i. informe especial conflicto y minas antipersonal en

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CONFLICTO Y MINAS ANTIPERSONAL EN COLOMBIA
I. INFORME ESPECIAL
CONFLICTO Y MINAS
ANTIPERSONAL EN COLOMBIA
Luego de varias décadas de conflicto armado en Colombia, la situación de las minas
antipersonal se ha convertido en una de sus consecuencias de mayor gravedad en el
largo plazo. Tanto por el drama humano que significa la pérdida de vidas y la invalidez
de más de 5000 víctimas, como por el costo de desactivación de minas y atención a
sobrevivientes, el país está obligado a realizar un esfuerzo enorme para evitar que la
problemática se agudice y se incrementen el riesgo de accidentes y los gastos de
tratamiento. De acuerdo al Observatorio de Minas de la Vicepresidencia (OMV): “cada
sobreviviente le cuesta al Gobierno 250 millones de pesos lo que significa que, por
cuenta de la guerra, el país ha perdido medio punto del PIB en rehabilitación de las
víctimas de las minas antipersonal.”1
El siguiente documento ofrece un panorama de la problemática de minas que afronta el
país y sienta las bases para un análisis sobre la lógica que hay tras el uso masivo de las
minas antipersonal. Consta de dos partes. En la primera se describe la situación de
accidentes, eventos y tipos de víctimas en los últimos diez años según su ubicación
geográfica. Y en la segunda se analiza la racionalidad de la utilización de minas
antipersonal dentro de la lógica del conflicto en Colombia.
1
Ver: Generación perdida. Desde 1990, rehabilitar las víctimas de las minas antipersonal le ha costado al país 1.5 billones de pesos. En Revista Cambio, 7 de octubre 7 de 2006,
http://www.eltiempo.com/cambio/2006-10-07/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR-3275775.html
5
PRIMERA PARTE:
PANORAMA GENERAL DE LAS MINAS
ANTIPERSONAL EN COLOMBIA
Colombia es el único país en América
Latina y uno de los pocos en el mundo
donde se continúan sembrando minas
antipersonal. De acuerdo con los datos
suministrados por el Observatorio de
Minas Antipersonal del Programa
Presidencial de Derechos Humanos y
DIH, entre los años 1996 y 2005 se
registraron 7.065 eventos relacionados
con minas antipersonal, MAP, y
municiones abandonadas sin explotar,
MUSE. De estos, 2.185 fueron
accidentes, el 31%, y 4.880 incidentes,
el 69%2. La curva de eventos presentó
un ascenso a partir de 2002, año en el
que se rompieron los diálogos entre
el Gobierno de Andrés Pastrana y la
guerrilla de las Farc, y registró su pico
más alto en 2004, cuando sucedieron
1.947 los hechos, 520 accidentes, el
27%, y 1.427 incidentes, el 73%. Estos
eventos ocurrieron en 31 de los 32
departamentos y en 567 municipios,
es decir, el 50% de los municipios del
país estuvieron o están amenazados
por la presencia o la sospecha de MAP
o MUSE en sus territorios. Teniendo
en cuenta únicamente los accidentes,
el año 2005 fue el más crítico con
1.103 víctimas entre civiles y
militares. En este año Colombia
estuvo por encima de otros países
como Camboya, donde hubo 875
víctimas, y de Afganistán, donde se
registraron 8483.
Número de eventos por MAP y MUSE
1996 - 2005
el 3 de diciembre de 1997, su
ratificación mediante la Ley 554 del
14 de enero de 2000 y la aprobación
por parte del Congreso Nacional de la
Ley 759 del 25 de julio de 2002 por
medio de la cual se dictan normas para
dar cumplimiento al Tratado, la Fuerza
Pública plantó minas con fines
estratégicos y defensivos tales como
proteger las bases militares y la
infraestructura eléctrica y de
comunicaciones. Con la firma del
Tratado, el Estado colombiano se
comprometió, entre otras cosas, a no
continuar produciendo ni sembrando
estos artefactos, así como a destruir
sus reservas antes del primero de
marzo de 2005. De esta forma, la
Industria Militar (Indumil), de
propiedad del Estado colombiano, que
previamente
produjo
minas
antipersonal, dejó de hacerlo en
septiembre de 1998 y destruyó sus
equipos de producción el 18 de
noviembre de 1999. Asimismo, el
Estado concluyó la destrucción de sus
reservas de minas el 24 de octubre de
2004, antes del plazo establecido por
el Tratado4.
2500
2000
1500
1000
500
0
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
Fuente: Observatorio de Minas Antipersonal
Todos los grupos armados involucrados en el conflicto colombiano han
utilizado minas antipersonal con
diversos fines. Hasta la firma por
parte del Estado colombiano del
Tratado para la prohibición del
empleo, almace-namiento, producción
y transferencia de minas antipersonal
En contraposición a las medidas
adoptadas por el Estado, los grupos
armados irregulares utilizan cada vez
más este tipo de arma. Por su bajo
costo las minas antipersonal resultan
una buena alternativa para estos
grupos, pues su fabricación no
requiere una gran infraestructura y los
materiales para elaborarlas son
económicos y asequibles5. Las minas
antipersonal, como se verá más
adelante, son usadas por los grupos
irregulares como táctica militar para
detener el avance de las tropas
2
3
4
5
6
Según el artículo Primero de la Ley 759 del 25 de Julio de 2002, “por “accidente” se entiende un acontecimiento indeseado causado por minas antipersonal que causa daño físico y/o
psicológico a una o más personas, y por “incidente” se entiende un acontecimiento relacionado con minas antipersonal, que puede aumentar hasta un accidente o que tiene el potencial
para conducir a un accidente”. De esta forma, bajo la categoría de accidentes se registran los hechos en los que hay víctimas (heridas o muertas) y bajo la de incidentes, aquellos en
los que no hay víctimas. Algunos incidentes son las incautaciones o desactivaciones de artefactos explosivos, la sospecha de campo minado, el hallazgo de campos minados, los
accidentes de semovientes, entre otros.
Ver: Con 1.100 víctimas, Colombia fue el país con más afectados por minas antipersonal en el 2005. En: El Tiempo, 13 de septiembre de 2006
Ver: Informe Campaña internacional contra las minas terrestres. 2005. páginas 4 y 5.
Las minas antipersonal son artefactos pequeños, generalmente con apenas medio kilogramo de explosivos. Se cuentan entre los dispositivos de guerra más baratos, pues su producción
e instalación no sobrepasa los US$ 30, aunque muchas no cuestan más de US$ 3. Fáciles de fabricar y transportar, están al alcance de todo tipo de grupos armados al margen de la ley,
incluso de la delincuencia común. Ver: Minas Antipersonal en Colombia. En: Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH, 2001, página 3
CONFLICTO Y MINAS ANTIPERSONAL EN COLOMBIA
contrarias en combates y proteger sus
territorios. En los casos en que las
minas son utilizadas con fines tácticos,
la rapidez e irregularidad con que son
colocadas hace que sea imposible
elaborar mapas o señalizar los lugares
en que han sido plantados estos
artefactos6. Esto sumado a que las
MAP son móviles por múltiples causas
como inundaciones, lluvias,
movimientos telúricos y huracanes,
que hacen que estos artefactos se
desplacen sin ser detectados, y
perdurables en el tiempo, pues se
calcula que pueden durar décadas o
quizás siglos, hace que no se conozca
con exactitud cuántas minas hay en la
actualidad sembradas y activas en
Colombia.
Según un informe del Observatorio de
Derechos Humanos, para el año 2001,
un cálculo global pone la cifra de
minas plantadas en 70.000, de las
cuales las Fuerzas Militares habrían
instalado 20.000, y el resto los grupos
armados al margen de la ley, en
particular las Farc y el ELN. Pero si
se tiene en cuenta que estos artefactos
posiblemente se han utilizado en
Colombia desde comienzos de la
época de La Violencia (década de
1940), que existe evidencia de que la
mayoría de grupos subversivos las han
utilizado desde entonces, y que los
grupos al margen de la ley actuales las
utilizan con frecuencia como arma
estratégica, quizás sin llevar registros
de su número o levantar mapas de su
localización, la cifra de 70.000, con
una tasa de crecimiento anual del 20%,
puede resultar, en el mejor de los
casos, hipotética7.
Resulta aún más difícil determinar el
número de minas antipersonal que hay
en el país, si se tiene en cuenta que la
guerrilla usa minas artesanales. Un
informe publicado por el Llamamiento de Ginebra en el que se investiga y
analiza la forma en que los actores no
estatales utilizan, adquieren,
producen, transfieren y almacenan las
minas terrestres, afirma que, en el caso
del ELN, esta guerrilla utiliza por lo
general minas artesanales. Se dice que
frecuentemente el ELN produce
artefactos explosivos improvisados y
que todos sus combatientes saben
como producir minas. El ELN
produce entre otros tipos una mina
especial conocida como “quiebrapata” (activada por la víctima) y hace
minas tipo “sombrero chino” que son
activadas por la víctima o por control
a distancia al igual que las minas tipo
Claymore. En el de las Farc, las minas
utilizadas por esta guerrilla están
hechas de materiales comunes
(plástico, tarros y jeringas). Algunas
de las minas artesanales contienen
pequeñas cantidades de metal, lo cual
dificulta su detección. Según las
Fuerzas Armadas, las Farc mezclan
café con los explosivos, para así
confundir a los perros. Las Farc son
conocidas por su capacidad de
producir explosivos usando
fertilizantes, pero también han
robado explosivos de las Fuerzas
Armadas.
Retomando los datos de los últimos
diez años, entre 1996 y 2005 el
Observatorio de Minas registró 7.065
eventos por MAP y MUSE. De estos,
el 31%, es decir 2.185, fueron
accidentes y el 69%, 4.880, incidentes.
En la curva de eventos se observa un
ascenso a partir de 2002, año en el que
los diálogos entre las Farc y el
Gobierno de Pastrana se rompieron,
y el uso de minas por parte de esta
guerrilla se hizo más frecuente con el
fin de defenderse de la ofensiva
emprendida en su contra por la Fuerza
Pública. Asimismo, en este año la
diferencia entre el número de
incidentes y accidentes empezó a
hacerse más evidente como se observa
en el siguiente gráfico. El aumento en
el número de incidentes frente al
número de accidentes demuestra, por
una parte, la existencia de más minas,
y por la otra, una acción más decidida
por parte de la Fuerza Pública en
contra de las MAP, pues en este año
entró en vigencia la Ley 759 con la
cual se materializaron los
compromisos del Estado Colombiano
en contra del uso, almacenamiento y
producción de las MAP. Durante los
diez años estudiados se registraron
4.880 incidentes, siendo 2004 el año
pico con 1.427 hechos.
Número de accidentes e incidentes
1996 - 2005
1600
1400
1200
1000
800
600
400
200
0
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
Añ o
Accidentes
Indicentes
Fuente: Observatorio de Minas Antipersonal
6
7
Ver: Sembrando Minas, cosechando muerte, página 14
Ver: Minas Antipersonal en Colombia. En: Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH, 2001, página 5.
7
En cuanto a los accidentes, es decir
los eventos en los que hubo víctimas
(heridas o muertas), entre 1996 y
2005 se registraron 2.185 hechos, los
cuales dejaron como consecuencia
4.051 victimas. De estas, 1.549
fueron civiles, es decir el 38%, y
2.505 militares, el 62%. En general
se observa un ascenso en el año 2000
el cual se vuelve más crítico en el
caso de los militares en el 2003. A
partir de este año la proporción de las
victimas militares supero el 60% y se
ha mantenido por encima de este
porcentaje hasta el presente. En
ambos casos, 2005 es el año más
crítico con 1.103 víctimas, 342 de
ellas civiles, el 31%, y 761 militares,
el 69%.
Respecto a la distribución geográfica,
una gran parte del país ha sido
afectada por este tipo de arma. Como
se puede observar en el mapa 1,
durante los últimos 10 años se
registraron eventos con MAP y
MUSE en 31 de los 32 departamentos
y en 567 municipios, es decir en el
50% del total del país. Sin embargo,
se debe tener en cuenta que si se
conociera el lugar exacto donde se
encuentran plantadas las minas,
quizás las zonas afectadas serían
menos. Estos eventos se concentraron
en los departamentos de Antioquia
con el 23%, Meta y Bolívar con el
9% cada uno, Caquetá con el 8%,
Cundinamarca con el 6%, Santander,
Arauca y Norte de Santander con el
5% cada uno y Cauca con el 4%.
En Antioquia se registraron 1.624
eventos, de los cuales 965 fueron
incidentes y 659 accidentes. Estos
últimos dejaron como consecuencia
1.072 víctimas, entre las que se
encuentran 491 civiles, es decir el
46%, y 581 militares, el 54%. Al igual
que la tendencia del país, en este
departamento los eventos empezaron
a ascender en el año 2002 y su pico
8
fue en 2004 con 479 eventos. Estos
hechos se registraron en 92 de los
municipios del departamento, dentro
de los que se destacan los ubicados
en las subregiones Oriente, Nordeste,
Norte y Urabá antioqueño. En la
subregión Oriente, San Francisco fue
el municipio más crítico con 183
eventos durante los diez años
estudiados. Del total de los hechos,
117 fueron incidentes y 66 accidentes
los cuales dejaron como resultado 97
víctimas, 49 civiles y 48 militares. En
San Luís, también ubicado en esta
región, fueron 109 los eventos, (72
incidentes y 37 accidentes). Las
víctimas fueron 56, 13 de ellas civiles
y 43 militares. Granada, por su parte,
con 94 eventos (35 accidentes y 59
incidentes) fue el tercer municipio
más afectado. Allí, se registraron 56
víctimas, 26 civiles y 30 militares.
San Carlos con 92 eventos (57
accidentes y 35 incidentes) fue el
municipio con el mayor número de
víctimas del departamento con 114,
52 civiles y 62 militares. Finalmente
se encuentra Cocorná con 91 eventos,
los cuales dejaron como consecuencia 67 víctimas, 41 civiles y
26 militares. Esta es una región de
protección de las Farc y el ELN.
Otra subregión que llama la atención
es la del Nordeste. Allí, Remedios y
Segovia fueron los municipios más
complicados. En Remedios se
registraron 63 eventos de los cuales
44 fueron incidentes y 19 accidentes.
En términos de víctimas, 25 fueron
militares y 6 civiles. En Segovia, los
eventos fueron 55 y las víctimas 9, 7
de ellas militares y 2 civiles. Llama
la atención Ituango ubicado en el
norte del departamento, donde los
eventos fueron 76, mientras que las
víctimas fueron 66, de las cuales 49
eran militares y 17 civiles. Este es un
municipio frontera entre grupos
paramilitares y guerrilla por lo que
la confrontación allí fue muy fuerte.
En cuanto al Urabá antioqueño, se
destaca el municipio de Turbo donde
fueron 22 los eventos y se registraron
19 víctimas, 7 de ellas civiles y 12
militares. Finalmente, en Medellín
como consecuencia de los 13
accidentes que se reportaron,
resultaron 23 victimas, 22 civiles y
una militar.
Meta reportó 662 eventos
relacionados con MAP y MUSE, de
los cuales 449 fueron incidentes y 213
accidentes. Las víctimas en los
accidentes fueron 393, 154 de ellas
civiles, es decir el 39%, y 239
militares, el 61%. El año más crítico
fue 2005 con un total de 251 eventos,
de estos 81 fueron accidentes y 170
incidentes, mientras que se
registraron 170 víctimas, 78 civiles
y 92 militares. Los eventos
reportados durante los 10 años
estudiados ocurrieron en 23 municipios de los cuales Vistahermosa fue
el más afectado. Allí se concentró el
21% del total de los eventos del
departamento con 139 hechos (88
incidentes y 51 accidentes) y 115
víctimas, 63 civiles, es decir el 55%,
y 52 militares, el 45%. 2005 fue el
año pico con 84 eventos, los cuales
dejaron como consecuencia 97
víctimas, 51 civiles, el 53%, y 46
militares, el 47%. Los eventos por
MAP en el departamento, y en
especial en este municipio, se
relacionan con la presencia de
cultivos ilícitos y el interés de las Farc
por protegerlos, así como de
resguardarse de la ofensiva de la
Fuerza Pública.
Otros municipios afectados fueron
Puerto Rico, Mesetas, La Macarena
y Lejanías. En Puerto Rico se
registraron 82 eventos, los que
dejaron como resultado 41 víctimas,
13 civiles y 24 militares. Mesetas
reportó 77 eventos (23 accidentes y
54 incidentes) y 37 víctimas, 13 de
CONFLICTO Y MINAS ANTIPERSONAL EN COLOMBIA
ellas civiles y 24 militares. En La
Macarena fueron 56 los eventos (18
accidentes y 18 incidentes) y 27 las
víctimas, de las cuales una era civil y
26 militares. Por último, en Lejanías
se registraron 42 eventos (15
accidentes y 27 incidentes) y 24
víctimas, 6 civiles y 18 militares.
consecuencia 31 víctimas, 5 civiles
y 26 militares. Éste fue un municipio
disputado por grupos paramilitares a
las Farc, por ser un corredor para el
transporte de droga entre el río
Magdalena, El Carmen de Bolívar y
San Onofre (Sucre) en el golfo de
Morrosquillo.
En Bolívar sobresalen las
subregiones de Montes de María y el
Sur como las más afectadas por MAP
y MUSE en el período analizado. De
621 eventos registrados en el
departamento, Montes de María
(bolivarense) concentró el 69% de los
hechos, con 430 eventos, mientras
que el Sur, con 144, centralizó el
23%. En cuanto a las víctimas, en el
total del departamento se reportaron
280, 107 de ellas civiles y 173
militares. De estas, el 49% ocurrieron
en la región de Montes de María, es
decir 136, y el 37% en el Sur, con
103 victimas.
En el Sur de Bolívar la situación es
similar a la de los Montes de María.
En casi todos los municipios de esta
región los paramilitares hacen
presencia en las zonas urbanas y la
guerrilla en las rurales, por lo que las
minas son usadas para contener el
avance de los paramilitares, por una
parte, y el de la Fuerza Pública, por
el otro. Adicionalmente, se debe tener
En Montes de María, el municipio
más crítico fue El Carmen de Bolívar
con 285 eventos (47 accidentes y 238
incidentes) y 92 víctimas, 16 de ellas
civiles y 76 militares. En este
municipio, junto con San Jacinto
donde se presentaron 28 eventos y 9
víctimas (4 civiles y 5 militares) y San
Juan de Nepomuceno donde fueron
12 los eventos y 3 las víctimas, todas
militares, las Farc han tenido una
fuerte presencia especialmente en las
zonas más enclavadas en los montes.
Esta presencia se mantuvo a pesar de
la incursión de grupos paramilitares
en la región a finales de los años
noventa. En estos municipios las
MAP sirvieron a las Farc para crear
barreras de protección ante el avance,
en un principio, de los paramilitares
y, en los últimos años, el de la Fuerza
Pública. Otro municipio afectado fue
Zambrano. Allí se registraron 76
eventos (9 accidentes y 67 incidentes) los cuales dejaron como
Durante los últimos
diez años se
registraron eventos
en 31 departamentos
y 567 municipios.
en cuenta que esta es una región con
grandes áreas de cultivos ilícitos
donde las MAP son un medio para su
protección. En esta región el
municipio más afectado fue San
Pablo donde se registraron 36 eventos
(18 accidentes y 18 incidentes) y 33
víctimas, de las cuales 16 fueron
civiles y 76 militares, le siguió
Morales con 30 eventos (6 accidentes
y 24 incidentes) y 15 víctimas, 12
civiles y 3 militares. En Santa Rosa
del Sur los eventos fueron 12
mientras que las víctimas fueron 14,
de las cuales 12 eran civiles y 2
militares. En Simití donde los eventos
fueron 15, se registraron 13 víctimas
todas civiles. Durante el periodo
analizado, más de la mitad de las
víctimas en esta región fueron civiles.
Sin embargo, se debe tener en cuenta
que algunos combatientes de los
grupos paramilitares pudieron haber
sido registrados bajo esta categoría.
En Caquetá, zona de retaguardia de
las Farc, se registraron 566 eventos
por MAP y MUSE, de los cuales 167
fueron accidentes y 399 incidentes.
Como consecuencia de los
accidentes, 331 personas resultaron
heridas o muertas, entre ellas 70 eran
civiles y 261 militares. El año 2004
fue el más crítico con 201 eventos y
122 victimas. De estas 10 fueron
civiles y 112 militares. El municipio
más afectado fue San Vicente del
Cagúan con 136 hechos (45
accidentes y 91 incidentes) y 93
víctimas, 5 civiles y 88 militares. En
este municipio no se registraron
eventos entre 1998 y 2001, años en
los que se mantuvieron los diálogos
de paz entre las Farc y el Gobierno.
En 2004, año pico, se registraron 44
eventos y 27 víctimas. Esto confirma
la utilización de MAP por parte de
las Farc para replegarse y defenderse
del avance de la Fuerza Pública una
vez los diálogos fracasaron. La
Montañita, otro municipio muy
afectado por MAP, registró 118
eventos (40 accidentes y 78
incidentes) los cuales dejaron como
consecuencia 91 víctimas, 15 civiles
y 76 militares. En Florencia, los
eventos fueron 85 y las víctimas 31 y
en Cartagena del Chaira fueron 55 los
eventos y 42 las víctimas. En los dos
casos las víctimas fueron en su
mayoría militares.
Cundinamarca con el 6% del total de
los hechos en el país, registró 401
eventos. De estos 79 fueron
accidentes y 322 incidentes, de los
cuales resultaron 126 víctimas, 38 de
ellas civiles y 88 militares. El año
pico fue 2003 con 138 eventos y 43
víctimas. Por su parte, Santander, con
9
5% de participación en los eventos del
país, reportó 379 eventos (94
accidentes y 285 incidentes) y 128
víctimas, 91 civiles y 37 militares. Los
municipios más afectados fueron
Barrancabermeja, Suratá, Matanza y
Sabana de Torres.
En Arauca se registraron 367 eventos,
108 de estos fueron accidentes y 259
incidentes. Los accidentes dejaron
como resultado 190 víctimas, 59 de
ellas civiles y 131 militares. Tame fue
el municipio con el mayor número de
hechos relacionados con MAP y
MUSE. Durante el período estudiado
reportó 135 eventos, de los cuales 53
fueron accidentes y 82 incidentes.
Como consecuencia de estos se
registraron 109 víctimas, 25 civiles y
84 militares. En este municipio los
paramilitares incursionaron con
mucha fuerza a la zona urbana,
mientras la guerrilla mantiene el
control en la rural. Las MAP
funcionan para crear una barrera de
protección de la región donde se
encuentra la guerrilla.
Otros municipios afectados fueron
Arauquita, Saravena y Arauca. En
Arauquita se reportaron 88 eventos
(18 accidentes y 70 incidentes) y 25
víctimas, 6 civiles y 19 militares. En
Saravena, los eventos fueron 63, 13
de estos accidentes y 50 incidentes.
Las víctimas fueron 16, 11 civiles y 5
militares. Finalmente en Arauca, se
registraron 50 eventos (9 accidentes
y 41 incidentes) y 17 víctimas, 9
civiles y 8 militares.
La región más afectada en Norte de
Santander fue la del Catatumbo. De
353 eventos registrados en el
departamento, 81%, es decir 285,
ocurrieron en esta región. En cuanto
a las víctimas, de 274, 247, el 90%, se
reportaron en el Catatumbo. Esta es
una región con bastas áreas de cultivos
ilícitos y donde la confrontación entre
paramilitares y guerrilla fue muy
fuerte. De los municipios de la región,
Tibú fue el más afectado. Entre 1996
y 2005 este municipio registró 81
eventos entre los que se encuentran 35
accidentes y 46 incidentes. Asimismo,
reportó 56 víctimas, 31 de ellas civiles
y 25 militares. El segundo municipio
fue Teorama con 42 eventos (22
accidentes y 20 incidentes), los cuales
dejaron como consecuencia 62
víctimas, 8 civiles y 54 militares. En
El Tarra, por su parte, se registraron
40 eventos (16 accidentes y 24
incidentes) y 31 víctimas, de las cuales
12 eran civiles y 19 militares.
Finalmente en Hacarí ocurrieron 29
eventos, 13 de estos accidentes y 16
incidentes, los que dejaron 33
víctimas, una civil y 32 militares.
El departamento de Cauca registró
309 eventos (119 accidentes y 190
incidentes) y 223 víctimas, 99 de ellas
civiles y 124 militares. Cuatro
municipios: El Tambo, Toribio, Santa
Rosa y San Sebastián, concentraron
más del 50% de los hechos relacionados con MAP y MUSE durante el
período analizado. En El Tambo los
eventos fueron 53 y 52 las víctimas,
de las cuales 17 fueron civiles y 35
militares, mientras que en Toribio
fueron 42 los eventos y 43 víctimas,
11 de ellas civiles y 32 militares, En
estos dos municipios, especialmente
en Toribio, las Farc intensificaron sus
acciones durante los cuatro últimos
años. Uno de los ataques con mayor
trascendía nacional fue el del 14 de
abril cuando la estación de Policía de
este municipio fue atacada por la
Columna Jacobo Arenas y el frente 6
de las Farc, dejando cuatro personas
muertas, entre ellas dos integrantes de
la Fuerza Pública y un menor de edad,
además de 17 personas heridas y 20
8
Cuatro muertos en ataque de las Farc a casa de la guardia indígena en Cauca, El Tiempo, 15 de abril de 2005.
10
viviendas destruidas por los impactos
de los cilindros8.
En los municipios de la Bota Caucana,
Santa Rosa fue el más crítico con 36
eventos y 26 víctimas, 5 de ellas
civiles y 21 militares. Le siguió San
Sebastián, con 25 eventos y 15
víctimas, 9 civiles y 6 militares. Esta
es una zona con una alta presencia de
cultivos ilícitos, además de ser un
corredor de comunicación entre los
departamentos de Caquetá, el bajo
Putumayo, Huila y Nariño con el
Ecuador
Finalmente, llama la atención la
situación
reciente
de
los
departamentos de Nariño y Guaviare.
En Nariño, se empezaron a registrar
eventos a partir del año 2001 como
consecuencia de la intensificación de
la disputa entre grupos paramilitares
y las Farc. 2005 fue el año más crítico
con 25 eventos, es decir el 74% del
total de los hechos registrados en el
departamento. Uno de los municipios
más afectado por MAP fue Barbacoas
donde el narcotráfico dinamizó tanto
a los grupos de autodefensas como a
la guerrilla y más recientemente a
grupos armados al servicio de este
negocio ilícito. Allí, se registraron 14
eventos y 19 víctimas, 17 de ellas
civiles y 2 militares.
En el departamento de Guaviare, San
José del Guaviare concentró el 44%
de los eventos y el 79% de las
víctimas. Entre 1996 y 2005 se
registraron 68 eventos y 55 víctimas,
33 de ellas militares y 22 civiles. En
este departamento se ha dado un
incremento sustancial de la Fuerza
Pública durante el gobierno de Uribe,
por lo que las MAP son utilizadas para
detener su avance hacia las zonas de
cultivos ilícitos y de retaguardia de la
guerrilla.
CONFLICTO Y MINAS ANTIPERSONAL EN COLOMBIA
SEGUNDA PARTE:
EL SENTIDO ESTRATÉGICO DEL USO
DE LAS MINAS ANTIPERSONAL
Las minas antipersonal son en esencia
un arma de guerra y los accidentes,
tanto aquellos que involucran
combatientes como los que afectan a
la población civil, tienen su
correspondiente explicación en la
lógica del conflicto en Colombia. Es
decir, la utilización de las minas sigue
una racionalidad específica que está
determinada por el logro de unos
objetivos de guerra de los diferentes
actores. En esta segunda parte se
indaga por el sentido estratégico que
hay tras el uso de las minas antipersonales, por la lógica con que suceden
los accidentes de población civil y las
consecuencias socioeconómicas que
tienen sobre las comunidades
afectadas, para responder:
• ¿Por qué los actores armados
utilizan minas?
• ¿Cuando las utilizan?
• ¿Por qué ocurren accidentes
militares?
• ¿Por qué ocurren accidentes
civiles?
Se desarrollan tres hipótesis para
explicar las anteriores preguntas, las
cuales se enfocan hacia: i) la
importancia que tienen las minas para
las guerrillas, ii) el papel que juegan
en el control de la población y la
defensa de territorios, y iii) la
existencia de regiones con
condiciones de mayor riesgo.
La lógica del conflicto
Nuestra principal hipótesis para
entender el sentido del uso de minas
en ciertos territorios del país, es que
uno de los componentes principales
de la guerra en Colombia es el control
territorial. El éxito de los grupos al
margen de la ley (GML) depende de
su capacidad de apropiarse de
mayores cantidades de territorios
para expandir su poder en el contexto
del conflicto. A su vez, el control de
territorios se traduce en el ejercicio
del monopolio de la violencia, de la
justicia y de la extracción de tributos.
El sometimiento de la población a los
GML no significa necesariamente la
aceptación de los valores, normas e
intereses que defienden los ejércitos
irregulares, sino que por diferentes
razones, que van desde el terror y la
ausencia de más opciones hasta la
conveniencia económica, se forja una
relación de sumisión de los habitantes
a quienes poseen el control territorial.
Siguiendo esa lógica de la guerra en
Colombia, los enfrentamientos por
lograr el control y la defensa sobre el
territorio sucede mediante:
i) Combates y choques militares, que
se dan principalmente entre tropas de
las Fuerzas Armadas, las autodefensas y la guerrilla. Las estadísticas
muestran que en la mayoría de los
casos los enfrentamientos ocurren
entre militares e insurgentes. Sin
embargo, la ausencia de información
puede esconder un subregistro de
combates entre grupos de autodefensas y guerrillas, en que entre
otras armas se utilizan de manera
masiva minas antipersonales. Así por
ejemplo, el 22 de febrero de 2001, la
prensa reportó intensos combates
entre ambos actores en Santa Rita de
Ituango, los cuales dejaron al parecer
más de un centenar de víctimas. La
mayoría de ellas autodefensas que
cayeron en emboscadas dentro de
zonas minadas. De todas maneras,
para efectos de este análisis el tema
de las autodefensas está restringido
por una importante coyuntura que se
desprende de la desmovilización del
grueso de su estructura militar. Aún
es muy temprano para conocer la
forma que tomará el uso de las minas
en los ejércitos paramilitares que
eventualmente se reciclen o surjan
después del proceso de paz con las
autodefensas.
La razón de ser de los combates es el
cambio de la correlación de fuerzas
de las facciones involucradas en la
disputa de un territorio, que se
traduce en una mayor o menor
capacidad de determinado actor
armado para defender su territorio o
para ampliar su control territorial a
partir de la expulsión del antiguo
actor dominante. Las Fuerzas
Armadas despliegan su capacidad de
ataque en el territorio para reducir la
presencia de tropas de la guerrilla y
de los paramilitares hasta que no sean
capaces de controlar a la población
local, de modo que las relaciones de
lealtad o sumisión se rompan. Al no
poder cumplir con un derecho básico,
como es la protección de sus
ciudadanos, por debilidad militar, los
grupos irregulares pierden el
sometimiento de la población en el
territorio. En caso contrario, si los
GML son capaces de mantener un
mínimo de presencia armada en el
territorio, estarán en capacidad de
continuar controlando la situación.
De eso se trata actualmente la
estrategia defensiva de combate
irregular : de mantener su fuerza en
un espacio geográfico para cuando
la acción militar termina, demostrar
que están en capacidad de someter
por las armas a otros actores
11
irregulares y a la población civil. El
despliegue ofensivo de la insurgencia
busca, de otra parte, afectar la
capacidad de respuesta militar de las
fuerzas de seguridad estatales.
Debido a su menor poder de fuego
las guerrillas concentran tropa en los
lugares donde el ejército es
vulnerable y se retiran antes de que
estén en capacidad de responder el
ataque. Mediante esta estrategia de
desgaste buscan doblegar la voluntad
de las tropas estatales, obligándolas
a retirarse e imponerse como único
aparato armado en el territorio.
En los últimos años la capacidad
ofensiva de la guerrilla ha sido
afectada por la ofensiva del Estado
durante el gobierno de Uribe Vélez,
y sus acciones se han orientado hacia
un repliegue defensivo. Además,
desde el gobierno de Pastrana la
modernización y equipamiento de la
Fuerza Pública, sobre todo de la
capacidad aérea, la inteligencia
técnica y el reentrenamiento de las
tropas, han restringido las posibilidades de éxito de la insurgencia en
ofensivas que impliquen demasiada
concentración de tropas.
ii) Despliegue de terror y capacidad
de sometimiento, que involucra dos
variables claves de la guerra, el
territorio y la población, que a su vez
definen los resultados finales en
términos de control real de una
sociedad. Luego de alcanzar un
equilibrio de fuerzas superior en el
terreno, bien sea después de suprimir
la capacidad de respuesta militar de
las tropas enemigas en un municipio,
una vereda o un corredor rural o bien
sea porque es la única fuerza con
presencia regular allí, la guerrilla o
algún grupo paramilitar tiene que
imponer una relación de lealtad sobre
la población local. Si la facción que
resultó vencedora en los enfrentamientos poseía previamente el
12
control de los habitantes, la violencia
contra la población es limitada. Ya el
grupo dominante conoce las lealtades
de los habitantes, así como sus
eventuales delaciones en la pugna
contra otros grupos y el Estado. Pero
si una facción de guerrilla o
autodefensas, luego de vencer en la
puja militar de fuerzas, pretende
hacerse al control de un territorio,
necesita
generar
suficiente
intimidación y a la vez confianza para
que la población se alinee bajo su
dominio. Además del terror, los
requerimientos de control de la
población pasan por demostrar
suficiente capacidad de vigilar el
territorio y controlar a la población.
A veces incluso funciona una relación
de conveniencia, pues para algunas
poblaciones locales es necesaria la
presencia de un poder que se
encargue de la regulación de los
derechos de propiedad y los contratos
e, igual de importante, que administre
algún tipo de justicia. Un ejemplo de
la relación de conveniencia lo ofrecen
los cultivos ilícitos. Para los cocaleros
es preciso que un ejército irregular
controle el territorio y ponga orden
en la vida diaria y en la propiedad y
los precios de los cultivos. Para la
guerrilla y las autodefensas esa
población es indispensable en la
extracción de recursos que financien
su capacidad bélica.
Tres hipotesis
estratégicas
El análisis de la razón por las que los
GML utilizan minas antipersonales
pasa necesariamente por la lógica de
la guerra en Colombia. En ese
sentido, las guerrillas apelan a las
minas antipersonales como arma de
uso masivo para contribuir a su
propósito de control territorial, lo que
se expresa en los dos niveles de
enfrentamiento: su utilidad táctica en
los combates y como estrategia para
controlar la población. Las minas se
utilizan así dentro de los
requerimientos de los choques
militares por definir un equilibrio
superior de fuerzas en un territorio y
dentro de las herramientas utilizadas
para controlar a los habitantes.
La superioridad en combates de
movimientos alcanzada por las
Fuerzas de Seguridad del Estado
desde 1999, principalmente por el reequipamiento aéreo con helicópteros
(Black Hawk y Huey) y aviones
fantasma (AC-47), y de la ofensiva
ejecutada por el gobierno de Álvaro
Uribe contra las Farc desde mediados
de 2002, encauza la naturaleza de los
últimos enfrentamientos entre
guerrilla y gobierno hacia la
capacidad que tengan las primeros de
resistir las ofensivas llevadas a cabo
por el segundo. Luego de una
emboscada o ataque por sorpresa
ejecutado por la guerrilla o por la
iniciativa de las Fuerzas Armadas, las
tropas del gobierno persiguen a
facciones insurgentes en busca de
cortar su retirada y cercarlos en un
perímetro geográfico para proceder
a su captura o exterminio. Por lo
general, el apoyo aéreo juega un
papel fundamental tanto en la
capacidad de aniquilar la tropa
guerrillera a partir de ametrallamientos como en el aumento de la
velocidad de transporte de las fuerzas
del gobierno para cortar su retirada.
Es por esto también que las zonas
montañosas y selváticas son
favorables para el despliegue de la
táctica de combate de la guerrilla,
puesto que la velocidad de las tropas
se ve reducida por la cantidad de
obstáculos naturales, y porque
disminuyen la precisión de fuego
desde los aviones y helicópteros y por
no encontrar áreas de desembarco
desde el aire.
CONFLICTO Y MINAS ANTIPERSONAL EN COLOMBIA
Las minas antipersonales son en esos
escenarios un elemento fundamental
con que cuentan las facciones
guerrilleras para evitar el avance de
las Fuerzas Militares. Activar una
mina en medio de un combate toma
un puñado de segundos, pero para las
fuerzas perseguidoras toma mucho
tiempo detectar su ubicación y en
muchas ocasiones implica heridos y
muertos que deben ser evacuados de
la zona de enfrentamientos, lo que
baja la moral de los hombres y
evidencia la localización propia a las
fuerzas enemigas. Todos estos
elementos son vitales desde la
perspectiva de la insurgencia para
evitar un cerco y su subsiguiente
exterminio. Las Fuerzas Militares
admiten que una de cada tres víctimas
en enfrentamientos contra insurgentes se debe a la acción de las
minas antipersonal. Así las cosas, es
demasiado improbable que las Farc
y el ELN renuncien al uso de esta
tecnología de guerra, cuando los
resultados coyunturales y estructurales del conflicto dependen en
sumo grado de su uso.
De otro lado, las minas antipersonales
constituyen un cinturón defensivo de
los territorios y de los recursos que
éste contiene, como la población, los
cultivos de coca, los refugios
geográficos, los corredores estratégicos, etc. Guerrillas y paramilitares
controlan sus territorios cercando con
minas a las comunidades que habitan
allí. A manera de murallas invisibles
o de un ‘cerco hacia adentro’, las
minas antipersonales además de
proteger del terror y de las masacres
de grupos enemigos, sirven para
confinar a una población que es
sometida a las leyes y a la tributación
de un grupo armado, dado que son
informados sobre la ubicación de las
minas y tienen que circular por
corredores y espacios vigilados.
Cuando este grupo armado irregular
es derrotado militarmente por otro
grupo irregular, los vencedores por lo
general desplazan a la población
nativa y despliegan a su propia
población en el territorio.
lógica, se desprende la formulación
de tres hipótesis acerca de las razones
que explican las causas y consecuencias de la utilización masiva de
minas en el país:
Desde una aproximación teórica, los
accidentes civiles por minas
antipersonales ocurren cuando se dan
los cambios de poblamiento sobre un
territorio. Luego que el cerco hacia
adentro es roto por la ofensiva militar
de un ejército atacante, la población
local se desplaza para evitar
retaliaciones de la facción vencedora,
al tiempo que nuevos habitantes
ocupan el espacio abandonado. La
nueva población que despliega la
facción vencedora no conoce la
ubicación de los campos minados y
en un primer momento tienen que
descubrir en una faceta siniestra de
la técnica de prueba y error donde
están ubicadas las minas. Ahora bien,
con lo anterior no quiere afirmarse
que toda la información sobre
ubicación de las minas la transmitan
las guerrillas a la población civil, ésta
está restringida al minado dirigido al
control de los habitantes, lo que
equivale a los límites territoriales y a
los corredores donde les está
permitido vivir y transitar.
Hipótesis 1:
En consecuencia, los accidentes de
minas recientes están sujetos a
territorios donde suceden los choques
entre el gobierno y las Farc. Estos
territorios están compuestos en su
mayoría por zonas de control
histórico de la guerrilla o al menos
de presencia masiva, además de otras
características como su distancia de
los circuitos comerciales del país, su
baja densidad demográfica, su pobre
integración vial y sobre todo, la
importancia que tienen los cultivos
de coca en sus economías. Del análisis de la lógica en que se fundamenta
la guerra en Colombia y del sentido
de las minas antipersonales en esa
Las minas antipersonal son una
tecnología muy efectiva en lo militar
para las guerrillas, que constituyen
parte fundamental de su despliegue
táctico en combate. Con ellas evitan
los cercos de la Fuerza Pública y el
consiguiente aniquilamiento o
rendición de su tropa. También les
permite establecer cercos hacia
adentro de un territorio, de modo que
pueden proteger el interior de las
fronteras de sus zonas bajo control.
Los costos en recursos por apelar a
las minas son mínimos. Los
verdaderos costos provienen de la
caída en su imagen internacional y
en eventuales problemas con la
legislación mundial en el tema de
derecho de guerras civiles. Pero al
ser las guerrillas independientes de
la financiación por parte de actores
externos (al contrario de las
guerrillas
nicaragüenses
y
salvadoreñas durante la guerra fría)
las ganancias por uso de minas
exceden las pérdidas que genera su
caída en imagen internacional. Por
consiguiente las Farc, el ELN y
demás grupos seguirán usando minas
antipersonales mientras dure la
guerra o haya una revolución
tecnológica que reduzca su utilidad
táctica.
Las siguientes gráficas ilustran sobre
la relación entre los combates por
iniciativa militar (eje horizontal) y las
víctimas militares por minas (eje
vertical), incluyendo muertos y
heridos:
13
Fuente: Observatorio de Minas Antipersonal y Sistema de Información de la Fundación Seguridad y Democracia
Entre el 2002 y el 2005, para todos
los años es evidente una relación
directa entre las iniciativas bélicas de
la Fuerza Pública con las víctimas
militares por minas antipersonal. Más
diciente de esta relación es que a
medida que pasan los años la
inclinación de la recta, que denota la
tasa de víctimas por minas en cada
combate, se ha tornado más crítica.
Mientras que en el 2002 por cada
combate por iniciativa militar que
entablara el Ejército había una
probabilidad del 18.6% que ocurriera
una baja o un herido debido a las
minas antipersonal, en el 2005 esta
probabilidad se había incrementado
al 41.2%. En Antioquia, por ejemplo,
en 1996 apenas había una víctima
militar por minas luego de 17,6
combates. En el 2005 después de 2,63
combates ya había una víctima.
A medida que se intensificó la
ofensiva del gobierno de Uribe Vélez
contra las guerrillas en sus territorios
Fuente: Observatorio de Minas Antipersonal y Sistema de Información de la Fundación Seguridad y Democracia
14
históricos (Caquetá, Meta, Norte de
Santander, Putumayo, Sur de Bolívar)
las víctimas militares por minas
aumentaron tanto en su cantidad
como en su frecuencia. Si se
relacionan las bajas del Ejército
Nacional en sus combates por
iniciativa propia con las víctimas por
minas (muertos y heridos) se halla
incluso que por cada baja hay entre 4
y 9 víctimas de minas antipersonal,
tal como se aprecia en las siguientes
gráficas:
CONFLICTO Y MINAS ANTIPERSONAL EN COLOMBIA
A todas luces los datos anteriores son
una prueba de que las minas antipersonal constituyen un arma de guerra
fundamental para los grupos
insurgentes. La hipótesis 1 es por lo
tanto fácilmente verificable por la
contundencia de los hechos.
Un caso en particular, el departamento del Meta, muestra como las
ofensivas contra las Farc conllevan
una respuesta temporal y espacial en
la utilización de minas antipersonal.
Luego de la ofensiva del ejército a
principios de los noventa, el uso de
las minas se intensifica hasta mediados de la década cuando los combates
con las Farc se desplazan a otras
zonas. Pero luego del final de la zona
de distensión la guerra en el Meta
recrudece del mismo modo que vuelven a incrementarse los accidentes con
minas.
Fuente: Observatorio de Minas Antipersonal.
El contraste de los mapas de
frecuencia de combates por municipio con el de eventos relacionados
a MAP (ver mapas 2 y 3), es un claro
indicador de la relación que hay entre
los enfrentamientos armados,
principalmente llevados a cabo entre
el ejército y las guerrillas, y el
despliegue de campos minados. Lo
que nos confirma la validez de la
formulación de la primera hipótesis.
Una mirada más detallada a la
situación del Meta arroja mayor
precisión al respecto de esta hipótesis.
A partir de mapas (ver mapa 5) se
combinan las informaciones
existentes del OMV y de la
Fundación Seguridad & Democracia,
donde se muestra la marcada relación
existente entre la intensidad de los
combates entre las fuerzas del Estado
y las guerrillas.
La dinámica de la violencia en el
departamento del Meta se puede
resumir por la conformación de
diferentes zonas geográficas cuyas
características han determinado
manifestaciones muy diferentes del
control que ejercen los actores
armados. Las zonas llanas ubicadas
en el oriente están bajo el control de
grupos de autodefensas (Centauros y
Carranceros), prima una economía
agroindustrial y la presencia
paramilitar ha sido fuerte, al punto
que suceden pocos enfrentamientos
armados. La zona urbana compuesta
por Villavicencio y los principales
municipios del departamento donde
se concentra la población, el
comercio y la producción económica.
El Estado domina estas zonas, pero
en la práctica autodefensa y guerrilla
están infiltradas en la sociedad. La
zona intermedia que corre alrededor
del Río Ariari, que está en disputa
entre guerrilla y autodefensas. Y la
zona montañosa y selvática que ha
sido históricamente territorio
controlado por las Farc. El corredor
hacia el Páramo de Sumapáz y la
Serranía de la Macarena ofrecen un
refugio y un terreno perfecto para la
guerra de guerrillas. Es en esta zona
donde se han dado el grueso de los
combates entre las Fuerzas Armadas
y las Farc en el Meta.
El mapa del Meta del mapa 5 nos
muestra como las zonas minadas se
hallan precisamente en la zona
montañosa y selvática, más
concretamente entre la Cordillera y
la Serranía de la Macarena y en el
interior de los refugios insurgentes,
donde han sucedido el grueso de los
combates. Una zona donde se
concentraron los accidentes con
minas fue en Vistahermosa hacia las
faldas de la Serranía de la Macarena
donde 14 policías y 12 militares
fueron asesinados en una emboscada
en un campo minado en febrero de
2006. Luego de ese incidente el
gobierno dio la orden de erradicar
manualmente los cultivos de coca que
protegían las Farc. Al menos 6
erradicadores murieron víctimas de
minas dispersadas entre las
plantaciones de coca. Las áreas de la
zona llana, por contraste, casi no
presentan problemas de minado. Los
pequeños cuadros a la izquierda
muestran el área (en círculo)
presentada al lado derecho y el
número de combates sostenidos así
como el número de semanas en las
que se libraron el año pasado (entre
15
más grandes sean los puntos, mayor
es el número e intensidad de los
combates).
Como se puede observar, en las zonas
donde mayor disputa o combates
existen por el control de los territorios
de esta región es donde mayor son
los incidentes y accidentes por minas
antipersonales. La ubicación sugiere
que los cercos montados por los GML
con esta tecnología de guerra son las
zonas montañosas donde estos se
repliegan cuando son enfrentados por
las Fuerzas Militares.
Hipótesis 2:
El daño humanitario de las minas
antipersonal, accidentes, detrimento
económico y amenazas a civiles, en
su mayor parte se debe a cambios en
el orden político en el espacio de
tiempo inmediato a los combates. El
control de un territorio por un nuevo
actor armado deviene de la
reconfiguración demográfica de la
población a partir del terror y del
despliegue de habitantes leales. La
nueva población no conoce donde
están colocadas las minas, por
consiguiente son más vulnerables.
Además se corre un alto riesgo que
los actores armados vean las labores
de desminado humanitario como una
interferencia en lo militar dada la
naturaleza de la guerra en Colombia.
Ya que de ese modo guerrillas y
autodefensas delimitan su territorio
y protegen su espacio, además
ayudan a controlar los movimientos
de población en dicho espacio.
En cuanto a la segunda hipótesis se
comprobaron algunas tendencias
consistentes a partir de la
comparación de accidentes civiles y
militares por departamentos. La
relación entre víctimas civiles y
militares es directa. Sin embargo,
existen diferencias entre unos y otros
departamentos que se explican por la
dinámica misma de la guerra y sus
resultados. Donde se tiene
conocimiento que las Farc ejercen
una fuerte presencia y se piensa que
han constituido sus zonas de
repliegue estratégico luego de la
ofensiva del Estado, el indicador de
víctimas militares sobre civiles es
superior que en aquellas zonas donde
la insurgencia ha sido expulsada o
reducida hacia zonas apartadas de las
cabeceras urbanas y corredores viales
importantes.
Los siguientes gráficos muestran
desde el 2002 al 2005 el
comportamiento de las víctimas
civiles (eje horizontal) con respecto
a las víctimas militares (eje vertical).
Fuente: Observatorio de Minas Antipersonal y Sistema de Información de la Fundación Seguridad y Democracia
16
Para todos los años existe una
correlación importante entre ambos
tipos de víctimas. En el lado
izquierdo superior de la gráfica están
aquellos departamentos donde
suceden proporcionalmente más
casos de accidentes militares que
civiles. En estos departamentos, que
cuentan con una histórica presencia
de las Farc, es donde han ocurrido los
más duros combates con las fuerzas
de seguridad y donde hasta ahora la
insurgencia ha logrado resistir la
ofensiva del gobierno de Uribe Vélez,
es decir, es donde han evitado que
sucedan cambios en el control
territorial. En Caquetá, por ejemplo,
las víctimas militares por cada civil
en el 2002 era de 3.18, en el 2003 de
4.2 y en el 2004 de 11.2. Y en
Putumayo en el 2004 y el 2005 ésta
misma relación fue de 13 y 25
respectivamente. En contraste, la
proporción entre víctimas militares
con respecto a civiles es mucho
menor en departamentos donde, de
acuerdo con los reportes de prensa y
a los informes de diferentes agencias
sobre la situación de seguridad, las
guerrillas han perdido extensos
espacios de control y presencia
territorial. Así, por ejemplo en
Cundinamarca luego de la victoria de
las Fuerzas Militares sobre las Farc,
la relación cayó de 5.5 en el 2001 a
0.33 en el 2004.
CONFLICTO Y MINAS ANTIPERSONAL EN COLOMBIA
Fuente: Observatorio de Minas Antipersonal y Sistema de Información de la Fundación Seguridad y Democracia
Más reveladores son los testimonios
de los habitantes locales sobre la
amenaza de las minas y de los
enfrentamientos entre el ejército y los
GML en su vida cotidiana. En el
informe del Monitor de minas
antipersonal del 2004 se cita que:
Un portavoz del municipio de El
Dorado, en el departamento del Meta
le dijo al Monitor de Minas que los
campos minados dejados por las
Farc en los municipios de Alto de
Cumaral, Caño Amarillo y San Pedro
han causado el desplazamiento de 33
familias en enero del 2004. La
información fue verificada por una
entrevista con un habitante de El
Dorado, quien reportó que en la
noche del 3 de enero, hombres
armados que se identificaron como
miembros de las Farc, irrumpieron en
su hogar y le ordenaron dejar la casa
en las siguientes 24 horas, hicieron
lo mismo con los vecinos, les
informaron que el área sería minada.
El caso también fue reportado por los
medios locales. […] Se registró un
caso en que el Frente 40 de las Farc
le advirtió a una joven sobre la
presencia de siete minas colocadas
a 30 metros del camino principal
usado por las tropas del Ejército en
los Naranjos, municipio de Mesetas,
departamento del Meta. El hermano
de la joven fue herido por una mina
mientras trabajaba en el área.9
Sobre los paramilitares revela:
En agosto de 2001, un grupo
humanitario que repartía suministros
en el sur de Bolívar reportó que, de
acuerdo a representantes de la
comunidad local, “Durante operaciones de contrainsurgencia, los
grupos paramilitares han forzado a
los campesinos a entrar a los campos
minados con sus mulas a fin de
limpiar dichos terrenos, también han
usado pobladores locales como
escudos humanos para entrar a
terrenos peligrosos.”10
En conclusión, las víctimas civiles
(fallecimientos y heridos) por
accidentes con minas están profundamente relacionadas con la
dinámica de enfrentamientos entre
guerrillas y el Estado, dirigidas a
establecer una primacía sobre el
control territorial de un área dada.
Durante los enfrentamientos los
movimientos de población incrementan los riesgos de exposición de
civiles en zonas minadas, tanto como
consecuencia indeseada del desplazamiento de habitantes controlados
por las guerrillas cuando suceden
ofensivas exitosas de las fuerzas de
seguridad estatales, así como
consecuencia del incremento de la
frecuencia en el uso de minas en
combates y emboscadas.
Hipótesis 3:
El uso de minas antipersonal, tanto
para mejorar el desempeño en los
enfrentamientos militares como para
confinar a la población y defender el
territorio propio de incursiones
enemigas (cerco hacia adentro),
sucede principalmente en las zonas
de frontera estratégica. Las zonas de
frontera estratégica están dadas por
aquellos territorios donde limita el
control de la insurgencia con los
avances y ofensivas de las fuerzas de
seguridad estatales y/o el interés de
grupos paramilitares por expandir su
hegemonía armada. Estos territorios
por lo general se caracterizan por la
presencia histórica de las Farc o el
ELN, por tener baja densidad
poblacional, alta ruralidad, baja
disponibilidad de vías de comunicación, y por estar ubicadas en el
borde o en los extramuros de la
frontera agrícola. La situación de
minado en esas zonas de la
9
10
Testimonio recogido en Monitor de minas antipersonal (Informe 2004 Pg. 11).
Ibidem. Pg. 13.
17
confrontación usualmente sucede en
una situación de predominio de las
fuerzas de seguridad estatales o de
facciones paramilitares en las
cabeceras urbanas y de las guerrillas
en las veredas y geografía
circundante, donde es muy probable
encontrar cultivos de coca (ver
mapas 2 y 3)
Al observar la ubicación geográfica
de los accidentes por MAP y MUSE
se puede concluir que en la medida
en las Farc o el ELN no han tenido
una presencia histórica en ciertos
territorios, el número de accidentes
es menor que en aquellos sitios donde
su presencia ha sido mayor. Las
minas sirven de contención de zonas
históricamente dominadas por la
guerrilla. Tenemos así zonas con alta
incidencia de accidente:
• Región del Catatumbo (Norte de
Santander): ésta es una zona con
grandes áreas de cultivos ilícitos,
corredor estratégico de refugio y
tráfico hacia Venezuela y además
de disputa entre los llamados
‘paramilitares de tercera generación’ y guerrillas (Farc y ELN).
• Sierra Nevada de Santa Marta
(Magdalena y Cesar): es una
zona con condiciones propicias
para el refugio de los grupos
insurgentes, pero rodeada por
sabanas de amplio dominio
paramilitar, al menos hasta el
momento de las desmovilizaciones de “Jorge 40” y “Hernán
Giraldo”. La Guerrilla mina
creando un cerco hacia adentro.
• Regiones del norte y nororiente
de Antioquia, y sur de Bolívar:
es un corredor estratégico que
atraviesa la Serranía de San
Lucas, controlado por la guerrilla
y disputado por paramilitares,
quienes han logrado importantes
avances territoriales. Al igual
que en la Sierra Nevada, la
18
•
•
•
•
guerrilla mina para ejercer
control territorial y contener la
avanzada de los paramilitares
(cerco hacia adentro). En
algunos municipios se han
registrado más víctimas civiles
que militares.
Región de la Bota Caucana
(municipios de Santa Rosa, San
Sebastián y Bolívar): hay
presencia de cultivos ilícitos y
sitios de producción, procesamiento y comercialización de
drogas. Además, es un corredor
de comunicación entre los
departamentos de Caquetá, bajo
Putumayo, Huila y Nariño con
Ecuador.
Departamento del Meta: hay una
presencia masiva de cultivos
ilícitos en la Serranía de la
Macarena, principalmente, y de
tropas de las Farc muy cerca de
Bogotá en el municipio de La
Uribe. Este departamento es uno
de los bastiones históricos de
este movimiento.
Departamento del Caquetá: es
una zona de retaguardia estratégica de las Farc. Allí transcurrieron gran parte de las
conversaciones de paz durante el
gobierno de Andrés Pastrana con
las Farc.
Departamento de Nariño: se
empezaron a registrar victimas
recientemente por el incremento
de la disputa entre paramilitares
y las Farc. El 2005 fue el año más
crítico. Llama la atención el
municipio de Barbacoas donde
se registraron más víctimas
civiles que militares. Esta fue
una localidad controlada por las
Farc y disputada por paramilitares. Es probable que hayan
ocurrido situaciones de
repoblamiento territorial con
comunidades que no conocían el
despliegue de los campos
minados en el territorio.
• Municipios de Ituango y
Dabeiba (nororiente de Antioquia): constituyen una zona de
frontera entre el control
territorial de grupos paramilitares y las Farc. Los dos buscan
la salida hacia el golfo de Urabá.
• Municipios de Sonsón, San Luís,
San Francisco, Cocorná (suroriente de Antioquia): esta es una
zona de protección de las Farc y
ELN dentro del departamento de
Antioquia y salida estratégica
hacia el Magdalena Medio.
• Municipio de Tame (Arauca):
zona donde los paramilitares
incursionaron con mucha fuerza,
por lo que la guerrilla ha creado
un cerco hacia adentro para
evitar que las tropas enemigas
avancen hacia su territorio.
También
existen
duros
enfrentamientos entre el ELN y
las Farc por el control del área.
• Municipio de San José del
Guaviare (Guaviare): es una
zona donde recientemente los
paramilitares del Bloque
Centauros han entrado a disputar
el control territorial. Han
sucedido
dinámicas
de
repoblamiento, lo que explica
porqué se registraron más
víctimas civiles que militares.
Aunque hay un incremento
sustancial de la presencia militar
en este departamento, ésta está
localizada en la cabecera urbana.
No hay vías de comunicación lo
que hace que el número de
víctimas civiles sea mayor.
• Municipios de El Tambo, Toribio
y La Vega (Cauca): las Farc han
tratado de intensificar su
presencia en esta región en los
últimos cuatro años. En estos
municipios se han registrado
víctimas tanto militares como
civiles.
Así las cosas, es palpable la ubicación
geográfica de los accidentes con
CONFLICTO Y MINAS ANTIPERSONAL EN COLOMBIA
minas en zonas con determinadas
características de presencia histórica
de las guerrillas, límites de su control
territorial frente a las ofensivas del
Estado y los paramilitares, expansión
de cultivos ilícitos, y relativo
aislamiento geográfico y alta ruralidad
y dispersión de la población. Sin
embargo, sería inexacto reducir las
características de todas las regiones
mencionadas dentro de una misma
clasificación. Entre ellas se presentan
diferencias en la frecuencia de los
accidentes y en sus características
geográficas, demográficas y de
presencia de grupos armados
irregulares, que explican a su vez de
manera distinta la causalidad y los
efectos de los accidentes con minas.
Así, por ejemplo, en algunas zonas,
especialmente en Caquetá y Meta, la
diferencia entre víctimas militares y
civiles, se explica no sólo por la
ofensiva de la Fuerza Pública, sino
porque son regiones poco pobladas.
Una clasificación al interior de estas
regiones podría realizarse mediante su
división entre niveles de riesgo en
comparación con la dinámica de
enfrentamientos entre Fuerzas
Militares y guerrillas. La siguiente
tabla muestra el número de combates
por iniciativa militar que ocurren por
cada víctima militar debido a minas.
A partir de estos datos se ha divido
los departamentos en cuatro niveles de
riesgo: muy alto, alto, moderado y
bajo. Los departamentos que no
aparecen en la tabla presentan riesgo
bajo.
Número de combates por iniciativa militar sobre víctimas militares de minas
Fuente: Observatorio de Minas Antipersonal y Sistema de Información de la Fundación Seguridad y Democracia
CONCLUSIONES
A grandes rasgos, las estadísticas
descriptivas de la primera parte
muestran que:
• El fenómeno de accidentes e
incidentes con MAP y MUSE ha
sufrido un aumento dramático en
los últimos años con la dinámica
de la guerra. Entre 1992 y 1997
se observa un leve ascenso en la
intensidad del fenómeno, pero es
a partir de 2002 que se
incremente notablemente. La
explicación más plausible a estas
tendencias se encuentra en la
contraofensiva de las Fuerzas
Armadas luego de su reequipamiento con el Plan
Colombia, que obligó a las
fuerzas insurgentes a pasar a una
estrategia más defensiva
caracterizada como repliegue
estratégico.
• Las principales víctimas son los
militares, por cada civil afectado
por la explosión de una mina casi
dos militares sufren accidentes.
19
Pero esta relación no ha sido
uniforme en el tiempo. Hasta el
año 2002 existía casi una
tendencia de 1:1 en la
victimización de civiles y
militares. Tras el fracaso de los
diálogos de paz con las Farc y la
ofensiva del gobierno de Uribe,
se intensifica el volumen de
víctimas militares para alcanzar
una relación de 3:1. Lo que
demuestra la importancia las
minas como estrategia de
combate guerrillera.
• Entre los civiles las víctimas son
campesinos y pobladores que
transitan por la zona de guerra.
Se trata de población de bajos
ingresos, ubicados en zonas
rurales, lejos de los centros de
atención. La acción del Estado
implica entonces la asunción de
todos los costos relacionados con
la atención a víctimas si se quiere
que esta población reciba algún
tipo de tratamiento.
• La letalidad de las MAP es baja
por consiguiente se requieren
tratamientos médicos y sociales
de largo plazo. La mayoría de
víctimas sobrevive a la activación de las minas, de igual modo
las comunidades que conviven
con minas se ven abocadas a una
condición de víctimas permanentes, por lo que la acción del
Estado implica costos de
atención de largo plazo, aún
después del final del conflicto.
·
20
La evidencia disponible sugiere
que las MAP son más usadas por
guerrillas que por paramilitares.
En el caso del departamento del
Meta, del cual se expuso una
breve historia del conflicto, es
evidente que las acciones de
minado han sido llevadas a cabo
por las Farc como respuesta a las
iniciativas militares de la
primera mitad de los noventa y
principios del 2000 por parte de
las fuerzas armadas.
De otro lado, se hallaron tres
hipótesis sobre las razones y la lógica
del uso de minas en la dinámica del
conflicto colombiano:
• Las minas antipersonal son una
tecnología muy efectiva en lo
militar para las guerrillas, que
constituyen parte fundamental
de su despliegue táctico en
combate. Con ellas evitan los
cercos de la Fuerza Pública y el
consiguiente aniquilamiento o
rendición de su tropa. También
les permite establecer cercos
hacia adentro de un territorio, de
modo que pueden proteger el
interior de las fronteras de sus
zonas bajo control.
·
El daño humanitario de las minas
antipersonal, accidentes, detrimento económico y amenazas a
civiles, en su mayor parte se debe
a cambios en el control territorial
en el espacio de tiempo
inmediato a los combates. El
control de un territorio por un
nuevo actor armado deviene de
la reconfiguración demográfica
de la población a partir del terror
y del repoblamiento de la zona.
La nueva población no conoce
donde están colocadas las minas,
por consiguiente son más
vulnerables. Además se corre un
alto riesgo que los actores
armados vean las labores de
desminado humanitario como
una interferencia en lo militar
dada la naturaleza de la guerra
en Colombia. De ese modo
guerrillas y autodefensas
delimitan su territorio y protegen
su espacio, además ayudan a
controlar los movimientos de
población en dicho espacio.
• El uso de minas antipersonal,
tanto para mejorar el desempeño
en los enfrentamientos militares
como para confinar a la
población y defender el territorio
propio de incursiones enemigas
(cerco hacia adentro), sucede
principalmente en las zonas de
frontera estratégica. Las zonas de
frontera estratégica están dadas
por aquellos territorios donde
limita el control de la insurgencia
con los avances y ofensivas de
las fuerzas de seguridad estatales
y/o el interés de grupos
paramilitares por expandir su
hegemonía armada. Estos
territorios por lo general se
caracterizan por la presencia
histórica de las Farc o el ELN,
por tener baja densidad
poblacional, alta ruralidad, baja
disponibilidad de vías de
comunicación, y por estar
ubicadas en el borde o en los
extramuros de la frontera
agrícola.
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