OED Breve Empleo Pobreza - Observatorio de la Discapacidad

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 PARTICIPACIÓN DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD EN EL EMPLEO Y EN LA
GENERACIÓN DE INGRESOS COMO BASE PARA UNA INCLUSIÓN SOCIAL EFECTIVA1
El Informe de Olivenza 2014 es un documento de carácter general sobre la
situación de las personas con discapacidad en España, realizado por el
Observatorio Estatal de la Discapacidad (OED), tal como se estipula en la Ley
General de los derechos de las personas con discapacidad, en su artículo 73,2
(RDL 7/2013 de 29de noviembre); centrándonos en el eje económico, uno de los
tres ejes que integra el sistema de indicadores elaborado para medir la inclusión
social de las personas con discapacidad, se observa cómo éstas se encuentran
en situación de desventaja respecto a las población en general respecto a la
participación y ejercicio de sus derechos en el ámbito productivo y laboral.
El eje económico de inclusión social del Informe aborda dos dimensiones
fundamentales, según el sistema de indicadores propuesto: por un lado, la
participación en la producción, es decir, en el empleo, y por otro, en el producto
social, es decir, generación de ingresos, pobreza y consumo.
Los resultados indican que la desventaja de la población con discapacidad en el
eje económico se cuantifica en casi un 33% respecto a la población general, que
se explica fundamentalmente por la enorme diferencia en cuanto a tasa de
actividad laboral por un lado, y por una distancia también relevante en los
niveles de pobreza. Es el porcentaje de población en situación laboralmente
activa (-51,55%) y el porcentaje de población en pobreza severa (-52,8%), los que
muestran mayor diferencia con respecto a la población sin discapacidad. Podría
decirse, esta diferencia apuntaría a señalar el significado del derecho a
oportunidades en el mercado de trabajo y modelo productivo para obtener
ingresos que permitan mejorar la calidad de vida de las personas con
discapacidad y, al mismo tiempo, un medio de prevenir la pobreza y favorecer la
inclusión social.
Otros indicadores, que relevan estas desventajas, son la tasa de paro, el salario
medio y la población en riesgo de pobreza, cuyas diferencias con respecto a la
población en general, como se observa en el siguiente gráfico representativo,
extraído del informe citado líneas arriba:
1
Extracto de información del Informe de Olivenza 2014, disponible en la web del OED. 1 Fuente: OED. Informe Olivenza 2015.
En concreto, el riesgo de pobreza afecta al 32% de la población con
discapacidad, casi 5 puntos por encima de la población en general. Por su parte,
la pobreza severa afecta a un 14,7% de la población con discapacidad frente a
un 9,6% en la población sin discapacidad. Respecto a la población en situación
laboral activa, el análisis de la ganancia bruta (salario) indica diferencias
relevantes cercanas a los 2,500 euros anuales entre personas con y sin
discapacidad, diferencias muy acusadas, además, en función del sexo y la
edad, especialmente en el caso de las mujeres con discapacidad. En este
sentido, las mujeres reconocen disponer, en general, menos recursos de apoyo
que los varones para actividades de la vida diaria.
Adentrándonos aún más en la situación diferencial de la población con y sin
discapacidad con relación al eje económico, resaltamos a continuación
tendencias extraídas del análisis de los datos vertidos en las tablas
correspondientes de dicho informe, que explicitan con mayor detalle los límites
de exclusión social a los que se acercan más las personas con discapacidad y,
más marcadamente las mujeres con discapacidad:
Participación en la producción y el empleo
•
Respecto a la tasa de actividad, desde 2008 hasta el 2013, se observa un
incremento leve de dicha tasa en las personas con discapacidad, muy
similar al de las personas sin discapacidad, aunque se mantiene una
diferencia bastante amplia entre unos y otros, en contra de los primeros. Es
verdad que se detecta una mejoría en el año 2013. Siguen siendo las
mujeres las menos representadas en la tasa de actividad, incluso con
diferencias respecto a las mujeres sin discapacidad. Esto se refleja,
2 también, en la bajada de la tasa de empleo en estos años y, al mismo
tiempo, el aumento de la tasa de paro, con las mismas diferencias
respecto a las personas sin discapacidad.
•
Por grupos de edad y su relación con la actividad económica, se observa
que es el grupo de 25 a 44 años el que incrementa más su participación el
mercado laboral, con mayores diferencias en el caso de las mujeres con
discapacidad.
•
Aunque se observa mayores tasas de actividad en las zonas de mayor
concentración de población respecto a las menos pobladas, las
diferencias son mínimas.
3 •
A mayor nivel de estudios más incremento de población con
discapacidad activa se observa, además de más personas en situación de
ocupadas, lo mismo que en la población sin discapacidad.
•
Por tipo de discapacidad, son las personas con discapacidad sensorial las
que presentan mayores tasas de actividad, seguidas de las personas con
discapacidad física, intelectual y por último mental, igualmente se observa
estas tendencias en las tasas de empleo. Sin embargo, las tasas mayores
de desempleo se encuentran en las personas con trastorno mental,
seguidas de las personas con discapacidad intelectual.
•
Por grado de discapacidad, a menor grado de discapacidad mayor tasa
de actividad (de 44% y menos), lo mismo que sucede con la tasa de
empleo. La tasa de desempleo, coherente con esta tendencia, es mayor
en el caso de las personas que tienen un grado de discapacidad superior
al 45% y más a partir del 65%.
•
Predominan, por encima del 80%, los asalariados con discapacidad frente
a los que están por cuenta propia, con mayor representación en el sector
privado. Es en el sector Servicios donde se dan las mayores tasas de
ocupados, siendo en el 2013 del 81%, observándose un incremento desde
el año 2008.
•
Es elevado el porcentaje de personas con discapacidad con contratos
indefinidos con relación a los contratos temporales, casi el doble. Aunque,
en el caso de las mujeres se observa más personas con contratos
temporales que en el caso de los hombres con discapacidad.
•
Es también relevante que más del 50% de los contratos son sin
bonificaciones o reducciones, sin dejar de ser relevante el dato de
aquellos contratos con bonificaciones o reducciones. En este caso, son
también las mujeres las que acceden a contratos de trabajo sujetos a
bonificaciones o reducciones.
•
Aunque es relevante el porcentaje de personas con contratos específicos
para personas con discapacidad, predominan otros contratos y, en este
caso, es mayor en los varones que en las mujeres con discapacidad. En los
Centros Especiales de empleo, vemos, también, una predominancia de
contratos eventuales y por obra o servicio, aunque no dejan de ser
relevantes los de mayor estabilidad laboral.
•
Sí que podemos señalar un incremento de las personas contratadas desde
el 2008 al 2013, tal como resume el siguiente gráfico
4 •
Aunque la población con discapacidad ha visto incrementado su
participación en el mercado de trabajo, no deja de ser indicativo el
porcentaje de personas con falta de oportunidades de empleo (31,3),
siendo igual percibido por hombres (31,1%) y mujeres (31,5%), aunque algo
mayor en estas.
Participación en ingresos y riesgo de pobreza:
•
Aunque resulta llamativo que es mayor el riesgo de pobreza (62,7%) de la
población sin discapacidad respecto a la población con discapacidad
(53,2%), sí que se observan diferencias importantes respecto al grado de
severidad de la pobreza. En el caso de la pobreza absoluta, el 14,7% de las
personas con discapacidad frente al 9,6% en la población sin
discapacidad están en situación de pobreza severa. Esa diferencia,
también, se detecta respecto al indicador de pobreza relativa, según la
Encuesta de Integración Social y Salud del 2012.
•
Si revisamos el salario de las personas con discapacidad, estas reciben
menos ganancia anual bruta y por hora trabajada respecto a las personas
sin discapacidad, siendo aún mayor la diferencia en el caso de las mujeres
con y sin discapacidad, principalmente en las primeras. Los salarios más
altos se observan en las personas de 45 y más años, siendo menor a
medida que se es más joven, tanto en las personas con y sin discapacidad
(Fuente: INE, El salario de las Personas con discapacidad, 2010-2011).
5 •
Son las personas con contratos de duración determinada las que menos
salario perciben con relación a los contratos de duración indefinida,
encontrándose igual diferencias en favor de las personas sin discapacidad
respecto al monto de dicho salario, percibido anualmente. No deja de ser
significativa las diferencias respecto a las mujeres, estas cobran menos y
sobre todo las mujeres con discapacidad.
•
Por tipo de discapacidad, predominan mayores salarios en las personas
con discapacidad sensorial seguidos de las físicas. Son las personas con
discapacidad mental e intelectual las que presentan salarios más bajos,
principalmente las personas con discapacidad intelectual. Como
tendencia permanente, no deja de ser relevante los menores salarios de
las mujeres. En este caso, las mujeres con discapacidad física presentan
salarios más elevados que el resto de las mujeres con discapacidad,
seguidas de las mujeres con discapacidad sensorial.
•
Por grado de discapacidad, son las personas que presentan un grado
menor del 44%, las que perciben un salario más elevado con respeto al
resto de personas con mayores grados de discapacidad.
•
Las personas con discapacidad asalariada con bonificaciones a la
Seguridad Social, tienen salarios más bajos que los que no las perciben. En
el caso de las mujeres, estas siguen ganando menos en ambos casos.
•
En cuanto al importe medio de las pensiones, aunque han ido subiendo
desde 2010 a 2014, las personas con discapacidad siguen percibiendo
pensiones por debajo de los 1000@. Las personas con discapacidad con
prestaciones no contributivas siguen siendo bajas, por debajo de los 400€.
•
En General, se observan diferencias importantes entre las Comunidades
Autónomas respecto a las prestaciones económicas y subsidios dirigidos a
las personas con discapacidad, además del tipo de destino de dichas
prestaciones. Es Andalucía la Comunidad Autónoma que más
prestaciones y beneficiarios registra, seguida de Murcia y Castilla y León.
Gastos asociados a la discapacidad
•
Un total de 1.056.558 de personas con discapacidad, declaran tener
gastos asociados a algún familiar con discapacidad que ronda los 3000€
anuales, lo cual implica un gasto más con relación a aquellos hogares que
no tienen ningún miembro con discapacidad. No se observa diferencias
importantes entre hombres y mujeres, aumentando a medida que se es
6 adulto, sobre todo a partir de los 70 años. Los principales gastos van
dirigidos a tratamientos médicos (29%) fármacos (28.3%), Ayudas Técnicas
(28%), Transporte y desplazamiento (24,3%) y asistencia personal (21,6%),
principalmente, según la proporción de hogares que citan dicho gasto. Se
observa que estos se distribuyen entre los diferentes tipos de discapacidad,
como por ejemplo las personas con deficiencia auditiva tienen más gastos
en Ayudas Técnicas, mientras que las personas con deficiencia motora en
Transporte y desplazamiento.
•
En el caso de las personas con discapacidad predominan aquellos
hogares que ingresan entre 500 y 999€ (34,1%), mientras que en los hogares
sin personas con discapacidad el mayor porcentaje se encuentra en
ingresos entre 1000 y 1400 (23,5%).
A partir de estas tendencias, las personas con discapacidad presentan una
menor participación en el empleo y en los ingresos que la población en general,
conllevando, por tanto, mayores riesgos de pobreza y de exclusión social,
especialmente para las mujeres con discapacidad. Este eje económico, como
parte del Sistema de Indicadores para la Inclusión Social revela, precisamente, la
pertinencia de abordar políticas y estrategias que reduzcan las brechas de
acceso a los ingresos necesarios, precisamente, para acercar a estas personas a
un nivel de vida de calidad, que esté por encima del nivel mínimo de pobreza y
de exclusión social consensuado por los diferentes agentes económicos y
sociales.
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7 El Observatorio Estatal de la Discapacidad (OED) es un instrumento técnico al
servicio de las personas con discapacidad y del resto de ciudadanos, las
Administraciones Públicas, la Universidad y el Tercer Sector, para la recopilación,
sistematización, actualización, generación y difusión de información relacionada
con el ámbito de la discapacidad.
El OED tiene su amparo en el artículo 73 del Real Decreto Legislativo 1/2013, de 29
de noviembre, por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley General de
derechos de las personas con discapacidad y de su inclusión social. Se configura
como instrumento de promoción y orientación de las políticas públicas de
conformidad con la Convención Internacional sobre los derechos de las personas
con discapacidad.
Las instituciones promotoras del OED son el Ministerio de Sanidad, Servicios
Sociales e Igualdad, a través de la Dirección General de Políticas de Apoyo a la
Discapacidad y el Real Patronato sobre Discapacidad, la Comunidad Autónoma
de Extremadura a través del Servicio Extremeño de Promoción de la Autonomía y
Atención a la Dependencia (SEPAD), el Comité Español de Representantes de
Personas con Discapacidad y la Universidad de Extremadura.
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