4 LATERCERA Martes 30 de agosto de 2016 Temas de hoy Juicio político contra Dilma R Sea o no destituida Dilma Rousseff, el país debería curar sus heridas y enfocarse en el crecimiento económico. Los escenarios que se abren en Brasil tras el fin del impeachment ESCENARIO 1 ESCENARIO 2 El Senado aprueba el fallo condenatorio contra Dilma Rousseff frena acusación y retoma el poder el Partido de los Trabajadores (PT), de Rousseff, salga a las calles y lance una campaña denunciando un golpe de Estado. Una campaña con un tono electoralista, ya que para octubre están convocadas elecciones municipales. En caso de que la aprobación de la destitución de Rousseff sea por un margen estrecho, el PT podría enfocar sus protestas en un llamado a realizar elecciones presidenciales y legislativas anticipadas cuanto antes.b P. Schwarze El discurso de defensa de Dilma Rousseff parecía haber frenado el aumento del número de senadores a favor de un fallo condenatorio contra la Presidenta. Al menos así se mostraba ayer en el conteo que llevan los medios en sus páginas web. El diario Folha de Sao Paulo establecía 52 votos a favor de la acusación, 18 en contra y 11 no definidos, mientras que O Globo le daba 53 al “sí”, 19 al rechazo y nueve no expresaba su opi- FOTO: EFE Pedro Schwarze Tras comparecer ayer en el Senado para hacer su última defensa en el juicio político que se lleva adelante en su contra, el destino de Dilma Rousseff como Presidenta de Brasil parecía echado. Todo se reduce a una cuestión de tiempo. Aunque se espera que hasta el último minuto (posiblemente esta noche) habrá senadores negociando, con una u otra parte, para votar en un sentido u otro, es decir, para que Rousseff sea destituida o vuelva a ejercer la Presidencia. La oposición necesita de dos tercios del Senado para un fallo condenatorio de Dilma Rousseff que la destituya definitivamente como Presidenta de Brasil, ejercicio del cual ya fue apartada el 12 de mayo. Eso quiere decir que de los 81 senadores, 54 deben avalar la acusación. Pero el gobierno interino de Michel Temer ha subido la apuesta y sostiene que la votación contra Rousseff estará por sobre los 60 votos. De producirse esto, el Ejecutivo -que en términos prácticos no ha actuado como interino, sino con todas las atribuciones, porque Temer estableció nuevas alianzas políticas, modificó por completo el gabinete e impulsó un giro de las políticas económicas, de gobierno e internacionales- podría consolidar el vuelco impulsado en las primeras semanas de gestión. Además, Temer podría respirar aliviado, ya que podrá conservar el cargo, ahora como titular, hasta el 1 de enero de 2019, cuando le entregaría la Presidencia al ganador de los comicios de octubre de 2018. Así, Brasil debería hacer frente a una nueva etapa política, dejar atrás el juicio político, curar sus heridas e intentar retomar la ruta institucional de la mano de la apuesta por el crecimiento económico. Se da por descontado que COLUMNA CASTIGO SOLO PARA UNA L a gestión irregular de los presupuestos públicos que tiene al borde de la destitución a la Presidenta Dilma Rousseff abunda en la administración pública brasileña y, a pesar de que la Constitución lo prevé, hasta ahora no ha sido castigada. En el proceso, la gobernante responde por lo que la acusación califica de “delitos de responsabilidad”, para los cuales la Constitución contempla como pena la destitución y la suspensión de los derechos políticos por un plazo de ocho años. La presidenta está acusada de haber emitido tres decretos que alteraron los presupuestos sin la venia del Congreso y de atrasos en depósitos en la banca pública que generaron costosos intereses y se configuraron como créditos, según la acusación. Aunque ambas operaciones están prohibidas por la ley, los datos oficiales dicen que ese tipo de maniobras son más que comunes en la administración pública brasileña. De hecho, fueron realizadas por otros gobernantes anteriores (Fernando Henrique Cardoso y Luiz Inácio Lula da Silva), pero siempre en montos muy inferiores y, en el caso de los atrasos con la banca pública, por unos pocos meses y no durante más un año, como ocurrió en el período de Rousseff. La defensa de la gobernante argumenta que al menos 17 de los 27 gobernadores que tiene hoy el país han incurrido en decretos que alteraron los presupuestos sin antes ser debidamente aprobados, las que reduce a “faltas” de carácter admi- Por Eduardo Davis nistrativo que, bajo su punto de vista, no pueden ser motivo para una destitución. Para muchos expertos, más que en las maniobras irregulares, el “pecado” de Rousseff está en la pérdida de su apoyo parlamentario que, a diferencia de lo ocurrido con sus antecesores, se fundió al calor de una grave crisis económica y política. El debilitamiento de Rousseff, de ese modo, permitió a sus adversarios valerse de mecanismos jurídicos, poco aplicados, pero contemplados en las leyes, para promover un juicio polémico que se ajusta estrictamente al marco constitucional, al punto de que cada uno de sus pasos ha sido supervisado por la Corte Suprema. Columnista de la agencia española EFE. nión. Dilma necesita 28 votos para evitar su destitución. En caso de que un escenario así se produjese, Rousseff podría regresar a ejercer el gobierno, del que estuvo apartada tres meses y medio. Y retomar el Ejecutivo implicaría echar pie atrás en muchas decisiones de Temer, restablecer parte de su gabinete y probablemente mantener parte de las medidas económicas que puso en marcha su reemplazante, en función de mantener el tímido crecimiento del país y evitar nuevas turbulencias en este ámbito. De la misma forma, se encontraría con un panorama regional que -aparentemente- se estaba acostumbrando al gobierno de Temer. Eso, con el entendimiento del Ejecutivo de Macri, en Argentina, ante el conflicto desatado por la presidencia semestral del Mercosur que le correspondía a la Venezuela de Maduro. Sin embargo, Rousseff retomaría el poder debilitada, con escasas fuerzas, porque la coalición de gobierno se hizo trizas a consecuencia del juicio político, y con una imagen pública muy golpeada, por las acusaciones en su contra y por el escándalo de Lava Jato, que ha afectado al Partido de los Trabajadores (PT) y a buena parte de los partidos políticos brasileños. Por esto mismo, y como una forma de tratar de convencer a los senadores indecisos con una alternativa a su destitución, Rousseff ha planteado la posibilidad de que, en caso de seguir en la Presidencia, convocaría a elecciones anticipadas, posiblemente en 2017, pero donde los ciudadanos no sólo puedan elegir a un reemplazante para ella, sino que también se lleven a cabo comicios parlamentarios como una forma de forzar la regeneración política tras los escándalos de corrupción.b