HOMENAJE A LOS PROFESORES JUBILADOS EN EL CURSO 2012‐2013 EN POZUELO DE ALARCÓN. 29 DE ENERO DE 2013. María Esperanza Morón García Dra. por la Universidad Complutense de Madrid Cronista Oficial de Pozuelo de Alarcón Como nacida en Pozuelo de Alarcón, he conocido y vivido los cambios que ha experimentado la enseñanza en este municipio, no solo por haber nacido, sino también, porque toda mi carrera pedagógica la he desarrollado en él. A comienzos de los cincuenta, con tres años y medio, empecé a ir al colegio Divino Maestro, colegio que, al igual que el de María Inmaculada en el barrio de La Estación, fueron construidos en 1933, pero no se llegaron a inaugurar en el curso 1936‐1937, como estaba previsto, debido al estallido de la Guerra Civil. Al finalizar ésta, se restauraron los daños ocasionados por la contienda y en 1945 empezaron las clases en ellos. En estos años, se instalaron en el municipio algunos profesores que impartían clases particulares en su domicilio como Don Jesús, Don Salvador, Doña Lucía, Doña Gloria… y en el colegio San José de Cluny que tenía el internado de niñas, podían asistir las hijas de las familias más acomodadas. En la década de los sesenta, se construyeron nuevos centros, incluso prefabricados como el anejo del Divino Maestro en el pueblo, hasta que se pudo hacer de construcción más sólida y a pesar de esto, seguían siendo insuficientes las plazas escolares, debido a que la población se duplicó, con respecto a la década anterior. Cuando quise estudiar el bachillerato, fue un problema porque no existía ningún Instituto de Enseñanza Media en Pozuelo, y mis padres no querían que me desplazara a Madrid todos los días, por temor a que me pudiera pasar algo, aparte de que los transportes públicos eran muy escasos. Pero a mediados de los sesenta, varios profesores de institutos de Madrid fundaron academias y colegios privados, donde se podían cursar los estudios de bachiller (Colegio Delfos, Santa María de los Ángeles, la Academia Roma...) con lo que pude prepararme las asignaturas en estos centros y examinarme como alumna libre en institutos de Madrid. Como mi caso, fue el de casi todos los chicos y chicas de este pueblo que querían estudiar el bachiller, con lo que el número de estudiantes no fue muy numeroso. A finales de la década de los sesenta, empecé los estudios de Magisterio en la Escuela de Santa María, dirigida por las Teresianas del Padre Poveda y en Pozuelo la situación cambió, porque se inauguró el primer instituto de Enseñanza Media Gerardo Diego (1969) y muchos colegios privados de la capital, sobre todo religiosos, trasladaron sus instalaciones a nuestro municipio (San Luis de los Franceses, Retamares, Escolapios, Instituto Véritas…) En 1970 empecé a dar clase en el Colegio San Luis de los Franceses y fue a partir de esta década, cuando se construyeron nuevos centros públicos (San José Obrero, La Asunción de Nuestra Señora…) y nuevos colegios privados se instalaron en el municipio, satisfaciendo la demanda de plazas escolares, donde no solo asistían niños y jóvenes de la localidad, sino que también de varios municipios cercanos y sobre todo de la capital. Se construyeron centros de enseñanza especial (el Hogar Don Orione , Gil Gayarre, Atam…) y la Universidad Complutense creó el campus de Somosaguas, donde trasladó algunas de sus facultades. En los ochenta, empezaron a funcionar dos nuevos institutos, Camilo José Cela (1985) y San Juan de la Cruz (1988) y nuevos centros públicos de primaria (Infanta Elena, Acacias, Pinar Prados…) y la primera guardería pública, aunque había varias de ámbito privado. En los años noventa, Pozuelo alcanzaba la cuota más alta de densidad escolar, de la Comunidad de Madrid. En la actualidad, Pozuelo de Alarcón es un referente en toda España, no solo por el número de plazas escolares en todos los niveles y aspectos educativos, sino también por la calidad de su enseñanza. Muy lejos quedan los años en que las familias me pedían que yo como estudiante de magisterio, enseñara a sus hijos, al menos, las primeras letras y los números, porque en la edad, en la que debían ser escolarizados para iniciar su aprendizaje, no había plazas suficientes para cubrir las necesidades escolares de la población infantil.