01-16 Quinto Domingo de Cuaresma - Año A

Anuncio
01-16 Quinto Domingo de Cuaresma - Año A
Soy Feto, Trasplantado a otro Seno...
Lo que son las maravillas de la ciencia moderna. Estoy pensando en una madre
que recién ha concebido, pero muere en un accidente de tránsito, mientras el feto en su
seno queda totalmente ileso. Ahora los médicos trasplantan este feto vivo al seno de otra
mujer que lo lleva a término, y después lo cría como propio. - Pero ahora pregunto: este
niño ¿de quién es hijo? De la primera madre ha recibido la existencia y la naturaleza
humana: esto no cambia. Pero de la segunda ha recibido no sólo casi todas las células
materiales que ahora componen su organismo y, con ellas, muchas cualidades particulares, - sino sobre todo el cariño maternal y el afecto entrañable de esos meses de gestación y, luego del parto, tantos años de crianza y de formación de carácter. Si le preguntáramos al niño mismo: "¿Quién es para ti tu mamá?" - ¡Seguro que diría: "la segunda"!1/ Nueva Creación
Algo así es mi situación como Cristiano: como ser humano fui engendrado por
mis padres, a quienes debo mi existencia física, y muchas de mis cualidades personales.
Pero en el bautismo nací de otro "seno", la pila bautismal, a una existencia infinitamente
superior, ya que ahora participo en la propia vida de Dios: nací de nuevo, nací de lo alto,
nací del Espíritu, nací como hijo de Dios (vea Jn.3.3-8; I Jn.3.1-2)1. Así, sobre el
fundamento de mi naturaleza humana, he sido "sobre-vestido" (II Cor.5.4) de otra naturaleza, totalmente superior: ¡la propia naturaleza divina! (II Pedro,1.8). La historia de la resucitación de Lázaro sugiere algo de esta realidad misteriosa
(aunque de modo imperfecto: pues nuestra vida actual como hijos, nacidos de Dios,
supera por mucho esta prefiguración). - Lázaro había nacido de sus padres de la misma
manera que cualquier ser humano. Pero cuando se le 'agotaron las baterías' de esta vida,
murió: porque (como toda vida humana) había sido un tipo de vida de poca duración,
vulnerable, efímera, perecedera, finita. Pero ahora, desde aquella 'clarinada' de Cristo:
"Lázaro, ¡sal afuera!", recibe una nueva existencia, viviendo en adelante sólo a base de la
palabra creadora de Aquél que, al comienzo de la creación, había llamado las cosas a la
existencia por su Palabra poderosa: ¡su resucitación fue como una "nueva creación"! No
en balde, pues, que ésta es precisamente la palabra que San Pablo emplea para indicar lo
propio de nuestra existencia como Cristianos: somos "nueva creación" (II Cor.5.17). 2/ Dormir - Morir (v.7-16)
A través de toda la historia, el ser humano ha vivido abrumado bajo la sombra
espantable de la muerte que, inexorablemente, se le acerca cada día un paso más. Para las
personas que no tienen la perspectiva de la vida del más allá, la palabra misma va cargada
de sentimientos fatídicos. Pero cuando en Cristo se manifiesta que la misma muerte física
es 'efímera' y no es la última palabra, el sentido mismo de la palabra 'muerte' cambia
radicalmente. De ahí que Jesús la evita y habla más bien de 'dormirse': "nuestro amigo
Lázaro duerme, pero voy a despertarlo" (v.11). Siguiendo el uso de Jesús mismo (vea
1
En Jn.3.3 Jesús juega con el doble sentido de la palabra ανωθεν (anothen) que significa tanto "de nuevo",
como también "de lo alto"; dice: "quien no nazca de nuevo/de lo alto, no puede ver el Reino de Dios".
Mc.5.39), los primeros Cristianos tendían a evitar la palabra 'morir', y en su lugar
hablaban de 'dormir' (p.ej. I Tes.4.13-152). De ahí que todavía ahora indicamos al camposanto con la palabra "cementerio", del griego "koimeterion" ¡que significa "dormitorio"!
En cambio, desde la perspectiva Cristiana, la "muerte" real es perder contacto con
la Fuente de toda vida, es decir con Dios mismo. Es como si se le cortase al feto el
cordón umbilical, - o más bien: como si el feto mismo se lo cortase y se condenase a sí
mismo a resecarse lentamente y morir como un aborto. Esto lo llama el Apocalipsis "la
segunda muerte" (2.11; 20.14; 21.8). San Pablo lo llama: "la ruina perpetua de estar
alejado de la presencia del Señor y de su Poder glorioso" (II Tes.1.9), - o sea: el infierno.
3/ "Yo soy la Resurrección y la Vida" (v.17-27)
El mismo Jesús se nos ofrece aquí como "la Resurrección y la Vida" (v.25), es
decir: como fuente de un género de vida totalmente inimaginable para nosotros. Ya antes
había proclamado: "El que escucha mi palabra y cree en Aquél que me ha enviado, ya
tiene vida eterna y no incurre en más juicio: pues ya ha pasado de la muerte a la vida.
Llega la hora - y ya estamos en ella, - en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y
los que la oigan vivirán" (5.25). Aquí entiende por 'los muertos' a los que hasta ahora han
vivido alejados de Dios, Fuente de Vida, pero ahora en Jesús se dejan invadir por la
propia vida de Dios, - vida, que por esencia es interminable y divina, o sea "eterna". Fíjate que no dice: "pasará", sino: "ya ha pasado": ¡es realidad, ya ahora en este valle de
lágrimas! Aunque no lo vemos todavía con nuestros ojos corporales, sin embargo ¡ya
ahora tú y yo estamos viviendo la misma vida de Dios: vida divina! Por esto, las garras de
la 'muerte' (= los poderes anti-divinos) ya no nos pueden tocar: "El que cree en mí, aunque muera (= la muerte física), vivirá, y todo el que vive por creer en mí, no morirá jamás
(= la muerte espiritual). ¿Crees esto?" (11.25-26). - En efecto: nosotros ¿creemos esto?!
4/ Jesús Llora con Nosotros (v.32-37)
¡Cuán humano es nuestro Salvador: se muestra incapaz de dominar sus sentimientos! Un hombre adulto que llora, y esto en público, ¡corre el peligro de perder el respeto
en aquella sociedad machista! Pero Jesús no piensa en el respeto humano, sino se deja
llevar por la ternura de su corazón. Los mismos Judíos han de reconocer: "Fíjate, cuánto
lo amaba". La palabra con que el Evangelista lo describe (además de "estremecerse" y
"llorar"), es tan fuerte que casi no se deja traducir adecuadamente: significa más o menos
"perder el control emocional". - Y no sólo llora para acompañar a las dos hermanas en su
dolor y pérdida. Sino por su propio dolor por haber perdido un buen amigo. - Aquí volvemos a ver que Jesús es tan humano que no sólo practica la "caridad", sino también cultiva
el amor emocional de la amistad preferencial, - como en el caso del discípulo amado. 5/ Lázaro resucitado, - pero Atado (v.38-45)
Observa el contraste: Lázaro no resucita por propia fuerza, sino por voz de Cristo.
Además, sale de la tumba atado con vendas: otros han de librarlo. - En Jn.20.1-9 veremos
que en la tumba de Jesús las vendas estarán como capullo desinflado en el piso, y el sudario nítidamente plegado a un lado: pues Jesús por propia fuerza se ha 'deslizado' y librado
de "las ataduras de la muerte" (Hch.2.24), resucitando por su propia fuerza (Jn.20.9). 2
Desgraciadamente las versiones españolas de este pasaje ponen "morir", donde el texto griego dice claramente "dormir": usa tres veces el verbo griego κοιμαω = "dormir".
Descargar