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ANTECEDENTES EUROPEOS DEL
ENTORNO ECONÓMICO ESPAÑOL ACTUAL
Y EVOLUCIÓN RECIENTE DE LAS
PRINCIPALES VARIABLES ECONÓMICAS
ESPAÑOLAS EN LOS PERIODOS DE
EXPANSIÓN Y CRISIS ECONÓMICA
Francisco Javier Reche López
Curso 2013/2014
Directora: M. Lourdes Badillo Amador
Trabajo Fin de Grado para la obtención del título de Graduado en
Administración y Dirección de Empresas
Tabla de contenido
1.- INTRODUCCIÓN ...................................................................................................... 2
2.- LOS ANTECEDENTES EUROPEOS DEL ENTORNO ECONÓMICO ESPAÑOL.
.......................................................................................................................................... 5
2.1.- EL PROCESO DE CREACIÓN DE LA UNIÓN ECONÓMICA Y
MONETARIA EUROPEA. .......................................................................................... 5
2.2.-
ESPAÑA
EN
EL
CUMPLIMIENTO
DE
LOS
CRITERIOS
DE
CONVERGENCIA DEL TRATADO DE LA UE. .................................................... 11
3.- EVOLUCIÓN DE LAS PRINCIPALES MAGNITUDES ECONÓMICAS EN
ESPAÑA TRAS LA INCORPORACIÓN A LA UNIÓN ECONÓMICA Y
MONETARIA. ............................................................................................................... 15
3.1.- FASE DE EXPANSIÓN (1999-2007). .............................................................. 15
3.2.- CRISIS ECONÓMICA EN ESPAÑA (2008-2013). ......................................... 23
3.3.- SITUACIÓN ECONÓMICA ACTUAL Y PREVISIONES ECONÓMICAS EN
ESPAÑA..................................................................................................................... 36
4.- CONCLUSIONES .................................................................................................... 44
5.- BIBLIOGRAFIA ....................................................................................................... 48
1
1.- INTRODUCCIÓN
La formación de la Unión Europea, comenzó en un contexto de debilidad de los países
integrantes, debido a las dos guerras acaecidas durante el siglo XX y la necesidad de
unirse para formar una gran potencia mundial. Inicialmente, se buscaba la integración
por temas puramente económicos para hacer frente a las grandes potencias, y
posteriormente por cuestiones políticas, sociales, de seguridad, etc.
El proceso de formación de la Unión Europea se ha llevado a cabo en varias décadas y
ha sido costoso por la problemática que presentaba cada país en concreto. A pesar del
arduo trabajo, se logró la perseguida unión económica y monetaria a finales del siglo
XX.
La integración de los países a la Unión Económica y Monetaria (UEM) estaba
supeditada al cumplimiento de unos criterios, para garantizar la convergencia entre los
países miembros, con la finalidad de conseguir una política económica homogénea sin
generar tensiones financieras. En este sentido, España divergía bastante a principio de
los noventa respecto a los demás países y, para llegar al cumplimiento de dichos
criterios, nuestro país tuvo que aplicar duras reformas y reestructuraciones económicas,
hasta su entrada en la UEM y la instauración de la moneda única.
Los primeros años de la introducción del euro en España, así como su etapa inmediata
anterior, han estado caracterizados por una periodo de expansión económica, debido a
las medidas llevadas a cabo a mediados de los noventa, así como al impulso que le dio a
España su pertenencia a la eurozona.
Durante los primeros años del euro, nuestro país destacó por su incremento continuado
del PIB, por el aumento notorio de la población debido fundamentalmente al incremento
de la población inmigrante,
por el incremento abismal de las tasas de empleo y
actividad, así como por una baja tasa de desempleo. Sin embargo, la actividad
productiva de España en este periodo se llevó a cabo principalmente en el sector de la
construcción, que sumado a otras ineficientes del sistema, dieron lugar a una serie de
desequilibrios económicos que se dejaron entrever a finales de esta etapa de expansión
en España, por el año 2007.
2
Uno de los desequilibrios producidos durante este periodo en nuestro país fue, el
producido en la tasa de inflación española respecto a la europea. Otro de los
desequilibrios fue el incremento del precio de la vivienda y la excesiva sobreproducción
de los años anteriores, motivada por la excesiva inversión en construcción. Finalmente,
otro desequilibrio importante fue el incremento del endeudamiento de empresas y
familias, así como el endeudamiento público. Para soportar el endeudamiento público se
recurría generalmente a financiación internacional, que llegaba incluso a ser del 10%
del PIB. Sin embargo, el final del periodo expansivo en España coincidió con la crisis
financiera internacional que bloqueó la financiación, lo que sumado a los desequilibrios
producidos y la caída del sector de la construcción en el que se sostenía buena parte del
sistema productivo español, dieron lugar a un periodo de crisis económica en España.
A finales de 2007, empezó a aumentar la tasa de desempleo, derivado principalmente
del desplome del sector de la construcción, y que había sido el motor generador del
empleo en los años precedentes. A raíz de ello, el precio de la vivienda comenzó a
decrecer debido a la paralización de la actividad constructora y al exceso de viviendas
que se había creado.
Además, durante esta etapa de recesión, se produjo la caída del PIB en España, un
incremento del déficit y de la deuda pública, así como una nueva reasignación de la
renta en España en sus tres vertientes. Además, fruto de los desequilibrios producidos
en este periodo, surge la necesidad de reestructuración del sector bancario, ya que los
balances de las entidades financieras habían quedado debilitados al sufrir las
consecuencias de la crisis, quedándose con los activos tóxicos de constructoras
quebradas y un alto índice de morosidad. Por ello, en esta etapa se empiezan a
recapitalizar, con fondos públicos procedentes de Europa, las entidades cuya
continuidad era inviable; otras sin embargo, fueron absorbidas por otras entidades.
Este trabajo se fundamenta en dos partes bien diferenciadas:
En la primera de ellas, se contextualiza la situación económica actual española,
haciendo un recorrido desde el comienzo de la creación de la Unión Europea hasta la
introducción de la moneda única. En este apartado, se analizará el cumplimiento por
parte de España de los criterios de convergencia impuesto en el Tratado de Maastrich
para su adhesión a la UEM.
3
A continuación se analizan tres fases bien diferenciadas de la economía española. La
primera corresponde a la expansión económica de España, desde 1999 hasta 2007,
caracterizado por el crecimiento del PIB, el incremento de la población, el descenso de
la tasa del paro, así como por una serie de desequilibrios económicos producidos a final
de este periodo. La segunda fase corresponde al periodo de crisis económica española
desde 2008 a 2013, caracterizado por el decrecimiento del PIB, el incremento de la tasa
de paro, el excesivo endeudamiento de hogares y empresas, el elevado déficit público y
el empeoramiento de la distribución de la renta en sus tres vertientes. Por último, se
considera la fase actual de la economía, que comprende el año 2014. Adicionalmente,
se presentan algunas previsiones económicas de España para los próximos años, así
como las reformas estructurales recomendadas para lograr crecimiento económico en
España.
4
2.- LOS ANTECEDENTES
ECONÓMICO ESPAÑOL.
EUROPEOS
DEL
ENTORNO
A continuación se hará un recorrido histórico sobre la creación de la actual Unión
Económica y Monetaria Europea, donde su fase final supuso el cumplimiento
obligatorio de una serie de criterios de convergencia, que todos los miembros aspirantes
a formar parte de la misma debían satisfacer. Adicionalmente, se analiza los criterios de
convergencia en el caso de España y cómo nuestro país logró su cumplimiento.
2.1.- EL PROCESO DE CREACIÓN DE LA UNIÓN ECONÓMICA Y MONETARIA
EUROPEA.
La creación de la Unión Europea comienza con Robert Schuman, en mayo de 1950, con
el acuerdo entre Francia y Alemania para la libertad de circulación del carbón y del
acero y el libre acceso a las fuentes de producción, prosperando un año después con el
Tratado de París y fundándose en 1952 lo que sería la CECA (Comunidad Europea del
Carbón y del Acero) que estuvo compuesta por Francia, Italia, Alemania, Bélgica,
Países Bajos y Luxemburgo.
Los seis países integrantes de la CECA plantearon la creación de una Comunidad
Europea de Defensa1 que fracasó, a favor de un marco Atlántico-Norte de defensa y que
derivó posteriormente en la OTAN, quedando de manifiesto que lo más factible sería la
creación de una unión económica, olvidándose por un tiempo de la integración política
y militar.
En Junio de 1955 se reunieron en la conferencia de Mesina los Ministros de Asuntos
Exteriores de los países integrantes de la CECA para reactivar el proceso de integración
europeo, iniciado años atrás, y con la finalidad de establecer una Europa unida en la que
se incluía una unión en el ámbito nuclear, a partir de lo cual surgió el Informe Spaak,
que fue aprobado en 1956 y que presentaba dos proyectos: uno sobre el mercado común
generalizado y otro sobre la comunidad de la energía atómica. Dicho informe se
materializó en los Tratados de Roma firmados en 1957, que entraron en vigor en enero
1
Su finalidad era instaurar en Europa una integración defensiva y militar.
5
de 1958: uno constituyó la Comunidad Económica Europea (CEE) y el otro la
Comunidad Europea de Energía Atómica (CEEA o EURATOM).
Los objetivos de la CEE fueron la creación de una unión aduanera, un mercado común y
la elaboración de políticas comunes (política agraria común, política comercial común y
política común de transportes) y los de la CEEA fueron la creación de un mercado
común de productos nucleares y el desarrollo de la energía nuclear entre los países
miembros. (Jordán Galduf, 2013).
La CEE, la CECA y el EURATOM fueron independientes hasta la firma del Tratado de
fusión en 1967 que dio lugar a las Comunidades Europeas o Comunidad Europea (CE),
donde todas ellas tenían ahora el mismo poder ejecutivo y comenzaron a compartir
algunas instituciones.
Dado el buen funcionamiento de la CE, favorecido por el crecimiento económico
europeo y la puesta en marcha de la política agrícola común (PAC), en enero de 1973
se produjo la primera ampliación con Irlanda, Dinamarca y Reino Unido.
Posteriormente, se produjo un estancamiento en el proceso de integración europea
debido a la crisis económica, aunque a pesar de ello y ya durante esta primera fase de
ampliación la CE intentó establecer una unión económica y monetaria, aprobada en el
Consejo Europeo de la Haya en diciembre de 1969. Dicho proceso no llegó a buen
puerto debido a dos factores fundamentales: la crisis del petróleo de 1973 y la
suspensión de la convertibilidad del dólar en oro, que derivó en una inestabilidad
financiera a nivel mundial. La CE reaccionó formando la Serpiente Monetaria Europea 2
en 1972 que, finalmente, acabó fracasando aunque no por ello se vieron mermados los
esfuerzos por avanzar en la cooperación de los estados miembros, ya que en 1979 se
creó el Sistema Monetario Europeo (SME) y el mecanismo de tipos de cambio, con el
objetivo de favorecer la inversión de los países de la CE e incrementar las ventajas de
un mercado común a través de la estabilidad cambiaria.
Tras años de pesimismo y estancamiento en el proceso de integración económica
europea, se produjo en 1981 la segunda ampliación con la incorporación de Grecia.
2
Exigía a las divisas comunitarias mantener la oscilación bilateral entre ellas en el margen del
2,5%. Este mecanismo fracasó en 1973 debido a la falta de acuerdos político-económicos de los
países comunitarios durante la crisis económica internacional del momento.
6
En 1985 se eligió presidente de la CE a Jacques Delors, que mediante un grupo de
trabajo presentó el Libro Blanco sobre la realización del gran mercado interior, con libre
circulación de mercancías, servicios, personas y capitales, que fue aprobado en el
Consejo de Milán en 1985.
En 1986 se anexiona España y Portugal a la CE dando lugar a la tercera ampliación, y
en ese mismo año se firmó el Acta Única Europea (AUE), que supuso la primera
reforma relevante de los Tratados de Roma, introduciendo, entre otras modificaciones,
cambios en el funcionamiento de las instituciones europeas y en temas de política
social, medio ambiente, I+D, etc... Asimismo, el AUE establece como objetivo
prioritario la constitución del Mercado Único Europeo, estableciendo como fecha el año
1993, lo que motivó que la Comisión Europea solicitara en 1988 un informe que se
materializó en el Plan Delors o Informe Delors, aprobado en 1989. Éste establece un
calendario de tres etapas para alcanzar la Unión Económica y Monetario (UEM) que se
materializaron de la siguiente forma:
- Primera etapa (1990-1993): se liberalizó los movimientos de capitales entre
los estados miembros, con el objetivo de consolidar el mercado interior y
reforzar sus políticas económicas y monetarias de los miembros comunitarios,
así como la entrada en el mecanismo de tipos de cambio del SME de todas las
monedas de los estados miembros, pese a no conseguirse por la gran
especulación de 1992, cuando algunas monedas lo abandonaron. En este
periodo también se incrementó la cooperación entre los bancos centrales y
mejoró la convergencia económica en general.
- Segunda etapa (1994-1998): se reforzó la convergencia en los países
comunitarios y se creó el Instituto Monetario Europeo (IME), aumentó la
coordinación de las políticas monetarias, y la preparación para la constitución
del Sistema Europeo de Bancos Centrales3 (SEBC) en 1998.
3
Compuesto por el Banco Central Europeo (BCE) y los bancos centrales nacionales de cada
país comunitario. El SEBC tiene como objetivo mantener la estabilidad de precios dentro de la
Unión Europea, siendo sus misiones las siguientes: efectuar operaciones de cambio con las
monedas nacionales, ejecutar la política monetaria europea, gestionar las reservas de divisas de
los miembros comunitarios y garantizar el correcto funcionamiento de los medios de pagos en la
Unión Europea.
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- Tercera etapa: comenzó en enero de 1999 con la introducción de la moneda
única en once países miembros, fijándose los tipos de conversión respecto a las
monedas de cada país comunitario. Fue en esta etapa cuando la política
monetaria empieza a estar controlado por el SEBC. Además entró en vigor el
Pacto de Estabilidad y Crecimiento, y el mecanismo de tipos de cambio II
(MTC II)4 en la Unión Europea.
En el mismo Consejo Europeo de Madrid de 1989, donde se aprobó el Informe Delors,
también se acordó realizar una conferencia intergubernamental basada en la reforma de
los Tratados de Roma, que se concretó en el Tratado de la Unión Europea o Tratado de
Maastricht, firmado en Maastricht en 1992. Éste supuso la segunda reforma más
importante de los Tratados de Roma y dio paso a la Unión Europea.
Por el presente Tratado, las ALTAS PARTES CONTRATANTES constituyen entre sí una UNIÓN
EUROPEA, en lo sucesivo denominada «Unión», a la que los Estados miembros atribuyen competencias
para alcanzar sus objetivos comunes. El presente Tratado constituye una nueva etapa en el proceso
creador de una unión cada vez más estrecha entre los pueblos de Europa, en la cual las decisiones serán
tomadas de la forma más abierta y próxima a los ciudadanos que sea posible. La Unión se fundamenta
en el presente Tratado y en el Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (en lo sucesivo
denominados «los Tratados»). Ambos Tratados tienen el mismo valor jurídico. La Unión sustituirá y
sucederá a la Comunidad Europea. (Diario
oficial de la UE C83/13 de 30/03/2010, artículo 1)
El Tratado de la Unión Europea estuvo formado por tres pilares. El primero de ellos y
más importante es el pilar comunitario, mediante el cual se establece una verdadera
unión económica europea con competencias en materia de educación, cultura, salud,
medio ambiente, investigación y política social entre otras. El segundo pilar fue el de
política exterior y de seguridad común, con la finalidad de actuar de forma unida frente
a asuntos políticos internacionales. El tercer pilar fue el de política interior y de justicia,
con el fin de unificar las políticas de seguridad interior en una Europa sin fronteras.
El Tratado de Maastricht tuvo por una parte una serie de objetivos políticos y sociales y
por otra parte objetivos económicos. Los objetivos políticos y sociales fueron los
Por su parte, el BCE lo dirigen tres órganos: el Consejo de Gobierno, el Consejo General y el
Comité Ejecutivo. Las misiones que tiene el BCE en Europa son el mantenimiento de la
estabilidad del sistema financiero y el mantenimiento estable de precios.
4
Su objetivo es la estabilidad cambiaria entre las monedas de los estados participantes de la UE
fuera de la UEM y el euro, con la finalidad de evitar fluctuaciones bruscas en los tipos de
cambio.
8
siguientes: reforzamiento político y de ciudadanía de la Unión, con la libre circulación
de personas entre estados, aumento de las competencias del Parlamento Europeo,
cooperación en los ámbitos de justicia y asuntos del interior, así como cooperación
exterior y aspectos sociales como el fomento del empleo, protección social, condiciones
de trabajo y de vida dignas, etc. Los objetivos económicos del Tratado de Maastricht
fueron, por un lado, el principio de economía de mercado y de libre competencia y, por
otro lado, el la Unión Económica y Monetaria (UEM), siendo éste el objetivo principal
del Tratado de Maastricht. La UEM requería la conversión de las monedas de todos los
estados miembros a una moneda única, la liberalización de los movimientos de capital y
mercados financieros y la no fluctuación de las monedas, todo ello para llegar a obtener
una moneda única (Fernández Navarrete, 2013).
Para la consecución de los objetivos del Tratado de Maastricht se establecieron unos
criterios de convergencia que debían de cumplir cada uno de los estados miembros que
quisieran acceder a la UEM, unidos a una estricta programación temporal para su
consecución. Dichos criterios se resumen en cinco (Catalunya Caixa, 2007 y Diario
oficial de la UE, 30/03/2010):
- El déficit público no podrá superar en términos netos el 3% del PIB a precios de
mercado. La excepción se producirá si la proporción disminuye considerablemente
acercándose al valor de referencia o si el incumplimiento es excepcional y temporal.
- La deuda pública no podrá exceder el 60% del PIB, a no ser que dicha proporción
disminuya considerablemente acercándose al valor de referencia.
- Para la estabilidad de precios, la inflación de cualquier país (medida por el Indice de
Precios al Consumo sobre una base comparable) no podrá exceder del 1,5% de la media
de los tres países con mejor comportamiento.
- El tipo medio de interés nominal a largo plazo no podrá exceder del 2% respecto a la
media de los tres países comunitarios más eficaces en la estabilidad de precios.
- Para la estabilidad de tipos de cambio, cualquier país comunitario debía estar los dos
años precedentes al comienzo de la tercera fase establecida en el informe Delors sin
devaluar su moneda fuera de los límites establecidos en el mecanismo de tipos de
cambio del SME.
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En 1995 se produce la cuarta ampliación de la UE, con Austria, Finlandia y Suecia.
En 1997 se firmó el Tratado de Ámsterdam por los 15 estados miembros cuyo objetivo
fue el avance social (promovía el empleo, la libre circulación de ciudadanos
comunitarios, y la justicia y política común).
En 1999 se inicia la unión económica y monetaria por once países, constituyendo la
UEM: Portugal, España, Irlanda, Francia, Italia, Luxemburgo, Finlandia, Alemania,
Bélgica, Países Bajos y Austria, quedando el mapa Europeo según la siguiente figura.
Gráfico 2.1.1. Países de la UEM en 1999
Fuente: Banco Central Europeo
En el año 2001 se adhiere Grecia a la eurozona y ese mismo año se firmó el Tratado de
Niza, que fomentó la incorporación de los países del sur y del este de la UE. Las
modificaciones que incorporó dicho tratado fueron la ampliación de voto por mayoría
cualificada, nueva ponderación de votos en el consejo, limitación del tamaño y
composición de la Comisión y mayor flexibilidad en el mecanismo de cooperaciones
reforzadas. El proyecto de Constitución Europea del año 2004 fue una continuación del
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Tratado de Niza, que finalmente no llegó a buen puerto y por ello en 2005 los gobiernos
de los estados comunitarios invitaron a la reflexión europea.
En 2004 se produjo la quinta ampliación de la UE con la República Checa, Chipre,
Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Malta y Polonia.
En 2007 se completa la sexta ampliación de la UE con Bulgaria y Rumanía y Eslovenia
se incorpora a la eurozona. En este mismo año se firma el Tratado de Lisboa como
alternativa al fracaso de Constitución Europea del año 2004, siendo una continuidad de
todos los Tratados anteriores. Mediante el mismo se le otorga a Europa la potestad
jurídica necesaria para firmar acuerdos internacionales a nivel comunitario, entre otras
modificaciones como la creación de la Presidencia del Consejo Europeo y de un alto
representante de la Unión para asuntos exteriores y política de seguridad, aceptación por
los miembros comunitarios de la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión
Europea, un Parlamento Europeo con más peso debido al proceso de decisión conjunta
con el Consejo Europeo, etc.
En el año 2008 entran Malta y Chipre en la eurozona, en 2009 Eslovaquia, y en 2011
Estonia.
En 2013 se produce la séptima ampliación de la UE con Croacia y en enero de 2014 se
adhiere Letonia a la UEM, conformando la UE 28 países y perteneciendo 18 a la zona
euro.
2.2.- ESPAÑA EN EL CUMPLIMIENTO DE LOS CRITERIOS DE CONVERGENCIA DEL
TRATADO DE LA UE.
La intensa crisis de principios de los 90 en España hizo replantearse el esfuerzo que
durante años nuestro país había venido haciendo en la integración europea; a pesar de su
corta duración, fue una crisis intensa que dejó a España alejada del cumplimiento de los
criterios de convergencia del Tratado de Maastricht. Sin embargo, la gran recuperación
posterior, le dio a España el impulso que necesitaba para avanzar en los aspectos
macroeconómicos necesarios para cumplir con los criterios acordados, culminando con
la entrada en la UEM en 1999 y por tanto con la instauración de la moneda única
europea, el euro.
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La información estadística utilizada para el examen de los criterios del TUE se concretó
en datos hasta enero de 1998 para precios y tipos de interés a largo plazo, para el tipo de
cambio fue febrero de 1998 y los datos fiscales incluyeron hasta el año 1997. Dichos
periodos coinciden con la última información disponible para el análisis del
cumplimiento de los requisitos para formar parte de la UEM. Adicionalmente, se
consideraron previsiones realizadas por la Comisión, los presupuestos nacionales para
1998, los programas de convergencia (Instituto Monetario Europeo, 1998).
A continuación se examina el cumplimiento de los criterios de convergencia del TUE
para España siguiendo el informe elaborado por el Banco de España (1998).
Respecto al criterio de inflación, se establecía en el Tratado de Maastricht que la
inflación de cualquier país no podría exceder del 1,5% de la media de los tres países con
mejor comportamiento. España se situaba en 1991 con una tasa de inflación cercana al
6%, siguiendo una trayectoria descendente durante toda la década, debido a que se
orientaron las políticas microeconómicas y macroeconómicas de la economía española a
la consecución de la estabilidad de precios. Para ello, se controló el gasto público, que
tenía un ritmo inflacionista, se introdujeron mejoras en los mercados, sobre todo en el
de servicios y factores productivos, principalmente, en el mercado de trabajo. Además,
se estableció un régimen de política monetaria fundamentado en la autonomía del Banco
de España, así como el objetivo de controlar la inflación y aumentar la credibilidad
sobre las expectativas inflacionistas que marcaron la etapa precedente en España. Todo
ello llevó al cumplimiento, desde julio de 1997, del criterio de convergencia de
inflación establecido en el Tratado de la Unión Europea de forma holgada y con
suficiente antelación.
Concretamente, en el periodo sujeto a examen, la tasa media de inflación de los tres
países más estables (Austria, Francia e Irlanda) más 1,5 puntos porcentuales situaba el
objetivo de convergencia en el 2,7%. España alcanzó la tasa de inflación del 1,8%, es
decir, 0,9 puntos por debajo del umbral crítico.
En cuanto al criterio de estabilidad cambiaria, la peseta empezó a formar parte del
Mecanismo de tipos de cambio del SME desde el 19 de junio de 1989, sobrepasando los
dos años que se toman como referencia para el cumplimiento de este criterio. Además,
es necesario mencionar que desde octubre de 1996, la peseta se mantuvo en un rango de
12
+ - 2,25% respecto a la paridad central, sin presentar tensiones importante y la
volatilidad de la peseta descendió hasta mínimos históricos, manteniéndose estable y en
equilibrio respecto al objetivo marcado en el Tratado de la Unión Europea.
Algunos de los factores que motivaron la estabilidad de la peseta fueron las diversas
medidas que se tomaron en materia fiscal y monetaria, la finalización en 1997 del
proceso de convergencia nominal, así como al aumento de la confianza de España para
entrar a la UEM
Respecto al criterio de tipo de interés, España presentó una trayectoria descendente
durante la década de los 90 en cuando a reducción de tipos de interés, aunque tuvo
algunos momentos puntuales adversos, debido a la crisis cambiaria del SME y la
extensión a Europa de la crisis del mercado de bonos norteamericano. Posteriormente,
con la mejora de las condiciones internas (estabilidad de los tipos de cambio y
disminución de la inflación y del déficit público), se produjo a finales de 1996 una
disminución en la brecha de convergencia de los tipos de interés a largo plazo, hasta
desaparecer. La estabilidad del tipo de cambio de la peseta respecto a las monedas de
los países comunitarios y la mejora de la posición fiscal de España, favoreció tal
convergencia en el periodo de referencia. Para evaluar el cumplimiento del criterio de
convergencia que estamos analizando (febrero 97-enero98) se estableció como umbral
el 7,8%, situándose España en el 6,3%, es decir, 1,5 puntos por debajo.
El déficit público en España alcanzo en 1997, año de referencia para evaluar el criterio
de convergencia, el 2,6% del PIB, es decir, 0,4 puntos porcentuales por debajo del
objetivo establecido en Maastricht.
El cumplimiento de este objetivo era uno de los que suponía mayor restricciones para
España, ya que el incremento y el volumen del gasto público de los 80 fue inferior al de
los ingresos generados, a pesar del aumento de la presión fiscal derivado de diversas
reformas fiscales. El cumplimiento de este criterio de convergencia se vio dificultado
por la recesión de 1993. El logro del objetivo impuesto por el TUE se debió a un
importante ajuste del gasto público, con medidas encaminadas a reducir la demanda
final de las AAPP (control de gastos de personal y bienes y servicios de inversión), así
como otras medidas para controlar el crecimiento de las transferencias a otros sectores,
y el control del gasto en pensiones.
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Considerando la deuda pública, desde 1993 hasta 1996 la ratio deuda pública/PIB
seguía en aumento debido a la acumulación del déficit público de la década anterior. Sin
embargo, el esfuerzo por reducir el gasto público, las sucesivas reformas fiscales y la
disminución de los tipos de interés, favorecieron la mejora de la evolución de la ratio
deuda pública/PiB.
Por su parte, el diseño de la nueva política fiscal para años sucesivos, así como la
intensificación de la recuperación económica, hicieron que la buena tendencia se
consolidase a partir de 1997. No obstante, en dicho año la ratio de deuda pública/PIB se
situó en el 68,8% (aún por encima del umbral del 60%) pero con una trayectoria
descendente, tal y como permitía el TUE en los casos en los que se supera el valor
crítico.
En definitiva, España cumplió los criterios de convergencia exigidos en el Tratado de la
Unión Europea, fruto de los innumerables esfuerzos realizados durante los años previos,
ya que España atravesaba una situación complicada, procedente de la etapa expansiva
anterior de los años 80 y de una etapa de crisis económica a principios de los 90, que
aunque corta fue muy intensa, y que dejó una gran inestabilidad cambiaria, elevada
inflación y déficit público que iba en aumento. España respondió a este panorama
tratando de combatir los desequilibrios económicos mediante medidas de austeridad y
diversos ajustes para aumentar la confianza en la integración en la UEM de España,
asentando la recuperación sobre bases sólidas de crecimiento, que llevaron en muy poco
tiempo al cumplimiento de los criterios exigidos, y la posterior entrada de España en la
UEM en 1999.
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3.- EVOLUCIÓN DE LAS PRINCIPALES MAGNITUDES
ECONÓMICAS EN ESPAÑA TRAS LA INCORPORACIÓN A LA
UNIÓN ECONÓMICA Y MONETARIA.
En este apartado se analizarán tres fases bien diferenciadas de la economía española tras
su incorporación a la UEM. La primera de ellas caracterizada por ser una etapa de
expansión y crecimiento, donde el crecimiento del PIB, de la población y del empleo,
fueron hechos notorios. En la segunda fase se produjo el declive de la economía
española, cayendo el PIB, aumentando el desempleo e incrementando el déficit y deuda
pública, empeorando la distribución de la renta y generándose la necesidad de la
reestructuración del sistema financiero español. Por último, se considera la etapa más
reciente de la economía española y las previsiones económicas a corto y medio plazo.
3.1.- FASE DE EXPANSIÓN (1999-2007).
En esta primera fase en España, caracterizada por la reciente entrada de nuestro país en
la UEM y la incorporación de la moneda única en Europa, nuestro país gozó de un
periodo de expansión y lucidez frente al resto de Europa e incluso frente a potencias
económicas mundiales como Estados Unidos (EE.UU). Dicha bonanza económica se
hace explícita al examinar la evolución del PIB, PIB per cápita, empleo e inflación,
aunque también en esta etapa tuvieron lugar una serie de desequilibrios económicos que
propiciaron la crisis económica de la etapa posterior.
Examinando de forma comparativa las tasas de crecimiento medias del PIB, población
y renta per cápita de Estados Unidos, la zona euro y España durante el periodo
inmediatamente anterior a la entrada del euro (1990-1998) y el periodo inmediato
posterior (1999-2007), (Cuadro 3.1.1.). Resulta destacable el incremento de la tasa de
crecimiento del PIB de la economía española, ya que, como media en el conjunto de
países de la zona euro, dicho aumento se mantuvo estable. Adicionalmente, se aprecia
un cambio más favorable en la volatilidad del crecimiento del PIB entre los periodos
examinados en España que en el resto de territorios considerados.
15
Cuadro 3.1.1. Crecimiento del PIB, población y renta per cápita.
Promedio anual (a)
Fuente: En Estrada, Jimeno y Malo de Molina (2009) con datos de Eurostat.
(a). Entre paréntesis las desviaciones estándar.
(b). UE3 corresponde a Alemania, Francia e Italia.
El mencionado incremento del PIB en España se ha debido en gran parte a su expansión
demográfica. Antes de 1999, el crecimiento de población tanto en la zona euro como en
España era muy bajo. Sin embargo, este fenómeno cambió drásticamente en nuestro
país a partir de su entrada en la UEM debido a la llegada masiva de inmigrantes y al
aumento de la esperanza de vida de los españoles, lo que explicaría de algún modo la
ralentización del crecimiento de la renta per cápita española, a diferencia de lo que
sucedió en el área euro y EE.UU., perjudicando en este sentido la convergencia
económica de España con ambos territorios (Estrada, Jimeno y Malo de Molina, 2009).
Profundizando en la descomposición del PIB per cápita, las variables que hicieron
crecer la renta per cápita en el segundo periodo fueron tanto la intensidad del uso del
factor trabajo, como su productividad. La primera de ellas depende del incremento de la
tasa de empleo y del número de horas medias de trabajo por ocupado, y la segunda de la
intensificación del capital y la productividad total de los factores (Cuadro 3.1.2.).
16
Cuadro 3.1.2. Tasas de actividad, empleo y paro.
Niveles medios anuales (a)
FUENTE: En Estrada, Jimeno y Malo de Molina (2009) con datos de Eurostat .
(a). Las series pueden presentar supturas.
(b). U3 corresponde a Alemania, Francia e Italia.
En España, al igual que en la zona euro, aunque de forma más pronunciada, el
crecimiento de la intensidad del uso del factor trabajo se fundamentó en el aumento de
la tasa de empleo. De hecho, España generó entre 1998 y 2007 más de dos tercios del
empleo de la zona euro. Por su parte, las horas medias, aunque se reducen, siguen
siendo superiores en España a la de los países europeos de referencia.
Otro aspecto destacado es el distinto comportamiento tanto de la tasa de empleo como
de las horas medias trabajadas entre la UEM y en EE.UU., sugiriendo que el
crecimiento de la renta per cápita estadounidense en la etapa 1998-2007 se basó en la
eficiencia del factor trabajo, mientras que en la eurozona, al igual que en España, la
intensificación del uso del factor trabajo ha tenido una influencia muy relevante en tal
crecimiento.
El significativo incremento de la tasa de empleo en España se debió tanto al incremento
de la tasa de actividad como a la reducción de la tasa de paro. El incremento de la tasa
de actividad en España estuvo motivado por el aumento de la población activa femenina
y por el de la inmigración, contribuyendo esta última más al crecimiento del empleo que
los nativos desde 2002. De hecho, el empleo inmigrante creció en 2008, aunque la crisis
económica ya estaba destruyendo puestos de trabajo en España en términos netos.
Respecto a la reducción de la tasa de paro, no se conocen exactamente las causas de su
fuerte disminución, si bien es cierto que hay varios estudios que lo atribuyen a las
reformas laborales de principios de los noventa, otros a la inmigración, y a la
17
moderación salarial derivada del cumplimiento de los criterios del Tratado de la Unión
Europea, entre otros posibles detonantes.5
Respecto a la productividad del trabajo, que es el otro factor determinante de la renta
per cápita, depende de la intensificación del capital y la productividad total de los
factores (Cuadro 4.1.3.). Señalar que el crecimiento de la productividad del trabajo en
España, al igual que sucedió en el área euro, se redujo considerablemente tras la
incorporación a la UEM, aunque dicha ralentización fue mayor en España,
aumentándose la divergencia con EE.UU., donde a partir de 1998 creció de forma muy
significativa, lo que evidencia el desfase y la insuficiencia tecnológica del aparato
productivo
del
área
euro
y,
principalmente,
de
España,
donde
aumentó
considerablemente la inversión en vivienda y el crecimiento económico se basó,
fundamentalmente, en sectores intensivos en mano de obra poco cualificada
(construcción y servicios).
Cuadro 4.1.3. Productividad del trabajo y total de los factores.
Tasas de variación. Promedio anual (a)
Fuentes: En Estrada, Jimeno y Malo de Molina (2009) con datos de Eurostat, EUKLEMS y AMECO.
a.- Entre paréntesis la desviación estándar.
b.- El agregado UE3 incluye Alemania, Francia e Italia.
5
Para ampliar información sobre la relación reformas laborales y reducción de tasas de paro ver Bentolila
y Jimeno, (2006) e Izquierdo y Regil, (2006). La relación con la inmigración y la tasa de paro la analizan,
entre otros, Bentolila, Dolado y Jimeno, (2009).
18
Al final de la etapa expansiva, en nuestra economía se dejaron entrever una serie de
desequilibrios que motivaban la necesidad de realizar un proceso de ajuste, ya que todo
lo conseguido en este periodo por la economía española era difícil de mantener.
Uno de los desequilibrios producidos en esta fase, fue el diferencial de inflación.
Estrada, Jimeno y Malo de Molina (2009) examinan los determinantes del diferencial de
inflación español en base a tres posibles factores:
A) La convergencia en términos de bienestar, basada en el efecto Balassa-Samuelson,
siendo cuatro sus implicaciones: 1) los países con menor bienestar parten de niveles de
precios inferiores; 2) la convergencia en el PIB per cápita supone también convergencia
en precios y, por tanto, mayor inflación en el país que converge; 3) el mayor aumento de
los precios en los bienes no comercializables; 4) la productividad de las ramas
comercializables y no comercializables difieren.
Los autores no encuentran evidencia para la tercera implicación, sugiriendo que éste no
es un buen argumento para justificar el diferencial de inflación entre España y la zona
euro.
B) La presión de la demanda a la que se enfrenta la estructura productiva es analizada
mediante el diferencial de inflación entre los servicios, que mayoritariamente son
productos no comercializables, y los bienes industriales no energéticos. El análisis
revela que hay un diferencial de inflación positivo para los servicios tanto en España
como en el resto de países europeos, siendo la intensidad mayor para nuestro país. Por
lo que, la presión de la demanda podría estar explicando, al menos en parte, el
diferencial de precios observado entre España y la UEM.
C) El distinto grado de sensibilidad de la inflación ante las circunstancias actuales de
la economía y la dependencia de los precios de su estado pasado. En este sentido,
Estrada (2008) comprueba que España es uno de los países de la zona euro en los que
los precios sufren una variación más intensa ante alteraciones en las condiciones reales
de la economía. Adicionalmente, hay evidencia de la menor dependencia con el estado
pasado de los precios en España. Ambas evidencias conjuntas sugieren que ante un
shock de demanda similar en España y en el resto de países de la UEM, el efecto sobre
los precios es mayor en nuestro país. Argumento, por tanto, que también explicaría el
19
mayor diferencia de precios de la economía española en relación a la media de la
eurozona.
El diferencial positivo de inflación de España ha provocado una continuada apreciación
del tipo de cambio real en España que ha mermado la competitividad de nuestra
economía. Dado que el mayor diferencial de inflación de España con respecto a los
países de la UEM se debe a la inflación interior, que depende del crecimiento de los
costes laborales unitarios (CLU) y la evolución de los márgenes brutos de beneficios.
En este sentido, en España se intensificó el aumento de los márgenes, el de los salarios
nominales por encima de la media de la zona euro, aumentando el diferencial de
inflación, y por tanto, dando lugar a la apreciación del tipo de cambio real y a la pérdida
de competitividad de la economía española. Pese a ello, la cuota de exportaciones de
España en este periodo, se ha mantenido estable, aunque ésta representa relativamente
poco en el contexto internacional y, por ello, debería aumentar su participación
internacional. No obstante, la competitividad de un país también se mide por la rapidez
con la que se introducen los productos extranjeros en una economía (importaciones). En
España, la trayectoria de la introducción de las importaciones refleja la pérdida de
competitividad, pasando del 22% del PIB en 1998 al 29% en 2007.
El empeoramiento del saldo comercial junto con la disminución de los ingresos por
turismo y la reducción de las transferencias europeas, incrementaron la necesidad de
financiación de nuestro país, situándose en 2007 en el 10% del PIB, mientras que
anteriormente estaba en torno al 3% del PIB. A nivel sectorial, las empresas y hogares
han propiciado, en mayor medida, la necesidad de financiación al pasar de ser una
fuente de fondos a demandante de éstos. Por su parte, el sector público alcanzó
superávits en varios años (2005 y 2007), aunque estaban basados principalmente en los
ingresos obtenidos del sector inmobiliario, por lo que no eran sostenibles. Sin embargo,
el gasto público creció a mayor ritmo que el PIB.
La financiación del déficit exterior no suponía un problema hasta que comenzó la crisis
financiera internacional, ya que España obtenía más financiación de la que realmente
necesitaba, a través de inversiones en cartera y de otra inversión fundamentalmente. No
obstante, la facilidad de financiación de esta etapa expansiva no implica que el
desequilibrio externo no fuera importante. De hecho, el déficit exterior se iba
acumulando reflejando un riesgo relevante para la economía española si cambiaban las
20
condiciones de financiación, tal y como sucedió a raíz de la crisis financiera
internacional.
Otro de los desequilibrios de este periodo fue derivado de la evolución del sector
inmobiliario. España intensificó la inversión en vivienda, por ende el gran
desencadenante del incremento de la construcción que se materializó en el "boom
inmobiliario", factor importante en este periodo dado su trágico desenlace desde 2007
en adelante.
La evolución creciente de este sector estuvo motivada por la abundante mano de obra
poco cualificada y por la gran disponibilidad y facilidad de acceso al crédito, ya que
recordemos que la entrada de España en la UEM implicó la disminución del tipo de
interés, lo que facilitó el acceso a fondos a colectivos que anteriormente no tenían
posibilidad de adquirir una vivienda, como la población inmigrante. Además, la
creciente incorporación de la mujer al mercado laboral y la buena situación laboral y la
generación de empleo del momento llevaron a favorecer la independencia de muchos
jóvenes y familias, con la consiguiente demanda de viviendas (Gráfico 3.1.1.) y el
aumento de la actividad constructora.
Gráfico 3.1.1. Demanda de viviendas.
Fuente: En Malo de Molina (2007) con datos del Ministerio de la vivienda, EPA y
Banco de España.
21
No obstante, el incremento de la oferta de viviendas fue inferior al de la demanda, lo
que dio lugar a un elevado crecimiento de precios de la vivienda, volviéndose este tipo
de inmueble un activo rentable, incentivándose su demanda por inversión, lo que
contribuyó a una expansión mayor del sector. Así, el peso de la vivienda sobre el PIB se
situó en más de 1,5 puntos porcentuales por encima de la media de la UEM.
Gráfico 3.1.2. Evolución de los precios de la vivienda.
Tasa de variación real
Fuente: En Estrada, Jimeno y Malo de Molina (2009) con datos del Ministerio de
vivienda y Banco de España.
Aunque la fabricación de viviendas estaba siendo excesiva, muchas constructoras no
veían el final de esta etapa constructora y continuaron edificando a ritmos similares a
los años anteriores, traduciéndose todo ello en unos excesos tanto de sobreproducción,
como de sobreprecio. No obstante, el largo periodo de producción de las viviendas
hicieron que la oferta se incrementara incluso cuando la demanda ya se había reducido
por la percepción de que la situación expansiva iba a cambiar y, más aún, con la crisis
financiera internacional. Esto dio lugar a un exceso de oferta de viviendas que provocó
una corrección en los precios sobrevalorados de estos activos.
Otro de los desequilibrios producidos por esta etapa expansiva fue el excesivo
endeudamiento de las familias y empresas españolas no financieras, en ambos casos
22
relacionados directamente con el sector de la construcción y la apreciación del tipo de
cambio real.
Respecto a las familias, las expectativas de crecimiento de España derivadas de su
incorporación a la UEM, así como el reducido tipo de interés y la facilidad de acceso al
crédito, propiciaron el aumento del endeudamiento de las familias sobre su renta bruta
disponible, superando la media de endeudamiento familiar de la UE. No obstante, el
crecimiento de la deuda entre 2002 y 2005 lo hizo en la misma proporción que su
riqueza y la deuda del hogar endeudado mediano en España supuso un bajo porcentaje
de sus activos.
Respecto a las empresas españolas no financieras, su endeudamiento creció debido a
inversiones de equipo e inmuebles y a la compra de activos en el extranjero que
permitirían la internacionalización de las grandes empresas, acentuándose sobre todo a
partir de 2004 debido a las expectativas de crecimiento económico que había en España,
el reducido coste de la financiación y la previsión de expansión a países extranjeros.
3.2.- CRISIS ECONÓMICA EN ESPAÑA (2008-2013).
El periodo 2008-2013 se caracterizó por ser un periodo de crisis económica en España
en el que se han desmoronado la mayoría de variables que destacaron de forma positiva
en el período anterior. La crisis española se ha agravado aún más a consecuencia de la
crisis económica mundial. Esta etapa en España ha sido muy severa e inestable,
dominada por las presiones en los mercados financieros.
Este periodo se ha caracterizado por el descenso del PIB, el incremento del paro, el
excesivo endeudamiento y la contracción del consumo, la pérdida de competitividad, el
descenso de la inversión, el cambio en la composición de rentas y la reestructuración del
sector bancario.
A continuación se analizan cada una de las variables económicas anteriores y se
explican algunos de los obstáculos que coartan su recuperación.
La evolución del PIB de 2008 a 2013 se puede dividir en tres fases (Ortega y Peñalosa,
2012 y 2013). La primera de ellas correspondería a un brusco descenso en 2008 y 2009,
siendo éste similar al de la UEM en su conjunto. La segunda fase abarcaría el periodo
23
2010 y primer trimestre de 2011, donde se produjo una leve mejora del PIB, en esta
ocasión la repercusión fue más importante en la zona euro que en España. La tercera
fase abarca desde el resto de 2011 hasta 2013 y se correspondería con una recaída en la
economía española, dándose también en la UEM, aunque de forma más suave en esta
última, según se aprecia en el Gráfico 3.2.1.
Gráfico 3.2.1. PIB de España y de la UE durante la crisis.
Fuente: En Ortega y Peñalosa (2013) con datos de Eurostat, INE y Banco de España.
Los tres periodos marcados por la evolución del PIB en España se caracterizan por la
disminución de la demanda, por un sector exterior que ha mejorado su comportamiento,
la destrucción de puestos de trabajo y la caída de los precios de la vivienda. Mientras
que otros factores han mostrado un comportamiento distinto en las diferentes etapas
consideradas, como son el sector público, la situación financiera de las actividades, la
evolución de precios y salarios y el ajuste patrimonial de empresas no financieras y
familias y su situación de endeudamiento (Ortega y Peñalosa, 2013).
A continuación se examinan los principales efectos de la crisis económica española
actual.
El mercado de trabajo ha sido una de las instituciones más afectadas por la crisis
económica. A continuación se examina su efecto sobre el desempleo y la tasa de
actividad en España.
24
En los años previos a la crisis, España presentaba un gran dinamismo en el mercado
laboral y en el terreno salarial, además la tasa de actividad alcanzó un máximo histórico
y el paro un mínimo histórico. Sin embargo, esta situación no estaba sostenida por
cimientos robustos, ya que la creación de puestos de trabajos en el periodo de expansión
se produjo, principalmente, en los sectores servicios y de la construcción, es decir, los
sectores más afectados por el desplome del consumo y la inversión y donde el número
de contratos temporales también era más importante, siendo éstos los más afectados por
los despidos al abaratar su coste.
En esta etapa de crisis económica, el paro estructural en España es probable que haya
aumentado por el aumento del paro de larga duración, por el desajuste entre el nivel
educativo de los parados y los requerimientos de los puestos de trabajo, el desajuste
sectorial entre los desempleados de la construcción y las vacantes que existen en otros
sectores y el desajuste geográfico, derivado de la falta de movilidad motivada, en parte,
por la dificultad que tienen los desempleados en vender sus viviendas para trasladarse a
otra región (García Delgado, 2013).
Como se observa en el Gráfico 3.2.2., a partir del año 2008 se produjo un brusco
descenso en la tasa de actividad laboral que afectó en mayor medida a los hombres, de
hecho dicha disminución fue, parcialmente, compensada en términos globales hasta el
primer trimestre de 2013 por la tasa de actividad femenina. Desde el punto de vista de la
nacionalidad, afectó más a la población extranjera. De hecho, muchos inmigrantes han
acabado regresando a sus países de origen tras agotar las prestaciones por desempleo y
ver mermado su futuro laboral en España. No obstante, la tasa de actividad en España
supera a la de la UE-27.
Gráfico 3.2.2. Evolución de la tasa de actividad.
25
Fuente: En Ortega y Peñalosa (2013) con datos del INE y Banco de España.
En cuanto al tipo de contratación laboral, la mayor disminución se ha producido en los
contratos de tipo temporal, lo que explica la destrucción del 65% del empleo asalariado
durante este periodo de crisis, por el menor coste de despido que este tipo de contratos
conlleva, hecho que ha disminuido la tasa de temporalidad en España. Adicionalmente,
los contratos de trabajo a tiempo completo han perdido peso en favor de los contratos a
tiempo parcial, mejorando estos dos aspectos la convergencia con Europa, aunque aún
existen grandes discrepancias entre el mercado de trabajo de la UE-27 y de España.
Los colectivos más afectados son los jóvenes de 16-24 años en los que la tasa de paro
estaba en torno al 55% en 2013, lo que explica en gran medida, la salida de jóvenes al
exterior en busca de un futuro laboral, y el colectivo de personas con menor
cualificación, donde la tasa de paro se situó en el 40%.
Una posible solución al problema vino en el año 2010 con reformas en las modalidades
de contratación y en el año 2011 con reformas en la negociación colectiva. Sin embargo,
no está claro que estas medidas puedan proporcionar los resultados deseados.
El tiempo de búsqueda de empleo se ha alargado con la crisis. El 23,71% de la
población desempleada tardaba más de un año en encontrar empleo en 2007 frente al
58,41% de 2013.
Los parados de larga duración en España tienen un peso sobre el paro total muy
elevado, siendo éste similar al de la media de la UE-27. Las consecuencias del paro de
larga duración son el desánimo de los afectados por la búsqueda de empleo, la
obsolescencia y una búsqueda menos activa de trabajo.
La gran diferencia del mercado de trabajo español con respecto a Europa es la elevada
tasa de paro de nuestro país. Durante la época expansiva, España gozó de una
disminución de ésta, alcanzándose niveles similares a los de la media de la zona euro
(Gráfico 3.2.3). Sin embargo, desde el inicio de la crisis, la tasa de paro ha duplicado la
media Europea (García Delgado, 2013).
26
Gráfico 3.2.3. Tasa de paro en España, UE y EEUU (1961-2012)
Fuente: En García Delgado (2013) con datos del INE y Eurostat.
Por edades, la gran diferencia entre España y la UE-27 se encuentra, principalmente,
entre los jóvenes de 15 a 24 años, que se sitúa en el 53,2% en España frente al 22,8% de
la media de la UE-27 en 2012. La tasa de paro por nivel educativo en España es casi el
doble que en la UE-27, si bien es cierto que sigue la misma trayectoria (a mayor
formación, menos probabilidad de desempleo). No obstante, las acciones formativas en
España han aumentado significativamente motivadas en gran medida por la elevada
situación de desempleo, situándose en niveles similares a los europeos.
Comparando la ocupación de España y Europa, nuestro país presenta una tasa de
empleo inferior a la media europea, aunque como se ha comentado, la tasa de actividad
española es superior.
Por otra parte, el déficit y la deuda pública en España también se han visto gravemente
afectadas por la crisis económica actual.
El total del gasto público sobre el PIB fue en 2013 de 4 puntos superior en España al de
2007, situándose en el 44% (excluidas las ayudas públicas a las entidades de crédito).
La tercera parte de este aumento se debió al incremento de las pensiones contributivas y
una cuarta parte al pago de prestaciones por desempleo. Cabe destacar que este
incremento del gasto público se ha compensado parcialmente con la disminución de la
inversión pública, que ha sido la única partida del gasto público que ha disminuido
desde el comienzo de la crisis.
27
Respecto a los ingresos públicos, han pasado del 41% del PIB en 2007 al 37% en el año
2012, a pesar del aumento de algunos impuestos en el año 2010, como el IRPF, el IVA,
e impuestos especiales. La disminución de ingresos públicos se explica, en su mayor
parte, a la reducción de los ingresos derivados del Impuesto de Sociedades, cuyo tributo
no sufrió alteraciones hasta 2012, y a consecuencia de la disminución recaudatoria del
Impuesto por transmisiones patrimoniales y actos jurídicos documentales, propio de la
compraventa de viviendas de segunda mano.
En resumen, esta pérdida de ingresos públicos viene dada por los descensos en el
consumo de las familias durante la crisis y la inversión en viviendas respecto al periodo
anterior, así como por el alto desempleo, ya que estas variables son las principales
generadoras de los ingresos públicos de forma indirecta (el IVA, el IRPF mediante las
cotizaciones sociales, Impuesto sobre transmisiones patrimoniales y actos jurídicos
documentados, etc).
Gráfico 3.2.4. Déficit público (% del PIB)
Fuente: En Ortega y Peñalosa (2012) con datos de Banco de España.
La caída de los ingresos públicos, unida al aumento del gasto público, han dado lugar al
aumento continuado del déficit público, lo que ha conllevado al aumento de la deuda
pública, pasando de una ratio deuda pública/PIB del 36,3% en 2007 al 93,9% en 2013,
siendo el incremento más destacable el del año 2012, donde aumentó casi 16 pp, en gran
medida, por las ayudas públicas a la reestructuración del sector bancario.
28
Ante la necesidad de resolver el problema de endeudamiento se estudian medidas como
el ajuste fiscal, la reestructuración de deuda, austeridad o generar inflación con la idea
de reducir el valor real de la deuda, entre otras (Maudos, 2014).
El coste de la financiación pública, medida por la prima de riesgo de la deuda soberana
(diferencial respecto al bono alemán a 10 años) nos dejaba datos verdaderamente
alarmantes con la crisis económica; en Grecia llegó a situarse en 2700 puntos básicos,
1200 en Portugal, 970 en Irlanda, 555 en España y 520 en Italia. Mientras que los países
no considerados como vulnerables tenían una prima de riesgo en torno a 200 puntos
básicos. No obstante, a partir del verano de 2012 las primas de riesgo disminuyeron a
consecuencia del programa OMT6 (Outright Monetary Transactions), alcanzando los
203 puntos básicos en España, decreciendo también en el resto de los países
considerados vulnerables.
Pese a la citada disminución de la prima de riesgo, nuestro país ha sido el cuarto donde
más ha aumentado el endeudamiento público desde la crisis (por delante se encuentran
Grecia, Italia y Portugal).
En el tercer trimestre de 2013, Grecia aparece como el país más endeudado con una
ratio deuda/PIB del 171,8% del PIB, seguido de Italia con un 132,9%, Portugal con un
128,7%, Irlanda con un 124,8% y España con un 93,4% del PIB, estando la media de la
zona euro en el 92,7%. Sin embargo, las previsiones que nos deja el FMI hasta 2018 es
que el endeudamiento será persistente en algunos países, situando a España en el
segundo puesto de la Unión Europea por el aumento de ratio deuda pública/PIB, por
detrás de Eslovenia.
El objetivo es establecer por debajo del 60% la ratio deuda pública/PIB, pese a que se
prevé que en España seguirá aumentando, alcanzando según el FMI el 99% en 2014 e
incluso el 105,5% en 2017. En 2018 se espera una leve disminución.
Otro cambio relevante a tener en cuenta con la crisis económica en España ha sido la
capacidad de financiación privada (hogares y empresas no financieras). Antes del
inicio de la crisis económica actual, tanto las empresas no financieras, como las familias
presentaban necesidad de financiación, lo que contrastaba con la media de la UEM. No
6
Mecanismo a través del cual el BCE compra deuda pública (bonos a uno y tres años) en mercado
secundario en base a ciertas condiciones. Es otra de las medidas destinadas a impulsar la liquidez de los
mercados financieros.
29
obstante, las empresas no financieras y los hogares han aumentado su capacidad de
financiación en 18 pp del PIB a raíz de la crisis, acercándose al patrón que se observa en
el resto del área euro (Gráfico 3.2.5.).
Gráfico 3.2.5. Ahorro e inversión en España y en la UE.
Fuentes: Ortega y Peñalosa (2013) utilizando datos de Eurostat, INE y Banco de
España.
La capacidad de financiación de los hogares se debe principalmente al desplome de la
inversión en vivienda, mientras que en las empresas no financieras se ha derivado de
una disminución de su inversión y de un incremento del ahorro superior en España que
en el área euro.
Por otra parte, los desequilibrios exteriores se han reducido considerablemente durante
este periodo de crisis económica.
En los años precedentes a la entrada de España en la UEM, los déficits exteriores
insostenibles se paliaban con medidas correctoras, tales como devaluaciones del tipo de
cambio para hacer más competitivas las exportaciones, así como diversas medidas
fiscales. Sin embargo, con la introducción de la moneda única, no es posible aplicar
devaluaciones. Por ello, desde el año 2007 se han aplicado medidas muy severas en
España que han mejorado el déficit corriente significativamente al dar lugar a la
contención de los salarios y la destrucción de puestos de trabajo superior al
decrecimiento del PIB, con el consiguiente incremento de la productividad laboral y la
30
mejora de la competitividad derivada de unos menores costes laborales unitarios frente
al resto de Europa.
Debido a la gran magnitud del problema del déficit exterior, la UE ha establecido
mecanismos de supervisión de los desequilibrios económicos en las economías
europeas, con el propósito de evitar posibles recaídas en el futuro (García Delgado,
2013).
Los esfuerzos realizados en España, parecen haber corregido los desequilibrios
exteriores, presentando nuestro país en 2013 superávit por cuenta corriente. Esta
mejoría se debe fundamentalmente al aumento de las exportaciones, que han crecido un
14% durante los últimos cinco años. Este incremento estuvo basado principalmente en
la creciente presencia de empresas españolas en el exterior, y en la mejora de la
competitividad de la economía vía precios. Por su parte, las importaciones se han
reducido en un 18% y, en cierta medida, se debe a la sustitución de las compras en el
exterior por la fabricación en territorio nacional.
Para impulsar las ventas al exterior en nuestro país era necesario que el nivel de precios
y los costes internos se redujeran para hacer frente a nuestros competidores y para
recuperar la competitividad perdida años atrás. Por su parte, el sector público se
caracterizó por la reducción de costes salariales derivados de la congelación salarial del
2012, mientras que en el sector privado crecieron un 10% durante el periodo analizado,
aunque se redujeron sus costes laborales unitarios mediante la destrucción de empleo,
que favoreció el aumento de la productividad del trabajo. A partir del 2010, los salarios
en España empezaron a crecer por debajo de la media de la UEM.
En definitiva, la mejora del déficit exterior en España se ha producido por el incremento
de las exportaciones y la disminución de las importaciones. Al analizar estas variables
por países, se evidencian que las exportaciones españolas crecieron más que las
exportaciones del comercio mundial y cabe destacar que su aumento ha tenido mayor
relevancia en países fuera de la UE, aunque el comercio con países europeos sigue
siendo el más importante. La mayor cuota de exportación de la zona euro se concentra
en países como Alemania, Italia, Francia y Portugal, que representan casi la mitad del
total de exportaciones. Por el hecho contrario destacan las exportaciones a
Latinoamérica, si bien es cierto que España está instaurando empresas en dicha región.
31
Otro aspecto a analizar en este periodo recesivo es el cambio que ha soportado la
distribución de la renta en España en sus tres vertientes (funcional, personal y
espacial).
Considerando en primer lugar la distribución de la renta primaria o funcional, cabe
señalar que el peso de la remuneración de los asalariados sobre el PIB a coste de
factores se ha mantenido constante en las últimas décadas, aunque con una tendencia a
la baja a raíz de la crisis, siguiendo generalmente una evolución similar a la de la UE. Si
bien es cierto que este peso es mayor en la UE y tras la crisis, la divergencia se ha
agrandado por la disminución del coste laboral unitario en España (caso contrario
ocurrió en Europa) y la ralentización de la tasa de asalarización (mayor que en Europa).
Respecto a la remuneración por asalariado, en España existen importantes diferencias
según la formación, cualificación, experiencia, edad, género y nacionalidad del
trabajador. A modo de ejemplo, la divergencia salarial entre inmigrantes y nativos es
notable, y la discriminación salarial de la mujer aún sigue estando presente (García
Delgado, 2013).
Al realizar comparaciones salariales entre España y el resto de Europa se evidencia que
en España las desigualdades salariales son mayores (los salarios medios son un 25%
más bajos que en Europa) así como la inestabilidad en los salarios percibidos, derivada
de la frecuente contratación temporal y del diferencial salarial entre quienes trabajan en
pequeñas empresas y grandes, es mayor también en Europa.
Desde el punto de vista de la distribución personal de la renta, entendida por la renta
que dispone cada familia después de transferencias, se puede afirmar que a raíz de la
crisis económica ha aumentado la desigualdad de la renta en España, debido al
incremento del desempleo, las diferencias salariales y el menor peso de las políticas de
redistribución de la riqueza, suponiendo todo ello una pérdida de bienestar económico.
La pérdida de bienestar económico sufrido con la crisis actual deja a España como uno
de los países europeos con más desigualdad, lo que ha incrementado la divergencia con
los países de la UE, y dicha discrepancia se acentúa cuando se relaciona la pérdida de
equidad en la distribución de la renta con la pérdida de bienestar social.
32
La distribución regional o territorial de la renta también se ha visto afectada
negativamente por la crisis económica actual. Las CC.AA. con un PIB per cápita
superior a la media española han mantenido e incluso aumentado dicha ratio con la
crisis, sucediendo lo contrario en las CC.AA. con un PIBpc inferior a la media (con la
excepción de Cantabria, Asturias, Galicia y Extremadura). Eso podría explicarse porque
las regiones más ricas partían de una estructura productiva donde era más relevante, por
ejemplo la alta tecnología en el sector exterior, es decir, aspectos que les han permitido
no sufrir tanto los efectos negativos de la crisis económica actual.
Al comparar los datos de las regiones españolas con Europa se observa que el PIB per
cápita español a precios corrientes equivalía al 99,2% del comunitario en el año 2010
(un 6% menos que en 2007, a consecuencia de la crisis). Pese a ello, varias
comunidades autónomas españolas superan a la media europea, entre las que destacan el
País Vasco, Navarra, Madrid, seguido de Cataluña, Aragón, La Rioja y Baleares. Sin
embargo, regiones como Extremadura, Andalucía y Castilla-La Mancha se sitúan con
un PIB per cápita inferior a la media europea.
En general, el nivel de renta per cápita de las regiones españolas es ligeramente inferior
al de las regiones europeas más importantes. Sin embargo, la divergencia existente entre
regiones es inferior en España a la que tienen la mayor parte de países comunitarios, a
pesar del incremento en la desigualdad regional que la crisis ha generado.
Otra de las consecuencias de la crisis en este periodo de análisis fue la reestructuración
del sector bancario español. El incremento de los ingresos por comisiones, los avances
tecnológicos en banca y la evolución positiva de la economía del periodo expansivo
hicieron posible que la densa red de entidades bancarias pudiese mantener su modelo
durante años. Sin embargo, a raíz de la crisis financiera, la dificultad de captación de
recursos en mercados internacionales por parte de las entidades, junto con el aumento de
la morosidad entre promotores y constructores hicieron que se acumulasen una serie de
desequilibrios difíciles de controlar. A partir de este momento, surgió una clara
necesidad de financiación/saneamiento de las entidades financieras españolas, que se
plasmaba cada año en sus balances a medida que la crisis financiera se iba
desarrollando.
33
La solución a este problema fue la reestructuración del sector bancario español. Sin
embargo, el problema surgió una vez consumidos gran parte de los recursos del FROB7
y del Fondo de Garantía de Depósitos, momento en el que el gobierno decide sanear el
sistema bancario español con ayuda del eurogrupo, estableciéndose dichas ayudas en un
Memorando de Entendimiento, donde se prefijaban las condiciones de desembolso de
los fondos europeos y el compromiso por parte de las entidades beneficiarias.
Para el establecimiento y concesión de dichas ayudas se dieron los siguientes pasos:
primeramente se estimó la necesidad de capital de cada entidad para su saneamiento o
recapitalización. Más tarde, las entidades afectadas debían presentar sus planes de
viabilidad para determinar cuáles de ellas iban a ser susceptibles de recibir ayudas y
cuales se liquidarían. Otro requisito impuesto por las autoridades europeas fue la
asunción de parte de las pérdidas de las entidades por sus accionistas y tenedores de
híbridos. Por último, al finalizar 2012 se debería haber creado la SAREB8, donde las
entidades traspasarían sus activos tóxicos, procedentes mayoritariamente de activos
inmobiliarios, para sanear sus balances e iniciar su recapitalización.
A pesar de que se establecieron unas ayudas europeas máximas de 100.000 millones de
euros, el montante necesitado por España fue inferior debido al traspaso de activos
tóxicos a la SAREB, la pérdida de capital de accionistas y de inversores de híbridos
(participaciones preferentes y obligaciones subordinadas en mayor parte), tal y como
exigían las autoridades europea, así como por la desinversión de otros activos.
Concretamente, las ayudas procedentes del MEDE (Mecanismo Europeo de Estabilidad)
ascendieron a 38.833 millones de euros (Banco de España, 2012).
Una vez examinadas las diecisiete principales entidades bancarias españolas, se
concluyó que diez de ellas abarcaban un déficit cercano a 54.000 millones de euros.
Bankia, Novacaixagalica y Catalunyacaixa fueron las que necesitan mayor capacidad de
recapitalización, acaparando el 58% de las ayudas públicas según se muestra en el
Cuadro 3.2.1. (Cuenca García, 2013).
7
FROB (Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria). Fondo creado por España en 2008 como
medida y plan de rescate de la economía. Se encarga de la gestión de los procesos de reestructuración y
resolución de las entidades de crédito.
8
SAREB (Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la reestructuración bancaria). Entidad privada
creada en 2012 para ayudar a sanear el sistema financiero español, concretamente a entidades
potencialmente expuestas al sector inmobiliario. Tiene como finalidad desinvertir los activos en un plazo
máximo de 15 años, maximizando su valor.
34
Cuadro 3.2.1. Reestructuración y recapitalización del sistema financiero español.
(Año 2013).
Fuente: Cuenca García (2013).
Una de las consecuencias de la reestructuración del sector bancario español ha sido la
reducción del número de entidades de crédito, pasando de 74 bancos y 47 cajas de
ahorro en 2005, a 54 y 13 respectivamente.
Además, ha llevado consigo una disminución del número de oficinas físicas con la
consiguiente reducción del número de empleados. En cuanto al número de oficinas, se
han cerrado cerca de 10.000 sucursales en España (de un total de 46.065 en 2008), lo
que supone un recorte del 23,1% del total, aunque a pesar de ello España sigue siendo el
país con más oficinas por habitante de la eurozona. En cuanto al número de empleados,
ha pasado de 278.301 en el auge bancario de 2008 hasta los 236.503, lo que supone un
recorte del 15% de las plantillas con datos de final de 2012.
35
3.3.- SITUACIÓN ECONÓMICA ACTUAL Y PREVISIONES ECONÓMICAS EN
ESPAÑA.
En el año 2014 podrían estar reduciéndose las tensiones financieras, debido en parte a la
disminución de la prima de riesgo, que estuvo en niveles excesivos a principios de
2013, y a otras correcciones de los desequilibrios económicos en general. Además, se
espera que, para el presente año y el posterior, la economía española presente signos de
recuperación, reduciéndose las grandes diferencias con Europa.
En este apartado se hablará de la evolución del PIB en lo que va de año y sus
predicciones para el bienio siguiente, la ligera evolución positiva que ha experimentado
el empleo en nuestro país, el incremento del consumo privado, el déficit público, y la
moderada tasa de inflación.
En el primer trimestre de este año, el PIB creció a una tasa intertrimestral (en adelante
t/t) del 0,4% y un 0,5% t/t durante el segundo, dando lugar al primer incremento
interanual desde 2011, motivado por la mejora del mercado laboral y la relajación de las
tensiones financieras existentes en meses atrás. Ambos crecimientos han sido
provocados por el incremento de la demanda nacional (incremento del consumo en
bienes duraderos y de inversión, aunque el consumo en viviendas sigue contraído), en
contraposición con el empeoramiento del sector exterior, ya que se han incrementado
las importaciones al crecer nuestra demanda, y se han reducido las exportaciones. En la
zona euro, el PIB también ha crecido pero a un ritmo menor al esperado, e incluso a un
ritmo medio inferior que en España (Banco de España, 2014d).
El crecimiento estimado del PIB a precios constantes para 2014 en España es del 1,4%
y un 2,2% para 2015, según se observa en el Cuadro 3.3.1. sobre las previsiones de
Funcas para el binomio 2014-2015.
36
Cuadro 3.3.1. PIB y agregados. Precios constantes.
Fuente: Previsión Funcas (Marzo-Abril 2014) con datos de INE y Banco de España.
En cuanto a las exportaciones totales, cabe destacar el retroceso experimentado en el
primer trimestre de 2014. Las exportaciones reales de bienes decrecieron un 2,3% t/t en
el segundo trimestre, que sumado al decrecimiento del trimestre anterior, estuvo
motivado por el descenso de las ventas exteriores de bienes de equipo, así como las de
bienes intermedios, mientras que se produjo un moderado crecimiento de las
exportaciones de bienes de consumo.
Durante el primer trimestre de 2014 se incrementaron un 7,1%t/t las exportaciones
comunitarias, frente a la variación internaual del -2,4%t/t producida en el siguiente
trimestre. Sin embargo, las exportaciones reales de servicios crecieron en el segundo
trimestre de 2014, debido a la entrada de turistas extranjeros (hasta 21 millones de
turistas hasta mayo de 2014), así como por el incremento del número de pernoctaciones
registrado en el sector hotelero.
Desde el punto de vista de las importaciones, destaca el incremento de las importaciones
reales de bienes en un 2,3% interanual, frente al crecimiento del 12,7% del trimestre
precedente. Las importaciones reales de servicios también se incrementaron en lo que
va de año por el componente turístico.
37
No obstante, se estima que las exportaciones alcanzarán un crecimiento positivo del
5,0% en 2014 y del 5,3% en 2015, debido, fundamentalmente, al sector servicios, que
está teniendo más transcendencia de lo esperado. Además, también se prevé un
crecimiento de las importaciones del 4,0% en 2014 y del 3,9% en 2015 motivado por el
crecimiento de la demanda nacional.
Respecto al empleo, en 2014 se ha registrado la primera cifra positiva en cuanto a
creación de empleo neto desde el inicio de la crisis económica actual. En el segundo
trimestre de 2014, la afiliación a la Seguridad Social creció un 0,7% t/t, frente al 0,5%
t/t del periodo precedente. Aunque dicho crecimiento ha afectado a todos los sectores, el
más destacado ha sido en el sector servicios, moderándose el ritmo decreciente en el
sector de la construcción.
Por su parte, la tasa de paro registrada en el segundo trimestre de 2014 volvió a
experimentar un claro descenso, afianzando el proceso de recuperación de la economía
española. Según datos del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), en el segundo
trimestre de 2014 se produjo un aumento interanual del 15,1% de los contratos
registrados, algo inferior al experimentado en el trimestre anterior debido a la menor
contratación temporal, y en favor de los contratos indefinidos, que aumentaron un
23,9% t/t (frente al incremento del 6,7% t/t en el trimestre precedente).
Esta ligera mejoría en los datos de empleo aún presentan rigideces debido al elevado
coste laboral de contratación y a la escasa contratación a tiempo parcial. Por ello, el
gobierno intenta flexibilizar las ordenanzas con la finalidad de fomentar la contratación
a tiempo parcial, si bien es cierto que éste lo vienen a desempeñar jóvenes y mujeres en
su mayoría, donde más de la mitad de ellos son subempleados, es decir, desearían
ampliar su jornada laboral, según se puede observar en el Gráfico 3.3.1. (BBVA
Research, 2014a).
38
Gráfico 3.3.1. Ocupados a tiempo parcial en España en 2013. Numero de personas
ocupadas a tiempo parcial.
Fuente: BBVA Research (2014a) con datos del INE.
La evolución reciente del mercado laboral en Europa también ha sido positiva. La tasa
de paro europea se situó en el 11,6% en mayo de 2014, siendo el sector servicios el que
más contratos generó. Adicionalmente, el incremento de la actividad, unido al débil
ritmo de creación de empleo, ha dado lugar al aumento de la productividad en la zona
euro, con un crecimiento aún moderado de los salarios, por lo que los costes laborales
unitarios siguen en descenso.
Según las estimaciones realizadas por Funcas en julio de 2014, la tasa de paro en
España irá en descenso, tal y como apuntan los datos arrojados hasta la actualidad, y el
empleo crecerá un 0,6% en 2014 y un 1,4% en el próximo año. Además, se prevé que la
tasa de paro disminuya durante el presente año hasta el 24,5% y hasta el 22,6% para el
año siguiente (Gráfico 3.2.3.). Dicha reducción se explica, en mayor parte, por la caída
de la población activa, y en menor medida por el aumento del número de ocupados
(Funcas, 2014)
39
Gráfico 3.3.2. Empleo y paro.
Fuente: Previsiones FUNCAS (2014) con datos del INE.
Por el lado de la demanda cabe señalar el incremento del gasto de los hogares e
Instituciones sin Fines de Lucro al Servicio de los Hogares (ISFLSH) del 0,4% t/t en el
segundo trimestre de 2014, un ritmo similar a los trimestres anteriores. Por su parte, el
ahorro experimentado por los hogares ha descendido también en el citado trimestre
hasta situarse en el 9,4% de la renta bruta disponible, evidenciando el crecimiento del
consumo privado, y el descenso de su capacidad de financiación en un 1,9%.
Respecto al gasto de las empresas no financieras, destaca el crecimiento en el segundo
trimestre de 2014 del 2% t/t de la inversión en bienes de quipo, el incremento de
pedidos relacionados con las manufacturas, así como la aceleración de las
matriculaciones de vehículos de carga. Sin embargo, se contrae levemente la producción
de bienes de equipo respecto al primer trimestre de 2014. Todo ello, da lugar a una leve
disminución de la capacidad de financiación, situándose en el 4% del PIB, a pesar de
que el ahorro empresarial siguió siendo considerable.
Otro hecho destacable en el segundo trimestre de este año es el crecimiento de la
inversión en construcción que, aunque moderado, ha sido positivo, algo que no se
producía desde antes de la crisis. Todo ello se traduce en unas ventas de 80.000
40
unidades en el primer trimestre de 2014, con el continuo ascenso de las compras
realizadas, mayoritariamente, por extranjeros.
En el área euro, también se produjo un moderado crecimiento del gasto de los hogares,
debido a la confianza de los consumidores y minoristas en la recuperación económica.
Sin embargo, el gasto en inversión presentó una mayor debilidad.
Se estima un crecimiento del 1,4% del consumo en 2014 y un 1,3% en 2015, debido a
las perspectivas de creación de empleo para dicho periodo, con el consiguiente
incremento de la riqueza. Además, se prevé que al final del binomio 2014-2015 se
ralentice el gasto privado a medio plazo, que la inversión en vivienda vuelva a
contraerse en el presente año, y que la construcción pueda incrementarse en los
próximos meses, a pesar del stock existente de viviendas nuevas sin vender (BBVA
Research, 2014b).
Por su parte, el precio de la vivienda ha seguido cayendo en el año 2013 y se estima que
la caída continúe en 2014, aunque con menos intensidad a la registrada en el año
anterior, de modo que en el segundo trimestre de 2013 los precios descendieron un
0,9% y en el tercer trimestre un 0,5%, datos que siguen siendo decrecientes pero que se
irán estrechando hasta llegar a un punto de inflexión en 2014, donde los precios se
mantendrán y comenzarán a incrementarse ligeramente en el siguiente año, según
estimaciones de Bankinter (2014).
Gráfico 3.3.3. Evolución estimada precio vivienda (€/m2).
Fuente: Bankinter (2014) con datos del INE y Estimaciones Bankinter
41
Otro de los aspectos más graves que ha dejado la crisis económica actual ha sido el
déficit público en España. Si bien a finales del reciente periodo de bonanza económica,
nuestro país disfrutaba de un superávit público que se convirtió radicalmente en déficit
al desencadenarse la crisis económica. En el primer trimestre de 2014, el déficit se situó
en el 6,5% del PIB, con una leve reducción respecto al trimestre precedente (6,6%).
Dicha mejoría se debió tanto al incremento de los ingresos públicos (recaudación
tributaria y cotizaciones sociales, en mayor parte), como a la reducción del gasto
público.
En cuanto a las previsiones del gasto público para 2014 y 2015, se prevé que a final de
2014 represente el 44,0% del PIB y en 2015 el 43,2% del PIB, debido a la mejoría
notable del panorama económico, así como a las menores presiones en los mercados
financieros. Por el lado de los ingresos públicos, se espera un incremento, debido a la
reforma del impuesto de sociedades, ampliación de los tramos de cotización en el
IRPF, que compensarán las rebajas en la cotización por contratos indefinidos. Según
estimaciones de BBVA Research, los ingresos públicos no financieros representarán el
38,1% del PIB en 2014 y el 38,2% del PIB en 2015. (Cuadro 3.3.2.).
Cuadro 3.3.2. Necesidad de financiación (Excluidas ayudas al sector financiero).
Fuente: BBVA Reserach (2014b) con datos del INE y MINHAP.
42
En base a lo expuesto anteriormente, se prevé que en 2014 se reducirá el déficit en 5
décimas respecto al año anterior, situándose en el 5,8% del PIB, cumpliéndose así, el
objetivo de la Comisión Europea establecido para España. Para el año 2015 se estima un
déficit en torno al 5,1% sobre el PIB, sin llegar por tanto al objetivo de estabilidad del
4,2% propuesto para dicho año por Europa, por lo que lo que el gobierno debería
desarrollar nuevas medidas económicas para lograr el cumplimiento del objetivo.
En el contexto europeo, el déficit de la UEM a finales de 2013 fue del 2,9% del PIB,
mejorando respecto al año anterior por el incremento de los ingresos públicos,
destacando las mejoras de Portugal, Grecia y Chipre, que presentaron un saldo mejor al
inicialmente previsto, aunque aún lejos de la media europea. Para 2014 se estima un
déficit del 2,4% del PIB, derivado de la disminución del gasto público y de la
estabilización de los ingresos. Además, se espera para 2015 que el déficit de la UEM
presente una reducción adicional, hasta situarse en el 2,3% sobre el PIB.
Otro de los indicadores que da un respiro a la economía española es la inflación.
Durante el segundo semestre del año 2013, las inflaciones general y subyacente se
desaceleraron dadas las reformas estructurales producidas en España en los últimos años
y quedando nuestro país con un diferencial de inflación favorable en comparación con
Europa (Funcas, 2014).
En el entorno europeo, destaca la reducida tasa de inflación del 0,5% en junio de 2014
en la eurozona. Dicha reducción se debió a la caída de los precios de alimentos y bienes
industriales no energéticos. La inflación subyacente también decreció en el segundo
trimestre de 2014 hasta situarse en el 0,8%. De este modo, se prevé una tasa de inflación
interanual del 0,7% en 2014, del 1,1,% en 2015 y del 1,16% en 2016. Este lento
incremento se explica por la alta tasa de desempleo, por brechas de producción
negativas, ausencia de presiones laborales y la lenta recuperación económica.
Las previsiones para España sitúan la tasa de inflación en el 0,3% en 2014 y 0,9% en
2015, siendo el diferencial medio de inflación de un 0,5% respecto a la eurozona,
debido a la alta tasa de desempleo en España, así como la ausencia de precios alcistas en
el sector doméstico. Además, se prevé una reducción del precio del petróleo y una
previsión al alza del tipo de cambio del euro.
43
4.- CONCLUSIONES
Las continuas ampliaciones que se ha ido haciendo a lo largo de la historia de la
creación de la UE, se han producido por intereses económicos, políticos y/o sociales
logrando lo que hoy en día es la UEM, llevándose a cabo para ello innumerables y muy
costosos trámites. Actualmente, se ha alcanzado una notoria integración financiera,
económica y política, si bien es cierto que aún queda mucho camino por recorrer para
conseguir la integración plena.
La integración de España en la UEM estuvo, inicialmente, caracterizada por unas
condiciones financieras y monetarias favorables. Los primeros años de España en la
UEM supusieron una gran estabilidad macroeconómica, así como un elevado ritmo de
crecimiento y la convergencia con el resto de los estados miembros, lo que dio lugar al
periodo de expansión económica más largo de la historia reciente de España.
Durante esta etapa expansiva (1999-2007), la tasa de crecimiento del PIB evolucionó
con más intensidad en España que en el resto de Europa, aunque el incremento de la
población española tras su incorporación a la UEM motivó una reducción del
crecimiento del PIB per cápita español, aunque siguió siendo superior a la media
europea.
Por su parte, el empleo generado en España en el periodo de expansión económica,
supuso los dos tercios del empleo generado en toda Europa. El paro alcanzó un mínimo
histórico y la tasa de actividad un máximo histórico. No obstante, tales niveles no eran
sostenibles, debido a que gran parte de ese empleo se generó en los sectores de la
construcción y de sector servicios, los más golpeados por la crisis económica actual,
donde los empleos eran poco cualificados. Adicionalmente, la productividad del trabajo
en España ralentizo su crecimiento tras la incorporación a la UEM, evidenciando el gran
déficit tecnológico del sistema productivo español.
Antes de la entrada en la UEM, España se caracterizaba por un bajo nivel de
endeudamiento externo, aspecto que cambió a partir de su incorporación, produciéndose
un aumento del consumo (en su mayor parte procedente de importaciones), así como un
crecimiento de la inversión residencial. El incremento de la inversión en construcción
llevó consigo un incremento del precio de las viviendas, que afectaron a los balances de
44
empresas, hogares y sector público. Esto se posibilitó por la gran disponibilidad al
crédito, puesto que se rebajaron los tipos de interés y se facilitó el acceso al mismo.
Para las AA.PP. esta etapa se tradujo en un incremento de la recaudación, que unido al
bajo nivel de endeudamiento existente inicialmente, hacían de España una sólida
potencia económica en la UEM. A pesar de los resultados, este modelo era caduco, ya
que los desequilibrios internos y externos que se iban produciendo en esta primera fase
expansiva acabaron rápidamente con esos efectos positivos de años atrás.
En definitiva, la expansión experimentada en el periodo expansivo en España, se basó
en un empuje de la demanda en unas condiciones financieras muy buenas, pero dando
lugar a alarmantes desequilibrios que están siendo muy difíciles de corregir.
Los años posteriores a la incorporación de España a la UEM también han tenido sus
limitaciones, produciéndose una de las crisis más intensas y duraderas de nuestro país
(2008-2013). Los desequilibrios producidos en España han llevado consigo un proceso
de reajuste que ha tenido lugar en las adversas condiciones de la situación internacional.
Sin embargo, España cuenta con la ventaja de pertenecer a la UEM, tanto en lo
económico como en lo financiero.
Durante el periodo de crisis económica en España se han corregido algunos de los
desfases producidos durante la etapa anterior. Se ha reducido el peso del sector de la
construcción en la economía española y ha disminuido el precio de la vivienda. La
amplitud del crédito por parte de las entidades financieras durante el periodo anterior,
dio lugar a unos balances poco saneados y se han tenido que sanear con una
reestructuración bancarias y ayudas procedentes de Europa. Actualmente, las entidades
financieras han de realizar una buena gestión de su propio patrimonio, basándose en
proyectos de viabilidad, rentabilidad y eficiencia, tanto para particulares como para el
sector público, para evitar cometer los errores del pasado.
Además, se ha producido superávit comercial exterior y está disminuyendo el alto
endeudamiento que llegó a soportar el sector privado.
Por su parte, las AA.PP., están sobreendeudadas a consecuencia, en mayor parte, de las
administraciones locales y autonómicas.
45
El estallido de la crisis financiera internacional agravó aún más la magnitud del
sobreendeudamiento. En base a lo anterior, las reformas propuestas actualmente en
España y el Pacto de Estabilidad y Crecimiento en Europa, podrían ayudar a corregirlo.
Respecto al empleo, se está aumentando la competitividad externa e interna y, ya en la
actualidad, ha creado empleo en términos netos, si bien es cierto que el ritmo de
creación del mismo es muy moderado. En comparación con la UE, la divergencia en la
tasa de desempleo es enorme, puesto que en el periodo de recesión la tasa de paro de
España duplicaba la media europea. Esta divergencia resulta abismal por edades, donde
la tasa de paro de los jóvenes entre 16-24 años en España casi llega a triplicar a de la
media europea. Fruto de ello, cada año son más los jóvenes españoles que abandonan el
país en busca de oportunidades laborales. Además, el desempleo estructural es difícil de
combatir si para ello no se toman medidas que faciliten la reasignación de potenciales
trabajadores entre los distintos sectores.
En el periodo actual, se puede afirmar que el desenlace de la crisis económica española
depende tanto de medidas estructurales internas, como de factores externos, siendo
importantísima la salida definitiva de la recesión global mundial y la mejora del sistema
financiero en su conjunto.
La evolución de la economía española durante los últimos meses ha despertado las
expectativas sobre la recuperación económica. De tal modo, las perspectivas positivas
en relación al crecimiento del PIB son posibles, y se prevé la creación neta de empleo,
el aumento de la demanda nacional y del consumo privado, así como una mejora en el
sector exterior.
Cabe destacar, que para garantizar la recuperación de la economía española es
importante empujar la demanda nacional neta, debido a su debilidad y al endeudamiento
exterior. Mientras tanto, una forma de promover la inversión y el empleo es incentivar
la demanda interna. Al mismo tiempo, se deben estabilizar los precios en el consumo
para que las familias no pierdan poder adquisitivo.
A pesar de ello, aún existe en muchas magnitudes económicas una gran divergencia
respecto a la media europea, pero con las medidas estructurales de los últimos gobiernos
en España y el cumplimiento del Pacto de Estabilidad y Crecimiento europeo, se espera
que dichas diferencias se recorten.
46
En definitiva, y en base a los datos observados últimamente, y a las previsiones de los
expertos, parece que la recuperación de la economía española está cobrando fuerza,
aunque será un proceso lento y costoso para nuestro país.
47
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