Mauricio Hoyos - Aldea Digital

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17/07/2016
Reporte de conferencia
Mauricio Hoyos:
Tecnología de punta para descifrar al navegante marino más peculiar: el
tiburón martillo
“Los niños son el futuro, y de ellos depende que dejemos de ver a los
tiburones como especies peligrosas”.
• “Los tiburones son buenos y los necesitamos en los ecosistemas marinos”.
• “El gran reto es darle a conocer a la gente lo que tenemos en México y
hacer que cambien de opinión sobre los tiburones”.
• En México hemos tenido ocho especies de tiburón martillo, pero dos han
desaparecido por la sobrepesca.
Después de una participación muy exitosa en 2015, Mauricio Hoyos –experto
en reproducción de tiburones y fundador de la Sociedad de los Peces
Cartilaginosos– regresa a Aldea Digital Telcel 4GLTE Infinitum 2016, ahora
para hablar del tiburón martillo.
“En muchas civilizaciones, los tiburones eran vistos como dioses. Otras
decían que si alimentabas a un tiburón, éste te cuidaría toda la vida. Pero
en la actualidad, los vemos como animales malos. Esto se debe
principalmente a la película Tiburón de Steven Spielberg. Pero son especies
buenas y debemos cuidarlas porque son fundamentales para el ecosistema
marino”, aseguró el experto.
Durante su ponencia, Hoyos dio una serie de datos sobre el tiburón y su
entorno, por ejemplo: en el mundo hay cerca de 500 especies de tiburones,
y en México 104; de ocho especies de tiburón martillo que hay en México,
dos han desaparecido por la sobrepesca; el tiburón martillo resalta por su
cabeza aplastada, hecha de cartílago; sus narinas alejadas les permiten
olfatear mejor a sus presas; en su cabeza poseen ámpulas de Lorenzini, que
tienen un gel electroconductor que les permite detectar la electricidad de
sus presas, y por lo tanto, atrapar a especies enterradas; también detectan
salinidad y el campo magnético de la tierra, lo cual es útil para las
migraciones.
Uno de los grandes problemas es que los tiburones martillo hembras suben
a la costa a tener a sus bebés, ya que ahí no hay depredadores.
Sin embargo, los cazadores se están encargando de convertirla en una
especie en peligro, pues se pescan entre 1.3 y 2.7 millones cada año. “El
principal enemigo de todos los tiburones es la sopa de aleta de tiburón. Eso
es lo más importante de mi plática”, comentó Hoyos.
Resaltó que la alianza WWF-Fundación Telmex estudia a los tiburones con
herramientas de marcaje satelital. Las marcas rastrean a los animales
durante diez meses y luego mandan la información a un satélite. Gracias a
eso podemos saber a qué profundidad nadan, qué temperatura les gusta y la
intensidad de la luz.
Entre las herramientas que se usan, se encuentran:
Mini Pat: detectan migraciones.
Marcas ultrasónicas: marcan sus movimientos en zonas muy limitadas. Las
ponen los buzos libres, quienes pueden nadar distancias profundas sin
generar burbujas, las cuales espantan a los tiburones martillo. Las marcas
mandan señales a receptores ultrasónicos localizados en distinto puntos del
área a estudiar.
Sensores para crías: Se colocan mediante una pequeña cirugía, y detectan
la localización, temperatura y cantidad de luz.
Submarino deep sea: Permite que tres personas bajen 450 metros en el
mar. Esto permite estudiar el comportamiento de los tiburones de cerca.
Drop cams: Graban a las especies marinas a mil metros de profundidad.
Gracias a esta cámara se ha descubierto que los tiburones martillo pueden
nadar a 800 metros de profundidad.
En sesión de preguntas y respuestas, Mauricio recalcó que los tiburones no
comen personas, puesto que prefieren especies grasosas. “No son animales
tontos. Ellos saben que no somos parte del menú, y si llega a haber un
accidente, es porque se confunden. Si ven a un surfista en la superficie,
pueden pensar que es una foca”. Comentó que para reconocer a un tiburón
que planea atacar, “ves si es agresivo si baja las aletas pectorales, se
encorva, y nada exageradamente. Es súper importante que mantengas
contacto visual todo el tiempo. Te alejas y no te hará nada. Pero nunca un
tiburón te va a atacar de la nada”. Pero, si llegara a suceder, lo que hay que
hacer es “aventarse hacia atrás y pegarle con las aletas en el cartílago. Si
les pegas, no les gusta, y se van. Jamás lo hagas con la mano o alguna parte
de tu cuerpo”, concluyó.
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