Melodrama en la ópera: la crisis de los grandes teatros

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LATERCERA Domingo 10 de agosto de 2014
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Sociedad
Cultura
millones de dólares costó El
anillo de los nibelungos que el
Met estrenó en el 2009.
ción del Met, a través de las
transmisiones en HD a salas
de todo el mundo, incluyendo Chile.
La realidad local
RR Opera Aida, a cargo de la directora de escena Sonja Frisell, presentada en el Metropolitan en el 2009. FOTO: BLOOMBERG
Melodrama
en la ópera:
la crisis de
los grandes
teatros
R La falta de presupuesto amenaza la
temporada del Metropolitan de Nueva
York y afecta a la Opera de Roma y el
Palacio de las Artes de Valencia.
Rodrigo González M.
Hace un año dos compañías líricas ofrecían contrastantes programas en
Nueva York. Mientras en la
New York City Opera, la
llamada “ópera del pueblo”, se presentaba la contemporánea Anna Nicole
de Mark-Anthony Turnage, el Metropolitan Opera
House inauguraba la temporada con Eugene Onegin, de Tchaikovsky. A 365
días de tal escenario, es
probable que Nueva York
no tenga ni siquiera una
sola producción lírica que
exhibir. La New York City
Opera quebró y el Metropolitan está a un paso de clausurar su nueva temporada
por problemas económicos.
El libreto de esta historia
parece ser tan sincronizadamente trágico como una
ópera belcantista de Bellini
o Donizetti, pero aún quedan más personajes por subir a escena. Los malos
tiempos del ambiente neoyorquino también tienen un
correlato al otro lado del
Atlántico, en el Palacio de
las Artes de Valencia, en España, y en la Opera de
Roma, en Italia.
El primero apenas cuenta
con la mitad del presupuesto que tenía cuando se inauguró, en 2005, y su fachada
se cae literalmente a pedazos, tras los desprendimientos de cerámica que se detectaron a principios de año
en el edificio diseñado por
Santiago Calatrava. La Opera de Roma, en crisis permanente, esquivó la bancarrota tras un acuerdo de última
hora entre los sindicatos y
los directivos.
Lejos del acuerdo, sin embargo, se encuentran los trabajadores del Metropolitan
de Nueva York y su director,
Peter Gelb. A estas alturas,
las diferencias entre ambos
son abismales. Según el periódico The Guardian, el ejecutivo del Met solicita una
reducción de un 16 por ciento que afectará los pagos de
horas extras, pensiones y
beneficios. Gelb dice que dos
tercios del presupuesto de
la casa se dirigen a los sueldos y que, de no mediar un
ajuste de cinturón, “en el
2017 el Met enfrentaría la
bancarrota”.
Los trabajadores estiman
que la crisis tiene que ver
sólo con la gestión de Gelb,
un hombre que para ellos
sólo sabe despilfarrar. Un
detalle: El anillo de los nibelungos, de Wagner, costó 20
millones de dólares en el
2012 y no tuvo la asistencia
esperada.
Peter Gelb, para ser justos,
tiene a su favor la masifica-
En el país, el Teatro Municipal ha tenido que enfrentar
históricamente los problemas que se tejen entre los
presupuestos y las ambiciones artísticas. “Si se parte de
la base de que el Teatro Municipal tiene cuerpos estables de gran calidad, la variable de ajuste es el costo de las
producciones. Pero, por otro
lado, no se puede desmedrar
la calidad, porque el público es muy exigente. El equilibrio es un arte muy delicado”, dice Enrique Barros, vicepresidente del directorio
del Teatro Municipal.
Algunos en el terreno de
la ópera ven que el público
tiende a ser el mismo y está
lejos de renovarse. Según
The Guardian, el 75 por ciento de la audiencia de la ópera en HD que transmite el
Met tiene sobre 65 años. Tal
panorama contrasta, sin
embargo, con la saludable
posición de los teatros líricos
alemanes o la Opera de Dallas, donde el 80 por ciento
del público está bajo los 65
años. “La ópera no es un arte
en extinción. Es una conjunción de música instrumental, coral y vocal, y además es teatro en gran escala. Un ejemplo es la crisis
actual del Metropolitan de
Nueva York: la ciudad está
preocupada, porque una
suspensión de la temporada
tendría un efecto desolador
en el turismo y atractivo empresarial y cultural. En una
escala 15 veces menor, es
también el caso de Santiago.
En ciudades alemanas, como
Berlín o Munich, hay dos o
tres óperas diarias, y todas
tienen su público”, comenta Barros.b
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