Cátedra Libre Chiara Lubich Curso: “El Diálogo como cultura” UNICA – 18- 19 de febrero 2005 4º Tema: Modelos, prototipos. ESTRATEGIAS DE INCULTURACIÓN, INTERPENETRACIÓN E INTEGRACIÓN DE LAS DIFERENTES ETNIAS, CULTURAS Y REFERENCIAS RELIGIOSAS Por: Antonio Bruni 2 Objetivos 1) Discriminar el modelo de inculturación promovido por Chiara Lubich. 2). Señalar sus experiencias en el diálogo intercultural e interreligioso. Introducción: Fundamentos del diálogo en el Movimiento de los Focolares a) Chiara Lubich y el diálogo Chiara Lubich es una personalidad muy reconocida en el campo del diálogo como lo prueba, por si fuera necesario, el doctorado H.C. que le entregó la “Sacred Heart University”, la Universidad Católica di Fairfield, en el Connecticut, en EE.UU. Una particularidad de esta Universidad es la promoción del ecumenismo y el estudio y el intercambio entre las religiones. Así que aquí desde 1992 tiene su sede el “Center for Christian-Jewish Understanding” cuyo director fue el promotor del reconocimiento que se entregó a Chiara, quién fue nombrada “doctor of humane letters” por el aporte “a la espiritualidad y del ecumenismo, no sólo en el mundo católico, sino también en el de las otras religiones, y en favor de la comunidad humana”. b) Jesús Abandonado secreto para el diálogo La espiritualidad del Movimiento de los Focolares parece particularmente importante para abordar el tema de hoy. Chiara Lubich presenta al mundo de hoy una “espiritualidad de la unidad”, personal y comunitaria al mismo tiempo, actual y moderna. Espiritualidad que el Santo Padre Juan Pablo II propuso en su carta apostólica Novo Millennio Ineunte a toda la Iglesia bajo el nombre de “espiritualidad de comunión”. Uno de los pilares de esta espiritualidad es Jesús crucificado y abandonado. “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (Mt 27,46 y 3 Mc 15,34). Chiara, y por ella los miembros del Movimiento, han comprendido que Jesús, el Verbo de Dios hecho hombre, justamente por ser hombre había asumido todas nuestras culpas, nuestras divisiones, nuestros sufrimientos, y por eso el Padre le había permitido que sintiera ese abandono dolorosísimo. Pero Él, con un esfuerzo inmenso, había superado esta prueba tremenda y se había abandonado en el Padre diciendo: “En tus manos… encomiendo mi espíritu” (Lc 23,46). Por eso Jesús, abandonado pero resucitado al Amor, para los miembros del Movimiento siempre fue el modelo, la llave para recomponer todo tipo de desunión, para sanar cualquier trauma, para llevar la unidad al mundo. c) La fraternidad universal Y el mundo hoy tiende a la unidad. La unidad es un signo de estos tiempos: muchos factores religiosos, sociales y políticos lo demuestran. Pero hay que especificar: hoy el mundo tiende a una unidad universal, a una unidad global. Nos lo hacen comprender situaciones, exigencias, aspectos importantes de la realidad contemporánea. En efecto, la unión de los Estados en varias partes del mundo ya es una realidad y las relaciones entre los estados se están consolidando en todos los continentes, por ejemplo con la “Unión Europea”, o las “Conferencias iberoamericanas”, o la reciente “Unión africana”. Los medios de comunicación nos acercan a personas y pueblos materialmente lejanos; tanto es así que, por ejemplo, en las elecciones personales de un joven occidental puede tener un peso decisivo lo que sucede en Asia o en África. 4 Además, la globalización económica y financiera entretejió nuestros intereses, que están íntimamente ligados entre sí: lo que sucede en un país puede tener repercusiones materiales inmediatas en muchos otros países. Cada día más se habla de una interdependencia entre los pueblos que ya no es una elección sino una realidad y que si no es bien gobernada puede ser causa de nuevos problemas. Y aún más: existen problemas que interesan a la humanidad en su conjunto, que ningún pueblo puede afrontar separado de los demás. Vivimos en un mundo que realmente se convirtió en una aldea: compleja y nueva, pero una aldea. La humanidad hoy vive como si fuera un pequeño grupo. Pero a diferencia de los pequeños grupos de antes, todavía no se ha logrado desarrollar suficientemente un pensamiento capaz de respetar las distinciones mientras acepta la unidad, que es fundamental. Los conceptos tradicionales de raza, religión, cultura, Estado, se quebrantan delante de la complejidad de las situaciones. Interdependencia, entonces, que significa relación de conexión mutua entre realidades que se condicionan recíprocamente. Relación que no se podrá realizar a la perfección, si entre las personas y los estados no existe el respeto recíproco, la comprensión mutua. La interdependencia fraterna comporta, de hecho, la elección del diálogo en lugar de la hegemonía, la vía del compartir en lugar de la de la acumulación de recursos y de conocimientos en una única área del mundo. La interdependencia fraterna es realmente una “mutua dependencia” porque implica que la afirmación de mi identidad no puede nacer ni de la defensa, ni por oposición, sino a través de la comunión de los recursos, de las 5 virtudes cívicas, de las características culturales, de las experiencias políticoinstitucionales.1 Bien, justamente la fraternidad es la categoría de pensamiento capaz de crear la unidad en la distinción, la interdependencia fraterna a la que anhela la humanidad contemporánea. Cuánto sea central el descubrimiento de la fraternidad en el pensamiento moderno lo manifiesta, por ejemplo, un importante acontecimiento histórico que constituye una “división de aguas” entre dos épocas: la Revolución francesa. En su lema: “libertad, igualdad, fraternidad” sintetiza el gran proyecto político de la modernidad. Un proyecto que en parte se dejó de lado, porque numerosos países, al implantar regímenes democráticos, lograron poner en práctica, de algún modo, la libertad y la igualdad, mientras que la fraternidad fue, en cambio, más anunciada que vivida. El Movimiento de los Focolares es una de las nuevas realidades eclesiales que surgieron en el último siglo para contestar a esta exigencia del mundo contemporáneo. Inclusive, siendo su carisma el de la unidad, se podría afirmar que es una de las obras que más genera la fraternidad y la alimenta. En definitiva el Movimiento de los Focolares se centra en la búsqueda de esta fraternidad universal y lo hace, justamente, a través del diálogo. Un diálogo que bien se podría definir a 360º, en cuanto nadie queda excluido de esto. 1 Mensaje de Chiara a la IIª Jornada de la Interdependencia, Roma 12-09-04, en: Dialogo entre amigos, Noticiario del Centro del Diálogo con personas de convicciones no religiosas, n. 34 (2004) 6 El Movimiento de los Focolares y el diálogo con otras realidades de la Iglesia Católica Puede parecer insólito pero el primer diálogo que el Movimiento de los Focolares lleva adelante es con las otras realidades pertenecientes a la misma Iglesia Católica. Como hemos visto lo específico del Movimiento es la unidad, es tener una espiritualidad de comunión. Nada extraño entonces si el Movimiento se compromete en buscar una mayor unidad también dentro de su propia Iglesia. De hecho el mismo Jesús dijo que los cristianos serán justamente reconocidos por el amor reciproco, por su unidad: “que sean uno para que el mundo crea” (Jn 17.21). Y de las primeras comunidades cristianas se decía “mira cómo se aman y cómo están dispuestos a morir el uno por el otro” y la consecuencia de esta vida fue la difusión por todo el mundo entonces conocido del cristianismo. Y a lo mismo nos invita hoy el Papa, en su carta apostólica “Novo millennio ineunte”, donde afirma que “los espacios de comunión han de ser cultivados y ampliados día tras día, a todos los niveles en el entramado de la vida de cada Iglesia..”2 El Santo Padre, en definitiva, quiere que se viva esta espiritualidad de comunión por doquiera en la Iglesia. Chiara, pocos años después de haber nacido el Movimiento, hablaba de la Iglesia con pasión, su carisma se la mostraba como tenía que ser: icono de la Trinidad. Lo que el cristianismo enseña en la relación entre individuos – amarse, conocerse, respetarse, hacerse uno con los otros hasta comunicarse los propios dones espirituales – hay que trasladarlo a un plan más amplio: amar conocer, respetar, incrementar la comunión con otros movimientos y obras en la Iglesia3. 2 M. Zanzucchi, Un popolo nato dal Vangelo, p. 342 3 http://www.focolare.org/es/ 7 Desde los años cuarenta son muchísimas las realidades eclesiales con las que el Movimiento de los Focolares entró en contacto y con las que se mantuvieron relaciones de amor recíproco. Pero una fecha que pone un antes y un después, en este diálogo con las otras realidades de la Iglesia católica, es, sin duda, Pentecostés 1998. Antes de esta fecha se ponían de relieve la diversidad y multiplicidad de los carismas nacidos en el último siglo. En la cita de Pentecostés 1998 el Santo Padre, Juan Pablo II, puso en evidencia a los 500.000 participantes a la vigilia, cómo todas estas realidades hubiesen sido fundadas por el mismo Espíritu Santo. En Plaza del Vaticano estaba la Iglesia del tercer milenio cristiano. Como nunca un Papa había podido seguir tan de cerca a los grandes fundadores de las familias espirituales de su tiempo.4 En esta cita el Papa explicó también que la Iglesia tiene dos aspectos: el institucional y el carismático. Dos aspectos que están en profunda sintonía y comunión entre ellos. Estos dos aspectos han sido profundizados ampliamente por el teólogo Von Baltasar, quien en particular habla del perfil petrino y del perfil mariano. Basándose en esta definición el Santo Padre habla de "la co-esencialidad de los movimientos en la vida de la Iglesia junto a la jerarquía", expresión utilizada por el Papa por vez primera en 1991, y que luego será central en los dos discursos papales de Pentecostés ´98. Los Movimientos, como expresión singular de la vitalidad carismática de los tiempos modernos, expresarían de algún modo la presencia y la asistencia de María, madre que reúne y genera continuamente la novedad de la vida en Cristo, junto a la presencia y asistencia de Pedro, expresada en el Papa y en los sucesores de los apóstoles, garantes de la unidad 4 http://www.epe.cl/Pages/pastoral/igles%20%20005.htm 8 en la fidelidad al verdadero don del Espíritu, y de la continuidad de sus dones sacramentales. 5 Fue en aquella ocasión que Chiara Lubich pronunció públicamente una promesa ante el Santo Padre, la de trabajar para contribuir a realizar la comunión plena entre los varios movimientos presentes en la Iglesia Católica. Desde aquel momento los contactos y los encuentros con otros Movimientos católicos se multiplicaron: entre 1999 y 2001 se realizaron 212 jornadas para repetir la experiencia de Pentecostés 1998, donde los participantes de estas diversas realidades eclesiales se descubrieron más hermanos. Pero también, se comenzó una ayuda en lo concreto entre los varios Movimientos, por ejemplo, dejando espacio en la propia prensa para presentar a los otros, realizando actividades en común o, inclusive, prestando casas y auditorios para eventos de las otras asociaciones. Claro está que en todo esto no se busca nunca una uniformidad o una nueva estructura donde encajar estos Movimientos, sino que esta comunión potencia la identidad de cada realidad y la hace descubrirse más Iglesia. En todo este desarrollo del diálogo entre realidades pertenecientes a la Iglesia católica se pudo observar una expectación increíble por esta comunión y un gran entusiasmo. Uno de los efectos de todo esto es que ha aumentado el amor hacia el Papa y por todos los obispos, quienes también comenzaron a darse cuenta de la riqueza que tenían escondida en sus Iglesias particulares. Naturalmente cabe recordar que este diálogo no se dirige solamente a las nuevas realidades presentes en la Iglesia sino que abarca también las antiguas espiritualidades como la familia Franciscana, la Carmelita, etc. 5 http://www.epe.cl/Pages/pastoral/igles%20%20005.htm 9 El diálogo con las otras Iglesias Cristianas Vamos ahora a pasar a un segundo tipo de diálogo llevado adelante por el Movimiento de los Focolares, el diálogo entre las distintas iglesias cristianas, el diálogo ecuménico. Antes que nada hay que precisar que el diálogo ecuménico está dirigido a todos los cristianos, a todas las personas bautizadas. Es el bautismo el vínculo sacramental de la unidad que existe entre todos los cristianos.6 Ya en los primeros años del siglo XX comenzó el movimiento ecuménico, cuando se comprendió cómo la división entre cristianos es un escándalo y un obstáculo a la evangelización del mundo. El movimiento ecuménico tiende a valorizar el patrimonio común de todos los cristianos, como, por ejemplo, la Biblia, la fe en Dios Uno y Trino, el bautismo, etc. También se valorizan las características y los valores de cada Iglesia, convencidos de que, si el modelo de vida de la Iglesia es la Trinidad, entonces, es posible la unidad en la diversidad. El ecumenismo, en síntesis, tiende a incrementar la comunión parcial ya existente entre los cristianos llevándola hacia la comunión plena en la verdad y en la caridad.7 En el ecumenismo existen varios tipos de diálogo, a saber: Diálogo entre las jerarquías de las iglesias, por ejemplo para emitir declaraciones conjuntas sobre importantes temas que son causa de nuestras actuales divisiones. 6 M. Vandeleene, La doctrina espiritual, p. 401 7 Ut Unum Sint (UUS) - Enciclica di Giovanni Paolo II sull’ecumenismo - n.14 10 Diálogo entre teólogos: hoy en día existe una red de teólogos de las varias iglesias que trabaja para construir una mayor unidad. Diálogo de la vida: éste se basa en todo lo que tenemos en común y que nos permite rezar juntos (por ejemplo el Padre Nuestro), vivir juntos la Palabra, el Evangelio, compartir los mismos dones del Espíritu Santo: fe, esperanza y caridad. Este diálogo tendría la tarea de mostrar al mundo que la unidad entre los cristianos es posible y cómo sería la Iglesia si se viviera en comunión. ¿Pero cuál debe ser el fundamento sobre el que puede basarse el diálogo? Si volvemos la vista hacia atrás, nos damos cuenta que muchas de las divisiones se dieron por razones históricas, culturales, políticas, etc. Pero en todas, lo que causó la división fue la falta de un elemento unificador característico de los cristianos: el amor. Entonces, hoy, para remediar tanto mal hay que volver a dirigir nuestra mirada allí donde está el principio de nuestra fe común: a Dios Amor. Pero su amor no es sólo para los cristianos individualmente, sino para todo la Iglesia, es necesario, entonces, que no sólo cada cristiano individualmente intente vivir su voluntad, sino que también las Iglesias actúen así. Amor y amor recíproco, pues, entre los cristianos y entre las Iglesias. Como afirmó el Santo Padre Juan Pablo II en su libro Cruzando el umbral de la esperanza: “Es necesario que el género humano alcance la unidad mediante la pluralidad, que aprenda a reunirse en la Iglesia única, aún en el pluralismo de las formas de pensar y de actuar, de culturas y de civilizaciones”. 8 Después de lo dicho, vamos a ver cómo el Movimiento de los Focolares, puede contribuir en este camino. 8 Citado en: M. Vandeleene, La doctrina espiritual, p. 405 11 Antes que nada, haremos un breve recorrido histórico. En primer lugar, hay que aclarar que no hubo ningún plan estratégico que guiara el desarrollo ecuménico del Movimiento de los Focolares. En los años Cincuenta, de hecho, cuando a Chiara le preguntaron si la Espiritualidad de la Unidad daría un aporte para el diálogo entre las Iglesias Cristianas, ella respondió con decisión que no. Fue solamente algunos años más tarde, gracias a la expansión del Movimiento, que se fue aclarando, poco a poco, el Que Todos sean Uno, que podía y tenía que incluir también miembros de otras Iglesias. En 1960 Chiara se encontraba en Alemania para hablar a un grupo de religiosas, había entre los presentes tres pastores luteranos que quedaron asombrados ante el hecho de que católicos hablaban del Evangelio y querían vivirlo. Inmediatamente invitaron a Chiara a llevar su experiencia al mundo luterano. Además de estos contactos con luteranos, en Alemania, los Focolares toman contacto con bautistas, evangélicos y con fieles de la Iglesia libre. En contacto con el Movimiento, su compromiso cristiano se vivifica. Nace la idea de crear un Centro de vida común de católicos y luteranos, en Ottmaring, en Baviera. También con los Anglicanos, los inicios parecen casuales. Los primeros contactos se realizaron con un grupo de ministros anglicanos, que participaron a un congreso entre católicos y luteranos y quedaron impresionados por el clima fraterno que encontraron. Ya el 1 de julio de 1966, en Londres, en el Lambeth Palace, Chiara tiene una audiencia con el entonces Primado de la Comunión Anglicana, el doctor Ramsey, quien la alienta para que difunda el Movimiento en la Iglesia de Inglaterra.9 9 Discurso de Chiara en ocasión de la entrega del doctorado en humane letters, Connecticut – EE.UU., 21 de mayo de 1997. 12 Merecería una clase aparte el contacto con la Iglesia Ortodoxa. En 1967, el Patriarca de Constantinopla, Atenágoras, pide conocer más el Movimiento, al que ama y estima. Entre otras cosas, ha sido tocado por varios elementos que el Movimiento tiene en común con las espiritualidades orientales, por ejemplo, el dar importancia a la vida, al amor, a María. Las iglesias ortodoxas subrayan muchísimo, al igual que el Movimiento de los Focolares, la figura de María. Chiara viajará doce veces, en los años posteriores, a Estambul. Entre otras cosas, Chiara será mensajera entre el Patriarca y el Santo Padre Pablo VI, ambos deseosos de una mayor unidad en la Iglesia. Pero, además de todos estos contactos, ¿qué puede ofrecer para este diálogo el Movimiento de los Focolares? La respuesta es su misma espiritualidad, en particular, Jesús en medio y Jesús Abandonado. Es Jesús en medio que hace vivo el cuerpo místico de Cristo, es por medio de Él que los cristianos pueden convertirse en células vivas de este cuerpo. Naturalmente por el bautismo todos los cristianos ya poseen un vínculo sacramental, pero las implicaciones de esto, no siempre son vividas. Es Jesús en medio que activa este vínculo, haciendo correr una linfa nueva en este Cuerpo místico. Se podría afirmar, entonces, que los Focolares han traído la novedad de Jesús en medio, al movimiento ecuménico. La misma Chiara afirmó, hablando a un grupo de anglicanos en Liverpool: “Nuestro ecumenismo es Jesús en medio nuestro”.10 10 citado en: Pavi (Joan Patricia Back), IL DIALOGO ECUMENICO (2° LEZIONE) IN CAMMINO VERSO LA PIENA COMUNIONE, ISTITUTO SUPERIORE DI CULTURA – A.A. 2003 (1° Corso) 13 Se ha constatado que en cualquier Iglesia, sea ésta la Católica, la Anglicana, la Luterana, puede haber un grupo de personas que viven poniendo como base el amor recíproco, intentando dar vida a la presencia de Jesús en medio de ellos. Es el diálogo del pueblo: característico del Movimiento, donde comparten la espiritualidad de la unidad cristianos de 350 iglesias y comunidades eclesiales. La palabra pueblo, en esta acepción, no quiere contraponerse a jerarquía, sino indica la totalidad del pueblo de Dios, compuesto por consagrados y laicos. Chiara en el segundo encuentro ecuménico internacional de Castelgandolfo en el 2001, afirmó: “el diálogo del pueblo existe ya, no hace falta crearlo... Somos uno, si estamos unidos por Cristo... Si queremos podemos ya vivir todo lo que nos une, ¿quién nos lo impide?”11 Naturalmente este diálogo de la vida no está hecho de sentimientos o emociones, sino que tiene su secreto, es Jesús Abandonado, el otro pilar fundamental de la espiritualidad de los Focolares. Una espiritualidad ecuménica será fecunda sólo en la medida en que, los que a ella se dedican, reconozcan en Jesús crucificado y abandonado, que vuelve a abandonarse al Padre, la clave para comprender toda desunión y para recomponer la unidad.12 El año pasado se llevó a cabo un gran evento, en el cual este diálogo de la vida se hizo evidente. Fue en Stuttgart, una ciudad de Alemania, en la cual antes se había organizado un Congreso de reflexión ecuménica y seguidamente una jornada, que tuvo como título “Juntos por Europa”, donde los nuevos movimientos, católicos, luteranos, evangélicos, anglicanos, etc., ofrecieron su contribución para realizar, junto a la Europa política y económica, 11 M. Zanzucchi, Un popolo nato dal Vangelo, p. 356 12 M. Vandeleene, La doctrina espiritual, p. 406 14 la Europa del espíritu, tratando de darle un alma, que también ayude a garantizar, mejor, su propia multiplicidad y cohesión. El diálogo con las otras religiones En estos últimos años, nuestras sociedades han sido atravesadas por importantes corrientes migratorias, de Este a Oeste y de Sur a Norte. Este fenómeno está incidiendo intensamente en la fisonomía de nuestro mundo, haciendo que sus ciudades sean cada vez más heterogéneas. Ésta es conocimientos una y situación desarrollo que nos pone inesperados, delante aunque no posibilidades falten de temores, desconfianzas y escepticismo, sobre todo, por el peligro siempre inminente del terrorismo13. De hecho, en el mundo de hoy, se habla cada vez con mayor insistencia, de confrontación entre civilizaciones, una confrontación que sería más aguda por la pertenencia a las distintas religiones. Hoy en día, se utilizan las religiones para justificar conflictos y ataques terroristas. Pero esta visión está limitada a extremismos y fanatismos que no muestran la verdadera realidad de las religiones. Nunca como hoy en día, los responsables de las grandes religiones han trabajando juntos para alcanzar objetivos comunes, para trabajar juntos para el bien común. Nombraremos sólo la Conferencia Mundial de las Religiones por la Paz (WCRP) o la Jornada de oración por la paz de Asís, del 2002. El Santo Padre, en esta cita, declaró que “quien utiliza la religión para incrementar la violencia contradice de ésta su raíz más auténtica y profunda” y que “no hay finalidad 13 Discurso de Chiara Lubich a Londres, 19 de junio de 2004, titulado: “¿Qué futuro para una sociedad multicultural, multietnica y multireligiosa?” 15 religiosa que pueda justificar la práctica de la violencia del hombre sobre el hombre, porque la ofensa del hombre es ofensa a Dios”14. Entonces, para contrarrestar la violencia en el mundo de hoy, la contribución de las religiones es fundamental. De hecho la idea de la fraternidad universal ya se encuentra presente en la mente de espíritus grandes. Decía el Mahatma Gandhi: “Mi misión no es simplemente la fraternidad de la humanidad hindú (…) sino que, mediante la libertad de la India, espero realizar y desarrollar la misión de la fraternidad entre los hombres”15. Y Martin Luther King: “Mi sueño es que un día los hombres (…) se den cuenta de que han sido creados para vivir juntos como hermanos (…); (y) que la fraternidad (…) sea prioritaria en la jornada de un hombre de negocios, y la palabra de orden del hombre de gobierno”16. En esta misma línea, el Dalai Lama escribía a los suyos, a propósito de los acontecimientos del 11 de septiembre 2001, en los Estados Unidos: “Para nosotros las razones son evidentes (…) No tenemos presente las verdades humanas más básicas (…) Todos somos uno. Este es un mensaje que la raza humana no tuvo en cuenta. El olvido de esta verdad es la única causa del odio y de la guerra”.17 Pero quien indicó y trajo la fraternidad como un don esencial para la humanidad fue Jesús, que antes de morir rezó así: “Padre, que todos sean uno” (cf. Jn 17,21). Al revelar que Dios es Padre y que por eso los hombres somos 14 GIOVANNI PAOLO II, Discorso ai rappresentanti delle varie religioni del mondo, Assisi 24.1.2002. 15 M.K.Gandhi, Antichi come le Montagne, Milano 1970, p.162 16 M.Luther King, discurso durante una manifestación interracial, Washington, agosto de 1963 17 Citado en el discurso de Chiara Lubich en Rimini, 22 de junio de 2002. Titulado: Fraternidad y paz por la unidad de los pueblos 16 todos hermanos, introduce la idea de la humanidad como familia, la idea de la “familia humana”. Esta es la idea que está a la base del diálogo con las otras religiones. Y el Movimiento de los Focolares subraya también que en todas las religiones está presente la llamada “Regla de oro” que para nosotros cristianos dice: “No hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a ti” (cf. Lc 6, 31) Pero pensamientos parecidos se encuentran en todas las grandes religiones. En el judaísmo el amor al prójimo es “el gran principio de la Torá”. En la tradición islámica se encuentra una afirmación tan fuerte como: “ninguno de ustedes es verdadero creyente si no desea para el hermano lo que desea para si mismo”. En el hinduismo la regla de oro se expresa así: “Ésta es la sustancia del deber: no hacer a los demás lo que a ti te haría daño.”18 El diálogo interreligioso del Movimiento de los Focolares se remonta al año 1977, cuando concedieron a Chiara Lubich, el premio Templeton para el progreso de la Religión. Después de su discurso ante representantes calificados de las grandes religiones, Chiara tuvo la profunda sensación de que todos los presentes, a pesar de profesar credos diferentes, estaban en cierto modo envueltos por el amor de Dios. Sólo dos años después, en 1979, Chiara se encontró con una gran personalidad del mundo budista, el Rev. Nikkyo Niwano, fundador de una asociación de renovación budista de seis millones de miembros, llamada Rissho Kosei-kai y uno de los fundadores de la Conferencia Mundial de las Religiones por la Paz (WCRP). Chiara fue invitada a hablar de su experiencia espiritual, de cristiana, en Tokio, frente a doce mil budistas.19. 18 M. Vandeleene, La doctrina espiritual, p. 414 19 http://www.focolare.org/es/ 17 Pero los contactos más sorprendentes con el budismo, el Movimiento los tuvo hace pocos años, con eminentes representantes de la vida monástica tailandesa, por medio de los cuales se abrió un camino hacia el corazón del budismo Theravada. Chiara, en 1997, habla de su experiencia espiritual a más de 800 monjes, monjas y laicos en la Universidad y en un Monasterio budista de Chiang Mai, en Tailandia. Es la primera vez que una mujer, laica y cristiana, se dirige a monjes budistas. En cambio, el diálogo con el Islam, tuvo una historia un poco distinta. Y, aunque al principio fue más bien ocasional y vinculado a relaciones personales de los focolarinos que vivían en los países islámicos, es ya desde el comienzo de los años ’70, del siglo XX, que existe un intenso intercambio de experiencias espirituales, con largos encuentros de convivencia y de diálogo. Con el Islam, es particularmente importante, la experiencia vivida con el Movimiento musulmán de los afro-americanos negros. Este Movimiento liderado por el imán W.D. Mohammed agrupa a más de dos millones de musulmanes, reunidos en 300 mezquitas, en los EE.UU. En mayo de 1997, Chiara, mujer, blanca y cristiana fue invitada por él, a hablar a 3.000 musulmanes afro americanos, en la mezquita Malcolm Shabazz de Harlem (Nueva York). Este contacto prosiguió y en noviembre del 2000, tuvo lugar una importante Convención en Washington D.C.: 5.000 entre cristianos y musulmanes se encuentran en el signo de la fraternidad. Otra religión abrámica con la que el diálogo es muy proficuo es la Judía. El Santo Padre los llama nuestros hermanos mayores. Hermanos con los cuales compartimos una auténtica fe en el único Dios y tenemos en común el patrimonio inestimable de la Biblia, que nosotros llamamos Antiguo Testamento. 18 El 20 de abril de 1998, en Buenos Aires (Argentina), Chiara Lubich se encontró con los miembros de la Comunidad judía de Argentina y de Uruguay, por invitación de la B’nai B’rith Argentina y de otras organizaciones hebreas. Por otro lado, el Movimiento comenzó hace pocos años, un diálogo muy fructífero con el mundo hindú. Chiara en el 2001, hizo un viaje a la India donde pudo conocer mejor esta realidad y algunos de sus exponentes. En Coimbatore, el 5 de enero, Chiara fue distinguida con el Premio 'Defensor de la Paz', que le otorgaron dos prestigiosas instituciones hindú de inspiración gandhiana: la Shanti Asharam y el Movimiento Sarvodaya. Seguidamente, el 14 del mismo mes, es invitada por el centro Cultural Bharatiya Sanskriti Peetham, para un encuentro con profesores y estudiantes.20 En este viaje, Chiara, descubrió la belleza de este mundo y las grandes posibilidades de diálogo existentes, por la prioridad que dan a la vida espiritual, inclusive, por encima de los otros valores de la vida. Es un punto importante, porque el Movimiento de los Focolares, en su espiritualidad, pone a Dios en el primer lugar, después vienen las otras cosas, también las buenas. Entre las varias corrientes del hinduismo existe un elemento común: la tolerancia, el amor al prójimo. Por el ejemplo, el mundo entero es mi prójimo. Esta es la base del hinduismo y todos los indostanos aceptan esto. Lo primero que hizo Chiara en este viaje fue ponerse en una actitud de escucha, hacer el vacío, como dicen los místicos, para entender la realidad que tenía adelante. Sólo después de haber escuchado profundamente, pudo poner en práctica lo que dice el Santo Padre sobre un anuncio respetuoso del 20 http://www.focolare.org/es/ 19 Evangelio. Y de hecho, una vez amados, ellos también quisieron amar y se pusieron a escuchar la experiencia cristiana de Chiara. Con estas religiones, en los últimos años, el Movimiento de los Focolares organizó una serie de simposios de profundización, donde varios expertos pudieron, antes que nada, conocer mejor la religión del otro en un clima de respeto recíproco y exponer sus respectivos puntos de vista o hacer preguntas sobres temas poco claros. En fin, el Movimiento busca, en el diálogo con estas otras religiones, la presencia de las “Semillas del Verbo”, que según el documento pontificio Ad gentes, Dios “esparció con frecuencia en las antiguas culturas antes de la proclamación del Evangelio”.21 Un ejemplo de esto, se dio en la selva de África, en Camerún. Allí en 1964, llegó el Movimiento de los Focolares para hacer frente a una emergencia médica. Además de trabajar para la salud pública, estos miembros del Movimiento viven su espiritualidad y esto, poco a poco, hace caer barreras y prejuicios, debidos al colonialismo. Hoy en día, hay un diálogo muy proficuo, también con aquellos que siguen creyendo en sus religiones tradicionales. Esto no impide que se trabaje todos juntos para construir un mundo mejor. El actual Fon (el rey tribal) agradeciéndole a Chiara afirma: “La espiritualidad del Focolar ha cambiado a las personas. (...) No hay criminalidad. Para quien vive así, no hay problemas en la familia, en cuestiones de tierras, de brujerías. La moral es más alta. También en la lucha contra el SIDA es importante esta conciencia moral.”22 21 Ad gentes, 18 22 Servizio Informazione Focolari: Social One - Fontem 20 El diálogo con las personas que no poseen una referencia religiosa Naturalmente, en el diálogo que el Movimiento de los Focolares lleva adelante, no se puede quedar afuera nadie, tampoco las personas sin un referente religioso. El Movimiento pone mucho de relieve una verdad, que a veces suele pasar por desapercibida, esto es que, hace poco más de dos mil años el Verbo de Dios se encarnó y se hizo hombre. Jesús es verdadero hombre y hay que destacar tanto su humanidad como su divinidad. Las personas que no tienen una referencia religiosa ayudan a los cristianos a recordar y poner de relieve este aspecto de Jesús. La palabra diálogo podría hacer pensar, de forma equivocada, que se trata de un tipo de debate donde cada uno argumenta según sus propias ideas religiosas, o no religiosas. Pero de hecho, no es nada de esto. La palabra diálogo se entiende en el sentido de enriquecimiento recíproco en el que cada uno da y recibe del otro, cualquiera que sea su punto de vista. Este diálogo se basa sobre lo que los cristianos llaman “amor” y que las personas sin fe religiosa llaman “respeto, benevolencia”. Lo que une a creyentes y no creyentes es el amor por el hombre. En este diálogo no se puede nunca juzgar a priori al otro, aunque sus ideas nos puedan resultar chocantes. Asimismo esto implica el rechazo de todo proselitismo, sea cual sea la dirección en que se practique. Otro punto fundamental: cada uno conserva la propia identidad y la verá reforzada y enriquecida. En este diálogo, se está muy lejos de todo 21 sincretismo, de todo intento de mezcla, de asimilación del otro al propio sistema de pensamiento o de vago consenso. Este diálogo, además, se construye sobre todo concretamente, tratando de trabajar juntos, con experiencias y acciones que sean expresión de una profunda solidaridad. Por ejemplo, si hay una guerra, una catástrofe natural o que luchar por valores comunes, de inmediato se ponen todos, codo a codo, para tratar de dar una solución, o por lo menos un alivio. Para terminar, se comienza a dialogar sobre valores comunes, como la paz, la fraternidad, la justicia, la solidaridad, explorando las fuentes sobre las que nos basamos para construir estos valores. En este diálogo, el fin no es el de convencer al otro ni tampoco adoptar sus ideas. No es sólo un intercambio educado y respetuoso que dejaría indiferente a sus participantes, es otra cosa. La finalidad del diálogo no es que nazca, necesariamente un acuerdo, sino que cada intercambio es un enriquecimiento. Esto es válido para cualquier diálogo.23 El diálogo con la cultura El Movimiento de los Focolares, entonces, está compuesto por millones de personas y engloba adultos y jóvenes, incluso niños, gente de todas las culturas, profesiones y de todos los estratos sociales que viven en todos los continentes, que pertenecen a varias tradiciones religiosas. Es un auténtico pueblo, el pueblo de la unidad, que hoy empieza a influenciar de manera original en la forma de hacer cultura: economía, política, arte, justicia, comunicación, etc. 23 En: Dialogo entre amigos, Noticiario del Centro del Diálogo con personas de convicciones no religiosas, n.33 y n. 34 (2004) 22 Además los galardones académicos, civiles, políticos, que prestigiosas universidades e instituciones internacionales, han asignado a Chiara Lubich, son reconocimientos que reconocen la vida de este pueblo y su presencia en la historia de hoy. Desde los primeros tiempos del Movimiento, siempre se tuvo clara conciencia de que el carisma de la unidad poseía una cultura propia, que es al mismo tiempo hija de la tradición cristiana, y es nueva, por la luz que difunde el carisma. Pero fue el crecimiento del pueblo de la unidad, la difusión del Ideal, fuera de las mismas estructuras del Movimiento de los Focolares, lo que ha puesto en evidencia lo que caracteriza esta cultura, y que ha hecho necesario un conocimiento doctrinal más profundo: teológico, pero también filosófico, político, económico, psicológico, artístico, etc. Es lo que está haciendo, ya desde hace más de diez años, la que hemos llamado "Escuela Abba", de la cual se ocupan, junto con Chiara, expertos de varias disciplinas. Allí se profundizan los aportes que la espiritualidad de la unidad produce al vivirla. Lo primero fue en la teología, porque si el Movimiento se funda en un carisma esto quiere decir un don de Dios, una manifestación de Dios y la teología es el estudio, la comprensión de Dios. Después se pasó a la filosofía, la ciencia de la búsqueda de la verdad y después poco a poco, a todos los ámbitos del saber humano. Y he aquí una novedad de estos últimos tiempos: el encuentro entre el pueblo de la unidad y su doctrina, ha provocado el nacimiento de las denominadas “inundaciones”. Es un término que fue tomado de san Juan Crisóstomo, uno de los Padres de la Iglesia, que vivió alrededor del 350 D.C., el cual, en uno de sus textos, da una explicación que se refiere a la fuente de agua viva, que brota del Evangelio, y dice que ésta provoca una invasión, una inundación de Espíritu, que fecunda las más variadas realidades humanas. 23 Hoy en día, hay textos producidos por los integrantes de este Centro de estudios, que ponen en relación la espiritualidad de la unidad con varias disciplinas humanas, que a primera vista no tendrían ninguna afinidad con el mundo espiritual, como el arte, la pedagogía, el deporte, la ecología, el derecho, la política, etc. 24 Conclusiones Para terminar, quisiera sintetizar lo dicho hasta el momento, en algunos puntos que caracterizan este diálogo: Para construir el diálogo, se trata de poner en evidencia lo positivo y descubrir los valores comunes a todos, esto se alcanza a través de la escucha profunda, del vacío. En el diálogo cada uno trata de dar al otro lo mejor de sí, en la fidelidad explícita a las propias convicciones, y acoge al otro sabiendo que cada uno tiene riquezas que dar. El diálogo se construye sobre todo concretamente, tratando de trabajar juntos, con experiencias y acciones que sean expresión de una profunda solidaridad. La presencia de Jesús en medio, donde dos o más estén reunidos en su nombre, según lo que el mismo prometió, es clave del ecumenismo de la vida. Jesús crucificado y abandonado, que vuelve a abandonarse al Padre es imprescindible para comprender toda desunión y para sanarla. Para el diálogo con las otras religiones, resulta fundamental la regla de oro, que podría ser reasumida en la fórmula: “No hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a ti”, y buscar y poner de relieve en ellas, las Semillas del Verbo. En este compromiso no hay espacio para el proselitismo.