El peligro del entretenimiento

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EL PELIGRO DEL ENTRETENIMIENTO
El peligro del entretenimiento
El entretenimiento es definido como: “1. Acción y efecto de entretener. 2.
Cosa para entretener o divertir”. Entretener es definido de la siguiente manera: “1.
Distraer impidiendo hacer algo. 2. Divertir, recrear el ánimo de uno: entretener a los
niños” (Larousse). Por su parte, el espectáculo es definido como “Cualquier acción
que se ejecuta en público para divertir o recrear” (Ibíd.)
Nuestra sociedad está saturada de espectáculos y entretenimiento: cine,
televisión, música, internet, deportes, parques, centros comerciales, restaurantes,
tours de vacaciones, etc. Incluso en un momento de dificultades económicas e
incertidumbre general, la población está pagando miles de millones al año para
alcanzar la tan anhelada diversión.
Ahora bien, mientras que el entretenimiento ocasional puede ser beneficioso y
saludable, tenemos que dejar que nuestro consumo de entretenimiento esté sometido
a las Sagradas Escrituras.
Por lo tanto, al evaluar nuestro consumo de entretenimiento, deberíamos
hacernos algunas preguntas cruciales:
¿Nuestro entretenimiento estorba nuestra asistencia a las reuniones?
El escritor de Hebreos hizo hincapié en la importancia de congregarnos: “no
dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y
tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca” (Heb. 10:25).
Si bien pueden existir algunas circunstancias que impiden el asistir a los
servicios de reunión (por ejemplo, la enfermedad), la elección de estar ausente de la
asamblea por elegir algún entretenimiento (partido de futbol, película, picnic, etc.), es
una desconsideración grave de las cosas del Señor, un menosprecio de lo espiritual por
lo material, un acto de sensualidad similar al de Esaú, “que por una sola comida vendió
su primogenitura” (Heb. 12:16).
¿Nuestro entretenimiento estorba nuestro tiempo para estudiar la Biblia?
El estudio de la Biblia no está limitado a las reuniones de la iglesia. El estudio
de las Sagradas Escrituras es una responsabilidad individual. Pablo le dijo a Timoteo:
“Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué
avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad” (2 Tim. 2:15). Así, pues, Timoteo
sentaría el ejemplo de la importancia de estar siempre “empapado” de las Escrituras.
Todos los cristianos han de crecer hasta la madurez (Heb. 5:14) desarrollando
la capacidad de “presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os
demande razón de la esperanza que hay en vosotros” (1 Ped. 3:15). Pero, esto sólo
ocurre cuando nos tomamos el tiempo de estudiar las Escrituras personalmente,
siguiendo el ejemplo de aquellos de Berea, quienes “recibieron la palabra con toda
solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así” (Hech.
17:11). No podemos ignorar nuestra gran necesidad de estudiar la Biblia desechando
cualquier cosa que nos aleje de ella.
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Por Josué Hernández
www.JosueEvangelista.com
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EL PELIGRO DEL ENTRETENIMIENTO
¿Nuestro entretenimiento estorba nuestras responsabilidades familiares?
Los maridos y las esposas tienen responsabilidades graves (Ef. 5:22-29, 1 Cor.
7:3-5). Los padres tienen responsabilidades para con sus hijos (Ef. 6:4; Tit. 2:4-5).
Los hijos tienen responsabilidades para con sus padres (Ef. 6:1-3; 1 Tim. 5:4,16). No
podemos permitir que la búsqueda de entretenimiento nos haga descuidar las
responsabilidades familiares dadas por Dios.
¿Nuestro entretenimiento estorba nuestro trabajo?
Dios nos ha dado la responsabilidad y la bendición de trabajar para sostenernos
(2 Tes. 3:7-10), para ofrendar cada domingo (1 Cor. 16:1-2), para ser de bendición a
nuestras familias (1 Tim. 5:8) y para ayudar a los necesitados (Ef. 4:28). Esto significa
que no debemos trabajar solamente por lo menos posible buscando maximizar el
tiempo de entretenimiento personal. Tal cosa sería egoísmo.
¿Es nuestro entretenimiento sano?
David escribió: “No pondré cosa indigna delante de mis ojos; aborrezco la obra
de los que se desvían; no se aferrará a mí” (Sal. 101:3, LBLA). Pablo les dijo a los
hermanos de Filipos: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo
digno, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo honorable, si hay alguna
virtud o algo que merece elogio, en esto meditad” (Fil. 4:8, LBLA).
Gran parte del entretenimiento de la actualidad está lleno de toda clase de
inmoralidad y maldad. No debemos tomar de las cosas que según Dios “ni siquiera se
mencionen entre vosotros” (Ef. 5:3). Tales cosas no son entretenimiento sano.
¿Es nuestro entretenimiento una pérdida de tiempo?
Pablo escribió: “Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino
como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos” (Ef. 5:15-16).
Debemos preguntarnos: ¿Es prudente pasar semejante cantidad de tiempo procurando
entretenernos? Recuérdese que Pablo advirtió del peligro de aprender a ser ociosos e
ir en pos de Satanás (1 Tim. 5:13-15).
¿Es nuestro entretenimiento una pérdida de dinero?
Las Escrituras enseñan que podemos usar nuestro dinero como mejor nos
parezca (Hech. 5:4). Así, pues, la elección para comprar un boleto ocasional a un
evento deportivo o película puede estar bien. Pero, debemos evaluar nuestros gastos
para asegurarnos de que estamos siendo buenos administradores de las bendiciones
de Dios.
Gastar dinero en algún entretenimiento no es una necesidad, es un lujo. Si
hemos sido bendecidos con los recursos económicos para entretenernos
ocasionalmente, también debemos prestar atención a las siguientes instrucciones:
“Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos” (1 Tim.
6:18). “Ni plata ni oro ni vestido de nadie he codiciado. Antes vosotros sabéis que para
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Por Josué Hernández
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lo que me ha sido necesario a mí y a los que están conmigo, estas manos me han
servido.
En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los
necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es
dar que recibir” (Hech. 20:33-35)
No, no está mal gastar algún dinero en el entretenimiento. Pero, si somos
capaces de hacerlo, también debemos estar buscando maneras de hacer el bien a
todos, usando el dinero que Dios nos ha dado (Gal. 6:10).
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¿Es el entretenimiento nuestro ídolo?
El apóstol Juan cerró su primera epístola con estas palabras: “Hijitos, guardaos
de los ídolos. Amén” (1 Jn. 5:21).
Un ídolo no sólo es una imagen de madera o de piedra. Un ídolo es cualquier
cosa a la que nos dedicamos por encima de nuestra devoción a Dios. Para algunos,
incluso, el entretenimiento entre cristianos se ha convertido en el objeto de su
devoción.
Conclusión
Debemos abrir las Sagradas Escrituras y examinarnos a nosotros mismos (2
Cor. 13:05) y la clase de entretenimiento que hemos elegido (1 Tes. 5:21).
Cristo dijo: “Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo
de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo
sea echado al infierno. Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de
ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea
echado al infierno” (Mat. 5:29-30).
El punto de Jesucristo es que debemos estar dispuestos a renunciar a todo lo
que se convierte en una piedra de tropiezo y nos impide servir libremente a Dios.
Si nuestras opciones de entretenimiento están obstaculizando nuestro servicio a
Dios, tenemos que estar dispuestos a renunciar a ellas por el bien de nuestras almas.
Por otro lado, si nuestras opciones de entretenimiento están en línea con los principios
bíblicos mencionados anteriormente, entonces vamos a estar velando para
asegurarnos de que se mantengan en su lugar, para que Dios y su divina voluntad
siempre tengan prioridad en nuestras vidas.
Adaptado por Josué Hernández, de la obra “Our Entertainment Culture” escrita por
Andy Sochor
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Por Josué Hernández
www.JosueEvangelista.com
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