CIRILO DE ALEJANDRÍA ( 370- 444) OBISPO Y DOCTOR DE LA IGLESIA “ Custodio de la exactitud” 0. Introducción histórica Dentro de la reflexión cristológica en la patrística hay un período que va desde el concilio de Éfeso (431) hasta el concilio de Constantinopla III (681), que tiene su momento culminante en el concilio de Calcedonia (451). Este período comienza ya con Nicea, donde se afirma con mayor énfasis que los credos antiguos la unidad esencial del Hijo (Logos) con el Padre, su divinidad, para atribuir después a este Hijo la encarnación y toda su oikonomía. La nueva época va a estar marcada sobre todo por dos teólogos: Nestorio y Cirilo: el primero intervino como patriarca de Constantinopla (428-431) en una disputa que había surgido en su ciudad episcopal en torno al título de theotokos aplicado a María, desapareció rápidamente del escenario teológico y sus partidarios fueron expulsados del Imperio bizantino. Después del 451 sólo hablan y luchan cirilianos y calcedonenses entre sí. Lo que importa primariamente en este período no es, como en el s. IV, clarificar las realidades de la persona de Cristo, ya sea la verdadera divinidad o la plena humanidad. Se da preferencia al “cómo” de la unidad. Por eso el debate no discurre ya en torno al Logos ni al hombre en Cristo, ni al Logos-sarx ni el Logos-anthropos. Porque las dos partes contendientes confiesan la verdadera divinidad y la humanidad integral de Cristo. Se trata de definir, sobre todo, la relación entre una y otra. La corriente avanzada de la teología (representada fundamentalmente por los teólogos de ascendiente antioqueno) aborda decididamente la cuestión del “cómo” de la unidad y lo hace recurriendo al análisis conceptual de los niveles en que se sitúan la unidad y la diversidad de Cristo. Pero este movimienot basado en la lógica del proceso fue frenado y desviado por Cirilo de Alejandría y sus seguidores: sólo vieron en esta labor teológica una amenaza para la unidad de Cristo. Por eso construyeron una cristología “unitiva”, centrada estrictamente en el Logos. Los adversarios la consideraron erróneamente como una vuelta a las posiciones tardoarrianas y apolinaristas, que sólo eran defendidas por unos pocos extremistas. 1 Se yuxtaponen así un planteamiento moderno y otro conservador del problema. Las diferencias entre uno y otro se reconocen con dificultad y vagamente. Los contendientes esgrimen una fórmula contr aotra, y cada bando juzga la del oponente desde los propios supuestos. La fórmula sancionada por Calcedonia aborda el problema en su momento histórico y abre camino para la explicación del “cómo” de la unidad de Cristo. La otra fórmula (la de Cirilo) insiste en el hecho de la unidad y deja intacta la cuestión del cómo. El kerigma apostólico y postapostólico sobre Cristo queda así encerrado en un dogma de formulación helenística que había sido preparado por la teología de tres siglos. Parece que nos hemos alejado mucho de la Biblia, que se convierte a veces en una mera excusa para defender posiciones más cercanas a la filosofía. La conciencia eclesial se limitó a lo que era expresable en una fórmula. El elemento nuevo de este período es la utilización de un método correcto: buscar la unidad y diversidad de Cristo en planos diferentes: la unidad en el plano del prosopon y la diversidad en el plano de las naturalezas. 1. Cirilo de Alejandría 1.1. Vida Nacido en el 370-380, fue elegido obispo de Alejandría en el 412, sucediendo a su tío Teófilo, que influyó enormemente en su ministerio, pues sus primeros años se caracterizaron por un comportamiento muy violento con sus adversarios, ordenando la incautación de las iglesias novacianas, la expulsión de una parte de la comunidad judía de Alejandría, transformando sus sinagogas en iglesias y fue, en parte, el responsable del linchamiento de la filósofa platónica Hipacia en el 415. 1. La fase fundamental de su actividad episcopal fue la que se desarrolló contra Nestorio, elegido arzobispo de Constantinopla en el 418, el cual, desarrollando las tesis antioquenas (para salvaguardar la integridad de la naturaleza humana de Cristo insistían en la distinción entre el Hijo de Dios y el hombre Jesús) negó a la Virgen María el calificativo de “Theotokos” (madre de Dios). Cirilo atacó esta posición desarrollando además una cristología contraria a la antioquena que, a su parecer, dividía a Cristo en dos, haciendo, por el contrario, Cirilo hincapié en la unión kath’hypostasin, según la cual la unión entre el Logos y el cuerpo humano de Cristo no se había dado después del nacimiento de un ser humano común, sino ya en el propio vientre de María. 2 2. Cirilo intentó el apoyo del emperador Teodosio II enviándole un tratado Sobre la verdadera fe, pero el emperador reaccionó de manera negativa, acusándolo de querer dividir la familia imperial, por lo que escribió al papa Celestino, que lo apoyó condenando a Nestorio y nombrando a Cirilo como su representante en el 430. Ante esto el emperador decide convocar un concilio en Éfeso para el 7 de junio del 431. Como la delegación antioquena y la romana tardaron en llegar, Cirilo aprovechó al situación para abrir el concilio el 22 de junio y deponer a Nestorio, condenando su doctrina. A la llegada de los antioquenos, el 26 de junio, protestaron y depusieron a su vez a Cirilo y Memnón de Éfeso, que lo había sostenido. Cuando llegó la delegación romana dio la razón a Cirilo. El emperador hizo deponer y apresar a Cirilo, Nestorio y Memnón, pero mientras Nestorio aceptó la deposición y volvió a Antioquía, Cirilo, por medio de soborno, consiguió que fuese elegido obispo de Constantinopla Maximiano, hombre de su confianza, y partió para Alejandría. 3. En un segundo momento, Cirilo obtiene de los antioquenos el abandono de Nestorio y sus posición, lo que fue sancionado con la fórmula de unión del 23 de abril del 433, donde, aparte de mostrar la fidelidad al credo niceno, reconocía a Cristo como Dios perfecto y hombre perfecto, constituido de un alma racional y de un cuerpo, engendrado eternamente por Dios en cuanto a su divinidad y en los últimos días por la Virgen María según su humanidad, consustancial al Padre según la divinidad y no según la humanidad. Esta fórmula de unión “inconfusa” de la dos naturalezas permitía usar el calificativo de Theotokos a María. 4. Acabado Nestorio, Cirilo dedicó los últimos años de su vida a la condena de los representantes más destacados de la escuela antioquena: Diodoro de Tarso y Teodoro de Mopsuestia, hasta que falleció en el 444. 2.2. Obras a) Exegéticas Adoración y culto en espíritu y verdad (explicación de la contradicción entre Mt 5,17: Jesús no ha venido a destruir a la ley, y Jn 4,24: los verdaderos adoradores deben adorar al Padre en espíritu y verdad), Cirilo sostiene la semejanza entre la Escritura y la Ley, pero afirma que las prescripciones contenidas en la segunda deben ser interpretadas en sentido espiritual. Comentarios elegantes (Glaphyra) al Pentateuco: pasajes del Pentateuco, primero como exégesis literal y después cristológica. 3 Comentario a Isaías, Comentario a los doce profetas menores son los únicos comentarios continuos de un texto bíblico. Existen numerosos fragmentos, conservados en las catenae, de los salmos Así mismo tiene un Comentario a Lucas que en realidad es una homilía y un Comentario a Juan, del que nos quedan algunos libros, donde predominan las exposiciones doctrinales y polémicas contra los herejes, en particular, arrianos y eunomianos. También en las catenae conservamos algunos fragmentos de los comentario a la carta a los Romanos, 1 y 2 Corintios y la carta a los Hebreos. Característica de sus escritos exegéticos es la renuncia a la alegorización sistemática de la Escritura, para Cirilo la alegoría se inserta siempre sobre el dato literal, y no todos los trazos de typos veterotestamentario deben tener necesariamente un sentido referido a la realidad prefigurada. En particular, el discurso profético no tiene necesidad siempre de interpretación alegórica porque el sentido literal de la profecía ya es cristológico. Le falta la profundidad de Orígenes y Dídimo el Ciego. b) Obras dogmáticas Antes de la controversia nestoriana: Tesoro sobre la santa y consustancial Trinidad, explicación de los pasajes del NT que expresan la relación del Padre con el Hijo. El método seguido es la exposición en primer lugar de las tesis de los adversarios, y después la refutación mediante procedimientos litúrgico. Otro escrito son los siete Diálogos, defendiendo el homoousios, así como definiendo al Hijo como gennêtos y la diferencia entre Hijo y creatura, etc. Después de la controversia nestoriana: Contra las blasfemias nestorianas (contrapone a los discursos nestorianos, la interpretación de los pasajes del NT en el sentido de “unión hipostática”: el Logos, existente desde siempre con el Padre, decide tener, como propia, la carne y esto antes de la generación de la carne). Dentro de este mismo período tenemos Sobre la recta fe, a Teodosio, sobre al encarnación del Unigénito, oponiéndose las opiniones erróneas en este campo (docetas, antioquenos, etc.). Otros escritos están dedicados a las mujeres de la familia imperial y tienen por título Alocución a las reinas (más conocido por Ad Dominas), donde se justifica el título de Theotokos y sostiene, frente a los antioquenos y su noción de synapheia, “conjunción”, la de la henôsis, para designar la unión de lo divino y lo humano en Cristo. Dentro de estos escritos relacionados con Éfeso tenemos un Apología al emperador, donde explica su comportamiento en el concilio, los doce anatematismos contenidos en su carta a Nestorio, la Apología contra los 4 obispos orientales y una Carta a Evodio, así como la Explicación de los doce capítulos, en los que defendía el uso de los anatematismos contra Nestorio con pasajes de la Escritura. De carácter más propiamente dogmático tenemos la obra Sobre la encarnación, también conocida como ¿Por qué Cristo es uno?, al igual que los Escolios sobre la encarnación del Unigénito, insistiendo en la unión del Logos con la naturaleza humana (henôsis), aunque precisando que las dos naturalezas no se confunden (asynchata). El emperador Juliano había compuesto una obra titulada Contra los galileos, que fue objeto de refutación por parte de Teodoro e Mopsuestia en el 378 y por el propio Cirilo: su método es el habitual en su caso, después de una afirmación del adversario, pone una refutación del autor. La defensa de Cirilo insiste en la superioridad del cristianismo sobre la filosofía pagana y su continuidad con el judaísmo. c) Otros escritos Letras festales: la necesidad de anunciar cada año la fecha de la Pascua en cada iglesia local dio como resultado que los obispos metropolitanos estuvieran obligados a enviar a sus obispos y sacerdotes dependientes, así como a los monjes, un escrito al comienzo del año donde, aparte de decir la fecha, se contaban otras cuestiones de carácter dogmático y moral. Quedan 29 cartas festales de Cirilo. Homilías: se conservan 22 en PG, muchas en relación con el problema cristológico y algunas que no son suyas. Cartas: se han conservado aquellas que pertenecen a la controversia nestoriana, en particular una carta a los monjes de Egipto donde defiende expresamente el título de Theotokos para referirse a María, y la carta dogmática (Ep. 4). 2.3. Pensamiento Los teólogos antioquenos, preocupados por salvaguardar la integridad del ser humano asumido por el Logos divino, distinguían entre uno y otro, porque para ellos la salvación del ser humano exigía que éste fuera asumido por el Logos en su integridad, alma y cuerpo enteramente humanos. Cirilo insiste en la transformación de este ser humano que, abandonados los pecados, se transforma en Hijo de Dios, lo que exige una estrechísima apropiación de la dimensión humana, la “carne”, de parte del Logos. por esto él rechaza el término synapheia (unión de amor) con el que los antioquenos indicaban la unión de lo divino y de lo humano en el único prosôpon 5 de Cristo, y habla de henôsis kath’hypostasin o kata physin, o kath’ousian, para expresar la unión (que no lleva un cambio o confusión, synchysis) entre la sustancia del Logos, esto es, el Logos mismo, y la naturaleza humana. Desde este punto de vista, el rechazo del término Theotokos era imposible, porque esto significaba constituir al hombre Jesús como un ser diferente junto al Logos divino mismo. Cirilo acaba por situarse en este punto junto a Apolinar de Laodicea, cuya fórmula “una sola naturaleza del Logos encarnada” retoma, creyéndola de Atanasio. Cirilo no suele hablar de la naturaleza humana de Cristo y tampoco de las dos naturalezas antes de la unión, aunque sólo fuera de modo puramente teórico (pues la “carne” engendrada por María no es otra que al carne del Logos), de tal manera que fue uno de los apoyos más firmes para los autores monofisitas posteriores, especialmente a partir del concilio de Calcedonia. Esto dio como resultado la difusión de sus escritos dentro de las comunidades cristianas de lengua no griega, de ámbito monofisita, en particular las iglesias armenia, siríaca y etíope. Una gran influencia tuvo en los escritores posteriores la técnica adoptada por Cirilo de citar los testimonios de los padres “ortodoxos” para sostener la propia argumentación teológica: él no fue el inventor, pero es el primero en sistematizar tal práctica, donde aparte de la Escritura como testimonio de autoridad, se acude a los autores considerados ortodoxos. En el plano estilístico la prosa de Cirilo se caracteriza por la búsqueda de términos raros, la repetición y la prolijidad, lo que hacen su lectura algo farragosa y pesada. 6 CRISTOLOGÍA ALEJANDRIA CRISTOLOGÍA ANTIOQUENA Se resume en el esquema Logos-sarx: considera el momento en que el Verbo se hace carne (encarnación in fieri). Se trata, por tanto, de un esquema descendente. Su referencia bíblica privilegiada es el evangelio de Juan (sobre todo el prólogo) y el himno de Flp 2,6-11, que expresa la “kénosis” del Vervbo. De corte neoplatónizante (misticismo), cultivó más la exégesis espiritual y puso más énfasis en resaltar la unidad de Cristo (cristología unitaria). Su ventaja: le resulta fácil explicar la unidad de Cristo, en quien el Verbo se ha humanado auténticamente. La comnicación de Dios a la humanidad pasa por esta comunicación humano-divina establecida en la persona de Cristo. Sus límites: cómo explicar la distinción de naturalezas después de la unión. Además, subraya poco la condición humana de Cristo, llegando así a poner en duda o a oscurecer la existencia de un alma humana en Cristo, o por lo menos a no valorarla suficientemente. Su peligro específico es el monofisismo, en sus diferentes formas: Apolinar y Eutiques. Defiende un esquema de tipo temporal, ya que considera el paso de un antes a un después: el Verbo, apropiándose de una generación humana, se 7 Se expresa con el esquema Logos-anthropos. Considera al hombre Jesús en cuanto “asumido” por el Verbo de Dios (encarnación in facto esse) y analiza en su ser lo que es “perfectamente Dios” y “lo que es perfectamente hombre”. Sigue un esquema ascendente y su referencia bíblica más común son los evangeios sinópticos. De acusada tendencia aristotélica (racionalismo), se caracterizó por una exégesis histórico-literal y acentuó las dos naturalezas de Cristo (cristología dualista). Su valía se centra en que subraya la distinción entre la divinidad y la humanidad de Cristo y pone de relieve su condición huamna. Límites: no pueden explicar fácilmente la unidad concreta de Cristo, concibiendo la inhabitación del Logos en el anthropos como una relación más moral que ontológica. Prefieren el lenguaje de las dos naturalezas y su tentación específica consiste en poner dos sujetos y rechazar las apropiaciones, como hará posteriormente Nestorio. El esquema de Antioquía es de tipo “espacial”: considera a las dos naturalezas, divina y humana, en paralelo y muestra cómo se encuentran unidas en la convierte en el Verbo encarnado, en un solo Cristo e Hijo. Este es el esquema que prevaleció en Éfeso. única persona de Jesucristo, doblemente consustancial a Dios y a los hombres. Este esquema, en parte, fue el que triunfó en al concilio de Calcedonia. 8