UNA FARMACIA CINCUENTENARIA EN LA

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UNA FARMACIA CINCUENTENARIA EN LA HECHURA DE TOVAR Ramón Sosa Pérez Los fundadores del Museo Histórico de la Farmacia en Venezuela, Orlando Vizcarrondo y José Luis Vera, citan: “en 1499 llega a Venezuela el primer farmacéutico, el italiano Bernal, quien traía algunas sustancias y drogas usadas en sus preparaciones medicinales" y el historiador Dr. Ángel Félix Gómez, en su libro Historia de la Farmacia en Venezuela refiere: “el 11 de abril de 1528 llegó a Cubagua, la carabela Santa María de Guadalupe, con drogas y preparaciones farmacéuticas para el mercader Juan de la Barrera, dueño de Botica Cubagua. En total traía 92 productos con peso de 70 kilos”. El periodista y escritor Oscar Yánez, nacido en 1927 en la caraqueñísima parroquia San Juan, agrega: “Don Bernal que llegó en 1499, se convirtió por orden de La Corona en Fiscal de drogas y productos farmacéuticos. Las boticas cayeron en manos de curanderos que estaban robando y matando a la gente con remedios malos. Bernal los perseguía pues no recetaba yerbas, sino píldoras”, lo que revela ya la intención en adecentar el ejercicio de la profesión farmacéutica para limpiarla de excesos y torpezas con que los empíricos la acechaban. ENTRE BOTICAS Y FARMACIAS Entre 1940 a 1960, a falta de más diversiones, los jóvenes tovareños merodeaban en el cine de las series mexicanas y en las serenatas a las refinadas muchachas que había por doquier, en plan de pasarla bien y en deleitable compañía. Los serenateros, que sabían de vigilias en postigos y celosías donde aquellas moraban, no perdían instante para canturrear sus hermosas melodías y solazar a las señoritas que en las esquinas, ventanas y balcones esperaban ansiosas la canción de ronda que las cortejaba y en ocasiones, hasta hallaron el amor de su vida. En ese Tovar, de apacible y modesto vivir, cohabitaba un atado de comerciantes, artesanos, músicos y lugareños, entregados a sus preocupaciones familiares sin mayor aprieto. Un pueblo grande que no ha mucho vivió esplendor en el comercio del café que arrimaban los pueblos del sur y el Mocotíes, tenía ante sí, a gente industriosa cuya exigencia de servicios la determinaba una población que crecía por todas partes. Entonces sólo estaban “Botica La Sierra” del Dr. Pedro María Gil, graduado en la vieja Escuela de Farmacia de la ULA en 1931 y “Farmacia Moderna” del Dr. Ramón María Soto, graduado de Farmacéutico en 1935. ANTECEDENTES Un dato inédito sobre la primera farmacia en la villa, lo asienta el investigador Néstor Abad Sánchez: “La Estadística de la Parroquia Tovar de 1889 precisa que Santos Favalelli fundó Botica en Tovar en 1885, con capital de 28 mil Bolívares, un producto anual de 5 mil bolívares y asistida por un solo empleado que devengaba el salario mensual de 160 bolívares”. Del viejo linaje de los Sardi, avecindado en el Mocotíes desde el siglo pasado, la Dra. Nancy Fréitez confirma que Genserico Sardi “fundó en Tovar una Farmacia y Droguería, establecimiento montado de acuerdo con los más recientes conocimientos de la Medicina y la Farmacia, que ofrece a la culta población tovareña un espléndido surtido de medicinas, puras, frescas, en toda su energía, importadas de los más acreditados Laboratorios de Europa y Norte América”. José Rafael Pulido Hernández nació en Chiguará el 11 de julio de 1933. Su formación se esculpió sobre un podio de probidad, heredada del hogar chiguarero que levantaron don Gonzalo y doña Rosario, inculcando en el hijo sabios principios que habrían de guiarlo en adelante. Rafaelito, como le decían sus afectos, no estaba hecho para el trabajo de campo y sus padres habrán de labrarle mejor destino. PERFILANDO EL DESTINO En la lectura halló hábito frecuente para descubrir otro mundo en su Chiguará natal, de la mano del sabio maestro Carlos José Delgado, pedagogo de altos quilates y luego periodista de logrado fuste. Como allí no había mayor oportunidad de estudios, los padres lo matriculan en el liceo Libertador, con docentes como el Dr. Pedro Nicolás Tablante, filólogo, historiador y ambientalista, entre otros, donde logrará nuevas experiencias que impulsarán el provecho académico. Será discípulo brillante y su actuación cosechará premios que dan cuenta de su notable capacidad para el estudio. José Rafael finaliza su bachillerato y entre elegir la carrera de Letras que le apasionaba o la de Farmacia que conllevaba la familia, se decidió por ésta, a la que se consagró con aplicación. Egresó en la Promoción Cuatricentenaria “Mario Spinetti Berti, en 1959, como Doctor en Farmacia. Lector preferente de historia, sociología y botánica que no derrochaba ocasión para proveerse de buenos libros y pese a sus tasados recursos, leyó la Colección Cultural Popular Venezolana que era suma de sus preferencias. Sus profesores Ramón Massini Osuna y Luis Ruíz Terán, abonaron saber y juicio que harían crisol en la familia farmacéutica nacional. TAN TOVAREÑA COMO SU NOMBRE El Dr. Rafael Pulido comenzó su ejercicio profesional en el hospital de la compañía Iron Mines Company, en Puerto del Hierro, Estado Sucre, involucrándose ya en iniciativas de solidaridad asomando su actitud proactiva más allá de los horarios convencionales para vincularse a las actividades culturales. Concluidos estos 4 años en tierra oriental, regresa al lar nativo. Doña Rosario llegó a escribirle que “en Tovar el padre Eustorgio Rivas había instalado una emisora, en prueba del adelanto de este pueblo”, quizá urgiendo el retorno del hijo ausente. Jairo Castillo, Bioanalista y compañero de aulas universitarias, refiere: “en 1964 apenas había la Botica La Sierra y la Moderna y cuando el Dr. José Rafael contactó a su primo Luis Argimiro Hernández, con la idea de establecer una Farmacia, cada vez más cerca de su terruño Chiguará, concibió una institución que hoy llega a sus 50 años, con el seductor apelativo que lo envolvía todo, Farmacia Tovar”, amoldando así un sentido de pertenencia colectiva. Los establecimientos de entonces se dedicaban a expender medicinas y a atender las exigencias de servicio público pero la innovación de Farmacia Tovar en vitrinas con misceláneos, perfumería y otros atractivos, terminaron por conquistar a una clientela cada vez más numerosa. FILANTROPÍA A LA ORDEN DEL DÍA En El Corozo, donde se instaló Farmacia Tovar el lunes 6 de abril de 1964, hace 50 años, vivía Luis Argimiro Hernández “que gustaba de la música de cuerdas y compraba cuanto instrumento llegaba a su tienda donde tenía guitarras, cuatros, violines, mandolinas y hasta tiples, aunque no los ejecutaba pero nos acompañaba siempre”, recuerda Iberio Contreras, a propósito de aquellos años en los que auparon una Estudiantina para Tovar “creada con más corazón que otra cosa porque teníamos apenas la iniciativa”. A esta osadía cultural, como a otras que se iniciaban en los años 60, se sumaba el Dr. Pulido. La Casa del Altillo, sede de la Farmacia, se fue convirtiendo en lugar de encuentro y tertulias frecuentes que urgían gratas conversas sobre el devenir de Tovar. Imaginativo y aliado de mejores causas, el Dr. Pulido creó un ideario de adhesión que estimuló a los tovareños para bregar una lucha social hasta entonces desconocida. Con frecuencia el grupo de profesionales departía conversaciones en comentarios que convergían en la preocupación hacia lo cultural, artístico y humanístico que años después dio origen al Club Mocotíes: institución de apoyo social e integral. AYER DISTANTE Y SIEMPRE PRESENTE Incipiente aún, formado en 1955, el Club Mocotíes afilió al Dr. Rafael Pulido, quien venía con miras de trabajar. Meses más tarde le confiaron la Presidencia y en adelante todo cambió, para bien. Las orquestas, Billos, Melódicos y Dimensión Latina, los cantantes Manolo Monterrey, Emilita Dago, Rafa Galindo, Oscar D´León, Trino Mora, Gualberto Ibarreto, Los Master, Nelson Henrìquez, entre miles de eventos y bailes, se organizaban con gran asistencia popular, amén de abrir las puertas a veladas culturales y recitales con poetas de la talla de Aquiles Nazoa. La vieja casona donde funcionaba el Club ameritó remozarla y un nuevo frontón con estilo de mezquita mora albergó la decisión para seguir como alero de exposiciones artesanales, agropecuarias, artísticas, deportivas, foros y talleres, lo que perpetuará el nombre del Dr. Pulido como benefactor de dimensión social. Desde sus primeros días, Farmacia Tovar destinaba, a iniciativa del fundador, los fines de semana para dedicar el aporte solidario a las familias más necesitadas. Al establecimiento llegaban deportistas y promotores culturales, sin que salieran de allí con las manos vacías. DESDE LA CASA HOGAR TOVAR En estos 50 años, hombre y obra, han escrito esta historia como añadido de valía en la hechura de Tovar. En la crónica local se recordará al Presidente del Club Mocotíes promoviendo alegría y júbilo entre los parroquianos, amén de ofrecer su mano tendida a los hombres y mujeres del pueblo que urgidos por un medicamento, llegaban a su farmacia. Su generosidad es proverbial a través de los años. Farmacia Tovar apoyó siempre la expresión cultural que distingue al Valle del Mocotíes y los muchachos de la época hacen memoria de los pininos que entonces daban los hoy acreditados pintores, cuya fama ha llegado a Europa, Norteamérica y Japón. Otra de sus obras de altruismo es la Casa Hogar, donde un voluntariado ad honorem, asistido por la bondad del Dr. Pulido, ofrece calidad de vida a personas de la tercera edad, que en la mayoría de casos, ha vivido en absoluta orfandad y allí comparten techo, comida, vestido y salud. La Tesorera Ramona Salinas refiere: “estoy aquí desde que nos llamó el Dr. Pulido, que es el alma de esta casa, siempre pendiente de lo que necesitamos y atento al mínimo detalle para apoyar (..) Farmacia Tovar es una mano amiga a la que recurrimos para que nos auxilie con algún medicamento, sin que importe la hora o la ocupación de sus empleados y eso se lo debemos a la semilla del Dr. Pulido, que han seguido al pie de la letra”. FOTOLEYENDA 1.‐ El recién investido Rector de la ULA, Pedro Rincón Gutiérrez, entrega el título de Doctor en Farmacia a José Rafael Pulido, en 1959 FOTOLEYENDA 2.‐ Con borla doctoral, José Rafael Pulido viajó al Estado Sucre para ejercer durante 4 años como Farmacéutico en la Iron Mines Company FOTOLEYENDA 3.‐ En la Sultana del Mocotíes, el 6 de abril de 1964, nació Farmacia Tovar, hoy cincuentenario alero de apoyo social, cultural y deportivo FOTOLEYENDA 4.‐ Los hoy acreditados artistas Martín Morales y Jesús Guerrero, charlan con el maestro Jesús Soto, en el Taller El Altillo, que por más de 2 décadas recibió apoyo del Dr. Pulido FOTOLEYENDA 5.‐ El fundador de Farmacia Tovar, auspició una obra de filantropía de gran dimensión como promotor del arte, auspiciador del deporte y benefactor de Casa Hogar Tovar. FOTOLEYENDA 6.‐ Hoy día promueve un proyecto ecológico en Chiguará, inspirado en la campaña ambientalista de 1968 en Tovar. En la gráfica, con el Ing. Gerardo Castiglione, en la inauguración del orquidiario que lleva su nombre. 
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