja».
lesión de Algeciras, seguimos con
Gaona mató al segundo bicho
interés su actuación por ser de de dos estocadas atravesadas.
enorme trascendencia para la afi- Pero en su segundo toro realizó
ción un desmayo ó apocamiento una faena valiente y adornada que
en los entusiasmos taurinos del remató de dos pinchazos y una esmaestro sevillano.
tocada, atacando siempre en lo
Pero el telégrafo, primero, y la alto.
reseña local, después, nos relató
Cortó la oreja. •
notables proezas de Eafael en la
Y también cortó la oreja Curro
plaza de ííarcelona.
Posada al tercero de la tarde por
Y asimismo nos enteramos de un pinchazo en la cruz qije mató
sensibles descatabros en la plaza en seguida, previa una faena adorde Valencia. A través de estas no- nada á ratos y á ratos aburrida.
ticias se descubría al Gallo de
Belmonte, por no ser menos, dessiempre, de notas artísticas, altag orejó al cuarto bicho, con el que se
y bajas, sin término medio.
apretó bastante, dejando una esy deseando convencernos de la tocada honda, saliendo desarmado.
verdad acudimos al norte que disY vuelve Eafael.
fruta actualmente los mejores carEra el quinto de Peláez un toro
telfiS,
negro, alto de agujas y de afiladíY vimos, por fin, dar al Gallo la simas armas.
nota aguda, excepcional, definitiEl toro se hace amo del cotarro
va, esa nota que le coloca sobre én el primer tercio. ¡Un toro! Detodos los demás lidiadores, que jemos la pluma al cronista local
justifica la pasión de sus partida- del Heraldo Alavés.
rios, y que lava de pronto con rui«...solo Gallo sabe por donde
dosas aclamaciones las mayores anda, aunque descuida lamentablemente la dirección de lidia.
culpas.
Lidiábanse en la tarde del cuaBelmonte pasa desapercibido.
tro del actual ocho reses de DioPatatero pone medio par malo,
Al rematar la crónica donostiarra del número anterior, anunciábamos á nuestros lectores que salíamos para Vitoria celosos de la
verdad informativa por no fiarnos
nada del telégrafo rotativo.
¿Se acuerdan ustedes? Pues
bien; la comisión de nuestro seno
que viaja por el norte á caza de la
verdad, ha cojido pieza... y pieza
doble.
Porque ha descubierto un triunfo definitivo de un torero y un fracaso absoluto de otro, velados ambos por la intolerable sordina que
desacredita á nuestra prensa.
Vamos por partes.
Pág/4
Caco uno caido, al relance clava
Patatero uno regular y á la salida,
Cuco deja otro bueno.
Gallo brinda al tendido 4, manda iba peones á la barrera, 'y solo
da dos magníficos pases'cambiando la mano con excelente limpieza, arrodillándose valiente y artistaz'o incomenaurable en otros,
oleado y jaleado en todos.
El pueblo pide música.
Más tela jaleado siempre, loco
el público, llenos todos do entusiasmo, y un estoconazo formidablp basta el pomo que derriba al
toro sin puntilla.
Entusiasmo indescriptible, entusiastas que se lanzan al ruedo y
concesión de dos orejas. Todo es
poco. Es mucho Gallo Eafael.
Corta su hermano Fernando el
rabo, y un entusiasta lo pasea en
brazos, otro le ofrece vino en el
ruedo, y todos aplaudimos de bonísima gana. ¡Bravo, Rafael!»
Y nos remitimos al diario de
Vitoria para dar carácter de autenticidad al triunfo enorme de
Eafael.
Porque la descripción detallada
de la faena es imposible. Y mucho
menos el reflejo en las cuartillas
de la emoción producida én el público por la magia del gran torero.
Una plaza entera, congestionada, aclamando al Gallo y olvidando
los lances notables de los otros lidiadores.
Una apoteosis triunfal que interrumpe con su espontáneo delirio
la marcha norm^il de Ja corrida.
Y ya no se preocupa la plaza
entera más que del Gal o durante
el sexto de la corrida. El Gallo obsesiona aun durante la gran faena
de Gaona en el sexto y durante
las vulgares hazañas de Posada y
Belmonte en los últimos toros de
la fiesta.
¡Y es que el Gallo, cuando quiere los borrad todos/...loa borra á todos con su arte, con su tranquilidad, con su incomparable estilo,
con su prontitud y rectitud matando, /cuando quiere!, con su soberanía absoluta en todos los lances de la hdia... ¡Y todo esto después de la cogida de Algeciras!
Ahí queda eso.
Nadie lo mueva.
La verdad no tiene más que un
camino.
¡Y bastante hemos hablaol
THE KON LECHE
NOTAS DONOSTIARRAS
ELSAUCE
Miradle que triste.
¿Adivináis quién es?
¡A que no!
Bien puede ser un bañista aburrido, ó una víctima de los caballitos del Gran Casino, ó un formal catedrático de matemáticas...
ó un espía alemán.
Lo cierto es que parece un sauce... Pero un sauce de lo más llorón y decorativo para el pórtico
de un cementerio.
Pues no es lo que ustedes se
piensan.
Es... Ucelayeta.
El propio Don Sabino Ucelalayeta, empresario de la plaza de
toros de San Sebastián.
¡Qué hombre más triste!—dirán
ustedes,
Pero si ustedes se enteran que
Don Sabino es la primera víctima de la conflagración europea...
entonces encontrarán natural tan
aguda tristeza... ¡Naturalmente!
La afición donostiarra —y la
afición es todo el elemento veraneante—BO llena más que media
plaza.
La otra media es de la absoluta propiedad de la afición francesa
que invade San Sebastián los domingos, procedente de Bayona,
Biarritz, San Juan de Luz, Guetary y Hendaya.
Así vimos una entrada floja en
la primera corrida de abono, celebrada el 2 de Agosto, cuando ya
estaba movilizándose para la guerra el ejército francés.
Y creo que figuraban en el cartel el Gallo y Belmonte.
Pero es que sin franceses no
hay lleno en San Sebastián, aunque salgan haciendo el paseo Belmonte y los Gallos y el Guerra y
la momia de José Redondo.
*
Año n i . - N ü m , 1 2 3
Ucelayeta.=SanSebastián.=:Belmonte colosal toreando y matando.=Aparte usted cinco localidades. ^Ca/f/erore.
Claro es que dada la proceden-
cia, el respetable no creía ni palabra del telegramita...
Ni Ucelayeta tampoco, Ucelayeta es un hombre serio.
Como que parece un sauce...
¡Miradle!
» •
En el despacho de billetes de
la empresa donostiarra, se acostumbra á fijar á la vista del público los telegramas auténticos
que cantan las últimas hazañas
de los matadores anunciados para
la fiesta.
Cuando se despachaba el papel
de la corrida del día 2, ios aficionados se quedaban de una pieza
ante un telegrama que decía asi:
Cuando oojas ua periódico
para leer su revista...
mira si cobra reclamos,
portadas ó guia tauriaa.
Si ves en un rotativo
telegráficas reseñas
cuelga el papel ea un clavo
hejho trozos ¡no lo leasl
Año m . - N ü m . 1 2 3
'^m
Pag. S
1 %THE KON|LECHB
¡Kikirikí!
Libro acerca de los to-
Los Gallos, sus r i v a -
reros de Gelves, por el
les y su prensa.por Don
famoso autor de "El to-
Pío
No sabemos el grado de amisr
Y ahí van unos trozos del libro
*^3 que una á los Gallos con DON puesto á la venta.
••^lO, Ignoramos si la gratitud I
constituye la característica de los !
***
famosos toreros de Gelves.
Había pasado la época de los coLo que sí nos atrevemos á afirolar es que á ningún ser de la tie- losos del toreo. Lagartigo y FrasWa deben los Gallos más beneficio cuelo desvaneciéronse mucho
que á Alejandro Pérez Lugín, el
notable cronista del Heraldo.
Cantar al Gallo cuando su soberano arte sé ha impuesto es empresa baladí de escaso mérito.
Convertirse en paladín del grau
torero cuando las empresas le despreciaban y la afición le tenía en
olvido, es postura quijotesca y no
We, tan llena de sinsabores como
digna de admiracif^n.
Y D, Pío vio antes que nadie y
su pluma bien coreada se puso al
uúble servicio de una causa justa.
Ahora ha pubicado Lugín un
libro, Kihiriki, fiel relato del
arribo de los Gallos á la cumbre
del toreo. Sus interesantes págiiios deleitarán seguramente á la
afición.
Y no se diga que D. Pío, como
otros escritores, busca en la nombradla de un torero el negocio
editorial.
D. Pío escribió en los amargos
afios del Gallo, El torero artista,
libro de honda emoción que ha
hecho más gallistas que todas las
faenas definitivas de Bafael.
Si la gratitud anida en el cora
zón del Gallo, el nombre dé Pérez ]
Lugín figurará en lugar preferente al de tanto amigo de ocasión
que goza con la vanidad de dar
Candilada á la vera de un torero tiempo hacía. Mazzantiui y Guerrita eran un recuerdo lejano. Sus
de fama.
Porque lo que Pérez Lugín ha sucesores, Fuentes y Algabeno,
techo en favor del Gallo no lo ha aunque todavía toreaban, también habían sido. Aquella esperanhecho nadie.
Por eso DON PÍO será siempre za qué se Uarpó Lagartijo Chico la
vimos frustrada por decreto de la
el cronista del gallismo
rero artista,,
suerte impía que lo arrebató á la J
vida en plena juventud. El trono
de Lagartijo seguía vacante. El de
Guerrita también.
Ahora sólo sonaban dos nombres en los carteles de las^ plazas
y en el estruendo de la prensa;
Bombita, Mackaquito. No buscarais otra cosa en los corrillos donde se alborota y en la impresa
letra que hace ruido: Bombita,
Mackaquito.
El Gallo enfermo, caído y olvidado. Vicente Pastor desconocido.
Nombrarlos en cualquier parte
donde se hablase de toros, salvo
en algún raro corrillo de buenos
aficionados, era proferir una blasfemia. ¿Quién eran esos? No había más que Bombita y Machaquito.
Entonces una pluma modesta y
sincera, la misma que traza estas
líneas, se atrevió á salir en defensa de la justicia,» protestar
contra la falsedad ambiente y á
declarar que el toreo, á un tiempo clásico y romántico del Gallo,
era superior al de Bombita; que
entre uno y otro existía la misma
diferencia que entre el oro de ley
y el doublé, entre la obra genial
de un artista y la labor mecánica
de un artesano.
¡Virgen Santísima, cómo me
pusieron, y lo que se rieron de mí
los del otro bando!...
Ahora vamos á liquidar la cuenta de aquellas risas.
•—Bombita podrá siempre con
el Gallo—afirmaban á toda hora
los partidarios de aquél.
"A mi sólo me retirarán los toros
—escribió Bombita en el verano
de 191Q—cuando me dejen inútil
para torear y sin facultades para
la lucha, ó el tiempo, cuando ya
viejo me llene de alifafes y ataque
á esta salud que hoy tengo y que es
Pág. 6
del único tesoro que soy avaro.
Mientras una de estas cosas no
ocurra, Bombita será torero, que
al fin yo apenas si soy Ricardo
Torres, y lo que soy es debido á
Bombita."
A loa tres años-justos de hacer
esta arrogante afirmación, con sus
f a c u l t a d e s cabales—y muchos
años que le duren y con felicidad
lo veremos toSioa—Bombita ha dicho adiós á los toros y se ha cortado la coleta.
¿Por qué?
Eso es lo que vamos á ver en
este libro.
Rafael tiene el sello de los grandes toreros, que es la invención,
el dominio y la afición al toreo al
natural; las verónicas, las largas,
el pase natural y el pase en redondo.
B n lo más fuerte del furor por
la media verónica belmontina, se
la hemos visto dar á Eafael de
rodillas (y también á José).
Donde yo campo
Denguuo campa.
Clásico como el más clásico... y
romántico como el sólo.
Con las banderillas es la quinta
esencia de la finura. Parea en todos los estilos superiormente y ha
traído la novedad del trapecio que
es un adorno muy vistoso. Y este
año ha dado en la piaza de Madrid el mejor quiebro que se ha
visto hace mucho tiempo. ¡Como
que después no quiso hacer esta
suerte Joselito! Naturalmente, yo
no he visto á Antonio Carmona
más que en las estampas y entrar
y salir en el matadero de Sevilla
á las horas de oficina, porque gracias á Dios no pertenezco á la
edad de piedra, ni siquiera á la
del hierro dulce, ni aun á la del
alambre galvanizado, lo cual ya
sabemos que es un grave inconve
niente para estar en los toros con
la debida compostura; pero jovencito y todo como soy, creo y sostengo que no ha dado el Gordito
quiebro igual y desde luego mejor
que el que dio el Gallo, después
de cambiar Gaona, en la corrida
de la Cruz Roja celebrada el 2 de
Junio del año de remuchísima
gracia que corre desbocado como
si tuviera mucha prisa,
E l año último, una tarde, en la
feria de Sevilla, después de alegrarnos la vida con verdaderas
preciosidades en la faena de qui-
T H E KON LECHE
tes á cierto famoso toro de Santa
Coloma, escuela del arte de torear
de capa, cogió el Gallo los palos y
y comenzó á juguetear con el bra
vo colorado del Conde, haciendo
mil monadas y desplantes.
—¿Estamos en los títeres? —le
preguntó desde el tendido un espectador de la clase de serios.
Y Eafael por toda respuesta
cita, aguanta una enormidad, y
sin mover los pies y haciendo el
quiebro con la cintura, mete un
soberanísimo par en todo lo alto
de lo más alto, y al salir frescamente de la suerte se vuelve hacia
el tendido y hace señas al interruptor como interpelándole:
— Oiga, amigo, ¿esto son títeres?
Y con la muleta no hablemos.
Háganlo por nosotros esas magnas faenas, que han levantado el
pedestal de su gloria y tornado el
toreo á los buenos tiempos. Aque
lias de Madrid, estas de Valencia,
las otras de Sevilla, las de Barcelona, Málaga, Bilbao, San Sebastián, etc.; el toro de la Guerrero,
el Miura de Valencia, aquel Palha,
el otro Parladé; los pases en silla
que nadie había dado, los naturales pasándose la muleta por la espalda, también de su invención y
esos otros imposibles de calificar
que repentiza cuando menos se
espera, dando á su trabajo una
novedad, una variedad y una alegría que hacen la desesperación
de sus enemigos, que, no sabiendo cómo.ponerse en evidencia una
vez más llaman á eso toreo de
circo, por la misma razón que han
llamado rondeño al muleteo con
la derecha, de trinchera y rodillazo.
¿Pues y templar? ¿Han visto
ustedes alguien que temple con el
capote ó la muleta como templa
el Gallo; llevando á los toros empapados en los vuelos de la tela
suavemente, amablemente, sin molestias ni violencia para que no se
acaben? Acaso por eso el Gallo
puede estar toreando tanto rato á
los toros sin cansarlos ni aburrirlos, lo que no les ocurría á otros
famosos dominadores.
Gracias á la magia de esa muleta única, sin rival y sin igual,
han vuelto á sonar en las plazas
aquellas voces que no se oían desde los tiempos glorio^sos de Lo.gartijo y Guerrita:
—¡No lo mates, no lo mates!
Año n i — N ü m . 1 2 3
¡Torea, torea!—grita el público al
Gallo embelesado con el arte supremo del gitanazo.
Y es, amigos míos, que el Gallo,
como hemos dicho tantas veces,
es un torero aparte, con una concepción del toreo exclusivamente
suya, distinta de la de los demás.
Los otros torean; el Gallo hace
arte.
Una cosa es instinto y valor
para ejecutar algunas suertes, y
otra la ciencia y el arte del toreo.
Lecherías
Ocurre en esto del toreo cada cosa
como para accidentarse de risa. Hace
dos semanas comenzó á circular por
los sitios en que se reúne la afición,
la noticia de que el 26 de Julio debutaría en nuestra plaza un artista de
la novillería llamado Zarco, trianero,
el que es recomendado del «fenómeno».
Llegó el momento; se fijaron en las
esquinas los carteles y en ellos no aparecía el nombre del nuevo diestro.
Se murmuraba que ante la nota de
las reses de Cabezudo, el joven Zarco
sintió «paura» y se había «rajado».
Posteriormente, el trianero confesó,
en presencia de unos amigos y ante su
apoderado, que fué éste quien no quiso
que su poderdante toreara los cabezudos.
Pues bueno, agárrense ustedes. El
apoderado de Zarco es representante
de los Sres. Cabezudo, hermanos ganaderos de reses más ó menos—más
bien menos—bravas. ¡Estupefaciente
y abracadabrantel
El toreo telegrafista ha vuelto á hacer de las suyas. El domingo pasado
torearon en Cartagena Pazos, Flores
y Luis Preg. El joven Pazos dio la
«•ota chunga» en BUS dos toros; pues
bueno, algunos corresponsales «guadarrameacos», le adjudican á Pazos una
oreja, que le fué concedida al mejicano. Por este procedimiento del «toreo
telegrafista», va haber d¡e^tEO á quien
le van i, salir orejas en la freute. ¡Los
hay que oonstipant
Pues, ¿qué le parece á ustedes el
éxito de Bienvenida en La Línea?
«Colosal» ~ decían los rotativos en
sus telegramas.—«El bicho rueda sin
puntilla»—escribían al final de cada
toro los embusteros de la información Sí, ¿eh?
Pues vean ustedes lo que dice «El
Anunciador», de Gibraltar, acerca de
las telegráficamente maravillosas faenas de Megias:
Año I I I . - N ú m . i 2 3
«Manolo Megías (Bienvenida) con
un miedo que no le cabe en el cuerpo,
baila una furlana capaz de entusiasí^ar almismÍBÍmo Papa.
«Cuarto toro.—Manolo Mejiaa, con
JJOadoaia de jindama descomunal, muletea á siete millas distante con el pico
"e la muleta. ¡¡iMaletaül
De cualquier modo suelta un bajolazo asquerosísimo, asesinando de esta
Manera al animal. El escándalo es
"Mayúsculo. El público insulta al tore'9 y pide que se retire. Hay quien
pide que le den garrote, y otros que
oaile y al efecto le tocan palmitas de
tango.
¿No hay multas para estos casos?
Y la cárcel ¿para qué sirve»?
¡¡Cómo te engaña el telégrafo candido taurófilo 1!
La Débacle
E l reverso de la corrida vifcoriana del 4 fué la del 3.
Comenzó aceptablemente y acabó como el consabido rosario de la
A-ürora.
Seis toros de Salas para Gallo,
Posada y Belmonte rezaba el programa.
Y la primera parte del progra"^a pasó por la faena de muleta
áel Gallo, por algunas alegrías de
•Posada y por una estocada enteí^a que atizó Belmonte 9,1 tercer
bicho.
Pero á partir de aquí parecía
haberse puesto de acuerdo los matadores para hacerlo mal.
Bu esta pefea por el fracaso se
ílevó la palma Frasquito Posada,
p i e s Eafael el Gallo pinchó descaradamente mal y Belmonte mechó á sablazos pescueceros al último toro, oyendo cada uno un aviso, pero el niño de Tablada lo hizo
'duchísimo peor.
Quiso adornarse Francisco Posada y no hizo otra cosa que abuJ^rir al bicho.
_Y pinchó y pinchó y recibió el
Pnmer aviso. Y siguió pinchando
y recibió el segundo. Y después
^6 sinceras sangrías vino el aviso
mercero, aunque no salieron los
•Cansos, no sabemos por qué.
Y no se diga que padecemos
confusión.
Presenciamos la corrida y contarnos al lector cuantos detalles
Ocurrieron en la misma.
Bos trompeteros situados en lo
Qaág visible de la plaza, junto k la
Pífisidencia, anuncian con sonoros
T H E KON LECHE
clarines cada uno de los avisos
presidenciales.
Durante la faena de Posada en
el quinto toro de la corrida del 3
de Agosto, sonaron los clarines tres
veces y al poco rato dobló el bicho. Y como la prensa rotativa lo
ha ocultado, nosotros lo proclamamos á los cuatro vientos porque nuestro deber de informar al
público se sobrepone á todo...
Y conste que no es nuestro pro
pósito perjudicar á Posada. Nada
de eso.
Pero juzgamos intolerable que
los fracasos de unos toreros se publiquen ruidosamente y los de
otros se oculten.
Eecuerden ustedes el caso de
Eafael el Gallo en la feria de Córdoba. Eecibió el tercer aviso y España entera leyó durante varios
días sendas informaciones del fracaso. Nosotros mismos tildados de
gallistas, publicamos una viñeta
en que aparecía Eifael rodeado
por el toro y los cabestros.
¿Por qué no dar la misma publicidad al fracaso de Posada?
Estas iniquidades que desprestigian la prensa debieran desaparecer porque, de seguir la norma
del embuste, va á llegar dia en que
avergüence llamarse periodista.
Por eso nosotros, lamentando
que exista tan inaudito descaro
para engañar al público, cumplimos relatando la verdad de los
hechos.
Somos devotos de la justicia ;
distributiva, A cada uno lo suyo.
¡LA CO.FL'GltACÓN!
Una noche, días pasados,
en la vascongada tierra,
hallábase una cuadrilla
de las que ahora más torean,
la de Belmonte. Es el caso
que un hombre, de edad provecta,
que más que banderillero
es de Juanito ama seca,
sintiendo el hombre gazuza,
se engulló una rica cena
heliogabálica, enorme,
descomunal, suculenta,
así como para no
comer en semana y media. '
Oído al menú: C O N S O M É ,
luego EAGÚ á l a F E A N C E S A ,
después ensalada EUSA,
unas o¿les de B E U S E L A S
adornando cuatro kilos
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de solomillo á la I N G L E S A ,
y otros cuatro ó cinco platos
y diez litros de cerveza.
¡Y un cólico miserere
de esos que tiran por tierra!
—Calderón, ¿qué es eso?—dice
Belmonte cuando se entera.
—Pues ná que he tomado esto...
y esto y esto, y le da cuenta
del alimento ingerido.
— ¡Naturalmente, so pelma!
(Hay que advertir que Belmonte
desde que lee novelas
habla con erudición,
vocablo y presopopeya).
¿No comprendes que has comido
manjares de varias tierras
beligerantes? Tragar
una alemana cerveza
después de ingerir comida
anglo ruso-franco-belga,
francamente. Calderón,
es una enorme imprudencia
que te ha producido la
conflagración europea
intestinal...
(Catastrófico!
Calderón se tambalea
de gusto oyendo á Juanito,
y los restantes se quedan
nítidos, pálidos, con
un palmo de boca abierta).
lÓ T R Oü
MUERTE DE GORCHAITO
Ayer tarde fué cogido y muerto
en Cartagena por un toro de don
Félix Gómez el valiente matador
cordobés Fermín M u ñ o z (Corchaito).
E r a el pobre muchacho tan decidido y pundonoroso como desgraciado en el arte de torear.
Mimado por la fama y la popularida en sus tiempos de novillero,
apagóse poco á poco su nombradía desde su doctorado taurómaco,
hasta el punto de poder con su
trabajo tan sólo mantener c o n
suma modestia á una numerosa familia.
Por los suyos peleaba con los
toros rudamente en las peores
condiciones posibles, como suelen
hacerlo los desheredados del toreo. Y mientras los afortunados
descansaban,élmarchabaá Améririca á continuar la lucha por
el pan...
¡Pobre Corchaito! Descanse en
paz.
Pág. 8
THE KON LECHE
Año III.-Nüm. 1 2 3
^
ARTE DE TOREAR
DKltr
RIVAL DE BELMONTE
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días ¡Leedle y os convenceréis!
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